El anito de Anita (18)

Visita inesperada

Me quede dormido en la hamaca, tenía las mis piernas adoloridas, creo que me había escaldado por haber montado a caballo, y además estaba cansado por haber montado a mi prima. No sé cuánto dormí, minutos, horas, lo único que sé es que un persistente golpeteo en la puerta me despertó:

  • Ya va, ya va... dije desganado y aun soñoliento.

¿Caraj... quien será?... tan rico que estaba durmiendo... vienen a joder... pensaba malhumorado mientras me dirigía a la puerta solo con un short puesto. En la puerta vi a un tipo con traje y a una señora con vestido... no seas malo., evangelistas?, ¿testigos de Jehová?, ¿o de que secta serán estos religiosos que van de puerta en puerta, que hasta por aquí vienen?... o me han seguido desde la ciudad?... vaya que tienen fe estos tipos...

  • Disculpen... somos católicos... les dije bostezando y luego cerré la puerta.

Iba a regresar a dormir, pero... pero hay algo raro... ese tipo tiene una cara familiar... no, no creo... mejor vuelvo a dormir... esta vez tocaron la puerta con más fuerza... y a estos ¿qué les pasa?... salí con más determinación... estos cojud... me están enojado...

  • Hijo, ya está bien de bromas... ahora ábrenos... dijo aquella voz.

No, aguarda, aguarda... claro que me parecía conocido ese tipo, es porque es... es... mi peor pesadilla... no puede ser... es mi viejo....... ¿que mierd... hace acá?...

Bueno, está bien, está bien, respira, relájate, tal vez es una pesadilla. me pellizque como para comprobar si seguía dormido: uy caraj. eso dolió. mierd. estoy despierto. esto es real, me dije resignado. volvieron a tocar. no me quedo otra que ensayar una sonrisa, la más gentil que pude, la cara casi se me parte por lo fingida y forzada de la sonrisa, y abrí la puerta:

  • Hola, ¿cómo están?... disculpen... es que me quedé dormido... y.… dije excusándome de mi comportamiento.

  • ¿Así que durmiendo no?, ¿y así ayudas a tu tío?, ocioseando... pregunto mi padre serio.

Nooo... no seas malo viejo... has venido desde la ciudad solo para gritarme... bueno ya cumpliste tu labor, ahora regresa por donde viniste...

  • Déjalo, pobrecito, seguro ha trabajado todo el día... dijo una voz femenina.

¿Y tú quién eres?, ah sí, tú eres mi mama... así viejita defiéndeme... jajaja, ¿cómo te quedo?, ves viejo no estoy solo, mi mama esta... pero... un momento. y mi mama que hace aquí?... nooo…. con uno bastaba, ahora ya me jodi, viejo ¿por qué la trajiste?... si tú nunca la sacas a pasear... aunque hay reconocerlo viejo, es una buena estrategia: le das un viaje largo y de aquí no la sacas a pasear en un par de años.

  • Seguro ha trabajado todo el día, ¿verdad?... repuso mi madre.

  • Ah. si... si todo el día... dije saliendo de mi abstracción.

  • Eso espero... dijo malhumorado y pregunto con sarcasmo: ¿nos dejarías pasar?...

Si fuera por mi... no... jamás en la vida... búsquense un hotel... pero:

  • Ahh... sí, claro pasen... que cabeza la mía...

Estando sentados en la sala reponiéndome de aquel encuentro... quise averiguar quién había sido el de la gran idea, el de la "ideota", o cual fue el idiota... al que se le ocurrió esta idea:

  • ¿Y de quien fue la idea?... pregunte, fingiendo buen ánimo.

  • De tu mama... me dijo mi padre pausadamente, mientras mi madre sonreía.

Ahhh no... ahora sí que... ahora sí que te coronaste viejita... ahora sí que te pasaste de pendej... que gustarte jode... no... y ni se te ocurra... ni se te ocurra pedirme nietos... y mi madre se puso a explicarme:

  • Tu padre salía de vacaciones pronto, así que lo convencí de adelantar sus vacaciones y venir a ver a su hermano, hace años que no visita esta hacienda... y ya que tu estabas aquí era una bonita oportunidad de pasar las vacaciones juntos, en familia. Además, tu amigo Guille llamo y por el supimos que tenías tiempo libre antes de tu matricula, así que al llegar aquí te íbamos a pedir que postergaras un tiempo tu viaje de regreso. pero como avisaste quedarías una semana más, todo encajo de maravillas…. y bueno aquí estamos.

