El anito de Anita (25)

Una alucinada mañana

A la mañana siguiente me levanté temprano, no porque quisiera madrugar, sino porque tenía una resaca terrible y el tobillo adolorido e inflamado...

¿Qué esperabas?, ayer caminaste, bailaste, saltaste como si no te hubiera pasado nada... me reprochaba mi conciencia. Así que hoy veía, mejor dicho, sentía, los efectos del ajetreo del día anterior... para mis adentros maldije a Pedro por mi dolencia...

Como tenía suficiente con la resaca, decidí al menos aliviarme el dolor del tobillo, así que me tome un par de pastillas, que compre en el pueblo. Aunque el boticario me dijo que con una era más que suficiente, me tome dos, porque no tenía ganas de aguantar el dolor toda la mañana... uno es joven, y a veces insensato con respecto a las recomendaciones médicas...

Luego fui a desayunar, y yo no era el único con resaca, mi padre y mi tío lucían fatales, pero como que más acostumbrados a esa situación. Pamelita lucía radiante, quizás por haber recientemente perdido su virginidad... en ese momento no sabía que me despacharía de manera inesperada la otra que aún le quedaba. Aunque también por momento se veía un poco cohibida conmigo, solo me sonreía tímidamente.

Anita en cambio lucia tranquila, parecía tener una nueva actitud respecto a todo... Yo también comencé a sentirme algo así, un poco adormilado más bien, ¿será por las pastillas?... que importa me dije, al menos el dolor en mi tobillo va disminuyendo...

Luego del desayuno mis padres se acercaron a mí con aire de preocupación... que no me jodan... ¿ahora que paso? … ¿tenían cámaras en la casa? … ¿Anita conto todo?... ¿por eso se veía tan tranquila?... pensé desconfiado... Por suerte no fue eso...

A mi padre aun le quedaba una semana de vacaciones, y al parecer ellos deseaban quedarse, bueno después de hacer el amor como salvajes en el campo, me imagino que como dijo Anita para ellos era como su segunda Luna de miel... pero la conclusión de eso era que… yo regresaría solo a la ciudad...

-        Ahhh... no importa... me parece bien queden y disfruten de una segunda luna de miel... les dije en tono amigable.

-        ¿Seguro?, ¿no tendrás problemas estando solo en la casa?... pregunto mi madre.

-        Tenme fe, después de todo pasé casi todo el verano viviendo solo... le dije.

-        Hijo, solo una cosa... que no se te ocurra hacer fiestas, ni... comenzó a decir mi padre

Yo puse la cara de: acá viene el sermón... él se dio cuenta y solo le quedo decir resignado:

-        Bueno si lo haces, al menos procura no romper nada y limpia bien... me dijo con una sonrisa bonachona.

Ahí termino la plática... Mi madre y mi tía salieron minutos después al pueblo, para arreglar algunos asuntos pendientes sobre la feria... Mi papa y mi tío decidieron dar una caminata por las tierras, quizás cazar algo, buscando rememorar algunas cosas, me invitaron a ir con ellos, pero me abstuve, aun no me sentía muy bien por mi tobillo (no quería reconocer que tenía resaca)... ellos entendieron...

Pamela estaba en su cuarto, aseando... Así que me quede con Anita en la sala...

-        Oye, te noto distinta... no como ayer... ¿has fumado algo?... le dije bromeando.

Ella sonrió...y me dijo:

-        No sé, estuve pensando acerca de lo que paso ayer... y creo que me hice mucha mala sangre por las puras... sé que en algún momento llego a gustarte Pamelita más de la cuenta...

Quise objetar, creyendo que se me venía otra discusión... pero ella prosiguió:

-        Ah... pero eso no importa... hubieras estado ciego o loco si no te hubieras fijado en ella, es una linda chica... se parece a mí... dijo burlonamente.

