El ascensor
Un clásico: dos extraños encerrados a la fuerza en un ascensor durante un apagón... pero esta vez con un enfoque algo diferente...
CAPÍTULO ÚNICO
Esperaba al ascensor, algo taciturno
Víctor, trabaja en el edificio, en una de las oficinas de ingeniería, es callado, observador... algo tímido. Ahora tiene el aire contrariado... ya estaba entrando en su coche para volver a casa cuando recordó que había olvidado el informe que sin falta debería de entregar en la reunión de mañana con uno de sus principales clientes, por fuerza tenía que volver...
Ese dichoso ascensor en la última planta... bajaba lento, muy lento...
Una limpiadora, con el sempiterno carrito, se acercaba a él atravesando el vestíbulo. Se fijó en ella. Era alta...esbelta... vulgar, pero atractiva y provocadora, joven-se diría que impetuosa y un tanto avasalladora-, con ese estilo cajera de mercadona quedona que juega con el escote y las miradas cuando pasa códigos de barras por el escáner.
Al fin llegó el ascensor. Víctor se apartó ligeramente cediendo el paso a Rosy, así se llamaba, que pasó y, ni por un momento, pensó en agradecer la cortesía... Entró él.
-Buenas noches
-Hola, que hay... ¿aún currando?
-No, sólo un molesto olvido... ¿A qué planta?
-Tira, voy pa la última...
Sin duda era más vulgar aún de lo que había imaginado, pensó Víctor.
La última, que casualidad, podía haberse bajado en cualquier otra...-pensaba Víctor mientras, sin mirar, pulsó al botón de la planta catorce-... sería un largo silencio...
En el exterior, aquellas primeras gotas habían dado paso a un intenso aguacero y, ahora, los rayos se buscaban con estruendo y curiosos quiebros en el oscuro cielo. Tormenta de importancia, parecía...
Uno de los rayos acertó de lleno en el edificio de oficinas... el efecto sonoro, considerable...
El estruendo se sintió en la cabina como una bomba. Ésta vibró con intensidad, las luces se apagaron encendiéndose tan solo el piloto de emergencia y el ascensor se detuvo. Luego un silencio casi absoluto...
Rosy y Víctor callaban y esperaban, sólo sus respiraciones-lógicamente algo inquietas-rompían el silencio... Pasaron dos, tres, cinco minutos... nada cambiaba: oscuridad,silencio, quietud...
-¡Hay que joderse!-exclamó Rosy-menuda ratonera... ¡Que putada!...
-Víctor siguió callado... esta chica perderá los nervios en breve, pensó, y me dará la nochecita... ¿tenía que quedarme atrapado con esta tía tan vulgar, tan zafia?
Víctor, en la penumbra que arrojaba el piloto de emergencia, empezó a fijarse levemente en aquella mujer-compañera forzosa-que, posiblemente por más tiempo del deseado, le acompañaría durante la noche. Sus apreciaciones eran sólo físicas, de las demás prefería pasar. Efectivamente era bastante atractiva... alta...esbelta... joven, morena, caderas marcadas-en su justa proporción-, piernas largas... pechos bien formados, ni grandes ni excesivamente pequeños, turgentes... con la forma ideal-hechos para llenar la mano, sin desbordarla-... ¡sí!, estaba muy bien... pena su vulgaridad que repelía aún más de lo que atraía su físico... al menos a él.
Rosy que por intuición o costumbre se sentía observada por aquel extraño, también le exploraba. No estaba mal aquel pijo. Elegante, aunque con ropas demasiado serias y convencionales para su gusto, buena talla, buena planta, callado, observador,... algo tímido... no abría la boca y aquel silencio la agobiaba aún más que la casi oscuridad y el encierro forzado en aquella lata de sardinas...
Los minutos pasaban... el estruendo de la tormenta, aún presente, sonaba más lejano, más apagado... pero igualmente violento... El caos de los servicios técnicos de los diferentes servicios de la ciudad era más que considerable... El apagón sería largo, con suerte todo quedaría restablecido al amanecer... sólo con suerte...
