El armisticio - (El diario de Juan Lu 1/2)

La vida se narra dependiendo de los ojos de quien la ve, no importa si tienes 17 o 97. Amor, enfermedades, muerte, drama, sexo. Te sorprenderías todo lo que un chico puede tener escrito en su diario personal.

Nota: Este relato es tal cual el diario PERSONAL de un chico de 17 años, lo intenté hacer lo más real que pude, todo es ficción y cualquier parecido con el libro "La tregua" de Benedetti no es mera coincidencia, es mi libro favorito y quise intentar* hacerle un pequeño homenaje a esa exquisita obra. Esta es la parte 1, espero que les guste y espero no demorar mucho en el siguiente. Comenten y valoren por favor, yo se los agradecía bastante. Me da mucha alegría regresar a Todorelatos, y pues nada, ¡los extrañaba! ♥ Espero les agrade! :)

La mayoría de las historias que he leído comienzan con un tipo de ensueño que relata como su príncipe azul lo salvó ‘con su amor’ de una vida de miseria y soledad, y bueno, qué más quisiera asemejarme a eso, puesto que  mi historia también habla de dos chicos, trata sobre una vida de miseria y soledad, y también habla de amor; Un amor poco peculiar que a veces me gusta recordar…

Sábado 12 de mayo

“Hoy me siento bien”

Domingo 13 de mayo

“Hoy también me siento bien”

Lunes 14 de mayo

Un nombre tan común como Juan Luis tiene que ser propio de un chico tan común como yo, de altura nada extraordinaria, y con un cuerpo lejos de estar compuesto por dos grandes pectorales y six-pack.

Mis ojos no son “enromes” ni brillan con intensidad bajo la luz de la luna, solo son marrones y algo cansados por mis noches de videojuegos y pelis de terror. Mi dentadura tampoco es perfecta ni puede detener ejércitos completos con solo sonreír; mis dientes están derechos pero mi sonrisa no se armoniza con mi rostro, a veces sonrió frente al espejo y la imagen que veo no me agrada en lo absoluto, he llegado a la conclusión de que me veo mejor con pose de serio.

Soy un chico de diecisiete años, ni más ni menos. Sin ningún talento en especial como tocar la guitarra o ser un crack en el fútbol. Solo me apasionan los videojuegos y muy de vez en cuando salgo a emborracharme con mis amigos.

Lo he dicho ya, soy un chico común, con un nombre común, con una vida común… Cuantas palabras, sólo para decir que no quiero parecer patético.

Martes 15 de mayo

Gabino me ha comentado sobre una fiesta próxima en el viejo deshuesadero de la cuidad. A mi hermano mayor Ricardo le gusta mucho frecuentar ese lugar con sus amigos, pero mamá nos ha prohibido acercarnos allí por el incidente de hace un mes, donde a una chica se le cayó la puerta de un viejo automóvil en la cabeza. Fue un gran drama el que se hizo, hasta salió en el matutino, a la pobre chica tuvieron que raparle la cabeza para ponerle unos puntos, y para colmo, debe traer vendada la cabeza por un buen tiempo.

Definitivamente no iré a esa fiesta, me gusta mi cabeza así como está.

Jueves 17 de mayo

El consejero escolar, el Sr. Jiménez, ha sido el responsable de que yo escriba esto, dice que soy muy distraído y que no tengo prioridades en la vida. Dice también que necesito un pasatiempo que me haga liberar tensiones, así que me ha regalado este viejo cuaderno para que escriba como me siento.

El pasado lunes mientras me revisaba el progreso del fin de semana se molestó conmigo, pues solo escribí: “Hoy me siento bien”, creo que entendí mal el significado de sus palabras cuando me dijo que escribiera “como me sentía”, ¿O las habré entendido bastante bien?; El punto es que desde el Lunes he estado escribiendo de la forma en que el Sr. Jiménez quiere que lo haga. “Fluido y calmado”.

Mañana volverá a revisar mi progreso. Espero que esta vez le agrade, porque en realidad me estoy esforzando.

Viernes 18 de mayo

El Sr. Jiménez me ha felicitado, dice que estoy progresando muy bien pero que me hace falta escribir cosas más personales, más íntimas. No me agradó la idea al principio, pero cuando dijo que solo ojearía el cuaderno de vez en cuando para constatarse de que sigo escribiendo terminó por convencerme.

