El anito de Anita (22)
Trauma
Intenté espiar entre los arbustos para ver quien se acercaba, logré divisar dos sombras a lo lejos...
- Diablos., alguien viene... vístete... le dije preocupado.
- Si... pero creo que mejor nos escondemos... me dijo ella cambiando drásticamente su semblante, de un estado de tristeza a uno de temor.
Así, a medio vestir nos acurrucamos en el lado en que los arbustos eran más frondosos y la maleza estaba más crecida, para ocultarnos lo mejor posible e intentando no hacer mucho ruido para que aquellos inoportunos no nos descubrieran.
Me hice un espacio con las manos entre los arbustos para seguir espiando: los vi entre la poca claridad ofrecía la noche, estaban a unos 10 metros de distancia. Al parecer eran personas adultas de más de 40 años… estos viejos calentones, me dije instintivamente… sospechando que buscaban privacidad igual que Anita y yo.
- Si, creo por aquí.... dijo una voz masculina.
- ¿Estás seguro?, creo que más allá... respondió una voz femenina.
Pero… esas voces me eran conocidas... ¿de dónde?... Anita me miro con cara de estupor... ¿mis tíos?... no… no eran ellos, aunque lo hubiera deseado… por la put... madre... son mis viejos... caraj... seguro que nos siguieron... ahora ¿por donde mierd... nos escapamos?
Anita que antes lloraba de nostalgia, ahora lagrimeaba temerosa. Le hice gestos con las manos... ya va... ya va... mientras yo me decía: piensa algo estúpido, por un momento quise en salir y mandar todo al diablo, estaba aburrido de seguir escondiéndome... ¿qué es lo peor que me puede pasar?, me dije... hice un ademan de pararme... ella me cogió de un brazo desesperada...
- Espera... espera... veamos que pasa... me susurro.
Le hice caso, total es igual que ellos me descubran a que yo mismo me descubra. Bueno, no podíamos salir por donde entramos porque saldríamos justo frente a ellos, pero me pareció ver un lugar por el cual huir, entre un árbol y los arbustos.
Podríamos deslizarnos cuidadosamente sin hacer ruido, pero demoraría algún tiempo por lo estrecho del lugar y por el cuidado que tendríamos en no dañar la ropa... diablos... solo queda esperar y rezar... aunque a estas alturas ni me acordaba como...
Nuevamente me dedique a observar... hey... hey... aguarda... aguarda... ¿qué está pasando aquí?... no... no puede ser... ellos se están... se están besando…. Aggg…
Pensé que nunca hacían eso, que no sabían cómo hacerlo... no, no, viejo... no... ¿qué haces?... déjala... dejaaa... caraj...... muy tarde... le está quitando la blusa...... ay mierd....... en ese momento hubiera preferido que ellos hubieran venido con la intención de buscarme, a encarcelarme... pero no para esto, no con la intención de... de... ya saben...
No... no... no puedo ver estooo... un frio temblor recorrido mi espina dorsal, me aleje perturbado de entre los arbustos... Anita me miro asustada, pálida por el pánico y cubriendo su media desnudez sin entender la causa de mí accionar...
- ¿Qué?... ¿qué pasa? ... se atrevió finalmente a musitar.
- Es que... es que... ellos... ellos... tu... sabes... dije tartamudeando.
Al no entenderme ella misma se hizo un espacio entre los arbustos para observar mejor... note como Anita abría la boca en un gesto de sorpresa y como este gesto se iba transformando en una sonrisa burlona...
- ¿Van a hacer lo que creo que van a hacer?... me dijo suavemente, volteando a mirarme con una mueca graciosa.
- Creo que si... dije moviendo la cabeza con cierto gesto de repulsión.
Se tapo la boca para que no se escucharan sus risitas, la mire enfadado, ella en cambio me invito a seguir observando...
- Oye... ven... tal vez... aprendamos algo... me dijo burlonamente.
- ¿Estas loca?... exclame.
Sin embargo, ella insistió... no sé por qué, pero pudo más ese morbo, esa curiosidad y al final me acerque a ella y juntos espiamos: A estas alturas los dos no llevaban puestas sus camisas, mi madre por suerte llevaba brassiere, mi padre la acariciaba con vehemencia, seguro producto de su semi ebriedad, me madre le seguía la corriente...
No viejo... quítale las manos de encima... sí lo único que te he visto estrujar entre tus dedos es el dinero que me mezquinas... y deja en paz sus senos y no... no mama... ¿por qué haces eso?... deja de buscar en su pantalón…. de repente mi vieja comenzó a bajar por su pecho y abdomen... nooo... nooo… mis ojooos... estoy ciegooo....