De haber tenido esta información, sin duda Rosy y Víctor se habrían sentido desalentados... toda la noche con un extraño en una jaula... ¡Menudo panorama!
Se cumplió la primera hora de encierro y Víctor carraspeó: parece que va para largo, ¿verdad?
-Sí, respondió Rosy, hoy parece que dormimos juntos...
La forma de decirlo, su sonrisa burlona e insinuante, molestó a Víctor. ¡Por Dios que zafia, que vulgar...!
-Tú, ni tabaco ni na, verdad. Yo me lo dejé en la taquilla... aquí, sólo con bata y bragas-bueno tanga-no es cómodo llevarlo encima y las más me se olvida... hay que joerse...
-Ya supongo... pero tampoco veo la necesidad de ser tan descriptiva, señorita...
-Hala que finolis... pues que tié de malo ir en tanga si llevas bata... joder tío, ni que no hubieras visto a ninguna en cueros...
-No se trata de eso señorita... se trata, no se, de preservar un poco nuestra intimidad, de un natural pudor... no deseo imaginarla así, ni cambiándose frente a su taquilla... de todas formas, aquí, sin saber el tiempo que hemos de permanecer, no conviene fumar...
Rosy no se lo podía creer... lo único, absolutamente lo único bueno que tenía aquella situación... era poder juguetear con la idea, con la posibilidad de cumplir con la fantasía que, casi todos los hombres y bastantes mujeres, abrigan de hacer sexo con un absoluto desconocido-como animales-encerrados en un ascensor y durante un apagón... y, joer, este tío debía de ser de los pocos que na de na...
Rosy no es mujer de desánimo fácil, es mujer impetuosa y un tanto avasalladora y, que coño, sabe que está de toma pan y moja... algo haría... pero, esto, esto no lo iba a dejar escapar sin más...
-Menuda prepotente la niña-pensaba Víctor-¿qué se cree?... no admitiré sus insinuaciones... la próxima palabra en ese sentido, la próxima insinuación más o menos velada... la corto, la pongo en su sitio.
-Tú, ¿te ha pasao esto alguna vez?¿te has quedao encerrao solo en algún sitio así con un pivón como yo?¿qué hicisteis?¿charlar, jugar al parchis, crucigramas... mmm... jaajajajjaj?
Aquella risotada sacó a Víctor de su ensimismamiento... le despertó... le hizo volver...
-Vaya pillín, algo harías... jaajjaj
-Pues curiosamente sí, esto de hecho es, para mí, casi un déjà vu... fue una experiencia interesante...
-Y... ¿disfrutasteis?¿fue agradable?¿sexo salvaje... como animales?... ¿eso te gustaría repetir conmigo?¿eso es lo que te tiene tan callado?... apuesto que estás dando vueltas a como abalanzarte sobre mí, como desnudarme, como follarme... jajjajajajj
-No entiendes nada y supones mal y demasiado...
-Creo-continuó Víctor-que tienes una concepción chata, vulgar... muy muy pobre de lo que es el sexo. Para ti se reduce, creo yo, a un rápido metesaca precedido, con suerte, de dos besos zafios, tres estrujadas de teta y marchando... yo tengo otra concepción, otra forma de vivirlo que-sin dejar de llegar también a esos momentos finales (mucho mejor ejecutados, claro está)-se basa en otra forma de sentir, no tan obvia pero doblemente intensa, otra forma de gozar... que va más allá de lo que se ve a simple vista...
-No te gusta lo que ya ves a simple vista... jajjajajja... ¡qué cara más dura!... ¿quieres que me ponga en cueros, como me parió mi madre, para verlo todo, pillín?... jajajjajaj
Por toda respuesta Víctor, quitándose la chaqueta-sobre la que se sentó una vez conveniente doblada-, aflojando su corbata y soltando el primer botón de su camisa, se sentó en el suelo de la cabina y volvió a sumergirse en un profundo silencio. De alguna forma parecía que no estaba allí...