Ahora solo me falta encontrar ese ‘ algo’ más personal, más íntimo… ¿De qué escribiré?

Domingo 20 de mayo

La primera cosa que se me viene a la mente cuando conjugo las palabras “íntimo” y “personal” es “Sexo”. Y cuando pienso en la palabra “Sexo”, Gabino es lo primero que se me viene a la cabeza. A ambas cabezas.

Gabino Enrique es mi mejor amigo, y la persona que “creo” que me gusta. Con él he experimentado las cosas más íntimas que he hecho jamás, por eso voy a escribir de él.

Gabino es un chico alto y apuesto que le gusta que le chupen la polla. No importa si soy yo (Su supuesto mejor amigo), o alguna “loca” de las que tanto lo persiguen desde que se enteraron de sus preferencias sexuales.

Mi familia sabe que yo no soy del todo heterosexual, pues paso la mayor parte del tiempo con Gabino o en su defecto, hablando de él. Además, que a mis diecisiete años mi lista de “novias” se limite solamente a la linda chica que conocí en el prescolar tampoco habla muy bien de mi “masculinidad”.

La gente habla de Gabino y de mí, solo que en casos contrarios, pues él es el apuesto y sexy chico “bisexual”, y yo su amigo el “marica” al que le gusta chupar pollas.

Ayer no escribí porque estuve todo el día con él, fuimos a andar en bicicleta por las afueras de la cuidad, al deshuesadero para ser más exactos. Gabino en verdad quiere asistir a la fiesta, hasta ha traído consigo una botella de licor de la cantina de su padre; Nos la hemos bebido toda.

Dice que puede conseguir más alcohol para el día de la fiesta, y me amenaza con que si no voy con él me perderé de “la oportunidad de mi vida”. Me dijo esto mientras acercaba peligrosamente su cuerpo al mío, como provocándome… Es que ya estaba borracho.

Las únicas veces en que Gabino me deja tener “algo” con él es cuando está demasiado borracho o demasiado caliente, pues casi siempre prefiere perderse con algún afeminado con aires de mujerzuela. Y es que claro, con ellos puede hacer las cosas guarras que no hace conmigo por “pudor” y por según él, no ensuciar mi reputación ni perder mi amistad.

Nunca lo he besado, nunca he besado a nadie. Él dice que ese tipo de cosas no se hacen con los mejores amigos porque ocurren cosas malas. Dice que besar es especial y que no se debe de hacer con cualquiera … A veces me gustaría que en lugar de colocar mi mano sobre su polla lo hiciera sobre su cuello, y que en vez de incitarme a que le haga una paja quisiera que lo besara; que me dejara probar sus dulces labios y no el ácido sabor de su miembro.

A veces me gustaría dejar de ser un cualquiera, y ser ese alguien especial a quien Gabino quiera besar.

¡Madre mía!; Nunca hubiera imaginado que esas palabras salieran de mí, me alegra que el Sr. Jiménez me haya hecho escribir en este cuaderno, pero más me alegra que ya no pueda leer lo que escribo. Que incomodo hubiera sido.

Lunes 21 de mayo

La vieja Pick-Up de mi hermano Ricardo se averió; esta mañana mientras nos disponíamos a ir al instituto la vieja carcacha se rehusó a arrancar, Ricardo estaba muy estresado, pues tenía una presentación muy importante en la primera hora y no podía llegar tarde. Es raro verlo en ese estado, pues siempre suele ser muy despreocupado e indiferente con las cosas de su alrededor.

Después de que terminó su larga caminata por el patio mientras hablaba por teléfono se sentó conmigo en el portal. No hablamos mucho, no tenemos muchas cosas en común, pero esta mañana tuvo un lindo gesto conmigo.

Puso su mano en mi rodilla izquierda y me dijo que no me preocupara, que ya estaba todo arreglado y que no llegaríamos tarde al instituto. No supe que responderle, solo le sonreí y me dispuse a esperar.

Ricardo no paraba de mover su pierna de arriba abajo y mirar el reloj entre resoplos de enfado, nunca lo había notado, pero es en verdad impaciente. Al poco rato un brillante Volkswagen rojo se estacionó frente a la casa e hizo sonar el claxon, Ricardo se levantó y me dio una palmadita en la espalda mientras caminaba en dirección al automóvil.

