El anito de Anita (27)

Viejo zorro

Por la ventana viéndolos acercarse, recién me percate que traían sus escopetas, seguramente las que usaron para cazar… podrían usar ahora para cazarme a mí, si me descubrían….

-        Anita tu papa viene... dije asustado, sintiendo el cuerpo agarrotado por el susto.

-        ¿Que?... ella respondió a medias, pero no reaccionaba, seguía echada en la mesa.

Caraj... deben estar cerca a la puerta... vamos Pamelita distráelo un poco más... saqué mi verga flácida y llena de líquidos de su ano... un hilillo de sangre la recorría... me subí como pude el short...

-        Vamos, párate... le pedí a Anita y le di un palmazo en la nalga.

Ella reacciono intento levantarse, pero cayo de nuevo contra la mesa... ay caraj... tanto lo disfruto que se quedó noqueada…. no tengo tiempo para esto... la tome entre mis brazos... ella me miraba complacida...  No sabía dónde meterla...

Mi tío estaba en la puerta, discutía algo con Pamela... en su cuarto no, con su ropa como esta, nos descubren... sus senos seguían al aire, su ano destilaba semen y un poco de sangre, su falda estaba manchada por mi leche, y ella bañada en sudor.

Nos van a descubrir... con su cuerpo a cuestas, mis pies iban y venían sin decidirse por ningún cuarto... Anita se veía más recompuesta y parecía divertirse con mis reacciones.

-        Caraj... ¿donde?... dije entrando en pánico.

-        Déjame en el baño... en la tina... dijo finalmente Anita, compadecida de mi falta de imaginación.

La deje como pude en la tina...

-        Espera... me detuvo de un brazo cuando... dile a Pamela que me alcance una toalla...

-        Está bien... dije presuroso.

Quise salir huyendo del cuarto, pero nuevamente me contuvo...

-        Solo una cosa más...

-        ¿Que?...

-        Agáchate un poco...

Me incline hacia ella, para escuchar lo que quería... Anita me tomo por el cuello y me dio un apasionado beso... tan bueno fue que ni siquiera pugne por librarme... cuando finalmente me soltó... me sentí mareado... idiotizado... casi como en la mañana... ella sonrió pícaramente al ver lo que había logrado...

-        Ahora si tontito... vete... me dijo apurándome, pero sin dejar de sonreír.

-        Si, si... ya voy...

-        Luego llamas a Pamelita… me dijo mientras salia.

Salí presuroso... cerré la puerta, escuché como la puerta principal se abría, Pamelita entraba... su mirada me decía... escóndete... Otra vez divague, ¿dónde me meto?...

-        Ya hija, déjate de juegos, déjame entrar... decía mi tío, que parecía estar enojado por el retraso que le causaba su hija.

En ese momento me lance a mi cuarto... mi tío entro, detrás de él, mi viejo... me quite mi short manchado y oliendo a semen como pude, me limpie con el... escuche pasos en el pasillo... tire mi short en la gaveta de ropa sucia, busque otro short y me lo puse, al revés…. escuchaba sus voces... no hay tiempo para cambiarse... me metí en la cama como pude... ellos aparecieron en la puerta.

-        Y ¿cómo estás?... pregunto mi tío al verme.

-        Ahí... mejor... respondí, tembloroso.

Estas un poco pálido... dijo mi padre.

-        Ya vez... tu retrasándonos con eso de que hay un animal en el establo... y tu primo aquí enfermo... recrimino mi tío a Pamelita que observaba angustiada el desenlace de la escena,

-        No se preocupen, estoy bien... dije reincorporándome a medias.

No pude evitar sonreír al escuchar la excusa que dio Pamelita para retrasar a nuestros padres, mi tío adivino el motivo de mi sonrisa.

-        Ayyy... estas niñas, con cualquier cosa se asustan... ¿cómo no tuve un hijo?... dijo mi tío con cierto humor.

Pamelita puso una mueca de disgusto ante el impertinente comentario machista.

-        Ni tanto, sino mira al mío... dijo mi padre burlonamente haciendo notar mi estado.

Heyyy... proteste, mientras Pamelita se reía.

-        Es broma, es broma hijo... no todos aguantan ese trago como lo hiciste ayer... y la primera vez siempre causa esto... repuso mi padre.

Lo vi sonreír, quizás recordó la primera vez que él bebió ese licor y los estragos que le causo.

-        Descansa un rato y luego termina de arreglar tus cosas... agrego mi padre.

-        Pamelita, se buena y tráele un té a primo... te daría mi receta para cortar la borrachera, pero creo que la vomitarías... dijo mi tío riéndose.

