El atanor de eros

Me ha llegado un relato. En el habla de una sustancia alquímica que produce gran excitación sexual. No se si creermelo, pero si fuera cierto que existiera, sería magnífico.

Ayer me ha llegado un e-mail anónimo con el relato que sigue, tal como me llegó se lo envío

EL ATANOR DE EROS

Mi nombre es Simón, soy ingeniero informático, resido en Madrid la mayor parte del tiempo, aunque tengo una casa al Norte, y cuando puedo, me oculto en ella; me dedico a los negocios, soy propietario de varias empresas relacionadas con el mundo del chip; estoy separado, no tengo hijos, tengo en la actualidad 45 años, vivo sólo y me gusta, mejor dicho, me apasiona la alquimia.

Navegando por internet, un día llegué a esta página por casualidad y pude observar que la gente se expresa aquí con libertad, estuve leyendo su relato, y usted me pareció una persona adecuada para comunicarme, por lo que decidí remitirle esta historia, que espero haga llegar a los lectores de todorelatos. ¿Qué pretendo con esto?. Nada más y nada menos que abrir los ojos de mucha gente que permanece en la ignorancia, por que hay otros pocos que se aprovechan de ello. Quiero que la gente disfrute, y creo que mi relato les ayudará a conseguirlo.

Lo primero que quiero decirles, es que la mayoría de las personas, no saben que es la alquimia, por que ya se han encargado los religiosos y los políticos de ocultar de forma sistemática su auténtico contenido y significado.

Resulta estúpido y me exaspera, saber que la gente piensa que los alquimistas eran unos locos que se dedicaban a la búsqueda de lo imposible. Por la misma razón, Cristóbal Colón sería un chiflado, los cruzados unos imbéciles y Fleming, un idiota. Trataré de aclararles algunas cosas, sin enojarme demasiado.

Los discípulos de Hermes Trimegisto, desarrollaron una ciencia ancestral; la palabra alquimia, proviene del vocablo egipcio kimes, que es algo así como sanar, pero no se refiere exclusivamente al cuerpo, sino también a la mente y al espíritu. ¿Han oído ustedes hablar de la homeopatía?, ¿sí?, pues es una heredera directa de la medicina espagírica, que a su vez es heredera de la alquimia. La homeopatía es la nieta de la alquimia.

¿Por qué fue tan denostada la alquimia?, voy a tratar de explicarlo; al tiempo que los alquimistas buscaban la piedra filosofal, (que a los efectos, es como hallar lo-que-se-busca, el "eureka" de Arquímedes o el Sangrhi-la de los exploradores del Tibet), fueron encontrando muchas más cosas.

¿No han oído ustedes hablar de "El elixir de la larga juventud o de la larga vida"?, pues para nada tiene que ver con la inmortalidad, es algo mucho más sencillo como verán; realmente, a lo que se refiere es a una mezcla de sustancias que detienen el proceso de envejecimiento sexual, tanto en los hombres como en las mujeres, ("la larga juventud"), y aunque pasen los años, los afortunados que disponen de ella, siguen viviendo el mismo estallido de pasiones de su despertar sexual. ¿No les parece magnífico?.

Les ahorrare cual es la composición de tal "elixir", por qué además sería tedioso y no creo que ustedes tengan interés en tales pormenores, pero lo que si haré, será relatarles una serie de historias que nos han ocurrido a los que hemos tenido la fortuna de probarlo y disfrutar después, y como se disfruta, ni siquiera pueden imaginárselo.

Sólo les diré una cosa, la sustancia es similar a un producto que ustedes consumen con mucha frecuencia, pero debe mezclarse con otra sustancia que no es comestible, que tampoco les diré cual es, y por supuesto nada tienen que ver con estupefacientes o cosas similares. ¿Cuáles son sus efectos?, pues una excitación tremenda, tal vez en alguna ocasión ustedes hallan sentido un deseo irrefrenable, un impulso animal hacia el sexo, unas condiciones óptimas en la práctica erótica, y una ingente cantidad de orgasmos....

¿Les ha ocurrido?, ¿si?, pues posiblemente y sin saberlo, hallan estado expuestos a la sustancia que conocemos como "Erotea", ya que el lugar en el que se produce es el "atanor de Eros", por medio de determinados procesos químicos y físicos. ¿Saben ustedes lo que se conoce en alquimia como "atanor de Eros"?, pues no es otra cosa que el cuerpo humano, como lo oyen.

Cuando se consume la sustancia, deben producirse al mismo tiempo unas condiciones ambientales adecuadas y debe ocurrir algo en el aire a una determinada temperatura; bien, ya es suficiente por ahora, si quieren saber más de todo esto, no dejen de visitar la página de la red que les menciono a continuación: http://www.alchemyandsex.com, que está traducida a varios idiomas y está editada por nosotros, "los conocedores", como nos gusta llamarnos. .

Ahora les referiré varias historias en las que la Erotea ha estado presente, ese es el motivo fundamental de escribir al Sr. Tótem, para que les haga llegar mi relato. Les aseguro que todas estas historias ocurrieron en realidad, pero ustedes pueden pensar lo que quieran. He preferido transmitirla por medio de otra persona, para que no me persigan y me agobien con ingentes cantidades de correos electrónicos.