Un tipo de cabello ondulado con lentes de Aviador nos saludó y abrió la puerta del auto para que entráramos. Su nombre es Ezequiel y es el mejor amigo de mi hermano, o al menos eso dijo cuándo se presentó. Es un tipo raro, con vestimenta rara, pero muy amable. Habla mucho, su voz llegó a empalagarme a la mitad del camino.

Decidí ponerme los auriculares para no escuchar su torpe charla sobre chicas. Aun no me la creo que Ricardo tenga amigos como Ezequiel, son tan diferentes que en verdad cuesta creerlo, pero se ve que comparten el mismo grado de estupidez. Al menos eso es algo.

Al llegar al instituto vi a Gabino a lo lejos, se veía muy guapo y sonrió sutilmente cuando me vio. Estoy considerando su oferta sobre ir a la fiesta en el viejo deshuesadero, pensándolo bien no suena nada mal, y quien sabe, quizás al fin pase algo más “intimo” entre nosotros, y para presionar a Dios voy a tocar madera para eso que suceda…

Miércoles  23 de mayo

Al llegar del instituto fui con mi padre y Ricardo a donde el mecánico. Me está hartando tener que escuchar a diario la música extraña de Ezequiel o lo que es peor, las charlas de bandas de rock o fútbol que mantiene con mi hermano.

Por desgracia el mecánico dijo que la vieja Pick-Up ya no tenía compostura, Ricardo casi se pone a llorar cuando escuchó el diagnóstico del regordete y sucio tipo que metía llaves y desarmadores por doquier mientras se limpiaba el sudor con su ennegrecido pañuelo.

Mi padre le ha prometido a Ricardo que le comprará otro auto lo antes posible, ojala sea pronto. Hemos ido al deshuesadero que es como el cementerio de los autos viejos de la cuidad. El encargado del lugar le ha dado a mi padre $2500.00 por la Pick-Up, la hemos dejado abandonada en un buen sitio, lejos de las paredes de metal compactado que están a nada de venirse abajo. Al menos allí la vieja amiga de mi hermano estará a salvo.

No sé qué sea más terrible, si esperar a ver la porquería de auto que comprará papá, o que Ezequiel tenga que seguir viniendo por nosotros hasta que eso ocurra. En fin, solo queda esperar.

Jueves 24 de mayo

Un chico nuevo entró a nuestra clase el día de hoy. Su nombre es Fabián Jiménez, escribo el apellido porque se me hace raro que a estas alturas del curso hayan dejado que entrara, y además su parecido con el Sr. Jiménez es sorprendente. Estoy seguro de que es familiar suyo, en fin, parece ser un buen tipo.

Es un chico algo robusto, alto, de ojos avellana y con el cabello teñido de purpura, si, así es “PURPURA”. La descripción prosopografía de él no suena muy bien, pero en realidad no está nada mal. Hoy lo vi almorzar solo a la hora del descanso y me dio algo de pena, cuando le conté a Gabino dijo no sería mala idea hablarle, quizá mañana lo hagamos.

Las cosas con Gabino están mejorando mucho, hoy cuando le dije que si iría a la fiesta se me ha dejado ir encima, sus brazos se enroscaron con fuerza a mi espalda y su barbilla descansó en mi cabeza, y así se quedó por un buen rato. Mi nariz rozaba su cuello y no pude evitar embriagarme con el olor de su perfume; yo también quería abrazarlo fuerte pero me contuve, aun no sé porque… Bueno, la verdad es que me quedé helado después de que acercara su boca a mi oído y me susurrara « No te vas a arrepentir »; no sé qué tenga Gabino que hace a mi corazón paralizarse cuando me habla lento, pero me gusta, me gusta mucho.

Hoy ha sido un buen día,  ojala tenga días así más a menudo.

Viernes 25 de mayo

Hoy en definitiva no puede ser un buen día, aún es muy temprano pero cuando un día no comienza bien muy difícilmente mejora. Son las seis de la mañana y no tengo instituto hasta las ocho, y es que unos gemidos y ruidos extraños que provenían del baño me han despertado.

Cuando fui al baño armado con el bate de béisbol que tengo bajo la cama, la sorpresa de encontrarme con un monstruo azul de seis tentáculos hubiera sido menos desagradable de ver que la imagen con la que me topé.

