El anito de Anita (26)
Despertando de una pesadilla
Desperté unas horas después, cerca del mediodía, con un dolor de cabeza amplificado... mi cabello estaba húmedo y al parecer tenía puesto otro polo... no, debo seguir divagando, me dije... quizás todo lo de la mañana fue un extraño sueño.
Me dirigí al baño, quería darme una ducha y quitarme parte de mi malestar, así lo hice, me di una prolongada ducha fría. Me extrañaba no escuchar a nadie en la casa, seguro mis primas seguían en sus labores en el establo.
Al salir de la ducha, vi tirado en un rincón el polo que yo creí tener al despertarme ese día, pero estaba sucio, con vomito... pero ¿qué?... no puede ser... si yo no he... ¿o sí?
Entre sombras, algunos recuerdos aparecían en mi mente, me vi semi arrastrado, luego mi obligado a evacuar el contenido de mi estómago, a duras penas logre hacerlo frente al sanitario, en el fondo escuchaba algunas voces femeninas preocupadas, claro... ellas... pero ¿qué paso?...
Me vestí y me dirigí a la cocina, aun confuso e intentando recordar lo sucedido... Haber... me quedé dormido... no fue eso, perdiste el conocimiento, repuso mi atolondrado organismo... Pensaba en esto, pero encontré a Anita, ella me miro asustada, como quien mira a un fantasma...
- ¿Ya estás bien?... me dijo preocupada.
- Si, solo tengo un terrible dolor de cabeza... le dije con evidente malestar.
Se acerco a mí y me abrazo, mejor dicho, se aferró a mí, y me dijo entre sollozos:
- Tonto... nos asustaste mucho...
- Pero ¿qué paso?... pregunte extrañado.
Me explico que Pamelita me encontró tirado en la cama, y que no reaccionaba... luego vieron el sobre de las pastillas, Anita recordé que me dio la bebida... con el cuerpo aun maltrecho por lo del día anterior, sospecharon que esa fatal combinación me había noqueado...
Así entre las dos me llevaron a arrastras al baño, donde me obligaron a desalojar el nocivo contenido en mi estomago... luego me limpiaron como pudieron, me cambiaron el polo que usaba... me dejaron nuevamente en la cama, mientras ellas decidían que hacer.
Decidieron esperar, pero como no me levantaba, se preocuparon... así que Pamela salió en busca de nuestros padres, que supuestamente deberían estar cerca... y Anita se quedó a mi cuidado, pero ella se desesperó un poco, y salió en busca de algunas hierbas con propiedades medicinales, que crecían cerca de allí... por eso que no había nadie cuando me desperté... cuando llegue a la cocina, Anita me estaba preparando una especie de té con esas hierbas...
Todo lo que me conto, a duras penas recordé algunas imágenes, que más bien parecían sacadas de alguna pesadilla...
Claro, me dije, Anita después de la faena que tuvimos en la cocina, se dio cuenta que yo no estaba bien y mando a su hermana, que recién llegaba del establo, a buscarme, porque en el estado que la había dejado yo en el piso de la cocina, seguro que no pudo buscarme ella misma... Pamelita me encontró y luego sucedió todo lo demás... pensé.
- Ahora tomate esto... no sabe muy bien... pero te ayudara... me dijo ofreciéndome una taza con una bebida que lucía y olía terrible.
- No... no... no más de medicina, ni consejitos caseros... por todo eso es que me siento así... proteste de mal humor.
- Oye si me hubieras dicho que habías tomado de esas pastillas no te habría ofrecido esa porquería de bebida alcohólica que ustedes toman... me dijo excusándose.
La veía en una actitud entre mandona y preocupada… al ver que no reaccionaba, insistió…
- Además, eso hubiera funcionado de no ser porque se te ocurrió tomarte dos de esas pastillas, ¿cómo pudiste hacer eso?, si esas pastillas son casi como analgésicos para caballos... me dijo en un casi maternal reproche.
A estas alturas esto me olía a sermón, no sabía si reírme de aquella actitud o bajar la cabeza y escuchar cómo me rezondraba.
