El autobús.

Un viaje en autobçus que puede salir caro...

ACLARACIONES:

La protagonista ha visto una pelicula, cn su único novio, cn el k se escondia, pero el padre los pilló, asi k la recluyó en casa, de ahí que a los 21 no sepa nada más

Que lo disfruten!!!


El autobús estaba abarrotado, como siempre, hacía mucho calor, y era sofocante, pero estaba acostumbrada, todos los días pasaba por esto.

De repente, noté una mano en mi culo, me puse rígida, no podía moverme, inmediatamente, otra mano me echó hacia atrás y sentí algo punzante en mi espalda, la primera mano manoseó mi culo sobre mi falda, y luego fue bajando, la próxima parada aún estaba a unos 10 minutos, maldición, quise moverme, pero la persona detrás de mi me susurró –“yo que tu me estaba quietecita, en la próxima bajaremos, y tu conmigo, y no armes follones, que solo quiero divertirme un poco...”-, y a continuación ejerció un poco más de presión con aquello punzante, me asusté, y me dejé hacer, pensaba en cómo escapar.

Mientras tanto, la mano, se había introducido por dentro de mi falda, y apartaba mi tanguita, mis medias eran de liguero, así que no fueron un problema, y empezó a inspeccionar mi agujerito trasero, dí un respingo, pero me sujetó más fuerte aún y oí su risa. Tenía voz de un hombre de mediana edad, las manos eran fuertes, pero no sabía nada más. Sus dedos jugaron un poco más ahí, y luego salieron, pensé que lo dejaría, pero me puso el dedo en la boca y me espetó un..-“lámelo”- me rehusé, cogió mi mandíbula y la apretó para abrirme la boca, me dolía tanto, que la abrí con un quejido, metió dos dedos dentro de mi boca, y los movió, luego los sacó, subió mi falda, y metió uno de los dedos intentando introducirlo en mi recto, por la posición, le era imposible, y eso lo enfadó.

Bajó por los laterales mi tanga, y en un susurro, me dijo que me agachara a quitármelo, moví la cabeza, asustaba y me negué, me cogió el brazo, y lo apretó haciéndome daño, y volvió a susurrarme lo mismo. Una lágrima rodó por mi rostro, por el dolor de mi brazo, y de la vergüenza, y mirando que nadie se diera cuenta, tiré un lápiz de labios de mi bolso al suelo, y al agacharme a cogerlo bajé del todo mi tanga, me dijo que lo dejara en el suelo, así que me incorporé y me quedé quieta, sentí como se agachaba y me hacía levantar las piernas para recoger el tanga, suponía que al hacer eso, me dejaría, estaba muy asustada, creo que se lo guardó.

El autobús empezó a pararse, y me empujó hacia la salida, había guardado el objeto punzante, pero tiraba de mi brazo tan fuerte, que solo le obedecía para que no me lastimara más.

Avanzamos cogidos del brazo que me apresaba, y no podía ni moverlo. Llegamos a un callejón, y sacó un bote blanco y un pañuelo, no sabía que era, solo buscaba una forma de escapar. De repente, me puso el pañuelo en la cara, tapando mi nariz y mi boca, y todo se nubló, y se volvió negro.

Me dolía la cabeza y tenía frío, estaba sentada sobre piedra o algo así, mis sentidos estaban entumecidos, y alguien me arrojó un cubo de agua helada, pegué un pequeño grito por la impresión, y escuché una risa. Intenté abrir los ojos, pero todo estaba oscuro llevaba algo que no me dejaba ver, la cabeza me iba a estallar. Intenté quitarme esa venda o lo que fuera de los ojos, pero no podía mover mis manos, estaban atadas con algo frío, supuse que unas esposas. Entonces noté una mano caliente, en mi brazo, -“buenos días, pequeña, jajaja”- su risa daba miedo. Intenté decirle algo, pero tenía algo en la boca, no podía moverla, parecía una pelota, y mis pies tenían también algo alrededor de los tobillos, era imposible moverme, mucho menos escapar, el pánico se apoderó de mi y comencé a llorar, y a sollozar. Al escucharme, ese hombre me tiró del pelo y me dio una torta, -“ No llores aún, que no te he hecho nada pequeña”- su voz sonaba aterradora para mí.

