El anito de Anita (23)

En la oscuridad

Regresando al auto, de nuevo me dieron ganas de vomitar, nos alejamos entre los árboles, mientras yo evacuaba lo que me quedaba en el estómago Pamelita me traía agua. Me enjuague bien, luego apoye mi espalda contra un árbol... a escasos metros la fiesta continuaba...

-        Creo que mejor llamo a Pedro y Anita... dijo Pamela asustada.

-        Espera... ya se me pasa... le dije tomándola de un brazo.

Lance un profundo suspiro, llenando mis contaminados sentidos de fresco aire, me sentí un poco mejor, así que la atraje hacia mí, buscando apoyarme, pase un brazo por su cuello, iba a reincorporarme, me aleje un poco del árbol en que se apoyaba mi espalda.

Me estaba reincorporando, pero trastabille y nuevamente mi espalda dio contra el árbol, solo que esta vez me deslice, casi me voy hasta el suelo, por suerte Pamela reacciono rápido, giro y me sostuvo de la cintura y con su cuerpo casi contra el mío ayudo a detener mi descenso... entonces tuve tiempo de apoyar mejor mis pies... en este percance adoptamos una posición peculiar...

Yo, un poco agazapado por mi desliz, me encontraba casi a la altura de ella, mi brazo izquierdo aun cubría su hombro, ella a escasos centímetros de mí, me sostenía por la cintura... primero sonreímos por lo que había pasado, que casi me caigo, luego la cosa se puso un poco tensa...

Nos miramos con otros ojos, como cuando estábamos bailando… la atraje más hacia mí... mi primera intención fue intentar pararme de nuevo, pero teniéndola tan cerca... dude... ella me dejo actuar... se acercó a mi sin temor, con una cariñosa mirada, aquel brillo de ansiedad, de inocente espera, volvió a sus ojos... sabiéndome oculto, lejos de todo, y etílicamente envalentonado me deje llevar...

Mi mano derecha acaricio su cabello, alejo un poco aquellos que cubrían su dulce rostro, luego mis dedos se deslizaron por su mejilla, ella agacho un poco el rostro en señal de timidez, su mirada no quería delatar más su ansiedad...

Mi mano llego hasta su barbilla, mi pulgar se ubicó en la comisura debajo de sus carnosos y rojizos labios, mi índice paso debajo de su mentón, me acerque más a ella y le levante un poco el rostro...

No fue necesario mayor aliciente, cuando mis dedos empujaron suavemente su rostro hacia arriba, nuestros labios se encontraron casi cerca, el ultimo impulso que faltaba lo dio ella... sellando aquel tierno y prolongado cortejo con un inocente pero apasionado beso...

Mi boca se deslizaba suavemente entre sus carnosos y rojizos labios, no dude en acercarla más a mí y abrazarla, ella a su vez se aferró a mí con más fuerza, descargando en aquel beso toda la tensión y la desazón producidos en los últimos días... no piensen mal, aquel beso no llego a ser lujurioso, fue más bien tierno y apasionado...

A diferencia del beso que nos dimos en el baile, este fue mas prolongado y menos tenso, durante el baile quizás estaba a la expectativa de ser descubierto… esta vez envalentonado por la ebriedad y estar alejados, me permitió disfrutar mas de los labios de mi primita…

Después de algunos minutos... mi conciencia despertó de su etílica somnolencia, y comenzó a torturarme: no le hagas esto a Pamelita, es una buena chica, no es tan arrebatada como su hermana, no se merece esto... por último recuerda tu promesa... maldición…. puedes rebuznar todo lo que quieras... pero no es correcto hacer esto...

Con mi propio pesar, la aleje un poco de mi... ella aún tenía los ojos cerrados, sus dulces labios aun disfrutaban aquel beso... finalmente abrió los ojos, como saliendo de un sueño... tímidamente ella se sonrojo un poco y bajo la mirada... vaya que es hermosa, me dije nuevamente...

-        Lo... lo siento... me disculpé por mi accionar... no quise... bueno, si quise... pero... en este punto ni yo mismo entendía que quería explicarle.

Después del primer beso un hubo tiempo de decir nada, ahora tras el segundo, no sabía cómo decirle que aquel me había agradado demasiado, más de lo que imagine, pero que no quería aprovecharme de ella, la situación con su hermana era por demás confusa y complicada... al parecer ella entendió perfectamente...