Recordé aquello de la copita de licor y se me revolvió el estómago... y más aún cuando el pregunto:

-        Y ¿Anita?...

-        Creo que esta en el baño... dije palideciendo nuevamente.

Mi padre noto mi reacción extrañado... frunció el ceño pensativo...

-        No te dije hermano... hasta para eso... ahora sabe Dios cuanto se demorará esa muchachita en el baño... voy a mear afuera... dijo mi tío aun con buen humor y salió.

Mi padre me miro un poco serio...

-        Ya hablaremos después... me dijo y luego salió.

Caraj... ¿no me digas que?... Diablos…. ¿sospechara algo?... no... no creo... bah... seguro será otro sermón antes de irme... ojalá sea solo eso... me lamentaba por no haber guardado la compostura. Me pare y procedí a colocarme bien el short.

En ese momento Pamelita entro con un te... al verme semidesnudo, volteo... me parecido gracioso que a pesar de haberme visto dos veces sobre su hermana, semidesnudo, aun así, seguía avergonzándose de verme ligero de ropas...

-        Puedes voltear... le dije al terminar de cambiarme.

Me entrego el té, y me quedo mirándome como si quisiera preguntar algo... no dando pie a sus requerimientos, recordé que Anita seguía en la ducha...

-        Oye, llévale a Anita una toalla... y algo de ropa interior...

-        Está bien... dijo.

-        Hey... gracias por todo... le dije antes de que saliera, me regalo una sonrisa.

Bueno, después de lo que vio en la cocina hoy, no creo que siga ilusionada conmigo... ahhh y no te olvides lo que le hiciste en la mañana... me hizo recordar mi conciencia.

Todo salió bien... al rato llego mi madre con mi tía, por suerte trajeron el almuerzo, me moría de hambre... miraba de reojo como Anita sufría al sentarse... y la notar que la observaba, sonreía... pero el que me veía de manera juiciosa era mi viejo... ay caraj...

-        Bueno ya que me voy en unas horas, al menos déjenme lavar los platos... dije al terminar el almuerzo.

-        Nadie se opuso, Anita me miro con cara de cansancio, como diciendo: ni esperes que me ofrezca a ayudarte, a esa cocina no me acerco, no se te vaya a antojar romperme lo que me queda de culito... sonreí al ver su expresión.

-        Anita, ayuda a tu primo... dijo mi tía.

Anita me miro con cierto estupor... parecía que me había agarrado miedo... entendiendo que su hermana necesitaba un descanso de mí, Pamelita se ofreció.

-        No te preocupes... yo me encargo...

Mis padres y tíos comenzaron a salir del comedor hacia la sala para conversar... Anita espero, le agradeció a Pamelita el gesto... y se fue a su cuarto a descansar, caminando como si estuviera escaldada... Pamelita y yo la vimos, solo atinamos a sonreír.

Recogimos los cubiertos y procedimos a lavarlos... todo lucia como si nada hubiera pasado... pero yo tenía una duda así que...

-        Oye Pamelita... dije y luego me arrepentí.

-        ¿Que?... pregunto curiosa.

-        No, nada... bueno es solo que... dije dudando.

-        Anda pregunta... me dijo con curiosidad infantil.

-        Está bien... en la mañana... ¿por qué no dijiste nada?... ya sabes cuando yo... dije un poco avergonzado y haciendo una mueca sugestiva.

Ella se ruborizo al entender a donde iba mi pregunta... por qué no dijo nada cuando en la mañana me la clave por detrás... esa era la verdadera pregunta, pero no quería horrorizarla.

-        Es que... no se... me agarraste... me agarraste por sorpresa... no sabía que hacer... dijo excusándose un poco avergonzada.

-        Pero me hubieras dicho que eras tú y me hubiera detenido (tal vez, aunque la mayoría de las veces esta es la mentira más grande) ... ¿por qué no dijiste nada?... replique.

Mas desinhibida, saliendo de su habitual timidez, quizás sintiéndose presionada por mis preguntas, respondió con la cabeza gacha, enrojeciendo...

-        Bueno... no se... cuando quise reaccionar ya la tenías toda adentro... dijo haciendo una mueca graciosa... luego comenzaste a moverte, me quedé perpleja, creí que ya no podía hacer nada... además... no se... en parte también tenía curiosidad...

-        ¿Por qué?...

-        Ayyy bueno... cada vez que agarras a mi hermana por ahí ella grita como loca, como si la estuvieran matando, pero no deja de pedir... después de que los vi aquella vez, después del partido de futbol... me dije que tan bueno será eso para que ella termine así... a pesar que me dolía, me propuse resistir y averiguar porque aquello le gusta tanto...

