El anito de Anita (20)
Un partido aparte
Mensualmente se celebraba por aquella zona un partido de futbol, en el cual intervenían casi todos los lugareños que se dedicaban al trabajo del campo. Procuramos aprovechar esa mañana, realizar todos los trabajos necesarios, para tener tiempo por la tarde.
Estando a unos días de irme no quise defraudar a mi tío, así que acepté su invitación para ir a jugar. A mi madre no le gusta mucho el futbol, así que acompaño a mi tía al pueblo, para ayudar en los preparativos de la feria por el aniversario del pueblo que se celebraría al día siguiente.
Mi viejo las acompaño también, tenía que hacer algunas diligencias, al parecer sus adelantadas vacaciones desorganizaron un poco las cosas en su trabajo y a la distancia tendría que coordinar algunos detalles con sus compañeros en la ciudad.
Así, para esta ocasión nos acompañaron Anita y Pamela, verían jugar a su padre y además averiguarían que tanto podía hacer yo... tal vez esperaban reírse de mi torpe desempeño.
Nos dirigimos a un campo abierto, cerca de la hacienda, donde habían plantado unos rústicos arcos de madera, con unas mallas polvorientas, el campo con las justas estaba marcado, el césped mal cortado... pero de peores campos han surgido grandes futbolistas, así que ¿quién era yo para quejarme de esas condiciones?
Seguramente no llego a ser la ni uña del pie izquierdo de Maradona, sin embargo, algo de habilidad manifesté en mis épocas escolares. Durante mi estancia en la universidad descuide un poco esta actividad, pero como esperaba no haber olvidado algunas mañas... quizás sea como montar bicicleta, no se olvida.
Mi tío me eligió en su equipo, salude a los demás integrantes. Inicio el partido, me ubique como medio campista, mi tío jugaba en la defensa y por cosas del destino… Pedro, si aquel que al parecer buscaba ganarse el afecto de mi prima, jugaría de defensa en el otro equipo. Seguramente me lo encontraría más de una vez...
Pedro era medio duro, un tronco como diríamos en jerga futbolística, pero era recio, entraba fuerte... algunas veces lo deje pagando con uno que otro amague que me salió a la volada, y de uno de esos fue que se originó el primer gol...
Salió un pase del lateral derecho, Pedro salió a mi encuentro, pensando que yo iría en busca de la pelota (le hice creer eso inclinando un poco el cuerpo hacia adelante), el por no verse desairado se barrió delante de mí, pero no calculo bien y la pelota paso un poco antes...
Lo que hice fue dejar que la pelota pase entre mis piernas, luego la jale suavemente con el tobillo derecho (por detrás mío), la pelota cambio su dirección, gire rápidamente en su busca, ya me había sacado de encima la marca furibunda de Pedro que yacía en el suelo. Lo único que restaba era enfilar al arco y, cuando el arquero salió, se la levante un poco para su mano opuesta... el balón termino dentro de las redes... Gol.....
Mis primas lo gritaron voz en cuello... hasta ahora no se dé donde me salió esa jugada, ni esa definición, en ese momento tampoco quería saberlo, era gol y punto. Medio equipo vino a felicitarme... a Pedro le cayó medio equipo también, pero para reprocharle su error...
Al poco rato termino el primer tiempo, ganábamos 1 a 0. Fui a la tribuna a descansar y recibir las felicitaciones de mis admiradoras personales: Anita y Pamela... del otro lado un furioso Pedro me observaba, parecía tenérmela jurada.
Comenzando el segundo tiempo nos empataron, un córner desde la esquina y un cabezazo limpio, mi tío había descuidado la marcación... El tiempo transcurrió y el físico dejo de responderme, era de esperarse que sucediera... así que comencé a vegetar en la cancha.
Pedro se dio cuenta de ello y me sonreía burlonamente, así logro ganarme varios balones divididos, como perdí potencia él fue descuidando mi marca, se preocupaba más en apoyar el otro sector del área por donde venia un tipo bajito y correlón, que envidia de aquel pigmeo: tenia 3 pulmones. Bueno, pero cuando el físico no te da, al menos te queda la inteligencia táctica... y saque buen provecho de ella...
