El año sabático (18)
Finalmente decidí algo...
Finalmente decidí algo, presenté mi dimisión y me fui de la empresa volviendo a casa, siguiendo con las visitas a Judit los fines de semana, le puse la excusa a mi novia que me habían llamado de una empresa en mi ciudad para trabajar con ellos, que era interesante y la había aceptado, mi idea era encontrar otro trabajo lejos de Berta y rezar para que se olvidara de mí y dejara tranquila a Judit, si al principio seguía solo viéndola los fines de semana que nadie sabía que estaba allí podría salir bien.
Una vez en mi casa de toda la vida volví a salir con mi grupo de amigos de siempre, hablando del tema del trabajo uno de ellos me dijo que trabajaba en una empresa que sabía que estaban buscando a alguien que le pudiera dar un buen empujón, que con mi edad y curriculum creía que les podría interesar, él mismo me pidió un entrevista, me la hizo la propietaria, una señora joven que estaba para mojar pan, al poco rato de estar hablando nos dimos cuenta que los dos teníamos ideas muy parecidas de cómo podíamos hacer que la empresa funcionase mejor, justo antes de acabar la entrevista con ella levantó el teléfono y habló con alguien, solo pude oír, “No hace falta que busquemos más, tengo a la persona idónea”, al día siguiente estaba en su despacho diseñando la estrategia empresarial a seguir, me volvió hacer ilusión trabajar, mientras trabajaba no pensaba en la mierda que había dejado atrás, la relación con Judit iba viento en popa y todo parecía tranquilo.
Pues eso, "parecía", solo lo parecía, como dos semanas más tarde me llamó un día entre semana Judit.
YO: Hola mi amor, ¿cómo es que me llamas a estas horas?
Se hizo un silencio que no me gustó nada.
YO: ¿Judit?
La voz con la que me habló me dejó aterrorizado, no la había oído hablar tan sería nunca.
JUDIT: ¿Tú has tenido algo con Berta?
Pasó justo lo que no quería que pasara, no sabía cómo se había enterado.
YO: Sí, es verdad, tuvimos algo, nada serio, pero antes de conocerte a ti.
JUDIT: No me mientas Fran por favor.
YO: No te miento cariño, te prometo que se acabó antes de salir contigo.
De golpe se alteró mucho.
JUDIT: Me estás tratando como si yo fuera gilipollas.
YO: Mi amor que no, contigo empezamos algo desde cero, no tenía nada con nadie.
JUDIT: ¿Desde cero?, que imbécil he sido, siempre he sido un segundo plato para ti y yo sin enterarme.
YO: Pero como me puedes decir eso después de todo lo que hemos pasado juntos, mejor lo hablamos cara a cara el fin de semana cariño.
JUDIT (muy enfadada): Ni se te ocurra presentarte aquí el fin de semana, me voy a ir para no estar por si vienes.
YO: Cariño escúchame,…
JUDIT: No te voy a escuchar mentiroso…
Me pareció que empezaba a llorar, colgó y me dejó hecho una mierda, si se había enterado solo podía ser de una manera, por la hija de puta de Berta, algo había hecho para que se enterara, ni estando lejos de ella podía dejar de darme por culo la psicópata de mierda, me estaba acordando de toda la familia de Berta cuando me entró un mensaje de Judit, era una foto de Berta y yo en la cama follando con unas letras escritas: “Nunca ha dejado de ser mío”, la muy cabrona había grabado nuestros encuentros sexuales, me fijé en la fecha de la foto y era imposible, porque en ese momento ya estaba con Judit y con ella no había pasado nada, se cuidó hasta de falsificar la fecha.
Intenté ponerme en contacto con Judit pero no había manera, fui a su apartamento el fin de semana y no me abrió nadie, estaba vacío, me esperé el fin de semana por si aparecía pero no lo hizo, llamé a mi jefa para pedirle permiso para faltar el lunes y me presenté en la empresa, había pedido días de vacaciones y no sabían cuándo volvería, aquello era la mierda más grande que me había pasado, la vuelta a casa fue lo más triste que os podáis imaginar.
Me concentré durante el día en el trabajo y por las tardes en seguir insistiendo en contactar con Judit, llamándola, enviándole mensajes y hasta emails, pero parecía que se la había tragado la tierra, pasaron unos días y llamé una mañana a su empresa como último recurso, al menos para oír su voz, pregunté por ella y hacía dos semanas que se había despedido, se rompió el único hilo de donde podía estirar.
