El arte del submundo

Es una continuación de "El arte de un viaje", mucho más profunda y con más intensidad nefasta. Espero que les guste. Un beso. Sandra Raquel.

El arte del submundo

Algo me zarandeaba sin cesar.

Desperté sobresaltada y me encontré con la mirada sonriente de Germán.

Cuando conseguí ser consciente de quien era, recordando los suplicios de hacía unas horas y mi desnudez patente, me cubrí las tetas con mis brazos, para preguntar...:

Qué sucede ahora?.....Dónde estoy?.

Venga preciosa, que estás muy dormilona últimamente. Sal de la cama y aséate. No sé que sucede, pero te aguarda en la puerta la policía judicial.

La policía judicial?.....Pero que es lo que sucede Germán?.

No tengo la mas remota idea, pero levántese y aséese convenientemente.

Germán, estoy confundida......pero, que pasó anoche después de esa fiesta extraña?.

A que fiesta se refiere señorita?. No tenemos fiestas desde hace al menos un mes. Quizás sus pensamientos aún estén afectados de su enfermedad de los últimos días.

He estado enferma?.

Si y la verdad es que me tocó a mí cuidarla y llevarla a médicos. Al final quedó en un susto, pero sus altas fiebres las cuidamos en el Castillo.

Me quedé desconcertada. Le miré a los ojos a Germán, pero parecía sincero en cuanto decía. Y me hundí un poco más.

Con un achuchón mas por parte de Germán, salí de la cama, completamente desnuda y me fui al baño seguida de él.

Entré al baño y me duché por largo rato. Estaba muy confundida. Imaginar que lo que había sucedido el día anterior no fuese real y sólo un sueño, me hacia sentirme bien y a la vez agobiada. Terminé de ducharme y tras secarme, retoqué mis labios sin el carmín púrpura de lo que parecía había sido mi sueño.

Salí desnuda sin darme cuenta y me encontré de cara con Germán, que me ofrecía un pequeño vestido. Sin mangas y ligeramente escotado, ideal para los calores de aquellos días. Abotonado por delante hasta algo pasado el pubis, de cuya parte el vestido hasta un poco por debajo de mis rodillas quedaba abierto. Era un vestido muy ligero y cómodo.

Me vestí ante él, aún confundida de cuanto sucedía, aunque estaba convencida de que lo había soñado todo.

Me calcé las chanclas con algo de tacón y bajé hacia el salón. Conocía todo perfectamente, así que atribuí a mi sueño la mala jugada anterior. Sin embargo algo quedaba en mi subconsciente que no me liberaba del todo.

Al llegar al salón, me encontré con unos señores, bastante serios que eran los que al parecer me aguardaban y me quedé confundida de nuevo. Sin embargo, fue Germán quien les dijo que se sentaran un poco y tomaran algo, ya que a quien buscaban necesitaba tomar unas medicinas, mientras desayunaba.

Se vinieron con nosotros y tomaron un café mientras desayunaba mis bollos con mantequilla, que mojaba en la leche chocolateada. No me importó demasiado que me vieran allí, aunque por dentro me sentía muy angustiada. Me preguntaba a mí misma, que era lo que habría hecho yo, para que vinieran a buscarme aquellos dos hombres.

Terminé de desayunar y tras enjuagar mi boca, Germán me llevó ante ellos. Al ser cedida, me pusieron las manos detrás y colocaron unas esposas en mis muñecas.

Miré angustiada a Germán, que simplemente se encogió de hombros sin, al parecer, saber que hacer pero diciendo :

Déjate llevar, el profesor Pittiard ya está al tanto de este sucedido. No pasará nada, tranquila.

Aquellos hombres, me sacaron del interior y me condujeron hasta un coche enorme todo negro, en donde me hicieron entrar. Me sentía algo violentada sin saber nada de cuanto sucedía. Mi sueño volvió a aparecer nítido en mi cabecita y me sentí a punto de derramar nuevas lágrimas.

Me sentía muy extraña y con enormes miedos dentro de todo mi ser. Me mantenía con la mirada baja y algunas lágrimas caían silenciosas en mi escote. Los hombres que me custodiaban no me dijeron e hicieron nada en momento alguno.

Al llegar hasta las dependencias judiciales, pude ver en un rótulo : "Juez Clemente".

Me hicieron subir hasta una planta muy elevada y una vez en la misma, llamaron a una puerta, mediante un timbre. Abrió otro hombre de aspecto muy desagradable y bastante mal educado, que cojiéndome de un brazo me hizo entrar seguida de mis dos acompañantes, para decir :

Nombre de la puta y cargos.

Los dos hombres se quedaron ligeramente molestos, pero uno de ellos dijo :

Lissandra Rodríguez. Espionaje, robo y escándalo público.

Al escuchar aquella declaración por parte de uno de mis acompañantes, quedé perpleja y grité.....:

NOOOOOOOO!!!!...eso es falso....es FALSO......nooooooooooo!!!!.

Señorita, no vuelva a gritar así, está claro?. Está Ud en el terreno de la ley. El Señor Juez determinará si es o no lo es.

Ante semejantes palabras, me hundí y aún esposada esperé a que alguien mas legal me atendiese.

Cumplimentaron todo el procedimiento y los dos hombres se alejaron de aquel lugar, dejándome a solas con aquel monstruo de hombre.

Señorita Lissandra, siéntese en aquel banco y aguarde a que sea llamada.

Podrían quitarme las esposas, al menos?.

No, el Señor Juez será quien dictamine el estado en que deba quedar, Señorita. Siéntese allí y no me distraiga.

Me senté en el banco indicado nerviosa perdida, sin saber que sería de mí. Pensé en mi amada alik.....y en zoga de quien me acababa de enamorar y me sentí acompañada por un instante, para inmediatamente caer en una angustia profunda. Ansiaba que apareciera Mr. JOPI, mi profesor de pintura.

Pasaron las horas, sin que persona alguna pasara por la sala. Me levanté y me asomé a la puerta. Seguía estando aquel ser aborrecible, por lo que volví sobre mis pasos para sentarme de nuevo en el lugar indicado.

Era ya noche cerrada, cuando sentí algo de ruido al otro lado de la habitación en la que me encontraba. Al rato, sin que viniera alguien a decirme algo, me levanté del banco que tenía mi culo ya plano y me aproximé a la puerta. Miré sin hacer ruido y vi a una mujer ya madura en el lugar del desagradable de turno. La observé durante un rato y me entraron mil miedos al ver que tipo de mujer era. Ansiaba que el juez me llamase, pero a esas alturas era probable que ni supiese que estaba en aquella sala esperando.

Volví a sentarme en el banco, sin hacer ruido alguno y permanecí atenta a cualquier sonido que se produjera.

Durante media hora solo escuchaba a esa mujer que, solo de pensar que me pudiese detectar se me desajustaba el cuerpo.

Ya daba todo por olvidado y perdida en aquella ansiedad, cuando escuché la voz de un hombre decir :

Hola Olga, haz pasar a esa señorita.

Cómo dice Juez?.

Que hagas pasar a la señorita Rodríguez...te queda mas claro así?.

Juez, pero es que no hay nadie esperando. Hace 2 horas apagué todas las luces.

Cómo que no queda nadie, estúpida. Acaso se ha largado esa puta?.

Perdone Señor, pero relevé a la hora convenida a mi compañero y nadie había en su lista de espera.

Dios!!!!, que panda de inútiles.

Señor Juez, no debe haber nadie ya en todo el edificio.......

Tu que sabrás estúpida!!!....quédate en tu puesto y atiende a la seguridad.

Vale Señor Juez....lo haré!.

Las voces se acallaron y pensé que me quedaba de nuevo sin ser recibida por el juez, pero de pronto las luces se encendieron en aquella estancia y quedé deslumbrada del todo.

Cuando conseguí adaptar mi visión ante quien acababa de entrar en la sala, lo tenía ante mí. Me cogió del pelo y haciéndome levantar, me dijo :

Tu nombre, zorra!!,

Lissandra, Señor.....uyyyy....uuugggg!!!

Así que eres la zorra que llevo aguardando desde hace 5 horas. Se va a enterar el maricón ése. Sígueme sin pararte para nada, entendido puta?.

Casi me daba mas miedo ya, que la mujer que estaba en la entrada, pero le seguí sin rechistar, temblorosa de miedo y cansancio.

Olga, esta putita que és para ti?.

Señor Juez, de donde ha sacado a esta mujer?.

Pregunto yo estúpida!!!. Qué hacía esta mujer en esa sala?. Responde bruja del demonio!!!.

Juez...perdón.....Señor Juez, ignoraba que hubiese alguien ahí dentro. En mi lista no está y además no escuché ruido alguno en lo que llevo de turno.

Pues ya ves que si lo había. La seguridad en esta estancia es una maravilla. Estate atenta Olga. Y tú ramera de mierda, sígueme que estoy ya muy quemado esta noche!!!.

Le seguí sin rechistar y ni siquiera miré a aquella mujer, que estaba segura me estaba crucificando o cosas peores, con su mirada.

Una vez que llegamos al despacho del juez, me indicó una banqueta y me senté obediente, sin saber que decir o hacer.

Señorita Lissandra Rodríguez, verdad?.

Si, si Señor.

Muy bien, a pesar de la hora que es, seré magnánimo con Ud. Uuummmmmm, menudo recetario. Así que según Ud es estudiante de arte, es asi?.

Si, Señor Juez. Vine con una beca para estudios avanzados.

Ya veo, si. Pero decidió meterse en asuntos turbios, verdad?.

Pues no, Señor Juez....no sé a que se refiere Señor?.

Ya veo, si. Y además le apeteció hurtar objetos de los invitados de su profesor, verdad?.

Jo...Señor, nunca haría tales cosas, Señor Juez.

Ya veo, si. Pero no conforme con todo eso, se las ingenió para acosar y someter al profesor Pittiard de un modo sexual, verdad?.

Señor Juez, no sé de que está hablando, Señor.

Yo si sé de que estoy hablando pequeña puta!!!. En estas denuncias que tengo contra ti, pero antes de decidir nada, visualizaremos unos vídeos y así podrás refrescar mas la memoria. Antes de ir, quítate las chanclas...no quiero cliqueos en la tarima hasta la biblioteca.

Obedecí a lo que el Juez me solicitaba, pues dadas las horas que eran, los ruidos así podrían ser molestos.

Cógelas en las manos y sígueme.

Una vez descalza, flexioné mis piernas para intentar coger las chanclas con mis manos aún sujetadas a la espalda.

Vaya!!!...aún sigues esposada. Deberías haberlo dicho criatura.....Que torpes son!!!. Acércate hasta aquí que quite esas esposas, aquí estás controlada pequeña.

Dejé de intentar capturar mis chanclas y me acerqué hasta él, tendiéndole mis muñecas juntas por la espalda.

Fui liberada, sintiendo un alivio estar libre de aquella opresión. Y cogiendo mis chanclas, le seguí hacia donde él me indicaba y llevaba. Y llegamos hasta lo que él decía que era la biblioteca. Una enorme sala con compartimentos invisibles para cada actividad.

Siéntate en ese sillón, te mostraré escenas que te resultarán familiares.........espero!!!.

Le obedecí y me senté en el enorme sillón sintiéndome relajada y casi agradecida. Aún mis miedos no se habían quitado, pero su amabilidad paliaban un poco tales circunstancias.

Me ofreció algo de beber...y llena de timidez le pedí una coca-cola. Me la trajo y se sentó en otro enorme sillón, pero cerca del que ocupaba yo y me dijo :

Ahora es el momento de rememorar tus vivencias. Está extractado, así que no pierdas detalle.

