El arte de amar 1

Lo cierto es que en la primera cita estás algo nervioso, no sabes lo que hace que pierda la cabeza y tu polla no está lo suficientemente preparada… pero pese a todo fue bien porque quisimos repetir y repetimos muchas veces

Soy un varón pasado de cuarenta, de 185 de altura, 88 kilos, aspecto fuerte y aunque más bien moreno, mi  piel es clara, con el pelo  muy corto (tipo marine), que en invierno es castaño y en verano se aclara por el sol, ojos marrones y una polla de 17,5.

Empezaré por decir que nunca entendí como se mide una polla en erección, pues según el sitio por el que la midas, el resultado varía; así que decidí compararla con un vaso de cubata tal y como hizo un famoso actor porno, y lo cierto es que mi polla alcanzaba a tocar el fondo del vaso de tubo. Luego medí el vaso y obtuve los 17,5. Mi polla es bien proporcionada, un capullo bien definido, circuncidada y blanca, pero no de aspecto lechoso.

En el terreno sexual nunca me ha faltado el sexo, el morbo y el placer y he gozado de buenas y satisfactorias relaciones.

Si estoy descansado mi aspecto refleja más juventud de la que corresponde a mi edad y mi cuerpo es propio de un chico de veinte porque desde hace 15 años hago entre 2 y 4 horas de gym a la semana, lo que produce cierto atractivo en las mujeres de mi edad, que son las que me vuelven loco de excitación porque una mujer a los 40 tiene muy claro lo que le gusta y sabe tomarlo sin más y además si tiene algo buena sabe juzgarlo a la primera. En cuanto a mi carácter voy a decir que resulta atractivo e interesante y que yo resumiría como muy seguro pero no arrollador,  se deja ver cuando expreso opiniones pero no las impone,  además de no ser tímido, aunque tampoco soy todo extroversión (para ellas supone que sé escuchar). Además me encanta la “mujer”, o mejor aún, amo la mujer y lo que representa en la vida, incluso en el extremo de a pesar de no tener sexo con ella aprecio sus cualidades y su belleza interna y externa.

Visto bastante bien, normalmente de traje, algunas veces con corbata y otras “casual chick” y de aspecto aseado y pulcro. Nunca visto con zapatillas, siempre con zapatos al no ser que haga deporte (Nadie es perfecto).

Empezaré  por decir que en meses anteriores encontré una amante y me propongo  contar algunas de nuestras reales e intensas experiencias, aunque no necesariamente en su orden cronológico. Para que nos entendamos, la diferencia entre un ligue y una amante es la continuidad de la relación y, como hemos superado la línea roja de “nueve semanas y media”, en clara alusión a la película de los “90” creo que nos podemos llamar “amantes”.

Mi amante es una mujer que también pasa los cuarenta, de 1.72 de altura, pesará 62 kilos y su pecho debe estar en los de 85 cm. Ella también se cuida y va al gym con algo más de regularidad que yo. Su piel es blanca y sus ojos son oscuros sin llegar a ser negros. Su boca es grande pero no es carnosa, más bien de trazo fino. No tiene ni una gota de celulitis y su vientre es absolutamente plano. Sus piernas son un par de esculturas y ella es consciente de las partes más bellas de su cuerpo destacándolas en su forma de vestir. Maquilla su rostro en la medida justa y con muy buen gusto. En este punto diré que siempre agradeceré que una mujer emplee tiempo y esfuerzo en estar “bonita” y “sexi”. Si no follé mucho en la universidad imagino que en parte tuvo que ver con que las chicas muchas veces vestían y se comportaban como los chicos.

Ambos, mi amante y yo, trabajamos y tenemos bastante excito en nuestras respectivas profesiones, y aunque no somos ricos, el dinero tampoco  supone un problema a la hora de hacer planes o tomar decisiones.

Vivimos en ciudades diferentes que distan a unos 250 kilómetros, pero con las vías y posibilidades de transporte estamos a dos horas el uno del otro. La frecuencia con la que nos vemos suele ser de una vez cada veinte días y todos los días usamos el chat. A veces los chats son cortos y otras veces son largos, unas veces están llenos de morbo y otras, sencillamente carecen de carga sexual.

Cuando inicié nuestra relación con mi amante, yo declaré que era más bien dominante en el sexo y ella dijo que más bien sumisa e hizo una pregunta trampa en nuestra mutua entrevista:

“Quieres que mantenga relaciones con animales ¿?”