Se acercó a  mí, notaba su calor, olía a colonia cara, pasó su mano por mi cara era muy suave, acarició mis mejillas con el dorso de la mano y fue bajándola, pasó las yemas de los dedos por mi cuello, bajó por mis pechos deteniéndose en ellos, luego recorrió mi estómago  y se acercó a mi pubis, -“ mmm, que bien depiladita estás, pequeña”- fue su comentario, me sentó recta y me abrió las piernas, puso una barra o algo así, pues aunque lo intenté no pude cerrarlas.

Pasó sus dedos por los labios mayores, suavemente, y luego fue profundizando, gracias al cubo de agua que me había echado yo no estaba seca, y le fue más fácil, introdujo uno de sus dedos en mí y lo movió, muy despacio, yo no quería pero mi cuerpo comenzaba a reaccionar. Un líquido caliente y espeso comenzó a salir y entre risas introdujo un dedo más, -“sabía que te gustaría pequeña, pero hoy no vas a correrte, dime, ¿cuantos años tienes?”- mientras me hablaba me quitó la bola de la boca, me dolía mucho, y tenía la boca seca, cuando me quitó esa bola, los dedos que tenía dentro de mí también desaparecieron, noté como los pasaba por mis labios, y restregaba mis jugos introduciéndolos dentro de mi boca, luego se acercó a mí, y me besó, introduciendo su lengua y haciendo que moviera la mía, mi cuerpo quería más, pero sabía que me había raptado, y que me tenía atada, estaba enfadada y vi mi oportunidad, le mordí.

Mordí su lengua, y escuché un grito de dolor, su mano impactó en mi adolorida quijada, y me lanzó al suelo por la fuerza con que me había pegado, me cogió por los pelos, -“ estoy siendo bueno, y así me lo agradeces?!, bien.”- volvió a ponerme la bola en la boca, -“sé que vives sola en un apartamento, sé que no estudias, y que te despidieron del trabajo hace poco, sé que no tienes amigos, pues nadie te ha visitado desde hace meses...”- sonó un teléfono, me tiró al suelo y desapareció, escuché el crujir de una puerta de acero y la llave en un candado, y sus pasos alejándose.

Intenté calmarme, me dolía todo por la posición forzada, volví a escuchar pasos, era él, y venía riendo.

-“Pequeña, eres mía. Había mandado investigar si tenías a alguien que pudiera echarte de menos, acaban de informarme de la muerte de tus padres hace unos años y de que no tenías más familia, así que ahora eres toda mía.”- volví a oír las llaves y la puerta de metal, volvió a acercarse a mí, y me empujó contra unos barrotes ¿estaría en una celda?, me ató las manos a los barrotes, y colocó las piernas como antes para poder acceder mejor a mí, y comenzó a lamer mis pechos, yo no podía ver, ni hablar, ni moverme, sólo podía dejarme hacer, rodaron lágrimas por mi rostro pero no le importó, tenía razón, no tenía amigos, ni me quedaba familia, acababa de perder mi trabajo estaba a su merced y disposición.

Cuando dejó mis pechos se acercó a mi oído y me susurró –“sé que eres virgen pequeña, así que dime la verdad o te haré daño, ¿eres virgen por detrás y en tu boquita también?, solo mueve la cabeza en un si o en un no.”- Frente a mi respuesta comenzó a reír y a decir, que había hecho una buena elección, sí era virgen, nunca me habían tocado, mi padre había sido muy sobreprotector en el pueblo donde vivíamos, y sólo tenía 21 años, normalmente a esa edad muchas chicas lo han probado todo, pero yo era algo antisocial, algo que ahora iba a cambiar.

