El arte de la seducción (segunda parte)

Estaba a punto de descubrir que pronto seria yo la atracción número 1 de ese pequeño hotel...

C aminé en esa noche oscura de regreso a mi dormitorio, lleno de felicidad y satisfacción, llena de amor y lleno de placer, llena de todo lo que ese gigante me había dado y hecho, lleno de alegría al saber que esta no sería la única vez que me entregara a él, llena al saber que mañana mismo lo volvería a ver, así fue y así fue durante todo ese año académico, el bueno de Juan fue, se podría decir, mi primer novio… fue un año magnífico…

Me desperté a eso de las 7:30 am, ya mi guardia se había cumplido y rápidamente fui a desayunar, Juan a esta hora no estaría, pero un par de huevos con bacon si que estarían… Desayunada ya, cogí mi talego de ropa y salí por la puerta de la academia hacia el pueblo… era una caminata de una hora aproximadamente y bajo un sol caribeño de unos 35 grados…

Un claxon me sacó de mis pensamientos, era el Maestre Mayor que iba hacia el pueblo diciéndome que me llevaba, que alegría, en menos de 15 min estaba bajándome de esa camioneta ya al frente de mi hotel…

Mi padre había dejado una cuenta abierta para mi para esos fines de semana que no podía ir a casa. Después de la noche con Juan, aumentaron mis fines de semana sin ir a casa.

Habíamos quedado de vernos a la noche, en mi hotel, así que me registré y subí a darme una ducha, poner todo en orden y descansar un rato… dormí como una princesa, desperté a eso de las 2 pm y decidí irme a dar un baño en la playa, tomé sol un buen rato y regresé a eso de las 5 pm. Me detuve en el bar a tomar algo refrescante antes de subir a bañarme y arreglarme para mi gigante.

El hotel era humilde pero muy limpio y tenía de todo, restaurante, bar, piscina y era muy discreto. En el bar estaba el Sr. González, un hombre de unos 65 años muy, muy simpático, bajito pero de cuerpo fuerte, yo le debía sacar unos 15 centímetros y yo no soy tan alto. Era una persona que siempre estaba jugando con la gente, era directo y sabrosón en su trato con todos, mujeres y hombres por igual, siempre tenía una salida jocosa e inteligente… me la pasaba muy bien con el. Nunca habría imaginado como terminaría siendo mi relación con el después de ese fin de semana.

- González : oye Raulito, ¿tienes hermana?

Me preguntaba eso mientras su mirada estaba clavada en mis pompis… Que reposando en el taburete del bar y con mi traje de baño chiquito de natación, dejaba ver mis gloriosas nalgas de casi dieciséis años…

- Yo : ¿Por qué me lo pregunta?

- González : por qué debería ser una hembrita hermosa, a ti solo te falta ser niña para ser un mujerón, jajajajaja es que tus piernas y tu cola son hermosas jajajaja estoy bromeando, no te enojes…jajajaja

Todo esto me lo decía mientras clavaba su mirada en mis nalgas apoyadas de ese taburete alto de bar antiguo…

- Yo : No, no se preocupe, me gusta gustar…

Me le quedé viendo con picardía, todo quedaba como dentro de su propio juego de ser así; sabrosón…

Me la pasé bien sonriéndole todas las ocurrencias a González y al final me despedí de él, ya se acercaba la llegada de mi gigante, ya comenzaba a faltarme el aire y mi colita ya deseaba ser atendida, además creo que González me estaba tirando la onda, entre broma y broma, creo que iba en serio…y si, lo había logrado, estaba excitada al sentirme deseada…

Me di un baño divino, me perfumé, me puse mi bikini negro el cual había lavado y ya estaba seco, y arriba tan solo una sudadera vieja, descubrí lo rica que se me veían mis piernas y las nalgas con el bikini, las marcas de mi bronceado hacían mis carnes más apetitosas aún…

Salí del cuarto a fumar un cigarrillo, mi cuarto estaba en el primer piso y el pasillo daba al parking, no esperaba encontrarme a nadie, así que así mismo con mi bikini y mi sudadera salí a fumar.

Mientras fumaba viendo el parking vacío, sintiendo la fresca brisa marina y viendo el cielo nocturno, me dejé llevar por mis pensamientos y sin darme cuenta me acariciaba una nalga mientras fumaba, el Sr González me sacó de mis pensamientos…

- González : Niña bella…. Que bien que te queda ese bikini, ya decía yo que por eso me caías tan bien… eres una niña hermosa…y divina… ¿a que si?

La verdad no sabía que decirle, por un lado pensé que bromeaba como siempre, por otro lado, era un hecho que estaba vistiendo un bikini y que mi cola se me veía divina, había descubierto a mi loca interior así que mi respuesta fue impulsada por mi placer, ya que a pesar que podría estar bromeando, su mirada me mojó toda, bromeaba pero me deseaba con sus ojos… así que decidí desatarme… total, que podría pasar que no fuera bueno… era mi mundo…

- Yo : ¿A que le gusta como se me ve?, ¿quiere que baje y me ve más de cerca?

