El arreglador (3)

Continuan las aventuras del arreglador.

EL ARREGLADOR 3

Habían pasado varios días y no tenía noticias de don Adalberto. Mi vida continuaba siempre en el mismo tenor. Recibiendo llamados de gente que tenía problemas en sus casas o de vez en cuando me alcanzaban algún aparato o yo tenía que pasar por sus domicilios a retirarlos.

Así pasaban mis días. El verano estaba fluyendo con sus colores y su movimiento siempre tan particular y alegre. Por esos días había empezado a cruzarme en el pasillo del edificio con dos chicos que tendrían unos 16 años más o menos.

Ella era rubia de cuerpito bien formado, para su edad. Tenía el cabello largo. Sus ojos eran divertidos y pícaros, de un color miel transparentes y ardientes. El chico tenía un físico atlético, delgado, daba la apariencia de que practicaba algún deporte. Parecían ser hermanos. Solo nos habíamos saludado cortésmente cada vez que nos habíamos cruzado. Pero parecían ser chicos dados y simpáticos. A sus padres también los había visto y parecían ser como sus hijos o al menos era mi creencia de que eran una familia.

Una tarde tocaron el timbre en mío departamento. Cuando abrí me encontré con la chica rubia, la que me saludó alegremente

__¡Hola!__ dijo ella sonriendo.

__¡Hola!__ respondí

__Mira, sabemos que arreglas artefacto eléctricos.

__Sí__ dije sorprendido.

__Tenemos un problema en casa. Con una computadora, no sé si la podrías mirar.

__¿Ahora?

__Sí o cuando vos puedas.

__Bueno ok, vamos ahora__ tomé mi valija de herramientas y salí detrás de la chica. No había observado que estaba con unos pantaloncitos cortos que estaban para el infarto. Le marcaban un culo hermoso. Además lo movía provocativamente. Era una belleza.

Entramos en su departamento, que estaba en el segundo piso. Allí también se encontraba su hermano. A quien yo ya conocía. Me llevaron a una especie de estudio donde estaba la computadora.

Puse manos a la obra, mientras ellos, observaban y se sonreían.

__¿Hace mucho te dedicas a esto?__ preguntó ella.

__No, no hace mucho, pero me está yendo bien.

__A propósito, yo soy Eliana y mi hermano es Tomás.

__Que tal__ dije sin decir mi nombre.

Pasado un rato y luego de haber revisado la máquina quedó lista.

__¿Qué tenía?__ me preguntó Eliana

__Mira estaba llena de virus. Había muchas páginas porno y esas generalmente son un problema. Ahí les instalé un buen antivirus.

Eliana miro a su hermano y le dijo__ Ese sos vos__ el chico se rió y no dijo nada.

__¿A vos te parece bien que mire tanta pornografía?

__Mal no me parece, es un tema de cada uno

__Hombre tenías que ser. Cualquier culo los calienta.

Tomás se echo a reír de buena gana __Deja de sanatear hermanita que vos no te quedas atrás. A ella le encanta ver pijas y esas cosas__ Eliana se puso bordó __Te queres callar

__Bueno chicos no se peleen__ dije yo

__¡Décile lo que me decís a mi!__ dijo Tomás

__¡Cállate!__ respondió Eliana

__¡Dale!__ volvió a decir Tomás.

__Bueno ¿Qué pasa?__ intervine yo.

__Ella dijo que cuando pudiera te bajaba la caña__ riéndose contó Tomás.

Se hizo un silencio. Hasta que yo ataqué.

__Y bueno ¿Cuál es el problema? Aquí estoy ¿No?__ dije mientras bajaba mi pantalón.

Eliana se sonrió y se acercó a mi. Yo tenía los pantalones en las rodillas, aún permanecía sentado. Ella acarició mi pija que no tardó demasiado en levantarse y endurecerse. Ella se fue agachando lentamente sin soltar la verga. Acercó su boca juvenil y le dio unos lengüetazos. Suavemente la besó y atrapó con sus labios la cabeza. Tomás observaba atentamente lo que hacía su hermana. Estaba hipnotizado. Ahora no se reía. Estaba duro. Eliana siguió chupando cada vez con más frenesí. Se escuchaban mis gemidos que iban creciendo a medida que ella acariciaba mi pija con su boca y con una mano ahora acariciaba mis huevos redondos y llenos.