Tras su alegría desató mis manos de las rejas, y volvió a dejarme con las esposas, me tumbó en el suelo e introdujo un dedo en mi, me acarició un poco y lo sacó, metió el segundo, hizo lo mismo y lo sacó, entonces, me diño la vuelta, me puso de cara al suelo, y metió los dos dedos de golpe, empezó a moverlos con cuidado, y mi cuerpo volvió a reaccionar soltando otra vez el mismo líquido caliente, lo fue acercando a mi ano, y cuando hubo la cantidad suficiente, introdujo de golpe los dos dedos en mi ano, gemí todo lo fuerte que pude, me dolía mucho, pero no le importó, los sacó rápidamente, y los volvió a meter, una y otra vez, me follaba sólo con dos dedos, no quedaba líquido, estaba seca, pero él seguía, me dolía mucho y entonces paró. –“vamos a lavarte “- me cogió del pelo y me levantó, quitó mis ataduras de los pies, y me atrajo hacia sí, me cogió del brazo y caminamos subimos unas escaleras y noté la atmósfera más cálida, estaba helada a pesar de mi calentura, llegamos a otra habitación y me puso de rodillas, hizo que mi cabeza tocara el suelo, con mi culo en pompa, me puso algo de metal en el cuello, no podía moverme, y entonces metió algo en mi ano, parecía una manguera, sólo entró un par de centímetros, y comenzó a echar algo en mi interior-“ sólo es agua, no te asustes y aguanta, estás muy sucia por dentro”- sentía que mi estómago iba a reventar, lloraba y gemía, él mientras se entretenía con mis pechos, chupándolos y lamiéndolos, o metiendo un par de dedos dentro de mi sexo.

Cuando veía que era suficiente sacaba la manguera, y me hacía expulsarlo todo, así en ésa misma posición, ponía algo en mí para que el agujero no se cerrara y saliera todo más fácilmente, tras repetir la operación cinco o seis veces, me soltó y me metió en una bañera de agua caliente, mi cuerpo se relajó solo. Me quitó las ataduras de las manos, del cuello y de las piernas, sólo dejó la bola en mi boca, y los ojos tapados, -“voy a quitártelo todo, menos lo de la boca y las gafas que llevas puestas, si te las quitas te las verás conmigo, así que estate quieta.

Lo hice, no podía moverme, no tenía fuerzas aunque hubiese querido no podría habérmelas quitado. Lavó mi cuerpo, cuando terminó me sacó y me quedé de pié, me secó y luego aplicó un aceite en mi cuerpo cuando terminó, puso una crema muy fría en mis pechos, mi concha y mi ano. –“No te toques, vas a tener la tentación de hacerlo, pero por cada caricia que te des, yo te daré un latigazo allí donde te hallas tocado, ¿has entendido?”- asentí, me sentó en algo parecido a una silla o una taza de wáter, y empezó a tocarme y a echar más de esa sustancia en mis pechos, me masajeaba y apretaba mis pezones, mi cuerpo le pedía más, abrió mis piernas, y no hice nada para impedirlo, echó más crema en mi concha y metió dos dedos impregnándome por dentro con la extraña sustancia, luego me puso de rodillas, e hizo lo mismo con mi ano.

Cuando terminó me llevó otra vez abajo, me recostó en un colchón y ató mis piernas en cruz una en cada extremo de la cama, mis manos las ató muy cerca de mi sexo, casi podía tocarme, pero no llegaba mas que a rozar mis labios mayores. Una vez así, me quitó la bola de la boca, y me dio un poco de agua, tenía la boca seca, y bebí desesperada, cuando terminé, oí una cremallera, ahora vamos a estrenar tu boquita.

