El año sabático (9)

Encontré una habitación en Newham...

Encontré una habitación en Newham que es bastante más barato que en el centro, era una casita con bastantes habitaciones donde vivía gente muy joven con bastante bullicio, había gente de diferentes nacionalidades, unos trabajaban, otros estudiaban, yo que estaba de paso y turismo. El primer día estaba vaciando mi mochila de ropa colocándola en el armario con la puerta abierta, se pararon varias chicas que iban juntas para darme la bienvenida y presentarse, lo pasé un poco mal para comunicarme con mi inglés macarrónico pero salí del paso, se fueron y no tardó en aparecer un chico pelirrojo con una cara muy simpática, me dijo que era mi vecino de al lado, se llamaba Eric, y que se iba a un pub a tomar unas pintas, me preguntó si quería acompañarlo, antes de que me lo pensara él ya me había cogido la chaqueta y me la estaba poniendo para salir de allí, al tío se le veía muy simpático y “echao pa lante”.

Llegamos al pub, pidió dos cervezotes en unas jarras bastantes grandes, me llevó hasta un rincón donde había gente sentada incluyendo a las chicas que me habían saludado antes, me los presentó a todos y estuvimos bebiendo bastante tiempo juntos, el acabó apartado hablando con una de las chicas, yo intentaba seguir las conversaciones de los otros, me costaba bastante sin hablar mucho aunque ellos me animaban para que fuera mejorando el idioma, allí mismo comimos una especie de bocadillo raro para cenar y unos cuantos dijeron de volver al albergue apuntándome con ellos, dejé a Eric conversando con aquella chica, al llegar acabé de colocar mi ropa en los armarios y me fui a dormir, había llegado aquella misma tarde y estaba cansado y contento de haber encontrado una gente tan maja, viviendo en la misma casa o en las de al lado. Dormía cuando oí pasos en el pasillo y que se abría la puerta del vecino, sentí que hablaba con alguien, entre que lo hacía flojito y en inglés no me enteré de nada, de lo que sí me enteré fue del polvazo que pegó el hijoputa, como gritaban y como me pusieron de cachondo los cabrones, me levanté a buscar una toallita y me hice una paja en la cama escuchándolos de la hostia.

Estaba cansado, al día siguiente me levanté tarde, no tenía ninguna prisa, cuando salí no se oía nada, supongo que todo el mundo estaba en sus quehaceres, salí a la calle y me dispuse a pasar mi primer día de turismo, cuando volví por la tarde encantado de todo lo que había visto, me encontré en la puerta a varias de las chica que me saludaron el día anterior, me explicaron que le estaban preparando una fiesta de despedida a una de ellas porque ya se marchaba a su país, era Ana una búlgara que había pasado allí varios meses, una chica de pelo de color castaño con ojos marrones, guapetona, con buen tipo, bastante bajita, me dijeron que me apuntara a ir con ellos que cuanta más gente fuéramos mejor, la idea era ir al mismo sitio que el día anterior que conocían al dueño y le había preparado un pastel para celebrarlo, me pareció una idea genial.

Allí que estábamos todos con Eric haciendo de maestro de ceremonias, comiendo pastel con cerveza que pidieron todos, una combinación de puta madre para mí, nunca pude entender el mal gusto que tienen los extranjeros para comer. Cuando acabamos estábamos todos hablando unos con otros y se me acercó Eric, me dijo que había hablado con una de las chicas y que yo le gustaba a Ana.

YO: ¿Pero no se va mañana?

ERIC: Claro tonto, por eso quiere hacer una buena despedida antes, ya me entiendes.

YO: ¿Y tiene que ser conmigo que acabo de llegar?

ERIC: Joder tío, tú y yo tenemos que salir más juntos, te veo un poco pardillo.

Le iba a contestar algo cuando aparecieron varias chicas acompañando a Ana, la dejaron delante de mí y disimularon entre ellos hablando.

YO: Hola, tú eres Ana, ¿no?, la que se despide.

ANA: Sí, y tú Fran el chico nuevo.

YO: Sí, el novato en la casa.

Reímos un poco y nos sentamos a hablar, la verdad es que era una chica muy maja, simpática y muy culta, tanto que me costaba entenderla, tenía que ir parando de vez en cuando para repetirme las cosas de manera que pudiera entenderlas, la gente fue desapareciendo despidiéndose de ella, nosotros seguimos hablando con otra cerveza, supongo que se cansó de esperar a que yo le lanzara la caña y se decidió ella.

ANA: ¿Quieres venir a mi habitación?