Allí, abrazado al escusado y medio muerto se encontraba Ricardo, vomitando una especie de engrudo rojo con pedacitos amarillos de “algo”.

« No me siento nada bien » Me dijo entre gruñidos mientras respiraba agitadamente. Obviamente no estaba bien. He despertado a mis padres y lo han llevado inmediatamente al hospital, el pobre se quedará internado un par de días, al parecer tiene una fuerte infección en el estómago, eso es lo que me ha dicho mi padre hace unas horas cuando me habló por teléfono.

Aún falta hora y media para que Ezequiel venga a recogerme, estoy desvelado, aburrido y de mal humor… En definitiva este no puede ser un buen día.

11:00 p.m.

Voy llegando a casa con un par de copas encima, y por suerte mis padres siguen en el hospital. Durante la tercera hora de clases mi padre me envió un mensaje de texto diciendo que se quedarían en el hospital, pues algo se había complicado con la infección estomacal de mi hermano, no me dio detalles ni me importó pedírselos.

A la hora del recreo nos acercamos con el nuevo chico, quien para colmo estaba siendo molestado por los brabucones de último grado, me sentí mal por él, pero bien por mí, pues al menos ya no sería al único al que esos imbéciles molestaran, quizá al fin me dejen tranquilo.

Después de que Gabino los viera con su mirada retadora los chicos se alejaron, no sin antes arrojar el almuerzo de Fabián por los aires. Fabián se quedó cabizbajo un momento, y luego nos miró con los ojos llenos de lágrimas y frustración. Gabino se le acercó e intentó tranquilizarlo, ¡oh dios!, como no iba a tranquilizarse tendido ese fuerte y varonil brazo a su alrededor, después de que el chico se desahogara se presentó y nos agradeció por haberlo defendido, es un buen tipo aunque hay algo en él que me da mala espina, no sé si sea su extravagante y llamativo peinado purpura, o su afición enfermiza por la música de Madonna; O quizá… Bueno, no importa.

Después de almorzar les conté que tendría la tarde libre, Gabino propuso una partida de Xbox después del instituto, pero terminamos optando por la idea de Fabián, la de ir a su casa a emborracharnos. Su casa se localiza en el ala oeste de la cuidad, en la Villa del Sol para ser más exactos,  el lugar donde se ven las caras todos los adinerados de la cuidad, su casa es linda, aunque no llega a la categoría de mansión como la de sus vecinos.

Su madre nos invitó a comer pollo a la “no sé qué”, estaba en verdad delicioso, quizá luego le pida la receta a la señora Jiménez, a mi madre le agradaría pues le encanta cocinar cosas nuevas. Después de comer subimos a la habitación de Fabián, un lugar amplio lleno de posters de la denominada por él “Reyna y señora del Pop y del mundo”, Gabino y yo nos mirábamos cómplices mientras nos aguantábamos la risa, su habitación no era para nada linda, al contrario, llegaba a ser un poco perturbador estar allí.

Entre cervezas, ron y tequila la conversación se fue poniendo más íntima. Gabino, como siempre, comenzó a hablar de los problemas de alcoholismo de su padre y de su mala relación con sus hermanos, así como de su extrema “soledad” que lo acompaña desde hace meses por no encontrar a “ese alguien especial” que lo haga ver la vida con otros ojos… ¡Idiota!

Por su parte, Fabián nos contó cosas sobre él, resulta que es un aficionado a las postales, hasta nos enseñó su colección de casi 100 estampas, dice que la mayoría son de los lugares donde ha vivido o visitado. Nos contó también que sus padres se separaron cuando era muy pequeño y vive solamente con su madre, de su padre no habló mucho, solo dijo que es un hombre muy importante que trabaja para el gobierno, por lo cual solo lo ve en Navidad y en su cumpleaños.

Gabino le pregunto el motivo por el cual cambiaba tanto de cuidad, a lo que Fabián le respondió algo así como

« Porque siempre me encuentro con chicos como tú que me incitan a meterme en problemas » Después de eso hubo un silencio incomodo, que solo yo noté, pues ellos estaban muy ocupados mirándose morbosamente que hasta parecía que yo no estaba allí. Eso me puso muy triste, pues desde ese momento Gabino no dejó de mostrar interés por Fabián, se la pasaron hablando y hablando, y a mí lo único que me quedó fue seguir bebiendo y fingir que era parte de la plática.