- Ahora... tomate esto... me dijo casi con voz de mando.
Viendo que hablaba en serio, me resigne buenamente a tomar aquel mejunje, tome un sorbo... Aggg...... así debe saber la orina de gato, me dije... puse cara de asco y aleje la taza.
- Vamos... toma... me dijo ahora en dulce reproche.
Asentí, y absorbí todo el contenido de la taza, no sin maldecir para mis adentros mi mala fortuna de las últimas horas...
- Aggg... dije finalmente.
En realidad, el horrible sabor de la bebida me samaqueo, pero de alguna forma me sentí mejor, o quizás el deseo de curarme rápidamente hizo que cifrara todas mis esperanzas en aquella terrible bebida, y ahora esta funcionaba como un placebo para mí.
- Así me gusta... me dijo finalmente Anita sonriendo.
- Gracias... mama... le dije con una sonrisa extraña.
Era cierto, Anita se había comportado como lo haría cualquier a madre al ver a su hijo enfermo, y yo me sentí como un niño regañado, obligado a tomar la medicina que no quería, haciendo mis pucheros para no tomarla... ella se dio cuenta de todo el matiz de la escena que acabábamos de protagonizar, y se rio de buena gana.
- Vas a ser una buena madre... le dije bonachonamente.
- Tonto... me dijo sonriendo y casi ruborizándose por aquel comentario.
Esta reacción me fue de alguna forma comprensible, al recordar que yo siempre había halagado sus cualidades físicas, su desenvolvimiento en las artes amatorias, pero de alguna forma, obnubilado por nuestras apasionadas relaciones no había notado, o si lo hice, pero nunca se lo dije, que tenía otras cualidades especiales...
Bueno después del enredo que se armó ayer no era difícil pensar que ella fuera egoísta, manipuladora y que se yo, otras cosas más... pero hoy la note muy lejana de aquellas actitudes, como si todo aquello hubiera sido obra de una malévola gemela, o de un clon...
Estuvimos abrazados buen tiempo... mientras yo me sentía cada vez mejor, notaba como el fresco aire del campo oxigenaba mi descompuesto organismo, como aquel calor que me ofrecía el cuerpo de Anita me revitalizaba...
- Suerte que no llegamos a tener relaciones... sino tal vez te hubiera dado un infarto... me dijo Anita bromeando.
En ese momento no sabía si ella bromeaba o poseerla en la cocina, fue parte de mi pesadilla.
- Solo espero que nos quede tiempo pata una más antes de que te vayas me dijo, guiñándome un ojo.
Un poco confundido la aleje un poco de mí, quería despejarme la duda de que era real y que no:
- Oye, pero si... nosotros en la mañana... ¿no te acuerdas?... le dije
Observe que Anita me miraba extrañada, como si hubiera alucinado algo, luego agregue ...
- Puede ser que no recuerde algunas cosas, pero sé que lo que casi me lleva al coma fue la cogida salvaje que te di aquí... dije señalando el lugar donde recordaba haberla poseído.
- Estás loco... me dijo riendo y haciendo una mueca graciosa, luego su rostro cambio un poco, como si estuviera recordando algo, iba a agregar algo, pero...
Escuche la voz apurada de Pamela:
- Anita... no encontré a mi papa... creo que se fue de cacería con mi tío... ¿ahora que hacemos?... su voz se fue apagando a medida que entraba en la cocina y me veía.
Al igual que Anita, palideció al verme como si hubiera visto un espectro.
- Oh... despertaste... se acercó y me abrazo, lucia agitada, al parecer había ido corriendo en busca de ayuda, al no encontrar a nuestros padres, regreso apurada.
Ahora mis dos mis primas me abrazaban cariñosamente... parece que las asusté más de la cuenta... y bromeando les dije...
- Vaya, parece que ustedes ya me iban a enterrar...
- Si... dijo riendo Pamelita.
- Ya vez, Pamelita, yo te dije... hierba mala nunca muere... repuso a su vez Anita, y nos dio un ataque de risa.