Asentí, mirándole a los ojos y me centré en las escenas que aparecían de mí. Me contemplé en todas mis actividades en aquel tiempo, sintiéndome avergonzada completamente. Me sentía incapaz de hacer gesto alguno. Sabía que era contemplada en mi mas absoluta desnudez. Casi ni respiraba, para que el Juez no sacase impresiones equivocadas de mí, pero nada mas terminar ese vídeo de una hora de grabación las sacó, poniéndome mas colorada que la grana.

Ya has visto en lo que expones con tu cuerpo desnudo. Quizás no fueras muy consciente de ello, pero has insultado a algunas personas mas sensibles y eso se paga, pequeña.

Me sentí aún mas apocada y me encogí, llena de terror y angustia.

Observo que te das cuenta de la gravedad que pende sobre tí. Ahora te mostraré los lugares a donde podrías ir a parar, si la sentencia fuera de culpabilidad. Obsérvala con atención aunque te desagrade.

Estas palabras me afectaron un poco mas, hasta dejarme encogida y llena de terror. Aunque lo peor vino con las imágenes que me obligó a contemplar. Había tres destinos posibles..: Una granja de trabajos forzados, una factoría de energía o bien la reclusión en un convento un tanto especial.

Mis lágrimas caían a raudales, sin que pudiese comprender como podía seguir existiendo ese tipo de malos tratos en paises civilizados.

Las luces se encendieron y el Juez, plantándose ante mí, me dijo :

Ya sabes a lo que te enfrentas, verdad criatura?.

Si....si Señor.....si Señor Juez Clemente.

Muy bien, por el momento no vas a pasar por esos lugares, pero necesito una firma tuya en los documentos que te acusan. Vamos!!, que firmas que eres culpable de los cargos que se te imputan, menos el de espionaje.

Pero Señor Juez, es que soy inocente.....yo no he hecho algo de lo que ahí aparece....no como aparece, Señor.

Mira zorra, lo tienes bastante crudo.

Pero Señor Juez, no hay algún modo de poder arreglar todo esto, de algún modo Señor?.

Ya que lo dices, pues sí. Hay dos modos de solucionarlo como dices tú.

Los hay?...de verdad los hay Señor Juez?.

Claro que si pequeña putita. Un modo es firmando éste documento y el otro modo es firmando este papel en blanco.

Señor Juez, pero un papel en blanco podría ser cualquier cosa, Señor. Y si no firmara nada, Señor Juez....que sucedería?.

Pues que serías juzgada por todos los cargos que se te imputan.....Simplemente eso.....y claro, serías declarada culpable. Y aquí significaría pasar 3 años de reclusión mayor, con visitas temporales varias veces, a los lugares que has visto...entre otros muchos no mejores. Luego se haría un juicio internacional y serías repatriada en tu país, pero encarcelada al menos por otros 5 años, que si tu conducta fuera buena serías liberada con la condicional. Que te parece el panorama?.

Señor Juez......jo....es que un papel en blanco es muy fuerte Señor. Y mas en mi situación Señor Juez.

Lo entiendo, pero así son las cosas, putita.

Y que podría pasarme, firmando ese papel en blanco Señor Juez?.

Pues lo que yo decidiese, claro. La verdad es que me gusta esto de los papeles en blanco, te dan mucha libertad de movimiento....JAJAJAJAJAJAJA.

Estaba deshecha del todo. Mi moral y animosidad se habían roto por completo y ya me veía dentro del mundo de perversión que el Juez me había mostrado en sus vídeos.

Me debió ver tan abatida, que comentó :

Lissandra, haremos algo por el momento. No deberás decantarte por decisión alguna hasta después del fin de semana. Doy una fiesta en este palacio y deseo que seas mi animadora personal. Después de la fiesta, decidirás libremente.

No supe identificar el peligro, aunque tampoco entendí del todo el significado, pero le miré a los ojos y mientras mis lágrimas brotaban de mis ojos, asentí...casi agradecida.

Muy bien pequeña zorrita. Estás en mi poder, pero no soy abominable. Imagino que tendrás apetito, es asi?.

Asentí y sentí mis tripas que hacían ruidos, aunque confiaba en que él no las escuchase rugir.

Muy bien pequeña, ponte las sandalias y sígueme. Te mostraré mi cocina secreta.

Me las puse a toda velocidad, sin saber muy bien que hacía o que pensaba...y le seguí de nuevo por un largo, húmedo y oscuro corredor. Sentía miedo de andar cerca de él, pero me daba mas miedo quedarme un poco atrás, por lo que que en la mitad del corredor me coloqué a su costado derecho, manteniendo su paso.

De reojo, me percaté que él sonreía, pero no dijo palabra alguna y tampoco me tocó en momento alguno.

Llegamos por fín a ese lugar secreto para él y lo vi acogedor. Una mujer de edad ya madura le saludó casi con mimo, que me hizo sentir algo de humanidad en su persona, pero no hice ruido alguno hasta que él me presentase, si lo deseaba. Pero fue aquella mujer la que se acercó a mí y me dijo :

Tranquila, mi niñita. Me llamo Elsa. Aquí estarás mejor que en tu propia casa, cada vez que me visites, con el permiso del Juez, claro.

Gracias Señora, es Ud muy agradable....me llamo Lissandra......Lisa, Señora.

Bienvenida Lisa....siéntete cómoda y olvídate del resto de problemas por unos momentos.

Bueno Elsa, ponnos una cena de las tuyas, para que nuestra invitada se sienta feliz y atendida.

JAJAJAJAJAJA.....os pondré una cena muy apetecible, que nadie ha rechazado hasta el día de hoy.

Me sentía viva. Aquella mujer, no se que era en la vida del Juez Clemente, pero era de esas mujeres llenas de amor en todo lo que decían y hacían.

El Juez me indicó un asiento al otro lado de la mesa y me senté teniendo enfrente al Juez Clemente, que me miraba como analizándome, hasta ponerme totalmente histérica sin saber ya que hacer o donde mirar.

Y Elsa, aquella mujer maravillosa me salvó de un momento de depresión, cuando apareció en aquella íntima salita, para preguntanos :

Juez, tomarán vino con la cena?......a ella, la vendría bastante bien.

Tomaremos vino, Elsa.....Ahhh y trae de la cosecha de reserva, creo que me lo agradecerás tu mas que nuestra invitada. Pero, Elsa, deseo que nos acompañes en la cena, porque no has cenado aún, verdad?.

Pues no, no he cenado, pero sabe su Señoría que siempre lo hago a solas.

Tonterías, lo harás con nosotros. Además mira a nuestra invitada....Está a punto de romperse. Si estás tú.......ella se rehará para lo que tenga que suceder y además quizás encuentre un agarre para su futuro incierto y movido por mil vientos, que nunca son del todo justos.

No entendí aquel comentario, pero me animó como lo dijo y ver una chispa de ternura en sus ojos, aunque pudo ser una sensibilidad mía, circunstancial. Que asintiese Elsa en cenar con nosotros me agradó muchísimo y estuve a punto de derramar una de mis lágrimas tontas, pero me repuse a tiempo. Cuando nuestras miradas se cruzaron de nuevo, ya no me sentí tan agobiada como minutos antes.

La cena transcurrió tranquila con comentarios entre ellos, pero me sentí muy agradada de poder escucharles y en un punto de relax, le pedí permiso al Juez Clemente para poder plasmar aquella velada, mediante un dibujo mío y podérselo ofrecer a Elsa.

El Juez Clemente, no sólo le pareció bien, sino que me trajo material par poder realizar la tarea.

Y cuando tuve todo, me puse a dibujar, sin dejar de atenderles y prestarme a conversaciones y hasta chismes que nos hicieron reir a los tres, pero mi mano se movía de un modo autónomo y podía estar a la conversación y a lo que realizaba.

Dibujé a Elsa, tal como la veía yo, pero conservando sus rasgos físicos. Al Juez lo saqué tal como era, pero le dulcifiqué la expresión sin exagerarlo.

Cuando terminé de dar los últimos toques a la lámina hice un gesto al Juez Clemente y él me dijo :

Si ya está listo, me encantará que antes lo vea la mejor cocinera y amiga de mi mundo.

Miré a Elsa, pero al ir a dárselo, ví que una lágrima se lanzaba traviesa por su lagrimal, corriendo llena de amor y felicidad por su mejilla izquierda, pero la disimuló rápidamente, haciendo que se mesaba los cabellos. Me dí cuenta de ese detalle de ternura y amor por ese Juez, que aún no sabía que relación tenía para con él, pero que interpreté que podría ser su yaya...o bien alguien familiar.

La entregué la lámina y ya no se pudo contener y sus lágrimas corrieron vertiginosas por sus mejillas, sin que deseara ya controlarlas y disimularlas. El Juez Clemente al ver su expresión y sus lágrimas, se levantó y miró la lámina. Y se quedó asombrado......La miró de nuevo durante largo rato, animando a Elsa y por fín plantó su mirada en mí, haciéndome chiquitita, tímida y miserable........pero su mirada era dulce y me parecía ver sus retinas temblar mínimamente, para terminar diciendo con su voz pausada, grave y dulce :

Es una auténtica maravilla Lissandra.....mejor Lisa, es algo mas corto y fácil de decir.

Miré a Elsa y la vi unos ojos llenos de gratitud. Se levantó y me besó, diciéndome :

Lisa, mi niña....esta pequeña estancia será tu lugar seguro, cada vez que vengas. Gracias, lo pondré en mi dormitorio.

Y me besó, hasta que yo también lloré. Me sentí estúpida, sabiendo lo que me iba a suceder en pocos minutos, pero no me importó ya que de nuevo había visto vida en mi entorno. Y lo peor y lo mejor, lo tenían en la mirada extraña y feliz del Juez Clemente.

El Juez hizo un gesto como para levantarse y Elsa, me dijo en un susurro en el oído :

"Fíate de él".

Me besó y se separó, como si no me hubiese dicho cosa alguna.

La miré y como quitándola hierro a lo que ella pudiese pensar, la dije :

Volveré Elsa. Me ha encantado su hospitalidad. Y la daré muchas mas láminas mías dedicadas en exclusiva a Ud.

La ví sonreir, llena de gozo y de reojo vi al Juez mas circunspecto, pero también ameno y dinámico.

Bueno Elsa, ya debemos irnos. Cuídate!!!.

Y salimos sin mas despedidas violentas.

Una vez en el exterior, el Juez Clemente colocó su brazo izquierdo sobre mis hombros y juntos caminamos de vuelta por el largo y tenebroso corredor. No hablamos en todo el trayecto, pero justo antes de llegar a la biblioteca me hizo subir por unas escaleras a mi izquierda. La luz se fue agrandando y se hizo hasta casi hiriente, pero seguimos subiendo, para por fín tomar un corredor iluminado y decorado lujosamente, con algunos detalles que no pegaban con el conjunto.

Sentí la mano del Juez apretarse mas contra mi hombro y pegarme mas a él, hasta que mi pecho se aplastó ligeramente contra su fuerte tórax. Seguí caminando a su lado con el sonido de mis chanclas repicar contra el frío suelo embaldosado.

Ya estamos llegando putita. Espero que aún queden amigos míos para poder presentar a una artista como tú.

No le respondí, aunque me sentía especielmente sensible ante lo que me fuera a ocurrir en los próximos minutos.

Abrió una puerta enorme, sin apenas esfuerzo y la luz enorme me dejó cegada por completo. Para cuando conseguí fijar mi visión, caminaba hasta un grupo de hombres animados en conversaciones y risas grotescas.

Y nada mas detectar mi presencia, se giraron hacia mí, al tiempo que el Juez Clemente, saludándoles, anunciaba :

Amigos, siento el retraso pero esta zorrita me entretuvo en asuntos legales. Que os parece esta preciosidad?.

