El armisticio - (El diario de Juan Lu) Final pt.1

La vida se narra dependiendo de los ojos de quien la ve, no importa si tienes 17 o 97. Amor, enfermedades, muerte, drama, sexo. Te sorprenderías de todo lo que un chico puede tener escrito en su diario personal. Nota: Esto aún continua.

Nota del autor: Siempre doy mis explicaciones estúpidas del porqué demoro tanto en publicar, y la verdad es que la única VERDAD es que soy un tipo conformista que nunca acaba lo que inicia; Pero intento cambiar. Me da vergüenza dejar las historias así, puesto que aquí va la continuación más no el final de esta. Espero así comprometerme más, y disculpas nuevamente a todos los que gustan de la saga y los he dejado a medias. Creo que en contenido los compenso. GRACIAS.

Por si olvidaron de qué va la historia:

Capitulo 1: http://www.todorelatos.com/relato/108764/

Capitulo 2: http://www.todorelatos.com/relato/108970/

Atte: Alberto.

Domingo 10 de Junio

Una vez leí entre los libros de papá una frase que dice:

Hay dos grandes días en la vida de una persona: El día que nació y el día en que descubre por qué.”

No había comprendido del todo su significado sino hasta el día de ayer.

El viernes 8 de junio del 2012 es una fecha que estará marcada en mí para siempre. Porque no solo dejé atrás el estigma de virgen, no solo besé unos labios de hombre por primera vez; Porque lo mío no sólo fue tener sexo.

Cuando Ricardo me decía que no me iba a arrepentir de ir a esa fiesta… No mentía.

Gabino pasó por mí cerca de las 9:30 p.m., la verdad esa noche lucía más guapo de lo normal, su ropa era nueva y moderna, y su cabello estaba sutilmente acomodado hacia un lado con una capa de gel, además que traía puesto un poco del perfume de su padre, lo cual le daba una esencia de chico mayor a su persona.

« Mi padre me ha prestado el auto, me dijo que a mi edad está prohibido recoger a mis citas a pie. Creo que piensa que saldré con una chica » Exclamó un poco nervioso mientras me observaba de arriba abajo. « Te ves bien Juan Lu » Terminó diciendo mientras se sonrojaba y caminaba hacia el auto para abrirme la puerta del copiloto.

En el trayecto hacia el viejo deshuesadero Gabino se portó como nunca lo había hecho, mostró interés en mí y en todo lo que le decía, fue cortés, atento y hasta educado, lo cual en vez de sorprenderme me perturbó un poco. Hubo un momento en el que la charla pre-actuada de Gabino se detuvo y no le quedó de otra que preguntarme sobre mi familia.

« ¿Cómo está todo en casa? » Dijo de pronto en medio de un carraspeo. « Mi hermano… supongo que “estable”, mis padres ya se están haciendo a la idea. Creo que todo está como debe estar » Respondí sin más, no quería ponerme nostálgico.

« ¿Sabías que la clase de tu hermano son los organizadores de la fiesta?, creo que quieren sacar fondos para su baile de graduación o algo así » Gabino parecía contento, como si hubiera acertado a iniciar un buen tema de conversación, pero como la mayoría de las veces, Gabino estaba equivocado.

« No lo sabía Gabino, espero que sea una buena noche para ellos » Mi voz no sonaba honesta, en realidad no esperaba que todos esos idiotas se la pasaran bien mientas mi hermano se podría en la cama de un hospital viendo el maratón de ‘ Grey’s Anatomy’. Ahora que lo pienso, lo que me molestó no fue el comentario de Gabino sino que había olvidado por completo que mi hermano estaba a un par de semanas de graduarse del instituto, me dolía darme cuenta que sus planes de ir a la Universidad se derrumbaban, me dolía mucho estar ahí, en su fiesta, en su noche, tratando de vivir lo que a él le hubiera gustado vivir. Me sentía como un impostor y ya no había modo de regresar a mi tibia habitación a jugar videojuegos y a comer porquerías toda la noche; Las luces, el olor a hierba y cigarrillos, y los autos estacionados de forma descuadrada me indicaban que ya habíamos llegado.