A veces me molesto conmigo mismo por ser tan estúpido, hoy casi siendo media noche, me arrepiento de haber querido ser amigo de Fabián Jiménez, que para acabar con esta mierda, resultó ser sobrino del Sr. Jiménez, mi consejero. Solo espero que el Sr. Jiménez recuerde mi derecho de confidencialidad, no me gustaría que ese pendejo supiera algo de mi vida íntima, que más que intima, es muy, muy ordinaria y creo que eso es lo más vergonzoso de todo.

Domingo 27 de mayo

Esta mañana me he levantado con la peor resaca de mi corta vida, y es que ayer aprovechando que mis padres seguían en el hospital me he ido de fiesta todo el día y toda la noche. Después de jurarle dieciséis veces a Dios que no volvería a beber he ido a la cocina siguiendo un rico olor a huevos revueltos y chocolate caliente, no miento cuando digo que el alarido que salió de mi garganta aparte de ser el más rotundo fue también el más femenino que pude haber emitido alguna vez. Y como no asustarme cuando en vez de encontrar a mamá preparando el desayuno como habitualmente, encuentro a… el mejor amigo de mi hermano.

Lo peor no fue mi grito de niña asustada, ¡no!, lo más vergonzoso de todo fue estar en ropa interior y sin nada más que un viejo sartén para cubrir mi escuálido cuerpo, lo bueno fue que Ezequiel conservó la calma y me dijo amablemente que fuera a cambiarme y bajara a desayunar, no comprendí al instante por qué su cara se veía tan opacada sino hasta en el desayuno cuando me dijo lo que mis padres me venían ocultando desde hace días.

Ezequiel me dijo que ya tenía edad para enterarme de las cosas, me contó que mis padres le pidieron que me echara un ojo porque al parecer lo que tenía Ricardo era algo más serio que una simple infección en el estómago y no iban a estar mucho tiempo en casa, la verdad no recuerdo mucho lo que me dijo, solo recuerdo como sus lindos ojos cafés se llenaron de lágrimas y del como tomó mi mano para indicarme que todo iba a estar bien, ya que yo sin saberlo, también había comenzado a llorar.

Repentinamente me sentí como la peor persona del mundo, ya que aunque a veces actúe como si lo que haga o deje de hacer mi hermano no me importase, la verdad es que si me importa, y mucho. Ricardo es el primer amigo que tuve y aunque cuando creció se volvió un patán conmigo, siempre va a ser mi hermano y siempre lo voy a querer, recuerdo que él me enseñó a andar en bicicleta y a hacer figuras de pokémon con plastilina y que aunque lo niegue, en la última navidad que pasamos con el abuelo fue él quien bajó en la madrugada a colocar los regalos en el árbol de navidad para que no creyera que Santa los había olvidado, pues mis padres habían salido a urgencias porque el abuelo se había puesto grave.

Un montón de cosas pasan por mi cabeza en este momento, pero en especial pienso en lo mierda de hermano que he sido desde siempre. Ezequiel me dijo que si quería me podía llevar al hospital a ver a Ricardo, lo pensé un poco, no porque no quiera verlo, sino porque no sé de qué podría hablarle cuando me toque mi turno en la visita.

Es raro como puede ser extremadamente complicado entablar una conversación e incluso decirle algo lindo a una persona con la que convives y ves a diario, creo que el exceso de confianza a veces es un arma de doble filo, pues así como puedes pasearte en calzoncillos frente algún miembro de tu familia sin sentir vergüenza alguna, también puedes llegar a ser demasiado duro para expresarles tus sentimientos.

¿Seré el único idiota que piense y haga eso?, Sí, yo creo que sí. Es extraña esta sensación, pero siento como si algo muy malo fuera a pasar, intentaré no pensar en ello, solo espero que Ezequiel no tarde mucho en llegar… Comienzo a extrañar a mis padres y a mi hermano.

Lunes 28 de mayo, 3:33 a.m.

Cáncer.

Ese fue el diagnóstico del doctor. Hubiera deseado que se refiriera al signo zodiacal de Ricardo, porque él es Cáncer, pero no.

Cáncer de páncreas es lo que tiene mi hermano, y yo no puedo hacer nada para ayudarlo.