Yo sabía que Judit había apostado fuerte por mí, al principio se aseguró de que yo estaría a la altura para entregarse, me puso a prueba todo lo que pudo para ver si valía la pena estar conmigo, luego se entregó totalmente, debía ser la falta de experiencia en relaciones de pareja que junto a lo sensible que era en esos temas hicieron que se sintiera muy herida, Berta le había hecho mucho daño, más de lo que podía soportar en esos momentos. Por eso odiaba tanto a Berta, se encarnizó con la más débil e inocente, Judit no le había hecho nada, no le hubiera hecho daño a nadie ni queriendo. Había desaparecido y nadie sabía dónde estaba, supongo que su familia si lo sabía pero no me quisieron decir nada, pasó más de un mes en este plan.
Esa misma semana recibí un email de Irene que estaba a punto de coger vacaciones, me preguntaba si podría venir a verme, tanto tiempo sin verla, por supuesto le dije que no había ningún problema.
Un sábado una semana más tarde, y sin noticias de Judit iba a buscar a Irene a la estación de tren, nos abrazamos al llegar y la llevé a casa para que se instalara, mientras ella se duchaba y vaciaba la maleta en los armarios me puse a mirar el ordenador, tenía mails por abrir y ¡Oh! sorpresa, Ingrid me decía que llegaba a la ciudad en un vuelo aquel mismo lunes, que si no podía prestarle atención que no me preocupara que se buscaría un hotel, pero que le prometiera que un día por lo menos nos veríamos, ¿cómo iba a dejar a la pobre chica que estuviera en un hotel?, no, no, una persona educada y hospitalaria como yo no podía hacer eso, le contesté el email y entró Irene con una camiseta que le llegaba justo por debajo de las bragas, empezábamos mal.
IRENE: ¿Qué haces?
YO: Nada, contestando un email. El lunes tendrás una compañera de piso, como yo tengo que trabajar os vendrá bien para salir las dos de turismo y conocer la ciudad.
IRENE: ¿Quién es?
YO: Ingrid, una amiga.
IRENE: ¿Ingrid, la sueca?, pues si que era amiga, amiga, que cabronazo.
YO: Mujer me ha dicho que llega a la ciudad, no querrás que la deje en la calle a la pobre.
IRENE: No, no, como vas a hacer tú eso tío, menudo sinvergüenza.
Reímos, preparé algo para merendar y nos estuvimos poniendo al día, ella había tenido alguna aventurilla pero por lo visto nada serio, yo le expliqué la situación que tenía con Judit, muy amable me cogió la cabeza colocándosela en el pecho, pasándome los brazos por la cabeza para consolarme, estuvimos viendo la tele un rato estirados en el sofá, me iba acariciando el pelo como distraídamente y yo le dejaba caer como el que no quiere la cosa la mano encima de la camiseta a la altura de las caderas, podía notar la tela de sus braguitas debajo y me estaba poniendo enfermo para que negarlo, entre unos disgustos y otros había tenido que pasar a base de pajas desde hacía un buen tiempo, pero no me atreví a más, Judit todavía planeaba por mi cabeza. Preparamos entre los dos la cena, miramos una película y nos fuimos a dormir cada uno a su habitación.
Estaba casi dormido y sentí ruidos, vi como se abría la puerta de mi habitación y entraba Irene de puntillas, abrió la ropa de cama y estaba a punto de meterse, encendí la luz pegándole un susto de la hostia.
YO: ¿Pero qué coño haces aquí Irene?
IRENE: Que me has “asutao” joder, ¿qué coño quieres que haga?, venir a dormir contigo.
YO: Ya tienes tú cama para eso.
Estaba con una mano aguantando la sabana y la manta en alto, un pie dentro de la cama y el otro fuera apoyado en el suelo, con el culito hacía atrás para mantener el equilibrio y yo estirado le estaba viendo las bragas.
IRENE: Eso no es una cama “retrasao”, es muy pequeña, esta es más grande.
YO: Pero que dices, es una cama normal, más apretados vamos a estar aquí los dos, y no empieces con lo de “retrasao” por favor.
IRENE: Pero es que lo eres tío, como se te ocurre meterme en esa habitación, que se meta la sueca cuando llegue.
