El arreglador (8)

Dia dos en la quinta

EL ARREGLADOR 8

DÍA DOS

Mientras iba pasando del sueño profundo a despertar, sentía algo en mi entrepierna, que se erguía dura y potente. Además sentía en los labios una sombra que me rozaba, que intentaba entrar en mi boca y la hacía vibrar. Cuando abrí los ojos, aún en un estado de completo aturdimiento, vi la víbora negra sobre mi cara y oí la risita pícara y desvergonzada de Bety, __¡Buen día, vinimos con Lucio a darte el desayuno!__ dijo ella y sin esperar se tragó mi verga.

Lucio a horcajadas sobre mi, pasaba su morcilla reluciente y negra sobre mis mejillas, sobre mi nariz, acariciaba mis ojos, como jugando. Por fin se quedo quieto esperando a que yo hiciera lo que hice. Pase mi lengua despacio por sobre su cabezota morada, ella brilló y excitó aún más al novio de Bety.

El se corrió un poco más atrás, yo levanté mi cabeza con la ayuda de algunos almohadones y mi boca colocó la serpiente caliente y movediza dentro y empecé a chupar. Lucio empezó a moverse dentro de mi boca. Suavemente. Se detenía y comenzaba en segundos. Entretanto Bety comía mi pija sin descanso, acariciaba mis bolas y metía un dedo en mi culo, dilatándome y calentándome a más no poder.

Yo no dejaba la pija de Lucio que iba cogiendo mi boca cada vez de forma mas intensa y vertiginosa. Salvaje. Con mis manos atrapé sus huevos que eran enormes, bien grandes y los llevé a mis fauces, y los fui acariciando y besando amorosamente, los gruñidos de Lucio llenaban el espacio.

Vi que Bety se incorporaba y trepaba a la espalda de su novio. Acarició y la besaba, así fue bajando hasta las nalgas, redondas y duras de Lucio. Con su lengua empezó a lamer y a penetrar el agujero de su novio, que sintió como un choque eléctrico y se arqueó dentro de mi y gritó un poco más, clavando su hierro profundamente en mi.

Bety movía su lengua con avidez y con maestría mientras susurraba __¡Te gusta putito!¡ Como le gusta al putito! ¡Se va a comer la pija! Sí, sí...__ Lucio me daba su pija, y Bety mordía su cuello y apretaba las tetillas paraditas de su novio. Así lo fue empujando hacia atrás.

Lucio llegó a mi pija, ella tomó mi verga y la apuntó al culo de su novio, la frotó unos instantes que nos hicieron gozar plenamente. El agujero de Lucio se fue tragando mi tranca lentamente, pero con enorme gusto. Bety besaba el cuello y los labios de Lucio que gemía y saltaba con mi verga dentro. Bety observó como mi pija desapareció en el culo de su novio. Se acercó a mis labios, abriendo sus piernas se montó sobre ella. Su vagina se abrió como una rosada flor y mi lengua zizagueante la penetró __¡Así papi! ¡Chúpame la concha, así!¡ Ahhhh!__ exclamó Bety, dando grandes suspiros.

Mi lengua jugaba, hurgaba los pliegues de Bety que perfumaban la habitación de sexo y lujuria. Llegaba al clítoris y ella se retorcía en mi rostro fanática y demente. Mientras mi estilete daba placer a la chica, ella tomaba la pija de su novio y la masajeaba, la apretaba y acariciaba los huevos oscuros y duros. Lucio con mi vara clavada en su culo daba respingos y saltos, se detenía un momento, volvía a encenderse y atacaba mi sexo con furia, bajando y subiendo con su ano apretado y vicioso.

Unos momentos que pasaron, y Bety que salió de mi boca y reclamando a los gritos dijo __¡ Cógeme, cógeme a mi!__ Su novio dejó el lugar y Bety tomo mi vara, la masajeó y se la metió en la boca unos instantes y la clavó en su concha húmeda y resbaladiza.

