El año sabático (10)

Entre unas cosas y otras llegamos a las vacaciones de navidad...

Entre unas cosas y otras llegamos a las vacaciones de navidad y cada uno se fue a pasarlas con su familia, en mi casa con mi madre hablamos mucho de lo que pasó con Irene, me confesó que había hablado con Teresa, que en algún momento se hizo la ilusión de que acabáramos juntos, sabía que nos aviamos enamorado mucho y que gracias a mí Irene cumplió parte de sus sueños, a su familia le había sabido muy mal que nos separáramos, porque al menos en el pueblo nos vieron muy unidos y felices juntos pensando que conseguiríamos salir adelante, lo cierto es que tanto hablar de ella y recibir un mensaje felicitándome las navidades de Irene, me hizo ponerme nostálgico y recordar los buenos momentos con ella en el pueblo, ahora estaba con Ingrid pero lo cierto es que era una relación de corta distancia, ella acabaría su curso y yo en verano como mucho tendría que volver a casa para buscar trabajo, no veía la manera de mantener la relación con ella, pero como a mí siempre me había gustado vivir el momento, en aquel era feliz con ella y no iba a renunciar a vivirlo, cuando llegara el día de tomar decisiones ya veríamos que pasaba, los dos éramos conscientes de ello.

Pasada la navidad, año nuevo y reyes volví a Londres a seguir con mi aventura, llegué un día antes que Ingrid, al día siguiente la fui a buscar al aeropuerto, el abrazo y los besos al reencontrarnos fueron épicos, alguna lagrimilla también se escapó, en el taxi que nos llevaba para casa nos besamos, nos metimos mano y no nos follamos por la cara de asustado que hacía el taxista, era pakistaní o indio, pensé que si seguíamos con aquella pasión paraba el taxi y salía corriendo. En cuanto lleguemos a casa le ayudé a subir las maletas a su habitación, nos desnudamos con prisas uno al otro metiéndonos en la cama, me agarró la polla pajeándola con fuerza no costándome nada ponerme a cien, se la metió en la boca casi entera metiéndola y sacándola unas cuantas veces, dejándomela ensalivada para que su mano resbalara con fluidez sobre ella, me besaba, me acariciaba, me hacía una paja maravillosa y me la chupaba y succionaba haciéndome gemir de gusto, me tenía a punto del orgasmo cuando se sentó encima de mi cara poniéndome el coño en la boca, la agarré por el culo con las manos y saqué la lengua saboreándoselo, Ingrid movía la cintura pasándomelo por toda la boca gimiendo, excitándose tan rápido que se corrió en un momento relajándose, entonces bajó el cuerpo y se sentó encima de mi polla metiéndosela, moviéndose muy lentamente, preguntándome como me fueron las navidades, estuvimos hablando de lo mucho que nos habíamos echado de menos mientras me follaba en medio de jadeos y gemidos.

Quería seguir explicándole cosas pero me tuve que callar, porque empezó con su ritmo de orgasmos subiendo y bajando la intensidad de la follada, ya no estuve para nada que no fuera disfrutar de la visión de Ingrid, de su cara cuando se corría y de cómo disfrutaba con las mejillas sonrojadas, las tetas hinchadas y los pezones salidos, con unos ruiditos que salían de lo mojado que tenía el coño con el rozamiento con mi polla que me encantaba, se corrió las veces que quiso diciéndome “baby” por aquí, “baby” por allá, hasta que nos giramos y me coloqué en medio con sus piernas alrededor de mi culo, apretándomelo con uno de los talones marcándome el ritmo, con sus brazos alrededor de mi espalda corriéndose algunas veces más, coincidiendo los dos en un último orgasmo de la hostia con más “baby” que nos dejó sudados y cansados, me quedé con la cabeza en medio de sus tetas y sus manos acariciándome el pelo, follar con aquella chica era algo especial, muy especial.

Seguimos haciendo de pareja dos semanas más, un día llegó Ingrid entrando en mi habitación.

INGRID: ¿Sabes una cosa baby?