Faltaba poco menos de 5 minutos para el final, mi tío salía jugando desde su área, sigilosamente comencé a desplazarme por el área, hacia la punta izquierda, que lucía más libre. A medio camino le hice señas a mi tío para que me mande el pase, me lanzo el balonazo, corrí en diagonal con lo que me quedaban de piernas, pase rápidamente por detrás de Pedro que no esperaba que yo estuviera por allí... y tronco al fin, tardó en reaccionar...
El problema fue que el balón hizo un movimiento caprichoso en el aire, sumado a mi cansancio, motivo que me demorara más de lo habitual en controlarlo, lo que le dio tiempo a Pedro para reponerse... fue a mi encuentro... no me dejaría quedar como el héroe de la tarde, no me permitiría pasar...
Enfile al arco, viendo de reojo como se lanzaba en carretilla, a barrer el balón y lo que encontrara, intente levantar un poco el balón y saltar yo con este, de tal forma que las piernas de Pedro pasaran por debajo mío... suena bonito en teoría ¿no?... y casi se cumple de no ser porque Pedro, al notar que nuevamente lo dejaría como trapeador, levanto la pierna más de lo deportivamente aceptable, y se llevó consigo mi tobillo derecho.
Fui a caer de bruces, delante de mí infractor... Hijo de perra..., exclame interiormente... en las tribunas mis primas soltaron un gritito de dolor... me pare como resorte, no podía apoyar bien la pierna derecha... Aun así, fui en busca de aquel tipejo, cuando me cayó por el costado el arquero de su equipo, me retuvo abrazándome, luego me alejo un poco...
- Quieto... tranquilo... escuche que me decía.
- Suéltame caraj...... le increpe iracundo.
Por la put... madre... tenía la adrenalina al máximo... caraj... ese imbécil... tal vez sea más fornido que yo... quizás pierda la pelea, pero que mierd...... no se ira sin que le regale un par de buenos golpes...
Observe a mi alrededor, en general estaba rodeado por gente extraña... estoy en pierde, me dije, no estoy en mi cuadra, en mi barrio... si la gresca se generaliza difícilmente alguien, aparte de mi tío claro, salte en mi ayuda... pero aun así caraj...... me llevo de encuentro por lo menos a uno o dos más... esto no se queda así... pensaba aun febril por la rabia.
Al ver a mi tío me tranquilice un poco... voltee y pude ver el rostro asustado de mis primas que estaban al borde de la cancha. Fui entrando en razón, dejé de forcejear. Volteé al otro lado y vi el rostro estúpidamente avergonzado de Pedro, lucia sinceramente compungido...
- Está bien, está bien... suéltame... le dije al que me sostenía.
Al notarme más calmado me dejo libre. Le lancé una mirada rabiosa a mi captor, sin embargo, entendí que, al menos el, había actuado de buena fe.
- Lo siento... llego a musitar Pedro con hondo pesar.
Me ofreció la mano, quise escupirla... vi la expresión seria de mi tío y de la gente que me rodeaba... al fin acepté el saludo de mala gana.
- Si, si... está bien... susurre, pero en el fondo quería partirle el alma.
- Y esto ¿cómo queda?... pregunto una voz.
Todos voltearon a verlo... yo me dije: bueno por mí que la pelea que sea de a uno, a puño limpio, que nadie se meta... pero él no se refería a eso:
- Digo... tu sobrino estaba dentro del área... eso... eso es penal... ¿no?... agrego finalmente.
- Si, es cierto... dijo mi tío.
- Tiene razón... repusieron de mala gana las voces del otro equipo.
La gente se disipo, yo cojeaba, el arquero se fue a su puesto. Mi tío me dio el balón, pude haber pateado el penal, con toda la ira contenida que tenía fácil que metía el balón con todo y arquero, pero me di cuenta que con las justas caminaba, observé a mi tío... quería que se resanara del error que cometió cuando nos empataron, le devolví el balón:
- No, mejor patéalo tu... le dije con una sonrisa.
Él sonrió porque sabía que tendría su revancha, y no fallo... pateo tan fuerte como una mula... el balón violentamente ingreso en las redes... Gol... gritaron nuevamente mis primas, alegres por ver a su progenitor anotar. Felicite a mi tío, y él no se cansó de lanzarle besitos a sus hijas que lo observaban desde la tribuna.