Seguía en la misma posición con la cabeza girada para hablarme, levanté el tronco pasándole la mano por la nuca atrayendo sus labios a los míos para besarla, perdió el equilibrio y cayó de golpe encima de mí, me giré con ella dejándola debajo de mi juntando los labios, sacando las lenguas comiéndonos las bocas como desesperados, la fui colocando debajo, le agarré las bragas por un lado estirando de ellas fuerte bajándoselas a las rodillas, ella sin dejar de comerme la boca movió las piernas para sacar una y abrirlas para que yo pudiera colocarme en medio y apoyar mi paquete encima de su coño, me bajó las manos por la espalda empujándome el pantalón del pijama bajándomelo, la polla se quedó en la entrada de su vagina y de un pequeño golpe de cadera la metí la puntita.
YO: Coño si ya estás mojada.
IRENE: Estoy mojada toda la puta tarde “retrasao”.
Le pegué un pollazo hasta el fondo que le hizo dar un grito con una sonrisa en la cara de la hostia, levantó las rodillas para que pudiera metérsela más profundamente y mis caderas se volvieron locas dándole golpes con la polla en el coño de la fuerza con la que la embestía, ella gritaba que se debieron de enterar todos los vecinos que estaba pegando un puto polvo, con las manos apoyadas en la cama y el tronco levantado se la metía como un “desquiciao” con sus manos agarrándome el culo con una fuerza que parecía que se sujetaba para no caerse, nos corrimos a la vez llenándole el coño a lechazos, me dejé caer sobre su cuerpo que me faltaba el aire, ella respiraba aceleradamente acariciándome el pelo.
Todo había pasado en un momento, los dos estábamos necesitados de verdad.
YO: Joder que bueno.
IRENE: Y tú preguntando que hacía en tú cama, mira que llegas a ser retra…
Le apreté las costillas haciéndole cosquillas.
YO: Cállate cabrona o te cierro la boca con cinta americana.
Nos descojonamos de risa colocándonos uno al lado del otro, nos dimos un beso en los labios y cerré la luz durmiéndonos hasta el día siguiente.
Me desperté con mi cara entre su hombro y su cuello, ella me pasaba un brazo por encima del mío doblándolo con su mano en mi cabeza, yo se lo pasaba por la cintura con mi mano en su espalda, estábamos muy juntos, noté un beso en la mejilla, levanté la cara y nos encontramos mirándonos a los ojos, nos volvimos a besar acariciándonos los labios, uno los del otro, sacamos las lenguas ofreciéndonoslas y se armó la de Dios otra vez, de un giro rápido se subió encima de mí agarrándome la polla poniéndosela en la entrada de su chichi dejándose caer metiéndosela todo lo que pudo, se empezó a mover pegando un par de gemidos de locos, yo le seguía el ritmo levantando mis caderas y en nada ya estábamos gritando los dos otra vez dándole los buenos días al vecindario, otra fantástica corrida de buena mañana, se dejó caer encima de mí y yo le pasé los brazos abrazándola. Se hizo un silencio.
JUDIT: ¿Crees que podríamos pasar el día en la cama?
YO: ¿Pero tú has venido de vacaciones o a liquidarme a mí en dos días a polvos?
JUDIT: Joder, es que llegas a ser…, que el lunes llega la sueca coño, y vete a saber lo que podremos hacer entonces.
YO: No te preocupes de la sueca y déjame sobrevivir el fin de semana anda.
IRENE: De eso no te preocupes que te mantendré vivo por mi interés.
YO: Que cabrona que estás hecha.
Se salió de la cama estirando una mano para que se la cogiera.
IRENE: Venga vamos a la ducha que esta habitación huele a bacalao.
YO: Y que bruta por Dios.
Nos duchamos y desayunamos que con tanto “traqueteo” teníamos hambre.
La tía no me dejó salir el fin de semana de la casa, nos comimos todo lo que nos podíamos comer y follamos por todos sitios que podíamos follar, que barbaridad, llegué el lunes al trabajo que la jefa me preguntó si había participado en alguna prueba deportiva ese fin de semana, le contesté que en una muy dura, se le escapó una risilla, me caló en cuanto entré a su despacho.
El lunes por la tarde fuimos los dos a buscar a Ingrid al aeropuerto, salió con el carrito con un par de maletas encima, soltó el carro y se me tiró al cuello abrazándome, importándole una mierda quien estaba conmigo, me dio dos besos en las mejilla, me puso una mano en cada mejilla apretándomelas haciéndome sacar los labios haciendo morritos.
INGRID: Que guapo estas baby.
Y me soltó un beso en medio de los morros.