Ambos nos reímos... me gustaba más aquella actitud, no era la chica insidiosa de días anteriores, quizás aquella actitud había sido provocada por los celos, vanidad, por su lastimado ego, ¿qué se yo?... Todas las reacciones que pueden generar los celos en las personas, pueden tener efectos atroces, y dejan terribles huellas en el ánimo, el semblante y el trato de las personas... reflexione.

Pero que bien que se veía ahora, liberada de todo esto, dejando aquella actitud que en los últimos días la había hecho verse odiosa, en ese momento parecía que le resbalaba todo... más bien me recordaba más a la chica con la que pase gratos momentos en mi casa...

-        Si no era Pamela, al fin de cuentas te fijaras en otra chica... y si tu fuiste capaz de desprenderte un poco de mí, al intentar dejarme con Pedro... creo que yo también debo aprender a hacerlo... me dijo finalmente con cierta nostalgia.

Creo que los dos sabíamos que lo nuestra era pasional, un juego sexual, con mucho morbo, que más allá de ese viaje se volvería insostenible de mantener, por la distancia, la familia, mis estudios, su trabajo en el campo, de alguna manera esa mañana lo aceptamos… bueno se había percatado de mi intención de emparejarla con Pedro….

Nuestra historia prácticamente terminaba ese día por la tarde, después de que yo tomara el autobús de regreso a casa... los dos lo entendimos por suerte de buena manera y en ese momento no nos hicimos mayores dramas...

-        Oye... pero si no te has dado cuenta… nuestros padres salieron... le dije con cierta picardía.

-        Es cierto...

-        Y si... dije sugiriendo otro encuentro.

-        Está bien... uy... Pero tengo limpiar la cocina y no termine de ordeñar las vacas... ah... no importa, luego limpio la cocina... al menos terminare de ordeñar las vacas, si mis papas regresan y se dan cuenta que falta leche van a sospechar... dijo más suelta de huesos.

-        Tienes razón, mientras tanto yo termino de arreglar mis maletas... le dije.

-        Nos encontramos en la cocina... me dijo guiñándome un ojo.

Me pare repentinamente con cierta ansiedad, sentí un mareo, diablos estas pastillas son más fuertes de lo que creí, ¿o es la resaca?, me dije... Anita se dio cuenta de ello:

-        ¿Estás bien?...

-        Si... es solo un pequeño mareo...

-        Hummm... debe ser la resaca... dijo con aire bonachón... ¿sabes que es bueno para eso?

-        ¿Que?... pregunte interesado.

-        Una copita más de trago... me dijo con un halo de sabiduría.

-        ¿Bromeas?... dije consternado.

-        Es en serio, mi papa siempre lo hace... después de una borrachera, a la mañana siguiente se toma una copa de la misma bebida... y con eso corta la resaca... al menos eso fue lo que me dijo...

Debe ser una de esas costumbres caseras, de esa sabiduría popular... no se... tal vez me haga efecto...

-        Bueno y donde encuentro más de ese jarabe... dije irónicamente.

-        Ahora te traigo un poco... me dijo diligentemente.

Al rato apareció con un vaso lleno de esa atroz bebida... solo sentir el olor casi me desmayo...

-        Pensé que solo sería una copita... me queje al ver el vaso lleno.

-        Creo que es mejor si tomas más... además no sé dónde guarda mi mama las copas... se excusó ella... vamos no seas quejón, bebe...

-        Está bien... dije resignado.

Me tapé la nariz e ingerí de un empujón todo el contenido de ese fatal brebaje... por unos instantes creí saber cómo se sentía arder en el infierno... por suerte el calor que genero la bebida en todo mi cuerpo se fue disipando...

Luego Anita fue al establo y yo fui a mi cuarto y termine de arreglar mis pertenencias... vaya que me sentía ahora más mareado que antes... ya se me pasara, me decía para animarme... paso un buen rato, al menos eso creí yo, así que me dirigí a la cocina...

Me apoye en el marco de la puerta, mi mareo iba en aumento, pero se calmó un poco al verla... allí estaba ella, dándome la espalda, arrodillada en el suelo, con la cabeza metida entre los estantes, seguro buscando algo… tal vez grasa para lubricar su maltratado ano.

