El arabe que me crucé por la calle

Dos hombres se cruzan en la noche por las calles de Madrid y terminan en la casa de uno de ellos.

Salí de casa de mis amigos bastante tarde, las calles de Madrid aun estaban con gentes que a pesar de la hora que era deambulaban de un lado a otro, Como había huelga de transporte, era complicadísimo encontrar un taxi que me llevase a casa, las estaciones de servicio habían agotado sus existencias de gasolina y no podían ser suministradas.

Caminé un buen rato por esa amplia avenida intentando divisar un taxi cosa que di por inútil pasado unos minutos, a penas circulaban vehículos en ninguna dirección.

Di por sentado que debería caminar hasta mi casa, a esa hora no había metro aun y los autobuses no circulaban tampoco. Comencé a caminar con paso firme para llegar cuanto antes a casa, ya estaba cansado y tenia sueño, eran mas de las cinco de la mañana y con alguna copa de mas, sin estar borracho estaba un poco alegre.

En mi caminar me cruzaba de vez en cuando con grupos de chicos que caminaban por la calle camino de sus casas o de otros lugares donde seguir la diversión, la noche era larga y desenfrenada para algunos.

Divisé una figura que venía de frente que ya desde lejos me llamó la atención, era un chico alto y delgado que caminaba tranquilamente de frente hacia mi, su andar era majestuoso y eso me intrigaba, se fue aproximando a mi y justo en el cruce de una calle, paré por que estaba el semáforo en rojo y lo contemplé frente a mi en la cera contraria.

Tenía rasgos árabes, su tez era morena su cara angulosa y unos ojos negros penetrantes me examinaban desde el otro lado de la vía. Su cuerpo aunque delgado se veía atractivo y observé que tenía un bulto prominente entre sus piernas que el sutilmente acarició frente a mi.

Se puso el semáforo en verde pero no atiné a continuar caminando, el hombre si emprendió su marcha hacia mi, no dejaba de observarme con esos ojos tan profundos al llegar a la altura de donde me encontraba me regaló una bonita sonrisa que mostró unos dientes blanquísimo e igualados dibujando una preciosidad de rostro.

Le devolví el gesto tan cortes mente como supe y ahí me quedé sin poder moverme ni para delante ni para atrás durante unos segundos.

Al fin hice acopio de lucidez y decidí continuar mi camino no sin antes volver la vista atrás para poder recrearme con la vista de ese bello individuo desconocido pero amable.

Mi sorpresa al volverme fue encontrarme con la mirada de este chico parado a escasos metros y que continuaba mirándome y examinando mi cuerpo, yo ruborizado al verme pillado me reí abiertamente y el también comenzó a reírse mientras que se acercaba a mi.

Hola, ¿Cómo estas? Me llamo Omar y soy argelino, dijo el.

Hola Omar, me llamo Carlos y soy de aquí de Madrid.

¿Vas a tu casa Carlos? Imagino que no has encontrado un taxi,

Exacto Omar, estaba en casa de unos amigos y no he encontrado medio para regresar.

Igual que yo entonces; también vengo de visitar a unos parientes y volvía a casa a pie, es imposible encontrar un taxi a estas horas, no hay a penas servicio.

Durante unos segundos reinó el silencio entre los dos, pero no dejaban de explorarse cada uno de los rincones de su cuerpo.

Pasados esos instantes de silencio Carlos le preguntó directamente a Omar que dirección llevaba. Si te apetece podemos caminar juntos así se nos hace mas corto nuestro regreso a casa.

Omar rió divertido y le dijo que le parecía buena idea caminar con el, casualmente Vivian no demasiado lejos el uno del otro, además en esa dirección pasado un ratito podrían tomar un metro que los llevaría hasta su barrio.

Comenzaron a caminar el uno al lado del otro aun paso no demasiado lento pero tampoco rápido. Conversaron de cosas tribales, sin complicarse mucho la vida, cosas sencillas de que hacían y similar.

Al ir caminando por la ancha avenida los dos hombres como con codo rozaban sus brazos el uno con el otro, sus manos se encontraban por el misma inercia que vamos realizando al ritmo del paso, eso producía a Carlos un escalofrío tremendo de placer, Omar notaba esas sensaciones de su nuevo acompañante y una de esas veces al mirarse y sonreírse este echo su brazo por el hombro de Carlos que se estremeció al sentir ese contacto tan morboso del árabe.

Juntos sin decir nada anduvieron un rato mas, cruzaban por un lugar mas oscuro y solitario de la calle y Omar atrevido tomo la iniciativa de parar y atrayendo a su compañero hacia el, le robó un beso de sus labios.

Carlos se asustó al primer instante, pero pensó que le era indiferente lo que pudieran ver los demás y correspondió a ese calido beso de manera furiosa lleno de deseos.

Durante largo tiempo continuaron su caminar llegando ya cerca de la casa de Carlos. Omar preguntó ¿ya estamos cerca de tu casa no?

Si Omar en unos minutos estamos al fin en casita, quiero que subas conmigo, ¿te apetece no?