Pamelita se alejó un poco... dio un suspiro de alivio, y seguro que, al vernos juntos, a Anita y a mí, se cohibió... así que invento una excusa para irse...
- Bueno... los dejo...voy a darme un baño...
La mire cuando salía, que linda que es... me dije... pero note que Pamelita caminaba de una manera un poco extraña, disforzada, como si le incomodara algo... luego mire absorto, aquella falda negra...
- Oye... ¿tú no llevabas puesta esa faldita negra en la mañana?... pregunte algo consternado.
- No... si te das cuenta mi falda es azul... y... Anita iba a decir algo más, pero me quedo mirando graciosamente.
Aquella extraña y sugestiva mirada fue aclarando más las cosas en mi cabeza hasta que... Oh, oh... fue la clarinada de alerta que sonó en mi mente... No me jodas... no me digas que... que me folle a Pamela... por la puta madreee…. Ayyy. Caraj...... le rompí el culito a Pamelita...
Notando, o mejor dicho entendiendo la situación, que ella más o menos había vislumbrado antes de la llegada de Pamela, que interrumpió la conversación en el momento en que poníamos en claro el incidente de la mañana... Anita mi miraba sorprendida:
- ¿No me digas que?... pregunto Anita entre risas.
Apenado, respondí afirmativamente con la cabeza... volví a recordar la frase con la cual el día anterior me dormí: de cuando acá, de ser un chico común y corriente, pasé a convertirme en el desvirgador oficial de la familia….
Caraj...... te pasaste de pendejo... no te basto con haberla desvirgado... tenías que romperle el ano también... eres un maldito... una basura... me reprochaba mentalmente.
- Espera... espera... me dijo conteniendo un poco sus risitas... no me digas que la cogiste por el... ya sabes... por donde me gusta... pregunto con cierta sorna.
Nuevamente respondí afirmativamente, bajando la cabeza en señal de vergüenza por mí accionar... en cambio a Anita le dio un ataque de risas, seguramente se imaginaba la situación... y yo seguía torturándome mentalmente... Ayyy... caraj... y pensar que prometí no tocarla... ahora resulta que termine inaugurando su ultimo hueco virgen... Ayyy caraj... ¿porque justo el ultimo día?... que cagada...
- Jajaja... pobre mi hermanita…. jajaja... me hubiera gustado verle la cara cuando te la clavaste... decía entre histéricas risas... jajaja...
Yo también recordé algunos pasajes de mi alucinado encuentro de la mañana cuando me cogí a Pamelita... con razón que se quejaba tanto, que me pedía que acabara rápido... yo al creer que era Anita, asumí que esos quejidos se debían a que su anito estaba maltratado... pero en realidad eran porque le estaba desvirgando su estrecho ano... lejos de disfrutar la brutal cogida que le estaba dando, más bien se dedicó a soportarla, por eso que se inclinó sobre el piso sollozando... pobre Pamelita.....
- Con razón Pamelita caminaba medio raro cuando la encontré… y vi la mantequilla destrozada, me dijo que antes de salir tú te apoyaste en la mantequilla… me dijo Anita, atando cabos.
- Bueno, en realidad me la unte para no maltratar tanto tu anito… pensé que era el tuyo… incluso hasta le pase un poco a Pamelita… dije resignado.
- Ufff… al menos… si la penetrabas al seco… seguro la desgarrabas… dijo aun risueña.
Al ver mi pesar y que el mundo que se me venía encima por lo que hice, Anita se contuvo un poco e intento consolarme:
- Vamosss... no fue tu culpa... bueno si... pero estabas... ya sabes...
- Si... pero... al menos debí... intenté responder a un confuso.
- Ya hombre., no le des tantas vueltas al asunto... total ya está hecho... me dijo sabiamente.
Lejos de estar molesta como el día anterior, Anita lucia de lo más risueña, la situación también lo ameritaba. Así más calmado me atreví a sonreírle… Tiene razón, en la mañana, al entrar en la cocina y verla así, pensé que era Anita...
