El asesor (oso maduro) de mi padre (2)

Mi segundo encuentro con esta bestia madura no es apto para cardíacos.

Luego del encuentro que ya relaté anteriormente el mundo, la vida, todo había cambiado para mí por haber conocido a semejante hombre y haber experimentado hacer el amor con el… un monumento vivo a la madurez, fortaleza y todo lo que se me ocurre que un macho de verdad debe tener.

Como relaté antes me llamo Andrés (hoy 27 años) soy un chico de aspecto normal 1.70, bastante delgado, pelo castaño y de cuerpo completamente lampiño. Tuve la suerte de dar con el amor de mi vida, con lo que para mi era el hombre soñado y pensaba que no existía. Horacio (el Licenciado en administración y economía que asesoraba a mi padre en sus negocios) era un amor y un encanto de persona combinado con rudeza, masculinidad y hasta una cuota de salvajismo. Todo esto lo percibí y lo recibí apenas lo conocí… pero además, a la vista Horacio es una "bestia", un "toro maduro", un "semental incontenible". Todo esto no es nada exagerado sino al contrario, siento que me faltan palabras para describirlo o describir la conmoción que el causa en mí.

Horacio, 50 años, (hoy 52) que si bien no aparenta para nada esa edad paradójicamente transmite una madurez que para mi resulta irresistible. Exactamente mide 1.82 metros y pesa 104 kilogramos, no es para nada gordo y la pancita que tiene es mínima pero deliciosa y atractiva. Su contextura física es asombrosamente fuerte. Toda la vida ha sido un tipo muy deportista y de hacer todo tipo de ejercicios. Además ha levantado pesas durante casi 30 años. Hasta conocerlo a el, nunca había visto personalmente a una persona tan fuerte y que transmitiera tanta masculinidad. Sus brazos parecen columnas de acero y están tapizados por una gran cantidad de pelos entrecanos. Sus bíceps en posición de descanso son inmensos. A mi me encanta verlo cuando dobla los brazos y aprecio como sus bíceps crecen y esa vena gruesa se le marca mostrando como su sangre de toro corre por dentro. Las veces que lo traba o hace algún esfuerzo parece que va a reventar y tocárselos es como tocar el acero mmmmhhh… es tan excitante!

Su espalda es súper amplia y su pecho es increíble! Es asombroso en cualquiera y mas en un macho maduro de 50 ver semejantes pectorales, semejante musculatura. Son enormes y fuertes… no puedo olvidar la sensación al tocarlos por primera vez. Parecen rocas y los mueve como si tuvieran vida propia. Es admirable e irresistible a su edad un tipo con ese físico. Además su toque maduro no está ausente en el cuerpo ya que tiene todo el cuerpo cubierto por miles de pelos blancos y entrecanos. Sus pectorales están superpoblados de vello blanco, a medida que uno se va alejando del centro de su pecho estos se van volviendo entrecanos.

Tiene pelos entrecanos en su cabeza aunque parece que va en camino de quedarse peladito. Tiene unos bigotes entrecanos irresistibles, que los usa cortos y prolijos pero son muuuyyy tupidos. Son tan suaves!!! Pasaría toda la vida besándolo!! Pero aunque suele afeitarse dos veces al día, su rostro siempre muestra esa barba espesa y con fuerza para salir, que me gusta mucho. Lo que termina de enloquecerme son las canas en su cien. Eso le da un toque increíble! Sin tener cara de galán su rostro es tan atractivo, de facciones gruesas y varoniles con pliegues que delatan su hermosa madurez.

Y por último ese pedazo de carne que le cuelga entre las piernas! No importa lo que lleve puesto… pantalón de vestir, short, vaquero, lo que sea siempre le marca ese bulto que representa no solo su verga (21 cm de carne y bien gorda) sino también dos huevos de toro. Su aparato reproductor no desentonaba para nada con su cuerpazo.

Imagínense mi estado luego de haber tenido contacto con semejante bestia (como relate en mi primer relato). Imagínense lo que es tener un toro así que te abrase, te bese y después te cabalgue salvajemente. Yo estaba como loco! Parecía que todo en el mundo se había detenido.

