El aparatito magico (2)
Estreno, uso y abuso del anillito lujurioso adquirido en una tienda erótica.
El aparatito mágico
Segunda parte
Esa mañana mi mente no dejaba de recordar las imagines de mi vivido sueño con mi vecinito que tan trastornada me había dejado, el único hecho real fue ese orgasmo...ese orgasmo que me dejo temblorosa y expectante; Estaba cocinando pero mi mente se alejo de la realidad para rememorar mis fantasías secretas, volví a la realidad cuando mi marido me abrazo por la espalda y me planto un sonoro beso en la base del cuello.
En que piensas amor?- me interpelo mi amante no creo que la comida se vaya a hacer sola.
Sabia que esta ultima oración la dirigió en tono algo molesto, desde el día de la azotea andaba media ida en las nubes pensando en mi divina obsesión, así que le di por el punto flaco de todo hombre:
Disculpa amor es que estaba pensando en lo rico que me cogiste esta mañana.
Sonrió halagado, evaporado el anterior enojo y con una nalgada en mi trasero se alejo de la cocina satisfecho consigo mismo de poder mantener a su mujer ( muchos años mas joven que el ) tan plena y satisfecha; Por lo menos algo de verdad tenia mi disculpa, como sin la ayuda de su boca y de su verga hubiera podido conseguir tan rica venida?
O hubiera sido mi sueño suficientemente intenso como para hacerme correr sin ninguna ayuda? Nunca lo podré averiguar y puesto que tenia que hacer me puse a ello.
Después del almuerzo mi esposo se retiro a la habitación a descansar mientras yo recogía los restos de la comida y limpiaba los platos, luego me puse a ver televisión un ratito pero al rato mi mente volvió a volar, invariablemente, a mi sueño y a lo que me había hecho sentir, entonces decidí que ya era hora de estrenar mi anillito del placer.
Fui a la habitación donde encontré a mi marido entretenido con un libro, fui al baño y me bañe ,deje correr el agua pensando que iría a acompañarme pero que va, luego me puse a ponerme crema por todo el cuerpo enfrente suyo y el nada de nada, entonces decidí que ya había tenido suficiente me puse un vestido con botones al frente y me fui para la sala, pero a los 5 minutos cambie de idea de nuevo,el deseo sexual puede ser incomodo y persistente a veces.
Había leído por ahí que la miel es afrodisíaca y que puesta en los lugares adecuados puede atraer la libido de un hombre, así que ni hablar me puse manos a la obra y me aplique una capita en los pezones, una buena poca en el clítoris y labios vaginales, y hasta fui mas osada y puse una porción en la abertura de las nalgas.
Me dirigí a la habitación caminando sensualmente, mi marido me miro desinteresadamente ( según yo ) y yo comencé a desabotonar los botones del vestido como quien no quiere la cosa, lentamente sin apurarme para nada lo baje acariciándome con la tela a medida que lo bajaba, para ese momento mi marido me espiaba por encima de su libro pero fingía leer ,eso me enardeció sentirme ignorada me excitó mas allá de lo humanamente soportable ( condenado sadomasoquismo ).
Entonces me senté en una silla y comencé a deshacerme del sostén, mis senos rebosaban por encima de la tela hinchados por la lujuria, pero no como si me lo quitara expresamente para mi amante si no haciéndolo como lo hago habitualmente solo que mas despacio, ya quitado lo deje caer al piso entonces sostuve mis pechos entre las manos sopesándolos, como haría un amante cuando logra tocar por primera vez los senos de una mujer desnuda, me había olvidado de el y ahora me exploraba por mi propio placer aunque me sabia observada, descubrí que el olor y el tacto de la miel en mis pezones me enloquecía y lleve los dedos húmedos de la sustancia a mi boca chupándolos, lleve mis manos a mi cintura y acaricie mis muslos.
Cuando encamine mis manos hacia mis pantys mi esposo dejo caer al suelo su libro, con el ruido se encontraron nuestras miradas como si nos hubiésemos visto por vez primera, como si el no supiera que yo lo estaba provocando o como si yo no supiera hasta ese momento que el me estaba observando, me levante en ese momento de la silla y le di la espalda por dos motivos:
No quería que viera mi sonrisa de satisfacción que rompería la atmósfera y el juego sexual que se había creado hasta ahora.
Y por que además ( y esta es la razón mas obvia) quería que viera mis tangas negras y mis nalgas firmes.
