El asistente de vuelo

Ya hacía tiempo que no escribía ninguna de mis aventuras, pero es que el trabajo me ha tenido muy ocupado últimamente. De hecho, aunque no he dejado de follar, lo que también he hecho ha sido viajar mucho por temas del curro. Esta es la historia de lo que me ocurrió hace una semana

Volaba de Lisboa a Barcelona, y lo hacía en un avión extremadamente pequeño… apenas 30 plazas divididas en dos filas de asientos, de 1 y 2 asientos respectivamente. El avión iba apenas medio lleno, con lo cual pude ponerme en la fila de la salida de emergencia, que es mucho más ancha que el asiento estándar. Nada más subir al avión me fijé en el asistente de vuelo (azafato, aunque les jode que les llamen así). Un tío de unos 35 años, con barba, y una cara de mala hostia que se notaba que no era su día. Pese a que sería su último vuelo de la jornada (llegaríamos a Barcelona sobre las 23h) el tío no hubo un momento en que se relajara y disfrutara de la última hora y media de curro que le quedaba, y eso que el vuelo era más bien un chollo… apenas 14-15 pasajeros y ningún crío que diera la murga. Vi su nombre en la chapita, Rui.

Salimos puntuales y dio la casualidad de que él se sentó justo en el asiento de al lado del mío, pero en el de la fila de un asiento. Yo estaba en la de los asientos dobles. Le miré y le sonreí, pero él me miró con cara de agobio y desprecio. El chaval se veía potente, algo de barriga, pero unos buenos brazos, y el pantalón que llevaba le marcaba un buen trasero.

Enseguida nos dieron un pequeño bocata, y el asistente iba todavía con cara de mala hostia, y a mi cada vez me ponía más, pero parecía que no se percataba de mi interés. Al final pasé del tema y me puse los auriculares de mi teléfono para escuchar algo de música. Me quedé sobado, pero es fácil que tuviera un sueño erótico porque cuando el asistente vino a despertarme para decirme que me apagara el reproductor que íbamos a aterrizar, me sorprendí con una erección que apenas podía contener mis pantalones.

Se sentó de nuevo a mi lado y yo me toqué descaradamente para intentar acomodar mi polla en el pantalón. Fue en ese momento cuando él se percató del asunto y observó fijamente todos mis movimientos. Levanté la mirada y él hizo lo propio, y por primera vez vi un atisbo de interés al verle medio sonreir, pese a que no se dirigió a mi en ningún momento.

Aterrizamos en el Prat 10 minutos antes de la hora prevista, y cuando salí del avión, escuché una voz en portugués:

  • Señor. señor, se olvida los auriculares.

Me giré y allí estaba él, un poco más bajo que yo, pero fuerte. Me los devolvió acompañado de una tarjeta en la que estaba escrita un nombre, un número de teléfono y un hotel de Barcelona, y una anotación que decía "a partir de medianoche". Me guiñó un ojo y se volvió al avión mientras yo veía su bien formado trasero marcharse.

Memoricé el número en los contactos del móvil e investigué a ver si tenía whatsapp (mucho mejor que llamar a un número internacional). Sí que tenía y además estaba de suerte puesto que lo veía en linea. Le dije quién era y que cuando llegara al hotel me lo hiciera saber, puesto que su hotel estaba apenas a unas manzanas de mi casa.

Llegué a mi casa y me dio el tiempo justo para deshacer la maleta. En ese momento me llegó un mensaje que decía:

  • Hola Víctor, llegaré en 15 minutos al hotel. Vente ya y espérame en la puerta.

No me daba tiempo a cambiarme si quería llegar, así que cogí las llaves, el bolso de emergencias (lubricante, condones y popper) y me fui para allá. Cuando llegué al hotel le envié un mensaje y él me contestó: habitación 803.

Subí directamente a su habitación y llamé. Aún iba con el uniforme pero su cara estaba mucho más relajada y resultaba mucho más atractivo sin ser del todo guapo. Me recibió estrechándome la mano y yo me acerqué a su cara y le planté un morreo lleno de saliva. Buscaba con furia su lengua introduciéndola lo más adentro posible. Después de ese intenso beso, nos separamos y me dijo:

  • Me ha dado mucho morbo ver tu enorme paquete en el avión. Te lo he rozado antes de despertarte.

¡Joder con el azafato! ¿Serán todos así?

  • Pues cuando he entrado en el avión no ponías cara de buenos amigos precisamente.

  • No sé qué significa eso.