Durante todo lo que recordaba de aquel encuentro no tuve oportunidad de verle bien el rostro, porque ella estaba entre los estantes, en mi estado tampoco creo que me hubiera servido de mucho. Además, estando tan alucinado, no pude diferenciar entre el redondo trasero de Anita y el de su hermana, que también estaba bien formado pero que era menos voluptuoso que el de Anita.
Claro... entonces fue ella (Pamela), la que fue a buscarme a mi cuarto. Una vez repuesta de la febril cogida que le di, y aun preocupada por la forma en que me retiré de la cocina, fue a verme a mi cuarto y asustada por mi estado fue a traer a Anita... claro que obvio decirle que parte de mi convalecencia era porque me había deleitado con su virgen trasero... ahora todo tenía más sentido...
Finalmente me dije: ¿que tiene esta cocina de mierd...? ¿Porque siempre termino cegándola aquí? debe tener alguna especie de maldición… y en realidad si la tenía, una maldición ancestral, que no se me hubiera ocurrido pero que luego me enteraría. Anita me miraba sonriendo, y viendo mis expresiones mientras yo repasaba mentalmente todas estas cosas...
- - Ya me explicaras lo que paso... me dijo benévolamente.
Cuando finalmente me vio más calmado, me tomo de una mano y me llevo hacia la mesa de la cocina y me dijo con coquetería:
- Bueno... ya que atendiste a mi hermanita... tú crees que te quede energía para tu primita mayor... agrego guiñándome un ojo.
- Ahh... no se... aun no me siento muy bien... le dije, un poco confuso por su actitud.
- Vamosss... no te hagas el difícil... dijo ella en tono casi de ruego.
- No, en serio, tal vez mas tarde... dije un poco temeroso de que me fuera a suceder la misma crisis de la mañana.
- No, es que después vienen nuestros padres y no vamos a poder... me contesto como una niña haciendo su berrinche... mira si quieres hasta me arrodillo... me dijo burlonamente.
Y fue así, se puso de rodillas frente a mí...
- Oye, ¿qué haces?... levántate... le dije un poco abochornado por su actitud.
- Espera... creo que ya se cómo animarte... me dijo sensualmente.
Sus manos buscaron rápidamente en mi short y asieron con destreza y confianza a mi verga...
- Heyyy... aguarda... dije retrocediendo un poco y apoyándome contra a mesa.
Ella, aun de rodillas me siguió, y sin perder tiempo se metió en la boca mi semi flácida verga...
- Uhmmm... lanzo un suspiro de alivio al sentir toda mi verga creciendo dentro de su boca.
- Espera... espera... dije intentando alejar su cabeza de mi verga, pero ella ya la había devorado y estaba asida a ella como una sanguijuela.
Por más que quise alejarla, no pude, además no pude resistir, la notable succión que ejercía sobre mi verga comenzó a excitarme... así que terminé acariciando sus cabellos...
- ¿Ves que te gusta?... me dijo coquetamente pasándome su lengua por la cabeza de mi pene.
Mierd...... en ese momento poco me importo estar en esa cocina maldita para mí, que Pamela nos descubriera, que nuestros viejos regresaran, o terminar convaleciente como en la mañana... solo quería cogérmela...
- Esta bien... está bien... le dije excitado, mientras ella formaba una sonrisa de satisfacción entre sus labios y mi verga, sabía que le daría lo que quería.
La levante, pero parecía que Anita no quería deshacerse de ese caramelo que chupaba con vehemencia... hasta que al fin después de darme una última lamida, comenzó a reincorporarse, no sin dejar de pajearme con una de sus manos... mi verga, lucia completamente tiesa...
La tome por la cintura y la coloque de espaldas contra la mesa, de un impulso ella se subió... le levante su faldita azul... además de no traer ropa interior, algo normal en ella, note que su pubis estaba completamente húmedo... y yo que pensaba practicarle sexo oral en agradecimiento por la mamada que me dio...
- Vamos... apúrate... me rogaba.
Sentada en la mesa, ligeramente inclinada hacia atrás, apoyando sus manos en la mesa, me miraba ansiosa... mi verga quedo a la altura de su conchita... y su anito más abajo se veía un poco irritado.