La veía menear lentamente su trasero, así sin querer, de a pocos se iba levantando su faldita negra, dejando casi al descubierto sus bien formadas piernas y sus nalgas apetecibles... aquello me recordó el día del incidente con la cera.

¿Sabría que yo estaba allí?, ¿me estaría provocando?... Recordé que me dijo que le faltaba asear la cocina, como me demore mucho quizás ella empezó su labor, a sabiendas que yo, luego, viéndola en esa posición, me excitaría... bueno si eso es lo que quería lo consiguió...

Me acerque lentamente a ella, no porque quisiera sorprenderla, sino porque todos mis sentidos se sentían un poco confundidos, atrofiados, diría yo... y no precisamente por la ansiedad de poseerla o por la ansiedad de un último encuentro de despedida... sino porque las pastillas me habían adormecido más de la cuenta... ¿o fue el trago que me metí hace un rato?...

Que imbécil... fue la combinación de ambos…. me dijo lo poco de raciocinio que me quedaba para entonces... ¿cómo se te ocurrió combinar un medicamento tan fuerte (como para caballos) con una bebida alcohólica más fuerte aun?...

¡Maldición!, cuando bebí aquel vaso de alcohol puro, no me acorde que ya me había tomado las dos pastillas... claro, por eso es que mi vista esta tan distorsionada, mi cabeza alucinada... Caraj....... estoy completamente dopado….

¿Ahora que hago?... no puedo dejar a Anita así... no sé, después de la confusión de ayer, sentí que antes de irme, tenía que congraciarme con ella de alguna forma... y esta era la única forma que se me ocurría... y sobre todo era la forma que más le agradaba a ella...

No, no puedo fallarle, es nuestra última vez... mira cómo me espera en esa posición… vamos... vamos… solo hazlo... es una cuestión de orgullo también… después de todo no creo que nada malo pase... bueno... esto se va poner interesante... me dije dándome el último aliento, ya que nunca lo había hecho en ese estado, muy parecido al de embriaguez total.

-        Aquí vamos... me dije.

Libere mi verga... que graciosamente lucia completamente tiesa... vaya, a pesar de estar dopado, el morbo que me despertaba toda la situación me puso más cachondo... vi mantequilla en la mesa, cogí bastante y me la unte... seguro su anito debe estar un poco maltratado... me dije.

Me arrodille detrás de ella, rápidamente le levante su corta falda, para variar Anita no llevaba calzón... siempre con ella es así… no sé porque siempre me sorprendo por esto...

-        ¿Que?... exclamo ella confundida.

-        ¡Sorpresa!... dije y le clave sin miramientos mi verga por el ano.

-        Ayyy... grito ella.

Ante mi arremetida, su cuerpo sufrió un terrible espasmo, levanto la cabeza sorprendida, dándose contra los estantes superiores... plop... luego sentí su cuerpo temblar nerviosamente entre mis dedos que se sostenían de su cintura... mientras sus dedos se aferraban como garras al piso...

-        Lo peor ya paso... le dije burlonamente.

-        Ouchhh... auuu... ayyyyyyyyyyyyyy... la escuchaba quejarse.

¡Pobrecita!, seguro que su ano aún no se recupera de nuestros últimos encuentros... pero a ella le gusta así... y no me lo perdonaría si lo hiciera de otra forma... al menos se mas gentil con su pequeño agujero, esta vez no lo maltrates tanto... me dije.

-        Uhmmm... la escuche musitar ahogadamente.

Ella respiraba entrecortadamente, presa del dolor y el placer, después agacho la cabeza de manera sumisa, como resignándose a su destino, quizás asimilando aquella arremetida... o tal vez, solo quería que comenzara a cabalgarla... así lo hice.

-        Ayyy nooo... aun nooo... auuu... espera... Ayyy... nooo... más despacio por favorrr... ouuu... dueleee... decía entre sollozos.

