El año sabático (4)

Qué demonios hacía allí...

Qué demonios hacía allí Irene, plantada en el umbral de la puerta, mirándome con una carita como cuando te pillan haciendo algo que no debías hacer de pequeño.

YO: Coño Irene, ahora también me sigues para espiarme.

IRENE: Ja, ya te gustaría que fuera detrás de ti.

Giré la cabeza mirando por allí, me estaba empezando a cansar de sus tonterías, ella se dio cuenta.

IRENE: Está bien perdóname, te he seguido para que no te perdieras.

YO: ¿En este pueblo, en este pueblo piensas que me puedo perder?, pero si tiene cuatro calles y dos caminos de tierra.

IRENE (intentando buscar una escusa): Bueno por si acaso hombre.

Estaba guapísima con su camisita sin mangas, sus pantaloncitos cortitos y zapatillas blancas, muy morenita con aquellos ojos claros, me acerqué a ella que no me quitaba la vista de encima, estiró una mano abriéndola apoyando mi barriga en ella.

YO: ¿Tienes miedo de que me acerque?

IRENE: ¿Miedo, de qué?

Su voz nerviosa la traicionaba, aflojó el brazo y me fui acercando con su mano apoyada, teníamos los labios a dos dedos de distancia y los ojos clavados en los del otro, se fueron acercando y se rozaron los labios, abrimos las bocas y sacamos las lenguas, le desabroché el botón de pantaloncito y le metí la mano por dentro de las bragas, notando su vello púbico y el contacto con el chochete, se apartó de golpe.

IRENE: Pero que haces tarado, eres muy retardao tío, no viste que tengo novio.

Me puse serio.

YO: Hasta los cojones me tienes de cómo me tratas, ¿pero qué coño te has creído calienta pollas de mierda?, desde el primer momento en que me viste no has parado de meterte conmigo, te puedes ir a la mierda tú y tus paranoias histéricas.

Me giré para salir de allí caminando para la puerta.

IRENE: Por favor no te vayas…

La miré y estaba llorando, estiró otra vez el brazo pero esta vez para indicarme que no me fuera y me acercara a ella, volví con ella preocupado por su llorera.

YO: ¿Pero qué te pasa Irene?

Cuando estaba cerca de ella dio unos pasos y me rodeó con sus brazos la cintura, siguió llorando con su cabeza en mi pecho, no entendía nada, le pasé un brazo por la espalda y con la otra mano le acaricié el pelo para consolarla.

IRENE (llorando): Es que me has dicho cosas muy fuertes.

YO: Perdóname, pero es que de la manera que te comportas conmigo cansa un poquito mujer.

IRENE: Ya lo sé que no he sido justa contigo.

Y todavía lloraba más apretándose con mi cuerpo.

YO: Pensaba que eras muy fuerte de carácter y te quería parar los pies, no te lo he dicho para hacerte daño.

Levantó su cabeza y me miró a los ojos.

IRENE: Yo no soy fuerte para nada, estírate conmigo por favor y hablamos.

YO: Vale, pero deja de llorar.

Le pasé un dedo secándole las lágrimas, me miraba como un corderito, se separó cogiéndome por la cintura y me llevaba a una bala de paja, yo le corregí la trayectoria dando la vuelta al montón de paja apilada subiendo a la parte de arriba, si alguien entraba no nos veía directamente, me senté apoyando la espalda en una bala, ella se puso a mi lado pasándome un brazo por la espalda apoyando su cabeza otra vez en mi pecho y su mano en el hombro, me sorprendió las ganas de estar enganchada a mí, parecíamos novios.

IRENE: Cuando mamá nos dijo que venías ya te cogí manía sin conocerte.

YO: Joder Irene, ¿Por qué?

Levantó la cabeza para mirarme.

IRENE: Por qué tú representas todo lo que yo no puedo tener, vives en una gran ciudad moderna, donde todo el mundo hace lo que le da la gana sin dar explicaciones a nadie, se puede trabajar en lo que quieras y pasas desapercibido, esto es una mierda Fran, sabes que no puedo trabajar en otra cosa que no sea el campo, intento encontrar un trabajo en una oficina o algo así pero es imposible, todo el mundo te conoce, depende lo que hagas al día siguiente ya lo sabe todo el pueblo, estoy harta tío.

YO: Ya eres mayor de edad, vete, búscate la vida en otro lugar, dile a tú madre que te envíe con la mía, puede que encuentres un trabajo que te guste y te puedas independizar para hacer la vida que te gustaría.