-        Y… ¿te gusto?... me atreví a preguntar.

Me miro perpleja, más roja aun... pero contesto...

-        No, no mucho... duele demasiado... no sé cómo Anita lo disfruta tanto... dijo finalmente, un poco avergonzada.

Tal vez temía que su respuesta hiciera que yo la catalogara como una mojigata, o que ante mis ojos eso estuviera mal, que dejara de gustarme ella.

-        Bueno, no a todas le gusta eso... oye lamento, lo que hice... dije abrazándola.

-        Yo lo lamento más... aun me arde... me dijo en inocente reproche.

Sonreí, al escuchar lo que dijo... y pensé maliciosamente, tal vez si la hubiera iniciado como se debía, dilatando lenta y cuidadosamente su ano, tal vez le hubiera gustado... no aleja esos pensamientos, pobre Pamelita... me decía mi conciencia.

Luego por la ventana de la cocina vimos a nuestros padres salir a caminar,

-        Seguro mi papa quiere hablarles de los proyectos que piensa implementar en el establo… dijo Pamelita un poco aburrida, seguro les daba el mismo tour a todas sus visitas.

Recordé que a mí también me hizo ese recorrido al poco tiempo de llegar… aunque yo más divagaba en las formas de mi prima Anita y lo que haría en mi estadía… hasta pensaba en los labios de Pamelita, en aquel entonces creía que la respetaría… pero termine inaugurándola por sus dos agujeros… sin embargo aún habría sorpresas…

-        Bueno… al menos podemos conversar tranquilamente… dije, sin estar a la expectativa de que vengan a interrumpirnos, como mi madre unas noches atrás.

-        Solo falto hacer algo… me dijo tímidamente.

-        ¿Qué cosa?... pregunte,

Después de desvirgarla por sus 2 agujeros, ¿aun falto algo?, quizás yo era muy mal pensado y Pamelita se refería nos faltó limpiar algún cubierto o traste… vi el lavabo y nada…

-        Ay que vergüenza… me dijo.

-        Vamos dime… estamos en confianza… le replique.

-        Anita en el baño… me dijo que aun me faltaba algo por hacer…

-        ¿Qué es?... pregunte sorprendido.

-        Solo… cierra los ojos… me dijo nerviosa.

-        Ok… dije curioso.

-        Pero no los abras… lo prometes…. me dijo.

-        Está bien…

-        Pase lo que pase… no los abras… por favor… repuso.

-        Si… ya lo prometí…

Quizás me quiere dar un beso de despedida, o tal vez me quiere dar un golpe por destrozarle el ano…

-        Pero ¿Qué?... dije sorprendido.

-        Prometiste no ver… se quejó ella.

-        Esta bien… pero no es necesario…

-        Anita me dijo que si… que me iba a gustar… y a ti también… repuso más decidida.

Pamelita se había arrodillado frente a mí, había bajado el cierre de mi pantalón y torpemente comenzó a pajear mi verga. Solo el contacto con sus dedos hizo que se me pare nuevamente, sabiendo que esta chica ingenua se atrevía a tocarme así…

-        ¿Lo hago bien?... se atrevió a preguntar.

-        Si… si… esta perfecto… le dije.

En realidad, no tanto, era mas el morbo de la situación. Anita le había recomendado a Pamelita, que, para terminar su entrenamiento en las artes amatorias, solo le faltaba mamarme la verga. En realidad, era un afortunado, era el único chico que le gustaba y que para su suerte (y la mía) estaba disponible para su experimentación.

-        Uyyy… si… diablos… dije casi temblando.

Pamelita había comenzado a besar mi verga, esta vez no aguante y abrí los ojos, pude ver sus carnosos labios acariciando tímidamente la cabeza de mi pene. Luego en un arrebato de valentía, cerrando los ojos, se engullo buena parte de mi verga…

-        Ohhh…. si… si… como si fuera una paleta… o un chupete… le decía.

-        No mires… me decía mirándome de abajo con la lengua sobre mi verga.

Yo cerraba los ojos, pero sentía que era peor, mis sentidos concentraban mas en su torpe succión e iba goteando algo. Decidí nuevamente abrir los ojos… bueno nadie nace sabiendo, en su timidez no sabia como hacerlo Pamelita… por momentos llegaba a sentir sus dientes sobre mi verga adolorida.

-        Esta bien… pero menos dientes… más labios… ohhh… siii… asiii… le animaba.