Se acercaron todos a nosotros, rodeándome al tiempo que el juez me hacía separar de su cuerpo y me dejaba en medio de aquellos seres, la mayor parte ebrios por el alcohol.

Sus manos se posaban descaradamente en mis hombros y mis muslos, sin que supiese que hacer para retirarme de aquella chusma, hasta que la voz autoritaria del juez, anunció :

Sentaros amigos míos. Yo os la expondré adecuadamente para que os sintáis bien en mi humilde casa.

Me separó de ellos un par de metros, mientras se sentaban en los sillones confortables y seguían bebiendo y riendo, sin perderme de vista.

Amigos, ahora fijémonos mas en la anatomía de esta putita, que nos dará la felicidad y el placer de las siguientes horas. Descubriré sus nalgas, para que podáis comprobar el tipo de hembra que es. Ponte de espaldas a ellos, puta!!!, voy a desnudar tu cuerpo, para que puedan mis amigos deleitarse con las formas que les presentes.

Esas palabras, me hirieron salvajemente y mis lágrimas se dejaron caer por mis mejillas mientras me dejaba desnudar, dolida por un ser que parecía bueno, pero que demostraba su estado de depravación.

Mi vestido me fue quitado y el juez dejó que lo sostuviera en mis manos, a la altura de mis pechos, mientras me mostraba de espaldas a ellos, para que pudiesen regodearse con mis nalgas curvas y prietas.

Como veréis, tiene un culo de una auténtica zorra. Y lo mas curioso, amigos....JAJAJAJAJAJA, es lesbiana.....JAJAJAJAJAJAJA.....lesbiana!!!!....JAJAJAJAJAJA.....y ya se la han follado mas 50 veces por el culo......JAJAJAJAJAJA.

Es posible eso, juez?.

Y tan seguro. He visto los vídeos de esta depravada zorra. Pero esta noche será un poco distinto.

Me obligó a girarme hasta quedar de frente a sus amigos, que me miraban de un modo lascivo y libidinoso, sujetando mi vestido por encima de mis pechos, para intentar cubrir mi desnudez, mientras las manos del juez pasaban por mis costados desnudos, sin que supiera que hacer para evitarlas.

Y ahora amigos míos, observemos a esta puta, tal como es. Y pegando un fuerte tirón de mi vestido me dejó desnuda ante todos los presentes, que me devoraban con la mirada. Me cubrí como pude los pechos y el pubis entre sus grandes y repugnantes risotadas.

Fijaos como se cubre nuestra zorra...JAJAJAJAJAJAJA. Pero durará poco y nos divertiremos mas aún con esta excitante y pudorosa lesbiana.

Y mientras todos reían, comiéndome con sus miradas preñadas de vicio y lujuria, un enorme hombre corpulento que apareció detrás de mí, dejó un látigo de cuero fino, encerado y frío sobre mi cuello que me llenó de terror, mientras cogía mi muñeca derecha y la hacía meter en un lazo de cuerda, cerrándolo en mi muñeca por la parte superior.

Esto me hacía perder un brazo protector y como único cobijo ante aquellos seres repugnantes, giré mi cabeza para ver como mi mano era sujetada por el lazo de aquella cuerda. Y en cuanto la dejó lista, haciéndome mantener el brazo derecho estirado y algo elevado, se apropió de mi otra mano, procediendo a hacer lo mismo, mientras mostraba mi desnudez mas indefensa a todos los presentes.

Sentí mis lágrimas arrasar mi rostro, mas por la humillación y terrible vergüenza que sentía al estar expuesta de ese modo tan bárbaro, ante aquella chusma. Contemplé como me sujetaba la muñeca en el otro lazo de cuerda y dejaba mis brazos algo mas tensos, quedando muy expuesta ante los invitados del juez.

Pero no había terminado aún, ya que me hicieron separar las piernas y atármelas con lazos similares, por los tobillos, quedando muy expuesta ante los presentes y además mientras, el juez separaba mis labios vaginales para que todos pudiesen mirar mi sonrosada vagina.

Amigos, realmente esta lesbiana es bastante atractiva verdad?. Que bien se cuidan entre ellas. Pero haremos que esta puta barata, sea una miserable piltrafa en las siguientes horas....JAJAJAJAJA.

Y mi cabeza se separó a un lado, para no tener que mirar a aquellos seres, tan depravados como el juez. Y entonces recordé a Elsa y no supe que habría querido decirme, porque el juez era lo mas abominable como ser humano y persona.

Bruno, agrádanos dando calor a esta zorra, mientras degustamos los licores apaciblemente.

Sentí que el látigo que había tenido sobre mi cuello desaparecía por mi espalda y giré mi cabeza para ubicar a quien lo hubiese tomado. Pude ver a un hombre enorme, que sólo de verle me daba miedo.

Me sentí floja y mi cuerpo comenzó a temblar sin que fuese capaz de controlarlo, hasta que sentí un siseo y un golpe seco y fuerte en mi espalda, que hizo que olvidara respirar y que toda actividad de mi cuerpo se paralizase. Transcurridos un par de segundos, mi cuerpo reaccionó y mis manos tiraron de las cuerdas que sujetaban mis muñecas, mientras sentía un extremado calor y dolor en la parte que acababa de ser golpeada.

Pero mientras mi cabeza se debatía entre el espasmo y soltaba un resoplido, otro nuevo golpe en la misma zona, me hizo contraerme de nuevo.

Apreté mis puños, intentando traer las manos a mi cuerpo.......pero todo era inútil. Estaba atada y sólo podía gesticular, debatirme y resoplar ante los efectos de los latigazos en mi cuerpo indefenso.

Miraba en ese momento, con lágrimas en los ojos a punto de desbordarse, al Juez Clemente, cuando cayó el tercer golpe muy fuerte en la misma zona, provocando que de mi garganta se escapara un gemido de dolor y mis lágrimas brotaran salvajes de mis lagrimales.

Aaaaayyyyyy!!!........

Y entre mis convulsiones y lamentos iniciales, ví que aparecía alguien por el fondo de la biblioteca y que se acercaba lentamente hacía mí, por la espalda de los invitados. Cuando estuvo lo bastante cerca y mientras me debatía de los mortificantes latigazos, me sonrió y dijo :

Vaya, vaya!!!, resulta que sólo me saluda esta zorrita a la que están calentando, aunque es un modo extraño de saludar...JAJAJAJAJAJAJA!!!!.

Juez Onkari, no te había visto llegar. Pasa, ven ante esta preciosa puta a la que estamos dando una cálida bienvenida.

Ya veo que es preciosa, si. Pero habrá que calentarla mas, verdad?.

En eso estábamos, pero ella podrá esperar un poco, a fin de que mi amigo Onkari pueda apreciar el maravilloso cuerpo de esta lesbiana.

Si, si.......lesbiana..........dijiste lesbiana?.

En efecto. Una auténtica zorra huidiza de nuestro sexo. Es el único defecto físico que tiene.

Bueno, si es una lesbiana lo va a pagar caro, JAJAJAJAJAJAJA. Que prosiga el calor de la bienvenida. Me quedaré cerca para apreciar sus gestos.

El látigo volvió a morder mis costados, haciéndome resoplar con lágrimas permanentes corriendo por mis mejillas.

Me contorsionaba y era incapaz de saber como aplacar las furias que provocaban los latigazos en mi cuerpo.

Mientras resoplaba, ardiendo en sensaciones nefastas, un nuevo latigazo cayó sobre mi cuerpo, pero en esta ocasión cruzando mi vientre, dejándome paralizada por el efecto abrasivo del mismo. Y ya antes de que pudiese siquiera resoplar, un nuevo impacto por el otro lado, me hacía desvariar.

Mis lágrimas formaban tal película en mis ojos, que me aislaban de algún modo de quienes me contemplaban desnuda, sufriendo aquella tormentosa serie de latigazos sádicos. Y así continuó por espacio de unos minutos mas, cruzando alternativamente mis costados, que me ardían como si estuvieran quemándolos.

El sudor apareció en todo mi cuerpo y entre mis jadeos y lamentos, mis cabellos se pegaron a mi rostro sin que pudiese hacer nada por quitarlos de mi cara empapada de lágrimas y sudor.

Me sentía terriblemente mortificada, cuando una mano que desconocía de quien podría tratarse, pues mantenía mis ojos cerrados, pasaba sus dedos por mi rostro sofocado y pringoso. Me separó el pelo de la cara y lo echó hacia atrás, secándome las lágrimas a continuación.

Resoplaba como una poseída, mientras mi cuerpo se debatía en convulsiones incontrolables.

Amigos, está preciosa esta puta lesbiana, verdad?. Seguimos mas o la dejamos ya por el momento?.

Clemente, nos gusta verla debatirse de esos modos tan excitantes, así que siga haciéndonos agradable la velada. Aún falta mucho para irnos a dormir.

En vista de vuestra petición, haré que Bruno la aseste todo un recital de sensaciones especiales.

Mientras el Juez Clemente soltaba esas palabras y le contestaba uno de sus amigos, mi cuerpo era un amasijo de convulsiones, mostrando mis pechos en elevaciones y descensos constantes, ante los rigores de los azotes precedentes.

Miraba ya, sin ver a ninguno de los invitados presentes, que sabía estarían contemplando morbosamente las reacciones de mi cuerpo mortificado.

Ni siquiera prestaba atención a las caricias que el juez Onkari hacía sobre mi cuerpo desnudo, pues toda mi atención se centraba sobre los escozores y picores en todo mi cuerpo al que no podía atender en modo alguno.

Cuando el juez se retiró de mi cuerpo, supe que aquello iba a continuar. Intenté prepararme para los nuevos latigazos....pero quién se puede preparar para semejante cosa?.

Retorcía mis manos y pies como intentando de ese modo aminorar los efectos nocivos sobre mi cuerpo, pero todo era inútil y antes de que pudiese estar preparada para el siguiente latigazo.....éste cayó por encima de mi hombro derecho sobre el pecho de ese mismo lado, haciéndome contraer de dolor y una angustia terrible se apodero de mí.

Justo cuando mis ojos empañados en lágrimas se asomaban a ver los efectos del latigazo en mi pecho indefenso, sentí un fuego demoledor en el otro, haciéndome gritar como una auténtica desesperada.

Me contorsioné como pude en las cuerdas, agitando mi cabeza convulsivamente ante la rabia de semejantes latigazos que me mortificaban hasta grados increíbles.

Pero mi verdugo y quizás más, los que me contemplaban en mi angustioso sufrimiento, parecían estar muy divertidos con mis gestos, gritos y como mi cuerpo se convulsionaba ante sus atentas miradas.

El látigo, tras un breve espacio de tiempo, volvió a surcar mis tetas, por encima de mis hombros. Grité y grité de tal modo, que el juez Onkari me calló a bofetadas. Y en cuanto me serené, siguió el abominable castigo, incidiendo con mas fuerza y saña sobre las partes mas sensibles y ya mortificadas de mi cuerpo.

Se hizo un breve descanso para que pudiesen servirse mas bebidas, pero tanto el juez Clemente como el nuevo juez Onkari, permanecieron ante mí, contemplándome como me debatía de los rigores de los azotes.

Todo mi cuerpo era un amasijo de calambres y convulsiones. Mis tetas se elevaban y caían con celeridad intentando captar mas oxígeno, como si el respirar mas, me aliviase algo de la mortificación de las mordeduras de los latigazos en mi piel, sensible e indefensa.

Podía contemplar ligeramente las marcas violáceas de los latigazos en mis tetas y algo en los costados y vientre. Ya casi no conseguía llorar y mis ojos escocidos al igual que el resto de mi cuerpo, me quemaban ante la contemplación de aquellos monstruos. La vergüenza a sentirme desnuda, hacía rato que no era contemplada por mi mente. Había una situación mucho mas fuerte y vergonzante para mí en aquellos instantes.

