El año sabático (5)

Cuando me desperté...

Cuando me desperté, por la hora que era sus padres ya debían estar trabajando, Irene dormía respirando acompasadamente y su mano descansaba encima de mi polla flácida, me moví un poco para levantarme con la idea de preparar el desayuno para los dos, su brazo me rodeó apretándose contra mí espalda.

IRENE (voz de dormida): Tú no te mueves de aquí en todo el día.

YO (riendo): ¿Pero qué dices?

IRENE: Ayer antes de venir a verte hablé con Silvia para que se fueran a la piscina y no vinieran a comer, mis padres hoy tampoco vendrán, algo tienen en el campo que se quedaran allí a comer con sus compañeros, así que no te dejaré salir de la cama, te voy a follar hasta que me canse, ¿te parece bien?

No me dejó ni contestar que ya me estaba besando y subiéndose encima de mí volviendo a agarrarme la polla, se escurrió por debajo de la sabana, se la metió en la boca lamiéndome y chupándome el glande, acariciándome los huevos poniéndomela tiesa en un momento, se la metió entera succionando haciéndome levantar el culo de gusto dejando ir un gemido, la sacó y la metió unas cuantas veces dejándomela toda llena de saliva, me la pajeaba con toda la mano llena de saliva, mirándome a los ojos con la boca mojada entre abierta, le agarré la otra mano mojándole con la misma saliva un dedo y me lo dirigí al ojete, me miró sorprendida, me hizo un gesto con la cabeza preguntándome si lo metía, se lo confirmé y se volvió a meter la polla entera en la boca apretándome con los labios, a la vez metía en mi culo la punta del dedo volviendo a hacerme gemir, jugó un rato con su boca en mi polla y con su dedo en el agujero volviéndome loco, volvió a subirse hasta besarme.

IRENE: Yo pensaba que a los chicos no les gustaba que jugaran con ese agujerito.

YO: A los chicos no sé, pero a mí me encanta.

Se dirigió mi polla a su chochito metiéndosela despacio.

IRENE: ¿Y esto te gusta?

YO: También me encanta.

Me besó y empezó a mover la cintura follándome, notaba como se iba mojando el chichi, como jadeaba y gemía, se incorporó cabalgándome lenta y profundamente un rato, aceleró sus movimientos y se corrió con una carita preciosa.

IRENE: Ahora tú.

YO: Tranquila que tenemos muchas horas por delante.

IRENE: Quiero que te corras en mi boca, quiero saber que sabor tiene cuando me lo trague todo.

YO: Joder nena no me digas esas cosas que me corro ahora mismo coño.

Se descojonaba de risa.

IRENE: Está bien, no te muevas de aquí que subo el desayuno para los dos.

Se puso el pijama y desapareció, me estiré intentando relajarme porque prometía un día bonito, al rato subió con una bandeja para desayunar, lo hicimos sentados en la cama, cuando acabamos Irene apartó la bandeja dejándola encima de una silla, se desnudó lentamente delante de mí mirándome a los ojos.

YO: Tienes un cuerpo precioso Irene.

IRENE: Córrete en mi boca.

YO: Coño que prisas.

IRENE: Quiero hacerlo ya.

Me levanté, se arrodilló agarrándome la polla pajeándola para creciera, se metió un dedo en la boca mirándome, chupándolo llenándolo de saliva, me agarró los huevos y ese dedo me lo apunto en el ojete metiéndolo un poco, gemí de excitación, se mordió el labio mirándome cachonda, se metió la polla en la boca comiéndosela como una loba, saliéndole de la garganta unos sonidos de excitada que me estaban poniendo a mil, se la tragó entera, moví mi cintura follándome su boquita, succionaba fuerte saliéndole saliva que le iba cayendo por los lados de los labios, no se preocupaba de nada que no fuera darme gusto para que me corriera, y lo consiguió, vaya si lo consiguió, empecé a gritar soltando lechazos dentro de su boca, ella no dejaba de chupar tragando todo lo que podía, pero me parece que no le daba para toda cayéndole por los lados de los labios encima de las tetas, abrió la boca sacándose la polla llena de leche, tragó y me miró.