La primera historia , es algo que ocurrió en un famoso restaurante de la capital, no se lo he dicho, pero hay diversas formas de saber quienes están sometidos al influjo de la Erotea, la más sencilla es fijarse en sus ojos, por que las personas que disfrutan sus efectos tienen un pequeño anillo en forma de media luna en la parte inferior de la cornea; hay otras, pero esta es la más asequible. Lo que está claro, es que alguien que se encuentre en esta situación, solo con proponerle sexo, lo aceptará de buen grado.

Había asistido sólo a aquel lugar, y tras pedir un buen solomillo de ternera de Ávila, y un crianza del Somontano, me dediqué a observar a la gente; en una mesa de las situadas más al fondo de la sala, había una preciosa melena rubia, justo de espaldas a mi, también podía ver a su acompañante, un tirillas con corbata y gemelos, de esos que se creen emperadores del futuro.

Saboree el solomillo, y estaba a punto de solicitar al camarero la carta de postres, cuando vi que la preciosa rubia se levantaba, y al darse la vuelta, observé incómodamente por la distancia unos preciosos ojos verdes, ella parecía dirigirse al baño, así que tras pasar ante mi mesa, la olí (con los años he aprendido a oler la Erotea), y tras un par de minutos, la seguí hasta el aseo. Esperé, y cuando se acercó a mi, le pregunté si tenía fuego, para observar sus inolvidables ojos verdes; efectivamente, tenía media luna bajo su cornea. No esperé más y le dije:

Sería usted tan amable de hacerme una mamada, señorita -, siempre me ha gustado ser elocuente, a lo que ella respondió sin inmutarse.

Estaba esperando que el imbécil de mi novio me propusiera algo así, pero solo sabe hablar de si mismo, ¿en el aseo de señoras o en el de caballeros?-, le dije que en el de caballeros que siempre está menos transitado.

Las cosas se desarrollaron deprisa, nos introducimos en uno de los servicios, cerré la puerta y ella bajó la cremallera de mi bragueta sin dilación, saco mi polla se la metió en la boca y se dedicó a recorrerla con su lengua como una experta lamedora que era, luego ancló sus labios en mi glande, que yo ya sentía entusiasmado, y comenzó un movimiento, que nunca antes había sentido, como alguien que trata de morder sin dientes a mucha velocidad, así estuvo un ratito, hasta que se puso a deglutir mi polla como una viuda recobrando el tiempo perdido.

Todo esto me excitó tanto, que no tuve más remedio que correrme, ella se tragó mi semen, se limpió los morros, me dio un beso, abrió la puerta y se fue. Yo me quedé, lavándome las manos, no se por qué.

Cuando terminaba un sabroso pastel de chocolate, vi como pasaba a mi lado, precedida de su novio narcisista, me guiño un ojo, y nunca jamás volví a verla. Pero tampoco puedo decir que la haya olvidado.

La segunda historia, me ocurrió hace muchos años, era estudiante en la universidad, todavía no tenía ni idea de alquimia, ni nada que se le aproximara, pero esta fue la ocasión en que me di cuenta de que las cosas que nos contaban en las aulas, no eran más que una ínfima parte de lo que se podía conocer.

A las clases, acudía un extraño sujeto, que no se relacionaba con los demás; por una casualidad, un día coincidimos en el autobús, nos sentamos juntos, y observé que llevaba en sus manos un libro titulado: "Principios de Alquimia", por Basilio Valentín; le mostré mi interés por el tema, seguimos viéndonos y compartiendo el tiempo, hasta que un día me dijo que si quería podía acompañarle y ayudarle en alguno de sus experimentos. Por supuesto que le dije que si, y al día siguiente quedamos en su casa a eso de las diez de la noche.

Aquel día, prácticamente lo único que hizo fue introducirme en el conocimiento de los principios de la alquimia, y como se habían tergiversado sus conceptos por intereses ajenos. Tomé, se llamaba el "maestro", nunca supe si era apellido o nombre, pero durante varios meses le acompañé en el conocimiento, de la alquimia y de otras cosas.

En cierta ocasión, asistí a un espectáculo impresionante, vi como el bueno de Tomé, saludaba a las chicas al salir de clase, esto era tan inusual que me sorprendí y le pregunté que por que había cambiado sus solitarios hábitos, el me respondió algo así como que ser alquimista no tenía nada que ver con el celibato, y me dijo que le dejara continuar, que más tarde me explicaría los pormenores de su plan.

Poco después me estaba relatando la existencia de la "erotea", esta sustancia de la que les he hablado y que esa misma tarde comprobaría que la alquimia no era ninguna tontería. Así fue, desde entonces he permanecido como acólito de la gran ciencia, que se encuentra a medio camino entre la magia y la razón.