Me miró preocupada.

IRENE: Es qué, es qué yo no soy tan valiente para irme sola.

YO: Venga va, con el carácter fuerte que tienes puedes ir a cualquier parte y espabilarte…

No me dejó acabar volviendo a llorar.

IRENE: Es que yo no soy así, es una fachada que me he puesto para no demostrar lo cobarde que soy Fran, ¿porqué te crees que te he estado atacando desde que llegaste?

YO: Ya me los has dicho, porque me tenías manía sin conocerme.

IRENE: Eso también, pero sobre todo porque al verte sabía que acabaría así contigo.

YO: ¿Qué acabarías cómo, cómo hemos acabado?

IRENE: Con ganas de abrazarte tonto, de sentir tú cuerpo junto al mío.

Levantó la cabeza mirándome a los ojos y nos besamos lentamente, saboreándonos los labios, me puso una mano en la cara acariciándomela.

IRENE: Silvia que es la más lanzada ha sido la única que se ha atrevido a decir lo que las demás pensamos, que eres muy guapo.

Me volvió a besar.

IRENE: Cuando me besaste el otro día en tú habitación, ¿por qué te crees que entré?, te podía decir lo de la salir después sin abrir la puerta, me lancé a entrar para ver si me agarrabas, me besabas y me follabas allí mismo…

YO: Hostia nena, ¿pero qué me dices?

IRENE: Pues eso, pero como soy una cobarde cuando me besaste me asusté, estaba saliendo mi plan como quería y no tuve coraje para seguir.

No sabía que decirle, giró un poco la cabeza y me besó en el cuello varias veces subiendo sin parar de besarme a mis labios, colocando una pierna encima de las mías y sus tetas en mi pecho.

IRENE (susurrando): Fóllame.

YO: ¿Tú, tú, tienes condones?, porque yo no.

IRENE: No te hacen falta, tomo la píldora.

Me sorprendió un montón.

YO: Perdona, ¿qué tomas la píldora?

IRENE: Sí, y mis hermanas también.

YO: No me jodas, ¿para qué?, si en este pueblo no folla ni Dios.

IRENE: Joder tío, no te lo quiero decir pero es que un poco “retardao” sí que eres macho, en el pueblo no lo hacemos pero cuando salimos no paramos, fuimos un fin de semana a la playa solas y nos pusimos “morás” con unos guiris, una de las amigas que has visto en aquel grupito de la piscina, no hace mucho se fue a ver un familiar a la ciudad y volvió con el coño “escaldao” de tanto follar, aquí es tradición, pasa de madres a hijas, se folla fuera y una santa aquí.

Me quedé boquiabierto.

YO: Y, y, ¿los chavales del pueblo, como tú novio?

IRENE: Pues a hacerse pajas o buscarse la vida fuera como nosotras, y yo no tengo novio que lo sepas.

YO: Pues el otro día bien que le comías los morros a aquel chico.

IRENE: Es un amigo con el que nos calentamos a veces.

Le puse una mano en la carita acariciándosela, la besé bajando la mano despacio acariciándole una teta, me giré y la dejé a ella debajo estirándonos, la volví a besar desabrochándole los botones de la blusa, le metí la mano por dentro volviendo a amasarle una teta por encima del sujetador, me miraba a los ojos sonriendo con sus brazos alrededor de mi cuello, le pasé una mano por la espada soltándole el sujetador, se lo quité junto con la blusa, que par de tetas que tenía, más grandes, más redondas y más bonitas de lo que parecían tapadas, con unas areolas y unos pezones grandes que me metí entre los labios chupándoselos suavemente, Irene dejó ir un gemidito y me abrazó con más fuerza la cabeza, mientras le bajaba una mano por la barriga para metérsela por dentro del pantalón y las bragas, poniéndole dos dedos encima del coño que tenía bastante mojado, gimió más fuerte echando la cabeza para atrás, aproveché para besarle y lamerle el cuello sin dejar de ponerle los pezones duros con los dedos de la otra mano, me quité la camiseta y le bajé la cremallera del pantalón estirando de él y las braga quitándoselo, descubriendo un coño negro la mar de grande, en eso se parecía a su madre.

