El año sabático (17)

Un miércoles al medio día...

Un miércoles al medio día fui a la cafetería para almorzar con ella, no había llegado y me senté a esperarla, tardó bastante más de lo normal, se sentó a mi lado con una cara “rara”.

JUDIT: Me ha llamado el director del departamento.

YO: ¡Hostia!, no me jodas que te quieren echar.

JUDIT: No, todo lo contrario, me han ofrecido un ascenso.

YO: Muy bien, ¿no?

JUDIT: Coordinadora de grupo, me suben el sueldo y me dan comisiones por objetivos.

Seguía demasiado seria para la noticia.

YO: ¿Y cuál es el problema cariño?

Me miró a los ojos preocupada.

JUDIT: Que no es aquí, es en una delegación en la otra punta del país.

Nos miramos en silencio sin saber que decir, lo que era una gran noticia y oportunidad para ella, era una mierda para nuestra relación.

YO: Esta noche lo hablamos con tranquilidad vale.

Toda la puta tarde dándole vueltas al asunto, ella trabajaba en otro departamento, nos veíamos en los descansos que hacíamos coincidir y a la hora de almorzar, mi trabajo era muy tranquilo desde que Berta se cabreó conmigo, incluso yo me había cambiado de mesa alejándome de su despacho, ella venía menos que antes, normalmente un día y a veces ni me enteraba que había venido.

Con Judit nos juntamos en el parking de la empresa para volver a casa juntos, íbamos en el coche en silencio.

JUDIT: No estoy segura que sea buena idea que acepte el trabajo.

YO: Tienes que aceptarlo Judit, has estado mucho tiempo buscando un ascenso, habíamos hablado mucho sobre eso, no puedes dejar de cumplir un sueño, además ya sabes que en la empresa no está muy bien visto que se rechacen oportunidades, les gusta la gente ambiciosa.

JUDIT: Pero es que ahora mis prioridades son otras, lo que quiero es estar contigo…

YO: Eso ya lo sé cariño, pero puedo pedir el traslado donde tú estés, y mientras tanto nos podemos ver los fines de semana.

Se quedó en silencio, yo no le dije nada para que se lo pensara, aparqué el coche en el parking de mi casa que es donde nos tocaba aquella semana y subimos al piso, al entrar se me tiró al cuello, me besó los labios y me miró fijamente a los ojos.

JUDIT: ¿Lo harías por mí?

YO: ¿El qué mi amor?

JUDIT: Lo que me has dicho en el coche, que pedirías el traslado para estar juntos.

YO: Claro que sí, ya te dije hace tiempo que me comprometía contigo, al principio nos veremos los fines de semana, pero si nuestro amor es fuerte y aguanta en poco tiempo volveremos a estar juntos como ahora.

Me acariciaba la cara y se le humedecían los ojos, me besó y me llevó al sofá, me quitó la americana, la camisa, los pantalones, me dejó en pelotas y me sentó para que mirara como ella se quitaba la ropa y se sentaba encima de mí besándonos y acariciándonos con pasión, le besé y lamí las tetas con ella incorporada apoyada en sus rodillas entreteniéndome en los pezones, como me gustaba dejárselos duros y salidos, ella llevaba una mano para atrás agarrándome la polla pajeándomela, lentamente fue bajando su bonito culo metiéndosela lentamente, me folló despacio, sintiendo cada movimiento, cada contacto de su piel, de su mirada enamorada y profunda llegando a un orgasmo muy sentido, nos quedamos quietos abrazados tal como estábamos.

JUDIT: Nos irá bien, ¿verdad?

YO: Si nosotros queremos que funcione, funcionará.

JUDIT: Es que tengo miedo que estando solo te salgan oportunidades y dejes de quererme.

YO: Si no somos capaces de pasar una prueba así es que no merecemos estar juntos amor.

Me besó el cuello y se acurrucó abrazándome fuerte. Para mí también era una gran putada, me consolaba pensando que en poco tiempo podríamos estar de nuevo juntos pero no sería menos de un par de meses, entre pedir el traslado, que lo estudiaran, saliera una vacante o quisieran ampliar el departamento en la otra oficina pasaría el tiempo.