Miré al juez Clemente y le rogué piedad y clemencia. Pero las miradas sonrientes de ambos jueces, me daban mas miedo a cada instante. Les supliqué misericordia y obtuve por respuesta del juez Clemente :

Pequeña es un poco tarde para esas cosas. Quizás si hubieses firmado ese papel cuando te lo dije, pudiese atenderte. Pero dada tu testarudez, mejor que sigas viviendo tu destino. Tu tienes tu arte especial y el nuestro es éste......es como una especie de "Arte del submundo".

Juez Clemente, firmaré esa hoja en blanco...se lo prometo Juez, pero por favor libéreme de este tormento. Se lo ruego, se lo suplico Juez.

Vaya!!!, así que ahora quieres firmarlo....uummmmm. Es una grata noticia y te será beneficioso, pero antes terminaremos lo de hoy, así firmarás sin duda alguna.........JAJAJAJAJAJAJA.

Volví mi mirada suplicante ante el juez Onkari, pero sólo recibí como respuesta suya, un pellizco lento en mi pezón derecho al tiempo que sonreía con una expresión libidinosa.

Me sentí abrumada y hundida, dejándome colgar de las muñecas ante la impotencia de poder liberarme de aquel horrible tormento.

El juez Clemente, asiendo mis cabellos de la parte posterior de mi cabeza, me hizo elevarla hasta mantener mi mirada a la altura de ellos y me dijo :

Pequeña estúpida, ni se te ocurra ignorarnos de nuevo, de ese modo, o lo lamentarías especialmente.

Ante esas palabras y llena de mil dolores y calambres en los brazos y espalda, me mantuve lo mas erguida que pude.

Así está mucho mejor, zorra. Ahota nuestro amigo Bruno volverá a calentar tus partes ya enfriadas.

Quise hacer gestos como pidiendo clemencia, pero los desheché, mirando angustiosamente al Juez. Pero el juez Onkari, añadió :

Clemente, ya que estamos metidos en harina. Me gustaría ver unos cruzados laterales sobre estas tetitas tan cálidas. Y espero que haya sesión para el techo del puente.

Eso es en lo que pensaba yo también. Y habrá una sesión completa. Mi fiel Bruno sabe como hacer las cosas y sobre todo ante zorras como la que nos ocupa.

Me sentí de nuevo aterrada ante lo que me esperaba, aunque no había entendido aún que significaba aquello del techo del puente. Lo ignoré, ya que lo mas inmediato eran los azotes que derivarían sobre mi ya maltrecho cuerpo.

Y el suplicio comenzó de inmediato, sin que mediara una orden del Juez Clemente. Recibí una serie de latigazos cruzados en mi espalda, en los que las mechas finales del látigo pillaban los laterales de mis tetas haciéndome temblar de los efectos tan horribles que provocaban dentro de mi ser.

Mis lamentos se habían casi silenciado, debido a la afonía producida por la irritación de mi garganta y mis gritos desgarrados.

Los latigazos laterales, pronto surcaron mis tetas en toda su extensión y me hicieron extremecer de horrores continuos. Mis gestos eran los únicos síntomas de mi suplicio, ya que mi voz se había apagado hasta un pundo tal en que mis jadeos eran mas elevados que el tono de mis gritos.

Después de una innumerable sesión de latigazos, a cual mas dañino para mi cuerpo masacrado, el juez Onkari dijo :

Esta zorra está a punto de herirse. Mira los movimientos de su boca y como la lengua fluctua incontrolada. Mejor sería ponerla una mordaza........así evitaríamos que se hiciese daño.

Es una muy buen idea Onkari.........Bruno, procede a colocar una mordaza de anillo en la boca de esta puta.

Casi no entendía las palabras y mucho menos el significado de sus expresiones, pero antes de que pudiera ser consciente de lo que sucedía, mi boca quedó abierta por una mordaza de anillo, que dejaba separadas mis mandíbulas, dejando la lengua suelta en medio de las mismas.

Una vez estuve amordazada y antes las risotadas de todos los presentes y caricias obscenas del juez Onkari y del juez Clemente, este último dijo :

Creo que es el momento oportuno de calentar el techo del puente, no te parece Onkari?.

Si, Clemente.....es el momento ideal. Como me pone esta zorra!!!....uuffffffff!!!.

Bruno, la puta recibirá 10 latigazos verticales seguidos, sin descansos. Hay que hacer sentirse bien a mi invitado.......el juez Onkari.

Al escuchar esas palabras relacioné rápidamente el techo del puente, con mi sexo. Y miré horrorizada al juez Clemente, que simplemente giró mi cabeza en dirección a la del juez Onkari que se reía feliz.

Me sentí aflojar de brazos y sobre todo de piernas, cuando me llegó el primer latigazo de abajo hacia arriba, cruzando mis vagina y sumiéndome en sensaciones tan aniquiladoras como si me hubiesen cortado a cuchillo esa parte de mi cuerpo.

No podía gritar, ni siquiera intentarlo...y mis jadeos apenas eran audibles, pero mi cabeza hizo un giro fuerte hacia mi parte izquierda, quedándose como rígida y temblando de cuerpo entero, hasta que un nuevo latigazo desgarró de nuevo esa zona.......haciendo que mi cabeza, sin girarse hiciese un movimiento extraño. Mis ojos se columpiaron dentro de mis órbitas, inmersa en una aterradora convulsión. Ya casi controlaba mis ojos dislocados dentro de mi cabeza, cuando sentí el tercer latigazo en la misma zona.......y simplemente mis globos oculares se clavaron en el azimut de las órbitas y de ese punto, sentí que la oscuridad y el silencio, me dominaban, sin poderlos vencer.

Mi mente se tornó gris para pasar a un estado negro, lleno de puntitos luminosos......y dejé de estar.

................

Algo agredía mi mente.

Una nube negra corría por mis ojos. No veía, pero sabía que me atacaban desde el mundo de las sombras. Deseaba saber quien me agredía de aquella manera tan bárbara.

En un instante, descubrí unas luces relampagueantes, para volver a la oscuridad mas absoluta.

Pero de nuevo incordiada con aquello, desconocido para mí, que me asediaba sin descanso. Y de nuevo relámpagos dentro de mi mundo. Ráfagas de luces y oscuridad a velocidades vertiginosas.

Al final mis ojos se abrieron y contemplaron el horror de las sombras pérfidas ante mí. Quise huir del terror, pero mi cuerpo estaba sujeto a algún sitio. Y entonces, la consciencia llegó hasta mi mente y me ví atada y expuesta a mis torturadores.

Recordé el suplicio que pesaba sobre mi cuerpo y quise llorar y morirme. No miré a mis torturadores, cuyos nombres no recordaba, ni deseaba recordar, pero la voz de uno de ellos, mientras alzaba mi cabeza me hizo volver completamente a la realidad, a la vez que separaba mis fosas nasales de aquel olor desagradable y que me quemaba la respiración.

Puta, ya era hora que volvieras!!!. Soportarás los 10 latigazos seguidos y si te atreves a irte como lo hiciste, sufrirás de tal modo que querrás no haber nacido. Entendiste eso puta de mierda?.

Asentí, aterrada y descompuesta. Sin saber a que me enfrentaba. Pero estaba dispuesta a no ser de ellos. Soportaría lo que fuera preciso, para en el momento de ser libre huir o morir. Eso último me llamaba mas y mas.

Los latigazos comenzaron a surcar mis doloridas partes íntimas, pero como recordando las amenazas del juez Clemente, soporté entre convulsiones espantosas cada uno de los 10 latigazos en mi sexo, que ya no sentía mas que arder......sin saber si me estaba desangrando o no.

Después de semejante horror y entre mis temblores y titilaciones espectrales, llegué a escuchar que algunos de los invitados se iban a dormir. Intenté mirar hacia el juez Onkari, pero mi cabeza no se movía o al menos yo no era consciente de que lo hiciese.

Zorra, ahora puedes descansar un rato. Volveremos a vernos dentro de unas horas para complacerte. Ahora es el momento de que todos tomemos un descanso.

Y escuchando eso, pero sin que pudiese articular músculo alguno, aguardé como pude hasta que el último de los invitados se hubieron ido.

Ignoraba, si detrás de mí quedaba mi verdugo o no, pero era algo que no sabía con seguridad. Y cuando las luces de aquella estancia se hubieron apagado y tras dejar pasar unos minutos de atención concentrada en cualquier sonido, supe que estaba sola completamente.

Fueron unas horas de angustia, acompañadas de extremecedoras pesadillas que me hacían despertar aterrorizada, hasta que por fin todo mi cuerpo se entregó a las tinieblas.

No sabía cuanto tiempo habría pasado, cuando sentí unas manos que me tocaban en el cuerpo. Abrí los ojos, sólo para comprobar con horror que seguía siendo prisionera y esclavizada por aquellos sádicos. Tenía ante mí a quien me había estando azotando durante las horas precedentes, que manipulaba en mis tobillos hasta liberarlos de las cuerdas que hacían que mis piernas se mantuvieran separadas.

Una vez liberados mis tobillos, se levantó y mostrándome el látigo con el que me había flagelado anteriormente, me dijo :

Putita, ya tienes tus pies libres. Comienza a adaptarte a ellos, mientras nos tomamos un café. Si cuando volvamos tus piernas no responden, las haremos vigorizarse con este látigo. Así que, tu misma.

Entre terribles calambres y dolores generalizados en todo mi cuerpo, junté mis pies para intentar sujetarme con ellos. Desistí al primer intento, por el hormigueo que invadía mis muslos y sobre todo mis pies, que enviaban punzadas diminutas pero constantes por mis extremidades.

Unos minutos después, conseguí dominar aquella desesperante sensación y supe que mis pies me soportarían y dejé que mi cuerpo se irguiese un poco, quedando ahora sujeto por mis propias piernas, con lo que pude dar un poco de descanso a mis doloridos y acalambrados brazos.

Moví mis manos, aunque sin poder acercarlas a mi cuerpo, que contemplé horrorizada la cantidad de costurones y hasta rasguños de los latigazos de la sesión precedente. Y mientras me debatía aún con las cuerdas clavadas en mis muñecas, sin que tuviese opción de poder aflojarlas, sentí los pasos de aquellos dos hombres enormes, que se acercaban hasta mí por la espalda.

Uno de ellos se plantó ante mí, sintiéndome poseída en ese instante de mil miedos terribles. No me atrevía a desviar mi mirada hacia el que tenía a mi espalda y todo mi cuerpo temblaba de terror ante lo que fueran a hacerme.

El que tenía frente a mí, que era un gigante a mi lado, pasó sus dedos por los verdugones producidos horas antes. Y mientras me debatía convulsiva ante semejantes contactos perversos, dijo :

Bueno, pequeña zorrita, es hora de salir al exterior y que el Juez juzgue, lo que desea hacer contigo.

Mis manos fueron desatadas y me dejaron desentumecer mis acalambrados brazos ante sus miradas penetrantes y curiosas, sin que ya me importase estar desnuda ante ellos. Moví mis brazos, entre grandes dolores, hasta que poco a poco los fui adaptando a la circulación normal.

Unos minutos después, tomaron mis manos y las anclaron en la parte trasera de mi cabeza, con lo que volví a quedar expuesta y desprotegida completamente.

Sin poder hablar y menos rebelarme contra aquellos dos seres de estaturas y corpulencias ciclópeas, me dejé hacer sumisamente. Una vez que estuve preparada, me hicieron caminar hacia el exterior de la biblioteca, para acceder desde la misma a la enorme pradera cubierta de un sol ardiente y luminoso.