YO (como si cantara una bola fuera en tenis): ¡Nooo!

INGRID: En dos semanas acabo los exámenes parciales, ya he hablado con mi familia que nos vamos los dos a visitarlos.

YO: ¿A Suecia?

INGRID: No a Hawái, donde coño vamos a ir hombre.

YO: Claro, claro, a Suecia, es que no me esperaba algo así.

INGRID: Tendremos que hacer algunas compras antes de ir.

YO: Vale, lo haremos juntos el sábado.

Me llevó a unos grandes almacenes, me hizo comprar unas botas, unos jerséis muy gordos y un abrigo que con todo puesto parecía un esquimal, me quejé varias veces con ella muriéndose de risa.

Así que de pronto me vi subido en un avión con un jersey que me hacía pasar un calor de cojones, ella a mi lado con una blusita toda mona y una faldita corta que me daban ganas de meterle mano por todos sitios, llegamos a Estocolmo, yo pensaba que ya estábamos, y me dice la colega que ahora descansábamos un poco y nos subiríamos a otro avión, para llegar a Umea una hora y pico más tarde, por lo visto la familia vivía en las afueras de esa ciudad, estábamos esperando la hora para embarcar en una sala casi vacía de gente, con ella delante mirando el móvil, yo tenía la vista clavada en sus piernas enfundadas en unas medias que con aquella faldita me estaba poniendo malo, me miró como el que no quiere la cosa haciendo un cruce de piernas enseñándome las braguitas.

YO: Ingrid baby, porque no vamos un momento al cuarto de baño.

INGRID: No.

YO: ¿No?

INGRID: No hombre no, aquí no.

Le hice cara de penita y ella se descojonó de risa volviendo a fijar la vista en el móvil, haciendo otro cruce de piernas para joder más que nada y ponerme nervioso, nervioso y la polla tiesa, resoplé y seguimos esperando, yo con cara de aburrido tocándome la polla para acomodármela y ella riéndose de verme.

Por fin llegamos a su ciudad, Ingrid se puso su abriguito antes de bajar del avión y yo el anorak de esquimal que me sentía ridículo, pero fue salir del avión y notar un frio, pero un frio, para morirse allí mismo por hipotermia, como coño puede vivir esa gente en esos sitios, me tapé todo lo que pude y me faltaba ropa, la madre que me parió.

YO: Como coño podéis vivir con este frio que hace por Dios.

INGRID: Pero si hoy hace muy buen tiempo, solo estamos a quince bajo cero.

YO: ¡Queee!

INGRID: Te acostumbraras pronto baby.

YO (en español): Y unos cojones.

INGRID: What?

YO: Nada baby.

Y desde luego no debía hacer mucho frio aunque yo no supiera donde meterme, porque cuando llegamos a su casa en las afueras, el cabrón de su hermano estaba en el jardín partiendo leña con un hacha en camiseta de manga corta, como si fuera agosto a cuarenta grados a la sombra, me lo presentó, un chaval muy majote él, entramos en su casa que por suerte tenía una calefacción como Dios manda y una chimenea con un fuego de puta madre, me presentó a su padre que me abrazó como si me conociera de toda la vida, y a su madre, a la que le extendí la mano para saludarla, ella me cogió la cabeza con sus manos dándome un beso en medio de los morros, entre el beso, el calor que hacía, y yo que no me había quitado el abrigo de esquimal empecé a sudar como un guarro.

SU MADRE: Ingrid cariño, llévate a Fran a la habitación que se cambie antes de que le dé algo al chaval.

Me acompañó al piso de arriba a una de las habitaciones muriéndose de risa, entramos y empecé a quitarme ropa del calor que tenía.

YO: El saludo de tú familia es normal aquí.

INGRID: ¿Sabes que los esquimales ofrecen a sus esposas a las visitas?

YO: No me jodas que tú padre me va a ofrecer que me folle a tú madre.

Me miró como si le hubiera matado el perro.

INGRID: No baby, no somos esquimales.

YO: Menos mal.