YO: Sigue, sigue por favor no pares.

Se la volvió a meter succionando y chupando dejándomela bien limpia, sacándome las últimas gotas de semen, la miró y me pasó la lengua de la punta a la base como si lamiera un polo.

IRENE: Que buena que está, como me gusta, la pena es que ahora tú te has corrido y yo estoy cachonda.

La cogí del brazo estirándola en la cama, le abrí las piernas y me tiré a su coño comiéndoselo con ganas para hacer que se volviera a correr, nos quedamos en la cama abrazados besándonos y acariciándonos, llevábamos un buen rato.

IRENE: Me pregunto cuánto tiempo tardarás en recuperarte.

YO: ¿Recuperarme para qué?

IRENE: No te hagas el tonto que ya lo sabes, para follar otra vez.

Le metí un dedo en medio del chocho pasándoselo arriba y abajo, sonrió cerrando los ojos.

YO: ¿Te gusta?

IRENE: Me gusta todo lo que me haces.

YO: ¿Te gustaría probar por el culo?

Abrió los ojos de golpe.

IRENE: No lo he hecho nunca, no sé si me gustará.

YO: Gírate.

Se puso boca abajo, le besé un hombro bajando poco a poco mis labios recorriéndole la espalda llegando a su bonito culo, le besé y lamí las nalgas, se las abrí con las dos manos pasándole le lengua por el ojete dejándolo lleno de saliva, gimió un poco moviendo el cuerpo, le puse dos dedos frotándole despacio el coño y con el dedo gordo le lubricaba el agujerito del culo, notaba en mis dedos como se mojaba su chochete, le dejé caer saliva directamente de mi boca en el culo siguiendo lubricándolo con el dedo pulgar, Irene seguía gimiendo con el coño empapado, le metí los dos dedos dentro de la vagina haciéndole dar un grito y la punta del pulgar en el culo, acerqué mi boca a su oído.

YO: Te gusta que te folle por delante y por detrás.

Me miraba con los ojos medio abiertos del gusto, con una cara de placer tremenda, me puse encima de ella, le saqué los dedos metiéndole en la vagina mi polla que la tenía tiesa de tanto jueguecitos con los dedos, dio un grito tremendo y moví mis caderas follándola, se agarró fuerte a la almohada tapándose la boca para no gritar tanto, tardó muy poco en correrse con medio dedo gordo de mi mano metido en el culo, le saqué la polla, con la mano le extendí parte de sus flujos para ponerlos encima del ojete dejándolo muy mojado, me desplacé un poco más arriba apuntándole con la punta de mi polla en su agujerito del culo.

YO: Si no te gusta, te duele o quieres que pare dímelo y lo dejamos, vale.

Me lo confirmó con la cabeza y una carita entre nerviosa y curiosa por probarlo, apreté un poco y le metí la punta, dio un pequeño grito de sorpresa, yo paré dejándosela allí dentro quieta, movió la cabeza diciéndome que siguiera, se la fui metiendo lentamente un poco más, cerró los ojos y paré de nuevo.

IRENE: Sigue, sigue, hasta el final.

Lentamente lo hice y nos quedamos quietos notando su culito en mi pubis.

YO: ¿Qué tal?

IRENE: Muy raro, no sé.

YO: Me voy a mover un poquito.

Levanté el culo sacándosela un poco y se la volví a meter.

IRENE: Huy, huy, huy.

YO: ¿Bien?

IRENE: Sí, repítelo.

Se lo volví a hacer.

IRENE: Hay, huy, huy, vuelve.

Se la saqué un poco más que antes volviéndola a empalar hasta el fondo.

IRENE: Hay Dios, otra vez, otra vez…

Apoyé las manos en la cama levantando el tronco, se la saqué casi entera volviendo a metérsela lentamente.

IRENE: Joooder, me gusta, me gusta, sigue y no pares.