  • Que parecías cabreado, enfadado.

  • Ah si… acababa de discutir con mi amigo.

No quise saber más y empecé a morrearle de nuevo mientras intentaba desabrochar su camisa y sus pantalones.

  • ¿Me ducho? Llevo todo el día trabajando y he sudado bastante - me dijo él… aunque algo en mi interior me decía que le daba completamente igual y que le iba también el rollete sucio.

  • Yo tampoco me he duchado y también es posible que huela un poco… si quieres nos duchamos juntos, y si no, seguimos a lo que estábamos. A mi no me molesta - dije yo tirándome a la piscina.

  • Sigamos, a mi no me importa, es más, prefiero que huelas a macho - y siguió comiéndome la boca.

Le dimos un par de esnifadas al poppers y me amorré a comerle el rabo. Sin circuncidar, moreno, de unos 16 o 17 centímetros y gordote desde la base hasta la punta. Sabía exquisito, a macho. Tenía el vello púbico recortado, y las bolas eran normales, peludas, ni grandes ni pequeñas, acordes a aquel nabo. Le cogí de las dos nalgas grandes y empecé a tragar como sé hacerlo y como les gusta a los tíos que lo haga. El azafata gemía y susurraba cosas en portugués. A mi me la sudaba, estaba disfrutando de aquella polla, del tamaño ideal para mi garganta. Noté cómo sus manos se posaban en mi cabeza y empezaba a follarme la garganta mientras yo seguía salivando para poder succionar aquella polla. De repente la sacó de mi boca y me dijo:

  • No me quiero correr todavía, quiero que me follas.

Me senté sobre la cama, Rui se arrodilló y tras darle un poco al poppers, se metió mis 19cm en la boca. Al principio con dificultad, pero luego fue cogiendo el ritmo. Yo disfrutaba mientras veía su ancha espalda y su gran culazo algo peludete. Escupí un lapo en mis dedos y me incliné para acercar mi mano a su culo. Ojete peludo, como me pone… Empecé a enterrar uno de mis dedos en su culo y como no encontré apenas dificultad metí un segundo y un tercero. Rui seguía dándome placer con su lengua y su boca. Me salí de su garganta y le obligué a ponerse a cuatro patas encima de la cama, mientras yo era ahora quien me arrodillaba para hacerle un buen beso negro.

Me fijé en su raja. Peluda también. Olía fuerte, muy fuerte, pero me ponía cerdo. Le pasé la lengua y él gimió instantáneamente. Volví a pasar la lengua por la raja. Su sabor era salado, agrio… a macho. Le separé los cachetes y metí la lengua lo más hondo que pude. Le estaba morreando el culo. Me alejé para poder respirar, arranqué un lapo de mi boca y se lo tiré directamente al ojete, para acto seguido volver a pasar la lengua por allí.

  • Fóllame macho, venga, quiero tu polla.

Y mientras lo decía, volvió a esnifar poppers y vi cómo su ojete se abría. Me puso muy cerdo la situación, así que escupí sobre mi mano y me embadurné de saliva el nabo, y poniéndome de pie le metí la polla.

  • Aaaaaahhhhh, ufff, qué placer cabrón.

  • Menudo culo tío, entra como si fuera mantequilla.

  • Y tu polla es como un sable que me atraviesa. Que gustazo.

Yo estaba sudando a chorros. Le cogía de la pelvis y cada vez le metía la polla más dentro. Rui gemía y mordía las sábanas de placer.

En un momento dado, llamaron a la puerta golpeándola con fuerza. Rui se sacó mi polla de su culo y fue a abrir completamente en bolas. Yo me di cuenta de que mi nabo estaba un poco sucio, así que me fui al wc a lavarmelo y a refrescarme un poco.

Mientras estaba en el baño escuché una conversación en portugués. Otro tío había entrado en la habitación y estaba gritando, hasta que abrió la puerta y me vio en bolas limpiando mi rabo de los restos del culo de Rui. El recién llegado se quedó paralizado, lo pilló completamente desprevenido.

  • Este es Ricardo, el comandante del avión que te ha traído esta noche. Hemos tenido una fuerte discusión en el aeropuerto.

De ahí la cara de mala hostia del asistente durante el vuelo.

Empezaron a hablar en portugués mientras yo hice amago de irme, cuando Rui me dijo.

  • Lo siento mucho. Quizá podamos repetirlo otra vez en otra ocasión.