Ya me había quedado en calzoncillos y estaba abriendo la maleta para buscar algo de ropa, me giro y ella se estaba desnudando, pero que se acababa de quitar las medias y a punto de bajarse las bragas, ya casi estaba en pelotas.

INGRID: A mi madre no, pero a mí me vas a follar ahora mismo baby.

Me quedé tieso como si me hubieran dado un bastonazo en medio de la cabeza.

YO: Que están todos ahí abajo nena, con lo discreta que tú eres se van a enterar de todo joder.

INGRID: ¿Y qué pasa?, te piensas que ellos no follan o qué.

Me agarró de la cabeza con una mano besándome con pasión, con la otra me cogió la polla por encima de los boxes llevándome a la cama, estiró del edredón apartándolo.

INGRID: Ven baby, métete que aquí no pasarás frio.

YO: Si lo que tengo es calor nena.

INGRID: Cállate hostia.

Me empujó y me tiró encima de la cama, agarrándome los calzoncillos pegando un tirón quitándomelos, me acarició la polla mirándome a los ojos y se la metió en la boca empezando una mamada que me hizo gemir intentando ahogarlo.

YO: Hay baby, con cuidado, hay baby como me gusta, sigue, sigue, FOLLAME COÑO.

Se le escapó la risa y se subió encima de mí metiéndosela en el coño, empezando con una de sus danzas de caderas que al poco rato ella se estaba corriendo por primera vez y los dos gritábamos como cerdos, no paró de correrse ni yo de gritar de la excitación y el morbo de que nos estuvieran escuchando, cuando acabó con toda su retahíla de corridas lo hicimos juntos la última y nos quedamos como Dios.

Bajamos duchados y cambiados, yo esperaba por parte de su familia algún comentario o alguna risilla del escándalo que debieron oír, pero no, seguían haciendo sus cosas como si hubiera pasado un camión por la calle, Ingrid me sentó en un sillón al lado del fuego.

INGRID: Quédate aquí calentito baby, yo voy a hablar un rato con mi familia.

Me dejó relajadito delante del fuego, mirando por la ventana como empezaba a nevar, ella se fue junto a su familia que estaban preparando la cena hablando en sueco o en esquimal, yo que sé qué coño hablaba aquella gente tan raro, me fui durmiendo con el calorcito del fuego, un poco más tarde me despertaron, cenamos, hablamos un rato y nos fuimos a dormir, nos metimos desnudos debajo del edredón y al pasar un ratito estábamos calentitos abrazados comentando el día, cuando empezamos a oír gemir a su madre, y como gemía, después empezaron los gritos y se corría una vez detrás de otra, yo miraba a Ingrid asustado.

INGRID: Ya te he dicho que ellos también follaban.

YO: Y ahora veo a quien has salido tú de tú familia, eres igualita que tú madre baby.

Me dio con el puño en la barriga riendo y nos colocamos bien en la almohada para dormir, ella empezó a hacerlo pronto, pero yo no había puta manera de dormir escuchando los gritos corriéndose de su madre, y anda que no duraron, que resistencia tenía aquella mujer, encima me dejó la polla tiesa toda la noche.

Al día siguiente desayunando miraba a su madre como si fuera una heroína, Wonder Woman o algo así.

INGRID: Esta mañana te enseñaré la ciudad, ya verás que bonita es.

Yo miraba por la ventana que estaba nevando un poco y hacía un frio de mil demonios.

YO: ¿Es necesario baby?, si no te va muy bien por mí no te preocupes.

INGRID: Fran hombre, si no hace mucho frio, vamos aprovechar hoy que “solo” estamos a menos diez bajo cero que mañana va a hacer más frio.

YO: Ya, ya, si ya sé que hace “calorcito”, es por el engorro de vestirme como un esquimal y…, que se me congelan hasta los huevos hostia.

INGRID: Que simpático eres baby.

Me dio un beso en los labios y a pasear que me sacó con aquel tiempo, su hermano vino con nosotros, ella llevaba unos pantalones y un abrigo tipo gabardina por encima, su hermano una camiseta de manga corta y encima una chaqueta de las que hago servir yo con quince grados positivos, a mí me faltaba ropa para ponerme.