Levantó un poco el cuerpo metiendo una mano por debajo, yo se la fui sacando de nuevo, noté un dedo de ella que me tocaba la polla y su culo, se la fui metiendo otra vez con su dedo comprobando como entraba hasta el fondo dando un pequeño gemido, me acaricio los huevos y se empezó a tocar el chichi, poco a poco le fui aumentando el ritmo, sus jadeos y gritos fueron aumentando al hacerse la paja, nos corrimos juntos llenándole el culo de leche dejándoselo dilatado y abierto, nos levantamos para ir al cuarto de baño, ella a sentarse en el váter para “descargarlo” todo y yo a meterme en la ducha para lavarme bien, nos acabamos duchando juntos besándonos y enjabonándonos el uno al otro.

YO: ¿Estás bien?

IRENE: Perfectamente, con el culito un poco más abierto por tú culpa pero muy bien.

Nos reímos un poco, nos vestimos y fuimos a preparar la comida, cuando acabamos estuvimos recogiendo y ordenando la cocina.

IRENE: Ahora iremos a hacer la siesta.

YO: Yo no estoy acostumbrado a hacerla, me cuesta mucho dormir por la tarde.

IRENE: ¿Y quién te ha dicho a ti que vamos a dormir listo?

Nos metimos otra vez en la cama, acabamos destrozados, ella con el coño hinchado y rojo de tanto follar, descansamos estirados con medio cuerpo de Irene encima del mío acariciándome y besándome, más tarde nos llamaron a la puerta sus hermanas.

BEA: ¿Cómo estáis chicos, seguís vivos?

IRENE: Vivos y coleando.

YO: Coleando no mucho a estas alturas.

Nos reímos con ganas, nos levantamos para volvernos a duchar y bajar al salón para esperar a su madre como si hubiera sido un día normal, me parece que la carita que hacíamos Irene y yo nos delataba, su madre se dio cuenta porque se le escapó alguna sonrisilla sospechosa.

Por la noche volvía a tener la visita de Irene, durmió conmigo pero me dejó descansar, al día siguiente por la mañana fuimos a la piscina, Irene se puso a mi lado, llegó el grupito de chicos y ese día también vino el “novio” de Irene que se acercó a saludarla, creo que ella misma le envió un mensaje para que viniera.

IRENE: ¿Te presenté a mi invitado el otro día?

CHICO: No.

Nos presentó y chocamos las manos, Irene se levantó y le dijo de ir a bañarse juntos, yo pensé si tendría los cojones de besarse y comportarse con él como si no hubiera pasado nada, se metieron en el agua y estuvieron hablando un rato, ella se juntó un poco más con él, yo pensaba que lo iba a besar cuando de pronto le soltó un guantazo en toda la cara que flipé, se pudo oír en toda la piscina.

IRENE: ¿Pero qué haces guarro?, vete a la mierda, no quiero saber nada más de ti.

Se salió del agua que parecía enfadada, el chaval también sentándose con sus amigos, Irene volvió a mi lado y sus hermanas se meaban de risa.

YO: ¿Pero qué ha pasado?

IRENE (hablando flojo para que solo lo oyera yo): Le he dicho que no quería seguir con él.

YO: Y el “ostión” que le has “calzao” al pobre.

IRENE: Es por su bien, ahora las demás chicas pensaran que es un “lanzao” que mete mano, pronto tendrá alguna rondándole, aquí las tías van muy quemadas.

YO: Ya, ya, ya lo he comprobado.

Me pegó con la mano abierta en el hombro y se estiró riendo a tomar el sol, pasamos la mañana en la piscina. Después de comer estábamos los tres sentados en el salón.

SILVIA: Fran, ¿te vienes a hacer la siesta?

Yo miré a Irene que estaba a mi lado como siempre, levantó la vista del móvil, Bea nos miraba sonriendo.

IRENE: Hoy te toca hacer la siesta con Silvia.

YO: Pero si yo no hago siesta que ya lo sabéis.

SILVIA: Ven conmigo que yo te enseñaré tonto.

Irene y Bea se morían de risa.

Silvia me agarró la mano y me subió a mi habitación, me dijo que me sentara en la cama.

SILVIA: Ya sé que eres un marrano que jugabas con mis braguitas.

YO: Yo, no creo.