- Métela yaaa... me suplicaba con cara de angustia.
- ¿Por dónde?... pregunte confuso.
- Mi culito aun me duele... así que mejor dale a mi conchita... me dijo un poco apenada.
Le hubiera gustado que la penetrara por el ano, pero sabía que le dolería más de lo que disfrutaría, así que se resignó a ofrecerme su mojada vagina… al menos en eso no me había equivocado en la mañana.
Mi verga ingreso a su conchita como si le hubieran untado grasa, sus labios vaginales no ofrecieron resistencia a aquel musculoso intruso que hacía tiempo que no visitaba esa cueva, no porque no quisiera, sino porque los gustos de Anita demandaban complacer como prioridad a su otro agujero...
Ella se estremecía sintiendo como su conchita se iba abriendo ante el paso de aquel mazo de carne... teniéndome completamente adentro, sus piernas me abrazaron, empujando mis nalgas más al fondo, mientras ella reclinaba la cabeza un poco hacia atrás, disfrutando sentirse completamente ensartada...
- Uyyy... que ricooo... Uhmmm.... resoplaba satisfecha.
Yo la observaba extasiado, baje la mirada y comprobé como mi verga había desaparecido en su interior... cuando levante la vista, mis ojos se detuvieron en redondos senos que subían y bajaban al ritmo de sus placenteras respiraciones. Llevaba un escotado polito, por el cual se veían gran parte de sus henchidos senos, parecían que sus pezones iban a romper la tela...
Aprovechando su trance, ubique mis dos manos en los bordes de su escote y jale con fuerza, la tela no opuso mayor resistencia y se rasgó... sus senos orgullosos saltaron a mí vista... ella me miraba complacida, como diciendo: ...no pudiste aguantar, ¿verdad?...
Aún faltaba liberarla del sostén, no me contuve y jalonee a la mala, rompí algunos broches y los otros cedieron, dejándome ver sus endurecidos pezones... no resistí la tentación, me incline y los mordí, ella salto de placer, comencé a succionar...ella se retorcía...
- Ayyy... que no aguanto...... Uhmmm... decía extasiada por mis caricias...
Me abrazo fuerte, aferrándose a mí, mi verga le entro hasta la raíz, creo que hasta le quito el aire... su primer orgasmo no tardo sacudirla, con un espasmo finalmente cedió, dejo de apretarme... vaya que estaba completamente arrecha.
- Uhmmm.... ufff... suspiro cerca de mi oído.
Luego, recuperando, el aire agrego:
- Ahora quiero que me la claves... y fuerte...
Sus piernas cedieron un poco de la presión que ejercían sobre mis nalgas, así que retrocedí un poco la cintura... y nuevamente empujé hasta el fondo, esta vez sus piernas me ayudaron a empujar con fuerza...
- Ohhh... chillo de placer.
Así abrazados, sentí su cuerpo casi temblando por aquella maniobra.
- Dame más... me pidió luego.
Comencé a meter y sacar cada vez más rápido mi verga de su interior, sus piernas cada vez me ayudaban menos. Anita estaba completamente concentrada con cada clavada que le deba, y se estremecía con cada una de ellas, un escalofrió recorría su medula con cada perforación...
- Ahhh... Uhmmm...
Sus senos rebotaban en mi pecho, sus dedos, cual garras, comenzaban a aferrarse a mi espalda... hasta que no aguanto más... nuevamente se vino en otro brutal orgasmo, esta vez me apachurro levemente y luego se dejó escurrirse, entre mis brazos... mi verga aun dura seguía perforándole las entrañas...
- Ohhh... que placer...... ufff... exclamo con voz apagada.
Quizás al ser nuestra última sesión quería disfrutarla al máximo... su excitación estaba por las nubes... llegaba a límites insospechados... llegue a creer que su excitación también era producto una conchita muy sensible, ya saben por falta de uso... al rato...
- Otra vez... por favor...