Baje el ritmo para que su maltratado ano se acostumbrara a tan placentera fricción... empujaba suavemente, a pesar de que la mantequilla ayudaba, su trasero parecía oponer resistencia, lo sentía más estrecho, más contraído... bah… lo más seguro es que mis movimientos no son del todo coordinados, me decía a mí mismo.

-        Ufff... ouchhh... Uhmmm...

Mis distorsionados sentidos amplificaban la escena, veía su redondo trasero rebotar en mi ingle, veía la raja de su culo partirse mientras mi verga la perforaba. Oír sus quejidos y gimoteos era estimulante, mis dedos sentían su cuerpo estremecerse con cada incursión mía,

Sentí el olor de aquella prohibida cocina, en la que siempre me fue mal, y ahora, finalmente, me encontraba disfrutando en este ambiente de una alucinante cogida... inspirado por todo esto comencé a incrementar el ritmo...

-        No... auuu... nooo... auuu... esperaaa... ouchhh... más suave... Ayyy... hummm... ahhh....

No le preste mucha atención a sus quejidos o gemidos, ya no los diferenciaba, mis embestidas eran cada vez más fuertes... ella temblaba, se estremecía con cada una de estas demenciales incursiones... mi mundo también se tambaleaba con cada frenético movimiento... la cocina parecía moverse... los utensilios volaban... estaba divagando... diablos….

Vamos no mires alrededor, concéntrate en ella... me dije y volví la vista a sus generosas nalgas que se abrían abruptamente ante el paso de mi verga... si así está mejor, me dije apreciando mi labor, ahora me sentía un poco más aliviado de mi desvarío...

-        Ayyy... por favor... no masss... hummm... ouchhh...

Ella perdió un poco el equilibrio y tuvo que apoyarse con los codos contra el suelo, luego puso un brazo adelante, y apoyo la frente sobre él. Parecía estar llorando, no sé si de dolor o placer por ese último encuentro de la manera que más le gustaba...

Pensar que al principio quise tratarla suavemente, así como traté a Pamelita la noche anterior… pero en realidad, en ese momento me la estaba cogiendo salvajemente... destrozándole el poco orto que le quedaba, como para que se acuerde de mi buen tiempo…

-        Este es tu castigo por mentirme... le dije completamente embebido por la excitación.

-        Está bien... ouuu... está bien... ahhh... pero por favor... acaba yaaa... hummm... ouuu... suplicaba entre placenteros gimoteos.

Sentí que la cabeza se me iba calentando, como si la sangre se me subiera de golpe... los latidos de mi corazón aumentaron... por un momento temí caer en alguna crisis... y de alguna forma así fue... mi verga exploto dentro de su estrecho canal... llenándola de semen...

Ella al sentir la descarga de leche, nuevamente sufrió un espasmo, que recorrido su columna y otra vez levanto la cabeza, se golpeó contra los estantes...

-        Ahhh... fue el último alarido que le escuche, antes de que se dejara caer temblorosa en el piso.

Su rostro era una maraña de cabellos, sudor, rubor... yo en cambio seguía agitado, acelerado más de la cuenta... ¿qué me pasa?...

-        ¿Estás bien?... pregunto ella preocupada.

-        Si... si... es solo que...

Entonces escuche un ruido afuera...

-        Debe ser Pamela... mejor me voy... le dije...

Enrolle mi instrumento, me levante como pude y salí tambaleante de la cocina... todo se veía de cabeza... diablos….

-        ¿Pamela? ¿Seguro que estas bien?... pregunto nuevamente.

Vi que hizo un ademan de querer levantarse, pero ella también estaba maltrecha, así que resbalo y cayó en su misma posición, intentando recuperar el aire que aquella agitación le había quitado.

-        Si, no te preocupes... le grite desde el pasillo.

Eso te pasa por combinar sexo, drogas y alcohol…. me dije intentando bromear conmigo mismo de esa absurda situación, quizás queriendo animarme... aunque en realidad la situación era más bien preocupante, parecía una pesadilla.

Llegue a mi cuarto como pude, me deje caer sobre la cama... luego perdí el conocimiento...

Continuara…