El ascensor

Alguna vez la propia realidad supera la fantasía.

Puede parecer fantasía, no lo es. A veces muy pocas, la vida nos da inexplicables sorpresas  tan sorprendetes como un sueño .

Fué tan real como posiblemente irrepetible. No soy un adonis, caigo bien solo eso. Ambos sabíamos que jamás volveríamos a vernos.  Quizá por eso y solo por eso, ocurrió lo que ocurrió.

Era el ascensor de un edificio de oficinas en la zona de Azca, donde me encontraba ocasionalmente haciendo unas gestiones, no se me olvidará martes  17:30 horas. Me subí camino de la planta 15 y en la 12 subió una segunda pasajera.

No era rubia de 1.90 modelo espectacular, era morena de, mi estatura (1.70) de unos 30 años y  sin ser un pibón era atractiva, tenía eso de las chicas que sin destacar te atraen. Por eso en esos silencios tensos de ascensor miré de reojo su culito respingón oculto bajo la falda corta aunque no demasiado, desgraciadamente. Así como unos senos  redonditos que se adivinaban bajo su chaqueta más que ajustada.

Cuando se paró el ascensor pegamos un respingo, buscando el indicador del piso en el que nos habíamos atascado (piso 13) con sonrisa nerviosa me miro con esos ojos grandotes y balbuceando sobre el fastidio de la situación pulso dos veces la alarma. Nadie respondía por el interfono ¿? Yo suponía que esos cacharros eran infalibles pero por sabe dios que bendito motivo aquello quedaba mudo.

Después de cinco minutos y varios intentos más ambos sacamos los móviles, pero no había cobertura. Más risa nerviosa,  ella me comentaba bromeando que no le apetecía pasar allí toda la tarde y noche, yo le respondí que mis planes tampoco eran esos.

Tras media hora comenzamos a ponernos nerviosos, ella más aún, saqué una botella pequeña de agua que llevaba en el macuto, decidimos compartirla a sorbitos. Cada vez estaba más nerviosa, tanto que le daba una y otra vez a la alarma cada pocos segundos. Intenté tranquilizarla , le dije que más tarde o más temprano alguien vendría a sacarnos, que en esos sitios había vigilantes y gente de mantenimiento que pronto reparararian en aquel ascensor parado.

Comencé a soltar todas las chorradas que se me ocurrían (soy experto en eso) y sorprendentemente aquello cambio su actitud. Ambos ironizamos sobre nuestro destino allí encerrados  entre risas. Quizá fue la complicidad, el cansancio, el aburrimiento, pero pronto estábamos sentados en el suelo contándonos media vida. Era curioso que el hecho de estar encerrados en un espacio tan reducido nos había hecho actuar como si nos conociéramos de toda la vida.

Ellla (no quiero mencionar su nombre)  me habló de su trabajo, su novio y los altibajos de su relación por los celos de él. Yo le conté detalles de mi vida, y curiosa me pregunto por mi relación con las chicas. Le dije que no era especialmente ligón pero no me creyó por que hizo ver que tenía mucha “labia”.

Había pasado hora y media y periódicamente pulsábamos la alarma. Después de tres  horas de charla nos relajamos más y ella apoyó la cabeza contra la pared, cerrando los ojos, mientras enfrente yo también hacia algo parecido.  Yo no dormía y la observaba entre mis dedos que me cubrían los ojos ,mientras apoyaba el codo en la rodilla.

Entonces ocurrió algo, mientras daba cabezadas sentada medio dormitando contra la pared, sus rodillas se separaron dejándome ver cada vez mejor entre sus piernas…. No podía ser….”como era posible que en aquella situación me preocupara de mirar allí???” pero era…… y era un tanga clarito y estrecho, apenas tapaba lo justo, estaba hipnotizado completamente.

Después de un rato tenia mis mejillas rojas y una erección brutal, no dejaba de mirar aquel ofrecimiento entre sus piernas y me era imposible dejar de estar excitado, muy excitado…

Entonces despertó y yo me hice el distraído juntando mis rodillas para ocultar “ la evidencia” , ella se incorporó y me indico que la subiera hasta la trampilla  de las luces por si hubiera alguna forma de salir de allí.