  • Si que felicidad tenerlos aquí... dije con disimulado sarcasmo.

Con razón que no se opusieron a que me quedara más tiempo. las situaciones iban tomando forma. al poco rato llegaron mis tíos y completaron el rompecabezas:

  • Ah, ya llegaron, fuimos a recogerlos a la estación y no los encontramos... les dijo mi tío a mis padres con alegre sonrisa.

¿Qué?, ¿tu sabias de esto?, y ¿no me avisaste?... traidor... me mato trabajando para ti... y me haces esto... no... así no es... donde está el respeto, la dignidad, la lealtad y.… y.… y mejor lo dejo ahí porque en este tipo de situaciones el que sale peor parado soy yo... reflexione.

Entonces recordé que mi tío dijo en la mañana que para esa tarde esperaba la ayuda de un viejo conocido. luego sorpresivamente me dio un descanso. como no me di cuenta de lo que iba a pasar, me lamenté.

  • Bonita sorpresa ¿no?... me pregunto mi tío.

  • Si, muy buena... respondí cínicamente.

  • Imagínate que el pobrecito ya ni nos recordaba... dijo mi madre alegremente.

Luego les contaron a mis tíos el incidente de la puerta... todos rieron, menos el sufrido que escribe estas líneas. Al poco rato llegaron mis primas y se completó el cuadro familiar. Anita inicialmente palideció, luego una expresión de estupor se dibujó en su rostro. quizás así me veía yo al abrir la puerta.

Lógicamente tuvo que recomponerse y saludar cariñosamente a mis padres, después de todo eran sus "tíos favoritos", aunque dudo que después de aquella visita siguieran siéndolo. Anita luego me miro con cierta preocupación, como diciendo: ¿y ahora que hacemos?... me encogí de hombros, en ese momento no se me ocurría nada, y tampoco era el momento ni el lugar adecuado para discutir esas cosas. ella también lo entendió así.

Volviendo al escenario general de aquella reunión familiar, la que no pasó desapercibida fue Pamelita, que parecido convertirse en la nueva engreída de mis padres que no la veían hacía muchos años, desde que era una nena. Si supieran que esa nenita era ahora una pequeña arpía.

Mis padres, cual reyes magos vinieron con algunos presentes para mis tíos, pero sobre todo para las sobrinas, les trajeron unos vestidos muy parecidos y algunos libros, entre ellos algunas novelas de románticas. Ingenuos, si supieran que para Anita aquellos textos eran como libros de educación inicial, en estas lides ella ya tenía el equivalente a un posgrado, o tal vez más, quizás esa lectura le podría servir a la aun inocente Pamelita, me dije.

Bueno y para quien les habla no trajeron un puto regalo, según ellos era suficiente regalo la linda sorpresa que me dieron…. Ahhh… si tan solo ese regalo se pudiera devolver, pensaba amargamente. Encima que vinieron a joderme mi tranquila existencia, no me trajeron siquiera alguna de mis cosas de mi cuarto.

En estos ajetreos y conversaciones, poniéndose al día de las últimas novedades familiares y de la vida en la ciudad, transcurrió el resto de la tarde hasta la cena.  Después de la cena, que comí con desgano, salió a relucir un tema que al parecer no se había tocado: ¿dónde dormirían mis padres?, por lo improvisado de su llegada, y lo recargado de sus labores los últimos días, mis tíos no habían tiempo de acondicionarles un lugar apropiado. Mi tía se animó a dar una solución:

  • Uds. duerman en el cuarto de Juan, y el por mientras, que duerma en el cuarto de sus primas.