Decidí adelantarme mientras Gabino se quedaba acomodando unas cosas en el auto; Desde afuera el inmenso terreno lucía vivo e intimidante como nunca lo había visto, ya que por lo regular siempre suele estar desolado y triste. La mayoría de los asistentes eran chicos de entre dieciocho y veintitrés años, todos mostrando sus abultados paquetes con vaqueros ajustados y las chicas con escotes despampanantes que dejaban poco a la imaginación, sin dejar de lado sus tacones de aguja y sus kilos de maquillaje que camuflaban  sus pubertos rostros.

En la entrada del lugar divisé rápidamente a los chicos con los que usualmente veía a mi hermano, estaban detrás de una cadena que bloqueaba el acceso al lugar a menos que trajeras contigo un billete de $50.00 . Creo que más de uno me reconoció, pero fue Santiago Ledezma quien haciendo alarde de su cargo de cadenero y de las copas que llevaba encima se dirigió a mí para llevarme casi a rastras por la zona VIP, o sea, sin pagar.

Antes de que sintiera sobre mí las miradas de todos los chicos del equipo de baloncesto y de las chicas animadoras volteé a ver a Gabino, quien veía confundido y risueño todo el alboroto causado por el grandulón de Santiago.

« Juan Luis, ¿Verdad? » Exclamó de pronto uno de los chicos, mientras otro me llegaba por detrás dándome una cerveza y comenzaba a decirme que me la pasara bien y demás cosas. Otros chicos también se acercaron a saludarme y me preguntaban por mi hermano y por mis padres, en verdad hablaban mucho, la mayoría ya estaban ebrios y eso me hacía sentir muy incómodo y abrumado.

Por suerte Sara se encontraba allí y me saco ágilmente de ese nido de parlanchines musculosos con aliento a rayos.

« Mejor vamos por tu amigo, porque si te llevo con mis amigas te irá peor » Dijo dulcemente mientras me tomaba de la mano y caminábamos hacia la entrada del lugar. Cuando llegamos le hizo una seña a otro de los chicos que se encontraban cuidando la entrada para que dejara entrar a Gabino.

« Tu hermano no mentía, eres en verdad muy lindo y noble. ¡Cuídate mucho! » Dicho eso, me planto un pequeño beso en la mejilla y se alejó rápidamente.

« ¡Diablos!, ¡No sabía que eras amigo de Sara y de esos chicos! » Exclamó Gabino sorprendido en cuanto llegó a mi lado « No lo son, no son mis amigos » Dije un poco malhumorado « ¿Por qué carajos tardaste tanto?, ¡Eso fue humillante! » Continué mientras cerraba mis ojos y respiraba hondo.

« Es normal la atención, son personas que aprecian a tu hermano… Además, creo que les agrada que salgas a distraerte un rato, no es fácil pasar todo eso… » Gabino se calló en ese momento,yo juntaba fuerzas para no llorar, aunque no lo logré del todo, pues sentí en ese momento como mis ojos dejaban escapar dos grandes y gordas lagrimas que rodaron por toda mi cara y se juntaron en mi barbilla.

« No, no llores… Por favor » Exclamó Gabino mientras tomaba mi cabeza y la pegaba a su pecho para darme un cálido abrazo. Mi cuerpo esta vez no se paralizó, al contrario actuó casi por voluntad propia y mis brazos correspondieron su abrazo, Gabino tenía la altura perfecta para rodearlo por debajo de los hombros y su pecho tenía la comodidad necesaria para quedarme ahí toda la noche si era necesario.

« Sabes que si me abrazan lloro más, además todos nos miran feo » Le dije un poco más tranquilo, aunque no tenia deseos de soltarlo. « A mí lo único que me importa es tenerte cerca, por mi pueden irse al diablo los demás » En ese momento cerré mis ojos y por un momento logré sentirme como aquel día que estaba con Ezequiel en los prados traseros del instituto, me sentía a salvo de todo y como si no hiciera falta nada en ese momento… Lo malo es que no me pude imaginar con Gabino a pesar de que era él quien provocaba esa sensación. Ezequiel aparecía allí, a todo color, abrazándome con fuerza, transpirando su exquisito aroma y sintiendo como su cuerpo calentaba el mío.