Martes 29 de mayo

Al fin pude ver a Ricardo. Quince de los treinta minutos que estuve con él se perdieron en un silencio que solo se rompía por los sonidos de las máquinas y del respirador que tenía conectado a su cuerpo, yo me encontraba en una sillita frente a su cama, Ricardo me miraba en ocasiones y sonreía,  pero yo no podía hacer ni decir nada, solo lloraba.

« ¿Recuerdas la última navidad que pasamos con el abuelo, antes de que muriera? » Me preguntó mientras miraba al techo pensativo. « Ajá… » Contesté medio ahogándome con el nudo que tenía en mi garganta. « Pues… si fui yo quien colocó los regalos debajo del árbol de navidad, perdón por haberte mentido, pero no quería que perdieras lo más bonito que tienes, tu inocencia… Y me da gusto que no la hayas perdido del todo, eres un buen chico Juan Lu, eres un buen hermanito menor.»

Sus palabras me dolían porque las sentía como una despedida, ahora me siento terrible por lo que le dije, pero en ese momento era justamente lo que quería decirle…

« ¡Cállate! » Esa maldita palabra aun retumba en mi cabeza, porque eso fue lo único que pude decirle antes de me levantara y me fuera de allí.

La vida es una mierda, una mierda a la que él debería tener derecho…

Miércoles 30 de mayo

Hoy no he vuelto a ir al instituto. Y para variar Gabino ni si quiera se ha molestado en contactarme, seguramente debe estar feliz de la vida dejándose comer la polla por el idiota de Fabián, aunque eso es lo que menos me debería de importar. Por pensamientos idiotas como esos, en momentos tan delicados como el que estoy pasando, no sé, siempre llego a la conclusión de que tengo graves problemas mentales.

No me gusta mucho estar en el hospital, odio ver a mi padre destrozado y a mi madre haciéndose la fuerte por nosotros, siempre le toca la peor parte a ella. Prefiero estar solo en casa, aunque ni tan solo, Ezequiel esta mucho tiempo aquí, haciendo comida para mí y mis padres, limpiando y vigilando que no haga algo estúpido, o cuidándome, que es prácticamente lo mismo.

No sé mucho sobre él, pero no me cabe la menor duda de que mi hermano tiene suerte de tenerlo como amigo. Siento un poco de envidia de la relación que tiene con mi hermano, ayer después de que terminara mi desastrosa “visita” con Ricardo, Ezequiel también estuvo un momento con él. Desde que entró en la habitación el rostro de Ricardo se ilumino y se abrazaron amistosamente, después no pararon de hablar, ambos reían y… en verdad se lucían felices.

Después hubo un momento tenso en el que mi hermano tomó la mano de Ezequiel y lo obligó a mirarle a los ojos. Ezequiel no se rehusó, pero su rostro se veía en verdad triste. Ricardo le hablaba con carácter mientras señalaba hacia la sala de espera donde me encontraba, Ezequiel solo asentía y después volvieron a abrazarse.

Me gustaría saber de qué hablaron, aunque también estoy consciente de que es algo privado entre ellos. Un código de amistad. O una promesa, quien sabe.  Me pregunto si alguna vez yo llegaré a tener una amistad como la de ellos, yo espero que sí, porque en estos momentos sí que necesito a alguien conmigo.

Viernes 1 de junio

El jueves regresé al instituto, Ezequiel también lo hizo, así que no me sentí tan mal como lo había imaginado. Los rostros de mis compañeros me decían que ya sabían por todo lo que estaba pasando, aunque ninguno se animó a decir algo. Ni si quiera Gabino, quien parecía sentirse culpable conmigo, pues en cuanto me vio prefirió agachar la cabeza.

Las horas de clase se me iban como agua, y la hora del descanso la ocupé para meditar en todo lo que me había sucedido, ya no había más bravucones que me quisieran robar mi almuerzo, ni más intentos absurdos por tratar de impresionar a Gabino, solo era yo y mi mente pensando en cómo las cosas cambian en el momento que menos te imaginas.

Dos semanas atrás pensaba en que excusa tonta dar para estar después del instituto con Gabino o para perder el tiempo en cualquier cosa, porque odiaba estar en mi casa con mi familia. Y ahora, lo único que quiero es llegar a casa y ver a papá peleándose con el televisor porque su equipo de fútbol va perdiendo, quiero ver a mamá poniéndose guapa para la cena aunque no vaya a salir de casa… Y también quiero ver a Ricardo, quiero escuchar su fea voz diciéndome que mire sus revistas de autos las cuales odio y que me restriegue en la cara que superó mi puntuación en Mario Kart.