Comimos en la ciudad y pasamos a ver el negocio de sus padres, una especie de ferretería que vendían de todo, tenían un exposición de estufas acojonante, no me extrañó lo más mínimo, que frio hacía por el amor de Dios. Su hermano se quedó en el negocio a trabajar y nosotros nos fuimos a casa a que yo entrara en calor y a follar como locos. Por la noche estando ya en la cama su madre empezó otro “espectáculo” como la noche anterior.

YO: Hay va la hostia.

INGRID: Lo ves baby, es tradición familiar, no soy la única.

YO: Baby, me quiero casar contigo.

Me hizo cosquillas y nos besamos descojonándonos de risa.

Al día siguiente estábamos otra vez desayunando todos juntos, yo ya temblaba de la idea que tuviera Ingrid para aquel día, su hermano se levantó y dijo que se iba, por lo visto tenía una novia o algo parecido en un pueblo vecino y la iba a ver.

YO: Y dime Ingrid, ¿qué buena idea has tenido hoy para pasarlo bien?

INGRID: Hoy es fiesta en Suecia, nos vamos a quedar en casa, hoy va a hacer más frio que ayer.

Di un salto de alegría en la silla.

YO: Ole, ole, mi niña que buena idea ha tenido.

INGRID: Haremos una cosa muy tradicional aquí, una sauna.

Yo pensaba, de puta madre, en una sauna calentito que gran día, que inocente y que ingenuo. A media mañana me dice Ingrid de ir a prepararnos, nos fuimos a la habitación a desnudarnos y ponernos una toalla alrededor de la cintura para ir a la sauna, bajamos a la planta de abajo y la fui siguiendo, entró en la cocina y abrió la puerta que daba al patio trasero, entró un aire frio que me dejó tieso, se veía como estaba nevando y el patio con montañas de nieve apilada.

YO (nervioso): Pe, pe, pero, no me habías dicho que íbamos a hacer una sauna baby.

INGRID (tan tranquila): Claro amor, la sauna está en el patio, ahí fuera.

Puse una cara como si Freddy Krueger estuviera a punto de partirme por la mitad con sus zarpas, estaba horrorizado, me di media vuelta para volver a la habitación.

YO (en español): Si hombre, esta tía está como un cencerro.

Ingrid corrió detrás de mí parándome muriéndose de risa.

INGRID: Pero que dices baby que no te entiendo, vamos va, no hagas el tonto, estaremos muy calentitos en la sauna.

YO: ¡Baby!, ¡baby!, tú lo que quieres es deshacerte de mí y no sabes cómo hacerlo cabrona.

Me arrastró agarrándome por un brazo sacándome fuera a la intemperie, la madre que me parió, me quedó la polla del frio que no me la hubiera encontrado ni con un microscopio, pisamos la nieve con los pies descalzos hasta llegar a un casita de madera que ella abrió y entramos, por suerte era la sauna y dentro se estaba de puta madre, que calorcito más bueno, me costó un rato recuperarme.

INGRID: ¿Qué, mejor, ya ha recuperado todo su tamaño normal?

YO: ¿Pero qué dices?

INGRID: Va, que ya sé lo que os pasa a los chicos con el frio.

Se moría de risa la cabrona, me aparté la toalla para que la viera.

INGRID: Huy, pues si que se ha recuperado pronto.