Me dejó un poco parado que me lo pidiera tan directamente, pero no le iba a decir que no a la pobre chica, no le iba a hacer un feo y dejar que se fuera sin su fiesta completa, salimos a la calle, hacía fresquito y caía aquella especie de chirimiri típico de Londres, me agarró una mano y fuimos caminando hasta su habitación, cerró la puerta, se quitó la chaqueta y me miró.

ANA: ¿No te vas a quitar la chaqueta?

YO: Me quitaré lo que tú quieras guapa.

Me sonrió mordiéndose un labio.

ANA: ¿Lo que yo quiera?

YO: Sí.

ANA: Pues quítate la camisa y la camiseta de debajo.

Me lo quité quedando desnudo de cintura para arriba, se acercó y me acarició el pecho jugando con sus dedos en los cuatro pelos mal puestos que tengo, lo besó lentamente y me miró a los ojos besándome en los labios.

ANA (susurrando): Ahora quítate el resto de la ropa y estírate en la cama.

Por supuesto le hice caso, poniéndome de lado en la cama con una mano aguantándome la cabeza, me miró y se fue desnudando poco a poco hasta quitarse las bragas caminando desnuda para venir conmigo.

YO: Tienes un cuerpo muy bonito Ana.

ANA: Muchas gracias, eres muy amable y educado.

Se acostó a mi lado, me acarició la cara y nos besamos despacio, primero solo con los labios pero poco a poco nos fuimos enfrascando acabando metiéndonos las lenguas en la boca del otro, mientras yo la iba poniendo boca arriba colocando medio cuerpo encima del suyo, le besé y lamí el cuello.

ANA: No me dejes ninguna señal por favor que mañana veré a mi familia y se darían cuenta.

Moví la cabeza para hacerle ver que la había escuchado y seguí con lo mío, bajando la lengua a sus tetas lamiéndolas y acariciándolas con la mano, le chupé y succioné con cuidado los pezones haciéndola gemir y seguí bajando hasta su coño, que no es que fuera muy peludo pero tenía bastante más de lo que estaba acostumbrado, noté que se le tensaba el cuerpo apoyando una de sus manos en mi cabeza, cuando le empezaba a abrir el chumino con dos dedos para poder lamerlo y chuparlo despacio, dejó ir un gemido fuerte con el primer contacto con la lengua y se puso a gritar como una loca cuando me entretuve en su clítoris, dándole vueltas y chupándoselo con delicadeza, no tardando mucho en correrse tensando la espalda y las piernas, me estiró de la cabeza para que subiera, me pasó la mano por la boca para secármela besándome después, me giró y se puso encima metiéndose la polla en el coño de un tirón, moviendo la cintura y el cuerpo, levantándolo y dejándose caer encima como si estuviera montando a caballo al trote, la cama empezó a hacer un ruido infernal que parecía que se iba a partir, me vino a la cabeza aquella vez con Irene en la cabaña de montaña que rompimos el camastro, Ana gritaba y gemía golpeando cada vez más fuerte con su culo en mis huevos en cada bajada, tocándose el pelo como si se lo estuviera acariciando, iniciando un segundo orgasmo más fuerte que el primero, pensé que debía de estar enterándose todo Dios de lo que estábamos haciendo sin dejarlos dormir, tal como acabó se dejó caer encima de mi cuerpo, haciendo fuerza para que me pusiera encima volviendo a agarrarme la polla orientándosela al coño para que se la volviera a meter.

ANA: Sigue Fran, sigue follándome.

Pero es que esta chica no descansa ni un momento pensé, le hice caso claro, le daba golpes secos con mi polla en su chichi en cada penetración como ella hacía cuando estaba encima, siguió gritando agarrándome con fuerza la espalda y el culo marcándome el ritmo que ella quería, corriéndose una tercera vez a grito pelado, entonces sí que descansó un poco, me dijo que era multiorgásmica, entonces lo entendí todo, no tardó mucho en pedirme que volviera a metérsela, con el misionero, a cuatro patas, sentados uno delante del otro con ella votando encima de mi polla, no sé cuantas veces más se corrió en diferentes posturas. Al final me pidió que la follara como quisiera para correrme yo, de chupármela no lo iba a hacer que no le gustaba, le pedí que se sentara encima de mí pero de espaldas, enseñándome el culo, la agarré por las caderas y la movía con fuerza adelante y atrás follándome a toda velocidad, cosa que aprovechó ella para correrse una vez más, como no, mientras llenaba el preservativo a lechazos de lo caliente que me había puesto, nos besamos y nos quedamos dormidos.

Cuando me levanté al día siguiente me di cuenta que tenía las maletas por allí en medio ya preparadas para irse, nos despedimos y me fui a duchar a mi habitación, cuando salí a dar una vuelta más tarde ella ya se había ido.

