El apartamento en la costa
Un sitio decadente y un día de frio a veces ayudan a olvidar. Y descubren experiencias nuevas
Lamía su clítoris sin control, con ansía, solo queriendo darle el máximo placer y con el atrevimiento que presta la ignorancia. Nunca había hecho algo así, jamás había tenido en mente mantener una relación lésbica, quizás solo en alguna fantasía reprimida en el fondo de mi subconsciente. Pero allí estaba, comiéndole el coño a Alba. Abría sus pequeños labios con una mano y daba lametazos salvajes con mi lengua. Acerque mi mano libre a uno de sus pecho, pequeños pero duros, y lo agarré con fuerza. Ella respondió agarrándome el los pelos con fuerza y obligándome a clavar mi boca es sexo.
- Me corro!!! - gritó y tras un par de suspiros cerro sus ojos y se quedó inmóvil. Mi boca se llenó con sus jugos.
Me llamo Bea y esto sucedió con mi amiga Alba, en un lugar de consta del levante. Un pueblo de costa decadente, como otros tantos, que tuvo sus días de gloria en los 80. Un alquiler de arirbnb y a ayudar a Alba a olvida su última ruptura sentimental. Esta ves el niñato de turno la había dejado por otra con 10 años menos que ellas, una niña de 18 que acababa de entrar en la universidad. Pero mira que se lo decía, no puedes esperar algo sería de un niñato de veintipocos, solo diviértete ni no te hagas puzzles pensando en nada serío. Pero no.
Un fin de semana a principios de octubre en un sitio así no es lo mejor para ir de fiesta, pero si puede servir para que dos amigas salgan a cenar, a emborracharse en algún garito de pueblo y a olvida. La cosa no fue mal e incluso tuvimos que quitarnos de encima a los malotes del pueblo, ansiosos por catar carne nueva. Mas bien muy alteradas por el vino volvimos a pequeño apartamento, un estudio con dos habitaciones individuales. La verdad es que hacía mucho fría, nos había salido un puente de poca playa. Los mientras pensaba esto vi como mis pezones se marcaban como dos pitones por debajo de la camiseta que me hacia de pijama. La verdad es que no estaba mal, para tener treita y tres años y unos pechos de la 100 estos todavía estaban firmes, redondos y firmes y con unos pezones muy morenos, como yo a juego. Soy una mujer con curvas y más bien tirando a alta, una latina en toda regla.
En esto hilos difusos vagaban mis pensamientos cuando Alba me dijo:
- Hace un frio que pela, Joder!!! - añadión - ¿Dormimos juntas, a ver si entramos en calor?
Esta se quiere aprovechar de mi, pensé, quiere que le de calor yo que soy mucho más grande. Alba es una rubita menuda, en los 28, delgada y muy atlética. Sus pechos son pequeños y sus pezones también, y rosaditos. De lo que más orgullosa está es de su trasero, lo sé porque siempre abusa de mayas y vaqueros ultra-ajustados, que le hacen un culo apetecible de tocar hasta para mi.
Nos metimos en la cama y nos arrimamos para darnos calor, las dos mirando a la derecha y yo agarrándola por su cintura. Empezamos a hablar y a criticar a sus, que si esto que si lo otro. Luego pasamos a la fase de exaltación de la amistad, que si que buena amiga, que si como te preocupas. Se dio la vuelta y me plato un beso en la boca:
- Eres la mejor
Yo la devolví el beso, entonces ella me beso. Pero no fue en pico, me comió el labio. Yo me dejé. Luego paso a meter su lengua en mi boca y me dejé hacer. La movió, luego me agarro los pechos.
- Me encantan tus tetas, son tan grades y achuchables...
Los pezones se me pusieron duros como el acero. Empece a abrazarla y a devolverle el beso, luego agarré su trasero con las dos manos, con fuerza. Seguimos besándonos, como dos amantes desesperados. La verdad es que yo hacía tiempo que necesitaba un repaso, tenía callo en el dedo ya, pero no pensaba en liarme con una mujer. No era el momento para pararse a reflexionar sobre sexualidad, era el momento de disfrutar.
El morreo y sobeteo dió un pas más allá, Alba bajo su mano y la metión en mis bragas. Yo chorreaba como un geiser, jamas me había notado tan cachonda. Sin muchos preámbulos uso tres o cuatro de sus dedos para masturbarme sin tregua. Sospeché que no era la primera vez que se lo hacía con una tía. Aumentó el ritmo y con su mano libre me estrujó un pecho. Yo le chupaba el cuello con mi boca y de dejé la marca de mis dientes cuanto el orgasmo me llegó y me hizo perder el control.
No hubo palabras, no me dejó tampoco descansar, queria su orgasmo y lo quería ya. Llevo su mano a mi cabeza y mi boca a su entrepierna.
- Cómeme.
Y así me comí mi primer coño.