El partido reanudo sin mayores oportunidades, el otro equipo se lanzó con todo por el empate, yo baje a defender, Pedro no quería subir a mi área... pero no hubo tiempo para mucho así que termino el partido... ganamos...
Mis primas fueron a nuestro encuentro, me abrazaron y al ver que aun cojeaba se pusieron a mi lado, ayudándome a caminar... ¿qué más podía pedir?: gane en la cancha y ahora también ganaba afuera, me sentía feliz siendo flanqueado por esas dos hermosas jóvenes...
- Sobrino, los muchachos quieren ir al pueblo a celebrar con unos tragos... me dijo gentilmente mi tío, y casi acepto.
- No... mejor no... míralo... dijo preocupada Pamela señalando a mi tobillo.
- Si, Pamela tiene razón, mejor lo llevamos a casa y lo curamos antes que se le hinche más el tobillo... agrego Anita.
- Tal vez mañana... en la feria... le dije a mi tío.
- Está bien, tienen razón... tus primas saben cómo atender esas cuestiones... te dejo en buenas manos... dijo mi tío y se alejó con la gente de su equipo.
Seguramente Pedro me vería con envidia, alejándome en compañía de aquellas simpáticas chicas... sobre todo de la chica que seguramente le robaba el sueño: Anita...
Llegamos a la casa, me senté en una de las sillas más próximas a la puerta, no podía dar un paso más. Espere que mis primas usaran alguna poción casera para bajar la inflamación... un silencio incomodo reino entre nosotros... hasta que Anita se decidió a hablar:
- Pamelita, se buena y ve a cortar al campo esas hojas que sirven para bajar la inflamación... mientras yo hiervo el agua...
- Ohhh... sí, entiendo... ya vengo... dijo con cierto pesar, y salió presurosa de la sala.
Me mantuve al margen de este intercambio de palabras, me sentí un mal por la forma en que Anita prácticamente boto a su hermana. Solo falto que le dijera: ah y no te preocupes por el tiempo, demórate todo lo que quieras... ya estando solos:
- Bueno en la cancha te abras escapado de la marca de Pedro... pero aquí, de mí, no te vas a escapar tan fácilmente... me dijo sensualmente Anita, y comenzó a sacarse el vestido.
- Pero tu hermana... le dije un poco perturbado, mientras ella dejaba a un lado su vestido
- No te preocupes, se va a tardar... dijo guiñándome un ojo, ahora se quitaba la ropa interior.
- Oye... ¿no fuiste muy dura con Pamelita? pregunte un poco atontado, al ver las curvilíneas caderas de mi prima y su velludo pubis completamente desnudo ante mí.
- Si, lo sé, pero ¿qué más da? o ¿preferías que ella se quede?... me dijo con cierto desgano, y acercándose a mí.
Temí que sospechara más de lo debido respecto a mi trato con Pamela, más aún después de que se me escapo su nombre en la vez anterior en el establo, así que me apuré en decir:
- No... es solo... es solo que no… no me gusto la trataste... le reproche calmadamente, mientras ella procedía a bajarme el cierre y liberar aquella herramienta que le daría placer.
- Ella entiende... me respondió Anita, luego agrego en voz baja: ... además para el favor que le voy a hacer...
Yo ya iba sintiendo cierta intranquilidad por el contacto de sus dedos con mí pene.
- Y hasta ahora no me has dicho ¿qué favor le vas a hacer?... reclame, mientras que Anita, sin dejar de masajear, se metía mi verga en la boca.
- Ah, ya te he dicho que no te preocupes, son cosas de mujeres... me dijo mientras relamía y succionaba mi pene, me provoco decirle: no se habla con la boca llena.
- ¿Qué cosas de mujeres?... Insistí.
Aunque internamente flaqueaba, ya que sus caricias surtían efecto, mi verga estaba tiesa, si quería desviar mi atención lo estaba logrando.
- No te preocupes, te prometo que te enteraras antes de irte... me dijo con una sonrisa entre maliciosa y burlona, luego siguió engullendo mi verga.
- ¿por qué no me lo dices ahora?... ¿cuál es la diferencia?...
- Oye, quieres seguir perdiendo el tiempo discutiendo… o… me reclamo con cierto malestar, parándose y alejándose un poco.