Llegó el momento y nos despedimos como nos merecíamos, la dejé en el aeropuerto un domingo a primera hora de la tarde para que tuviera tiempo de llegar e instalarse en su nuevo apartamento y prepararse para ir a trabajar al día siguiente. Yo volví para casa hecho polvo y eso que habíamos quedado en vernos el fin de semana siguiente, ya tenía el billete de avión para salir el mismo viernes por la tarde cuando acabara el trabajo.

El lunes por la mañana lo primero que hice fue enviar mi solicitud de traslado a la delegación que estaba ella. Pasaron los días muy lentamente, cuando me encerraba en casa por las tardes se me caía encima, la recordaba en todo momento, parecía que la veía caminando con pasitos cortos y rápidos para arriba y para abajo con una sonrisa como tantas veces había visto, suerte que algunos días el grupito de amigos me decía de ir a tomar algo y me distraían. Seguía enviándome mails con Irene y con Ingrid poniéndonos al día de nuestras vidas, en esos días me pude extender un poco más, no tenía nada mejor que hacer.

Por fin llegó el viernes, fue la primera vez que cogí un avión con ilusión, siempre me había roto mucho las bolas tener que perder tanto tiempo en el aeropuerto, y volar tampoco me hacía mucha gracia para que negarlo, aquella vez estaba contento y con ganas de llegar al destino.

Cuando se abrió la puerta de salida ella estaba justo delante, preciosa y se le notaba muy nerviosa, tiré la bolsa que llevaba en el hombro al suelo y el abrazo fue espectacular, nos besamos, lloramos y nos emocionamos.

Me llevó a su casa, un bonito apartamento con vistas a unas montañas nevadas, tenía en el salón una chimenea con una pantalla de cristal que la protegía y dentro leña ya preparada para encenderla, abrió la puerta de cristal y prendió el fuego, bajó las luces y se creó un ambiente muy romántico, se puso delante de mí y me miró a los ojos sujetándome por la cintura.

JUDIT: He estado toda la semana por la tarde buscando el ambiente más romántico y bonito para recibirte, espero que te guste.

Yo le acariciaba la cara lentamente, disfrutando de estar con ella de nuevo.

YO: Es muy bonito Judit, gracias por pensar en mí, pero estaría contigo debajo de un puente igual de feliz.

Nos besamos con pasión, nos fuimos quitando la ropa dejándonos caer en la alfombra delante del fuego, le quité la blusa y el sujetador, me desabrochaba la camisa nerviosa quedándonos desnudos de cintura para arriba, la estiré de espalda desabrochándole el pantalón tirando de él quitándoselo, arrastrando los calcetines y las zapatillas dejándola en braguitas, que bonita estaba estirada en la alfombra con la luz del fuego, le besé los labios y le fui lamiendo desde la cara hasta el ombligo sin olvidarme de pasar por las tetas comiéndomelas enteras, le fui bajando las braguitas a la vez que con la lengua le tocaba la rajita del coño, sus fuertes respiraciones se convirtieron en gemidos al ir pasando la lengua entre sus labios menores con una de sus manos apoyada en mi cabeza acariciándomela, me entretuve un ratito en el agujerito lamiendo y metiéndole la lengua, para subir después a su clítoris y centrarme en él dándole vueltas con la lengua, pasársela por encima y acabar chupándolo y succionándolo haciendo que se corriera moviendo las piernas tensando la espalda.

JUDIT: Ooooh, como he echado de menos estas cosas cielo.

Me puse a su lado besándola.

YO: Solo han pasado cuatro días cariño.

Se incorporaba dejándome a mí estirado boca arriba.

JUDIT: Para mí ha sido una eternidad nene.

Me desabrochó el pantalón y me lo quitó a tirones dejándome en bolas, me agarró la polla y pasó la lengüecita por encima de la punta arrastrando liquido pre seminal, que se quedó enganchado entre sus labios y mi polla, ella reía, se metió el capullo dentro de la boca y lo chupó sacándolo brillante por la saliva.

JUDIT: ¿Y tú amiga cómo está?, no habrás dejado que se meta en algún sitio que no debe meterse ¿verdad?