No podía creer lo que oía, mi tía me daba luz verde para dormir en el cuarto de sus hijas, vaya después de todo no fue tan mala la llegada de los viejos. Una maliciosa sonrisa se dibujó en mi rostro, aunque la borre rápidamente para evitar ser visto por mis padres. Lo mismo ocurrió con Anita, y llegue a ver una expresión de incomodidad en el de Pamelita. Ella también estaría allí, no importa solo tendríamos que esperar que se durmiera y si éramos sigilosos no la despertaríamos. Ya estaba planeando todo esto en mi cabeza…. pero…

Bueno, digamos que seguro mi tía no le veía nada de malo a esa situación, que durmiera en el cuarto de sus hijas, considerando que yo supuestamente era un caballero y que me había portado muy bien durante mí estadía. Además, que mi tía no sospechaba nada de las "estrechas relaciones" que sostenía con Anita. pero por desgracia mi madre si:

  • No. no creo que sea buena idea... ellos ya son jóvenes y necesitan de cierta privacidad…

No seas mala. ¿por qué me haces esto?, déjame disfrutar un poco, ¿acaso no soy tu hijo?, ¿qué metiche que eres?... no basto con aparecerte por aquí, y ahora también ¿me malogras esto? me lamentaba mentalmente. Mientras en el rostro de Anita también aparecía una expresión de malestar, la que parecía divertirse con nuestras reacciones era Pamelita.

  • Si, tiene razón... dijo mi tío.

¿Ya vez vieja lo que consigues?, el antes me tenía fe y ahora está dudando de mi accionar… Ya me malograste todo...

  • Y ¿qué podemos hacer?... pregunto Anita con cierta angustia y mirando a su madre.

Tal vez su intervención indirectamente buscaba que su madre insistiera con su propuesta, que, hasta ahora, al menos para nosotros, era la más viable. pero mi madre siempre tiene soluciones oportunas:

  • Que tal si yo duermo en el cuarto de las chicas y que Juan duerma en su cuarto, con su padre. dijo con una sonrisa por aquella otra "ideota", estaba tan satisfecha con esta propuesta que cualquiera hubiera creído que ella le daría solución al problema de judíos y palestinos.

No, encima ahora esto, ella en el cuarto de Anita y Pamela, será como tener a un cancerbero cuidando la supuesta castidad de mi prima. no eso no. y para completarla tener que dormir con el ogro de mi viejo, ese tipo que ronca como aspiradora malograda… nooo…. piensa en algo... me decía, y levemente se me ocurrió algo:

  • No, creo que mejor será que tu duermas con mi papa en mi cuarto... le dije a mi madre.

  • Y tu ¿dónde dormirás?... pregunto Pamelita con cierto interés y robándole prácticamente las palabras de la boca de mi madre.

  • Bueno, yo dormiré en...

  • ¿en dónde?... insistió mi madre.

  • En la hamaca… dije finalmente. después de todo dormí allí esta tarde, y no es incomoda.

  • ¿Seguro?... pregunto Anita, mirando a su madre como diciendo: míralo pobrecito, seguía esperanzada con la idea de que durmiera con ellas.

  • Si... dije con pesar.

Era la única forma de mantener a mi madre alejada del cuarto de mis primas, que no converse tan íntimamente con ellas y no correr el riesgo de que a Pamelita se le escape alguna infidencia o de que se dé cuenta de que Anita no era precisamente casta. También era el único modo en que yo conservaría cierta independencia...

  • Creo que es la mejor solución... dijo mi padre, tal vez con cierta sorpresa de que fuera yo el de la idea, habrá pensado: vaya después de todo mi hijo razonaba.

  • Entonces así será hasta que nos acomodemos mejor en los próximos días... dijo mi tía.

  • Bueno. ya es un poco tarde, deben estar cansados por el viaje... dijo mi tío.

  • Si, mañana será un día de trabajo... repuso mi padre.

  • Espero que no hayas olvidado las tareas del campo… le dijo mi tío bromeando.

  • No te preocupes, eso no se olvida... bueno es hora de dormir. respondió mi padre mirando a mi madre.

  • Si ya es hora. dijo mi tía... ahhh... pero los platos.

  • No te preocupes, yo me encargo... me anime a decir.

Mis padres me quedaron mirando, seguro se quedaron preguntando: Que diligente, ¿cómo en la casa nunca se ofrece para eso?, ¿le habrá hecho bien estos meses fuera? fuera como fuera, no evitaron sonreír ante mi iniciativa. aunque mi iniciativa esperaba encontrar asidero en Anita... Pamela también nos quedó mirando, claro que obviamente por otros motivos.