Rosy observó con estupor la actitud adoptada por su forzado compañero de encierro. La sonrisa estúpida que antes exhibía, su actitud burlona y provocadora... se quedaron como congeladas... se sentía menospreciada, humillada, absolutamente ignorada... no comprendía nada, jamás había experimentado algo similar... y, por un instante, notó que aquel hombre le atraía cada vez con más fuerza... Resignada al castigo de su indiferencia y ya sin atreverse a interpelarle, decidió sentarse también, sobre el suelo de la cabina, con su espalda apoyada en la pared, y enfrentada al extraño... Luego cerró los ojos y se sumergió en un largo silencio...
...
...
Pasaron dos o tres horas... serían las doce de la noche o la una de la madrugada... los dos prisioneros habían permanecido en un silencio sólo roto por algún gemido de Rosy o un ligero carraspeo de Víctor (a su pesar, aunque no se lo hubiera comentado a Rosy, fumador contumaz e impenitente provisto en todo momento de los enseres necesarios para ejercitar su vicio). Por fin Víctor decidió educar a aquel torpe y bello animal... le enseñaría a gozar de un sexo que jamás había ni intuido, a paladearlo...
-Hoy aprenderás algo, algo de lo que disfrutarás de ahora en adelante, algo que no te hará perfecta pero que te mejorará, que te hará más atractiva, más deseable y te permitirá, sin duda, gozar más y mejor...
-¿Qué me dices tío? Tú estas pallá... ¿Te pinchas?¿Qué ices ahora?¿Ta sentao mal el encierro?... No te entiendo nada, antes me das un corte de puta madre y ahora me vienes con mariconadas de pijo... Rosy le miraba con los ojos como platos.
-Hoy haré sexo contigo. SEXO, con mayúsculas. No esa práctica habitual tuya cuando te dejas cubrir, montar, por tus amantes esporádicos de una noche, de una discoteca, de unos servicios,... ¿de un ascensor?...
La muchacha miraba perpleja y escuchaba atónita... No entendía nada... absolutamente nada, pero su curiosidad iba en aumento. Aquello era absolutamente insultante. ¿Qué o quién daba derecho a aquel estúpido a tratarla de buscona, de golfa, de putón?... ¿Qué sabía él? No tenía ni puta idea como se lo montaba ella, joder. Pero, ¿por qué había acertado tan de lleno?¿la conocía de algo el muy cabrón? Todo esto le daba muy mal rollo... empezaba a sentirse muy a disgusto...
-Quiero que me mires, que me observes... que obedezcas mis órdenes... quiero que sientas y que me sientas...
-¿Qué te obedezca, tío? Pero, ¿quién te crees?¿quién eres tú pa darme órdenes?¿nos conocemos de algo?¿De qué vas tío?... Pues vas aviao...
Él comenzó a desabrochar lentamente, de uno en uno, los botones de su camisa, dejando entrever, por el hueco que se formaba un torso bien formado, con el vello justo (ese vello que, en algunos hombres, tanto excitaba a Rosy). Luego, tras una ligera pausa, interpeló a la muchacha:
-Quiero que hagas lo mismo que me has visto hacer a mí, que lo hagas despacio, sólo hasta tu cintura-por ahora-y que tus pechos se dejen entrever... quiero deleitarme con tus formas... quiero ver como me concedes este pequeño capricho sólo porque yo te lo ordeno...
-No pienso hacer na de na. Al final eres un guarro, como tos... Mucha pinta de señoritingo fino y con estudios pa acabar diciendo a la Rosy que te enseñe las tetas... Pa hacer cosas raras ahí en tu rincón... ¿Pa pajearte?¿Pa pedir que me haga cosas guarras y mirar...?... La muchacha exaltada no dejaba de proferir estas y otras expresiones similares... Estaba indignada, ofendida... y, a la vez, el estar encerrada con aquel tío tan raro empezaba a sobresaltarla...
Víctor la escuchaba sin inmutarse, sereno, tranquilo... su mirada era fría y decidida... Se diría que, a pesar de la reacción de Rosy, seguía esperando que la muchacha le obedeciera...