Mi respuesta fue:

“Pese a que me seduce la idea de ver una mujer que se corre sin parar  esclava del placer y la pasión, no me veo organizando un tinglado de este tipo… pero si tú tienes alguna motivación en esta línea, podría  comprar una película específica del genero y verla junto a ti en la cama. Incluso sé que existen shows en los que una mujer se deja poseer por un perro a la vista de los espectadores para ir a verlos juntos, pero ese sería uno de mis limites”. Si estuvieras con un animal seguro que me masturbaría hasta reventar pero sé que luego en frío daría por terminada nuestra aventura”.

Creo que fue una de las respuestas que abrieron rápidamente el camino de nuestra relación, porque ella por una parte intuyó algunos límites que yo tenía y que ella no quería traspasar y por otra parte, lejos de escandalizarme por la pregunta y de juzgarla plantee opciones. Se sintió aliviada por mi respuesta y comprendida por no juzgarla… y al fin y al cabo si ella iba a tener una aventura, no quería que fuera una tortura y que desease lo que desease podía tener la confianza para exponerlo. En definitiva si va a renunciar a parte de la iniciativa sexual dejándome a mi ser el dueño, quería saber hasta qué punto podía estar expuesta.

Como llevaba un tiempo siendo “bueno” la verdad es que algo de torpeza, y digo  algo, se produce en tu primer encuentro sexual. Aunque el resultado final fue satisfactorio para los dos,  no me dejó satisfecho del todo. Ella no se quejó pero la autocrítica es necesaria si quieres ser el mejor y en definitiva ser el único que cuenta en sus deseos más íntimos. Creo que esto es válido para todas las facetas de la vida.

Lo cierto es que en la primera cita estás algo nervioso, no sabes lo que hace que pierda la cabeza y tu polla no está lo suficientemente preparada… pero pese a todo fue bien porque quisimos repetir y repetimos muchas veces. He de decir que cuando tienes 40 también juegas con otros aliados como elegir un sitio maravilloso o invitarla a comer o tomar copas en un sitio lleno de magia y no eres tan torpe en las palabras y en los movimientos previos;  en definitiva, fabricas el decorado que produce una cálida atmosfera y un entorno confortable.

Me he esforzado mucho por nuestra descripción física porque se lee mucho en la red acerca de las maravillosas pollas de más de “20”. He aprendido que cada polla encaja perfectamente bien con cada mujer y cada mujer con cada polla, y en mi caso la regla que sigo es que si mi polla mide 17.5 cm, la altura máxima de la mujer debe ser 1.75. En nuestro caso nuestros sexos encajan a la perfección y mira por donde, el hecho de que la media de la altura de los varones sea mayor que la de las hembras también puede tener que ver con el sexo … Si las mujeres encuentran una polla que las llena, por lo general hablan de que es de “20” con independencia del tamaño real de la misma.

La anterior mujer con la que tuve relaciones y que no llegamos a ser amantes, era de mi altura y mi polla le resultaba insuficiente y aunque nunca me lo dijo yo notaba que a pesar de llegar al orgasmo, sus orgasmos más bien eran tibios. Seguro que mi polla nunca la hizo perder la cabeza. Otra mujer de 1.60 de altura sufría con mi tamaño y nunca mi polla legaba hasta el final porque más que disfrutar se sentía agredida por mi sexo. Tener en cuenta estos detalles pueden hacer que la relación sea casi perfecta.

Yo resumiría que para cada polla hay un tamaño ideal de mujer y para cada mujer hay un tamaño ideal de polla, y como quiera que hay un sin número de pollas y mujeres andando  por el mundo, se trata de elegir bien, más allá del tamaño de sus pechos ….

Después de nuestro primer encuentro le propuse un juego que consistía en que cada vez que se masturbara pusiera un punto en el chat por cada orgasmo que alcance (Solo un “.” y sin explicaciones por cada orgasmo) y cada vez que yo lo hiciera haría lo mismo. Esta instrucción sencilla y fácil de entender y hacer consigue que yo esté dentro de su cabeza y asegura que cuando ella se masturbe piense en mí teniendo sexo con ella. Por su parte, a mi amante le alaga saber que hay una polla sedienta de deseo que se derramaba pensando en ella.