  • Yo te ayudo... se ofreció finalmente Anita, entendiendo mi intención.

  • No ayer tú lo ayudaste, creo que hoy le toca a Pamela… dijo la inoportuna de mi tía

Diablos., me dije, Anita me miraba atónita, ninguno esperaba la intervención de mi tía, tan bien que me caía... ya ves mama, unas horas aquí y ya influenciaste a mi tía, no sé cómo, pero. diablos, que embarazoso, ahora tendré que estar en la misma habitación con la misma persona que el día anterior casi me descubre con la verga fuera del pantalón.

  • Pero... Yo... intento protestar Pamela.

  • Pero nada... hoy te toca... le dijo mi tía.

Anita, intento decir algo, pero le lance una mirada como diciendo: mejor no lo hagas, mi vieja está aquí, puede sospechar. ella entendió y se abstuvo de decir algo. solo Pamela me miraba con cierto aire de incomodidad. diablos., me dije nuevamente.

Terminada con esta pequeña discusión mis padres y mis tíos se fueron a dormir. también Anita, de mala gana, se fue lentamente. le alcance a decir: mañana hablamos… y le guiñe un ojo... sonrió tristemente. Me quede en la cocina, con Pamelita… ninguno de los dos sabía que decir… me anime a decir algo:

  • Yo lavo y tu secas… le dije, mientras pensaba: claro mejor lavo yo, así evito que me lance los platos.

  • Esta bien... me dijo fríamente.

Lavamos los platos en medio un silencio terrible, solo el canto de los grillos se escuchaba. ¿qué hago?, después de todo quería congraciarme con Pamelita, era mejor tenerla de aliada que de enemiga, además me estaba empezando a caer bien, si no hubiera sido por aquel incidente… Diablos...

  • Oye. sobre lo de ayer... finalmente me anime a decirle.

  • Oh. No... no es necesario... se apuró a decir Pamela, un poco nerviosa.

Intente gesticular algo, pero ella lo impidió:

  • Anita ya me lo explico todo... Todo.... diciendo esta última palabra hizo una expresión reflexiva, un poco grotesca, pero graciosa al fin.

Me sonreí. luego me puse serio al ver que ella me lanzaba una mirada no muy amistosa, mi sonrisa no fue muy oportuna.

  • Esteee... y… después de todo. crees que podamos ser amigos?... al menos llevarnos tan bien como antes?... le dije.

Me miro con algo de desconfianza.

  • No sé... después de lo de ayer... y de lo que me conto... no sé.

  • Oye no espero que entiendas lo que paso entre tu hermana y yo… solo sucedió... es que... intente comenzar a explicarle.

  • No... mejor déjalo ahí... no sigas... me dijo y se tapó los oídos, como lo hacen los niños cuando no quieren escuchar algo.

Esa actitud tan graciosa e infantil, me robo otra sonrisa, esta vez no me miro de mala gana, esbozo una tibia sonrisa al darse cuenta de su actitud. me acerque y tome suavemente sus manos, se las aleje de sus oídos. se puso un poco nerviosa.

  • Esta bien. no diré nada más… dije sonriendo.

Ella me devolvió una sonrisa de alivio, sin embargo, me quedo mirando fijamente, con algo de ansiedad, como esperando algo. la miré extrañado, creí que el contacto de mis manos con sus muñecas la incomodaba, así que la solté... sin embargo, su mirada no cambio.

  • Mejor sigamos lavando... le dije, viendo que la situación se ponía incomoda de nuevo.

  • Si, sí... mejor sigamos… dijo un poco perturbada, saliendo de su mutismo.

Caraj... ¿que acaba de pasar?, ¿acaso esperaba.?... no, no creo… será posible… habrá creído... que… que... que la iba a besar... no… mejor sigo lavando y me evito más problemas, me dije. Continúe mi labor mecánicamente, estaba un poco tenso... ella no lucia muy diferente.

Y llegamos al último plato, quizás por la prisa de zafarme de aquella situación le entregue el plato muy rápido, o tal vez por su distracción, no sé. el asunto es que el plato resbalo de entre nuestras manos.