Claro que me apetece subir contigo, quiero pasar la noche junto a ti.

¡Perfecto!

Llegaron a la puerta del edificio donde vivía Carlos, a este se le pasó por la cabeza que aquel hombre no lo conocía de nada, llevaba un buen rato caminando con el, pero no sabia nada de su existencia. A pesar de los temores dio síntomas de valentía y abrió el portón principal y pasaron al interior de la finca, subieron al apartamento y tras entrar le dijo que se pusiera cómodo, le ofreció una bebida que Omar aceptó encantado, tenía sed después del largo camino.

Bebieron un buen vaso de agua fría, los dos se miraban tímidamente si saber muy bien quien debía romper el hielo.

Carlos acercó sus manos al hombre empezando a desabotonar su camisa, este correspondió comenzado a acariciarle por la cintura, atrayendo hacia su bragueta la de su nuevo compañero de paseo empezando a rozar la suya con la de este, empezando a notarse la erección que ambos empezaban a tener.

Una vez desabrochada la camisa de Omar, Carlos comenzó a sorber los pechos de este de manera lenta, lamiéndolos y besuqueándolos.

Omar lo alzó hacia el y acercando sus labios a la boca y comenzó a comerle todo, saboreó su saliva, mordisqueó sus orejas y el cuello.

Carlos arrastró hasta su dormitorio donde ambos se despojaron de todas sus ropas de manera rápida y violenta, ansiosos por rozar sus cuerpos de abrazarse juntos como animales.

Una vez desnudos, se observaron los cuerpos desconocidos, sus pollas erectas de un magnifico tamaño, Omar calzada un considerable tamaño de polla, Carlos lo tiró contra la cama y sin dejarlo tomar postura se abalanzó sobre ese pedazo de nabo duro e inhiesto y comenzó a mamarlo con pasión y glotonería.

El árabe gemía de puro gusto, le estaban propinando una maravillosa mamada el alborotaba el pelo de su nuevo amigo a modo de caricia brusca pero amorosa, lo dejaba hacer pero no quería que le provocara una corrida repentina, deseaba saborear a aquel infiel mas intensamente y clavarle la estaca en ese bello culito respingón que el españolito tenía.

Omar veía que se venía si continuaba mamándole la polla y cogiendo a Carlos por los hombros le atrajo hacia el con firmeza y se restregó contra su pecho velludo haciendo gestos de placer.

No quiero correrme aun hermano, quiero disfrutar mas de tu cuerpo y de ti, Carlos lo besó al oír estas palabras y Omar le mordisqueaba los pezones punteros que tenia el hombre quien le invitaba a su casa. Bajó por su ombligo con su lengua ensalivándolo, mordisqueo su pelvis velludita y lengüeteó la polla del amigo, continuando su descenso en busca del hoyito rico que anhelaba poseer, jugueteó con sus cojones velludos y hermosos y entrando por el perineo llegó a donde quería ir desde hacia un ratito.

Palpó la zona y olisqueo sus partes, un olor a hombre limpio le impregno sus sentidos excitándolo aun mas de lo que ya estaba. Jugó con su lengua en el agujero rosado una y otra vez introducía su lengua en los adentros de Carlos que quieto se dejaba hacer por el inmigrante que había traído a su casa.

Omar uso sus dedos para dar amplitud a aquella cavidad anal, uno, después dos, así hasta tres empleó en su delicada dilatación

Una vez que consideró que el trabajo era bueno, puso a Carlos en postura lateral clavándole su verga hasta el fondo de una vez, este no hizo gesto de dolor, esa postura amortiguaba ese sentimiento y una vez acomodado en sus internos, comenzó el vaivén posesivo durante un buen rato.

La polla de Omar larga y dura entraba y salía dentro de el, decidió darle un cambio de postura mas comunicativo y lo volvió en la cama dejándolo panza arriba, agarrándole las piernas y colocándosela sobre sus hombros, volvió a hincarle la polla en el culito, ya entraba con total facilidad.

La follada fue larga, placentera y embriagadora para ambos, Carlos dando gritos se corrió sin darse ni cuenta ni poder controlarla, Omar lo besaba violentamente mientras sentía la leche de este mojar todo su abdomen, le gustaba esa sensación de húmedas viscosa de la lefa de Carlos.

Pego dos golpes secos y bruscos, su cuerpo se contrajo y unos potentes churretazos de semen inundaron los intestinos de Carlos que se dejaba hacer muerto de gusto y agitación después de un gran orgasmo.

Omar se derrumbó sobre el, intentando recuperar sus respiración y las pulsaciones agitadas que tenia, pasado un ratillo una vez los dos mas serenos se miraron tiernamente prodigándose un bonito beso cómplice de el buen polvo que acababan de echar.

Carlos se incorporó, sin lavarse si quiera abrió las sabanas de la cama y invitó a Omar a dormir junto a el lo que quedaba de noche.

Ambos abrazados se entregaron a un profundo sueño para reponer sus fuerzas después de ese monumental polvazo.