Mientras abría mis ojos su figura no lograba desaparecer de mi cabeza, luego me di cuenta que su imagen no era un espejismo, en realidad se encontraba a unos metros de nosotros mirándonos fijamente del brazo de una chica a la que sin pensarlo comenzó a comerle la boca de manera exagerada.

« ¡Sácame de aquí! » Le pedí a Gabino urgentemente mientras sentía en mi estómago un malestar inexplicable. Gabino me sonrió y me rodeó con su brazo. Poco a poco comenzamos a adentrarnos aún más en el lugar hasta que llegamos a un espacio donde sonaba una muy extraña música electrónica, la mayoría de los que se encontraban allí parecían estar como hipnotizados o demasiado drogados para prestarnos atención, por lo cual decidimos parar allí.

« ¿Quieres algo de beber? » Preguntó Gabino mientras hurgaba en su saco y sacaba una pequeña botella de vodka. « ¡¿Y el jugo?! » Exclamé rápidamente en cuanto puso la botella entre mis manos.

« Solo son 800 ml; Además nunca has necesitado endulzar el alcohol para beberlo » Tenía razón, aunque ya tenía algo de tiempo que no bebía y eso me ponía nervioso. Me quedé mirando la botella y luego miré a Gabino con cara de disculpas .

« Vale, dame dos minutos, iré a conseguirte algo » Dijo sonriendo dulcemente mientras acariciaba mi barbilla. Yo le agradecí con una amplia sonrisa y lo vi adentrarse entre la gente.

Pasaron cinco minutos, luego diez, y ya a los veinte minutos de no tener señales de Gabino me preocupé y decidí ir a buscarlo. Recorrí sección por sección y no podía encontrarlo, cuando estaba a punto de rendirme y con algo de histeria en mi interior escuché retumbar mi nombre de entre un alejado grupo de autos amontonados. Me acerqué cautelosamente, el lugar estaba desolado y podía escuchar a lo lejos los gritos y la música de la fiesta.

« Gabino… ¿Eres tú? » Grité tímidamente mientras me acercaba aún más a esa tétrica figura humanoide que se escondía detrás de la monstruosa masa metálica.

« ¡Sorpresa, soy yo! » Escuché de prontoesa inconfundible voz mientras la luz de una antigua lámpara revelaba su rostro.

Ahí lo podía ver, como algo inalcanzable, como todas las utopías reunidas en una sola persona, sonriendo, mordiendo sus labios, sabiendo que yo existía, pero no lo que sentía.

Cuando lo conocí jamás pensé que se convertiría en alguien tan especial en mi vida. A pesar de las diferencias nos hicimos “amigos”. Me resistí a aceptar que sentía algo más pero esa noche terminé cansado de negarme a mí mismo la verdad.

Estaba confundido, no entendía por qué él sonreía de esa manera, pero por extraño que parezca yo me sentía feliz; Fue en ese momento cuando descubrí que la seducción no está en la belleza física, sino que está en los gestos. Porque no depende de que ojos tengan las personas, sino de cómo te miren con ellos.

Ezequiel era la única persona en el mundo que podía despertar esas sensaciones en mí, cuando lo vi acercarse todo en mi cabeza se nubló. La búsqueda de Gabino dejó de tener importancia y lo único que quería era volver a hablar con Ezequiel, porque sabía que me hacía falta, porque a pesar de todo lo que había pasado no iba a poder ocultar más que estaba enamorado de él… No del hermoso rostro de Gabino, ni del sensual cuerpo de Alex Pettyfer, o del trasero de Channing Tatum, sino de él, de Ezequiel, el chico de metro ochenta y tres con cabello ondulado, nariz afilada y voz empalagosa. De él, solo de él.

« ¿Quieres que te ayude a encontrar a tu… amigo? » Me dijo con un timbre de voz tranquilo, mientras se iba acercando cada vez más a mí. Solo pude negar con la cabeza, ahora que recuerdo me parece que también tenía mi boca entreabierta, estaba en verdad embobado.

