El año sabático (11)

Lo hablamos con calma...

Lo hablamos con calma, llegamos a la conclusión que ninguno de los dos esperábamos llegar a donde habíamos llegado con nuestros sentimientos, sabiendo que no mucho más tarde tendríamos que separarnos porque ella acababa sus estudios en dos meses esperándole un buen trabajo en Suecia, fue el principio del fin, supongo que por un acto reflejo de protegernos nos fuimos alejando poco a poco, pero eso no evitó que nos despidiéramos follando con mucha pasión y fuera un drama la despedida llorando como pocas veces lo había hecho en mi vida, tanto que ya no tenía sentido seguir en Londres sin ella.

Hice los preparativos, me despedí de todos los amigos y aterricé en París.

Conseguí una habitación en una boardilla típica del barrio bohemio de Montmartre, el taxi me dejó en la puerta, era un edificio antiguo, bueno, todos los que podía ver lo eran, algunos más arreglados que otros, entré y primera sorpresa, no tenía ascensor, cuatro pisos con la mochila en la espalda que pesaba como un muerto hasta llegar a la puerta del piso, llamo y me abre un tío.

EL TIO: Hola me llamo Dominique, soy el dueño, ven pasa.

Me hace entrar y tiene una maleta enorme al lado de la puerta, el tío me enseña mi habitación, me advierte que a la suya ni entrar y me explica las cuatro cosas para que puede empezar a vivir, que se larga de viaje y no sabe cuándo volverá, que le cuide la casa, me dejó las llaves y se largó arrastrando aquel pedazo de maleta que era más grande que él.

Me senté en el sofá y le envié un mensaje a mi madre para que supiera que había llegado bien y otro a Ingrid, igual que hizo ella cuando llegó a Suecia, curiosamente el intercambio de mensajes con Ingrid no me hacían daño, al revés, me gustaba pensar que manteníamos algún hilito de contacto, con Irene también nos íbamos explicando algunas cosas, a partir de salir con la sueca y poco a poco pude alargarme más en mis mensajes, ella me confesó que tenía algo con algún chico pero que no era muy serio, en ese momento ya podíamos escribirnos como amigos.

Estaba sentado mirando las cubiertas de los edificios parisinos por una ventana cuando se abrió la puerta, pensé que era Dominique que se había dejado algo, apareció una morenaza vestida con una bata de seda bastante cortita, con un cigarro que le colgaba de la boca despreocupadamente, entró tranquilamente sin verme, yo la miraba con los ojos muy abiertos por la sorpresa, llegó a la mitad del salón y me vio, se pegó un susto de la hostia cayendo el cigarro al suelo, agarró un jarrón que había en un mueble levantándolo por encima de la cabeza amenazándome con él.

CHICA: ¿Quién coño eres, qué le has hecho a Dominique?

Al levantar el brazo con el jarrón se le había deshecho el nudo de la bata, se le había abierto de tal manera que le tapaba justo los pezones y le veía las bragas.

YO: Yo no he hecho nada con Dominique, soy Fran, su compañero de piso, se ha ido con una maleta hace un momento.

Bajó el jarrón dejándolo en su sitio.

CHICA: Es verdad, me dijo que se iba de viaje y que tendría un vecino nuevo, soy Paola, la vecina y tengo llaves del piso, venía a buscar un poco de sal que no tengo.

YO: Encantado, tú misma, haz lo que quieras.

Se metió en la cocina y salió con un poco de sal en la mano.

PAOLA: ¿Y tú, ya has comido?

YO: No, acabo de llegar, estaba pensando en salir a comer y comprar algunas cosas.

PAOLA: Ven conmigo, te invito a comer, como siempre he hecho demasiada comida para mi sola.

Entramos en su apartamento, eran iguales con los muebles distribuidos de otra manera, de la cocina salía un buen olor a comida.

PAOLA: Soy italiana, he hecho pasta, mi especialidad, siéntate.