Me asombró mi propio atrevimiento, mientras le decía eso me había subido la sudadera y medio voltee para que me viera la cola que dejaba verse desnuda mientras mis nalgas se tragaban ese pequeñísimo bikini…

- González : Tranquila mi bella, desde acá el ángulo es magnífico, pero me tengo que ir, mañana tendré guardia y si que podré verte de cerca…prometido…

Se despidió lanzándome un beso al aire, yo me reí, como siempre me había reído de todas sus ocurrencias, esta, más bien podría ser una de sus ocurrencias de siempre, pero esta vez había sido directo y mi cola se había ofrecido a él, mañana veremos… estaba muy caliente, ya quería que llegara mi gigante… mi loca interior se había salido por completo, tenia el control y esa sensación me fascinaba…

Saliendo el coche del Sr. González, entraba la camioneta de Juan, decidí bajar a esperarle abajo, no había nadie por allí y el atrevimiento me daba morbo, eso de andar en bikini de noche me ponía más excitada aún, le esperé en la entrada de la escalera para subir, me vio, lo vi y sin decir nada me lancé a sus brazos y el me sostuvo a peso como si yo no pesara nada… colgada a su cuello le vi a los ojos, su mirada era de amor y deseo… solo le dije; “estaba loca por verte" y abriendo mis labios le entregue mi boca en un beso divino que duró casi toda la subida de la escalera hasta el cuarto. Nunca me di cuenta que desde la calle de enfrente el Sr. González había visto toda la escena…

Entramos a mi cuarto cerró la puerta y así sin decir nada los besos fueron en aumento, me dejó en el piso y me sacó la sudadera dejándome solo en mi bikini negro, descalza y a su merced… a un metro de distancia me veía de arriba abajo… todo era como a cámara lenta, describió lo que veía; “ mira nomas que hermosura de niña eres, esas piernas divinas y esa piel de melocotón, luego esa colita atrevida con esas nalgas divinas de quinceañera, date vuelta para verte de espalda, hmmmm que rica estás mi niña, eres un dulce de adolescente que me voy a comer por todas partes… date vuelta de nuevo y ven acá que te como…” después de eso quien no estaría excitado… fui hacia el y mientras me tomaba por la cintura casi agachándose me besaba un pezón mientras su otra mano se metía debajo de mi bikini hasta con su dedo tocar mi anocoño que moría por ser abusado, mientras me besaba mis pechos yo jadeaba colgada de él, de un salto me subí en su cuerpo y el me tomó con ambos brazos de mis nalgas y volviendo a colgarme de su cuello le comí su boca, abría mis labios dejando que su lengua bailará con la mía, caminó hasta el borde de la cama y me puso allí con mimo, me incorporé y poniéndome en cuatro patas al borde de la cama frente a el le pedí que se desnudara sin moverse de allí, le quería tener a la mano, ya quería chuparle toda su hombría, en menos de 5 segundos su magnífico y hermoso pene estaba babeando desnudo frente a mi cara… yo solo lo veía, disfrutaba detallando cada centímetro de su tamaño enorme, veía sus venas palpitar en su erección y su glande rosado y enorme invitarme con sus jugos a que saciara mi sed de sexo…

Sin abrir mi boca y a modo de pinta labios pasé mi boca por su cabeza, y abriéndola poco a poco fui llenándola de mi saliva y dejándola penetrar en mi… me la seguí comiendo divinamente mientras mi gigante seguía desnudándose por completo, la besaba, me la tragaba, le lamia el tronco interminable y agachándome más aun intercambiaba sus bolas en mi boca para luego regresar a su cabeza y repetir todo de nuevo, estaba tan concentrada y ensimismada en ese trozo de carne divino que no me fijé que el ya estaba acostado a mi lado, toda esa inmensidad de hombre estaba en mi cama, con mis brazos le acaricié por todas partes sus enormes piernas y su panza que como almohada me invitaba a descansar sobre ella, le besaba, lamia y mordía suavemente cada centímetro de su inmensidad siempre regresando a su polla, manjar de Diosas… mientras yo hacia todo esto sus manos recorrían cada centímetro de mi cuerpo, con lo grande que era lograba llegar a donde quisiera de mi sin apenas moverse, yo me dejé entregada a sentir esas manos recorrer toda mi geografía, en uno de nuestros movimientos mi boca se encontró con su mano y le chupe sus dedos dejándolos llenos de saliva, casi inmediatamente me tenía esos dos dedos dentro de mi volviéndome más loca aun…

Mientras desanudé los lacitos del bikini quedando desnuda toda para el, le besaba su polla y sus dedos me ponían frenética, sacándome la polla de la boca seguí besándole y lamiéndole su abdomen, hasta llegar a su pecho y comencé a morderle dulcemente las tetillas mientras le montaba como jinete que se sube a un corcel enorme, cuando mi boca llegó a su boca le besé apasionadamente mientras acomodé mi cola en sus caderas dejándome sentir su enormidad husmear la entrada de mi cola… que ya moría por ser penetrada a fondo… dejándole de besar me incorporé y le dije; “ deja que busco algo que nos va a ayudar…” me levanté con todo mi pesar y saque del cajón un lubricante de bebés que tenía, no se ni por qué, pero bien que nos vino esa noche…