Ella se alejó un poco, volvió a su posición inicial, un poco reclinada hacia atrás, con sus manos sobre la mesa. Está bien, me dije y comencé a penetrarla pausadamente. Ella me miraba deseosa, fue bajando la vista y se quedó absorta viendo como verga entraba y salía cada vez más rápido de su húmeda conchita...
- Ayyy... no puedo masss... hummm...
Otra vez, tan rápido, me dije... pero no era eso...
- Métemela por el ano... me dijo angustiada.
- ¿Que?... ¿segura?... dije sorprendido.
- Si, que no aguanto... la quiero ahí… por favorrr... métemela por ahí... me suplicaba.
Dude de actuar... pero ella no, se reincorporo un poco, con una mano tomo mi verga la saco de su vagina, y la dirigió a su maltrecho ano...
- Vamosss... daleee... me animaba.
- Te va a doler... le advertía.
- No importa... solo métemela... me recrimino.
Anita recostó la cintura en la mesa, de tal forma que su ano quedo más visible, por debajo de mi verga, su espalda seguía ligeramente reclinada, y sus manos apoyada contra la mesa... me miraba ansiosa, esperando que la penetrara por donde más le gustaba...
- Está bien... dije y comencé a penetrarla suavemente.
- Empuja masss... me decía con mueca de dolor y placer.
Su arrugado anillo se abría dificultosamente, lo sentía un tanto espero, irritado, pero, aun así, latía ansioso, apresaba mi verga, centímetro a centímetro...
- Auuu... que gorda la tienes…. hummm... me decía en excitado reproche, viendo como mi verga se perdía entre sus piernas.
Mi verga se fue haciendo espacio en su enrojecido esfínter, hasta que llego al tope...
- Uhhhhmmmmm.... que deliciaaa... ohhh...
- ¿Qué te gusta tanto?... pregunte excitado por verla así.
- Sentir tu gruesa verga atorando mi ano... me respondió mirándome a los ojos como poseída.
Se mordía los labios y miraba con cierto misticismo como mi verga obstruía su cavidad anal... yo la miraba satisfecho...
- Ya... cabálgame... me dijo con cara de preocupación y ansiedad.
Inicie mi arremetida contra su ano, que dificultosamente permitía mi ingreso a él, no me importo yo seguía empujando, mirando como entraba y salía mi pene de su ardiente agujero. Luego levanté la mirada y vi sus senos subir y bajar temerosos, con cada estocada mía, mis manos comenzaron a estrujarlos con pasión, para distraer un poco su atención... después le vi el rostro que en placentero sufrimiento soportaba y disfrutaba cada vez que le enterraba mi verga...
- Mas fuerteee... me decía casi entre sollozos...
Pase mis manos entre su cintura y sus piernas, apoyándome en la mesa, me empine un poco e incremente el ritmo... mi cintura se movía con fiereza... ella por momentos me miraba con rostro de reproche... a veces como diciendo: no tan fuerte...y otras como diciendo: muy despacio...
- Ayyy... mi anitooo... me ardeee... Uhmmm... se quejaba, pero seguía expectante, casi hipnotizada, viendo como mi verga la complacía.
A mí también me ardía la verga, pero no deje de penetrarla... hasta que sentí algo húmedo sobre mi verga... será sudor, o será que esta tan arrecha que parte de sus líquidos vaginales se escurrieron hasta allí... baje la vista...
- ¿Sangre?... dije asustado...
Un hilillo rojo resbalaba por mi miembro viril, la prolongada fricción, y la irritación que su anito hizo que un pellejito se pelara, lo que provocaba el sangrado... ahora ¿era yo?... o ella... me detuve... ella observo...
- ¡Me rompiste el culo!... dijo con cierta sorpresa, y ante mi sorpresa agrego... no importa... que no sea en vano... vamos... termina.... falta poco... dijo con renovada arrechura, podía sangrar, pero no quedarse a medias, tendría que sacarle otro orgasmo antes de eso...
Absorto, continúe con la faena... pero...
- Espera... dijo, pensé que se había arrepentido... sí me lo vas a partir, entonces hazlo bien... dijo con determinación.