Pasaron un par de días sin nada importante a destacar, una tarde al volver me encontré con una compañera de la casa en la puerta, Ingrid era pelirroja, con la piel muy blanca, con unos ojos verdes muy bonitos que le resaltaban mucho, el resto del cuerpo era escultural, hablando con mi vecino de habitación Eric, que tenía una fijación con las chicas pelirrojas como él, me contó que le había tirado los trastos muchas veces pero que ella no estaba por la labor, estaba tan buena que le había cogido un poco de frustración pero que no perdía la esperanza, pues a esa chica allí la tenía delante de mí mirándome a los ojos.

INGRID: ¿Te vienes a tomar algo al pub?, es muy pronto y no hay ninguna de mis amigas.

YO: Porque no.

Estuvimos un buen rato hablando, yo cada día me sentía más cómodo con el inglés, hay que ver como se espabila uno cuando no tiene más cojones que aprender un idioma para comunicarse, fue agradable, pensé que hacía pinta de ser una chica muy cariñosa y sensible pero que se guardaba de demostrarlo abiertamente, llegaron sus amigas y seguimos hablando entre todos, al volver a casa se despidió agradeciéndome que tomara algo con ella tocándome un brazo, me dio la sensación de que le gustaba, tampoco me quería precipitar con ella y preferí no tirarle los trastos tan pronto, al poco de entrar en mi habitación llamaron a la puerta, era Eric que entró directo dejándome sujetando la puerta.

ERIC: Tío te he visto con Ingrid.

YO: Solo hemos tomado algo, no te imagines más de lo que hay.

ERIC: ¿Solo tomado algo?, escúchame, conmigo no ha querido nunca ni salir por la puerta de casa, os he visto cuando se despedía de ti tocándote un brazo con cariño.

YO: Venga va, con cariño dices, se ha despedido educadamente y ya está.

ERIC: Tío no seas tonto, te aseguro que le pica el chichi.

YO: ¡Hala tío!, pero tú que sabrás lo que le pica o deja de picarle hombre.

ERIC: Que no la he visto nunca con ningún chico, si llegué a pensar que era lesbiana y le gustaban las chicas.

YO: Va, va, no me agobies que no tengo ganas de problemas.

Había abierto la puerta para irse.

ERIC: No, el único problema que tendrás es que te la vas a follar cabrón.

Cerró la puerta detrás de él.

Aquella noche recibí un mensaje de Irene preguntándome como estaba, desde que nos separamos de vez en cuando me enviaba alguno, le contestaba bastante escueto diciéndole que bien o tirando, intentaba evitar decirle lo mal que lo pasé y lo mucho que la eché de menos, todavía en algunos momento pensaba en ella y se me humedecían los ojos, la llegué a querer tanto, creo que ella nunca fue consciente de mis sentimientos.

Al día siguiente al volver a la casa después de mis visitas por Londres me duché, me estaba vistiendo cuando llamaron a la puerta, la abrí con los pantalones puestos y desnudo de la parte de arriba, era Ingrid con una bonita sonrisa pidiéndome para ir al pub, la invité a entrar y me acabé de vestir delante de ella que no se perdía detalle mientras me daba conversación, me tiré por encima un poco de agua de colonia fresca y me puse la chaqueta para salir, una vez en la calle de camino, estaba el pub a tres manzanas de donde vivíamos, me agarró del brazo, de aquella manera pasando el suyo alrededor del mío, como hacían mis abuelos, mientras me hablaba.

INGRID: Que buena olor haces, ¿qué colonia es?

Le dije la marca y me sonrió.

INGRID: En un par de meses iré a mi casa en Suecia a pasar una semana o dos, estoy pensando en regalársela a mi hermano y mi padre.

YO: ¿Tienes un hermano?

INGRID: Sí, mi hermano, mi padre y mi madre son mi familia.

Llegamos al pub, pedimos y nos sentamos, me estuvo hablando de su familia, eran de un pueblecito del norte y a que se dedicaban, yo la escuchaba embelesado pasando el tiempo que no me daba cuenta, aquel día observé que cuando llegaron sus amigas se quedaron en otra mesa y nos dejaron en la intimidad.

YO: Ingrid, han llegado tus amigas y se han sentado en aquella mesa.

Giró la cabeza mirándolas y se saludaron con la mano.

INGRID: Se lo he dicho yo, quería estar a solas contigo, explicarte cosas de mi familia y que tú me explicaras de la tuya para conocerte un poco mejor.

YO (nervioso): Y, ¿y eso por algún motivo?