Encendida como una braza, ella se debatía con mi pija dentro, Lucio empezó a chupar sus hermoso senos, ella gemía y pronunciaba palabrotas que al parecer la divertían. Ella gozaba cogiendo y no intentaba disimularlo en lo absoluto. No tenía ninguna historia con su sexualidad. Era muy cachonda y caliente y eso parecía hacerla feliz. __Lucio por atrás, por el culo, ahora...__ reclamó a su novio. Lucio se colocó detrás de ella y envainó en su blanco ojete la verga negra. La movió, la balanceó y ella pareció estallar en un llanto de gozo, de placer. Los gemidos fueron creciendo en esa habitación en la que todos los rincones ya olían a sexo. Ella me acercó los pechos y los mordí, los bese, los acaricié con mi lengua, en tanto ella aprovechaba las dos pijas que tenía clavadas en su interior.

Lucio sacaba la verga del culo de Bety, golpeaba sus nalgas y nuevamente la enculaba sin piedad, a ella le encantaba y pedía más. Acostado como estaba yo la levantaba sobre mis piernas en un juego de fiebre y locura colectivo.

Ella nos hizo detener y Lucio salió de la cola y yo abandoné su vagina. Bety entonces tomo mi verga, la chupo largamente. Luego siguió por mis huevos, su novio observaba en silencio. Hizo que me incorporara y me pusiera boca abajo. Mi pija dura chocó contra el colchón. Ella separó mis nalgas y se apropió de mi culo que estaba con mil fuegos. Su lengua era sabrosa, demoníaca, irresistible. Llamó a su novio para que la siguiera y los lengüetazos y chupadas se duplicaron. Nada los detenía, mi gozo era total. Alguien metió un dedo y luego otro, y otro, hasta que no fueron dedos sino que era la hermosa vergota de Lucio quien me estaba poseyendo. Levanté y abrí más mi culo y sus huevos chocaron con mis nalgas. Lucio rebotaba en mi clavado hasta lo mas hondo. Disfrutaba sin respiro de aquellos dos ángeles del mal. Bety atrapó mi pedazo y haciéndose lugar se lo metió en la boca. Me masturbaba sin descanso. Estaba haciendo esfuerzos sublimes para no terminar. Lucio también, porque avanzaba y bruscamente se paraba. Mordía mis hombros y buscaba mi boca muy caliente. Bety se aprovechaba de eso y comía mi lengua y la de su novio. Porque hábilmente había trepado por debajo de mi y se había clavado mi tronco en su culo poniendo de costado levemente su espalda y sacando su hermosa cola hacia atrás quedó debajo de mi y su ano se había comido mi pija ya totalmente descontrolada y en estado de fuego.

Sentí que Lucio se sacudía y apretaba los dientes y me mordía y ya me bañaba el culo con su tibia leche que desbordó rápidamente el caudal de mi agujero resbaladizo y hondo, la víbora negra quedó dentro del canal en reposo, pero la sentía latir, como si todavía sus reservas dieran para más, el novio de Bety permanecía quieto en mi interior, mientras Bety hacía que me descargará brutalmente dentro de ella moviéndose sin piedad haciendo que la leche desbordara su ano y bañara sus preciosas nalgas. Ella salió de su enclavamiento y sin dudar se metió la verga que aún babeaba como un animal herido de muerte. Chupó y succionó como un niño arrancando del tronco las últimas gotas de semen sin desperdiciar nada. Lo mismo hizo con la vara de su novio. Una vez que limpio las armas se colocó en medio de nosotros y nos quedamos besándonos e intercambiándonos sendas acabadas.

Las vergas seguían ondulando entre la dureza y la flaccidez. No querían caer. Yo pensaba que estarían haciendo los demás , donde andarían que en la casa reinaba una especie de paz y silencios llamativos.