Rosy fue perdiendo fuerza, sus frases se repetían una y otra vez... hasta ella fue notando lo poco variado de su discurso, lo fue frenando hasta que, al fin, calló...
-Y bien, siguió Víctor, ¿no me obedecerás?¿no quieres conocer lo que te quiero mostrar?¿no sientes curiosidad?
-Tío... más bien lo que tú quieres que yo te enseñe, joder... ¡Vaya mosquita muerta!... ¡Qué raro eres, joder!...
-Veo que sigues sin entender... sin escuchar... sólo quiero que desabroches los botones de tu bata... no has de mostrar nada... sólo que te relajes...
-¡Joder el tío listo! No, no te pongas en cueros... jajjajaajja... sólo desnúdate... ¡Ay la Virgen!... Te crees que soy tonta...
-No, no es eso... sólo sigue mis instrucciones, ni te tocaré... tampoco me tocaré... sigue mis indicaciones, obedece, y, sin duda, disfrutarás de una experiencia absolutamente nueva para ti. Pero, no te equivoques, yo ni gano ni pierdo con ello... eres tú, sólo tú, la que tiene algo que ganar con esto...
Rosy estaba perpleja... ¿Qué quería aquel tío? No quería follarla, no quería siquiera tocarla... y, por lo que decía, tampoco se iba a pajear mientras ella hacía guarradas... ¿Qué coño quería?¡Joer!... ¿y si probaba?... tampoco perdía nada y muchas otras cosas que hacer... no había ¿no?
Víctor la seguía mirando paciente... como esperando...
-Mira tú, dijo al fin Rosy, voy a probar... te haré caso... pero, te lo advierto, tonterías... ¡ni media!...
Le hizo caso y comenzó a soltar los botones de su bata... uno a uno...
-Más despacio, indicó Víctor...
-Ella obedeció... y prosiguió con la máxima lentitud... Le resultaba extraño, a pesar de todo, hacer caso a aquel panoli...
A la vez algo de aquello la ponía como cachonda... era algo nuevo... jamás se había desabrochado algo tan despacio y, desde luego, jamás habían dejado de tocarle las tetas sobre la marcha... Aquello, joder, tenía un puntito...
Él observaba... a través de la abertura sólo se vislumbraban ligeramente aquellos pechos, en verdad apetecibles... No quería distraerse...
-Quiero que ahora cierres los ojos... que me imagines... me recuerdes frente a ti... que recuerdes mi mirada con un punto de deseo... que pienses en esa mirada, en ese deseo, que analices lo que eso te hace sentir...
-¡Joder!¿Pa eso tengo que cerrarlos?... Así no creo que avancemos mucho... ¿Imaginar cómo me miras como un salió?... Pues... ¡vaya historia!... A que me quedo sopa...
-Obedece, exclamó Víctor, obedece y aprenderás... Casi se notaba un ligero timbre de impaciencia en su voz...
-De acuerdo tío... ya voy...
Ella cerró los ojos y observó, como en sueños, los de él... Era curioso, veía ese punto de deseo, pero controlado... era una mirada firme que sin duda escrutaba sus formas pero, a la vez, se sentía como acaricida por ella. De alguna forma esa mirada hacía más bellas sus tetas... se sintió como deseada con mayúsculas... Él no sólo deseaba esos pechos-como dicen los pijos-, apenas intuidos, deseaba más allá... la deseaba a ella y eso, sin duda, la excitaba...
Víctor sopesaba el momento... observaba la cara de ella, sus ojos cerrados... esperaba, esperaba la señal que hiciera oportuno romper aquel silencio... un cambio en la expresión de aquella muchacha... una modificación en su respiración... algún movimiento...
Ella se sentía más y más deseada... observada... penetrada de una forma intensa... ¡Joer! Casi podía sentir a aquel tío...
-¿Me sientes?¿Junto a ti?... ¿Te gusta?¿Qué notas?¿Qué percibes?...