INGRID: Vamos, te tenía por un chico listo, ¿porqué va a querer una chica estar a solas con un chico?

YO: ¿De verdad te intereso?

INGRID (riéndose): Muy bien premio, ves como yo sabía que eras un chico listo.

Joder, que una chica cogiera la iniciativa de esa manera no estaba acostumbrado, a ella se la veía tan segura de sí misma, con tanta naturalidad que me encantó, seguimos hablando hasta bastante tarde para lo que es Londres y volvimos cogidos del brazo, la acompañé a su habitación y me despedí, dándole las buenas noches con un beso larguito en una mejilla mientras ella me acariciaba la cara, me miró a los ojos sonriendo.

INGRID: Me encanta que no tengas prisa, ¿querrás quedar mañana?

YO: Por supuesto, me gusta mucho estar contigo.

INGRID: Gracias, eres muy amable.

Me volvió a acariciar la cara dándome un piquito en los labios, nos despedimos y me metí en mi habitación, aquella expresión que dice que, “Un clavo quita a otro clavo”, se cumplió conmigo a pies juntillas, me ilusioné con Ingrid y se me fue la tristeza que pudiera quedarme de la separación de Irene, estuvimos una semana saliendo cada día, el fin de semana me estuvo enseñando algunos rincones de la ciudad que no salen en la guías turísticas y que a ella le gustaban, paseábamos de la mano y nos despedíamos con un beso en los labios casto y puro.

El primer día de la segunda semana de conocernos, el octavo día, me envió un mensaje mientras estaba a primera hora de la tarde visitando una catedral.

INGRID: “Cuando llegues esta tarde, ¿vendrás a mi habitación?, por favor”.

Le dieron por saco a la catedral y salí corriendo de allí que me daba con los pies en el culo, fui directamente a su habitación llamando a la puerta, me dijo que entrara y abrí la puerta, estaba en medio de su habitación con una batita corta, estaba preciosa y me quedé sin habla.

INGRID: Cierra la puerta por favor.

La cerré costándome encontrar el pestillo porque no podía apartar la vista de ella, me sonrió y se deshizo el lazo de la bata dejándola caer al suelo, se quedó en una combinación de sostén y braguitas que me abrieron los ojos y no tenía cojones de cerrarlos, allí la tenía, una de las chicas más espectaculares que había visto en mi puta vida, que había empezado a salir con ella casi sin darme cuenta y gracias a que ella se lanzó estaba delante de mí ofreciéndose para amarnos, me miraba con aquellos ojazos verdes, supongo que vio que yo estaba petrificado y extendió una mano para que me acercara, dejé la bolsa que llevaba en el suelo y me acerqué quitándome la chaqueta, dejándola caer al suelo como había hecho ella con la bata, me pasó el brazo que tenía extendido por detrás del cuello, yo me agarré a sus caderas acariciándoselas, con la otra mano me cogió de la cara apretándomela para que hiciera morritos, sonriendo acercó sus labios a los míos besándomelos, primero como hacíamos siempre y poco a poco los fue separando ofreciéndome la punta de su lengua, a la que fui al encuentro con la mía rozándose al inicio y acabando cruzándose y chupándose con pasión, me quitó la ropa de la parte de arriba, me empezó a desabrochar el pantalón y bajarme la cremallera cogiéndomelo yo quitándomelo todo en un momento quedándome en pelotas, nos volvimos a besar haciéndole dar pasitos de espaldas para llevarla al lado de la cama, con las manos que le acariciaban la espalda le desabroché el sujetador dejándolo caer, la estiré en la cama conmigo encima, me acariciaba la cara mirándome a los ojos.

INGRID: Que guapo eres, desde el primer día que te vi que me gustaste.

YO: Soy tan tonto que no me di cuenta hasta el día que te encontré en la puerta.

INGRID: Querrás decir el día que te esperé que llegaras en la puerta, ¿o te crees que fue una casualidad?

YO: Joder, no me queda nada por aprender de vosotras.