« Eso está bien, porque quiero mostrarte algo… » Cuando su mano tocó la mía me fue inevitable derretirme por completo pero a la vez despertar del trance en el que me encontraba, ocasionando que apartara mi mano con rapidez. No voy a negar que también me sentía ofendido y traicionado por él, los flashazos de las cosas desagradables que me había dicho y del besuqueo frenético que me restregó en la cara se estrellaron contra mi cabeza, él solo se detuvo a observar mi desafiante mirada.

En ese punto de mi vida ya nada me podía doblegar, yo era demasiado frío para cualquiera que fuese humano… pero él era de otro mundo.

Volvió a insistir y ésta vez mi cuerpo no opuso resistencia, sus dedos conquistaron el espacio que había entre los míos y a paso lento me fue guiando sobre los laberintos de hierro y arena del deshuesadero hasta que nos detuvimos frente a una vieja y oxidada camioneta que estaba en la cornisa del lugar.

« Yo le tengo mucho aprecio a este viejo pedazo de hojalata, ¿sabes lo que es, cierto? »

Poco a poco fui reconociendo la vieja Pick-up de Ricardo, la abolladura trasera era de cuando mamá intentó demostrar que las mujeres eran buenas conductoras y terminó estrellándose en el buzón de los vecinos de enfrente, las calcomanías de “ Kiss” y “Guns N’ Roses” que mi hermano le había colocado cerca de las luces direccionales también estaban ahí. No había duda, era ella, la antiquísima amiga de la familia.

« ¿Qué hacemos aquí? » Le dije mientras escuchaba mi voz quebrarse, estaba vulnerable … No recordaba en sí la última vez que no lo estuviera cuando estaba frente a él.

« Vamos a charlar, a discutir, a ver las estrellas o a besarnos, lo que a ti te plazca… » Dijo mientras se posaba detrás de mí y comenzaba acariciar mis brazos.

Es muy trillado decir que “el tiempo se detiene” cuando pasa algo mágico entre dos personas, pero creo que no hay mejor expresión para describir esa sensación. A veces necesitamos dejar de analizar las cosas que ya pasaron, dejar de planear el futuro, dejar de intentar definir como nos sentimos, dejar de decidir exactamente qué es lo que queremos y solo dejar que pase lo que tenga que pasar.

Eso fue lo que hice cuando me monté en la camioneta, aun se me pone la piel de gallina cuando recuerdo el intento de “cama” que había en el interior del vehículo pues sabía que era obra de Ezequiel, por un momento me desilusioné pues creí que quizá eso había sido planeado para la chica con la que había llegado a la fiesta, ¡Pero qué demonios! , él estaba a mi lado, acariciando mi rostro y diciendo en voz baja que me quería. A la mierda la chica, a la mierda la fiesta, eso era mejor que cualquier cosa en todo el mundo y no quería arruinarlo.

« Y entonces… ¿Qué quieres hacer? » Dijo entre un pequeño gemido mientras se pegaba a mi cuerpo.

« Vamos a discutir… Y luego a ver las estrellas » Contesté con tono sensual y dejé que sus manos rodearan mi cuerpo aún más. Él sonrió y de pronto ocurrió aquello que era nuevo para mí, algo tan suave como el roce de un pétalo de rosa, y tan explosivo como un volcán.

Sin duda alguna el primer beso es un cumulo de emociones que te hace volar, te eriza la piel, te transporta hacia un mundo que te hace dejar de pensar. Es algo que se saborea, se huele, se toca, se oye la respiración de un solo ser y los ojos se cierran para conectarnos de nuevo con la oscura realidad. Pero eso solo era el comienzo de todo lo que ocurrió esa noche. La mejor de mi vida.

Mis manos comenzaron a recorrer cada parte del cuerpo de Ezequiel mientras nos desnudábamos, aunque debo confesar que una de mis partes favoritas fue su entrepierna, pues cada vez que deslizaba mis dedos sobre ella su miembro se ponía más turgente y le provocaba sacar un leve gemidillo de entre sus labios.

« ¡Tócala! »

Me urgió.Yo le obedecí y la toque por encima del calzoncillo, era muy larga.