Sacó de un armario otro plato, cubiertos, una servilleta y una copa poniéndolo en la mesa, la bata seguía abierta y no se había preocupado de cerrarla, ahora moviéndose por su casa ya le vi las tetas por todos sitios y me enteré bien del cuerpo que tenía, puso una olla llena de pasta en medio de la mesa y me dijo que me sirviera la que quisiera mientras me ponía vino en un vaso.

YO: Muchas gracias, yo no bebo mucho vino.

PAOLA: Pues si quieres comer conmigo tendrás que comer con vino o te vas.

YO: Vale, vale.

Me dijo que trabajaba en una galería de arte, yo le respondí que estaba de turismo y esperaba estar un mes o algo más, una conversación más o menos lógica en aquellos momentos, cuando acabamos se cambió y me acompañó a una tienda del barrio que no iban turistas y los precios eran más baratos para comprar comida, nos despedimos y entré, me atendió Nicolle, una señora que no debía de llegar a los cuarenta años muy amablemente, me fui a casa a dejar las cosas y descansar un poco.

El descanso se alargó algo más de lo que pensaba y cuando me desperté ya era de noche, cené y me puse a ver la televisión para ir escuchando francés y familiarizarme, una cosa es estudiarlo y otra estar en el país, de pronto oigo un fuerte grito, ¿Es Paola que tiene algún problema?, presto atención y me parece oír algunos más no tan fuertes, parecen de ella y otra persona, me meto en la habitación y los puedo distinguir claramente, es Paola, el “problema” que tiene es que está pegando un polvazo de cojones, y no con uno, podía distinguir dos voces de hombre, me vuelvo al salón y al rato paran los “sonidos”, no tardo en meterme en la cama con la idea de levantarme temprano y salir a hacer turismo, justo estaba a punto de coger el sueño que otro grito me despierta de golpe, Paola estaba empezando el segundo asalto, por la mañana antes de levantarme pude escuchar el asalto definitivo, poco después su puerta se abría y alguien salía de su piso pasando por delante del mío, no eran solo los pasos de una persona, se volvieron a oír sonidos, de ronquidos, yo me levanté, desayuné y salí a comerme París.

Pasarían un par de días, volviendo a primera hora de la tarde de pasar el día dando vueltas por la ciudad paré en la tienda a comprar cuatro cosas, al ir a entrar la puerta estaba cerrada, vi el cartel de que habría una hora más tarde, estaba a punto de irme y me abrió la puerta Nicolle.

NICOLLE: Pasa, pasa, para ti siempre está abierto.

YO: Muchas gracias, pero podía volver más tarde.

Ella estaba volviendo a cerrar la puerta.

NICOLLE: No hace falta, estaba aburrida esperando la hora de abrir.

Me miraba fijamente a los ojos, yo notaba que Nicolle se estaba insinuando.

YO: ¿No tiene marido o novio para no aburrirse?

NICOLLE: Hay Fran, tenía marido, el propietario de la tienda pero falleció hace dos años.

YO: Lo siento mucho, no tenía que haber preguntado.

Parecía que se iba a poner a llorar agachando la cabeza, colocó una mano delante de sus ojos y yo me acerqué a consolarla, me puse delante de ella tocándole un hombro.

YO: Me sabe mal Nicolle, te he hecho recordar y no era mi intención.

Me miró con los ojos totalmente secos y me abrazó pasándome los brazos por la espalda, le rodeé la cintura con los míos.

YO: Tranquila, ya está, ya está.

NICOLLE: Acompáñame por favor.

Me llevó a la trastienda, yo veía que aquello no tenía vuelta atrás.

NICOLLE: ¿Me vuelves a abrazar por favor?

Nos abrazamos otra vez, ella acercó mucho más su cuerpo al mío, podía notar sus tetas en mi pecho y como apretaba su parte baja de la barriga contra mi polla, yo llevaba días a dos velas y la polla comenzó a reaccionar.