Me levanté medio agachado para no poner en evidencia el bulto que asomaba bajo mi vaquero. Tal como me indicó la subí…. Sujetándola un tobillo entre mis manos mientras se me agarraba, aquello fue la muerte… miraba arriba pocos centímetros sobre mi cabeza su tanga otra vez y encima pegadita…no quería ni mirar pero mi miembro ya era pura piedra….lo intentó y nada de nada solo las luces en aquella trampilla…

Al  bajarse se pegó a mi deslizándose contra mi cuerpo por miedo a caer , rozando parte de su entrepierna y abdomen con …. Lo que más sobresalía de mi evidentemente…. Estaba rojo, acojonado y en seguida me senté, ella me miraba en silencio frunciendo las cejas, sus mejillas estaban coloradas también. Estaba claro que algo había notado aunque no quería hablar de ello. Fueron unos segundos interminables, al final echando valor rompí el hielo.

-“Lo siento, perdóname, no sé lo que me ha pasado, el calor, yo que se … no se que decirte, no pienses mal de mi….”Volví a sentarme avergonzado sin saber siquiera donde mirar….

Pero tío ¡!! Es que no lo entiendo joder!!! … (sonaba a duro reproche, estaba muy irritada,) –Levántate y mírame  joder, que te estoy hablando! Es que todos los tios no pensais otra cosa!!.  Me decía con un tono cada vez más alto.

Resignado me puse de pie, pese nervios seguía con el mástil desbocado; y  aquella chica había resultado más morbosa todavía enojada. De modo que era evidente aquel bulto de más de un palmo que empujaba el vaquero ajustado marcando su terrible trayectoria erecta hacia un lado….

Dios!!!  Todavía estás completamente empalmado joder!!!  Se había transformado, parecía otra … yo balbuceaba cosas inteligibles….ella seguía muy enojada:  -Ni te me arrimes, no se te ocurra moverte de ahí!!!.  Pero algo no me acababa de cuadrar pues incomprensiblemente pese a su enojo miraba fijamente, casi de modo desafiante , aquel inoportuno bulto casi permanente. El hecho de ver que no me quitaba ojo a mis partes aun enojada, me produjo una extraña satisfacción. Respiraba hondo agitada pero era incapaz de dejar de mirar y yo a cada segundo me parecía que la tenía mas y mas dura.

Un flash, una intuición, no sé, algo me hizo aproximarme a ella tomar su mano y ponerla en mi bragueta sin pensar las consecuencias que aquello podría tener, pero en el fondo creo que intuía que estaba tan loca como yo. Cuando vi que no dijo nada puse mi palma entre sus piernas y apreté fuerte muy fuerte con los dedos su tanga dejándolo literalmente pegado a sus encantos.  Para entonces se mordía los labios y recorría el bulto con la mano sobre mi bragueta desde la base hasta donde terminaba el miembro. Luego nos pegamos el uno al otro comiéndonos la boca con unas ganas que parecían de otro mundo. No me lo creía … no era posible…. Pero allí estaba restregando su cintura contra la mia, y mi bragueta a punto de estallar…..

Mis manos instintivamente se clavaron en su culito acercándola contra mi,  al tiempo que subía la falda y se me deslizaban los dedos entre su tanguita. El calor por dentro pareciera que me iba a hacer salir ardiendo. Pronto la ropa estaba toda por los suelos y pude palpar y ver sus hermosos pechos, su tesoro con tan solo unos pelillos bien recortaditos. Y mi lengua mi lengua comiéndola mientras respiraba hondo, sus dedos hundidos en mi cabeza y yo sintiendo su coñito bien húmedo, paseando la lengua por su rajita abierta. …Que estamos haciendo…. Que estamos haciendo…. No paraba de repetir mientras con mi dedo índice rozaba suavemente su clítoris, ella dejaba escapar leves gemidos como ahogados, como con miedo a que nos escucharan ¿? Se supone que llevábamos cuatro horas intentando que lo hicieran…..

Mi pene rojo bamboleaba al aire en todos mis movimientos , mientras yo seguía estimulándola ,después me incorporé de pié, sus dedos agitaban con fuerza mi pene arriba y abajo. Cuando se agachó me sentí morir….. abrió un poquito sus labios bermellón y se introdujo la punta sujetando con dos dedos. Lo cierto es que hubiera preferido que la tragara entera, pero no era cuestión de exigencias en aquel momento.  Máxime cuando su lengua recorría entre mis quejidos de gusto la punta del  glande. Momentos después la tomé contra la pared levantando su nalga entre suspiros mientras entraba , taladrándola , sintiendo como se abría, se mojaba por dentro y como los empellones movían toda la cabina del ascensor, parecíamos posesos.  Hincaba sus dedos entre mi pelo sin parar de hablar inconexamente: “Que es esto.?....que es esto???...Después de un buen rato acelerando el ritmo más y más; me movía sintiendo como cada vez estaba más abierta y mi verga se deslizaba más aún . Echó la cabeza atrás  soltó un gemido aún mayor y sentí como mi polla se empapaba dentro de ella, se corría de forma intensa mientras mi boca mordisqueaba sus pezones. Al poco rato me sentí más tenso intentando clavarla más adentro en aquella locura acelerada, mientras se me tensaban las piernas se la deje bien hondo al sentir las deliciosas andanadas de mi leche arrojándose en su interior…. Dios ….dios….   diossss …..se me iba la cabeza por segundos no sabía ni donde estaba…. Estuvimos así enganchados unos instantes sin poder articular palabra….   Saqué mi pene chorreando, estábamos sudorosos,  ahora reíamos sin parar, no sabíamos que decir, solo nos mirábamos y reíamos.