Ricardo habló mitad en portugués, mitad en castellano:

  • ¿En otra ocasión? ¿Y por qué no ahora? Habia venido con la intención de que follaramos para hacer las paces, pero veo que este tío está muy bien y podríamos gozar los tres.

  • ¿A ti te importa Victor?

Lo cierto es que todo aquello me había cortado el rollo sobremanera, y estuve a punto de decirles que no, pero no me dio tiempo. Ricardo se arrodilló ante mi, me cogió el nabo y empezó a chupármelo. Rui se acercó de nuevo a mi y empezamos a morrearnos otra vez, mientras con sus dedos buscaba mi ojete. Se agachó también y de pronto estuve siendo comido por delante y por detrás. Ricardo se empezó a quitar la camisa y los pantalones, sin sacarse mi rabo de la boca que ya había vuelto a empalmarse. Cuando el comandante se quitó la camisa un fuerte aroma a axilas subió hasta mi nariz, cosa que me puso muy muy cerdo. Le levanté y empecé a lamérselas. Eran peludas. En realidad todo él era velludo. Mediría 1,77 o 1,78, estaba bien proporcionado, con un michelín sugerente. La polla la tenia mediana y circuncidada, y los huevos extremadamente peludos. Le lamí los sobacos y le comí los pezones. Ricardo gemía.

Mientras Rui seguía comiendome el ojete. Empezó a meterme dos dedos por el culo y al notar que no ponía oposición, metió un tercero. Yo mientras jugaba con los pezones y los sobacos de Ricardo, me escupí saliva en los dedos y comencé a buscar el peludo ojete de éste. Lo encontré bien abierto, aunque algo seco. Me metí los dedos en la boca y pude comprobar que tampoco se había duchado y que el sabor de su culo era agrio, pero sabroso.

Seguí metiendole los dedos un rato más mientras él se volvía a amorrar a mi rabo. Rui ya había empezado a meter su capullo por mi ojete. Me tiré atrás y me clavé fácilmente su rabo de 18cm. Empezó a lamerme las orejas y a empujarme. Yo estaba en la puta gloria, tenía a un tío partiendome el ojete y otro tragando mi polla. Si no parabamos pronto me iba a correr, así que les dije:

  • Ufff, voy a correrme si seguís así.

Acto seguido tanto Rui como Ricardo se separaron de mi. Mi culo hizo plop al notar que el azafato sacaba su rabo de él, y Ricardo no perdió el tiempo y empezó a comerle la polla a su compañero con los sabores de mi culo en ella. Yo aproveché para respirar un poco, calmarme, y situarme detrás del piloto para empezar a meterle la polla.

A diferencia de Rui, este tenía el ojete más estrecho y me costaba un poco más metersela. Fui a por mi lubricante que lo tenía en la bolsa. Cuando volví me los encontré morreandose y pajeandose el uno al otro. Me embadurné bien la polla mientras les pedía que se pusieran los dos a cuatro patas en la cama y siguieran besandose. Así entré en el culo de Ricardo (más fácilmente gracias a la acción del lubricante) y después de darle unas buenas embestidas, le saqué el nabo y se lo metí al azafato.

Yo estaba sudando como un condenado. En realidad la habitación era un cúmulo de aromas. Entre el olor a sexo, el olor que traía Ricardo y los sudores de los tres, el ambiente era denso, pero muy sexual. Rui gemía mientras le follaba. Ahora sí estaba disfrutando completamente de su culo, puesto que habíamos sido interrumpidos la anterior vez. Le dije a Ricardo que se sentara en la espalda de Rui para poder aspirar el olor de sus axilas y besarle, pero Rui propuso otra cosa mejor. Se sacó mi nabo del culo, se puso boca arriba y le volví a meter la polla, mientras Ricardo se sentaba en la cara del azafato para que éste le pudiera comer el ojete y dejárselo limpio.

