El Asalto
Hoy día quiero relatarles un acontecimiento que por sí mismo es bajo y espantoso, pero lleno de excitación y algo de perversión, exhibicionismo y locura, un asalto en un microbús de la ciudad de México.
El asalto.
Hola queridos amigos y lectores. Hoy día quiero relatarles un acontecimiento que por sí mismo es bajo y espantoso, pero lleno de excitación y algo de perversión, exhibicionismo y locura, un asalto en un microbús de la ciudad de México.
Es muy sabido por todo mundo la inseguridad que a diario vivimos en ésta enorme ciudad, de verdad que ya nada es seguro, sea viajar en un taxi, en el microbús, en el metro, etc. El peor de los casos es que nuestras mismas autoridades están inmersas en la misma delincuencia y nadie ni hace ni dice nada, entonces ¿en quien debemos confiar?
La semana pasada se dio el regreso de los escolares a sus actividades normales, se imaginarán los conflictos viales y la gran cantidad de gente que se amotina en los transportes de pasajeros. Verdaderamente un caos.
Vamos a lo que nos ocupa. El miércoles para ser exacta, me arregle y prepare desde muy temprano para ir al trabajo, como siempre; traje sastre azul marino, pantimedias de color natural y tacones altos (es mi uniforme), eran exactamente las 7:00 de la mañana cuando ya estaba formada para tomar el micro que me llevaría hasta la estación del metro. En esta base, como en muchas otras solo llenan el micro con los asientos completos y no permiten llevar gente parada, técnicamente esto diría que el micro, o por lo menos el viaje será más seguro, pero es totalmente erróneo ese pensamiento. Así es que se debe tener mucho cuidado al abordar un microbús.
Una vez sentada en mi lugar sinceramente no me percaté de que tipo de gente venía en el micro, así es que comenzamos el viaje. De inmediato cerraron ambas puertas y subieron un poco el volumen al radio. El micro tenía los vidrios polarizados y poco se podía ver desde fuera de él. Los problemas comenzaron poco después de haber ingresado a la calzada de Tlalpan, tres tipos de la parte trasera y dos más de adelante se levantaron con arma en mano gritando un mundo de vulgaridades y pidiéndonos que no gritáramos ni mucho menos ya que nos cargaría la chingada. Uno de ellos se acercó al chofer y apuntándolo con un arma en la cabeza le pidió que no tratara de hacerse el valiente y que siguiera la ruta normal, sólo que tenía que bajar un poco la velocidad. Todos ellos venían descubiertos de la cara, creo que por eso nos pidieron que nos agacháramos y que para nada volteáramos a ningún lado.
Comenzaron a despojarnos de todas nuestras pertenencias, relojes, monederos, carteras, joyería y hasta teléfonos celulares; cuando aparentemente habían terminado sentí un jalón muy fuerte en mis cabellos que me obligaba a pararme, lo cual me produjo un fuerte dolor y por ende un grito desesperado, entonces comencé a llorar. Me llevaron hacia atrás del micro y me sentaron en la última banca, me taparon los ojos con un paliacate y me sujetaron las manos con no se que.
Sollozando no solo del temor que tenía por lo que me pudieran hacer, sino por el evento mismo, alguien de ellos me empujo hacia otra persona, indudablemente era también una chica, lo entendí así porque al empujarme a ese cuerpo sentí en mi nariz el olor a labial y el olor también del maquillaje. Por lo que entendí nos empujaron a ambas hasta que nuestros labios chocaron y se unieron en uno solo. La indicación era terminante, bésala imbécil o te rompo la madre , solo que no sabía a quien se lo decía, si a ella o a mi. Entonces sin dudar y por el puro instinto abrí mis labios para unirme a ella. Con mis labios temblando de miedo comencé a buscar su lengua con la mía cuando de repente alguien me abrió las piernas para manosearme.
No puse ningún tipo de resistencia y al parecer mi pareja tampoco, mientras mi lengua jugaba con la de ella, también yo era correspondida. Los malandrines vitoreaban todo riéndose y gimiendo, como de gusto.
Me quitaron del lugar en donde ellos mismos me habían puesto para levantarme del asiento, apoyaron mis manos en uno de los barandales y me hicieron hincarme en esa misma banca, subieron toda mi falda hasta la cintura y de un solo jalón me bajaron las madias con todo y calzón hasta medio muslo. Sin miramiento ni mucho menos alguien me tomó de la cintura y con un solo empujón me penetró toda su verga hasta el fondo, en ese momento sentí venirme y tuve mi primer orgasmo de inmediato, fue una sensación de excitación y de exhibicionismo que jamás antes había experimentado, mis lágrimas de dolor se convirtieron en lágrimas de deseo. Entonces me quitaron el paliacate de los ojos y pude verme en una posición verdaderamente muy comprometedora, uno de ellos tomaba fotos con una cámara digital.
Cuando pude ver a la otra chica, también la estaban manoseando y ella estaba llorando muy quedito, la habían subido también de forma completa la falda, solo que ella no llevaba medias, y debo decir que la chica era guapa.
También pude ver el inmenso tráfico que había en la calzada de Tlalpan, logré ver algunas caras de los automovilistas que iban tensos por el tráfico, mientras yo disfrutaba cada penetración que me hacía el tipo que llevaba pegado a mis caderas, le pedí que me acercara a la chica para seguirla besando. Tenía unos labios hermosos y sabía besar muy rico, era tierna y dulce, antes de besarla le hablé al oído para decirle que si ambas cooperábamos ninguna saldría dañada. Sentí mucha dulzura en sus besos y con su lengua me decía que también estaba disfrutando aquella humillación de la cual ambas éramos presas.
Después de esto, también la levantaron a ella y la pusieron en la misma posición que a mí, entonces otro la penetró.
Quién me estaba cogiendo soltó un gemido de satisfacción y de inmediato me quito de su lado, con un empujón me tiró en el asiento e hizo que abriera mi boca para poderse venir en ella, yo no dude en abrirla, y sentí un chorro de semen muy calientito en mi lengua, parte de ese chorro me lo tragué, lo poco que me quedó lo compartí en los labios de aquella chica. Poco después su amante se quedó completamente paralizado y también gimiendo se vino dentro de ella, la chica solo decía que no, pero como diciendo más.
Se salieron de ella y se dispusieron a bajar del micro, yo traté de subir mi calzón y mis medias casi rotas a su lugar, la otra chica le ayude a despojarse de las ataduras que le habían hecho, la gente conmovida (o excitada) por lo sucedido no hizo más que voltearnos a ver, fue cuando decidí bajarme del micro con ella para tomar un taxi e ir a levantar una denuncia de hechos.
Por supuesto que esto no es nada agradable, más sin embargo espero sus comentarios en mi correo, ya que la denuncia ya esta levantada, gracias por su atención. Adiós, mi correo es lovelygirl3x@yahoo.com.mx o lovely_girl3x@yahoo.com.mx