Ya no mirábamos el reloj, solo nos mirábamos con esa mirada interrogante de quien no sabe muy bien por qué pasan las cosas.

Jugué con su pelo, la miraba, mis dedos recorrían sus labios su nariz, como queriéndome asegurar que no estaba soñando. Con mis dedos recorría su cuello hasta sus pezones y vuelta a empezar…

Ella la tomó con mi oreja mordiéndola hasta marcarla mientras con una mano acariciaba los testículos y bamboleaba jugando un pene de momento flácido y exhausto. El jugueteo y sus deliciosas manos provocaron para mi sorpresa una nueva erección antes de lo que yo hubiera esperado.  Sin perder tiempo la levanté y la puse de espaldas a la pared, agarrando sus senos como si fuera a escapárseme. Mi primer impulso fue dirigir la punta hacia ese hermoso trasero intentando abriselo con las manos, pero su gesto de contrariedad me hizo desistir de abrirle su lindo culo. En esa misma postura abri sus piernas estimulando con mis dedos los labios de su vagina, sin perdida de tiempo, saqué su pompi mas afuera y la penetré desde atrás ahora más despacio con menos locura pero implacable centímetro a centímetro hasta que mis testículos hacían de tope. Retiraba su pelo besaba su cuello, me movía despacio como si fuera un extraño baile. Ahora sentía deseo y ternura al tiempo , pendientes el uno del otro de nuestra respiración ….. solo me susurraba palabras inconexas….de las que solo pude entender algo como  :” vuela…. vuela…. no me sueltes……”  El ritmo mucho más lento propició que intentaramos irnos al tiempo, casi como fue… su respirar agitado sus puños apretados y un grito nada disimulado aceleraron mi ritmo y mi pene como  una tea encendida atizaba fuerte ahora….aguanto la respiración y un nuevo pequeño grito se le escapó …aceleré más enseguida para no demorar mi eyaculación y casi al tiempo que notaba como ella se encharcaba por dentro , me corrí largo y rico. Una de esas corridas que parece que uno quiere que no se acaben nunca, mientras mi garganta hacia ruidos extraños y me abandonaba enganchado a ella derramando con un placer casi místico.

Suspiramos hondo unos besos profundos, miramos al suelo, toda la ropa desperdigada por el ascensor. Saque unos pañuelos de papel y casi de modo tierno limpiaba los restos de fluido derramado a lo largo de sus piernas. La ayude a vestirse, me miraba divertida mientras.

Miramos el reloj seis horas ya, extrajo un cepillo de su bolso y se arregló el pelo, luego con ese mismo cepillo me peinó, después paso sus dedos repasando mis cejas. Me abrochó la hebilla del pantalón y cada uno volvimos a una esquina del ascensor sin perdernos de vista ni un minuto. Recuerdo aquella mirada aún mas que los momentos de gusto increíble que me hizo pasar.

Después de una hora oímos voces, a los pocos minutos una persona con un mono azul nos llevaba al hall, soltando mil excusas que ni siquiera escuchábamos…

Al llegar a la puerta el vigilante saco un manojo de llaves , pudimos oir como le preguntaba en voz baja al encargado de mantenimiento si andábamos muy cabreados. Su gesto lo dijo todo solo se encogía de hombros y los dos quedaron en el interior boquiabiertos sin entender como después de más de siete horas aquellas dos personas no habíamos soltado prenda.

En la esquina nos miramos; ella hizo amago de ir al otro lado de la calle, permanecimos así quietos. Hice ademán de sacar el móvil pero nuestras miradas nos dijeron que no deberíamos volver a encontrarnos, que la vida real estaba allí fuera, implacable…

Han pasado más de dos años de aquello y siempre que entro en un ascensor recuerdo todo…es más, mi pareja me recrimina continuamente por esa extraña manía que me ha entrado de intentar meterla mano en los ascensores, aunque vayamos con más personas…jamás entenderá por qué lo hago…