Irene se la miraba con los brazos cruzados y una cara que prefiero no saber lo que debía estar pensando.
YO: Ingrid, te presento a Irene, estaremos los tres en el piso.
Ingrid se la miró y abrió los brazos abrazando a Irene como si la conociera de toda la vida, Irene me miraba con la cabeza encastrada en el hombro de Ingrid poníendo unos ojos como preguntando, ¿pero qué coño hace esta tía?
YO: No te preocupes, es así de cariñosa.
IRENE: Así de cariñosa, ¡golfo!
INGRID: What?
YO: Nada, nada, que Irene es un encanto.
Con ella teníamos que hablar en inglés para que nos entendiera, así que entre nosotros podíamos hablar en castellano que no se enteraba, caminamos los tres para la salida empujando yo el carrito de las maletas.
IRENE: Así que un encanto.
Me dio una patada en el culo pasando el pie por detrás, aquello prometía.
Llegamos al coche, Ingrid sin decir nada a nadie se sentó en el asiento de delante, yo estaba metiendo las maletas en el maletero.
IRENE: ¿Has visto a la hija de puta que se ha sentado a tú lado sin preguntar nada?
YO: No pasa nada, ¿no?, que se siente donde quiera.
IRENE: ¿Que se siente donde quiera?, huy, huy, como me cabreé le voy a dar una patada en el coño que la envío de vuelta de donde cojones haya venido a la cabrona esta.
A mí se me escapaba la risilla metiéndome en el coche, Irene se subió en el asiento trasero detrás de Ingrid, arranqué marchándonos, solo coger la carretera que nos llevaba a la ciudad...
INGRID: Cuanto me alegro de estar otra vez contigo, lo pasamos también juntos.
Irene no hablaba muy bien el inglés pero se enteraba de todo, tenía los ojos abiertos como platos escuchándola, Ingrid se inclinó un poco y me habló cerca del oído.
INGRID: Y follando éramos la hostia.
Miré por el retrovisor a Irene que tenía toda la cara roja del cabreo, ella también me miró a mí haciendo con las manos la señal de quererla estrangular, a mí me dio un ataque de risa, ya me estaba imaginando a Irene pasándole una cuerda alrededor del cuello de Ingrid estirando fuerte para atrás para cargársela, como en las típicas películas de gansters.
Al tiempo habitual en llegar a casa desde el aeropuerto tuvimos que sumarle el de algunas retenciones por ser la hora que la gente salía del trabajo, total que llegamos bastante tarde, le enseñé su habitación a Ingrid y con Irene empezamos a hacer la cena.
IRENE: Que tenga que hacerle la cena a esta tía manda huevos.
YO: Mira, si vas a estar mejor siéntate en el sofá y ya la haré yo.
IRENE: Lo hago por ti que lo sepas.
Nosotros todavía íbamos vestidos como fuimos al aeropuerto, cuando salió Ingrid se había cambiado y llevaba una camiseta que se le veían dos dedos las bragas por debajo, entró en la cocina mirándonos con una sonrisa, Irene giraba la cara torciendo los ojos al verla.
INGRID: Can i cooperate. (¿Puedo ayudar?)
IRENE: Sí, muérete, dile que le voy a clavar el puto cuchillo en la yugular de lo guarra que es, mira que salir vestida así, hostia como la odio.
INGRID: What did you say? (¿Qué ha dicho?)
YO: Nada, que vas monísima, y no hace falta que ayudes.
Irene se giraba mirando para el techo como intentando tener paciencia.
IRENE: Que mal va a acabar esto tío, que mal.
Cenamos y nos fuimos a dormir cada uno a su habitación, todavía no me había acabado de poner el pijama que entraba Irene con una camiseta tan corta que se le veían todas las bragas.
YO: ¿Pero qué haces así?
IRENE: ¿Qué qué hago?, si la sueca te enseña las bragas por debajo de la camiseta yo te las enseño enteras, ¿qué coño se ha “pensao” esa?, además, vengo a dormir contigo que como me descuide la guarra me quita hasta el sitio en tú cama.
Le iba a decir que estaba exagerando mucho y oímos una voz delante de la puerta…
INGRID: ¿Baby?
Irene salió como una furia abriendo la puerta de golpe.
IRENE: What do you want? (¿Qué quieres?)
INGRID: Nothing, nothing, good night. (Nada, nada, buenas noches)
Cerró la puerta y me miró con una cara de mala leche que le salía humo por las orejas.