Bajé la cabeza besándole entre los muslos, le metí la lengua en medio del chichi chupando, pegó un buen gemido agarrándome el pelo apretándome la cabeza contra su coño, le abrí bien las piernas apoyándolas en mis brazos le bajé la lengua hasta casi el ojete del culo, se la fui pasando subiendo lentamente, por el agujero de la vagina, por los labios menores, me metí un clítoris hinchado y salido en la boca pasándole la lengua por encima, haciéndole dar un fuerte grito, acomodé allí la boca, le fui pasando la lengua alrededor y por encima aumentando la presión poco a poco, no paraba de gritar y jadear, me agarró con fuerza del pelo con las dos manos, le temblaron las piernas y se empezó a correr, saliéndole del agujero del coño un chorrito de flujos blanco que le cayó por el culo, levanté la cabeza y le miré la cara de excitación que hacía, Irene me miraba a los ojos con una sonrisa enorme, me puse a su lado dejando que se acabara de tranquilizar, me besó.

IRENE: Que bien lo haces, parece que tienes experiencia cabroncete.

YO: Ya te dije que era muy feminista, me preocupo de saber qué es lo que os gusta.

IRENE: Ya, ya, tú lo que eres es un sinvergüenza, con esa carita que haces de no haber roto un plato en tú vida.

Bajó una mano, me apretó el paquete por encima del pantalón, me agarró la polla que la tenía tiesa desde hacía un buen rato, me lo desabrochó y metió la mano para agarrármela, yo levanté el culo estirando quitándome la ropa, me miró la polla entre su mano y la empezó a pajear despacio.

IRENE: ¿Me enseñas a hacerlo?

YO: ¿El qué?

IRENE: Ha hacerte lo mismo que me has hecho tú a mí.

YO: ¿A chuparla?

IRENE: Sí, eso.

YO: ¿No lo has hecho nunca?

IRENE: Alguna vez, pero no me gusta mucho, a veces me da un poco de asco, pero a ti quiero hacértelo todo.

Le acerqué un dedo a la boca.

YO: Pásale la lengua a la punta.

Sacó riendo la lengüecita y la fue pasando por la punta del dedo y los lados.

YO: Ahora mételo un poco y sigue pasándole la lengua y chupándolo.

Lo hizo, le agarré una mano para que pusiera un par de dedos debajo de los labios simulando hacerle una paja a su propio dedo que tenía metido en la boca.

YO: Métetelo más adentro.

Me miró a los ojos abriéndolos preguntando, se lo confirmé con la cabeza y se metió la mitad, hice que rodeara con los dedos de la otra mano el inicio de su dedo como si estuviera sujetando la base de la polla.

YO: Succiona, como si estuvieras mamando, primero flojito y poco a poco más fuerte.

Me miraba a los ojos, yo le volví a meter la mano en el coño acariciándoselo despacio, se excitó y dejó ir un gemidito.

YO: Y ahora todo entero dentro.

Levantó las cejas de sorpresa, le empujé la mano para que se lo fuera metiendo entero.

YO: Ahora chupa, succiona, sácatela entera y la vuelves a meter, y empieza a hacérmelo a mí coño que me tienes cachondo perdido joder.

Se sacó el dedo la boca muriéndose de risa, inclinó la cabeza agarrándome la polla, me miró sonriendo disfrutando de la cara de excitación que debía hacer yo pasándole la lengua por encima de la punta saboreándola.

IRENE: Uumm, esta buena.

YO: ¿Eh?

IRENE: Que tiene buen sabor.

Yo con la mirada le decía: “Por tus muertos empieza de una puta vez”, ella se reía y se metió el capullo en la boca pasándome la lengua por el alrededor y la punta, gemí mirando para arriba, me miró con una sonrisa con la polla en la boca, con la mano por debajo de sus labios me la fue pajeando, paró un momento y vi como se la metía más adentro con cuidado, yo no podía más, le aguanté la cabeza con la mano, subí la cintura metiéndosela hasta la garganta, intentó levantar la cabeza y no le dejé sujetándosela con la mano, le vino una arcada, se la metí un poco más dando un grito de placer, una segunda arcada, le dejé la cabeza para que se la sacara dejándomela toda llena de saliva, me miró, yo pensaba que se iba a enfadar conmigo.

IRENE: ¿Has gritado de gusto?

YO: Me estás volviendo loco Irene, sigue por favor.