Me tumbé a su lado boca abajo y el comenzó a llenarme toda la espalda y la cola de aceite, sus dedos entraban y salían de mi al ritmo de mis gemidos, ya estaba borracha de deseo y viéndole de lado me di vuelta hacia el regalándole mi cola en posición de cucharita, allí mismo sentí su carne tropezar con mi anocoño, y vi como me ponía bastante aceite en el, cerré mis ojos y me entregué a sentir como cada centímetro de ese enorme y bello animal me poseía…

Poco a poco sentí la invasión de su carne en mis profundidades y escuchaba como sus sonidos denotaban el placer de haberme penetrado, me decía; “ que rico mi niña hermosa, que rico se siente estar dentro de ti, tan apretadito, ven déjame abrirte más aun, toma más verga mi niña,… te gusta…” a lo que yo simplementerespondía con gemidos de loba en celo para luego en las pausas de silencio disfrutar del sonido de sus penetraciones golpeando mis nalgas bien lubricadas… salió de mi y me puso en posición de misionero, quería verme a la cara y besarme, abrí mis piernas y levanté mis caderas y muslos dándole permiso y entregándome, esta vez se puso violento, apenas me puso la cabeza en la entrada de mi anocoño empujó con fuerza dejándome ahogar en un grito de dolor y placer, la sacó y repitió volviéndomela a meter toda con violencia, lo hizo varias veces mientras se ayudaba tomándome de mis caderas y jalándome hacia el… cada vez eran más seguidas estas penetraciones violentas y cada vez su cara cambiaba de una expresión de amor a la más absoluta lujuria y morbo… mientras tanto yo era una muñeca de trapo que se dejaba penetrar con sus piernas abierta, gritaba y lloraba, no se si de placer, lujuria o dolor, lo que sé, es que ambos estábamos al borde del clímax, listos para llenarnos de nuestras especies líquidas, y así fue.

En un grito de ambos al unísono, me lleno por dentro con todo ese amor líquido y a la vez yo exploté de una manera tan fuerte que mi pecho mi cuello y mi cara habían quedado pintados con mi propio néctar… Juan se dejó caer para lamer cada una de mis perlas de leche, mientras subía por mi cuello hacia mi boca… comenzó a besarme, así sin dejar de mantenerme empalada a su enorme miembro, me besaba como loco pasando su lengua por toda mi cara mientras comenzaba otra vez a mover sus caderas , entre ruidos de animal salvaje me estaba cogiendo otra vez, su duro pene en mi culo, ahora súper lubricado con su propia leche entraba y salía de mi, este hombre estaba muy deseoso y yo en menos de un tris ya estaba con mi clítoris duro de nuevo…

Le rodee su enorme cuerpo con mis piernas y tomándolo de la cara le comí su boca llena de mis néctares. Respiraciones, jadeos, lenguas y el sonido de sus caderas golpeando mis nalgas mientras toda esa carne hacia conmigo lo que le apetecía eran nuestro tema musical, ahhhh “ dame más hmmm, así… métemelo más aun… rómpeme animal…” gritaba yo ya enardecida… loca, como loca estaba… “ven, quiero que me lo metas de pie, como si fuera tu esclava…hmmm ven…”

Abriendo mis piernas le liberé, se incorporó, salió de mi y tomándome por las axilas me levantó y empujó quedando apoyada de la pared con mis brazos… con una voz que casi no podía reconocer me dijo; “ eres mi esclava puta divina, levanta ese culo que te lo voy a reventar…” obedecí de manera sumisa y levanté mi cola hasta que sentí su pollota en la puerta de mi ano, fue allí donde puso sus manotas una vez más en mis caderas volviéndome más loca aun y con un movimiento violento sentí toda esa verga penetrarme hasta el fondo de mi alma, empujándome con sus caderas hacia arriba para penetrarme toda, hacia que mis pies dejarán de tocar el piso… levitaba de puro placer y la violencia de su fuerza…

Allí estaba yo, una chiquita de dieciséis, flotando en el aire mientras un gigante enorme y fuerte, un hombre maduro de más de cincuenta años tenía toda su carne dentro de mi culo y yo volaba empalada y feliz, en éxtasis y loca de deseo… era la perfecta puesta en escena…

El ritmo de sus penetraciones fue en aumento junto con sus jadeos salvajes hasta que fueron tan rápidas que volviendo a tierra y regresando a apoyarme de la pared agaché mi cuerpo para que me siguiera dando duro hasta acabar… Esta vez su grito fue sordo y profundo, mientras sentía los chorros de leche dentro de mi, me incorporé un poco y volteando la cara le besé en sus respiraciones mientras me jalé mi pollita un par de veces y fue suficiente para llegar a un orgasmo divino allí mismo empalada por el en la pared, fue sublime…

Ese sería el primero de muchos fines de semana que pasé disfrutando de ser la esclava sexual de un troll gigante… pero aún falta más, la guinda de este pastel que duró todo ese último año académico…año lleno de aventuras que apenas comienzan, fue sublime y jamás lo habré de olvidar, fui la más feliz…

Continuará, a la mañana siguiente…