-        No... no te preocupes... creo que mejor regresamos... me dijo con una leve sonrisa.

-        Tienes razón... vamos...

Cuando salíamos de entre los árboles, vi a Pedro y Anita buscándonos, hasta que sus ojos nos encontraron, cierta mirada de recelo nublaba los ojos de Anita. Quizás por la forma que me apoyaba en su hermana, o como Pamelita me tomaba de la cintura... lo cierto es que el estómago se me revolvió nuevamente, me aleje de Pamela y volví a perderme presuroso detrás de los árboles... ahora parecía que iba terminar de arrojar mis intestinos...

Bueno, al menos esta imagen les dio a entender el porqué de nuestra demora, y seguramente apaciguo un poco el ánimo de Anita... que junto con Pedro vinieron presurosos en mi ayuda... Pamelita desapareció nuevamente en busca de agua.

Nunca más vuelvo a tomar…. vaya juramento para hipócrita, reconoció lo poco racional que me quedaba de conciencia... tras unos instantes replantee mi afirmación… al menos no vuelvo a tomar de esa misma porquería…. ah... ahora sí… esa si te la creo...

Me llevaron a arrastras a la camioneta... Pamelita parecía mi enfermera, mientras me sostenía de Pedro y de Anita... no recuerdo gran parte del trayecto de regreso... solo algunos baches que hicieron saltar mi estómago y revolvieron mi mareada cabeza.

Finalmente llegamos a la hacienda... me despedí de Pedro y agradecí su ayuda... sostenido por Pamelita me disponía a entrar, pero de reojo pude ver el amistoso beso en la mejilla que recibía Anita de Pedro, cosa que me enervo un poco... creo que hasta Pamela lo noto...

Entramos, ahora estaba flanqueado por mis dos primas...

-        Creo que mejor te das un buen baño para que te quites un poco ese malestar... y ese olor... dijo graciosamente Pamelita.

-        Creo que si, además quiero quitarme este terrible sabor de boca... dije con mejor ánimo.

Sin embargo, mis palabras cayeron como en doble sentido, Pamelita me miro apesadumbrada creyendo tal vez que me refería al beso que nos dimos... así que me apure en agregar...

-        Digo por la bebida... mejor me baño...dije rápidamente tratando de salir del asunto, al menos la mirada de Pamela se recompuso.

-        Puedes solo... ¿si quieres te ayudo?... dijo hacendosamente Anita.

Sin embargo, recordé aquel amistoso beso que le dio a Pedro y en mi estado no tenía humor para eso. A pesar de haberlos dejado bailar, y de pensar que era lo correcto dejar ir a Anita con Pedro, esa última imagen me dio algo de celos… es difícil dejar algo así, aunque sepas que es lo correcto.

Además, noté como la mirada de Pamelita se nublaba nuevamente. Así que decidí, al menos en señal de respeto por aquellos dulces besos que le robé esa noche… no hacer nada más con Anita... menos aun con Pamelita en casa…

-        No, no te preocupes... puedo yo solo... le dije.

-        Como quieras... dijo Anita con cierta molestia.

Mientras Pamelita intentaba disimular su sonrisa ante el desliz de su hermana, o quizás se alegró de saber que después de ese último beso que nos dimos, yo no necesitaba más. Tambaleante me dirigí a la ducha, me di un buen baño de agua fría, que me repuso un poco... al menos podía pararme mejor... luego me lavé bien la boca para quitarme aquel amargo sabor del alcohol...

Salí vestido con una toalla en la cintura, y con el torso descubierto, solo usaba mi polo cubriendo mi espalda. Mis primas esperaban afuera, seguro preocupadas por mí, ya que en mi estado hubiera podido tener algún accidente casero...

Vi sus diferentes reacciones ante mi semidesnuda presencia:

-        Por un lado, Anita me comía con la vista y con una sonrisa maliciosa...

-        Por otro lado, Pamelita, desviaba un poco la mirada haciéndose la desentendida, quizás de reojo lanzaba una qué otra mirada, pero su cohibida reacción me robo una sonrisa...

Luego Pamelita me ofreció una taza de té... vaya que se había convertido en mi enfermera...