NICOLLE: Abrázame fuerte por favor, ¿tú sabes lo que es tanto tiempo sufriendo sola?

YO: ¿Y nunca has pensado en conocer a alguien y rehacer tú vida?

NICOLLE: No, eso sí que no, no pienso volver a vivir con un hombre.

YO: ¿Lo dices como si hubieras tenido una mala experiencia?

Noté una mano de las suyas que me recorría la espalda bajando hasta el culo, metiéndose por el medio de los dos agarrándome la polla tiesa por encima del pantalón.

NICOLLE: ¿Y tú, no tienes novia con lo guapo que eres?

YO: No, yo estoy de turismo y no quiero pensar en esas cosas de momento.

Su mano no paraba de moverse pajeándome lentamente, las mías se deslizaron por su espalda agarrándole el culo por encima de la falda levantándosela poco a poco, me buscó los labios con los suyos y al rozarse sacó la lengua pegándome un lametazo en “tos” los morros que desencadenó un desenfreno de movimientos, abrimos las bocas metiéndonos las lenguas dentro, me desabrochó el cinturón, el botón y la cremallera del pantalón con una habilidad y rapidez de la hostia, sacándome la polla agarrándola con fuerza para seguir con su paja con más energía, yo ya le había subido la falda a la cintura bajándole las bragas, la senté en un mueble bajo que tenía detrás quitándole del todo las braguitas de un tirón, le metí la mano en el coño poniéndole dos dedos en el agujero que lo tenía empapado de flujos, estiró de mí polla acercándosela al chichi, apuntándola en su agujero que con un golpe de cintura se la metí todo lo que pude, Nicolle pegó un grito enorme poniendo los ojos en blanco, fui moviendo mi cintura follándola, apoyó su cara en mi pecho para apagar los gritos que pegaba, una de sus manos me agarró del culo apretándomelo para que aumentara el ritmo de los pollazos, el mueble se movía que parecía que se iba a romper, ella me agarraba cada vez más fuerte y yo le daba todo el ritmo y fuerza que podía a mis caderas, los dos gritábamos como locos, nos acabamos corriendo a la vez llenándole el coño a lechazos, nos besamos suavemente en los labios, nos vestimos y me fui, cuando llevaba veinte metros caminando me acordé que no había comprado nada, para pensar en comida estaba yo cuando acabamos el polvo.

Unos días más tarde que me había quedado en casa para limpiar, llamó a la puerta Paola, lo sabía porque siempre lo hacía gritando su nombre.

PAOLA: Me he levantado pronto y me estoy aburriendo en casa, ¿te importa si te hago compañía y hablamos?

Entró y mientras yo acababa de hacer algunas cosas fuimos hablando, le expliqué los sitios que había estado en mi viaje desde que salí de casa sin entrar en detalles por supuesto, ella me dijo que la fuera a ver algún día a la galería de arte donde trabajaba, me invitó a comer una vez más pasta italiana en su casa y se fue a trabajar, yo me quedé en casa para acabar la limpieza.

A los pocos días paseando por París, ¡ah! París, la ciudad de la luz, unos cojones la ciudad la luz, si no está nublado está lloviendo cada dos por tres, pues nada, paseaba y me acordé de lo que me dijo Paola que la pasara a ver por la galería y no estaba lejos, así que llegué y entré preguntando por ella a una chica que me vino a recibir, me dijo que estaba detrás de una cortina que se veía al fondo, la aparté y entré en una sala donde había bastante gente sentada en unas sillas, con un caballete de pintura delante, busqué y no la veía, al final miré donde todo el mundo iba desviando la mirada y la vi, estaba en pelotas posando para que la pintaran, lo que me llamó más la atención es el felpudo que tenía en el coño, una de pelo de la hostia, me hizo una señal para que me esperara, me senté y esperé que acabara la sesión de pintura, después una profesora fue repasando el trabajo de los alumnos hasta que llegó donde estaba yo preguntándome qué coño hacía allí, le iba a contestar cuando apareció Paola por detrás ya cambiada diciéndole que era amigo suyo, se presentó dándome un pico en los labios y siguió con lo suyo, salimos a la calle.