Comenzó a acariciarme otra vez, se tumbó encima de mí, sentí su cuerpo desnudo sobre mi piel, su miembro, empezaba a reaccionar, lo colocó justo en la entrada de mi vagina, sin llegar a penetrarme, solo mis labios mayores lo arropaban un poco, y mientras amasaba mis pechos, empecé a calentarme, y sentí que las zonas donde había echado esa sustancia, me ardían, nunca había tenido relaciones, pero en ese momento, mi mente solo pensaba y quería que me penetrasen por todos lados, pero no le iba a hacer ver que me gustaba y quería más, no abrí la boca, ni me moví, él comenzó a  acariciar mi vagina con su pene, lo pasaba de arriba hacia abajo, iba a volverme loca, si seguía haciendo eso, y no me daba más, pero sabía que era lo que él quería, se separó de mí, y metió un dedo, sólo con acercarlo, el dedo entró, -“ parece que te gusta, estás muy mojadita pequeña”- metió un segundo dedo sin ninguna dificultad, los sacaba y los metía despacio muy despacio, luego los sacó, y sólo acariciaba mis labios por fuera, y se acercó a mi culo, lo acarició un poco, y luego introdujo en mi ano un dedo, no le costó trabajo, pues estaba tan mojada que mis jugos habían ido cayendo hacia mi ano, estaba empapada, cuando dilató un poco metió un segundo dedo, yo reprimía los gemidos, me estaba gustando, mucho, y quería mucho, mucho más, pero no podía..., sacó los dedos, y acercó su pene a mi vagina de nuevo, recostándose en mí, lo metió un poquito, calculando dónde estaba mi himen, para no romperlo aún, metió la punta, y notó que algo presionaba, si solo entraba eso, no había problema, así que empezó a meter y a sacar sólo la punta de su pene, con cuidado y despacio, me estaba volviendo loca, no podía más, iba a explotar, necesitaba que me follara, y si seguía así terminaría gritándole que lo hiciera, comenzó a jadear, un poco, y la sacó, se acercó a mi boca, y pasó por mis labios el pene, dejando los jugos de mi interior por las comisuras de mi boca, acercó su cara a la mía, y me susurró -“¿quieres más pequeña? No vas a morderme ahora, lo se, asi que abre la boca, y cuidado con los dientes. Si me rozas seguiré haciendo lo mismo durante horas, y perderás la razón, pues no tengo intención de penetrarte hoy, así que estate quieta.” Entreabrí los labios y entendió que me dejaría hacer, estaba demasiado excitada como para decirle que no a nada, metió su lengua y la mía reaccionó, me mordió, no tan fuerte como lo había hecho yo, pero lo suficiente, como para dejar claro quien mandaba.

Se alejó y volvió a acercar su pene, me incorporó, y agarró mi cabeza, lo introdujo despacio, y mientras lo hacía gruñó, yo me atragantaba, pero él seguía, la tenía muy grande, no entraría, la sacó y susurró en mi oído –“voy a follarte la boquita pequeña, asi que sólo mantenla abierta todo lo que puedas, vas a tragar poya y vas a terminar pidiendo más”- Estaba excitado, mucho, y mucho más rudo, acercó otra vez el pene a mi boca, y de un solo movimiento, la metió en mi garganta, me ahogaba, y tenía arcadas, pero no podía hacer nada, quería moverme, pero me sujetaba fuertemente, la sacó y comenzó a follarme la boca brutalmente, metiéndola y sacándola entera, para volver a introducirla hasta el fondo, no se cuanto tiempo pasó, perdí la noción de todo, sólo intentaba que mis arcadas cesaran, de repente empujó más fuerte una última vez, y se corrió dentro, no pude hacer otra cosa más que tragar, ya que la punta estaba a la entrada de mi garganta. –“límpiala”- me espetó, y la lamí entera, cuando creyó que era suficiente se alejó, volví a escuchar la ropa, se estaba vistiendo, y después apagó las luces –“ahora duerme, mañana empieza tu nueva vida pequeña”-.

Continuará????