Sonrió, se miró la polla y se la metió de golpe hasta el fondo chupando y succionando subiendo y bajando la cabeza follándome con la boca, no podía parar de gritar de ver mi polla con aquella boquita y labios alrededor, la giré estirándola en la paja, me puse encima aguantándome con una mano, con la otra me agarré el cipote apuntándoselo en el agujero de la vagina, con un pequeño golpe de cintura le metí la punta, pegó un grito pasándome los brazos por la espalda, tenía el coño chorreando, se la acabé de meter hasta el fondo dando los dos un fuerte grito mirándonos a los ojos, empecé el balanceo metiéndosela y sacándosela, ella no paraba de gemir y gritar bajando una de sus manos agarrándome el culo.

IRENE: Sí, sí, más, que bueno tío, sigue…

Gritaba y se retorcía como una anguila, me di la vuelta con ella encima dejándola arriba, empezando a moverse muy rápida.

IRENE: Así me corro pronto, Fran que me voy a correr, Fran que me corro, Fran, Fran…

Pegó varios gritos muy fuertes seguidos corriéndose temblándole las piernas, se quedó quieta respirando profundamente mirándome a los ojos, cuando se recuperó un poco, antes de que dijera nada me salí de debajo de ella, me puse detrás tal como estaba a cuatro patas, pasándole la polla varias veces por los labios del chichi, volviendo a ponerla tensa haciéndola gemir de nuevo, se la metí de golpe hasta el fondo con otro grito bestial, me volví loco chocando con fuerza con mi pubis en su bonito culo en cada embestida, gritábamos como animales, cuando pensaba que me iba a correr a ella se le empezó a tensar la espalda levantando la cabeza, lanzando un grito fuerte y largo como si estuviera aullando un lobo corriéndose de nuevo, ya no puede más empezando a lanzar lechazos dentro de su coño, siguió dándome culazos contra la polla hasta sacarme la última gota, nos dejamos caer uno al lado del otro mirando para arriba que nos faltaba el aire, Irene puso un brazo por encima de mi pecho riendo.

IRENE: Que polvazo chaval, que polvazo, te prometo que no te vuelvo a llamar “retrasao”.

Nos descojonamos de risa y nos quedamos un buen rato más con los cuerpos juntos, acariciándonos, hablando y besándonos.

Volvimos jugando y riendo como dos críos, parándonos a besarnos escondiéndonos para que no nos vieran, entramos en la casa y pasó Bea por nuestro lado.

BEA: ¿De dónde venís gamberros, que llegáis tan tarde?

IRENE: De dar una vuelta.

BEA: Pues en esa vuelta os habéis llenado de paja, debe hacer mucho viento.

Se moría de risa quitándonos algunos trocitos de paja que llevábamos enganchados en la ropa por la espalda.

BEA: Venga Irene vente a la cocina que mamá quiere hacer crema de calabacín para cenar.

YO: ¿Eing?

BEA: ¿No te gusta la crema de calabacín?

YO: Sí, sí, seguro que los calabacines están muy tiernos.

IRENE: ¿Eh?

YO: Nada, nada, cosas mías.

Y esa noche cenamos crema de calabacín pasado por el coño de Teresa, después hablé con mi madre, miramos un rato la tele y nos fuimos a dormir, llegué a mi habitación, miré un rato las redes sociales, contesté un par de mensajes de amigos, me cambié saliendo al cuarto de baño para lavarme los dientes, hacer un pipí y prepararme para dormir, me metí en la cama pensando en aquella tarde, estaba a punto de dormirme que se abrió la puerta, entró Irene en pijama, una camiseta de tirantes y unos pantaloncitos como de seda, abrió la sabana y se metió conmigo en aquella estrecha cama, nos miramos sonriendo.

YO: ¿Qué haces aquí?

Me besó en los labios.

IRENE: Pasar por primera vez una noche en la cama con un hombre.

Nos besamos, se apretó a mí, yo le pasé un brazo por debajo, puso la cara en mi cuello y parecía que se dormía, al poco rato noté su mano recorriendo mi barriga, bajando agarrándome los huevos amasándolos acabando en mi polla.

YO (susurrando): Irene ahora no que nos van a oír.

Ella seguía haciéndome una paja muy lenta acariciándomela por todos lados.

IRENE (susurrando): Oiissss, que rabia con las ganas que tengo.

YO (susurrando): No has tenido bastante con esta tarde.

IRENE (bajando la voz): Me has puesto tan caliente, tanto, que ahora te, te, fuuu, es que te haría de todo joder.

Ahogué una risilla, le apreté la cabeza contra mi cuello para que durmiera, me dormí con la polla tiesa y su mano acariciándola.