YO: ¿Todas tus amigas se presentan con un beso en los morros?

PAOLA: La mayoría, te voy a llevar a una fiesta, así comemos y bebemos algo gratis y conoces a gente.

YO: ¿Pero así, con esta pinta?

Iba vestido cómodo para caminar, no creía que estuviera en condiciones de ir a según qué sitio, Paola siempre vestía extravagante con vestidos y sombreros, pero a ella no sé si por el carácter que le quedaba bien, me llevó a un local que cuando entramos y vi a la gente como iba vestida de rara me pareció que yo estaba más que decente, me presentó a un montón de personas, las chicas todas saludando con el piquito y los tíos con un abrazo, todos eran del mundillo del arte, con perdón, gente más rara que la hostia, picamos algunos canapés con champán y cenamos, socializamos un rato con conversaciones que no me interesaban demasiado la verdad y volvimos a casa, nos dimos las buenas noches y cada uno a la suya.

Estaba en casa una noche y sentí ruidos en el pasillo de gente caminando y la voz de Paola, entraron todos en su casa y pusieron música, se montaron una fiesta del copón, a las tantas llamó a mi puerta, la abrí y venía tocada por el alcohol con una chica.

PAOLA: Puedes dejar dormir en tú casa a mi amiga Margot, es que en la mía ya no cabe.

YO: Sí claro por supuesto, pero ya sabes que Dominique no quiere que nadie le toque la cama.

PAOLA: No te preocupes, dormirá contigo.

Le dio un empujón a la amiga que casi la tira de morros al suelo, la metió en el piso cerrando la puerta, nos quedamos mirando.

MARGOT: Hola me llamo Margot.

Me dio un pico en los labios.

MARGOT: ¿Dónde tienes la habitación?

La acompañé y me metí en un lado de la cama en pijama que ya tenía puesto, ella se paró al lado de una silla, se empezó a quitar ropa acabando por las braguitas quedándose en bolas, yo la miraba extrañado.

MARGOT: ¿No querrás que me deje las bragas puestas después de llevarlas todo el día?

YO: No, no, haz lo que quieras.

Se metió en su mitad de cama y se tapó colocándose de lado mirándome.

MARGOT: ¿Si te incomodo me puedo ir, cómo tú quieras?

YO: No por favor, es muy tarde, tranquila que a mí no me importa.

En ese momento se escucharon algunos gemidos de la habitación de Paola, eran varios de chicos y chicas, ¿se estaban montando una orgia?

MARGOT: Ves, por eso me quería ir, no era verdad que no cupiera en su casa, era por esto, yo no quería participar.

YO: Claro, lo entiendo.

MARGOT: No me gusta el sexo con mucha gente, pero oírlos me está poniendo caliente, ¿a ti no te importaría si…?

YO: ¿A mí?, no que va, para nada.