Eran las 12 horas del mediodía y el calor se dejaba sentir en cada poro de mi piel, lo cual agradecí después de haber pasado tan gran cantidad de horas desnuda y azotada en la mas horripilante de las oscuridades. La luz fuerte del sol me había cegado momentáneamente, sin que dejara de caminar al lado de aquellos colosales seres.

Y cuando pude adaptar mi visión a aquella luminosidad, me encontré a pocos metros del juez Clemente y del juez Onkari, que me contemplaban con unas sonrisas en sus miradas y labios, que me hicieron temblar de nuevo.

Y como era inminente, llegué hasta la mesa en donde estaban sentados los dos jueces. Y uno de los colosales verdugos que me habían conducido y quien me había azotado en la biblioteca, dijo :

Juez Clemente, aquí tiene a la zorra. Espero que le gratifique su aspecto. Y espero órdenes de Ud. para proceder a lo que Ud. ordene.

Es cierto que está muy agradable de ser contemplada a la vista, verdad Onkari?. Sin embargo creo, que será mejor que la déis un pequeño paseo y la dejéis tomar el sol, que al parecer le hace bastante falta.

Así lo haremos Juez Clemente.

Con mi mordaza de anillo era incapaz de poder hablar, aunque posiblemente no me hubiese atrevido a decir una palabra ante aquellos infames seres.

Y las manos de aquellos verdugos, que me controlaban, me hicieron girar sobre mis pies desnudos, para colocarme unas esposas en mis tobillos y alejarnos de los dos jueces. Mi forma de caminar era muy dificultosa, ya que mis pasos eran muy pequeños y debía darlos muy deprisa, para evitar caerme. Entramos en la pradera y me condujeron hasta el centro de la misma, en donde había una plataforma de 4 x 5 metros, de baldosa de mármol. Ascendí hasta ella por unas pequeña rampa del mismo material, que me quemaba las plantas de los pies y por la que me apresuraba a caminar, algo ayudada por aquellos dos verdugos enormes, para evitar que mis plantas quedaran dañadas por el fuerte calor que desprendían.

En la plataforma, había 5 postes formando una enorme X y todos de una altura de unos 90 cm. aproximadamente. Los postes de las puntas al parecer podían ser cambiados de sitio a voluntad, mientras que el del centro era fijo y de un diámetro algo mayor.

Me indicaron que caminara sobre la plataforma alrededor de los postes extremos hasta que ellos me lo indicaran, salvo que deseara probar de nuevo el látigo.

Sentía tanto pavor a ese objeto de cuero, que comencé a caminar por la plataforma, sin preocuparme de mis pies que sentían el fuego que desprendían las losetas. Mis pasos eran muy cortitos, lo que hacía que al caminar muy rápida para evitar mantener los pies mucho tiempo sobre las ardientes rosetas, todo mi cuerpo mostrara expresiones extrañas. Y la parte mas visible y danzante eran mis tetas en un balanceo crispado que al parecer hacía las delicias de quienes se paraban a contemplarme.

En mis constantes vueltas, rodeando los 4 postes extremos, pude ir analizando como eran y que tenían. Así supe que serían para amarrar a alguien y quedar ofrecita para diversas prácticas, Y ya sabía que yo sería la siguiente víctima de aquel conjunto, aunque ignoraba como y cuando.

El calor que desprendía la plataforma era axfisiante, sin contar con mis lastimados pies que literalmente me ardían al seguir pisando aquellas losetas refractarias del calor del terrible sol de aquella mañana.

La plataforma solo estaba elevada del césped fresco unos 25 cm. lo que hacía que mi cuerpo sintiese la evaporación del contorno, sin que pudiese protegerme del terrorífico efecto solar. De vez en cuando, alguien regaba la plataforma con un poco de agua, que nada mas tocar las losetas, hacía que se desprendieran grandes nubes de agua evaporada. Aprovechaba esos charcos para aliviar el terrible calor en mis plantas mortificadas.

No sabía cuanto tiempo llevaría caminando en aquella plataforma infernal, pero estaba completamente cubierta de sudor y extenuada. Ya a cada paso trastabillaba y en muchas ocasiones estuve a punto de caer sobre la ardiente plataforma. El caso es que o bien porque tocase ya, o bien porque me veían muy mal, aquellos dos hombres enormes y con botas de suela gorda de goma, subieron a la plataforma y cogiéndome de las tetas con sus grandes manazas, me hiciero situarme de espaldas al poste central.

Dejándome apoyada sobre las losetas ardientes, me quitaron las esposas que unían mis tobillos. Una vez liberada, salté sobre la ardiente loseta para refrigerar mínimamente mis pies mortificados, sin que ellos me lo impidieran en momento alguno.

En menos de un minuto, era cogida por el cuerpo por uno de ellos, mientras el otro cogía mis piernas juntas, para al final dejarme apollada por la espalda, a la altura de mi cintura y caderas, sobre la parte alta de aquel poste, que me hizo exclamar al sentir el fuego abrasador en mi espalda.

El que me sujetaba por el cuerpo, no hizo mas que evitar que me moviera, mientras el otro anclaba primero mi tobillo izquierdo en uno de los postes extremos, dejándolo sujeto por una cadena que paso por el mismo, a la parte superior del poste. Procedió después con mi otra pierna, dejando atado mi tobillo al otro poste y mis piernas muy abiertas, mostrándoles mi intimidad de un modo mas visible que la noche anterior.

Por mi espalda sentía el vapor ardiente que ascendía sobre mi cuerpo sudoroso y acalorado.

El que me había atado los tobillos y dejarme expuesta de aquel modo, salió de la rampa y se alejó para volver con una botella de agua, que me hizo beber a traguitos cortos.

Agradecí aquel detalle, pues estaba a punto de deshidratarme. Bebí como pude, aún con aquella mordaza de aro puesta, aunque estaba casi cerrada del todo y ya no sentía mis mandíbulas tan presionadas.

Una vez que hube terminado de beber, según ellos, entre los dos me desataron las manos de la mordaza, a la que estaban ancladas mis muñecas y cogiéndome cada uno de una mano, me las colocaron en los otros postes, hasta sujetarlas con las cadenas que pasaron muy fuertes sobre mis muñecas, tras tenerme bien tensada.

Me sentía tan fatal, que casi no opuse resistencia a nada de lo que me hacían. Una vez bien tensada y sujeta, se alejaron de mí y bajando de la plataforma se alejaron, dejándome sola en mitad de aquella plataforma para que disfrutara con los nocivos y sádicos rayos solares, que hendían mi cuerpo sin protección alguna.

Pero las aguas vertidas sobre la plataforma, se evaporaban cubriéndome en una nube hostil que mi cuerpo recibía sin defensa alguna.

Me sentía terriblemente mal, al tener que permanecer en aquella ignominiosa y sádica postura, expuesta a quien me quisiera contemplar y debiendo soportar los iracundos rayos del sol de mediodía y los avispados insectos que ya revoloteaban y se posaban en mi desnudo y lacerado cuerpo.

Muchos de los invitados, se acercaron en distintos momentos para observarme como me debatía en silencio. Al parecer les agradaba verme expuesta de aquel modo y se reían delante de mí, de los gestos que hacía cuando los insectos me incordiaban. Y ya eran muchas las molestias añadidas que se sumaban a mi tormento de exposición solar.

No sabía cuanto tiempo llevaría en aquella horrible postura, cuando escuché pasos en la plataforma y pude ver, al levantar mi cabeza a los dos jueces que se plantamban cerca de mí para admirame, mientras seguían hablando de temas que no era capaz de asimilar o comprender.

Dejé caer mi cabeza de nuevo, agotada por los nocivos efectos del entorno y mis fuerzas reducidas al mínimo, cuando el juez Clemente, dijo :

Parece ser que nuestra zorrita es realmente magnífica. Fíjate como soporta todo esto.

Es cierto Clemente. Y me están entrando unos deseos enormes de darla un poco mas de calor, aún. Tu crees que se negará?...JAJAJAJAJAJAJAJA.

JAJAJAJAJAJAJA.....Creo que no, creo que no lo hará....JAJAJAJAJAJA. Mira Onkari, la daremos ese calor que tanto parece estar deseando. Tu te acoplarás en cualquiera de esos dos túneles abiertos y dispuestos para ser probados. Y yo ocuparé la boca de esta zorra.....aunque mejor la quitaré este anillo de esta boquita. Pero antes de comenzar, haré que limpien el lugar de recreo y de paso a esta puta apestosa. Bruno, por favor da un repaso a este lugar y limpia el juguete.

El juez Clemente me quitó la mordaza de anillo y se retiró, para que mi verdugo armado con una manguera, regara las losetas ardientes, que desprendían enormes nubes de vapor, para terminar enchufando la fuerte presión sobre mi cuerpo, incidiendo mas directamente sobre mi sexo y de un podo mas rociado, sobre mi cara y dentro de mi boca, provocando mis llantos horribles y mis toses nerviosas.

Una vez estuve al parecer decente para la diversión de aquellos monstruos, sientiendo frescor en todo mi cuerpo muy mortificado ya, ambos jueces se acercaron de nuevo a mí.

Las manos del juez Onkari toqueteaban mis sensibilizadas carnes mordidas por el látigo, por el sol criminal y recientemente por el fuerte chorro de agua en mi cuerpo, el juez Clemente elevaba mi cabeza lo suficiente, hasta que su polla ya desnuda y preparada como un ariete se apuntalaba en mi boca.

Mi mente giraba en mundos extraños, pero cuando esa cosa topaba, con mi garganta al mismo tiempo que la polla del juez Onkari taladraba mi vagina, el juez Clemente, decía :

Fíjate Onkari. Ahora la meteré hasta dentro de su garganta y podrás apreciar el efecto que produce, pero aprovecha para perforarla con tu cosa....que se sienta empalada unos segundos esta puta.

Mientras decía estas palabras, sentía la polla del juez Onkari meterse mas y mas...hasta que ya no supe cuanto mas, pues la polla del juez Clemente, comenzaba a introducirse dentro de mi garganta, dejándome sin aire y sintiendo mis tejidos rasgarse dentro de todo mi ser.

Agité mis dedos de manos y pies, para enseguida quedarme rígida y como agarrotada. Sentía un dolor tan desmesurado que hacía que la luz se alejara a pasos agigantados de mi consciencia. Sentía poco a poco que todo ya no importaba nada y mi cuerpo se relajaba.

La luz se apagaba dentro de mi mente, produciendo ligeras explosiones rojas dentro de mi cabecita.

Cuando ya casi todo era lasitud, senti un aguijonazo en mis tetas y el mundo del terror volvió a mi consciencia, al tiempo que los jueces se retiraban de mi boca y vagina, riéndose descaradamente de mí.

Bueno, puta, de nuevo te desvaneces. Pero si estás aquí para que disfrutemos, disfrutaremos. Bruno, giradla y dejadla bocabajo, será violada así. Nuestros amigos esperan su turno una vez que el juez Onkari y yo nos hayamos corrido en esta zorra viciosa. Y estate atento para dejarla inmaculada, para nuestros invitados.

Así, lo haré Señor Juez.

Bruno y su compañero, me desataron y me invirtieron, sin miramiento alguno. Me dejaron atada de nuevo y le escuché decirle algo al juez Clemente, quien sonrió y le dio una palmada afectiva en el hombro.

Me sentía tan agotada y dolorida, que de no ser por aquellas inyecciones mágicas, estaría criando malvas.

Sentí las manos del juez Clemente elevando mi cabeza, tirando de mis cabellos chorreantes, hasta que vi con mi mirada directa lo que tenía ante mí y abrí la boca, antes de que él me ordenase hacerlo.