SILVIA: Que entró Irene y te pilló con unas braguitas mías jugando, no me lo niegues.

YO: Bueno, me las encontré en un cajón y me hizo gracia.

SILVIA: ¿Te gustaron, o te gustan más estas?

Se levantó la camiseta y me enseñó las que llevaba puestas, la miraba sin saber que decirle, ella se fue acercando y me las puso delante de la cara, le miré a los ojos y sonreía, me cogió la cabeza poniéndose mi boca encima del coño.

SILVIA: Sé que eres cerdito, seguro que te gusta olerlas.

Dobló las piernas sacando el chocho para meterme la nariz en medio.

SILVIA: ¿Te gusta como huelen?

La cogí por la cintura y la estiré en la cama abriéndole las piernas, metí la nariz en el mismo agujero del coño oliéndolo con fuerza, le bajé y quité las bragas de un tirón, le pegué un lametazo desde el agujero de la vagina hasta el inicio de la rajita levantándole el culo del gusto, me miró con los ojos abiertos por la sorpresa, se lo empecé a lamer y chupar por todos sitios haciéndola gemir tapándose la cara con las manos, le fui lamiendo suavemente el clítoris y empezó a gritar mientras se le hinchaba en mi lengua, le fui acelerando la lamidas, las piernas se le empezaron a mover de lado a lado, la agarré fuerte metiendo las manos por debajo del culo para que no se moviera y se lo seguí comiendo hasta que se corrió, pegando unos gritos que sus hermanas seguro que se enteraron.

Me miró a la cara sin atreverse a decirme nada, yo me coloqué encima y me bajé el pantalón de deporte agarrándome la polla, se la coloqué en el agujerito y se la fui metiendo lentamente hasta el final, Silvia jadeó moviendo las caderas para que la penetrara más profundamente, empecé con un vaivén de caderas suave y rítmico con las suyas siguiendo el ritmo, jadeaba, gemía y gritaba cada vez más cuando le aumentaba el ritmo chocando con fuerza con mi polla en su coño, fue abriendo la boca poco a poco y cuando la tuvo totalmente abierta se empezó a correr de nuevo volviendo a gritar como una loca, se abrazó fuerte a mí acariciándome la espalda recuperándose.

La dejé un poco de tiempo, la levanté apoyándola en la cómoda, le hice sacar el culo y me agarré la polla para buscarle el agujerito de la vagina volviendo a metérsela de un buen pollazo, haciéndole pegar otro fuerte grito, se la saqué despacio hasta dejarle solo la puntita dentro, volviéndola a meter de golpe hasta el fondo chocando fuerte contra su culo blanco, sacándole otro alarido de placer, volví a repetirlo a la vez que abría el cajón donde guardaba las bragas, cogí unas metiéndoselas en la boca para que no gritara tanto, a partir de ahí la follé con un ritmo a todo lo que me daba la cintura, ella no paraba de gritar ahogadamente, el flujo de su chocho me resbalaba por la pierna de la cantidad que le salía, se corrió meándose de gusto llenándole el coño de leche, cuando le saqué la polla le caía por las piernas temblorosas una cantidad tremenda de flujos y leche, la sujeté por la cintura besándole el cuello.

SILVIA: Que bestia eres tío, me debes de haber dejado el coño escocido.

Nos reímos y la llevé al cuarto de baño para ducharnos juntos y enjabonarla, nos estiramos un rato abrazados en la cama y descansamos, cuando bajamos sus hermanas se tapaban la boca disimulando una risa, Silvia las miró de reojo, se metió en la cocina saliendo con el cubo y la fregona subiendo las escaleras.

BEA: ¡Hala! nena, ya te has meado de gusto marrana.

SILVIA: Callaros la boca anda.

Me senté al lado de Irene, apoyó su cabeza en mi hombro pasándome una mano por delante.

IRENE: Parece que la has dejado contenta a mi hermana pequeña.

La miré si saber que decirle, aquello me parecía una locura, una bendita locura.

YO: Mejor no digo nada.

Se descojonaron de risa las dos hermanas, seguimos mirando la tele como si no hubiera pasado nada.