No había acabado de contestarle que me había metido la mano por dentro del pantalón del pijama y tenía la polla bien agarrada, nos besamos, apartó la ropa bajándome el pantalón metiéndose el ciruelo en la boca chupando el capullo pajeando por abajo, fue metiéndosela poco a poco más profundamente hasta hacerlo del todo succionando, me hizo dar un fuerte gemido y me quité la parte del arriba del pijama, sacó la polla de su boca toda llena de babas pajeándola, de un salto se subió encima de mí metiéndosela en el coño de un golpe hasta tocar con su culo mi cuerpo, los gemidos y gritos de la casa de al lado estaban aumentando, era una mezcla entre tíos y tías, Margot se movía encima cabalgándome gimiendo, gritando aumentando el ritmo, al poco rato se estaba corriendo a gritos juntándose con los de al lado, se giró dejándome a mí arriba abriendo mucho las piernas, yo cogí mi ritmo de caderas y ella siguió gimiendo con una mano en mi pelo agarrándomelo y la otra pasando de la espalda a mi culo, apretándomelo cada vez más cuando se iba excitando, acabó levantando las piernas rodeándome con ellas, dándome unos apretones en el culo para que la follara con más fuerza gimiendo sin parar, hasta correrse de nuevo arrastrándome con ella dejándole ir los disparos de semen en el coño, me besó, sonrió, me dijo que había estado bien y se giró para dormir, yo me giré para el otro lado y nos quedamos dormidos, cuando me desperté al día siguiente ya no estaba ni ella ni su ropa, me levanté y se había ido.

Cuando quería comprar algo de comida visitaba a Nicolle a última hora de la mañana o de la tarde, cerraba para mí, me servía lo que le pedía y después pasábamos a la trastienda, pegábamos unos polvos de campeonato, follábamos en cualquier posición, tanto por delante como por detrás, pegaba unos gritos de gusto cuando se la metía en el culo que me volvían loco, me corría dentro de ella, en la boca o sobre sus tetas, aquella mujer era un manual del kamasutra andante. Hablando con Paola de ella me explicó que por lo visto su marido la había maltratado, por eso no quería saber nada de meter en su casa a otro hombre.

Una noche estaba a punto de cenar que llegó Paola gritando para que abriera, se presentó con Margot, estuvimos comiendo algo los tres hablando de diferentes temas hasta que…

PAOLA: Tú Fran, ¿has probado un trío con dos chicas alguna vez?

Me dejó con los ojos abiertos.

YO: Ni con dos chicas ni de ninguna manera.

Se miraron entre ellas sonriendo.

PAOLA: Te gustaría probarlo con nosotras.

No hizo falta ni contestarles, nos metimos los tres en la habitación y antes de que me diera cuenta estaban las dos arrodilladas delante de mí bajándome los pantalones, metiéndose mi polla en la boca pasándosela de una a la otra, Margot se esforzaba en hacerme una mamada de la hostia y Paola me acariciaba los huevos y me lubricaba el agujero del culito, para meterme la punta de un dedo mirándome sonriendo a la cara de gilipollas que debía estar haciendo en aquel momento, bajaron las lenguas cada una por un lado lamiéndomela, volviendo a subir, acabando con un morreo entre las dos que me ponía ciego, sentir como me succionaba la polla una boca y después lo hacía la otra me tenía a punto de correrme cuando se levantaron y me estiraron en la cama, Paola se subió caminando con las rodilla metiéndome la cabeza en medio de las piernas sentándose en mi boca tapándomela con el coño, entonces me acordé del manojo de pelo que le había visto en el chichi mientras posaba y no lo veía por ningún lado porque estaba todo depilado.

YO: Paola, ¿pero tú no tenías el coño lleno de pelo?

PAOLA (muriéndose de risa): Supongo que lo dices porque me viste posando, que tonto eres tío, allí me pongo eso por delante para que no me vean el coño tontorrón, anda sigue y no hables.

Me puse a lamer y chupar distrayéndome, dejé de pensar en Margot que jugaba con mi polla y mi culo sin saber muy bien qué es lo que hacía, Paola estuvo gimiendo un buen rato por mis lamidas en el clítoris, cambió con Margot que al ponerle la lengua y lamer pegó un grito, empezando a mover sus caderas restregándome el chocho por la boca y media cara que casi me ahogaba, a la vez noté unas succionadas de Paola en mi polla que me hicieron levantar el culo de la cama de gusto, gritando ahogadamente con el coño de Margot tapándomela, sentí que mi cipote entraba en un lugar muy mojado y caliente, pensé que Paola se la estaba metiendo y debía ser así porque empezó a gemir, después a gritar y se acabó corriendo junto con Margot que no paraba mover el coño mojadísimo por mi boca y mi cara, Margot se giró dejándome respirar morreándose con Paola, que seguía con mi polla clavada en el chichi moviéndose lentamente, cambiaron de posición, Margot se la metió sentándose con fuerza encima moviendo el culo adelante y atrás gimiendo, Paola se estiró poniéndome la boca al lado de la oreja.