Y esa cosa enorme y amenazante se adentró en mi boca sin trabas por mi parte, al tiempo que sentía mis nalgas mas separadas aún y como el juez Onkari introducía su mástil dentro de mi comprimido ano, sintiendo como mis caderas cedían ante la presión de la penetración lenta e inexorable.

Mientras mi ano y recto se adecuaban aceleradamente al enorme miembro que lo visitaba, mi boca era visitada incesantemente por un ir y venir de la polla del juez Clemente. Respiraba entrecortadamente, sin que tuviese tiempo para quejarme o exclamar. Mi respiración era muy acelerada y convulsiva, debido al frenético ritmo que me imponían mis dos violadores.

No solo eran los roces brutales en mis partes ya muy mortificadas, ya que sus manos aporreaban mi cuerpo en diversas partes, mientras se reían con mis reacciones de dolor.

Intentaba abandonar la zona trasera de mi cuerpo y concentrarme en la polla en la boca que me mortificaba, sin que pudiese llegar a controlarla en momento alguno.

Pero según estaba en estas sensaciones tan negativas, sentí un cambio brusco en la polla que ocupaba mi boca y a los pocos segundos, supe que estallaría dentro de la misma toda una lechada del juez, aunque aun desconocía si la retiraría de mi boca o me haría tragar su semen.

Intenté mover y adaptar mi lengua a los movimientos pendulares y pélvicos del juez Clemente, pero me debía estar vedada semejante acción. Sentía también, mas fricción y mas rápida en mi recto desolado por semejante aparato apisonador, pero para cuando quise estimar la situación en la que se hallaba el juez Onkari....la polla que tenía en la boca se derramaba dentro de mí, a la vez que fuertes manotazos llegaban a mis pechos colgantes, produciéndome sensaciones tan dolorosas que perdía el control del resto de sensaciones.

Tragué lo mas rápido que pude, respirando a ratos por la nariz, mientras soportaba los horrores de aquellos dos seres hacían en diversas partes de mi cuerpo. Y cuando ya amainaban los flujos espesos y cálidos dentro de mi boca, sentí que el juez Onkari se quedaba clavado hasta el fondo en mi recto y en un segundo, me llenaba de semen ardiente todo el interior de mi cuerpo.

Como aún estaba ocupada por la boca, tan sólo mis lágrimas anunciaban los suplicios que soportaba. El juez Onkari, de vez en cuando se movía dentro de mi recto, para hacer una nueva descarga de semen.

El juez Clemente, se retiró bruscamente de mi boca, cayendo mi cabeza hacia el suelo, dejando mis pelos colgando, mientras jadeaba entre terribles y lastimeras convulsiones.

Pocos instantes después el juez Onkari, también se retiraba de mi magullado recto, haciéndome sentir unas sensaciones de dolor y escozor espeluznantes.

No pasaron ni dos minutos, cuando mis verdugos se acercaron a mi cuerpo cada uno con una manguera soltando ya un chorro de no mucha presión, pero de agua helada. Y se dedicaron a limpiar mi cuerpo de los restos de la corrida de los jueces, por lo que metieron las mangueras en mi ano y vagina y hasta dentro de mi boca, hasta quedar aislada de semen.

Tosía entrecortadamente, sintiendo una punzada de dolor en mi cuerpo, cada vez que lo hacía.

Ni siquiera me secaron. Se retiraron al tiempo que otros dos seres mostruosos con unas enormes pollas bien preparadas se acercaban por la parte frontal mía. Uno se quedó ante mi cara....mientras el otro pasó por mi costado, manoteando mi espalda hasta llegar a mis nalgas.

Y todo el horror, volvió a comenzar de nuevo para mí. Mientras mis nalgas eran separadas y algo se acoplaba en la entrada de mi ano, mi cabeza fue izada de los cabellos y la polla que vi ante mí, se coló dentro de mi boca tan pronto como la abrí.

Sin palabras, aunque si me imagino que habría gestos, se hundieron ambos al mismo tiempo, sintiéndome comprimida y deseando morir.

El que estaba clavado en mi boca, repetía lo mismo que el juez Clemente, pero de un modo algo mas sádico aún, pues se agarraba a mis tetas ya muy doloridas y sensiblizadas de tantos asaltos, empujando con su polla hasta abrirme la garganta.

Todo duraba muy poco, pero lo suficiente para producirme unos fortísimos dolores, sin que llegara a perder el conocimiento. No duró demasiado aquello, imaginé que por lo excitados que deberían estar ya de haber visto a los dos jueces arremeter contra mí y ante ellos. Y se corrieron dentro de mí, con una enorme profusión de golpes y pellizcos en mis zonas mas íntimas.

Después de unos minutos en los que bebí la esperma soltada en mi boca y garganta, dejando limpia aquella polla, sorbiendo hasta el último de los restos, tuve que hacerlo con la del hombre que acababa de sodomizarme.

La limpié sin ser ya consciente de donde procedía. Mi mente ya no era capaz de coordinar y menos de analizar.

Cuando aquellos dos hombres se separaron de mí, los verdugos limpiaron mi cuerpo a mangueradas de agua, para dar paso a otros dos invitados mas.

Y así en esa cadencia estuve por espacio de varias horas, hasta que los dos últimos se hubieron alejado de mí y los verdugos me hubieron lavado del modo habitual.

Un par de minutos después, era liberada de aquel aparato de horror. Pero mi cabeza y cuerpo quedó suspendido del apoyo en mi vientre, mientras desataban mis tobillos.

En cuanto estube desatada, unas manos me retiraron de la opresión contra el poste central y me sacaron fuera de aquel horno, dejándome tumbada durante unos minutos sobre la fresca hierba, hasta que fui capaz de respirar menos entrecortadamente.

Me obligaron a poner en pie, a base de manotazos y tironeos de pelo, pero aún a pesar de llegar a conseguirlo, sus fuertes manos que apresaban mis finos brazos, eran los que me mantenían en esa posición. Y de ese modo, fui llevada hasta la presencia del juez Clemente, con quien seguía aún, el juez Onkari.

Mi cabeza colgaba apoyada por el mentón contra el pecho, mientras mis pies arrastraban por la hierba, a medida que nos aproximábamos al lugar en donde los jueces, tomaban un refresco protegidos del ardiente sol, por unas sombrillas gigantescas de paja y caña.

Así que nuestra putita ya regresa del recreo...jajajajajaja. Fíjate Onkari, ha disfrutado tanto que hasta viene agotada......jajajajajaja.

Es muy cierto, Clemente.....jajajajajajajajaja...y me encanta la cara de sufrida que pone para todo.

Bueno, chicos, dejadla sentada en esa silla, junto a nosotros hasta que se anime algo mas. Pero para evitar que se nos caiga de lado o de frente, amarradla a la silla con una soga por debajo de sus tetas.

Era medio consciente de cuanto decían, aunque mis reflejos estaban rotos y entendía pocas cosas. Pero si entendí lo de ser atada, que me dejé hacer sin decir ni un ay.

Una vez atada, los verdugos se fueron dejándome a solas ante los dos jueces, que me miraban sonrientes.

Intenté controlar los músculos de mi cuello para poder enderezarlo y poner mi cabeza en situación normal, aunque ello me obligaría a tener que soportar sus miradas.

Pero en unos pocos intentos lo conseguí, aunque con muy poca estabilidad, que sólo logré al cabos de unos minutos mas.Y entonces miré al juez Clemente, que se sonreía mas aún....y desvié mi mirada al juez Onkari, quien su sonrisa era especialmente sátira hacia mí.

Ante ambas miradas, preferí la del juez Clemente...máxime si con él pasaría mucho tiempo de mi vida.

Me alegro que te encuentres mejor. Crees que ya no te caerías para adelante o algún lado, si te desatamos, putita?.

Con mis gestos indiqué que podría sujetarme, sin que me hiciese falta ayudas como aquella soga, que raspaba mi cuerpo.

Y fue el mismo juez Clemente, quien se levantó y soltó los nudos, dejándome libre.

Ya estás mejor, verdad...putita?. Qué deseas tomar?. Te apetecería una cocacola o cualquier otro refresco de cola?.

Una cocacola, estaría bien Señor Juez.

Muy bien mi putita, la tendrás...pero tómala despacito.

Apretó un botón y apareció una doncella, que tomó nota de lo que yo tomaría y de lo que ellos repetirían.

Cuando la doncella se hubo ido, el juez Onkari comentó :

Clemente, entonces, para cuando podré disponer de esta zorra?.

Me sentí nerviosa de nuevo. Ya habían hablado de cederme?.....Es que nunca mas en mi vida tendría paz?.

En esas reflexiones llenas de angustia me encontraba, cuando el juez Clemente, dijo :

Onkari, amigo mío. No te adelantes al destino. Nuestra putita, aún ni siquiera ha firmado el documento que la ofrecí. Cuando lo haga, ya te enterarás de todo.

A mi mente volvió lo de la firma en el documento en blanco. No sabía si me lo ofrecería, pero estaba dispuesta a firmarlo. Y en estas cábalas estaba, cuando apareció una camarera muy guapa y con un porte magnífico, tan sólo señalada con media docena de fustazos recientes en los muslos, que sirvió las bebidas de los jueces, para terminar sirviendo mi cocacola, a la que miraba con ojos de haber encontrado el tesoro mas preciado.

Lissandra, tómala ya......estás ansiosa por beberla, pero hazlo poco a poco.....es tuya, no te la quitaré.

Le miré a los ojos, bajándolos ensegruida. Y con mis temblorosas manos, llegué hasta el vaso largo que contenía el refresco mas ansiado. Lo cogí con las dos manos, pero mi pulso era extremadamente horrible y sentía que no podría beberlo, sin derramarlo casi todo.

Y fue el juez Onkari, quien levantándose.....se acercó hasta mí y retirándome el vaso de entre mis manos, me lo acercó a los labios, dejándome probar aquel líquido en pequeños sorbos, mientras mis manos las ponía sobre mis muslos, temblantes aún.

Pobrecita niña. Lo que mas desea es inacapaz de conseguirlo. No te preocupes putita, no somos unos monstruos, aunque nos encanten estas cosas. Yo te daré de beber, poco a poco, aunque tardes un día en beberlo. Toma, bebe otro traguito de nuevo......así....si...despacito......muy bien...ya vale.....es todo para ti. Y te diré que estás con dos jueces humanos, aunque algo juguetones. El juez Clemente hace honor a su nombre, así que confía ciegamente en él. Es mi consejo zorrita.

Me sentí algo mas cálidamente tratada y dejé que el juez Onkari siguiera dándome mi refresco cada pocos minutos.

Cuando me encontré mas serena y ya mis manos llegaban sin apenas un temblor hasta el vaso que siempre llegaba a mis labios de la mano del juez Onkari, el juez Clemente, dijo :

Bueno, putita. Creo que es el momento mas oportuno para que decidas que deseas firmar. El documento oficial propuesto por mí, o este otro en blanco......Elige, pero elige bien.

Señor Juez, deseo firmar el documento en blanco, Señor.

Vaya!!!....Lo deseaba, pero no lo esperaba. Me alegro de tu decisión. Es la mas acertada, como podrás comprobarlo dentro de un tiempo. Ten, firma en la parte inferior derecha de estos 4 folios....Eso es, ahí...si....muy bien....si....si...ahí....y esta otra......aja!!....muy bien. Muy bien, pues ya está todo. Ahora imagino que pensarás que tu vida está en mis manos verdad?. Pensarás muy bien, en efecto. Te trataré muy rígidamente, pero no estaré detrás de ti. Sin embargo, ya había pensado un trabajo muy especial para ti, putita. Pero lo dejaremos para mañana. Ahora irás a que te adecenten un poco y para que duermas unas horas. Esta noche serás mi invitada en la fiesta privada que doy, como cada viernes.

