El Autoplacer de Nin

Poco a poco y muy suavemente empezó a estirar cada uno de sus huesos. Estirando el brazo y con la punta de sus dedos lo recorrió entero llegando a su pecho hizo lo mismo con el otro brazo, llegando sus manos a su nuca que acaricio por detrás. Sus manos siguieron recorriendo su cuerpo...

Nin abrió lentamente sus ojos, pues un rayo cálido de luz se filtraba por sus parpados. Lentamente  y desperezándose empezó a recorrer su cama. Estaba en su cama. La noche anterior había tenido una velada muy agradable y tranquila con G, como siempre hablando de mil y una cosas. Sus conversaciones al lado de las 1001 noches se quedaban cortas.

Observó su habitación que poco a poco iba bañándose de los primeros rayos de luz.

Poco a poco y muy suavemente empezó a estirar cada uno de sus huesos. Estirando el brazo y con la punta de sus dedos lo recorrió entero llegando a su pecho hizo lo mismo  con el otro brazo, llegando sus manos a su nuca que acaricio por detrás. Sus manos siguieron recorriendo su cuerpo, pasando por encima de sus pechos y bajando hasta su templo. Se paró un par de minutos, lo saludo y acaricio suavemente.

Poco a poco se levanto y fue hacia la ventana y la abrió. La abrió 4 cm para que entrara esa brisa matinal que tanto le gustaba y le provocaba pequeños escalofríos por todo su cuerpo. Le encantaba esa sensación.  Se fue poco a poco hacia el baño, y se encontró con su imagen.

El espejo del baño reflejaba a Nin. En su mente pensó que estaba más bonita y sensual que otras veces. Se veía a ella misma con su camiseta de tirantes fundiéndose con su piel, sin ropa interior, dejando ver todo, solo cubierto con la camiseta. Se adivinaba perfectamente la forma de su pecho y sus braguitas cullotte de algodón, nada mas cubría su cuerpo y cerró los ojos.

Cerró los ojos y unas manos empezaron a recorrer su cuerpo. Esas manos cálidas tan conocidas y a la vez tan extrañadas, apartaron su pelo largo castaño oscuro para besar su nuca bajando con besos suaves por su hombro.

Poco a poco se fue girando, quedando de perfil delante del espejo, sus manos recogieron su cabello en una coleta alta sin aguante ninguno y con mirada ardiente se miro al espejo.

Volvió a  su posición en frente del espejo y hecho la cabeza hacia atrás recostándola en el hombro de aquella figura que continuaba besando su cuello. Las manos de él empezaron a recorrer su cuello y sus brazos, bajando por su cintura y volviendo a subir para explorar sus pechos.

Esos pechos pequeños pero dulces y  sensuales, a los que acogió cada uno con sus manos y los acaricio suavemente, haciendo que Nin arqueara la espalda hacia atras con los ojos cerrados. Se giro levemente y él empezó a lamerlos poco a poco.

Giro a Nin de cara a él; la camiseta molestaba, así que rápidamente fue sacada y tirada al suelo dejando a Nin solo con sus braguitas.  Continúo besando sus pechos y bajando por su cuerpo quedó de rodillas ante ella, pues era más alto, y se detuvo a la altura de su estomago y de su templo.

Nin con sus manos acariciaba el pelo y la cabeza de él que mientras continuaba acariciando sus pechos besaba su estomago.

Las manos bajaron por la espalda de Nin hasta llegar a su culo cubierto por sus braguitas.

Ese culo tan duro gracias al gimnasio y a otras prácticas. Uno de los dedos juguetones empezó a deslizarse por la braguita tirando de ella hacia abajo. Por un momento, la cabeza de Nin  giró levemente hacia el espejo y vio aquella imagen.

Ella con todo su pelo suelto que caía por su espalda moviéndose al aire, sus manos en la cabeza de ese hombre que tanto placer le estaba dando, mientras besaba su estomago y poco a poco iba bajando hacia su templo. Las manos de él en sus nalgas y una de ellas intentando deshacerse de lo que le quedaba de ropa. Esa escena la encendió más.

Consiguió que las braguitas lentamente cayeran al suelo deslizándose primero por una pierna y luego por otra. Levantó delicadamente los pies para sacarlas de allí y los besos empezaron a recorrer su templo.

La punta de su lengua recorría cada pliegue, cada cambio de forma que había; Nin se  estaba excitando mucho y con un movimiento se puso de pie y la giro quedando en frente del espejo, con el detrás y la espalda de Nin notando la respiración de su pecho y su erección.

Sin dejar de besar su cuello y abriendo un poco los ojos para mirar al espejo y sonreír con una mirada picara, deslizó sus manos por el cuerpo de Nin cada una por un lado, hasta llegar al estomago, donde se juntaron y siguieron el recorrido juntas hasta su templo.

Allí se introdujeron entre las dos piernas, separándolas suavemente, dejando que entrara un poco de aire en su zona más intima. Empezaron a explorar toda aquella zona, que estaba ardiente y muy húmeda.  Nin se retorcía de placer. Uno de los dedos empezó a entrar hacia más el interior y empezó una serie de movimientos circulares en su clítoris. Los cuales empezaron a provocar pequeños temblores en las piernas de Nin que se vio obligada a cogerse del brazo de él para no perder la compostura.  Mientras ese dedo se dedicaba a esos movimientos tan gratos, la otra mano había subido hasta su pecho y jugaba con su pezón. De repente los movimientos pararon y el mismo dedo que había estado jugando se introdujo dentro de Nin. Saliendo y entrando.

Nin abrió los ojos de asombro ante tal cambio peo no se quejo. Estaba ardiente y le encantaba. Primero un dedo, luego dos, y Nin empezó a hacer movimientos circulares, moviendo su cintura. Los movimientos de los dedos aumentaron de ritmo.

Un brazo de Nin estaba estirado con toda la palma de su mano contra la pared mientras que el otro seguía cogido al brazo de aquel hombre para no caerse y siendo mordisqueado por la propia Nin debido al placer.

Nin notaba como toda su energía fluía hacia un único punto que cada vez tenía más temperatura. Los movimientos se aceleraron y así también las contracciones que iba sintiendo en su interior, avisando de que llegaban a no poder soportarlo más. Él  lo noto y aumento el ritmo en un último movimiento a lo que Nin solo pudo cerrar las piernas apretando la mano de ese hombre en su interior, bajando sus manos a su templo también y una oleada de calor seguida de una contracción que recorrió todo su interior y de un grito explotó bañando todo el piso.

Nin aun jadeando lentamente separo las manos de sus piernas y volvió los brazos hacia arriba. Sus piernas temblaban pero estaba sostenida por él que no la dejaría caer nunca. Con los ojos cerrados y sonrisa picara satisfecha busco la cara de él y le dio un beso en la mejilla

Poco a poco fue abriendo sus piernas para dejar salir esos dedos mágicos los cuales subieron por sus labios y lamio a la vez que también le daba a probar de si misma. Nin se separo del hombre, se apoyo en la pica donde se lavaba las manos cada día y jadeante aún abrió los ojos y se miro al espejo.

Río pícaramente y se dijo a si misma hora de ir a la ducha. Con lentitud y tranquilidad cogió su toalla, encendió el agua caliente y entró.

Fin