Terminamos en su casa, charlando, sentados en el sofá de su estudio, hasta que sonó el timbre, y me dijo que fuera a abrir, y que lo siguiera haciendo hasta que llegaran las seis chicas.... La primera, era Raquel, una muchacha de pelo corto, delgada y muy buena estudiante, la invité a sentarse y Tomé la miró, y dijo algo así como habrá que esperar a que todas hayan llegado. Al cuarto de hora, ya habían llegado las seis y yo estaba alucinado, hasta que, tras haber mirado los ojos de cada una, oí a Tomé decir,

Bien muchachas, ya podéis desnudaros -, y lo sorprendente es que sin mediar palabra lo fueron haciendo, hasta quedarse en pelotas. ¡Yo estaba alucinado!, pero aún mi sorpresa fue mayor cuando les dijo,

Ahora comenzaremos con una mamada, vosotras tres quedaros conmigo, y vosotras tres acompañar a mi amigo-; se pueden imaginar lo que ocurrió a continuación, tres hembras en celo, disputando por comerme la polla, y las tres restantes haciendo lo mismo con mi amigo. Nunca hasta entonces había gozado tanto, temía correrme por que se acabaría aquel maravilloso paraíso, y resistí como un viejo en una orgía.

Fuimos follándolas, primero las propias, y luego las del compañero, todavía recuerdo el espectáculo de aquellos seis culos puestos en fila, moviéndose lentamente, con la esperanza de que sus coños fueran los afortunados de encontrarse con nuestras pollas. Me corrí seis veces, una con cada chica, mientras Tomé se reía de mi con simpatía. Algunas de las muchachas volvieron en varias ocasiones, pero siempre era mi amigo el que previamente, y tras mirarlas a los ojos, las invitaba a nuestras particulares orgías.

Esta experiencia cambió por completo mi vida, hasta el día de hoy. De Tomé, con quien seguí compartiendo experiencias de todo tipo, no puedo decirles mucho, tan sólo que es profesor de química en una universidad próxima, creo que este año le darán la cátedra.

Por último, les referiré una historia breve, y muy simple, que tal vez les sirva de ayuda, por ella sabrán como pueden conocer el estado de excitación de la persona que está con ustedes, además de la observación de la cornea, que nos hace saber que esa persona estará dispuesta a tener una relación con nosotros si se lo proponemos, hay otro recurso que aprendí más tarde: el consumo de café.

¿Parece increíble, verdad?, pues sí, compruébenlo si quieren, las personas que rechazan el café como bebida son unas reprimidas; las personas que lo aceptan, y que incluso lo piden, son ardientes, y las más ardientes de todas son las que toman el café sólo, sin azúcar, ni otro edulcorante.

Ya disponen ustedes de los elementos para disfrutar, acuérdense, busquen la media luna inferior en las corneas de sus piezas de caza, y si la encuentran, invítenlas a un café, y tampoco voy a decírselo todo, descubran por si mismos lo que sucede en el atanor de Eros que les complazca. Observando, pueden darse cuenta de muchas cosas que antes les habían pasado desapercibidas.

Y la historia fue la siguiente, la mujer de mi amigo Juán (no es su nombre, por supuesto), acudió cierto día a un local de nuestra compañía, preguntando por mi; había tenido un problema en su ordenador, que necesitaba resolver de forma urgente por un motivo que no puedo revelar. Al cuarto de hora me presenté allí, y la acompañé a su casa.

Cuando llegamos me dijo que si quería tomar un café, y por supuesto le dije que si, ella se fue a la cocina a prepararlo y yo me dispuse a destripar la máquina, al rato llegó con dos tazas y la cafetera, le dije que lo quería sólo sin azúcar y ella se tomó otro, también sólo y al momento volvió a llenar su taza, entonces la miré a los ojos y vi la sombra de la "Erotea" bajo su cornea, me falto tiempo para preguntarles,

Te apetece que follemos-, esta pregunta fue como una orden para ella, se abalanzó sobre mi, me tiró sobre el sofá y sin cruzar palabra, busco mi polla como una desesperada, para tragársela de inmediato. Mientras tanto, mi mano derecha se perdió bajo su falda, y le acaricié con detenimiento su clítoris, cuando ella se apartó de repente, y subiéndose a horcajadas sobre mi pelvis, se introdujo mi polla en su coño.

Les juro que jamás vi a una mujer gozar tanto, y expresarlo de aquella manera. Se corrió sin detenerse ni para respirar más de diez veces, cambiamos de posición, y la follé por detrás durante un largo rato hasta que derrame en su coño un buen golpe de leche.

Al momento se levantó, estiró su vestido, se acercó a mi, me dio un beso, susurrándome al oído, que disculpara si no había gritado, pero que su madre estaba arriba durmiendo. Me quedé de piedra, y terminé el café de un sorbo, para servirme otro, en esta ocasión con azúcar. Desde entonces somos amantes; su marido, sigue siendo mi amigo y que bien folla la condenada.

Recuerden queridos amigos, cuando quieran follar con la certeza de que todo será magnífico, miren a los ojos a su pareja, y después invítenles a un café. Y los ilustrados imbéciles que dirigen nuestras vidas, dicen que la alquimia no sirve para nada. Es cierto, no sirve para nada, más bien, sirve para todo.

Y aquí concluye el relato que me enviaron de forma anónima, la verdad que a mi me ha sorprendido, ¿y a ustedes?.