IRENE: Lo ves, anda que no ha sido rápida la “joputa”.
Yo me moría de risa.
YO: Tú lo has sido más.
IRENE: Por los cojones me va a pasar a mí la mano por la cara una sueca, por los cojones, venga vamos a meternos en la cama que estoy cansada con tanto viajecito.
Cualquiera le decía que se fuera, dormimos juntos y al día siguiente desayunamos los tres más o menos en armonía, me fui despidiéndome de ellas hasta la tarde porque tenía una comida con la jefa y unos posibles clientes, les dije que se lo pasaran bien visitando cosas por la ciudad, Ingrid se levantó dándome un beso en los labios y después lo hizo Irene para no ser menos mirándosela como si tuviera la peste.
IRENE: Como me toque mucho el coño la tiro debajo de un autobús y me deshago de ella.
Me fui riéndome pero no las tenía todas conmigo dejando a aquellas dos solas en casa, me la podía encontrar destrozada al volver porque se lo habían tirado todo por la cabeza, pasé el día trabajando sin pensar en ellas, por la tarde después de comer con los clientes y hablar un buen rato con la jefa de cómo había ido la comida volví a casa preocupado de cómo les habría ido el día, me esperaba cualquier cosa, que una se hubiera ido, o a cada una en su habitación sin hablarse o algo peor.
Entré en casa y se sentían risas en la cocina, me acerqué despacio y saqué la cabeza por la puerta, estaban las dos haciendo la cena en camiseta y bragas, madre mía que vistas, estaban hablando y riendo como si fueran amigas intimas y a mí la polla me empezaba a avisar que le gustaba lo que veía, Irene giró la cabeza viéndome.
IRENE: Hombre ya has llegado.
Agarró a Ingrid con los brazos poniéndola delante de ella con sus tetas en su espalda, las dos me miraban riendo, con una mano le levantó la camiseta cogiéndole una teta acariciándosela y la otra se la metió por dentro de las bragas tocándole el coño, Ingrid gimió mirándome cachonda perdida.
IRENE: Ven para aquí y fóllatela que está loca porque lo hagas.
Me faltaba tiempo para quitarme la americana y la corbata, caminaba hacía ellas desabrochándome los pantalones, la polla la tenía tiesa de verlas así, al llegar delante de Ingrid dejé caer los pantalones y la ropa interior a los tobillo, Irene le pegó un tirón a las bragas de Ingrid bajándoselas a la vez que esta levantaba una rodilla para quitárselas, mientras yo me colocaba en medio de sus piernas agarrándome la polla dirigiéndola a su agujero metiéndosela de golpe, Ingrid pegó un buen grito pasándome los brazos por la cintura para engancharse a mí subiendo una pierna a la encimera para que le quedaran abiertas, besé a Irene en los labios metiéndole la lengua en la boca, sin que ella dejara de apretar las tetas de Ingrid que no paraba de gemir por mis movimientos de caderas metiéndosela, bajé una mano por la espalda de Ingrid metiéndola dentro de las bragas de Irene sobándole el coño, ahora estábamos los tres gimiendo, se corrió Ingrid poniéndose a un lado, agarré a Irene y le separé las bragas sin tiempo a más metiéndosela a ella, me la follaba descontrolado con Ingrid a un lado besándome los labios a mí cambiando a la boca de Irene, me tenían cachondo perdido las cabronas, Irene se corrió y se arrodillaron las dos cogiéndome la polla pasándosela de una boca a la otra, una me la chupaba y succionaba y la otra me acariciaba los huevos y el culo, con lo caliente que me habían puesto no tardé en empezar a tirar lechazos que ellas se iban repartiendo en una boca y en la otra, y por las caras que también les acabó cayendo algo.
YO: Me cago en la puta Irene, ¿pero no estabas a punto de matarla?
IRENE: Pues ya ves, un día juntas y ya nos hemos hecho amiguitas.
YO: ¿Amiguitas?, la madre que os parió.
Irene se descojonaba de risa.
INGRID: What?
IRENE: Nada baby, vamos a la ducha anda.
Nos duchamos los tres juntos, cenamos y nos metimos en mi cama, esa noche y el resto de noches que se quedaron, cada mañana me despertaba con la polla como el mástil de la bandera de tiesa, dormir los tres en pelotas era demasiado para mí, los despertares por la mañana eran la hostia, nos follábamos y nos comíamos unos a otros como animales, suerte que solo se quedaron diez días porque yo empezaba a quedarme en los huesos.