Luego dándome un poco la espalda e inclinándose sugerentemente y acariciando su imponente trasero agrego con voz sensual:
- O prefieres invertir estos valiosos momentos en atravesarme mi culito...
Dejando sentada su posición respecto a la conversación, Anita, aun dándome la espalda, se vino a sentar encima mío. En ese momento todas las interrogantes que tenía en mente se desvanecieron, las guarde para otra ocasión. Después de todo tenía razón, pocos eran los momentos que tuvimos juntos desde que mis padres llegaron, y me quedaban pocos días antes de irme, así que debíamos aprovechar al máximo ocasiones como estas...
La ayude a ubicar la cabeza de mi verga en la entrada de su ano, luego ella, con las piernas abiertas a los lados, fue dejándose caer, hundiéndose lentamente mi verga, que con dificultad se abría paso entre su carne, la ayude a mantener el equilibrio tomándola de la cintura.
- Ohhh... siii... así... suavecito... exclamaba Anita con creciente excitación al sentir mi verga perforándola.
Aun así, en acto reflejo, en parte en venganza porque me dejo aun con algunas dudas respecto a su trato con Pamelita, bueno y también por la calentura del momento… la tome firme de la cintura y la empuje con fuerza hacia abajo. clavándole violentamente mi verga hasta las entrañas.
- Ohhh... ahhh. sabia... sabía qué harías esooo... Ohhh... me decía Anita entre resoplidos.
- ¿Te gusto?... pregunte con sarcasmo.
- Ohhh... Uhmmm... no sabes cuánto.... me dijo con cierto aire de satisfacción, pero luego se quejó tímidamente: Ayyy… aunque dueleee… ohhh.
Se quedo un momento así, disfrutando cada uno de mis centímetros obstruyendo su pequeño agujero, acostumbrándose a tenerla toda adentro. Sentía su anito latiendo ansioso en las paredes de mi pene, y parece que la ansiedad la fue invadiendo, ya que mi primita comenzó a mover sus nalgas por toda mi ingle, samaqueando mi verga como una batidora.
Quizás estaba buscando una posición en la que se sintiera más a gusto, más llena. estos movimientos incrementaron mi morbo y no aguantando más, la empuje con todas mis fuerzas hacia mí, sentí como sus nalgas se abrían cada vez más bruscamente. al contrario de quejarse ella exclamo gustosa:
- Uhmmm que ricooo... me entro hasta la raíz… Uhmmm... dijo emocionada y después, completamente arrecha, me pidió… vamos Juancito quítame este cosquilleo.
Como yo también quería quitarme el cosquilleo que sentía mi verga, la levante un poco y luego volví a enfundársela. Más aliviada por esta maniobra, ella misma tomo confianza y casi sin mi ayuda al poco rato volvió a subir y gustosamente se dejó caer. Nuevamente movió en círculos su trasero por mi entrepierna, aquel jueguito me estaba excitando cada vez más... la aprete...
- Uyyy… siii primito… aprietameee asiii...
Ella fue sacando mis manos de mi cintura y guiándolas hacia sus voluminosos y completamente henchidos senos. Los masajee tiernamente, a mi contacto se inflaron aún más parecían que iban a explotar. Hice un ademan de bajar nuevamente mis manos para ayudarla a subir sus caderas, pero ella me dijo.
- No, yo puedo sola... tu sigue…. sigue estrujándome las tetas... asiii... hummm.
Y era cierto, ella misma subió y se dejó caer, repitió la operación hasta llegar y tener un ritmo más armónico. Mientras mis dedos seguían banqueteándose con aquellos melones coronados por esas maduritas fresitas que eran sus pezones... y volviendo a aquella maniobra, meneo todo su delicioso rabo en mi verga.
- Ayyy… no aguanto… que placer… Uhmmm… exclamo complacida.
- Si... sí… sigues así... yo tampoco aguantare mucho... le confesé, sintiendo como aquellos suaves pero muy eróticos movimientos me elevaban cada vez más hacia el placer final.
- No importa... aprietameee... otra vez... quiero sentirla toda. atorándome... me dijo con voz pausada, casi sin aliento, ella también estaba al borde del clímax.
