El aparatito magico (1)
Mas, mejores orgasmos desde que adquiri este aparatito en una tienda erotica.
El aparatito mágico
Soy una mujer casada y aunque no me quejo de mi relación sexual con mi marido siempre ando en busca de nuevas experiencias; Experimentaba un bajón en mi libido que me tenia trastornada, no me apetecía para nada el sexo a pesar de lo que disfruto con el y este cambio repentino en mi apetito me tenia resentida conmigo misma.
Una tarde vino a visitarme una amiga de la universidad y le comente que cerca de mi casa había un sex shop, fuimos a la tienda a divertirnos viendo vergas de mentira y teníamos un buen rato revisando la sección de películas porno cuando fuimos a un escaparate a ver los juguetes sexuales, entre ellos estaba el anillito que tantas delicias me reportaría, lo compre en seguida y mi amiga y yo nos pasamos el resto de la tarde hablando de cómo le daría la sorpresa a mi esposo y riéndonos de la cara que el pondría.
Cuando cayo la noche mi querido maridito llego a la casa y yo salí a acompañar a mi amiga a la parada del autobús y como la idea del aparatito me había puesto hiperprendida iba pensando todo el camino que hacer cuando llegara a casa.
Había salido con una falda bastante corta y el viento sumado a los obscenos piropos que oía al pasar me habían puesto muy encendida, antes de llegar a la casa compre un par de cervezas y subí con ellas al apartamento ya ahí le dije a mi amor:
Papi que tu crees si nos vamos a coger el fresquito a la azotea?
A lo que el respondió:
Ay no mi cielo hoy estoy muy cansado.
Yo no me doy por vencida y voy y le acaricio los muslos y con voz melosa lo incito:
Ven mi vida que además te compre una cervecita.
Mi maridito que no es tonto se llevo que yo lo que quería era verga así que subió conmigo a lo alto de la azotea un lugar amplio y despejado donde yo creía que no se podía ver nada, ya ahí estábamos hablando nimiedades mientras yo de espaldas a el y apoyada en la pared notaba su mano caliente en mi trasero, me hice la desentendida pero por poco tiempo porque el se agacho y metió las dos manos debajo de mi falda para despojarme de mis humedecidos pantys, así de espaldas enterró su cara en mi rajita comenzó por morderme las nalgas luego me paso la lengua por la abertura de mis nalgas antes de lengüetearme mi culito, estaba toda temblorosa y desesperada por que me lo metiera, pero mi esposo como el hombre experimentado que es no lo mete hasta que no se lo pides.
Me volteo y me puso en frente de el subiéndose una pierna mía encima de su espalda para lamerme mi cono de forma violenta yo le presionaba la cara todo lo que podía mientras trataba de gemir bajito cosa que no se armara el escándalo en el edificio, pero cuando el metió su lengua dentro de mi raja no me pude contener y se lo pedí a gritos:
AYYYYYYYYY!!!!!! SIIIII metemela papi, porfaaaaa!!!!!!!!
Obediente hasta el final me puso de espaldas, se bajo rápidamente los pantalones y así me lo metió enterito de un solo empujón mientras a mi se me hacia agua la boca y pedía mas, siguió metiendolo mas adentro yo sentía ese guevon durísimo entrando y saliendo cada vez mas rápido de mi hoyito mientras sus bolas rebotaban en mis nalgas con cada vez mayor rapidez, ahí me metí mano en el clítoris y chille enloquecida mientras sentía el intensísimo orgasmo que se avecinaba, temblorosa recibí las ultimas fogosas embestidas de mi hombre mientras sentía su leche correr desde mi interior hasta mis piernas.
Después de tan rica venida nos acomodamos la ropa y nos besamos y acariciamos un ratito, luego bajamos las escaleras yo muerta de miedo de que algún vecino hubiera oído el escándalo, ya en la puerta me sentí aliviada de llegar a mi casa pero ahí mismo estaba subiendo " el vecino" un morenote hermoso que vive en el apartamento debajo del nuestro.
Buenas noches vecinos.
Hola- respondimos nosotros.
Que calor hace hoy ,no vecina? y me miro de arriba abajo haciéndome sentir una vergüenza tremenda al pensar que se había dado cuenta de lo que habíamos hecho mi esposo y yo en la azotea.
Entre en la casa no mas despedirnos del vecino y si mi marido entendió lo del calor no se dio por aludido, deje lo del aparatito para otro día no sabiendo que ya tendría otras oportunidades de hablar con mi vecino.