-        Gracias... le dije sonriendo quizás más amistosamente de lo normal, ella me sonrió tímidamente, y para disimular un poco ya que Anita estaba al lado... agregue:

-        Bueno, si me disculpan... creo que me voy a dormir... buenas noches...

-        Buenas noches... me respondieron ellas en coro.

Me aleje unos pasos hacia mi cuarto, y empezó la pelea...

-        Yo me baño primero... dijo Pamelita.

-        No, me toca a mí... respondió Anita.

-        Tu siempre te bañas primero... protesto Pamelita.

-        Respeta a tus mayores... además tú te demoras más... replico Anita.

Y yo que pensé que mis primas estaban preocupadas por mi... bueno si, en parte... pero también querían usar la ducha... y cual niñas se peleaban por su turno... me dio risa... Al final creí entender que la pelea la gano Pamelita, seguro Anita le cedió el puesto, después de tantos favores y silencios que le debía a Pamelita, era de esperarse...

Sentía el cuerpo caliente, así que solo me puse un polo delgado y un short, luego me recosté intentando a dormir, pero la cabeza aun me daba vueltas... no solo por la bebida, aún tenía presente la imagen de mis "ecológicos" y calenturientos padres... pero esta se fue disolviendo dando lugar a los labios de Pamelita, su dulce contacto... Uhmmm... ¡Maldición…!

Termine de beber aquel te que Pamelita diligentemente me ofreció... que buena es conmigo… ¡diablos!… piensa en otra cosa... me decidí, y obligué, a recordar lo excitante de aquella faena del día anterior con Anita, o la que tuvimos hoy entre los árboles...

Sin embargo, también pensé en cómo me hubiera gustado tener relaciones más tiernamente con Anita... de alguna forma mi morbo creció... se me ocurrió una traviesa idea, estando aún bajo efectos del alcohol, decidí ponerla en práctica...

Ya que no iba a poder dormir, y que Pamela se iba a demorar en la ducha, quizás tendríamos tiempo para un nuevo encuentro. De alguna forma sentía que eso me ayudaría a exorcizar el recuerdo de mis padres y de Pamela, así como a tener aquel tierno encuentro que deseaba con Anita...

También debía aprovechar que no estaban mis viejos ni mis tíos, que seguían parrandeando en la feria. Al día siguiente quizás no habría tiempo para tener otro encuentro con Anita, el día se podía ir en el trabajo o alistando mis cosas… además de alguna forma tener relaciones en su propio cuarto me despertaba más mi excitación...

No lo pensé más, me pare, aun mi vista distorsionaba un poco la realidad, señal de que el alcohol aun no bajaba... camine tambaleante, me dirigí por el pasillo hacia su cuarto, poseído por aquel deseo de una nueva aventura...

La puerta estaba semiabierta, la luz estaba apagada... ingresé a ese claustro hasta ahora prohibido para mí... la vi estaba frente a la ventana, dándome la espalda. Aun llevaba puesto su vestido azul, y peinaba su cabello en la escasa claridad que irradiaba la luna por la ventana. Seguro estaba en espera de que su hermana saliera de la ducha...

Me acerqué a ella por detrás... ella sintió mi presencia y volteo rápidamente, no pude ver bien su rostro en la oscuridad, quiso decir algo... no quise llenar el momento con discusiones, de porque andaba pegado a Pamelita, porque se despidió así de Pedro, porque la rechace al entrar a la ducha... solo le puse mis dedos delante de sus labios...

-        No digas nada... susurré cariñosamente, sentí como sonreía.

La tome de la cintura, la acerque hacia mí y la bese con pasión, ella soltó el peine y sus brazos rodearon mi cuello, mientras sus labios devolvían mi beso... sus manos acariciaban mi rostro, sus dedos se perdían en mis cabellos, mientras mis manos acariciaban su espalda.

Mis dedos en la oscuridad descubrían el cierre de su vestido... procedí a bajarlo, me aleje un poco de ella mientras, suavemente iba despojándola de su vestido, este se deslizo hasta caer en el piso, dejándola solo con su ropa interior...