« ¡Espera! »

Volvió a decir , bajándose la tela y quitándosela « ¡Toca ahora! » Me agradaba la forma en que me guiaba, me ayudaba a experimentar y hacia todo más fácil para mí.

Su miembro era delgado pero muy largo, me gustaba la sensación que producía cuando subía y bajaba su prepucio.

En un arranque de sensualidad me tomó y me puso encima de él. Pude entonces comprobar el largo de su pene, que me llegaba hasta el ombligo. Nunca había estado así con nadie y la verdad me encantaba. Ezequiel se sentía caliente y el tacto de su piel era muy fuerte, su cuerpo era grande y musculado, no tenía mucho vello, salvo una mata considerable en su entrepierna.

Yo me sobaba sobre él y lo abrace sin darme cuenta…

No sé la verdad porque estoy escribiendo esto. Mi diario se ha convertido en una de las cosas más importantes de mi vida, pero preferiría que este recuerdo solo quede inmortalizado en mi memoria. Tengo una teoría sobre los momentos de impacto, mi teoría sobre estos momentos es que son como destellos de mucha intensidad que te cambian la vida por completo, como la repentina enfermedad de mi hermano o el anhelado primer amor.

Sea un momento de amor físico, mental o de cualquier otro tipo, son éstos los que te definen como persona, y está en ti, y sólo en ti conservarlos como un gran tesoro.

Lo que hice aquella noche quebró todos los esquemas dentro de mi cabeza.  Me hizo pensar en las cosas que tiene la vida para ofrecerme, pero que por miedo prefería evitar. Porque perder la virginidad, o tener sexo sin importar la vez que sea, no debería tratarse únicamente del movimiento entre dos cuerpos; Tener sexo debería tratarse del movimiento que provoque esa persona en tu interior con el hecho de mirarte, tocarte y besarte.

Porque el tener sexo es algo tan perfecto, cuando se hace con la persona correcta .

Miércoles 13 de junio

La vida es como un chiste. Muchas veces no tiene gracia o sentido, pero todo depende de cómo lo cuentes. Hoy me dio por leer mi diario y mientras lo hacia los flashback llegaron a mi cabeza dándole sentido a muchas cosas .

Es extraño como a veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto, toda nuestra vida se concentra en un solo instante; Esas horas, minutos o inclusos segundos en los que te sientes como una persona distinta , como si al fin la vida tuviera misericordia de ti, y te diera un laxante tan potente capaz de sacar toda la mierda que se ha acumulado sobre ti durante todo éste tiempo.

De mi podría decir que ya no me considero patético como leí en las primeras hojas de mi diario, y que el sonreírle a la vida y a los demás aunque tengas mil razones para estar triste es de valientes.

Me encantan esas personas que van caminando por los pasillos del hospital y observan confundidos la pequeña sonrisa que llevo en mi rostro. A veces imagino que piensan en el motivo por el cual sonrío, quizá crean que algo pequeño me sucedió y eso me hizo feliz. Quizá crean que recibí un lindo mensaje, o que recordé un buen momento. O quizá crean que he asesinado a alguien.

Eso ellos nunca lo sabrán, pero al menos recuerdan sus propios motivos por los cuales son felices e inevitablemente también sonríen.

Cuando me pongo a pensar en mis motivos por los cuales soy feliz siempre pienso en las personas más cercanas que tengo. No sé si es de alegrarme que mi felicidad dependa de ellos, pero me hace sentir bien el imaginar que quizá también yo los haga felices, aunque sea un poquito.

Jueves 14 de junio

Es muy bonito conocer a alguien, que te ponga nervioso, que te haga sentir extraño, que te haga hacer tonterías, que haga que te quedes sin palabras, y que no puedas dejar de mirar…

♥  E + JL  ♥

Viernes 15 de Junio

Hoy durante el descanso he ido a hablar con Sara. Su rostro se iluminó cuando me vio, pero luego se tornó gris y desolado cuando le mencioné que se trataba sobre algo de mi hermano.

No creo que su desabrido semblante se haya debido a que no quisiera saber nada de él o porque lo detestara mucho; Creo que al igual que cualquier allegado a Ricardo quería evitar escuchar el “tema” más incómodo y triste sobre él, si, el de su inevitable muerte. Pero afortunadamente aún no se llegaba el momento de hablar sobre eso, yo quería hablar sobre su relación.