Después de la primera vez que me hizo el amor corté con mi novia, relación que ya no iba de todas maneras. Lo único que quería era estar con mi Adonis, pero el empezó a evitarme

Las dos siguiente veces que fui a la consultora me hizo antender con otra persona y al pedir hablar con el me decían que estaba en una reunión u ocupado. Empecé a llamarlo por teléfono y no me atendía. Yo estaba muy mal, sin saber que había pasado hasta que a los recién a los 8 días me atendió el teléfono:

  • Hola Andrés… como te va? Decime, en que te puedo ayudar?

  • Horacio!! Por fin me atendés! Quería hablar con vos. Quiero verte!

  • Andrés, mirá, lo que pasó fue una locura, una atrocidad. Te pido por favor que te olvides y te pido disculpas por los exabruptos y mi comportamiento fuera de lugar.

  • Vos me debés estar tomando el pelo! No puedo creer lo que me estas diciendo!

  • Andrés, lo mejor va a ser que yo no te atienda mas y hables con otro de los socios con el que yo te voy a derivar diciendo que yo no tengo tiempo para atender tus asuntos. Esto es una locura y viendo que vos no podes manejar la situación lo mejor es que yo no te atienda más.

  • Después de todo lo que me dijiste… me dijiste que me amabas y me hiciste el amor como nadie. No me puedo olvidar la manera animal en la que me cogiste. Te digo algo: yo corté la relación con mi novia. Quiero estar con vos, quiero verte.

  • Andrés estas loco! Estoy muy ocupado y no puedo seguir hablando de esto… hasta luego. (y me cortó el teléfono)

Imagínense el estado en el que yo estaba. Fui un par de veces más a la consultora y no me atendió. No pensaba rendirme. La tercera vez que fui me quedé 1 hora y 45 minutos esperándolo hasta que no le quedó otra alternativa que atenderme porque ya esa situación estaba empezando a ser sospechosa, al menos eso me parecía a mí y especulé con eso.

Cuando me recibe lo hace con una cara de fastidio que yo no podía creer. De todas maneras cuando lo veo casi me meo encima. Que pedazo de macho! Que hermoso toro maduro! Que fortaleza! Cuanta testosterona a flor de piel! Y pensar que lo había tenido todo para mí.

Luego de plantearle la situación y decirle todo lo que me pasaba, el me dice:

  • Andresito, lamento lo que pasó y lamento que estés tan confundido pero yo tengo mi mujer y mi familia y vos deberías hacer lo tuyo.

  • Que me decís Horacio? Que te pensás que me quiero ir a vivir con vos? No seas ridículo. Simplemente quiero que estemos bien y que compartamos algo de tiempo. Ahora me vas a decir que no te gusto? Que te pasó hace 10 días? Estabas desconocido, parecías un animal en celo… me encantó Horacio!

  • Listo Andrés! Si vas a hablar de esa manera yo no tengo más que conversar. Andate!

Y ahí se paró rápido caminando hacia la puerta. Como yo me quedé sentado se vino para mi lado diciendo que tenía que trabajar y que yo me tenía que ir. No termina de decirme eso que yo desde mi silla le manoteo suavemente la verga, se la comienzo a acariciar, notando que no la tenía tan dormida sino en vías de erección y le digo:

  • que pasa papi?... me tenés que asesorar, para eso te pago.

Aquello lo enfureció, se puso muy colorado, se le transformó la cara y de un manotazo me sacó la mano casi arrancándomela. Con el puño cerrado pega un golpe en el escritorio que pensé lo partía al medio y luego me toma de los dos brazos como si fuera un muñequito y levantándome por los aires violentamente me lleva en milésimas de segundos a la puerta y mirándome con cara de loco me dice:

  • pendejo de mierda! Dejame en paz o queres que te mate a trompadas!!?? No quiero volver a verte!

Me soltó y me fui. Yo no podía reaccionar. Se había vuelto loco. Me asustó mucho. Los brazos me quedaron doliendo por una semana y llenos de marcas de sus manotas. Había reaccionado como un animal (que fuerza!! Parecía que me había pasado por encima una topadora) pero aunque me asusté mucho a la vez me había excitado más que nunca ver su costado agresivo. Ese día llegue a casa y seguía temblando con una mezcla de sensaciones que no puedo explicar. Que hombre! Que hermoso! No podía dejar de imaginar sus brazos, su bíceps y su pecho en aquella escena en la que casi destroza mis brazos. Pero yo no sabía que hacer… si semejante bestia me llegaba a dar un golpe me mataba. Por unos días no fui ni llame a la consultora. Le dije a mi viejo que pasara que yo no tenía tiempo. Quería que se enfriaran un poco las cosas. De todas maneras no podía sacarme a Horacio de mi cabeza.