Rui exprimía mi nabo con su culo mientras Ricardo y yo nos morreabamos. Separó su cara de mi y me escupió un lapo que empezó a caerme por las mejillas y que yo atrapé con mi lengua. Lo mantuve en mi boca y se lo devolví mientras él tenía la boca abierta. Cayó directamente en su garganta y se lo tragó. A la vez que hacía eso movía su culo hacia delante y hacia atrás pasando toda la raja por la cara de Rui. Le tuve que sacar la polla de nuevo porque estaba casi a punto de correrme y cuando mi nabo salió de su cueva, se tiró un pedo del aire que le había bombeado. Eso aumentó todavía el espeso ambiente que allí respirábamos. Les tuve que decir que abrieramos un poco las ventanas para que entrara aire fresco. Mi nabo volvía a estar algo sucio, pero esta vez Ricardo empezó a limpiarmelo con su saliva y sus lapos para luego meterselo en la boca. Mi ojete se sentía algo abandonado, así que le pedí a Rui que se cambiara por Ricardo para que este me follara, puesto que aún no había catado su nabo. Aunque no era tan grande como el del azafato, lo sabía mover muy bien. Me dijo en portugués si quería una sorpresita. Yo pensé que ya se iba a correr (que poco aguante, por Dios) y le dije que vale. Paró en seco y empecé a notar como el culo se iba llenando de algo caliente. ¡Me estaba preñando de meos! Ahi ya no pude más y directamente me corrí en la garganta de Rui al que le pilló por sorpresa, aunque no desperdició nada de mi leche. El piloto no paraba y yo notaba mi estómago más y más lleno. Dijo:

  • Ahora vamos al baño y nos lo tiras por encima.

No lo capté a la primera, pero enseguida que entraron se sentaron en la amplia ducha y esperaron a que llegara. Me situé de espaldas a ellos y empecé a soltar poco a poco el meo que me había metido el cabrón del piloto. Enseguida noté una lengua por el perineo acercándose al ojete. No sabía de quién era, yo tenía los ojos cerrados. Noté como el otro se puso de pie y empezó a mearme la espalda (ahí ya tuve claro quien era cada uno de ellos, no podía ser sino Rui porque Ricardo se había vaciado en mi interior). En la boca de Ricardo confluía su propio meo proveniente de mi culo, y el de Rui, y se lo bebía como si fuera agua. En un momento dado, Rui paró de mear, se acercó a Ricardo y empezaron a morrearse intercambiandose los meos de su boca. Yo mientras seguía expulsando de mi culo el líquido, esta vez mojandoles las caras y los cuerpos, hasta que me sentí por fin vacío. Me di la vuelta y empecé a mearles esta vez desde mi polla, y ellos abrieron las bocas para tragar todo lo que les echaba encima.

Una vez ya vacío, les hice ponerse de pie. Yo ya me había corrido, y aún faltaban ellos, así que me arrodillé y empecé a pajearles y a mamar sus pollas alternativamente. Mientras ellos se besaban, escupían, retorcían los pezones, se follaban con los dedos, hasta que Ricardo se corrió. Su primera lefada cayó bajo de mi ojo, en la mejilla, al lado de la nariz. Abrí instintivamente la boca para recoger los siguientes. Hasta seis lefazos tiró en total mientras su cuerpo se convulsionaba. En plena corrida de Ricardo llegó la de Rui, con una lefa más acuosa que la de del piloto, y algo menos sabrosa, aunque más abundante.La de éste me cayó por toda la cara, desde la frente, hasta la barbilla... Al final ambos bajaron y me limpiaron la jeta a lametazos.

Serían ya cerca de las cinco de la mañana cuando acabamos de ducharnos y Rui nos invitó a dormir en su cama. La habitación aún olía a cerdo, aunque la ventana estaba abierta. Nos acostamos en bolas los tres, Rui en medio y Ricardo y yo en cada lado. Me costó dormirme, los cabrones roncaban a base de bien, y hacía algo de fresco, así que me acerqué a Rui para que me diera calor con su cuerpo. Por la mañana, cuando desperté, era cerca de las 11. Estaba solo en la cama, me fui al baño para mear y me encontré a Rui sentado en la taza, me disculpé y salí, pero él me dijo que entrara, que no pasaba nada, que después de lo que había sucedido aquella noche, ya no habría intimidad entre nosotros. Me contó que Ricardo se había ido a su habitación y había bajado a desayunar. Yo mientras me estaba meando, y el azafato me dijo:

  • Espera, que te hago un sitio y meas aquí mientras yo acabo de hacer lo mío.

Dicho y hecho se tiró un poco para atrás, yo me senté en sus piernas y enfoqué mi ya dura polla hacia abajo para poder mear. La atmósfera se estaba cargando de nuevo, esta vez de los efluvios de Rui. Empezamos a comernos la boca, a lamernos las orejas, los pezones, a mi me resultaba difícil mear, aunque lo conseguí, pero mojando la polla de Rui, quien notaba cómo mi meo bajaba hasta su ojete...

Y en ese momento me dijo:

  • Ahora ya estoy vacío para ti, ¿me llenas?

¿Y qué creéis que hice?