Una de las veces le dije por chat que había calculado mis puntos y que si los juntaba todos, llenaría un vaso de semen y que ese volumen representaba mi deseo por ella en esas semanas. Mi comentario la debió subir mucho la temperatura porque me mandó un chat a las dos horas: “…”

En el transcurso de ese tiempo entre nuestros sucesivos puntos, unos a altas horas de la noche, otros a primeras horas de la mañana e incluso algunos en horario de trabajo y en medio de los anhelos de nuestra próxima cita decidí poner a punto mi herramienta.

Mi objetivo era pasar de los 10 minutos iniciales a más de 20 minutos de bombeo apasionado e ininterrumpido por cada vez que habitara su interior y, recordé que siendo joven había conseguido hacerlo mediante una técnica de ejercicios que no requerían de grandes dotes ni largos tiempos de prácticas. Ser dominante en el sexo implica decidir la cantidad de  orgasmos que quiero dar a mi amante en cada vez y ser capaz de decidir en qué momento hago correr mi polla,  con independencia del deseo y del placer que pueda estar sintiendo.

Para aquellos varones que se sientan identificados con mi carácter, pueden encontrar la solución en internet pero básicamente consiste en que tienes que masturbarte durante 20 minutos sin correrte y ser capaz de parar cuando estas a punto de correrte, unos dos o tres segundos antes, para volver a empezar a hacerlo y volver a pararte. Este ejercicio hay que hacerlo durante una semana más o menos. La segunda semana lo que hay que hacer es masturbarse durante 20 minutos o más, momento en el que te corres. Al día siguiente haces lo mismo pero no te corres y alternas días. El día que toca correrse en esta semana bebes mucha agua y calculas cuando vas a tener  ganas ligeras de vaciar la vejiga para que te pille en la masturbación, porque aprendes a controlar las dos sensaciones juntas, y además al correrte después de los veinte minutos la eyaculación se multiplica en más del doble de la cantidad habitual, motivada porque el día anterior no te has corrido y porque la abundancia de liquido favorece las eyaculaciones con abundante esperma y con más presión.

El caso es que puse en práctica estos ejercicios durante quince días y el premio fue mayor de lo deseado inicialmente, pues actualmente paso de la mítica hora con la polla dura como una piedra y sin parar de darle placer a diferentes ritmos y alturas. (Solo un inciso para aquellos que deseen invertir una parte de su vida en esta práctica, que no lo hagan viendo porno porque se trata de conocer y contactar con su polla y que si llegan a la media hora, es un resultado muy bueno, pues pasar de una hora puede ser peligroso si no tienen las condiciones físicas de un deportista ya que equivale a correr sin descanso durante todo ese tiempo).

Ella hizo dos comentarios la primera vez que pasé de la hora:

“Nunca pude imaginar que un varón pudiera aguantar tanto y darme tanto gusto y durante tanto tiempo ¡!” (Piensa que una mujer nunca te va a exigir tiempo pero que siempre estará agradecida si se lo das).

Antes de hacer los ejercicios se los envié a su correo electrónico y ella no entendía muy bien la razón de mi propósito, pero la excitaba la idea de saber que pasaría más tiempo masturbándome pensando en ella y que mi polla estaría dura más minutos a causa de ella.

El trabajo de un amo (dominante) que quiere gobernar los orgasmos de su amante (sumisa) es duro pero vale la pena. He leído que los verdaderos amos (dominantes) trabajan y trabajan mucho el placer de sus parejas (sumisas) y ellas están dispuestas a renunciar a su libertad porque reciben beneficios sexuales  de sus amos que no pueden encontrar con facilidad en otro sitio.

En este primer texto que os envío es para decir que una polla puede ser maravillosamente grande según para que mujer además de ser su instrumento insaciable de placer y que ambas cosas están al alcance de todos los varones y que las mujeres nunca van a decir que son pequeñas o que aguantas poco porque lo que quieren es verse sorprendidas positivamente por todo ¡!

También es importante conseguir, aunque sea un efímero minuto al día que tu amante imagine que tienes sexo con ella porque entonces estás en su interior y serás el centro de sus deseos más íntimos. Y finalmente que ella sienta que es tan valiosa y especial, que es la única mujer que te motiva a dar pasos nuevos en el camino del deseo y del placer.

Espero que os gusten estas breves experiencias y para aquellos que no les guste el estilo literario o narrativo, por favor absténganse de comentarlo, pues no tengo intención ni de publicar libros ni de hacerme sitio en el campo de los escritores.