« Yo sé que mi hermano es un idiota casi todo el tiempo, pero créeme que es involuntariamente, ¡No puede evitarlo!… » Comencé, no me gusta que nadie se meta en mi vida por lo tanto procuro no meterme en la de los demás, pero esto era diferente, sentía que era lo correcto. La historia de amor de Ricardo y Sara era más bonita y trágica que la escrita por Shakespeare, y yo quería que tuviera un buen final, si es que eso se podía.

« Mira, a pesar de todo lo que puedas pensar de él… es una buena persona. Te merece Sara, merece tener el tiempo que haga falta contigo, ¡por favor! » Sara me observaba con lágrimas en sus ojos, pero no decía nada, solo me miraba y volteaba al cielo en busca de consuelo o quizá solo quería evitar que el rímel de sus pestañas se corriera, creo que fue un poco de ambas cosas.

Como pude limpié las ennegrecidas lágrimas de sus mejillas y después sonrió mientras esa mirada dulce y radiante regresaba a ella « Sé que Ricardo es un idiota, también sé que todas esas cosas que me dijo no son ciertas, a pesar de ser un patán casi siempre, estoy segura de que jamás me engañaría… Y también sé que me ama, igual o incluso más de lo que yo le amo… Tú hermano es el amor de mi vida y el mejor hombre que voy a conocer jamás, pero si él no quiere estar conmigo estoy dispuesta a respetar su decisión » Cada vez que recuerdo la forma en que se expresaba de mi hermano mi corazón se pone a latir con fuerza; Y no es porque Sara sea bonita o porque las cosas que dijo fueron buena referencia de Ricardo, mi corazón se alegra porque he visto “esa” mirada en Ezequiel, en mis padres cuando se ven el uno al otro, esa mirada que irradia poesía pura, una mirada de amor “verdadero”.

Sara estuvo un poco renuente en ir conmigo al hospital después de clases, pero sólo bastó con decirle que era Ricardo quien quería verla. Mentí, obviamente, pero me alegra que todo haya salido bien.

Cuando las clases terminaron Ezequiel nos hizo favor de llevarnos, durante el trayecto Sara nos preguntaba con insistencia si su cabello lucía bien o que si se veía bonita para ir a visitarlo y un sinfín de cosas más, era graciosa pues parecía como si fuera una adolecente en su primera cita.

Cuando llegamos Ricardo no daba crédito a lo que sus ojos veían, en cuanto Sara cruzó la puerta él comenzó a oler sus axilas y a acomodarse su revuelta cabellera mientras apuraba a mamá para que saliera de la habitación, sin duda alguna eran el uno para el otro. Ezequiel y yo decidimos esperar afuera mientras que mamá aprovechó el momento para ir a casa a descansar y a ducharse.

Desde nuestro ángulo podíamos observar claramente lo que sucedía en la habitación, Ricardo parecía estar pidiéndole disculpas a Sara, pues ésta solo reía y trataba de cubrir la boca de mi hermano para evitar que le dijera algo, pero éste no se rendía y seguía con su discurso que solo hacia sonreír a la linda chica. Después de un rato los vi tomarse de las manos mientras Sara lloraba, él limpiaba sus lágrimas y trataba de hacer que le mirara a los ojos, después y finalmente, los vi fundirse en un interminable beso.

Recuerdo que hace algunos años vi en un canal de la televisión local un reportaje dónde un sujeto les preguntaba a algunas personas de mi cuidad el significado de la palabra “amor”. Algunos decían que era “querer mucho a una persona” , otros decían que se trataba de “entregarse completamente a algo”, otros contestaban cosas sin coherencia o sólo mandaban saludos a sus familiares, pero lo que ése día llamó la atención de muchos, incluida la mía, fue que el reportero se acercó a una linda chica que bebía un gran vaso de café en una banca del parque en el que se estaba grabando el programa. El sujeto se acercó cauteloso y luego interrumpió la tranquilidad de aquella joven con su pre-actuada presentación y luego le lanzó la misma pregunta que le había hecho a las demás personas: “Y para ti, ¿Qué es el amor?”