Esas palabras, aparentemente tan sencillas y bondadosas, coparon mi mente de grandes enigmas y un temor muy agrio se apoderó de todo mi ser. Pero no tuve mas opciones de demostrarlo con mi mirada.

Fui sacada de aquel lugar por mis verdugos, que me llevaron muy suavemente, contra lo que creía que podrían hacerme en el tránsito. Cuando me depositaron en la sala de baños, me vi rodeada por 3 mujeres de una edad similar a la mía, que se acercaron a mí y me arroparon con sus mimos y caricias durante cerca de las tres horas que estuve allí.

Después del baño y una vez seca, completamente...fui entregada a dos mujeres distintas. Estas ya estaban vestidas y sus modales parecían mas serios. No hablaron, mas que lo imprescindible conmigo hasta hacerme entrar en lo que sería mi celda.

Pensé que mi mente me traicionaba y que me hacía ver cosas que no existían. Pero aparentemente y por los comentarios de una de las mujeres, aquello parecía de verdad.

Había una cama, con sábanas limpias. Todo olía muy agradablemente y el aseo era muy amplio y confortable.

Me sentía muy extraña. Pero cuando las mujeres se iban, apareció el juez Clemente. Me sentí algo azorada de estar desnuda ante él, pero rápidamente lo deseché. Cuando había estado ante él de modos peores aún.....y además, había sido vapuleada y violada.

Algún problema, pequeña?. Si lo hay será resuelto de inmediato. Acaso no te agrada la celda?.

Señor Juez, de verdad no estoy soñando?......Esto es real, Señor?.

No estás soñando, pequeña. Y todo es auténticamente real. Espero que duermas placenteramente durante horas. Te veré mas tarde. Y déjate de imaginarte cosas y vive tu destino. Adiós, pequeña.

Se fue dejándome aún mas confusa de lo que ya estaba, pero había una expresión que no me cuadraba y que resonaba en mi cabeza.......hasta que recordé su despedida. No me había dicho putita....o zorrita, me había dicho pequeña. Y además en tres ocasiones y seguidas. No entendía nada de nada, pero estaba demasiado cansada como para ponerme a pensar.

Abrí las sábanas y me metí entre ambas.....sintiéndome tan confortable, que casi llegué a mojarme del placer que experimentaba mi cuerpo.....mi mente se fue hundiendo en un pozo oscuro, lleno de luz blanca y cálida, hasta que me quedé dormida.

Cuando desperté, lo hice algo alterada, pero enseguida recordé en donde me encontraba. Además me sentía descansada y llena de vida. Salí de la cama, sin saber muy bien que es lo que debía hacer. Entré al aseo para relajar mi cuerpo y después me duché con geles muy aromáticos que me hicieron sentir especialmente bien.

Al salir del aseo, me encontré frente al juez Clemente, sentado en un sillón mirando mi salida del baño, lo que me produjo un cierto rubor, pero él me indicó que me acercara. Le obedecí como una autómata.

Espero que el sueño fuese reparador para ti. Dentro de poco bajaremos a cenar algo, pues la fiesta será tipo cóctel y no habrá mas que bebida y chucherías. Por tanto, será mejor que te alimentes bien por si debes sacar fuerzas de tu cuerpo. Venga, bajemos ya.....mejor que sigas desnuda, me encanta apreciar tus formas.

Me quedé algo descorazonada al escucharle decir aquellas palabras, pero nada debía replicarle, ya que estaba entregada a sus caprichos, al menos en el tiempo inmediato.

Le seguí a un paso de distancia y bajamos hasta el enorme salón, aunque me llevó a un lugar mas reservado en donde cenaríamos los dos solos.

La cena transcurria bien, servida por camareros guapísimos y enormes en tamaño. Repararon en mi desnudez, ya que ví como se abultaban sus pantalones ajustados, pero disimulé la turbación que sentía como mejor pude.

Una vez llegamos a los postres, el juez me dijo :

La fiesta dará comienzo en menos de 2 horas. Los primeros invitados, suelen aparecer una hora antes y son los mas violentos y sádicos. Aunque nunca ha habido problemas serios. Te cuento todo esto, para que no te pille por sorpresa, putita. Deberás dejarte hacer todo de cualquiera, sin oponer la mas leve resistencia. Pero como eres nueva y reciente, te doy a elegir otra posibilidad que me ha surgido. No es mucho mejor, pero al menos estarás mas en una sola actividad. Te la comento y la piensas, para después elegirla.

Al escucharle esas palabras, el postre dejó de apetecerme y mirándole aún mas turbada que a la salida del baño, le dije :

Señor Juez, que sería mas recomendable para mí, Señor?.

Pues sinceramente la segunda opción. No estás aún preparada para mi tipo de fiestas, pero si deseas probarla, tu misma.

Señor Juez, me atendré a su recomendación y me uniré a la segunda opción, Señor.

Así que desprecias mi fiesta, verdad?.

Jo, no Señor Juez.....sólo intentaba seguir su consejo, Señor. Me quedaré en su fiesta Señor.

Vaya, un poco de mano diestra junto con mano siniestra. Pero ya no me apetece que estés en mi fiesta, putita. Lo mejor será que trabajes las horas de la fiesta en mi sótano, será hasta bueno para mis intereses. Es un trabajo duro y agotador, pero así deberás pasar tu primera fiesta, putita.

Me quedé hundida y desinflada. El al ver mi abatimiento, me dijo :

Pequeña, no te quedes tan afectada, ya lo había decidido esta tarde mientras dormías. Es lo mejor para ti. Fíjate que cosas, te he cogido aprecio.....jajajajajaja.

No supe entender esas palabras, pero me resigné a lo que el juez trazase sobre mi destino.

El juez me indicó que le siguiera para la actividad a la que me iba a encomendar. Le seguí sin tan siquiera decirle un pero. Y me hizo bajar por unas escaleras de caracol, hasta lo mas profundo de aquella mansión.

Mi mente estaba atenta a cualquier sonido, pero nada era capaz de captar. Mis nervios estaban a flor de piel y me sentía hundida de nuevo en el fango y la incertidumbre. Pensé que sería una continuación de mis penalidades y suplicios.

El juez abrió un portalón, cerrándolo cuando hube pasado.....y a continuación abrió otro y pude captar un mundo extraño, lleno de sonidos extraños y poblado de esclavas de todo tipo. Mi integridad se derrumbó del todo y pensé que sería el lugar en donde terminaba mi vida.

Todo era caótico. Los sonidos de los látigos, golpeando espaldas y otras partes de los cuerpos de las esclavas, unido al chirriar de algunos elementos, mas las palabrotas lanzadas por los verdugos y los gritos ahogados de las afectadas de aquella área, me produjo un efecto tan dañino....que simplemente me aflojé del todo y seguí al juez a donde quiso llevarme.

Caminé entre veraderas formaciones de esclavas en los mas variados trabajos, mientras eran animadas por los latigazos de los guardianes. A mi me debía esperar algo similar, pero seguí obediente y sumisa tras los pasos del juez Clemente.

Llegamos hasta un recinto aislado desde el que se podía ver, pero no escuchar el ajetreo de aquel lugar. Y me encontré frente a tres hombres, medio desnudos. El juez me presentó ante ellos y me sentí el ser mas ínfimo de la creación. Me animé un poco cuando le escuché decir :

Y deseo que mi protegida, sea guardada como objeto personal mío. Y que se la deje hacer la tarea a la que ha sido encomendada.

Cuando escuché esto, pensé que me había perdido alguna parte importante de la conversación previa, pero no me atreví a preguntar y dejé que los acontecimientos siguieran derivando.

En cuanto el juez Clemente, se despidió de ellos y me dejó a merced de aquellos hombres con miradas sardónicas, hercúleos y además maravillosamente hermosos, me sentí subyugada y me deje decir y hacer.

Señorita, síganos y la daremos el material que necesite.

Asentí y los seguí sin saber a que se referían con el material que necesitaría. Que necesitaría.....para qué?.

Llegamos hasta una sala no muy grande, pero llena de luz y allí había enormes carpetas, con lienzos y toda clase de componentes de todos los estilos de pintura que yo ya había conocido. Y supe en ese momento, lo que debía hacer, aunque no sabía exactamente que tipo de tarea debía realizar. Y me atreví a preguntar a uno de aquellos seres que me hacían sentir excitada de solo contemplarles.

Señor, que tarea es la que deberé realizar?.

Me miró desde su enorme corpulencia. Me sentí tan disminuida que casi me sentía pisoteada por su belleza y por su magnitud, pero tras una sonrisa corta......dijo :

Señorita, elije lo que creas oportuno para levantar una obra de cuanto se encuentra en este sótano. Y si le hace falta algo, no tendrá mas que pedirlo o venir tu misma. Nosotros somos los encargados de vigilar que realiza su trabajo, conforme a las órdenes del juez, pero también para evitar que cometas alguna tontería.

Ante semejante palabras, me quedé un poco perpleja, pero seleccioné el material mas apropiado y tras tenerlo sobre la mesa, les indiqué que eso era todo por el momento.

No hizo falta decir nada mas, ya que uno de aquellos ciclópeos seres, recogió todo el material y lo llevó hasta una salita especial, que tenía mirador a todo el sótanos en forma semicircular.

Me instalé en aquella sala, sin casi hacerme falta salir al exterior, en donde los gritos de las chicas eran permanentes y los latigazos al incrustarse sobre los cuerpos de aquellas pobres, sonoba como si quisieran desgarrar los oídos. Me sentía aterrada, pero al menos podía distraerme en algo que conocía sin tener que pasar por esa barbarie.

Y dibujé para pintar a continuación, aquella impresión, que titulé para mí.......: "El arte del submundo".

Cuando lo tuve terminado, pensé que mi vida era miserable. Podía ver sobre el lienzo todo lo que acontecía en aquella antesala del infierno. Y me sentí deprimida.

Antes de que entrase en una espiral depresiva, la puerta de aquella salita se abrió y vi aparacer al juez Clemente.

Me saludó con un gesto y se dispuso a contemplar la obra que había realizado. Le ví expectante, aunque sus pupilas variaban constantemente de enfoque, pero sin que cualquier otro rasgo se perfilara en su rostro.

Al cabo de unos minutos me miró fijamente, sintiéndome floja y ya dándome por enterrada en aquel antro cruel y horrible. Desvió de nuevo su mirada al cuadro....y durante interminables minutos siguió mirando aquel lienzo creado por mí hacía tan sólo unos minutos.

Ví una sonrisa en su rostro. Fue casi mas una mueca que una sonrisa, pero antes de que me desbaratara anímicamente, me dijo :

Lissandra, mi pequeña. Es una auténtica obra de arte. Estoy orgulloso de tener una artista en mi casa. Felicidades, me has convencido, pequeña. Ahora tengo 2 regalos para ti. Uno que iremos a ver a alguien que te gustó en mi casa. Ya sabes....esa Elsa, a la que al parecer te cayó bien. Y otra sorpresa, que imagino te agradará mucho más aún. Tu amiga y amor Zoga.....estará aquí esta noche. Me imagino que te alegrará verla y poder estar con ella a solas, en tu nueva habitación.

Me quedé seca y como congelada, sin hacer movimiento alguno y sin saber reaccionar.

No te apetece lo que te he comentado, pequeña?.

Reaccioné con lágrimas vivas derramándose de mis ojos y dije entrecortadamente.....:

Si, si Señor Juez......jo.....si, gracias Señor.......Es que no sé cómo la dicha aparece de nuevo junto a mí cuando mi vida la perdí hace unos días.......y pensé morir en este antro Señor.