Extraño mi mediocre y aburrida vida de antes, porque era mil veces mejor de lo que es ahora.

Fue bueno regresar al instituto porque me mantiene distraído de todo eso, aunque me es inevitable sentirme un poco solo, aun no sé por qué Gabino y Fabián me evitan, pero qué más da, mañana es sábado y solo espero dormir hasta tarde y poder visitar a Ricardo. Espero que se mejore pronto, solo así mi vida podrá mejorar también.

Sábado 2 de junio

Hoy tuvimos nuestra primera terapia familiar en el hospital. La psicóloga nos comenzó a hablar de los ciclos de la vida, y en que el destino no sé qué, y en que Dios no sé qué más… La verdad no quise escucharla en lo absoluto. Mis padres parecían molestos,  incluso en una ocasión mi madre alzó la voz para decir que «su hijo no se iba a morir». Creo que todos teníamos ganas de decirle eso y más a la regordeta Doctora de vestido horrible, pero como siempre, es mamá la que da la cara por nosotros.

También nos dieron la oportunidad de pasar los tres a ver a Ricardo. Me gustó la forma en que papá miraba a su hijo, como sintiéndose orgulloso de lo que había formado durante 19 años. A mamá se le podía notar un poco más distante, acomodando cosas de aquí para allá y evitando a toda costa ver a su hijo a los ojos. Era obvio que no quería desmoronarse.

Yo por mi parte me animé a sentarme a su lado y lo ayudé a comer. Ricardo parecía estar feliz con la visita grupal, pues no paraba de sonreír y decir cosas que nos hacían reír a todos; Su cuerpo ya no era el de antes, pues en donde solía haber músculos y un buen bronceado, ahora solo podía apreciarse una piel pálida que resaltaba la mayoría de sus huesos.

Lo que más me duele de todo es que ninguno queremos aceptar la realidad. Incluso pienso que Ricardo es el más resignado a la situación y no se complica mucho. Mis padres me lo ocultan, pero sé que los Doctores no le dan muchas esperanzas de vivir, y mi hermano no es ningún estúpido, por eso creo que lo que menos quiere es vernos decaídos. Creo que él prefiere vernos a todos felices y dejarlo disfrutar sus últimos meses en paz.

Me da un poco de miedo decirles lo que pienso a mis padres, al fin y el cavo ¿A qué padres les gustaría ver morir a su hijo?, si yo estuviera en sus zapatos también intentaría todo con tal de ver a mi hijo bien.

A veces siento como si todo esto fuera un programa de cámara escondida, donde de pronto sale un tipo de traje diciendo que todo ha sido una broma, y cientos de papelitos de colores y globos caen del techo y las risas gravadas comienzan a sonar de fondo. Pero no, esto es real, lo más crudo y real que alguien puede pasar.

De esto se trata la vida. De resignarte, ya sea a la felicidad o a la mediocridad.

Domingo 3 de junio

Hoy ha sido un día de lo más raro. Ni si quiera sé por dónde comenzar.

Desde temprano estuve en el hospital, mis padres parecían estar muy cansados así que Ricardo les pidió que se fueran a casa a descansar, les dijo que yo podía hacerme cargo de él por unas horas; Al principio se negaron, pero con la indicación del médico de guardia no les quedó más remedio que ceder. Ricardo se durmió casi al instante, pues sus medicamentos matutinos siempre lo ponen somnoliento… por no decir sedado; Antes de quedarse dormido me pidió que no me fuera a ningún lado, pues tenía algo que decirme.

Minutos después Ezequiel fue a visitarlo, Ricardo seguía dormido así que no le quedó de otra que esperar conmigo. A pesar de que estos días hemos pasado mucho tiempo juntos, no hablamos casi nada. Es como si repentinamente se sintiera incomodo con mi presencia o evitara hacer contacto de  cualquier tipo conmigo. En muchas ocasiones noté que me veía y cuando me giraba para observarlo solo sonreía y miraba hacia otro lado.

No sé porque, pero eso me hacía sentir bien, extrañamente bien.