Por un instante fue así, se me nublo la vista completamente... me fui para atrás... fue suficiente... yo me largo de aquí... no sé cómo... pero me largo... Anita me sujeto de nuevo del brazo...
- - Oye... cálmate... seguro que ya terminan... luego nos vamos... si quieres no mires... pero no hagas que nos descubran... me dijo.
- - Esta bien... está bien... dije ofuscado.
Ella seguía observando...
- Y pensar que fue viéndolos que aprendí ciertas cosas, esa noche después de ir a la piscina, aprendí como mamarla… me dijo Anita.
- Heyyy... mejor déjalo ahí ¿quieres?... reclame.
- Vamos... agradece que lo que vi aquella vez te ha dado tantas satisfacciones...
No pude rebatir ese hecho, y no quería discutir más el tema era suficiente con tener a mis padres a escasos metros... Aggg…. piensa en algo diferente... no se... ¿en qué?... en Pamelita... eso es... en sus dulces labios... nooo... labios nooo... justo cuando mi vieja hace una mamad... se me ocurre pensar en eso...
- Creo que ya van a.… sí, lo están haciendo... y pensar que así te hicieron a ti... me dijo al borde de las carcajadas...
- Ja... ja... que graciosa eres... le dije displicentemente.
Aunque en realidad podría ser cierto ¿Quién sabe?… pero quería creer que me habían encargado en un momento más tierno y romántico... no en medio de los matorrales haciendo el amor salvajemente como Tarzán y Jane….
Diablos... y ahora comenzaron con los gemidos...... ahhh...me voy a volver locooo…. me tape los oídos para no escuchar, cerré los ojos para no ver... adopte la postura de un hombre en una trinchera, pero ni, aun así, en mi mente se reproducían algunas imágenes de ellos haciendo cada cosa... No aguanto más... busque mi camisa y termine de vestirme torpemente... hasta que ella dijo...
- Oye... no es lindo que después de tanto tiempo juntos ellos sigan haciéndolo... ¿acaso eso no demuestra que aún se quieren?... me dijo cariñosamente, seguro intentando evitar mi huida...
Ahhh no me vengas con esas tonterías, fue mi primera reacción… pero luego lo pensé más detenidamente ... y si tenía razón... a veces cometemos el error de creer que nuestros viejos nunca fueron jóvenes, que nunca hicieron las mismas locuras que nosotros… y que por eso conocen o intuyen nuestro accionar… experiencia le llaman.
Yo siempre vi a mis viejos como unos ogros acostumbrados a vivir juntos y a malograrme la vida, pero después de todo son seres humanos, tienen sentimientos. Me parece bien que se demuestren su amor... pero caraj... que lo hagan en un hotel, en la pose del misionero y cubiertos por un montón de sabanas...
- Piensa que para ellos es como su segunda luna de miel... me dijo Anita para animarme.
Al final no me quedo otra que reírme de mi mismo y de la situación... mis viejos no eran unos santos y después de todo de alguien tuve que heredar aquellas manías... ufff...... hasta que al fin terminaron... gracias a Dios...
- Ahora termina de vestirte... le dije a Anita.
Termino de vestirse, esperamos escucharlos irse...pero nada... Anita volvió a espiar entre los arbustos...
- Oh... oh... creo que se van por la segunda... dijo graciosamente sorprendida.
- ¿Que?... ¿en serio?... respondí atónito, quise acercarme para comprobar.
- No te recomiendo que veas...
- ¿Por qué?...
- Digamos que cambiaron de posición...
- ¿en serio?... dije desanimado, parecían tener cuerda para rato.
- Si ves esto vas a tener que conseguirte un psicólogo o un buen hipnotizador... me dijo con una sonrisa benévola.
- Aggg... ¿tanto así?... respondí resignado.
Asintió graciosamente con la cabeza... Diablos… luego Anita me diría que ya sabía porque me gustaba tanto esa posición de perritos… dándome un indicio de lo que hacían mis viejos… era demasiada información e imágenes en mi mente, para matar cualquier futura erección.
- Creo que no aguanto una segunda sesión... le dije.
- Tienes razón... vámonos... es mejor llegar antes que ellos a la feria... me respondió Anita.
Nos escabullimos por aquel agujero entre los arbustos, era más grande de lo que imaginé, o de lo que pude ver en mi desesperación. Así que no tardamos mucho en salir cuidadosamente, pero si tardamos en circundar el lugar, para no interrumpir a aquellos "amantes de la naturaleza".
Camino a la feria pude ver como Anita más de una vez buscaba como arreglarse el calzón para que no le incomodara su maltrecho anito. Al final fiel a su costumbre opto por sacárselo y guardárselo en el bolsillo de su falda...