YO: No mi amor, ella tiene muy claro donde se puede meter y donde no, AAAAaaag.

Se la acababa de meter casi toda, pegándome una succión apretándome la polla con la mano que me estaba dejando seco.

YO: Como odio cuando no me dejas acabar las fraseEEEaaah.

Lo había vuelto a hacer y me miraba muriéndose de risa, la cogí de la barbilla estirando de su cabeza para besarla con pasión, se fue colocando encima de mí sentándose encima de mi polla, metiéndosela despacio, me dejé caer en la alfombra mientras ella comenzaba a mover sus caderas, acercó sus labios a los míos besándonos despacio a la vez que se movía lentamente follándonos, fue levantando el tronco acelerando los movimientos atrás adelante arriba y abajo con mis manos acariciándole los pezones, soplaba, gemía, miraba para arriba, acabó apoyando sus manos en mi pecho moviéndose como una anguila corriéndose, poniendo los ojos en blanco gritando como una animal, se estiró encima de mí recuperándose, nos besamos y no le dejé más tiempo girándome con ella dejándola debajo, la besé y le acaricié la cara.

YO: Te quiero Judit.

Me miraba demostrándome su amor a la vez que abría las piernas para que me colocara en medio, me agarré la polla apuntándola en su agujerito y lentamente se la fui metiendo hasta el final gimiendo los dos, me pasó las manos por la espalda acariciándomela bajándolas hasta agarrarme el culo, mis caderas se fueron acelerando, sus piernas se levantaron para permitirme penetrarla más profundamente, se juntaban los gritos en una sinfonía interminable, podía oír el ruido que hacíamos al follar con todo lo mojada que estaba, ruido que me volvía loco corriéndonos a la vez llenándole el chocho de leche, Judit abrió un cajón que tenía a mano para sacar una toalla y no manchar la alfombra.

YO: Pues sí que lo tenías todo preparado bandida.

Reía mientras colocaba la toalla para que pudiera sacársela y limpiarnos un poco.

JUDIT: Pues esto no es todo.

De otro cajón sacó una mantita y nos tapamos con ella, me puso estirado y ella se colocó de lado enganchada a mí pasándome una pierna y un brazo por encima, con su cabecita apoyada en mi pecho, que bien se estaba pasándole un brazo por la espalda.

JUDIT: Soñaba toda la semana estar así contigo, en cuanto vi el fuego me lo imaginé enseguida.

Se preocupó de tener la despensa llena para que no nos faltara de nada en todo el fin de semana, no salimos de su apartamento para nada, me fui de aquella ciudad igual que llegué, sin conocer una mierda de ella, pero bien folladito, eso sí.

Nos acostumbramos a ese ritmo y nos fuimos repartiendo los viajes, una semana iba yo y el siguiente finde venía ella, pasó el primer mes, yo preguntaba por mi solicitud de traslado, la respuesta siempre era que estaba en marcha y que se tenía en cuenta.

Debió de pasar un mes y medio más o menos que Judit estaba en la otra ciudad, un día a media mañana me avisaron para que subiera a dirección, entré en el despacho y me encontré al director junto a Berta que me estaban esperando, al verla a ella ya me puse nervioso.

BERTA: Hola chico, pareces un poco tenso, ven siéntate.

Me hablaba con aquella soberbia típica de ella, me acerqué y me dio dos besos la cabrona, me senté y me dispuse a escucharlos.

DIRECTOR: Hemos estado hablando con Berta y creemos que puedes ser un buen candidato para dirigir tú departamento, ella seguirá viniendo uno o dos días a la semana para supervisar tú trabajo.

YO: Vaya, esto no me lo esperaba, muy agradecido de que piensen en mi.

BERTA: Le he pasado al director buenos informes sobre ti, estoy convencida de que eres la mejor opción.

DIRECTOR: Ya los ves chico, si ella lo dice estoy seguro que así será, por supuesto se te subirá el sueldo y tendrás plaza fija de aparcamiento además de otras ventajas.

Me despedí de ellos, al salir vi como Berta también le daba dos besos al director y venía detrás de mí, me iba a sentar en mi mesa…

BERTA: Sígueme al despacho que tenemos que hablar.