PAOLA: ¿Te lo pasas bien Fran?

No podía hablar y le contesté confirmándolo con la cabeza, ella me sonreía, nos besamos un rato largo mientras Margot seguía follándome, seguramente por ser hombre solo puedo hacer una cosa a la vez, me concentraba en los besos de Paola y me olvidaba de Margot y sus botes sobre mi polla con sus gritos corriéndose, se estiraron la dos, una cada lado de mí cuerpo que seguía quieto boca arriba alucinando de la experiencia, Paola acerco su cara a la mía…

PAOLA: ¿Te gusta Fran, te lo pasas bien?

YO: Me lo paso increíble, perdona si parezco un poco pardillo.

PAOLA: Está bien.

Le agarró la cabeza a Margot y se besaron sacando la lengua delante de mi cara, yo intenté meter la mía entre medio de las suyas tocándose las tres, Paola se giró poniéndome el coño al lado de la cabeza, le metí la lengua comiéndomelo con ganas, Margot se puso bien abriendo las piernas para que Paola le comiera el chichi y me cogió la polla volviendo a chuparla con devoción, estábamos los tres enganchados comiéndonos unos a otros, al poco rato gimiendo entretenidos con “algo” en la boca, pasó poco tiempo que las chicas se volvieron a correr, Paola por mi lamidas en el chocho y Margot por las de Paola, yo seguía con la polla tiesa, creo que me distraía con lo que estaba haciendo y no prestaba atención a lo que me hacían a mí.

MARGOT: Y este tío que no hay manera que se corra.

YO: Lo siento, es que me distraigo y no me concentro.

Paola se moría de risa.

PAOLA: Ven Margot, verás si se corre o no.

Se pusieron las dos delante de mi polla, me la chupó una mientras la otra me tocaba los huevos y el culo, se cambiaban entre ellas varias veces, una me succionaba el capullo y la otra me hacía una paja por debajo, yo entré en fase de no parar de gemir disfrutando cada movimiento que ellas hacían, Margot me pajeaba, con las dos bocas cerca de mi polla esperando mi corrida.

PAOLA: Venga Fran, danos toda la leche que tienes guardada, llénanos las boquitas.

Me pegaron una chupada cada una y empecé a soltar lechazos que se repartían como buenas amigas pasándose mi polla una a la otra con rapidez, se lo tragaron todo y me la dejaron limpia como una patena y a mí estirado sin cojones de levantarme, se tumbaron riendo otra vez una a cada lado, nos quedamos dormidos hasta el día siguiente, una noche increíble, cada vez que me giraba le pasaba por encima un brazo a una o a la otra, desayunamos juntos hablando de donde pensaba ir yo aquel día como si no hubiera pasado nada.

Y así fueron pasando los días, contestando mensajes o emails cuando me los enviaban Irene o Ingrid, con ellas mantenía una buena relación de amigos contándonos nuestras cosas cotidianas, siempre me quedaba con una sonrisa al pensar en ellas, con las dos habíamos pasado muy buenos momentos.

En Paris tal como me iban las cosas tampoco me podía quejar, no tenía una relación estable como las había tenido antes pero no me faltaba de nada, entre Nicolle cuando iba a comprar o Paola y sus amigas, curioso que follamos varias veces con Paola pero nunca solos, siempre tenía alguna amiga a mano que nos hacía compañía en la cama, ya le había cogido el tranquillo a eso de hacer tríos gracias a ella.