Me alejo de ella, se paró, se limpió un poco y luego se puso en cuatro... claro como le gusta... apoyo el abdomen en la mesa, recostó sus codos, arqueando la espalda, levanto el trasero un poco. Como nunca vi sus nalgas excepcionalmente colosales, firmes, redondas, y su estrecha cintura...
Si quería arrecharme con esa postura, pues lo logro... no me importo su estado... quería deleitarme con ese magnifico trasero por última vez...
- Que esper... me iba a reclamar, pero en ese momento le enfunde mi verga violentamente.
Ella quedo prácticamente estampada contra la mesa... sus dedos se clavaron como garras en la madera...
- Uhmmm... chillo de placer.
La tomé de la cintura, empujándola más contra la mesa, casi estampándola. Comencé a sacar y meter, ahora el poseído era yo.
- Ahhh... si... siii... rómpeme el culo como el otro día... así... primito... ohhh... Uhmmm...
En su excitación recordó la manera brutal en que me desahogue con su ano después del partido de futbol, lejos de guardar resentimiento por aquel salvaje proceder, lo recordaba con placer...
- Sigues sangrando... dije con algo de preocupación, pero sin dejar mis frenéticos movimientos.
- No importaaa... destrózame el ano... pero no te detengas... por favor... ahhh...
Si su goloso culito quería más, yo le daría más... hasta que... por la ventana, divise, a lo lejos, a dos jinetes...
- Mi viejo y mi tío... dije a media voz.
- ¿Que?... exclamo ella.
Se incorporo un poco a duras penas, sin salir de mi aprisionamiento, se levantó, mi verga se arremango como pudo ante su movimiento, miro por la ventana, era cierto venían, estaban cerca al establo...
- Se van a tardar... vamos falta poco... termina... me dijo mirándome con ansiedad desde su posición.
- ¿Estas locas?... exclame.
- Loca no... recontra excitada, si…. me dijo guiñándome un ojo... vamos solo un poco más... es la última... por fa...... me suplico con cara de niña buena.
Sabía que no cedería, así que me apresure en cabalgarla con fuerza, para que llegara a su orgasmo lo más rápido posible... ahora la mesa retumbaba... esta maldita cocina, decía para mis adentros, mientras descargaba mi ira y frustración contra su ensangrentado ano...
- Uhmmm... siii... asiii.... ahhh... resoplaba ella mientras sus nalgas y senos saltaban con cada violenta embestida.
- Mas bajo... que nos van a oír... le pedía.
De pronto...
- Ustedes... dijo una voz absorta a nuestras espaldas.
Caraj... ¿ahora qué?... pero si ellos siguen afuera... ¿quien?... ¿mi vieja?... voltee temeroso... Anita también desde su posición volteo con cara de pavor, intentando observar quien nos había descubierto:
- Ustedes no aprenden…. dijo Pamelita con cara de sorpresa, pero voz que denotaba algo de indignación.
Ella nos veía perpleja... yo dándole la espalda, con mis nalgas descubiertas, mi short casi en el suelo... su hermana con la falda arriba, los muslos descubiertos, su polo hecho harapos, sus henchidos senos al aire... ah... y claro... lo olvidaba... mi verga atorada en su ano, abriendo sus redondas nalgas...
- Dejen eso ya…. nos rogo con incomodidad.
Yo la mire impávido, no supe que hacer o decir... luego mire por la ventana, y vi como mi viejo y mi tío desmontaban de sus caballos... yo quise desmontarme de Anita... pero ella con una mano presionando mi nalga contra la suya me detuvo...
- Pamelita... ya acabamos... pero por favor... ve a distraerlos... dijo Anita suplicándole a su hermana.
Anita tenía una expresión en el rostro al que nadie se atrevería a negarse... hasta sentí pena por ella, a estas alturas pensaba que ella había tomado lo mismo que me drogo en la mañana. Se aferraba a ese último encuentro sin importar las consecuencias...
- Está bien... pero es la última vez…. dijo Pamela con cierto hastió.
- Si... es la última vez... dijo Anita mirándome desde su posición con cierto halo de melancolía y ternura.