Como a los 10 días más o menos, llama por teléfono y pide hablar conmigo. Yo no lo podía creer. Llamaba para disculparse, supuestamente:

  • Andresito te pido mil disculpas por lo de los otros días. Espero entiendas. Y espero puedas entender cual es nuestra situación.

Yo con toda indiferencia le digo:

  • Todo mas que claro Horacio y vos disculpame a mí por mi comportamiento infantil

Ahí, como que, se hizo un vació en la conversación y luego me dice:

  • Me alegro Andresito que esto termine así y aprovecho la oportunidad para invitar a vos y a tu familia a un evento que organiza nuestra consultora con motivo del 20 aniversario que se cumple la semana que viene. Vamos a hacer una cena, con un show y después se bailará un poco.

  • Que bueno! Desde ya contá con nuestra presencia. (yo no podía sacarme de la cabeza la sensación de sus bigotes besándome, sus caricias, su cuerpo todo peludo envolviéndome en un abrazo eterno)

A la semana siguiente yo voy a la fiesta con mis padres y el fue con su señora y con su hija mayor que tenía 23 años. Al saludarnos yo actué como si nada pasara aunque por dentro me estaba muriendo y no podía dejar de contemplar su cuerpo, sus canas, sus músculos ocultos debajo de ese traje negro. Se había recortado los bigotes… le quedaban hermosos!!! Cuanta virilidad que brotaba de su ser!!

La cena estuvo muy buena y después se empezó a bailar. Esa noche di uno de mis mejores "golpes" ya que estuve bailando toda la noche con la hija de Horacio y cuando ya nos íbamos la invité a salir, a tomar algo, al día siguiente. Una chica muy simpática aunque lo que yo deseaba era a su padre, el oso maduro.

Al irnos voy a saludarlos y ahí veo a mi toro. Estaba sentado con carita de cansado. De tanto bailar con la mujer se había cansado y se había ido a descansar. Estaba ya sin saco, solo con la camisa y se había sacado la corbata. Estaba todo traspirado. Ver semejante cuerpo mojado era sublime. Se había arremangado hasta donde podía porque el tamaño de sus brazos le impedía arremangarse demasiado. Además tenía algunos botones de adelante desabrochados que dejaban exhibir ese pecho de animal maduro (que fuerte!), cubierto de esa mata de pelos blancos impresionante. Al acercarme a despedirme percibo todo su olor a macho en celo que lo caracteriza y su calor parecía que me dejaba sin aliento. Al estar ya a centímetros de el, veo como varios de los pelos de ese pecho musculoso, firme y salvaje estaban mojados y algo pegados a su cuerpo. Al estar cerca me despido y le digo al oído:

  • Me voy Horacio. Gracias por todo. La fiesta estuvo muy buena. Cuidate che, que ya estas grande para moverte tanto! Tenés cara de estar muy agotado porque no te vas a dormir?

  • Chau Andrés.

  • Invité a salir a tu hija… espero que no seas un viejo celoso.

Mientras le decía esto lo tomé disimuladamente de su bícep izquierdo (que hermoso se sentía! el tocar esa maza de músculos peludos era lo máximo) y luego me fui. Esa noche me pajié como un animal antes de dormirme. No podía cortar las fantasías que pasaban por mi cabeza.

Al otro día salimos con la hija. Anduvo todo bien (una chica agradable) pero solamente amigos, por supuesto. Me insinuó en un momento como que al padre no le había gustado mucho que saliera conmigo Jaja.

También, en otro momento, me comenta casualmente que su papá estaba trabajando mucho y que últimamente estaba llendo a trabajar los sábados por la tarde.

Esa era la información que necesitaba!!

El próximo sábado (como a las 16:00) pasé por la recepción de su edificio y solicité a los de seguridad pasar para hablar con el Licenciado unas cuestiones de trabajo. Le preguntan y el accedió a que pasara (no tenía excusas para no dejarme pasar).