Ella se acercó lentamente a mí, pisando su propio vestido, y comenzó a levantarme el polo, yo me deshice de el con su ayuda, nuevamente nos juntamos en un beso. Mientras mis manos en la oscuridad tentaban buscando el broche en su espalda, cuando lo halle procedí a desatarlo, logrando liberar sus senos de su prisión, ella misma se despojó de esta prenda.

Yo acaricie sus senos, con ternura mi tacto se deslizo por ellos, tocando sus puntiagudos pezones, que se contrajeron por la excitación... Mis labios recorrieron su cuello y bajaron más hasta sus senos, le di un beso a uno de ellos, cosa que la estremeció... luego seguí besando sus generosos labios, que ahora un poco más excitados aprisionaban los míos con más pasión...

Mis dedos siguieron explorando su cuerpo, hasta llegar a su estrecha cintura, fui bajando, casi jaloneando su calzón... ella entendió y me ayudo, sin dejar de besarme, se despojó del calzón por entre sus piernas... luego me toco a mí, me despoje del short, a estas alturas mi miembro viril se encontraba casi totalmente desplegado...

Lentamente la fui acercando a una de las camas. Ella sumisa, me dejaba llevarla... la notaba un poco nerviosa... quizás un poco temerosa de experimentar algo fuera de lo habitual... algo fuera de los encuentros salvajes y pasionales que tuvimos.

La recosté, ella lentamente se fue acomodando mientras yo me ubicaba sobre ella, no dejábamos de besarnos y prodigarnos caricias. Luego ella fue abriendo lentamente las piernas, para darme espacio a mí entre ellas y permitirme accionar...

Casi instintivamente mi pene se ubicó entre sus muy humedecidos labios vaginales... ella aguardaba el impacto con algo de nerviosismo e impaciencia... le fui insertando mi verga lentamente... quizás por el exceso de humedad de su vagina… resbalo un poco, pero presione nuevamente hasta que ingreso finalmente.

Un pequeño gemido de excitación y dolor impregno dulcemente mis oídos, sus manos arañaron mi espalda. Ella ladeo un poco la cabeza, soportando y disfrutando aquella incursión, mientras mi pene seguía avanzando lentamente en su interior...

-        Uhmmm... la escuche musitar complacida.

Luego me tomo de la nuca y me dirigió hacia su rostro, la besé, recorrí sus carnosos labios, casi jalándolos con los míos. Ella ahogaba algunos gemidos y jadeos con nuestros besos, mientras yo iniciaba rítmicamente las penetraciones...

Cuando su ser, excitado, no aguantaba más, se separaba de mis labios y su rostro se perdía entre mi rostro y mi hombro, emitiendo placenteros gruñidos cerca de mi oído, y sus manos se aferraban a mi espalda soportando mis pausadas embestidas...

Por primera vez sentí que le estaba haciendo el amor y era fantástico, antes todos nuestros encuentros habían sido básicamente carnales, excitantes, en ciertas ocasiones salvajes, tal vez rayando en la locura... pero esta vez era diferente...

No la escuchaba exclamar voz en cuello, ni pedir como más como fiera en celo... cosa que, si me excitaba, pero que en esta ocasión no necesitaba... me eran más que suficientes sus dulces gemidos, sus complacientes labios... la tibia estrechez de sus labios vaginales... pero no quería seguir pensando en más cosas, solo me deje llevar...

Sintiendo mis sentidos empapados por todas estas gratificantes emociones, fui llegando al clímax... y en una última descarga me vine... un temblor recorrido su cuerpo, luego se contrajo, se aferró a mí, sus pechos se hundieron en mi tórax, sus manos se contrajeron en mi espalda, al menos no me clavo las uñas, soltó un placentero gemido...

Me pareció que por unos instantes se le erizo la piel, después ella se relajó completamente, se dejó descansar entre las sabanas, mientras sus pechos pausadamente se recobraban de aquella placentera excitación...

Sentí algo de humedad en mis genitales, en mi satisfecha verga deshinchándose… quizás era muestra de que no era necesario un encuentro tan salvaje para que ella lubrique o se moje… bastaba con un encuentro romántico.

Completamente satisfecho por aquella placentera y quizás última muestra de amor, por tan gratificante experiencia... mis labios buscaron los suyos en la oscuridad... sus labrios agradecidos me devolvieron el favor besándome tiernamente...

Hasta que... encendieron la luz…

Continuara…