La chica se quitó las gafas de sol que traía puestas, miró fijamente al reportero y luego dio un sorbo grande a su café; Luego volteo hacia la cámara y textualmente dijo:

“¿Qué es el amor?

Para mí el amor es tirarse por el mismo acantilado una y otra y otra vez, hasta que sea el tiempo correcto y nos encontremos con la ola en que nos queremos ahogar…”

La cara que puso el reportero fue guardada para la posteridad, pues la respuesta de aquella joven fue la mejor que había escuchado durante todo el día, e incluso durante sus cuatro décadas de vida. Para finalizar la entrevista el reportero le preguntó a aquella hermosa y misteriosa joven su nombre y también le cuestionó sobre el porqué de su respuesta, a lo que ella respondió:

“Mi nombre es Sara, y sólo puedo decir que no puede haber elegido mejor ola para ahogarme… Ricardo, te amo.”

Me gusta que Sara sea bonita y aun así trate bien a las personas.

Me gusta la forma en que acomoda su cabello y como combina su ropa con sus zapatos.

Me gusta que sea inteligente, que sepa muchas cosas y sea honesta.

Pero lo que más me gusta de ella… es que lo hace sonreír.

Domingo 17 de Junio

Con tantas cosas que pasaron desde la fiesta en el viejo deshuesadero he olvidado por completo escribir sobre lo que ha ocurrido entre mi “mejor amigo” y yo, está demás decir que no se si aún pueda seguir llamándolo de esa manera. En fin, espero que el escribirlo me ayude a asimilarlo todo de una vez.

El día de ayer mientras me quedaba de guardia en el hospital con Ezequiel, Gabino se ha pasado por allí. Nunca tuvo una excelente relación con Ricardo, pero al menos estaban acostumbrados a verse con frecuencia, pues ha sido tanto el tiempo que Gabino ha convivido con mi familia que ya les resulta habitual su presencia.

Gabino hizo el ritual acostumbrado por todos los que van de visita al hospital, le entregó algunas revistas y CD’s a Ricardo y luego de darle algunas palabras de aliento me pidió unos minutos para hablar. Ezequiel hizo una mueca incómoda, pero igual no es de los que arman un drama por todo, así que no hubo problema en salir con Gabino por un café.

Con vaso en mano nos sentamos en una banquita de las afueras traseras del hospital y hablamos de trivialidades hasta que el momento incómodo apareció:

« La semana pasada, en la fiesta… Tú… ¡Desapareciste! » Dijo de pronto con voz pausada, como tratando de evitar que sus palabras sonaran hostiles.

« Emm… Sí, yo… Lo lamento, es qué… Yo… » Me sentía patético, ni si quiera podía formar una frase coherente.

« También, durante estos días he sentido como si estuvieras tratando de evitarme… Juan Luu, ¿Qué pasa? »

Odiaba la forma en que Gabino se expresaba, porqué siempre sonaba tan comprensivo y tierno, aunque sabía perfectamente que por dentro estaba algo molesto.

« Tardaste mucho en aparecer, creí que me habías olvidado allí » Escupí hipócritamente. ¿Qué se suponía que debía decirle?, ¿Qué me largué con el chico que me gusta y lo dejé varado en esa estúpida fiesta?, hacerme la víctima en ese momento me parecía lo más sensato.

« No encontré el jugo que querías por ningún lado en la fiesta, así que fui en el auto lo más rápido que pude a la primera tienda que encontré, pero cuando regresé ya no estabas… Fue mi culpa, debí haberte dicho que fueras conmigo » Gabino bajó la mirada al decir eso. Creí que seguía molesto, pero luego de ver ese gran suspiro melancólico supe que algo más estaba pasando.

« ¡Lo siento! » Dijimos los dos al unísono rompiendo el silencio incómodo que había entre nosotros.

Cuando nos miramos sentí una extraña sensación en mi pecho. Me disgustó ver extinguiéndose el fuego de sus lindos ojos con su llanto, pero lo que en verdad me dolía era darme cuenta que yo era el causante del mal rato que estaba pasando Gabino.