Al llegar y entrar a su oficina lo veo… y casi desfallezco… me encuentro con mi macho maduro vestido con ropa de hacer gimnasia. Llevaba un pantalón de gimnasia gris de una tela que parecía se le adhería al cuerpo marcándole ese tremendo bulto que cada día me parecía lo tenía mas grande. Y además le dibujaba un culo hermosísimo!

Arriba estaba con una chomba blanca que era para el infarto! La chomba quedaba como hecha a medida, justa para su cuerpo, marcando todo su torso. Le dibujaba una espalda como para estar acariciando toda la tarde. Cuando se movía o giraba se le marcaban los dorsales... mmmhhh. Y que decir de esos pectorales! Ese pecho peludo que asomaba por el escote, esas canas viriles que asomaban! Pero lo que era realmente excitante era ver esos brazos. Las mangas de la chomba blanca le quedaban tan ajustadas sobre esos bíceps que parecía se iban a rajar. El contraste de su chomba blanca con sus brazos de acero, ya algo bronceados y todos llenos de pelos era realmente de sueños. Esos pelos entrecanos que le cubrían los tubos de acero que tenía de brazos eran algo soñado. Cuando llego con mi vista a su rostro me encuentro de nuevo con esa carita dulce pero de macho masculino y rudo a la vez. Sus bigotes y esa barbita de un día (que en el parecía de dos días o más) me daban ganas de comérmelo a besos.

Me saludó muy amablemente con una sonrisa que casi me muero, a lo cual yo también correspondí gentilmente. Por dentro de mi cuerpo sentía una revolución que parecía iba a hacer que me desmayara.

Estuvimos hablando un rato de cosas del trabajo. En realidad ni se que me decía; no podía dejar de admirar semejante ejemplar y de tener las mil y una fantasías con el.

Y entonces le digo:

  • Horacio: mil disculpas por lo de los otros días. La verdad no pensé que te fuera a molestar tanto.

  • No Andresito! Disculpame vos a mí. Yo me descontrolé y me comporté mal. Yo no soy así. No se que me pasó que me puse tan violento. Disculpame, por favor.

  • Listo Horacio! Tema olvidado. Aunque debo confesar me asustaste mucho… casi me cago encima.

  • No exageres Andresito!

  • De verdad. Además todavía tengo la marca de tus manos en mis brazos. Y que te pensás se siente que semejante mole te levante por los aires diciéndote que te va a trompear?

  • Uy Andresito, te juro me siento muy mal por eso.

  • No importa! Esta todo bién.

Ahí se para, da la vuelta al escritorio, se acerca a donde yo estaba y me toma con sus manos ásperas y peludas mis brazos diciendo:

  • Uy! Es verdad! Mirá las marcas! Andresito, espero que estés bien.

Yo estaba que quería comérmelo todo pero no quería arruinar aquel momento ni quería que se enfureciera de vuelta. Por todo eso no sabía como tomar todo lo que estaba pasando.

  • La verdad Andresito últimamente ando con mucho trabajo y eso me tiene demasiado acelerado y con estrés. Me doy cuenta que tengo todo el cuerpo contracturado.

  • Horacio, por favor, no malinterpretes lo que te voy a decir: dejá que te haga unos masajes. Soy muy bueno para eso y te vas a relajar.

  • No se.

  • Dale Horacio. Te vas a sentir mejor.

  • Bueno está bien.

Yo estaba en el paraíso. Con solo masajear ese cuerpo. Pero la situación no dejaba de desconcertarme un poco porque si accedió a mis masajes… que estaba pasando? Igual no me importaba, estaba solo concentrado en disfrutar ese momento.

Se sienta y yo por detrás comienzo a masajear su cuello. Uy tocar su piel, acariciar ese cuello mediante haciéndole masajes, sentir las caricias de sus pelitos en mis manos, que hermoso!!!

Luego bajo a sus hombros. No se si los tenía duros por su contractura o si simplemente sus músculos eran así pero era algo alucinante.

  • Estas muy contracturado Horacio!

  • Si Andresito.

  • Estos masajes te van a hacer muy bien.

  • Ya lo estoy sintiendo… gracias.

  • Mmm.. que duros están estos trapecios Horacio!