-¿Eres mago?¿Eres de esos que actúan en el teatro?¿De esos que te hacen salir y acabas haciendo chorradas?¿Haciendo el ridículo a cuatro patas o ladrando, o cacareando como un puto pollo?¿Eres un notizaor desos?...¡La ostia...menudo lío!¡Al final me follas!...
-¡Responde mi pregunta!
-¡Sí!¡joderrrr!¡sí!... te siento muy cerca ¡coño!... ¿Es eso lo que quieres oir, no?
-Bien... sigamos avanzando... Ahora quiero que te sientas tú... que sientas tu cuerpo... tu cara, tu cuello,... tus tetas-tus pezones-... ese lateral de tu cuerpo que dibujando una suave curva llega a tu cintura, a tus caderas,... tu vientre-tu coño-, tus ingles, tus piernas... que sientas tu pelo... que te sientas respirar... latir...
-¿Qué buscas?¿qué quieres de mí?...
-Quiero lo que acabo de decirte... sólo eso... que te sientas... que te sepas mujer...
-¡Joder que raro!
-¿No quieres seguir?¿no quieres sentir...?
A regañadientes, Rosy, tentada por la experiencia anterior... empezó a sentirse. Tú y yo habríamos notado que se percibía torpemente... de su cuerpo... tenía una ligera impresión... su cara, su cuello-¡joder, sin un muerdo como Dios manda!-... sus tetas y sus pezones sí... el lío de curvas... uff... er chichi, claro-eso sí lo sentía-y joder, ¡un poco húmedo!¡hijo puta brujo!... lo demás... bah...
Era difícil esta chica-pensó Víctor-o, era lo más seguro, él demasiado ambicioso y soberbio... Hacer de una jodida limpiadora más basta que el sebo alguien con una mínima sensibilidad... de todo punto imposible, inútil...
-¡Oye tú! Ya me noto... y me estás poniendo cachonda... lo juro, ¡joder!... Por Snoopy y la jodía cobertura de mi móvil.... Jajjajajajjjajaj
-¡No!¡no!¡no!... no entiendes nada... no es eso lo que quiero... quiero que sientas lo que tienes... lo que posees... como eso te une al universo... como, de alguna forma, aunque sea torpemente al principio, tienes un tesoro en ti, algo que puede hacerte gozar de ti misma... algo que hará gozar a los demás en tu entrega... y gozarás del otro... cuando se entregue a ti... cuando se funda en ti y contigo...
-Vamos, cuando follemos, ¿no?...
-¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!
Ese no de Víctor sonó a profundo enfado, amarga decepción y terrible descontrol...
Rosy abrió los ojos espantada...
-No entiendes porque te empeñas en seguir siendo una vulgar fregona, una zafia... y yo soy un torpe engreído por querer mejorarte... no vale la pena, ¡joder!¡no vales la pena!...
Rosy sintió como una lágrima resbalaba por su mejilla... de pronto supo que se había equivocado... que jamás tendría otra oportunidad así...
Víctor ya no miraba, sólo se sumergía egoístamente en la intensa frustración interior que le proporcionaba su orgullo herido...
La luz, de pronto, inundó la cabina y el ascensor, como si nada hubiese ocurrido, prosiguió su camino...
Ambos, tras un breve momento de indecisión, se incorporaron y comenzaron a componer sus ropas...
Diez, once, doce, trece... y catorce... las puertas se abrieron... dos trabajadores de mantenimiento-aire falsamente preocupado-les dieron la bienvenida... les preguntaron...
¡Todo bien, sin problemas!-dijo Víctor-¡Su puta madre!-dijo Rosy... Uno recogió su informe-(¡joder! ¡Las cuatro de la madrugada!) y la otra comenzó a limpiar...
Víctor tomó el ascensor de bajada... Rosy le miró de soslayo...
Aquel pijo hijoputa la había hecho sentir de otra forma, él no lo sabía... ¡ni lo sabría!... pero ella... ¡ella-la Rosy-lo había sentido!¡Joder!... lo había sentido-aunque sólo fuera una vez-y era para ella, de ella... para siempre.