- No te rías... que aún me arde... me dijo en dulce reproche.
Antes de llegar al bullicio de la feria, era la cosa estaba más animada, decidimos separarnos para no levantar sospechas, cada uno ingreso por diferentes sitios. Anita se fue por los juegos mecánicos y yo me acerque por el descampado donde bailaban...
Pude ver que Anita se encontró con su hermana y con Pedro, parecían estar buscándonos. Yo por mi parte caí en las garras de mi alcoholizado tío...
- Hola sobrino... te estaba buscando...
Parecía que la feria iba bien, ya no era necesario tanto ajetreo en coordinaciones… así que mi tío se anduvo relajando con unos tragos… a decir verdad, casi me desmayo por su aliento... ¿que estaría tomando?... seguro alguna de esas bebidas típicas de esa región...
- ¿Dónde has estado?... repregunto.
- Ahhh... este... fui a orinar... por ahí... le dije, (no podía responderle: entre los arbustos rompiéndole el orto a tu hija...)
- Bueno... me debes unos tragos... ¿recuerdas?...
- Claro, ayer después del partido no pude... pero ahora sí... le dije aceptando la botella de dudosa procedencia que me ofrecía.
Bebí un poco... mierd... ¿qué es esto? … es alcohol puro… ¿de qué farmacia es?... aquel brebaje cauterizo toda mi garganta hasta los pulmones...
- Esta bueno... ¿no?... me pregunto mi tío dándome un amigable palmazo.
- Si... muy bueno... (para limpiar motores)… respondí yo casi escupiendo fuego.
Al tercer vaso ya ni sentía mi garganta... pero la conversación estaba amena y no queria desairarlo. Como era lógico me agradeció la ayuda durante que le preste durante este tiempo, luego hablamos sobre el partido del día anterior, le gusto como me comporte y que no le tuve miedo a la pierna fuerte, así como tampoco le hui a la pelea...
- Eso viene de familia... tu viejo también era un fosforito... en cuantas peleas no nos habremos metido... a propósito... y tu viejo... ¿desapareció?...
La borrachera que se me estaba subiendo a la cabeza, se me quito rápidamente al recordar como mis viejos se revolcaban entre los arbustos...
- Debe estar por ahí... me limite a decir.
- Míralo ahí viene... dijo mi tío señalando entre los árboles.
Lo observe acercarse... pero... y ¿mi vieja?... volteé la cabeza, y la vi aparecer por entre los juegos mecánicos... vaya que hasta la misma estrategia usamos...
Mi tío llamo a mi padre, el cual lucía un poco agitado, pero de buen humor, imaginaran porque... yo quise huir de el... no podía estar tan cerca después de lo que vi... quizás no vi mucho, pero para mí fue suficiente... así que hice el ademan de dejarlos...
- No, sobrino, no te vayas... me retuvo mi tío... ya eres mayor... a estas alturas no hay problema en que te tomes unos tragos con tu viejo... ¿verdad hermano?... dijo balbuceante, por efecto del alcohol, mi tío.
- Si, claro... dijo mi viejo un poco perturbado, no queriendo contrariar a su hermano.
La verdad es que yo con mi viejo, solo algunos brindis, unos pequeños tragos en reuniones familiares, él sabía que yo bebía, me había visto ebrio, pero tomar así... frente a frente o como quien dice mano a mano... nunca...
De la incomodidad inicial, las palabras fueron fluyendo, así como el alcohol, algunos recuerdos de juventud de mi papa y mi tío. Aunque a veces veía el rostro de mi viejo, un poco incomodo por la imprudencia de mi tío de quizás contar cosas que lo avergonzaban de su adolescencia en el campo.
Mi tío se deshacía en elogios para mi padre, que era bueno en los deportes, muy estudioso, aparte que traía locas a la mitad de las chicas del pueblo… solo que tras un desafortunado incidente, tuvo que dejar la hacienda e ir a la ciudad en busca de otras oportunidades… aunque en ese momento me quedo la duda respecto a ese desafortunado incidente… no hice mayores preguntas… años después me enteraría.
Por el momento, solo escuchaba interesado aquellas historias intentando descubrir más similitudes con mi viejo en su juventud, me limite solo a hacer preguntas y algunos pequeños comentarios. Por suerte fui olvidando el trauma que me supuso ver a mis viejos cogiendo como conejos entre los arbustos.
Diablos…. el alcohol me fue subiendo lentamente y no me di cuenta. Mi vista ya estaba algo distorsionada, mis piernas un poco tembleques. Aquellos veteranos, no estaban tan enteros tampoco pero mejor que yo... también como se me ocurre ponerme a tomar la misma cantidad que ellos, supongo que quería impresionarlos un poco... y creo que lo logre...