Mientras seguía masajeando sus hombros, tocando sus increíbles trapecios, comienzo a ver por el escote de la chomba su pecho de oso polar… que pectorales tan fuertes! Que músculos! Cuantos pelos! En eso empecé a excitarme tanto que no sabía que hacer. Ya tenía una erección total y cuando miro para la entrepierna de mi oso, detecto que su verga estaba creciendo. Era mi oportunidad. Estaba decidido a jugarme. Entonces le digo:

-Horacio: dejame masajearte el pecho que esos músculos también se contracturan.

Como no me dijo nada comencé a masajear esos pectorales. Y le digo:

  • Tratá de relajar los músculos. Todavía seguís tenso.

Sin decir nada, contrajo y luego relajó un par de veces los músculos de sus pectorales. Parecían tener vida propia. Con su cuerpo completamente inmóvil movía sus músculos pectorales. Inmensos! Fuertes! Seguí masajeándolo cuando veo que su erección seguía creciendo y el no decía nada. Era obvio que le gustaba pero además estaba cayendo en la tentación otra vez y no podía evitarlo.

De repente me jugué y metí mi mano por arriba de su chomba y empecé por dentro a masajear directamente sus pectorales y le dije medio entre suspiros:

  • Por favor Horacio, dejame seguir que te va a hacer muy bien.

No contestó nada pero su silencio implícitamente me autorizaba. Me encantaría poder transmitir la sensación que se sentía al tener mis manos sobre ese pecho. Es imposible! El calor de su piel parecía quemar mis manos. La sensación de acariciar y sentir esa selva de pelos generaban un estado de éxtasis en mí que no quería que terminara. Y sentir esos músculos, esa fuerza, ese poder me hacía sentir muy tranquilo y protegido.

Luego de un rato sin darme cuenta emití un sonido como de placer, como un gemido. Él, sacó mis manos de su pecho y se incorporó. Desesperado le dije:

  • Por favor Horacio, disculpame, no te enojes.

Se acercó y mirándome directamente a los ojos (por unos segundos pensé que moría de amor) se acercó más y más y empezó a besarme dulcemente. Uyyy!! Que hermoso sentir sus labios fundidos con los míos. Esos besos con ese bigote. Sentía su barba de un día rapándome todo. Comenzó a besarme el cuello, la pera, las orejas, pasaba su lenguita por mis labios, me acariciaba con su bigote suave. Mientras seguía haciendo todo eso comenzó a meter sus manotas ásperas y peludas por debajo de mi remera. Sentir esas manos en mi espalda era lo máximo. Yo no sabía por donde acariciarlo y tocarlo ya que el no me lo permitía, y me dijo:

  • No me toques. Solo disfrutá de lo que te estoy haciendo bebé.

Mientras seguía me empieza a sacar la remera y me deja en cuero. Se detiene unos segundos, me mira y dice:

  • Voy a comerte todo este cuerpito rico y lampiño Andresito

Me besó cada centímetro de mi torso. Sentí sus labios, legua y bigotes por mi pecho, mis tetillas, mi panza. Me beso toda la espada, los brazos y hasta las axilas. No podía creer que esa bestia estuviera recorriendo todo mi cuerpito con esa lengua. Mientras seguía en su trabajo comenzó a desabrocharme los pantalones y metió una de sus manotas en mi bragueta y comenzó a masajearme la verga. Mi verga no es muy grande pero estaba muy dura. Yo no podía creer que semejante exponente de masculinidad me estuviera haciendo todas esas cosas.

Cuando quise acordarme ya me había dejado completamente desnudo. El seguía vestido pero no me importaba porque lo que estaba haciendo con mi cuerpito nunca nadie lo había hecho. Sentía que flotaba en el aire de placer y parecía que en cualquier momento me desmayaba.

Me empezó a pajear mas rítmicamente mientras me seguía comiendo la boca a besos. Con su otra mano recorría todo mi cuerpo con caricias que parecía no tenían fin. Sentir su mano áspera, grande y peluda era hermoso. No fue necesario mucho tiempo más para que yo acabara con gemidos de profundo placer. Hasta ese momento, esto que había pasado era el momento de mayor éxtasis que yo había vivido. Era inconcebible pensar que algo mejor estaba por venir

Luego de ese momento maravilloso yo había quedado mareado de placer y totalmente relajado. Horacio estaba en frente mío (completamente vestido) mirando mi desnudez y observando el estado de placer en el que yo estaba.