Pequeña....Lissandra, eres de memoria frágil sobre todo para las cosas que gente que te ama, te dijeron alguna vez. Pero es lo que hay....y vendrán cosas aún mejores, si estás dispuesta claro.

Señor Juez, que clase de cosas mejores?.........jo, es que creo que me estoy volviendo loca y ya imagino cosas.

Nada de imaginarte cosas. Lo que estás escuchando es real. Y las demás cosas, te las diré en su momento. Ahora deberás disfrutar con lo que acontece y olvidarte de tu futuro que será mil veces mas grato que el mayor momento de tu vida que hayas vivido hasta este momento. Y eso te lo garantiza tu juez. Pero ya llegará todo eso. Ahora, deberás alimentarte y he pensado que el mejor lugar será junto a nuestra amiga Elsa, si te parece bien, pequeña Lisa.

Mis lágrimas se desparramaron por mi rostro sin saber, si realmente estaba viviendo aquella fase de mi vida, o si todo era un sueño maravilloso, para terminar en el mundo aberrante conocido.

Pero cuando los brazos del juez, me abrazaron supe que algo había de maravilloso en mi vida y me dejé llevar emocionada por las sensaciones que sentía. Perdí mi vergüenza a estar desnuda ante él. Y en mi alma algo se disparó como llamas emergentes y gratificadoras.

Durante los pocos minutos que duró ese contacto, me sentí la mujer mas dichosa del universo, dejándome tocar por él, hasta sentirme mojada llena de amor. Me miró a los ojos, para después besarme tierna y sensualmente en los labios. Me sentí flogita y me abracé a él para no caer ante semejantes caricias de amor.

Correspondí a ese beso de amor, con toda la intensidad de mi gratitud y amor......hasta que nuestras lenguas contactaron y jugaron al juego preparatorio de las líbidos del amor.

Cuando nuestros rostros se separaron un poco, nuestras miradas se encontraron y sentí que aquella mirada era la que correspondía a mi destino, a mi vida y a mi amor. Deseaba a aquel hombre para toda mi vida. Me entregaba a él sin condiciones.

Lisa, gracias por admitir mi amor, que siento por ti desde hace mucho y poco al mismo tiempo. Nunca sentí esta sensación antes y deseo que seas algo muy importante en mi vida. Lisa, deseo pedirte algo que podrías rechazar y lo entendería, pero que soy incapaz de no exponertelo y rogártelo..........Lisa, te amo, te quiero.........sé que eres el ser que vendría a mi vida......Lisa, amor.....mi pequeña.......mi vida........Lisa, me admitirías como tu esposo para el resto de nuestras vidas?.......Piénsalo bien.......antes de responder, mi amor.

Me sentí derretirme. No había escuchado en toda mi vida palabras semejantes y ahora las escuchaba de alguien que podía tenerme para todos sus caprichos y juegos.....pero aún así, me pedía lo que le limitaría mas conmigo en relación con él.

Y lo mejor para mí, es que podía decir que sí, porque el juez Clemente era ese ser que me había dicho Elsa, a la que vería en pocos minutos. Todos mis horrores pasaron por mi mente, siendo borrados dentro de mi mente, a medida que pasaban las imágenes........Le miré y mi rostro se reconvirtió y mi semblente debió de transfigurarse de tal modo, que el ya aproximaba sus labios hacia los míos, cuando le susurré un escueto "SI".

Sentí el abrazo mas tierno, dulce y lleno de calor que hubiese recibido en mi vida. Y me besó con una suavidad y sensualidad, que dispararon mis alarmas internas.

Pero antes de que me fuera, nos fuéramos a mas.....se retiró con lágrimas en sus ojos. Le miré sintiéndome la mujer mas feliz y dichosa del universo y antes de que pudiese secárselas, se las lamí con la lengua, completada con besos y palabras de tierno amor.

Lisa......vamos a ver a Elsa, debe saberlo......será la segunda mujer mas feliz de las que conozco.

Le miré de un modo distinto, sonriéndole y abrazada a él, salimos de aquel lugar perverso.

Me llevó desnuda hasta el encuentro de Elsa, que al verme en ese estado de desnudez, le increpó desaforadamente, hasta que yo intervine y abrazándome a ella..........la dije lo que me había pedido. Su rostro se transformó y se abrazó a mi mas fuertemente aún. Me encantó ser abrazada por Elsa.

Cuando nos separamos, se dirigió al juez Clemente y le abrazó y vi una escena de tierno amor maternal. Les dejé hacer, mientras mis lágrimas volvía a rebelarse en mis ojos, sin poder contener la emoción que sentía al ver el amor que inundaba los dominios de Elsa.

Unos minutos después, estábamos separados los tres. Y entonces era el juez Clemente, quien decía :

Elsa, tuviste razón en lo que dijiste, cuando estuvimos junto a ti. Lo que no entiendo es como ella me ha dicho sí. La he tratado muy mal. Y aunque la amo sin saber que podría hacer mas que darle mi vida, ella me aceptó y leí su mirada y supe que no había odio en su mirada.......Tu misma lo habrás comprobado. Elsa, porqué entonces ella me admite?.

Clemente, eres simple en las cosas mas sencillas. Lisa, está enamorada de ti. Ella ha estado necesitada de amor desde que llegó a estos parajes. Tu no lo viste, pero yo sí, tras el retrato que me hizo. Entonces ví lo que reflejaba su alma y por eso la aconsejé que se fiara de ti, Clemente.

Gracias Elsa. Ahora, no sé como lanzar el anuncio de mi boda con mi amada Lisa.

Clemente, que bobo eres........Es de lo mas fácil.......Sólo anúncialo. La única que podría decir que no, dirá que "sí".......así que no entiendo tus problemas. Ahhhh!!!, ya lo entendí. Claro, ha habido gente de tus amigos que han abusado de tu futura esposa.

No es eso Elsa. Y es verdad que ha sucedido, pero me importan nada, al lado de mi amor Lisa. Si ella eso lo ha pasado para mí......que no ose nadie hacer una referencia a lo mas mínimo en público, ya que en privado no creo que se atrevan.....y si lo hacen, ya hablaríamos.

Clemente, simplemente anuncia tu compromiso formal, con la Señorita Lissandra Rodríguez, de nacionalidad española. Y envía invitaciones a la Casa de Mr. JOPI y a todos los foros, así como notificación firmada por ambos, a España a la Escuela de donde procedían las dos artistas.

Les escuchaba hablar y me sentí inmersa en sus mundos, sintiéndome enamorada de mi juez Clemente y sobre todo de Elsa. Actuaba como si fuera la madre de él......y él se dejaba guiar por todo lo que decía ella.

Era tierno verle como hablaba y se expresaba ante ella, cuando en el mundo exterior....podía llegar a ser el ser mas terrible y que yo había vivido. Pero eso estaba borrado de mi mente. Sabía que aquel ser, era el que mi destino me tenía asignado. Y además estaba enamorada de él.

La comida que nos preparó Elsa, fue suave pero muy variada. Y permanecí desnuda en todo momento, sin que nos importara a alguno de los tres.

Nos reímos entre bromas de ellos y alguna mía.....y me sentí integrada....tanto, que a los postres, dije :

Clemente, amor mío........te acepto como mi esposo, delante de un testigo......pero además deseo que sea mi Madrina.

Observé los ojos de Elsa y sus lágrimas fluyeron sin control por sus ojos, recorriendo sus mejillas y goteando sobre la mesa. De reojo vi a mi amado......y le sentí que sus ojos también se transformaban.....pero me acerqué a Elsa y la besé. Y éso hizo que mi amor, su pudiese secar las lágrimas y así no reflejar esa debilidad por mis palabras.

Lo seré mi dulce Lisa. Me encantará ser la Madrina de ambos. Os deseo toda la felicidad del mundo, que sé que sabréis aprovechar, como muy bien me dijo mi amiga Morgana. Y antes de que puedas saber quien es esa mujer....te diré que es la Reina del Amor de los Destinos.

Me quedé impresionada ante esas palabras de Elsa, pero lo que mas me agradó y me hizo sentir mas feliz de lo que hubiese imaginado, fue que ella fuera nuestra madrina conjunta.

Poco después nos despedíamos de Elsa, para volver a mi habitación inmaculada de nuevo. Y nada mas entrar en ella, yo sola, pues mi juez y amado Clemente, se había escusado con mirar algunos documentos......me encontré frente a mí......a quien me hacía sentir que mi cuerpo era un volcán de sensualidad y amor.

Zoga, estaba parada ante mí con una sonrisa que decía amor...amor....amor.........y sólo esperaba a que fuera a ella.......y corrí, corrí....hacia ella.....abrazándome como una loca y cayendo juntas sobre la cama, mientras nuestras bocas unidas se transmitían todo el amor acumulado en estos días de separación.

Nuestros cuerpos desnudos, se fusionaron en una mezcla de convulsiones y estremecimientos, que nos hizo viajar por el mundo del amor y la fantasía de las sensaciones mas profundas, hasta descubrir un universo de amor, muy restringido, pero que atravesamos ambas hasta llegar a múltiples orgasmos simultáneos.

Cuando nuestro frenesí se quedó algo mas sosegado, le comenté los últimos acontecimientos y Zoga se unió y apretó mas contra mí, diciéndome que me deseaba toda la felicidad en el nuevo mundo que me esperaba junto al Juez Clemente.

Todo terminaba bien....y para mí arrancaba una vida nueva, jamás soñada.

Los siguientes días, los dedicamos a preparativos y a visitar a algunos amigos del juez. Visitamos a algunos de los que aquella tarde, me habían violado a mí en su presencia....y vi un comportamiento y sincero, felicitándonos a ambos por la decisión.

Y realmente, con cuantos me violaron aquel día, todo se había olvidado y sus tratos hacia mí fueron los mas correctos que se pudiesen esperar ante una personalidad como la que representaba mi amado amor.

Me sentí feliz y libre.....y enamorada de la vida, pero sobre todo de mi amor reciente, con quien estaba segura que envejeceríamos juntos hasta nuestros vuelos a otros mundos.

Una tarde, sola en mi habitación y estando a solas completamente, me desnudé y quedando a oscuras, me arrodillé en el suelo frío y extendí mis brazos en cruz y hablé con la Reina Morgana.....y la pedí por mis hermanas y amores...para que sus vidas fueran plenas y felices.

A las tres horas de permanecer en aquella postura y pensando en todos los seres queridos.......una luz especial emergió ante mí. Sentía mis brazos acalambrados, pero el aquel instante toda penalidad desapareció de mi cuerpo y quede espectante ante lo que mis ojos o mi mente vivía..........

Y esa imagen, me habló.....diciendo......:

Pequeña Lisa, has elegido bien tu destino y me haces sentir orgullosa. Tu vida será la felicidad de mucha gente y mucha nueva gente. Sigue confiando en el amor, suceda lo que suceda, pequeña Lisa.

La luz desapareció por completo y me quedé como adormecida, manteniendo mi postura. Cuando desperté habían pasado mas de 8 horas y me sentía feliz y llena de vida.

Me levanté y me fui a asear.

Una vez limpia y ligeramente perfumada, me puse el vestido que me habia regalado Clemente y bajé a toda prisa al salón en donde ya me esperaba él.

Al dar el último giro al tramo de escalera, vi junto a él a mucha gente, todos conocidos para mí.

Y sentí que la vida y la felicidad, que me había indicado la Reina Morgana........eran verdad.

Y simplemente, pensé en ella....y la dije "Gracias mi Reina Morgana"......y corrí como una loca hacia mis seres queridos, para abrazarme a mi Clemente......besándole.

Después fui abrazada por todas y todos.........y me sentí ya viajar.................

__ Final de : "El arte del submundo"__