Tal como me lo dijo ya me hizo sospechar, entré en su oficina y cerré la puerta, ella se sentó y no llegó ni a ofrecerme que me sentara, me dejó de pie delante de ella.

BERTA: Estarás contento, ya has empezado a subir en la empresa y tienes margen para seguir haciéndolo.

YO: Gracias Berta, te estoy agradecido, yo pensaba que después de lo que pasó no…

BERTA: Esta tarde te espero en mi casa.

YO: ¿Perdona?

BERTA: Vamos tío, no te hagas el loco, sabes de sobra porque has ascendido, o te crees que te iba a ascender por tú cara bonita.

YO: No me jodas que lo has hecho para follarme, desde luego tía no tienes remedio.

BERTA: Esta tarde te voy a joder, pero bien jodido, no sabes las ganas de follarte que tengo chaval.

YO: Mira, habla con el director y dile que no estoy dispuesto a ascender, que ya estoy bien como estoy.

Me salía de su despacho.

BERTA: Está bien, tranquilo, tú asciende que te lo mereces, ya hablaremos.

Pensé que hiciera lo que hiciera estaba jodido, si se le había metido en la cabeza acosarme lo iba a hacer estuviera en el puesto que estuviera, así que tenía dos opciones, dejaba de trabajar allí y me iba con Judit para buscar trabajo en la ciudad que vivía, cosa que creí que no era buena idea porque estaba seguro que a Judit la despedirían al momento, o me quedaba con el ascenso y cobraba un pastón durante el tiempo que durara intentando esquivar a la cabrona de Berta. Los fines de semana me seguiría viendo con mi amor y eso lo compensaba todo.

Así fue durante unas semanas, Judit estaba encantada de mi ascenso, pero sabíamos que eso me aniquilaba la oportunidad de ir a trabajar a la misma delegación que ella al menos de momento.

Me llamó Berta a su despacho una mañana.

BERTA: Buenos días Fran.

YO: Buenos días Berta.

BERTA: Tengo buenas noticias para ti, vas a ganar todavía más dinero del que estás ganando ahora.

YO: A sí, ¿me vas a hacer director general?

BERTA: Que gracioso, escucha, vamos a abrir una delegación en un país asiático, la primera, hemos decidido que seas tú quien la ponga en marcha, hablas bien inglés y creemos que eres la persona idónea, en dos semanas te vas a ir sin fecha de vuelta.

Que cabrona, como no aceptaba follármela, me alejaba dejándomelo bien claro, “sin fecha de vuelta”, te vas allí y te pudres con el dinero.

YO: No, no lo voy a hacer, ya sé porque lo haces Berta, estás buscando la manera de separarme de Judit, pero no te saldrás con la tuya.

Apoyó la espalda en su sillón tirándose para atrás, me miraba sería fijamente a los ojos, hizo una mueca y se levantó apoyando las manos en su mesa, avanzó la cabeza dejándomela a dos palmos de mi cara.

BERTA: Mira chavalito, te lo voy a dejar clarito, me importa una mierda que estés con esa putita, pero una cosa tienes que tener bien clara, o me follas a mí o no te follas a nadie.

YO: Presentaré mi dimisión y me iré de la empresa no te preocupes.

BERTA: Que corto eres chaval, a Judit la voy a putear que no te lo puedes ni imaginar, ya la envié a la otra punta del país, puedo hacer que viaje tanto que no le podrás ver las bragas si no es por videoconferencia gilipollas, y ella es bastante más sensible que tú, no sé como lo soportará.

La miré que la hubiera estrangulado allí mismo, que hija de puta, salí de su despacho sin decir nada y me fui al mío, tenía que pensar cómo solucionar aquello, era tan feliz con Judit que no me atrevía a decirle que había tenido un rollo con Berta y que ahora nos estaba puteando para que me la follara, en una cosa tenía razón la cabrona de Berta, Judit era una mujer muy sensible y no sabía cómo reaccionaría si le contaba la verdad.

Cada día la hija de puta me recordaba que pronto tendría de salir de viaje a Asia para abrir la delegación, y yo no encontraba una solución al problema.