Me mira a los ojos y me pregunta:

  • Estás bien Andresito?

  • Si papito!

  • Yo no quería que pasara esto pero me volvés loco nene.

  • Nunca nadie me ha hecho sentir estas cosas papito. Sos un Dios! Lastima que no te hayas sacado la ropa.

En ese momento, riéndose, va hasta la puerta, la cierra con llave y me dice:

  • Aunque no hay nadie en el piso, no estoy tranquilo con la puerta sin llave. No te pensarás que esto se terminó acá nene.

  • Uy papito!

Clavando su mirada en mi cuerpo desnudo de una manera que solo el lo hace, me levanta de debajo de los brazos como si fuera un nene y me sienta en el escritorio.

Luego de observarme libidinosamente unos segundos, tocandose sus bigotes me dice:

  • Como era lo que dijiste los otros días que estoy viejo y ya no puedo hacer algunas cosas?

  • No me acuerdo… no se de que hablás (le dije burlonamente y sonriendo)

  • Es verdad, tengo muchas canas pero la verga todavía se me para y hace lo suyo. (mientras me decía esto se tomaba el pedazo de carne que tiene entre las piernas y se lo franeleaba de una manera hermosa)

  • Tus canas me vuelven loco papito! Son hermosas! Excitantemente maduras!

  • Bueno parece que las canas del viejito están bien entonces jaja. Y algo de fuerza aparentemente tengo. Hace un rato te quejabas de que te había tratado rudamente.

  • Horacio sos el toro maduro mas fuerte y hermoso que he visto!

Mientras yo decía eso comenzó a sacarse la chomba muy lentamente. Parecía que lo hacía en cámara lenta. Yo veía de a poco como su torso escultural iba desnudándose. Veía de a poco como iba apareciendo esa selva de pelos de mi macho viril. Yo seguía desnudito en el escritorio y tenía unos centímetros delante de mí el macho mas hermoso del mundo con su torso desnudo.

  • Como me gustas Andresito! Mirá lo que me haces hacer! jaja

  • Sos una bestia Horacio! Me vuelve loco tu cuerpo! Mmm esos pelos!

En ese momento se me acerca y empieza a mover los músculos del pecho como hacen los que tienen pectorales muy trabajados. Su pecho es algo avasallante! Esas canas en el centro y luego todo el resto entrecano. Muchos pelos. Y la musculatura pectoral es algo increíble (personalmente los hombres musculosos me pueden).

Se aleja unos centímetros y me dice:

  • Te parece Andresito que estoy viejo y fuera de forma?

Mientras decía eso comenzó a hacer todas esas poses que hacen los físico culturistas. Yo estaba al borde del infarto. Era increíble ver a mi toro, de 50 años de mas de 100 kg y con todo el cuerpo cubierto de pelos, mostrando toda su musculatura en forma tan explícita y salvaje (me encantaría agregar una foto para que vean lo que es… pero me Horacio me mataría y no quiero que eso pase ja).

Se acerco y yo empecé a acariciarlo por todos lados. Le acariciaba los tubos de acero que tiene como brazos. Todos esos pelos. Todas esas venas que se alcanzan a ver, pese a todos los pelos. Y especialmente esos bíceps con textura de roca y con ese pedazo de vena que se le marca… mmmmhhh.

Ni hablar de su pecho. Se lo acaricie y besé por mucho tiempo. Es inigualable la sensación de estar sobre un pecho maduro, fuerte y todo cubierto de pelos. Sentía su olor, su humedad, su sabor… mmmmhhh.

En aquel momento me baje del escritorio y le baje los pantalones. El se los terminó de sacar y cuando queda completamente desnudo me levanta, me mira a los ojos, me besa dulcemente y me dice:

  • Nene voy a hacerte el amor como nadie… querés?

  • Si papito… haceme lo que quieras… te pertenezco!

  • Bueno bebé, pero primero quiero que la saborees un poco.

Ahí me bajó para que le chupara la verga. Ya arrodillado ante semejante Dios la situación era inigualable. Cuando veo de cerca el tamaño de la verga de este hombre pensé que me moría. Que pedazo de carne! Era muy gorda! Estaba durísima completamente erecta como si tuviera 20 años. Comienzo a chuparsela. Lo hice de todas las formas posibles y con mucho gusto y placer. Notaba que le encantaba. En un momento me detengo y miro hacia arriba y lo veo mirando hacia el techo con cara de placer y con todos los músculos del cuerpo completamente contraídos por la excitación.