Ahora hasta mi viejo hacia comentarios benévolos sobre mí. Lástima que en este punto ya escuchaba a medias... la cosa se fue poniendo más amigable... y tal vez se hubiera puesto más sentimentalón, pero por suerte mis primas notaron mi tambaleante estado y fueron a rescatarme. En ese momento también aparecían mi tía y mi madre para hacer compañía a sus respectivos esposos...
- Juan, ¿quieres bailar?... me propuso Anita, al parecer ganándole por puesta de mano la propuesta a su hermana.
Mire con cierto aire de solemnidad a mis compañeros etílicos, quería dar a entender que aun deseaba permanecer con ellos, que todavía podía seguir tomando con ellos...
- Vamos, son jóvenes... vayan a divertirse... dijo mi tía, y vi la mirada de aprobación del resto de personas mayores.
Mis primas me jalonearon hasta el otro extremo de la fiesta, donde bailaríamos tranquilamente y nos alejaríamos de la vista de los mayores. Bailamos algunas piezas, jugueteando con mis primas, intercambiando parejas con Pedro, haciendo rondas, trenes, era divertido… pero la cabeza aun me daba vueltas.
Hubo un baile que fue tan movido que tuve que alejarme del baile y termine vomitando en un extremo del patio, entre los árboles... diablos, ¿qué porquería bebí?... Mis primas se dieron cuenta del percance y acudieron en mi ayuda...
- Pobrecito... dijo Pamelita, al menos creo que fue ella.
- Creo que será mejor que lo llevemos a casa... esa voz debió ser la de Anita.
- No, no, aun me quiero quedar... protesté, quise decir más, pero seguí arrojando.
- Si quieren yo los llevo... se ofreció Pedro.
- Voy a avisarles a mis papas... dijo Pamelita.
- Espera... le dije reponiéndome un poco, ellas me miraron con aire de pena, como diciendo no seas terco, pero yo agregue... te acompaño, al menos déjenme despedirme correctamente...
Anita hizo un ademan de acompañarnos...
- No, mejor Uds. vayan por la camioneta... le dije, y Pedro sonrió levemente al notar mi intención de dejarlos solos un momento más.
Diablos... es difícil hacer eso, dejarla con él, pero es lo correcto, me decía lo poco de racional que le quedaba a mi cerebro en ese momento. Me apoye en Pamelita, quizás demasiado cariñosamente, el que nos viera pensaría que éramos enamorados, y fuimos en busca de nuestros padres... no tardamos en encontrarlos...
En ese momento me aleje de Pamela, por dos razones:
- La primera, obvio que no quería que pensaran que soy un irrespetuoso y aprovechado con mi prima… está bien, está bien aceptémoslo, si lo soy... pero ellos no lo saben... bueno, solo mi vieja lo sospecha...
- La segunda, por cuestión de orgullo no quería que mi viejo me vería maltrecho, al menos quería conservar algo de dignidad y del respeto que a medias le escuche mencionar...
Camine lo más correctamente posible, disimule todo mi malestar...
- Hijo, ¿qué paso?... pregunto mi madre.
- Tengo un poco de malestar... creo que mejor me retiro... dije con cierto pesar.
Lejos de mirarme con algún tipo de descontento por mi estado, mi padre me miro con aire benévolo, entendió que yo era más consciente y responsable por mis actos. No era como aquel jovencillo que hace unos meses llegaba a su puerta casi arrastrándose después de haberse pegado una borrachera espantosa...
- Este bien hijo, ve... me dijo, y su mirada me dio a entender: hace bien, a veces es necesario retirarse, y no hay deshonor en ello.
- Solo un último brindis... dijo mi tío.
Pamelita lo miro con aire de reproche, pero yo accedí. Tomé un vaso casi lleno del mismo brebaje y me lo engullí de un tiro hasta el fondo... diablos…. al menos me despertó un poco el ardor que provocaba la bebida...
- Así me gusta…. dijo mi tío dándome un amigable palmazo, golpe que casi me tumba o me saca los pulmones, pero mantuve el equilibrio.
Solo quedo explicarles que Pedro nos llevaría... y ¿mi madre?... bueno, ella no protesto ni puso objeciones al asunto, seguro habrá pensado que en ese estado yo no le hará daño a nadie. Además, después de jugar a la caperucita y el lobo con mi padre en el bosque, la veía más contenta y hasta acaramelada con el...
Pero ojalá mi vieja se hubiera opuesto a mi partida… me hubiera evitado hacer lo que hice... pero eso lo contare después...
Continuara…