Me besó y ya no pude pensar en nada más que en ella, en su cuerpo, en su olor, en la suavidad de su piel, seguí el recorrido típico que debía tener grabado besándole y chupándole el cuello, Ingrid jadeó, me animó a seguir bajando por el pecho llegando a sus tetas, de tamaño medio pero muy bien puestas, con unas aureolas rosaditas que al chuparlas hizo que se hincharan y se le pusieran unos pezones salidos como pitorros que me volvieron loco, chupándoselos y succionándoselos haciéndole gemir, se las agarraba muy bien porque eran un poco más grandes que mis manos, sin dejar de acariciarlas fui bajando la boca a su ombligo metiéndole la lengua dentro, seguí pasando por encima de las bragas metiéndole la nariz y la boca en medio del coño oliéndoselo, el cuerpo le pegó un calambrazo y dio un fuerte gemido, aparté las manos de sus tetas agarrándole las bragas bajándoselas lentamente quitándoselas, le miré los ojos avisándola de lo que venía, tenía la carita excitada y los ojos brillantes, le abrí las piernas y puse la lengua en el inicio de la rajita, le separé el coño con una rayita de pelo rojo que le subía, con dos dedos se lo abrí bajando la lengua dando pequeños círculos hasta la zona donde se separa el culo del chichi, volviendo a subir lentamente hasta el clítoris enfrascándome en un chupeteo con su botoncito que hacía que ella no parara de gritar y moverse corriéndose bastante rápido, pensaba que descansaría un poco para recuperarse y con lo que me encontré es que se incorporó dándome la vuelta, tirándose literalmente a comerme la polla con unas ganas y una fuerza que pensaba que se la tragaba y me quedaba sin ella, que manera de succionar, metérsela hasta el fondo, chuparla y ensalivarla pajeándola a la vez, me hacía gritar sin parar de gusto, se sentó encima metiéndosela sin preocuparse del condón, yo como un pardillo me dejé hacer, empezó a moverse suavemente gimiendo despacito subiendo el ritmo poco a poco, aumentando sus gemidos acabando en gritos corriéndose otra vez, no paraba y volvía a empezar suave volviendo a ir un poco más rápido, para volverse a correr, joder me tenía asustado, ¿cómo podía correrse tan rápido?, no paraba de aumentar y bajar el ritmo corriéndose una vez detrás de otra, ¿pero es que las chicas del norte de Europa se corren las veces que les da la gana o qué?, no me lo podía creer y a mí me estaba poniendo loco, se le notaba en la cara y los ojos que se estaba cansando, cansando de correrse a gritos, que envidia me daba la cabrona, se dio la vuelta dejándome a mí encima, abrió las piernas que parecía una gimnasta y me puse en medio volviéndosela a meter, dando ella otro grito tremendo, me agarró con fuerza las nalgas estirando con energía para que me la follara a buen ritmo volviendo a correrse, suavizaba su apretón en mi culo y yo bajaba el ritmo de mis caderas, lo volvía a apretar y yo lo aumentaba viendo como se preparaba para otro orgasmo, eran cortitos pero uno detrás de otro, la puse a cuatro patas y antes de metérsela le pregunté si quería que me pusiera un condón, no sé porqué, con el tiempo que hacía que le estábamos dando si se podía quedar embarazada lo debía estar de trillizos, me dijo que no me hacía ninguna falta y se la metí de golpe, dándole toda la marcha que pude haciendo que se corriera algunas veces más antes de llenarle el coño de leche que le empezó a caer por las piernas junto con sus flujos, yo gritaba como un animal en el único orgasmo que tuve y ella se corrió las veces que le salió del papo, que injusta es la naturaleza a veces. Me estiré a su lado mirándonos a los ojos.

INGRID: Ha estado muy bien para ser la primera vez.

YO: No me jodas que todavía lo puedes mejorar.

La tía se descojonaba de risa.

INGRID: Ya me iras conociendo “baby”.

Se abrazó a mí dándome un beso en la cara.

INGRID: Me gusta estar así contigo baby.

Pedimos unas pizzas para cenar con unas cervezas y pasamos la noche juntos, al día siguiente cuando ella se fue a clase yo me fui a mi habitación, pensando porque coño me llama esta tía a mí bebé, cuando se lo pregunté a Eric se moría de risa, me dijo si nunca había visto porno en inglés, entonces caí que tenía otro significado coloquial, que significaba algo así como “cariño” en castellano, me preguntó donde había pasado la noche porque había llamado a mi puerta ya tarde al no verme en el pub y no había nadie, le hice un gesto con la cabeza que entendió enseguida dando un grito.

ERIC: Que cabrón, te la has follado, ¿a que sí?

YO: Me parece que he hecho algo más que eso Eric, me he enamorado tío.

ERIC: No me extraña, es un encanto de niña, me alegro, ya que yo no he podido al menos lo has conseguido tú.

Nos fuimos viendo cada día como pareja oficial entre nuestros compañeros, dormíamos juntos en mi habitación o en la suya y yo volvía a reírle al amor, siendo consciente que tarde o temprano lo más probable es que se acabara, porque ella o yo tendríamos que volver en algún momento a nuestro país a seguir con nuestras vidas. Pasamos algunos sábados metidos en la cama que fueron apoteósicos.