Me agache dizque a recoger algo para darle una mejor vista y entre mis piernas pude vislumbrar que una potente erección comenzaba a insinuar presente entre los calzoncillos de el, comprobado lo que quería me incorpore y comencé a bajar la tanga lentamente ya abajo la deje enganchada en una de mis piernas ,volví a sentarme en la silla y a la vez que introducía una mano entre los pliegues de mi chocha me acariciaba un seno, me toque, me penetre con un dedo y extasiada incline la cabeza en el respaldo de la silla ,cuando me incline hacia delante intercambie las manos sin dejar de tocarme el clítoris y lleve a mi boca mis dedos mojados ,en mi boca sentí el sabor dulce de la miel mezclado con el de mis propios jugos.
Mi esposo gimió, yo abrí los ojos y lo mire ahora si contaba con su entera atención pues no solo sus ojos gozaban con el espectáculo sino que también sus manos se encontraban muy ocupadas pajeandose.
Ven me dijo agarrandose la verga pon esa delicia en mi cara.
Me hice la que no había oído y seguí en mi faena pero el decidió de pronto que ya había tenido suficiente y me levanto de la silla y me arrojo a la cama al tiempo que me abría las piernas y enterraba la cara en mi toto, gemí de sorpresa pero también de placer y satisfacción; me devoro completa y cuando descubrió la dulzura de la miel y que seguía y seguía me puso de espaldas y me lamió las nalgas como si quisiera borrármelas, entonces me dijo:
Veamos que tan dulce eres mi amada esposa- acto seguido me puso boca arriba me introdujo dos dedos en mi abertura al tiempo que chupaba mi clítoris, no dure mucho estaba excitada como nunca, presione su cara contra mi y le restregué mi sexo en toda la cara, el comienzo de su barba me hirió pero el dolor solo contribuyo a que sintiera mi orgasmo con mayor intensidad, lo retuve contra mi hasta que los últimos espasmos cesaron.
El se incorporo agarrando su poderosa tranca con una mano pero le puse un pie en el pecho para detenerlo y le dije:
-Ahora me toca a mi- abrí la gaveta contigua a mi y saque el aparatito.
Que es eso?- pregunto el- un condón de sabores.
Yo no respondí nada, lo empuje hasta colocarlo boca arriba y entonces me senté entre sus piernas abiertas al tiempo que intentaba romper el paquetito con lo cual, me avergüenza admitirlo, me tuvo que ayudar el, entonces le coloque el anillo de látex en la base de su pene y lo encendí, abrí los ojos de sorpresa y ansiedad cuando vi que las vibraciones producidas por el aparatito hacían que su verga se llenara mas de sangre y en consecuencia se pusiera mas grande y gorda, no pretendía mamarsela pero no podía desperdiciar un manjar como ese ,así que la metí completa en mi boca a lo que el respondió con un hondo gemido y comencé a succionársela como si nunca pudiera estar satisfecha, la besaba, le daba chuponcitos, me la volvía a meter entera hasta donde me cupiera y empezaba de nuevo la faena.
Hasta que el se desespero y me halo por un brazo, me sujeto por las nalgas encima de la punta de su animal y entonces me la comenzó a meter despacio volviéndome loca en el tortuoso proceso, para cuando me la metió hasta la base me esperaban ahora a mi las vibraciones del ingenioso anillito, el cual quedaba justo debajo de mi clítoris.
-Que delicia, papi- decía al borde del no se que.
Pero la cosa no llegaba hasta ahí su pene vibraba dentro de mi y mis paredes vaginales se contraían involuntariamente para poder absorber toda la gama de nuevas sensaciones, me comencé a mover arriba y abajo, circularmente y como mejor se me ocurrió sintiendo que me resquebrajaba del placer, esa vez no me importo que el edificio entero se enterara de que soy una hembra bien cogida y además no me dio tiempo ni a pensar sentí algo, Dios mío!!! Que no se describir la boca se me lleno de saliva y una descarga de fluidos salían de mi al tiempo que me mecía sobre la pinga de mi esposo buscando el ultimo y mas ansiado pico en la sucesión de estremecedoras ondas de placer que se abrieron paso en mi cuerpo.
Caí desplomada sobre el pecho de mi marido, sobrecogida y temblorosa mientras el me abrazaba y se impulsaba con sus piernas metindome y sacándome su tranca a una velocidad vertiginosa buscando su propio placer.
Eres la mejor- me decía- que culo!!! Que tetas!!! Te amo mi chiquita.
No pudo aguantar mas ,con un agónico pero profundo empujón se derramo dentro de mi vertiéndome su leche y susurrándome palabras lujuriosas al oído, hasta que los dos extenuados nos acostamos uno al lado del otro, estuvimos así como por veinte minutos luego yo me incorpore en mi brazo derecho lo mire picaramente y señalando el anillito le dije:
- Empezamos de nuevo?- el se abalanzo sobre mi riendo y me beso en la boca con renovadas energías.