Finalmente, Pamelita me lanzo una mirada, de reproche, como si estuviera decepcionada de mí. Me sentí mal, bajé la vista. Luego ella salió presurosa al establo. Me quede en blanco unos instantes...
- ¿Qué esperas?... Apúrate... termíname yaaa... me rogo Anita, y volvió a apoyar los codos contra la mesa, esperando mi reacción.
Diablos…. todo esto es una locura... me dije... bah... que importa...... ella empezaba a culearme torpemente... mi verga que se había casi encogido por las ultimas sorpresas, reacciono, endureciendo, se armó de nuevo... y reanude mi demencial suplicio contra su carnoso trasero...
- Ohhh... siii... cómo me gusta esto…. hummm.... exclamaba ella.
Afuera ellos se dirigían al establo a guardar los animales... mierd…. apúrate…. me decía yo, pero por el susto yo había vuelto prácticamente a cero... me sentía algo excitado... pero me faltaba para llegar al punto en que estaba ella...
- Asiii... párteme el culo primito... vamos... ahhh.... me decía en su excitación para animarme.
Por la ventana vi como Pamelita, les dio encuentro en el establo... ojalá los demore... me dije... vamos... comencé a concentrarme en Anita, a alimentar mi morbo con su cuerpo, sus formas, su delicioso trasero, sus generosos senos, su estrecha cintura... observe su rostro convaleciente, sumergido en el placer, placer que yo le daba...
- Eso... siii... rómpeme... Ayyy... que no aguanto... hummm... que placer... ahhh...
- Que rico culo tienes…. exclame febrilmente...
- Si... y es tuyooo... hazle lo que quieras primito... reviéntalo... ahhh... ohhh...
Era una delicia escucharla así, entre sollozos, y gemidos ahogados... no sabía cómo ensartarla más... pero ella si sabía... apoyo el rostro de lado contra la mesa, abrió las piernas lo más que pudo, levanto el trasero, paso sus manos por detrás y jalo de sus abultadas nalgas para permitir una penetración total...
- Ahhh... acábame yaaa... uhhhh... que me matas... ohhh... decía entrecortadamente, casi sin aire.
Con mis manos a los lados de la mesa, me dedique a golpear con furia mi ingle contra su hambriento rabo, sus nalgas estaban rosadas, la mesa se movía, su cuerpo se retorcía de placer...
- Ayyy... Uhmmm... quería seguir pidiendo, tal vez suplicar clemencia, pero su voz ya no le daba para eso.
En un último y descomunal esfuerzo, la calve hasta el fondo, solo faltaba meterle mis testículos... ella se estremeció. La aprete fuerte contra la mesa, mientras ella arqueaba al máximo la espalda, sus nalgas se arremangaron contra mi ingle, las observe en todo su esplendor. Luego mi verga estallo en su interior, un brusco temblor recorrido toda su espalda, hasta su cabeza...
- Ahhh...ufff...
Luego Anita agacho la cabeza apoyándose contra la mesa... estaba desecha, cubierta de sudor, con la piel como de gallina...
- Ohhh... Anita tienes el mejor ano que haya probado... dije casi sin aliento, mientras mi pene escupía las ultimas descargas de semen en su interior.
Apoyada en la mesa volteo levemente, quiso responder algo, pero no pudo, con las justas respiraba, pero su rostro denotaba gratitud... y cansancio... su cuerpo aun saboreaba su ultimo orgasmo.
Me incline y la bese como pude, ella con apenas devolvió mi beso... estaba molida... yo no lucia muy diferente... pero me recompuse de nuevo... y vi perplejo por la ventana como mi tío salía del establo, con Pamelita persiguiéndolo, intentando evitar que viniera...
Mi tío se acercaba a la casa, me vio en la ventana y me saludo... yo idiotizado le devolví el saludo con una mano... si supiera que su hija está hecha un trapo debajo de mí, por la brutal cogida anal que le di...
Imbécil no lo sabe... pero lo va a descubrir…. me recrimine, mientras un frio sudor recorría mi frente...
Continuara…