Y haciendo ella un movimiento final por mi ingle, sentí como ella se aproximaba hacia aquel remezón final, la aprete con un brazo (rodeando su cintura) hacia mí con todas mis fuerzas, mientras mi otra mano estrujaba con fuerza su seno. mis labios casi mordiendo su cuello.
La aprete con tanta fuerza que temí partirla, por la forma en que sentía sus colosales nalgas hundiéndose en mi entrepierna, pero esta sensación también me produjo me llevo hacia el último escalón de mi excitación.
Así un torrente de mi leche tibia, luchando contra la gravedad, inundo las paredes de su cavidad anal, este también fue el último estimulo que ella necesito para volcarse en un prolongado orgasmo, que la remeció completamente.
- Ohhh...
Finalmente, su cuerpo abatido, se dejó caer hacia atrás buscando apoyarse en mí, su espalda contra mi pecho que agitado subía y bajaba, ella completamente relajada parecía que se deslizaría por mi cuerpo hasta caer al piso. Tuve que asirla por la cintura y por debajo del pecho para evitar que esto se produjera. cayendo más en cuenta de la situación ella se repuso un poco y se acomodó mejor sobre mis piernas:
- Vaya... ufff… que fenomenal orgasmo... dijo con placentera voz.
- Si... fue lo único que pude responder.
Aun me faltaba el aliento, recuerden que venía de un intenso partido de futbol y esta nueva agitación me dejo casi sin aire. Mi prima, para satisfacerse, se tomó prácticamente mi último aliento... a decir verdad, prácticamente se despacho sola, aprovechando mi convalecencia por mi tobillo.
Ya más repuesta, se paró, después se arrodillo y procedió a realizar su habitual limpieza de mi verga, terminada su delicada y golosa labor se puso su ropa, solo la blusa y la falda, dejando su ropa interior aun lado, nuevamente se sentó en mis piernas.
Por la posición que adoptaba sobre mí, pensé que deseaba otra sesión sexual, yo tenía el cuerpo molido, casi acalambrado... y si se le ocurre hacerlo otra vez, si creo que aguanto, pero lo más probable es que termines en un hospital... me dije.
Ella lucia relajada, satisfecha, después de aquel magnifico orgasmo que tuvo... ahora descansaba sobre mi pecho, acurrucada entre mis brazos, lanzaba uno que otro suspiro... al parecer en esos momentos solo deseaba permanecer así, y en realidad era agradable...
Permanecimos así, largo rato, con aquella sensación de paz... hasta que ella:
- Hace días que quiero preguntarte algo... me dijo.
- Si... ¿qué es?... respondí.
- Recuerdas aquel día en establo... antes de que tu madre casi nos atrapara...
Sabía lo que se venía: Caraj... ¿por qué tenía acordarse ahora?, justo en este momento en que todo estaba tan tranquilo...
- ¿Sí?... pregunte temiendo lo peor.
- Recuerdas lo que dijiste antes de terminar... me pregunto, alejándose un poco y mirándome.
- No... creo que no... ¿que dije?... repregunte, intentando ganar tiempo para preparar alguna excusa.
- Dijiste... dijiste el nombre de ella... de Pamela... dijo Anita con cierta incomodidad.
- ¿En serio?... dije tratando de hacerme el desentendido.
- Si... ¿por qué lo hiciste?... pregunto y note que me prestaba más atención.
Me quedé unos segundos en blanco, tratando de ordenar mis ideas y posibles ideas, hasta que me di cuenta que mientras mas me demoraba en dar una respuesta, más sospechoso se hacía, perdía credibilidad… así que fui soltando lo que se me venía a la mente…
- Ahhh... bueno, no se... supongo que por todo lo que había pasado en las últimas horas... ya sabes, primero aquella noche en que casi nos descubre, luego la siguiente noche tuve que lavar los platos con ella en el mismo lugar... fue incomodo... es solo queso nombre se me quedo grabado... bah... a fin de cuentas, no fue nada... dije con desgano.
- ¿En serio?... Si tuvieras la oportunidad de hacerlo con Pamela… ¿no lo harías?... pregunto dudosa, mirándome fijamente.