Se la seguí chupando y tratando de tragarme la mayor cantidad de verga posible (imposible). Luego de un momento el me incorpora y me dice:

  • Andresito voy a hacerte el amor y nunca te vas a olvidar de este momento!

Lo único que yo hacía era emitir suspiros y mirarlo a los ojos.

Me giró y comenzó a besarme los hombros. Luego la espalda. Fue bajando hasta llegar a mi colita. Ahí comenzó a chuparme el orto de una manera increíble. Luego de un rato de sentir sus labios, su poderosa lengua y esos bigotes irresistibles comencé a sentir tanto placer y a la vez necesidad de que me cogiera que pensé me iba a desmayar.

Dejó de chuparme el orto, se incorporó, me abrazó haciéndome sentir su torso peludo y fuerte sobre mi espaldita. Me rodeaba con sus brazos animales. Y dándome besitos en el cuello me dijo:

  • Te voy a hacer gozar como a un animal! Vas a ver lo que este viejito puede hacerte sentir, pendejo!

Yo no podía hablar. A esa altura estaba completamente entregado a su voluntad sin poder hacer nada.

Me acuesta boca arriba sobre el escritorio, me levanta las piernas poniéndolas sobre sus hombros. Toma su hermosa verga y comienza a penetrarme. Le costó pero dulcemente introdujo su cabeza. Ahí me asuste porque la tenía mucho mas dura y grande que la primera vez que me había cogido y le digo:

  • Despacito papi que no quiero que me duela

  • Querías que te coja pendejo? Ahora estas preso y no podés hacer nada! Vas a ver como te voy a dejar.

Me cagué todo y pensé que me iba a hacer mierda. El miedo se debe haber notado en mi cara, y dulcemente me dice:

  • Andresito, mi amor! No te va a pasar nada, te voy a cuidar nene y vas a disfrutar más que la otra vez. (Aunque me di cuenta que estaba jugando, mas tarde comprobé que cumplió con todas sus amenazas… ja)

Comenzó a penetrarme lentamente. Yo iba sintiendo como cada uno de esos 21cm de carne dura y caliente iban penetrando mis entrañas. La tenía muy gorda y dura. Sentía que algo muy potente estaba apoderándose de mi alma.

Parecía que nunca terminaba de entrar toda. Aunque me estaba doliendo bastante el placer era desesperantemente delicioso. Era imposible que lo hiciera mas despacio. Cuando hizo tope con sus huevos me doblé como si mis entrañas hubieran sido atravesadas por una espada. Sin pensar y solo con mi instinto le grité:

  • Bestia! Cogeme de una vez! Rompeme el orto papito! No aguanto mas!

Si hasta ese momento Horacio había sido un ser salvaje, a partir de eso que le dije se convirtió en un animal prehistórico, en una bestia, en una máquina sexual!

Tomó aire, inflando su pecho, y comenzó como a danzar para entrar y salir de mi cuerpo. No podía creer tener delante de mí semejante bestia, todo traspirado, peludo, con todos sus músculos contrayéndose al máximo al ritmo de su cuerpo danzante que cada vez que penetraba parecía me mataba. La energía con la que me cogió Horacio les aseguro fue sobrenatural! No creo exista otro ser como el. Luego de bombear unos minutos en los que parecía lo hacía cada vez más rápido y con más fuerza empecé, de verdad, a pensar que si no acababa pronto me iba a matar (y no es metafórico).

Cuando de repente, se contrajo todo, sus músculos parecía iban a reventar y gimiendo como un animal me inundó las entrañas.

Aunque empapado, Horacio estaba como si nada, yo mientras tanto pensé que me desmayaba… Que bestia! Que hermoso macho! Que semental!

Luego de eso me abrazó, me beso y me dijo:

  • Te amo Andresito

Han pasado más o menos 2 años y con Horacio seguimos siendo amantes. Mientras esté con el, aunque sea de esta manera, no necesito nada mas de este mundo. Espero les haya gustado el relato de lo que fue nuestro segundo encuentro.

Se lo dedico a mi oso maduro de acero.