__¿No hay nadie en la casa?__ pregunté yo

__Se fueron hasta un almacén casi todos, anoche vino mi hermana Celeste ¿Sabías?__ dijo Bety

__Sí escuché pero no la conozco aún.

__Ya habrá tiempo, vino con su nueva pareja que tampoco conozco, es la primera vez que viene, se llama Eliana o algo así...Veo que sus armas no quieren caer...__ dijo Bety divertida

__Necesitan otra revolcada__ apareció Magda, totalmente desnuda

__Creo que sí Magda__ dijo Bety

__Pero antes veni aquí querida ¡Hace tiempo que no te veía, siempre tan hermosa!

__¡Ah! Magda, mi tierna amiga....__ diciendo así las mujeres se estrecharon en un caluroso abrazo. Sus manos se tocaron los pechos y las bocas se encontraron sin remedio. Los ruidos de los besos humedecían el dormitorio. Los suspiros comenzaron a crecer. Las colas de las mujeres danzaban y casi no tocaban el piso. Los dedos de una se incrustaban en la vagina de la otra y era una danza sexual sin tapujos.

La una y la otra eran un solo cuerpo resbalaron por la alfombra y cada boca llegó a la abertura de la otra. Las lenguas sacaban chispas de los agujero de Magda y Bety. Se besaban, se acariciaban, los dedos prontamente comenzaron a penetrar las conchas. Era una especie de reencuentro de darse la bienvenida. Nuestras vergas estaban nuevamente como fierro. Lucio me miraba y yo lo miraba a el, los dos sentados al borde de la cama, tal cual habíamos quedado en ese receso. Por la puerta también desnudo y sonriente apareció Julio. Sin decir nada se arrodilló delante nuestro y comenzó a mamar nuestras pijas. Tomaba una y masajeaba la otra. Iba a la verga de Lucio y con la mano masturbaba mi hierro. Se alternaba. Nos acercamos lo más que pudimos con el novio de Bety que seguía lamiendo el culo de Magda y nos empezamos a comer las bocas, nuestras impúdicas lenguas se cruzaban como látigos y Julio nos chupaba sin reparos. Lucio se incorporó y se fue detrás de Julio quien agarró mi vara con las dos manos y la metió en su boca llenándola de saliva, amándola, dándole el máximo placer. Lucio comenzó a pasar la lengua por el ojete de Julio que bramaba de placer, le lamía los huevos y con una mano lo masturbaba. Julio avanzó entonces y me subió las piernas por sobre sus hombros y atacó con la lengua mi culo, aún húmedo de la lecha de Lucio, estuvo allí unos momentos y al cabo, me atravesó con su pija, hasta el fondo. Las mujeres cambiando de poses avanzaron por el culo de Julio que había quedado a merced de cualquiera y las bocas feroces comenzaron a comer su ano. Julio me embestía furiosamente, muy caliente. El novio de Bety lamió el culo de Magda y la penetró instintivamente, parecíamos animales en celo, desquiciados. Bety lamía las bolas de Julio y penetraba su culo con varios dedos. Los gritos y gemidos de todos alcanzaban los rincones de todo el chalet que aún permanecía casi desierto. Julio me bombeaba muy rico, de pronto se detuvo y salió del estuche de mi cola. Me beso apasionadamente en la boca, cruzamos nuestras lenguas y me susurro que lo cogiera. Se apoyó al borde de la cama, dándome su oscuro agujero y allí dirigí mi estaca y la ensarté donde él quería, gruñó y bufó de placer, se comenzó a hamacar de adelante hacia atrás, haciendo todo el trabajo, cojiéndome con el culo. Magda había dejado su lugar a Bety que era enculada por su novio mientras Magda le chupaba la concha y los senos rojos.

Lucio, pasados unos minutos dejó de coger a Bety y se acercó a nosotros. Me beso en el cuello y acarició la espalda de Julio que era sometido por mi. Se colocó delante de el y se besaron por largo rato intercambiando sus salivas. Más luego, Lucio arrimó poco a poco su ojete a julio y éste lo clavó de un saqué, casi al memento empece a largar mi líquido dentro de Julio, quien acabó dentro de Lucio, Magda y Bety atraparon entonces la serpiente de Lucio, los huevos y masajeándolo lograron hacerlo acabar en sus bocas, tragando todo lo que les daba.

Quedamos tendidos por unos momentos, algunos en la alfombra, otros sobre la cama, con los sexos semi dormidos, pero con la lascivia en lo más alto, esperando recuperarnos, para continuar.-