No quise hacerlo, pero titubeé inicialmente, unas décimas, fracciones de segundo, que no se escapan del instinto de las mujeres... es que la imagen de aquel sueño con Pamelita se me vino a la mente, y esta vez aquel recuerdo, aquella idea, no me fue tan desagradable... pero respondí:
- Claro que no, porque buscar algo con Pamela si te tengo a ti... contigo he disfrutado de los más maravillosos encuentros sexuales...
Pensar que en otros tiempos aquella respuesta la hubiera calmado, se hubiera sentido halagada, pero ya no era una niña. Ahora con sus sentidos más atentos leía mejor mis ojos, mis gestos corporales: seguro capto mi inicial titubeo y la forma en que huía su mirada...
- Eres un Mentiroso... me dijo decepcionada, se paró y se fue.
- ¿Que?... dije, me pare y la seguí cojeando, sabía que había metido la pata.
Entro presurosa en la cocina...
- Esperaa... le dije alcanzándola a duras penas por la cocina... Oye ¿por qué te pones así?
- Por... por... porque eres un mentiroso... pensaste en ella verdad, te hubiera gustado hacerlo con ella... respondió iracunda.
- ¿Que?... y a que se deben todos estos celos infundados... dije levantando la voz... acaso yo te he preguntado algo sobre ese tal Pedro...
- ¿Qué tiene que ver el con esto?... pregunto confusa.
- Por favor… he visto cómo te mira y como tú le das esperanzas...
- ¿Acaso estas celoso?... pregunto enfadada y con algo de sarcasmo...
- Si... No... bueno... ¡Diablos!... sí… tal vez... un poco... conteste confundido de mis propios sentimientos al respecto.
Sus ojos me dieron una tregua, un brillo asomo en ellos... estúpidamente desperdicie ese momento. Aún estaba furioso, aunque no sé porque… quizás por la trifulca con Pedro en el partido de futbol… o por como trato Anita a Pamela minutos antes… ¿Qué se yo?
Pero a pesar de todo, Anita había descubierto legítimamente mis pensamientos sobre Pamela. Aun así, me resistí a perder, es que a veces en estas discusiones acaloradas perdemos el control y hasta llegamos a ser cínicos...
- Aunque no sé por qué estar celoso, no vale la pena... agregue.
Sus ojos se nublaron nuevamente... una tormenta avecinaba, rápidamente su mano lastimo mi mejilla... así es... me gane una bofetada... y en verdad que me la merecía...
- ¿Qué diablos te pasa?... respondí más exaltado aún.
Mas allá de que te hayan dicho o ensenado que a una mujer no se le golpea, uno de por sí ya tiene la noción de que no debe actuar así... se preguntaran ¿que hice?... bueno pues, simplemente la bese, descargue toda mi ira en un beso forzado... la sostuve entre mis brazos contra su voluntad...
A pesar de todo creo que ella en algún momento correspondió mi beso... La aleje un poco, Anita forcejeaba por librarse, sus ojos seguían echando llamas... pero su pecho henchido de rabia subía y bajaba ante mis ojos...
- Imbécil, suéltame... me grito.
¿Con que esas tenemos?... pensé... ¿por qué no?... le di vuelta rápidamente, y la empuje contra la mesa de la cocina, la incline, intento forcejear, agarre sus brazos y los aprisione contra su espalda...
- ¿Qué haces?
- Tú sabes...
Con una mano aprisione sus dos muñecas y con la otra desenfunde mi verga. Anita pataleaba, pero mi mano la empujaba fuertemente contra la mesa... le levante la falda... su enorme y redondeado trasero salto a mi vista...
- No, ¿qué haces?... sueltameee...
No escuche de razones, simplemente la penetre, sin delicadeza. Solo la empuje y entro en una por el primer agujero que encontró mi pene... y ese fue su ano...
- Ayyy… caraj... ouchhh…
Mi cabeza hirviendo en mil pensamientos furiosos no razonaba… simplemente actuaba... empuje con rabia y con fuerza mi verga... Anita contraía su espalda con cada vehemente arremetida, su trasero saltaba casi sobre la mesa...
- Ahhh.... auuu... mierd... ahhh....
Me olvide de mi cansancio, de mi adolorido tobillo, de mi casi acalambrado cuerpo... solo tenía en mente partirle el culo...
- Ohhh... nooo... Ayyy... hummm...