Me la agarró y me empezó a hacer una paja abriendo las piernas para que se le viera el coño, nos besamos y le metí la mano en medio devolviéndole como persona educada su paja, me puso la polla a mil, se agachó delante de mí y se la metió en la boca, haciéndome una mamada que me hacía levantar el culo del banco de madera de gusto, que bien lo hacía todo aquella chica, la levanté estirándola a ella en el banco con las piernas abiertas, metiendo la boca en medio de su chichi pegándole unos cuantos lametazos a lo bestia, para vengarme del paseíto en pelotas por la nieve, ella gritaba y se reía, me metí su clítoris en la boca lamiéndolo despacio, dejó de gritar gimiendo y cambió la risa por una cara de excitada tremenda, le hice correrse un par de veces y se subió encima de mí para cabalgarme corriéndose algunas veces más, la volví a estirar colocándome en medio de sus piernas metiéndosela hasta el fondo, con golpes secos y fuertes, como no, se corrió un poco más y acabamos a cuatro patas dándole unos golpes con mis huevos en su coño tremendos de lo caliente que me tenía y lo fuerte que la follaba, que tipazo tenía y como me ponía, nos corrimos juntos gritando a lo bestia, acabamos sudando de cojones, claro, encima estábamos en una sauna, pero así era como yo me encontraba a gusto, con el calorcito joder.

Nos estábamos recuperando del polvo los dos en pelotas sudando como desesperados, yo apoyado con mi espalda en la pared de madera con las piernas separadas y ella en medio con su espalda en mi pecho, mis brazos la rodeaban y sus manos agarraban las mías por delante apoyándolas un poco más arriba de su chochete, allí estábamos tan a gusto y se abrió la puerta de golpe, entraron sus padres en pelotas los dos, no me podía creer lo que estaba viendo, se sentaron en otro banco que había delante del nuestro separando las piernas, le estaba viendo el conejo a su madre, pero bien visto y bien abierto, y a su padre la polla con dos huevazos que le colgaban.

SU PADRE: Íbamos a entrar y hemos escuchado que estabais ocupados, así que nos hemos esperado un poco que acabarais para no molestaros.

SU MADRE: Es verdad, a mi no me importaba entrar, pero tu padre me ha hecho ver que igual Fran se cortaba un poco.

La hostia, si llegan a entrar y se colocan sentados como estaban en aquel momento mirándonos como follábamos, me coge un trauma que no me lo quito en la puta vida, en la puta vida.

Estuvimos un ratito más sudando y sus padres se levantan, abren la puerta saliendo al jardín en pelotas y se tiran encima de un montón de nieve revolcándose como cerdos, no me di cuenta que Ingrid los siguió y también se tiró, tapándose con la nieve como si estuviera en la playa con la arena la hijaputa, yo los miraba desde dentro alucinando aterrorizado.

SU MADRE: Venga Fran, ven con nosotros.

Y yo pensaba, estos cafres son capaces de querer hacer una orgía en medio de la nieve los cabrones.

INGRID: Vamos baby, sal por lo menos que te dé el fresquito.

Fresquito decía, un frio que me congelaba hasta la polla coño, salí lentamente, como el que llevan al matadero, me pegó una hostia él frio en el cuerpo con el cambio de temperatura que me puse rojo como un tomate.

SU PADRE: Ven y estírate aquí con nosotros.

YO: Muy amable señor, pero creo que aquí ya estoy bien gracias.

No podía ni hablar de lo que me temblaba todo, me tiraron nieve encima los tres cabrones y mi chica se levantó con las manos llenas pasándomela por todo el cuerpo, pensaba que aquellos serían mis últimos segundos en esta puta vida, me tiritaban hasta los pelos del culo. Volvimos a entrar a sudar recomponiéndome un poco con los tres cabrones descojonándose de risa a mi costa, a lo diez minutos su padre dice que tenemos que volver a repetir lo de la nieve, yo le digo que vale, los dejo estirarse a los tres y salí corriendo que no me daban abasto las piernas para meterme dentro de la casa, los tres se morían de risa y yo me metí en la ducha con el agua hirviendo, la madre que los parió, como alguien me vuelva a hablar de una sauna le corto los huevos de cuajo.

Pasaron los días y volvimos a Londres, cuando llegué aquello me pareció el paraíso del buen tiempo, y mira que llega a ser malo, su familia fue encantadora conmigo, me trataron como a uno más y la relación con Ingrid se había fortalecido después de aquello, pero fue volver y empezar a preocuparme, estaba enamorado hasta las trancas de ella, la quería, y la quería mucho, era cariñosa, dulce y atenta conmigo, tenía las cosas muy claras pero unos días más tarde noté que a ella también le pasaba algo.