Pero creí que la podría guiar o adiestrar mejor… le acaricie los cabellos e indirectamente comencé a guiar su cabeza, para que adquiriera ritmo.

-        Anita también me dijo… que podía usar mis manos así… dijo Pamelita ingenuamente.

-        Si… si… está bien…

Ahora su labor no solo era con sus labios, su mano cogía mi verga, medio la pajeaba y succionaba… mierd… que igual que Anita, aprendía rápido… parecía que a Pamelita le estaba gustando también, ya no volteaba casi a ver si la estaba observando… se estaba concentrando en mamármela.

-        Así… Pamelita… así… Pamelita… chúpamela… decía extasiado.

-        Uhmmm… esto es más rico que lo otro… me confesaba con voz ahogada, sin dejar de succionar.

Sus caricias en mi verga, comenzaron a hacer efecto, mas la imagen de sus carnosos labios rojizos ya melosos por las gotas de leche que iban saliendo por mi excitación…

-        Uyyy… Pamelita… cuidado… le dije, queriendo apartarla.

Sin embargo, ella se había encaprichado con mi verga, como no hubiera imaginado… recibió un torrente de leche en a garganta… casi se ahoga, engullo todo lo que pudo pero tuvo que despegarse… mi verga descontrolada siguió escupiendo leche en los mejillas y hasta parpados… mientras ella confundida lo soportaba sin alejarse y tratando de pasar lo que ya tenía en la garganta…

-        Wow… Anita no me dijo que sería tanto… dijo sorprendida.

Con aquella imagen de Pamelita salpicada en toda la cara por mi leche y sin limpiarse, solo tomando con los dedos el semen en su parpado y probándolo inocentemente, me salió una nueva descarga que termino en sus carnosos labios y barbilla.

-        Uyyy Pamelita… eres lo máximo… dije satisfecho.

-        Anita me dijo que debía limpiarte también…. me dijo hacendosa.

Como si fuera una tarea a ejecutar paso a paso, Pamelita se había aprendido todos los concejos de Anita, pensé que tendría una nota escrita a mano, con todos los pasos a seguir. Solo me quedo dejar que su lengua limpiando mi verga.

Era gracioso porque mientras me limpiaba, los restos de semen en su barbilla manchaban de nuevo mi verga y ella seguía limpiando. Hasta que al fin dio por terminada su labor… me miro roja de vergüenza desde abajo y aun manchada.

-        Ven… vamos a limpiarte… le dije.

Con agua del lavadero, se limpiamos el rostro y quedo como nueva… solo no quería despegar su rostro de la tela con la cual se secaba… nuevamente estaba avergonzada.

-        Heyyy… lo hiciste excelente… mejor que Anita… le dije para animarla.

-        ¿En serio?... me dijo descubriendo su rostro sonriente, de al menos en eso ganarle a Anita.

-        Si… tienes unos labios espectaculares… repuse.

-        Gracias… me gusto chuparte tu… chuparte… tu… cosa… me dijo nerviosa.

Hasta miedo le daba decir pene o verga a la muy inocente. Solo me quedo besarle la frente y abrazarla antes que nuevamente la invada la vergüenza y se sonroje. Quizás para ella también era su última oportunidad de explorar algo conmigo y se atrevió a hacerlo a pesar de su timidez.

-        Te voy a extrañar… se atrevió a murmurar.

-        Yo también primita… repuse.

Mi padre entro en la cocina cuando yo abrazaba a Pamelita, nos habíamos embebido en aquella nueva experiencia, que nos habíamos olvidado de vigilar se volvían nuestros padres... aleje un poco a Pamelita y trate de explicar porque ese abrazo era más cariñoso de lo normal...

-        Es que… sigue asustada por el animal que vio en el establo... dije nervioso.

-        Oh... dijo mi padre con ironía... y ¿que habrá visto para asustarse así?...

Pamela enrojeció al darse cuenta de la clara alusión que mi padre hacía de mi miembro viril...

-        Quizás fue un zorro lo que vi en el establo… dijo tímidamente Pamelita, intentando salvar la situación.

Mi padre noto que la había incomodado y salió, dejándonos solos... quizás alguna actitud mía o de Pamela nos puso en evidencia, su ropa con algunas manchas que no eran de agua en su vestido…. tal vez ya iba intuyendo algo desde antes… ¿Qué se yo?...

Al final no nos delato un zorro en el establo, sino el viejo zorro de mi padre intuía algo… mierd… creo que ya me cagué… suerte que hoy me voy... ojalá que al regresar a la ciudad se le olvide...

Continuara…