Si hubiera estado en mis cabales, hubiera escuchado aquel primer gemido que delataba que la voluntad de Anita cedía ante mi despiadado esfuerzo...
- Ohhh... hummm... ahhh... ohhh
Al principio, cual animal sin domar, Anita forcejeaba, pugnaba por librarse, pero ahora ella empezaba a disfrutar aquella salvaje cogida, tal vez disfrutaba sentirse sometida, amaestrada... lástima que a mí no me quedaba mucho en mis baterías... baje la intensidad... asombrosamente ella exclamo:
- ¿Que?... no... ahora no... ¿me vas dejar así?...
Mas allá de lo razonable, de la furia, que Anita sintió inicialmente, en ese momento solo la excitación tenía cabida en su mente. En cambio, yo tambaleante por el esfuerzo intentaba apoyar una mano sobre la mesa...
- Vamos... termina lo que empezaste... ¿acaso no eres hombre?... me increpo.
Caraj... en este punto ya no sabía quién se estaba aprovechando de quien... pero si buscaba enervarme para que le destrozara su goloso trasero... bueno lo consiguió... reanude mi frenética labor...
- Ohhh... ahhh... asiii.... rompemeee....
Cubierto de sudor, deje de sostener las muñecas de Anita, tampoco lo necesita, ella completamente excitada ya no buscaba huir, más bien procuraba asirse de los lados de la mesa para soportar mejor mis ataques...
- Ohhh... no paresss... daleeee...
Nuevamente comencé a flaquear...
- Vamos Juancito... recuerda... recuerda el partido... cuando Pedro te tumbo en el área...
Esta loca, parecía no pensar lo que decía, en ese momento solo buscaba cualquier recurso para inflar nuevamente mi ira, y que su esfínter siguiera soportando las consecuencias... recordé toda la rabia, la impotencia que sentí al no poder golpear a aquel tipejo... nuevamente comencé a bombearla, ahora con más violencia...
- Ahhh... ahhh.... que placer... así primito, desquita tu furia con mi ano... ohhh
Parecía el conejito de Energizer, mi verga entraba y salía casi como poseída... aquella forzada y ardiente fricción exaltaba cada vez más a Anita que parecía que iba reventar... como fiera en celo: gritaba, se retorcía, casi lloraba de placer... y en una última arremetida descargue todo...
- Yaaa... ahhh... exclamo ella
Mi semen colapso en su ano, tapiando sus paredes. Anita contrajo su espinazo por última vez, luego se estremeció de pies a cabeza, finalmente se dejó caer contra la mesa...
- Ohhh... Anitaaa…. exclame completamente satisfecho, mientras mi verga seguía escupiendo semen en su interior.
- Si, siii... grito, casi aulló, ella con voz triunfante al escuchar ahora su nombre (y no el de su hermana) en mi grito de placer.
Pero para ser honestos... lo hice adrede... lo sospecharon ¿verdad?
Bueno después de aquella demencial cabalgata yo casi no tenía fuerzas para respirar... hasta el cabello me dolía... en eso... Pamela apareció presurosa por la puerta...
- Otra vez… ¿en serio?... le oí susurrar algo decepcionada.
Les describiré más o menos que imagen vio mi otra primita: a menos de 2 metros frente a Pamela, estaba Anita, tirada contra la mesa, con los senos casi al aire, ya que mi frenética arremetida había hecho saltar a sus globos casi afuera de su ropa, además lucia como si la hubieran apaleado, aunque ahora se veía sorprendida de ver a su hermana... a unos 3 metros, detrás de ella me encontraba yo, pasmado...
Aunque Pamela no nos veía de costado y no podía observar claramente como tenía penetrada a su hermana. Sin embargo, era evidente lo que estábamos haciendo: Anita tenía la falda recogida contra la espalda, sus muslos desnudos, mis manos asidas a su cintura, mejor dicho, aferradas porque era la única forma de mantenerme en pie...
Caraj... parece que no aprendo, nunca más intentare hacer algo en esta maldita cocina... me dije en reproche mental… quizás con esta escena zanjaba toda posibilidad de tener algo con Pamela, sin embargo, estaría… muy pero muy equivocado… el destino es caprichoso… pero de eso sabrán mas adelante…
Lo cierto es que al verla entrar tan rápidamente por la puerta casi me da un ataque cardiaco, mi corazón se detuvo... la expresión de Pamela era desencajada ante tal escena... segundos después se repuso y nos dio a entender el porqué de su intempestivo ingreso a la cocina...