« ¡¿Por qué lo sientes?! » Le dije con tono desafiante; El aire me faltaba, me sentía exasperado y no sabía por qué.

« ¡Por qué no entiendo esto! » Gritó. « ¡Por qué me arrepiento tanto del tiempo que dejé pasar sin sentir esto por ti!, ¡por qué aun sabiendo que me querías yo te rechacé siempre!… ¡Pero era verdad lo que te dije, no quería perder al único amigo que tenía… No quería perderte!... pero ahora Juan Luu, ¡Lo último que quiero es ser tu amigo!, por qué no puedo cerrar los ojos e imaginarte de otra manera que no sea a mi lado, quiero besarte, quiero tu amor… Te quiero a ti. Y no sé por qué ahora ocurre todo esto, ahora que podemos, ¡ahora que sabes lo que siento por ti!… Y… ¡¡Me frustra cagarla una y otra vez!! Yo, yo no sé qué es lo que hago mal, ¡lo juro! » Gabino lloraba desconsoladamente mientras me decía esto.Escuché todo, obviamente, pero por suerte una teoría se formó en mi cabeza mientras lo escuchaba y la quiero escribir ahora.

Pensaba en como las palabras de amor lastiman mucho cuando vienen de alguien a quién no puedes corresponder, lastiman incluso más que un insulto o una grosería, por qué sabes que esa daga de sentimientos verdaderos no se curan tan fácil con el tiempo, no basta con llegar a casa y cubrirte el rostro con la almohada y mandar al carajo a todos los que te insultaron. Por qué aquí no puedes odiar a quien que te abre su corazón, solo puedes odiarte a ti mismo por lastimar a “ese” alguien sin que tú mismo seas consciente de ello. Al menos, así me sentía yo.

« Gabino, no sé qué decirte… Tal vez no estábamos listos el uno para el otro… Y… » Dije titubeando. « ¡Ohh vamos Juan Luu!, no me vengas con esa mierda ahora » Me interrumpió « ¿“Tal vez no estábamos listos el uno para el otro”, dices? » Exclamó sarcásticamente.

« Te contaré como es la vida sin ti, y si aún sigues pensando que no “estamos” listos el uno para el otro no te volveré a molestar nunca más… La vida sin ti durante estos últimos meses me parece aburrida, en rato alegre, pero mayormente triste, cuando estoy solo te imagino a mi lado. Me atormentas cuando quieres, te pienso al despertar, te olvido por un tiempo y luego te recuerdo de nuevo. No logro encontrar nada parecido a ti, vivo con una guerra que se propaga en mi alma, y parece no tener fin, mis ojos se cansan de imaginarte a mi lado y no poder verte, mi cerebro esta sobrecargado de ti… Ya no tengo vida; Y me pregunto: ¿Será siempre así?, ¿Es así de injusto enamorarte por primera vez?, ¿Tanto tiempo… Solo para “esto”? ... A veces siento que no te quiero olvidar pase lo que pase, estés o no conmigo; En pocas palabras así es una vida sin ti… »

Yo no sabía cómo reaccionar después de todo eso, mi café se había soltado de mis manos y había ensuciado mi pantalón, ni si quiera el ardor que sentía en mi pierna era equitativo al que sentía dentro de mi pecho. Gabino tomó su servilleta e hizo presión en mi pierna para limpiar la mancha, se acercó más de lo que debía y sentí sus húmedos labios subiendo desde mi cuello hasta mis labios. No opuse resistencia, ni si quiera podía moverme.

«Tal vez no estábamos listos el uno para el otro, y si fue así me hubiera gustado encontrarte en otras circunstancias; Porque no quiero llegar a pensar que no estábamos destinados a estar juntos… Aún no » Finalmente me susurro eso y lo vi alejarse a paso lento como quien va pensando en la mejor forma de cometer un crimen.

“La humedad de su lengua sabe a una maldad que provoca pecar, sus labios saben al engaño que te hace creer que estás tocando el cielo y no es verdad. Su mordida sabe a culpa, a ganas de autodestrucción que no te deja arrepentirte. Los besos de un chico con el infierno dentro saben a condena”.

() CONTINUARÁ... Lo prometo.**