Después de treinta minutos y al ver que Ricardo no daba señales de despertar, Ezequiel dijo que tenía que ir a hacer unas cosas pero que regresaba por la tarde. Antes de irse me dijo que cuando venía de camino al hospital se encontró con “el chico alto con el que me junto en los descansos”, y que le había preguntado por mi « Yo le dije que porque carajos me preguntaba a mí, que yo no era tu maldita niñera, ahora me siento mal por lo que le dije porque parecía preocupado, pero no me gusta su forma de ser. Los amigos no te dejan en los peores momentos, ellos están allí siempre, no cuando se les da la puta gana » Ezequiel parecía molesto, aunque no conmigo ni con Gabino, sino con la vida misma. Recuerdo que también dijo « Mira Juan Lu, si no tienes con quien juntarte en el instituto puedes estar conmigo, yo voy a estar contigo, se lo prometí a tu hermano »

La verdad sus palabras fueron un gran knock out para mí, por una parte hicieron que las mariposas de mi estómago salieran de su capullo y comenzaran a revolotear de nuevo cuando pensaba en Gabino, aunque también algo en él y en su manera de ser conmigo me hacía sentir especial.

Estuve pensando mucho en los motivos por los cuales Gabino quisiera hablar conmigo, tan concentrado estaba en eso que no supe en que momento me quedé dormido. Cuando desperté me di cuenta de que Ricardo también lo había hecho, no sé cuánto tiempo había transcurrido pero la luz de afuera era cada vez más tenue.

Ricardo me veía divertido, me dijo que lucía gracioso cuando dormía, después se movió un poco haciéndome un espacio en su cama para que pudiera sentarme.

« Espero que esta vez no me vayas a decir que me calle hermanito, lo que te voy a decir es muy importante » Dijo de pronto mientras apoyaba su mano en mi pierna. No pude evitar observar el grosor del tubito que se encarnaba a su piel; el olor a medicamentos que emanaba de su boca al hablar era muy fuerte y su respiración se agitaba cada vez que hablaba, no me gustaba verlo así, pero esta vez no me iba a portar como un hijo de puta con él. « No te voy a interrumpir hermano » Escuché mi voz quebrarse después de decir eso, pues sabía lo que se avecinaba.

« Bueno, como sabrás no estoy bien Juan Lu, y siéndote honesto creo que de ésta no salgo. Pero por lo que más quieras no seas como papá y mamá, no busques culpables porque ni tú, ni nadie lo son… He estado enfermo desde hace meses ¿sabes?, pensaba que lo mío eran simples malestares estomacales o no sé, cuando tienes 19 no piensas mucho la vida, solo la vives… Tomaba a todas horas antiácidos y pastillas para el dolor de estómago y bueno, no quiero darle más vueltas a las cosas. Solo quiero recordarte que el que está muriendo soy yo y no tú, quiero que disfrutes tu juventud, porque en un, dos por tres se termina y ni cuenta te das. También quiero que te cuides de las personas que solo quieren hacerte daño, no tengas miedo a enamorarte ni a que rompan el corazón, solo no dejes que te hagan ser algo que no eres, ¿vale? » Para esas alturas yo era un mar inconsolable de lágrimas, agradezco que Ricardo no perdiera la compostura pues no imagino que hubiera sido de mi si él también se ponía a llorar. « Cuida a mamá cuando comience a beber con sus amigas del club de costura, ya sabes que le gusta abrir la boca de más y bailar sobre la mesa, y trata de pasar tiempo con papá, es un hombre triste aunque no lo aparente y solo necesita que lo escuchen de vez en cuando, te encargo también a Ezequiel, es mi mejor amigo, es casi mi hermano… Aunque tú siempre vas a ser mi preferido… Juan Lu, sal a divertirte, conoce personas, emborráchate, busca hasta en el mismo infierno si es necesario a esa persona que te haga feliz y nunca la dejes ir; Y juan Lu… por nada del mundo, y escúchame bien… ¡POR NADA EN ESTE MALDITO MUNDO!, TE VAYAS A PERDER LA FIESTA DE ESTE VIERNES EN EL DESHUESADERO! »**

En fin, como escribí arriba mi día fue raro, pero sin miedo a equivocarme puedo decir que ha sido el menos peor de los que he tenido últimamente. Me alegra haber escuchado a mi hermano, pero sobretodo me alegra aun tenerlo conmigo.

Hola, despues de una larga temporada sin publicar por aqui estoy de vuelta con esto.