- Mi.… mi... tía... ya viene...
Mierd... mi vieja... me cure de mis dolencias ante esta noticia que avizoraba peligro, me aleje bruscamente de Anita, desenfundándole mi verga. Al hacer este movimiento deje mi verga al aire… Pamela miro unos instantes absorta mi miembro viril… luego en un acto de pudor se tapó los ojos, después volteo nerviosamente y salió...
En ese momento no me importo mucho la reacción de Pamela, y tampoco tenía tiempo para pensarlo... solo pude ver de reojo el arrugado esfínter de Anita, lucia completamente rojo... vaya creo que se me paso la mano, de haber tenido más fuerzas quizás le hubiera hecho más daño...
Rápidamente lavé mi verga en el lavabo de la cocina, mientras Anita se aseaba como podía. Luego volví casi corriendo a mi posición en la silla. En ese momento pude haberle ganado a Usain Bolt en los 100m planos... y ¿mi tobillo?, bien gracias, ni enterado del dolor.
Intente respirar calmadamente y bajar los latidos de mi corazón, mientras Pamelita se me acercaba, un poco desconfiada, con algunas hierbas medicinales entre las manos. Al rato Anita aparecía con algo de agua caliente (felizmente encontró un termo) ... y por la puerta entraba mi madre con rostro de preocupación... ahora no sé cuál era su principal preocupación...
Claro, por un lado, la preocupación evidente de toda madre al ver a su hijo aquejado de una dolencia, y por otro lado, en un nivel más bajo tal vez, seguramente preocupada por saber que estaría haciendo su hijo en la hacienda, acompañado solo por sus primas, sin la presencia de ningún adulto vigilante...
Creo que indirectamente mi madre tenía ganas de atraparme con las manos en la masa... sospechaba algo desde que me vio lavando platos con Pamela y luego supuestamente dormido en el establo cerca de Anita… esta vez para nuestra "suerte" (si se le puede llamar así) Pamelita se le anticipo...
Me entere que mi madre se encontró con mi tío en el pueblo, él le conto lo sucedido. Mi tío siguió alcoholizándose con sus amigos, y ahora en compañía de mi padre. Mi tía siguió con sus deberes en la organización de la feria... y bueno solo mi madre decidió regresar...
Me aplicaron las hojas en el tobillo y luego me vendaron... supuestamente con eso era suficiente. Poco tiempo después llegaron mis tíos, con mi padre, al parecer había estado buena la borrachera... se alegraron de ver que no estaba tan maltratado... si supieran como yo maltrate a su hija... o como quedo de maltratado su ano…
Sobre mi pequeño altercado con Anita, digamos que aquel incidente quedo completamente sofocado, al menos por el momento… básicamente por nuestro vehemente encuentro sexual.
Durante la cena mi primita se sentaba graciosamente sobre una u otra nalga, quería reírme, pero no podía frente a todos, creo que solo Pamela se dio cuenta también. Al final, parecía que su culito aun sufría las consecuencias de lo que ella misma provoco… pero lejos de lucir molesta, se podría decir que estaba de buen humor... Después de la cena no hablamos del asunto, así que al parecer todo había quedado en buenos términos...
Aunque yo sospechaba que de alguna forma aquella jovencita me había manipulado, quizás sabiendo que en mi condición física después del partido no hubiera aguantado 2 encuentros sexuales, busco la manera de sacarme de mis casillas para así poder satisfacer sus requerimientos diarios... ya que durante la mañana no tuvimos ningún encuentro... o tal vez simplemente las cosas se dieron así... ¿qué se yo?...
Sobre Pamela, después de aquella escena en la cocina con su hermana, nuestra relación retrocedió un poco, se mostraba nuevamente cohibida conmigo, quizás decepcionada... Aunque no lo sabia en ese entonces, estaba mas cerca de romper mi promesa de respetarla…
Al día siguiente (sábado) iríamos por la tarde a la feria del pueblo, y el domingo por la tarde regresaría a mi ciudad...
Continuara…