En un momento dado Eliana se sacó la verga de la boca y le dijo a Tomás __ Vení, vos querías una pija, acá tenes, Vení __ Tomás dudo unos instantes. Sin embargo se fue acercando. Su hermana le tomo una mano. Lo hizo arrodillar y esa imagen me calentó muchisimo. La mano de Tomás llegó a mi dura pija y él la agarró. Comenzó a acariciarla, mientras Eliana lo incentivaba a hacerlo. Tomás acercó su boca a mi miembro y empezó a chuparla. Eliana entonces se quitó la ropa y quedó desnuda, mostrando su cuerpo joven. Con unos pechitos bien formados. Su culo redondo y fresco. Una muñeca. Ella se acercó a mi boca y me entregó sus pechos. Los empecé a chupar con gusto, con ganas. Ella empezó a gemir. Mientras su hermano ya había tomado confianza y lamía mis huevos con fruición, a la vez que masajeaba mi pija.

Nos detuvimos un momento y nos sacamos la ropa. Habíamos quedado los tres completamente desnudos. Tomás en ese momento buscó mi boca y sacando su lengua la introdujo en la mía, no la rechacé, sino que respondí al beso. Eliana en tanto arrodillándose se prendió a la pija de su hermano y alternativamente pasaba de la mía a la de Tomás. En tanto que Tomás seguía en mi boca, mis dedos resbalaron por su cola durita y musculosa y se introdujeron en su agujerito ardiente. Me dejaba hacer y gemía realmente caliente.

Eliana me tomó de los hombros y me acostó sobre la alfombra mullida y caliente. Acto seguido se sentó sobre mi pija brillosa y lubricada, cabalgándome enloquecida. Tomás se inclinó un poco hacia mi y pude atrapar su pedazo que reclamaba mi boca lujuriosa. Le di las primeras lamidas, sintiendo su sabor, el se contrajo y se agitó de un lado a otro. Oleadas de placer nos recorrían a los tres y desenfrenadamente nos tocábamos y chupábamos sin respiro.

Tomás, en un instante se dio vuelta y me ofreció su culo para que lo lamiera y lo penetrara con mi lengua. Eso hice sin descanso arrancando del chico enormes gemidos. Su agujero se dilataba más y más y volví a clavar los dedos dentro de él, que seguía retorciéndose, como una perra en celo. Mientras comía su culo lo masturbaba sin piedad y el chico arrojó su leche en mi mano y su culo se abrió aún más. Eliana salió de su montura, entonces aproveché y tomando de las caderas a Tomás lo clavé sin compasión. El muchacho ahogó un grito, pero sin embargo me ofreció su culo un poco más. Eliana se colocó detrás de mi y comenzó a acariciarme suavemente la puerta de mi ano. Esas caricias me llevaron al mismo infierno. Metió su ávida lengua allí y me produjo innumerables sensaciones. En tanto Tomás se movía sintiendo mi verga perdida en su apretado agujero y se quejaba como hacía un rato lo había hecho su hermana, que mientras chupaba mi culo, acariciaba los huevos y la pija aún sin levantar de Tomás. Cuando logró su cometido se acostó debajo del hermano y se metió la verga en su boca. Se prendió con fuerza y pasión, volviendo loco a Tomás que a su vez apretaba mi pija con su culo.

En un momento ella lo fue moviendo hasta lograr que el hermano la comenzará a coger. Yo no me movía del culito de Tomás que estaba muy hambriento de una buena cogida y nos movíamos al mismo ritmo. Cuando unos instantes después el empezó a acabar dentro de su hermana y yo bañe su hermoso culo. Los tres quedamos enredados, agotados, pero contentos por ese caliente encuentro, que tal vez se repetiría.-