Reaccione rápidamente, me incline y cogí el plato en el aire, poco antes de que cayera. ella también reacciono de manera similar, solo que no llego a tocar el plato, sino que terminamos chocándonos, su frente con mi cabeza. por el golpe casi suelto el plato, pero ella llevo la peor parte.

Nos levantamos, ella se tomaba la frente, deje el plato a un lado, y procedí a revisarla, se tapaba el rostro, aleje sus manos, tenía una expresión de dolor y una lagrima pugnaba por salir de sus ojos. acariciándole cariñosamente la frente le dije:

  • Vamos no llores, te vas a poner fea… aunque eso parece imposible...

Yo mismo me sorprendí de las palabras que dije, pensé que me empujaría o reaccionaria de otra manera, pero al contrario su rostro se fue calmando y sus labios dibujaron una tímida sonrisa por mis palabras. aquella mirada ansiosa de momentos anteriores volvió, parecía una invitación.

Embebido por el momento me deje llevar. mis manos se deslizaron por sus cabellos hasta estar a los lados de sus mejillas. ella no decía nada, parecía consentir mi proceder. estaba tan cerca de ella. la iba a besar. y creo estar seguro que ella no se iba oponer... la iba a besar... y casi lo hago… y casi la cago también porque en ese momento aparecía en la puerta... de reojo pude verla... era ella... ¿adivinaron?... sí, era mi madre. Caraj... ¿es que esta vieja no duerme?...

A pesar de ello me acerque más a Pamela. y mis labios... mis labios dejaron escapar un poco de aire sobre sus ojos, un pequeño soplo.

  • Creo que ya… creo que ya salió... dije, intentando parecer lo más natural posible.

Mis manos soltaron las mejillas de Pamela, mientras sentía que la mirada de mi madre se clavaba en mí. Pamela me miro un poco decepcionada pero luego, dándose cuenta que su tía estaba allí, me siguió la corriente:

  • Si... ya no... ya no me molesta... respondió un poco nerviosa, frotándose un ojo.

Mi madre miraba aquella escena sin decir nada... me alejé más de Pamela… y me hice el sorprendido al verla:

  • Hola mama... ¿qué haces despierta?... intente decir esto sin tartamudear.

  • Ah… es que hace calor y vine por un vaso con agua.

Bien., ya logré desviar su atención… al menos eso creí… pero:

  • Pamela, ya puedes ir a dormir… yo me encargo del resto… dijo finalmente mi madre, mirándome.

  • Esta bien... buenas noches... dijo apenada Pamela y salió presurosa de la cocina.

Yo no sabía dónde esconderme, ¿se me vendría el vendaval?, ¿qué tanto habría visto mi madre? intente decir algo, ella me corto:

  • ¿Ya terminaste?...

  • Ahhh… si... solo faltaba este plato... le dije.

  • No te preocupes… yo lo seco, debes estar cansado... ve a dormir… me dijo con una sonrisa bonachona.

  • Esta bien, buenas noches… le dije y salí del cuarto.

Ufff... nunca más intentare hacer algo en ese cuarto... esa cocina esta maldita para mí... ayer casi me atrapo Pamela, y hoy mi madre casi me atrapa con Pamela… nunca más me ofrezco para lavar los platos...

Cuando salía, vi a mi tía ir a la cocina, también, por agua seguramente, se encontró con mi madre y se pusieron a platicar. Bueno, al menos distraerá a mi vieja de lo que casi ve, me dije. Luego me dirigía a la hamaca, cuando pare en el baño… en realidad no tenía ganas… sin embargo…

-        Uy… ¿Qué paso?... dije sorprendido.

Una mano de adentro me jalo rápidamente. Una vez adentro pude ver a Anita, con ropa mas corta, dispuesta a dormir, con un cepillo en la boca.

-        ¿Qué haces?... tu mama y la mía están en la cocina.

-        Si… solo tenemos unos minutos… me dijo.

Luego se arrodillo y me bajo el cierre, sin decirle nada, se metió mi verga en la boca. Quise protestar, pero después de todo lo que paso, me sentía un poco sensible. Mi verga endureció rápidamente.

-        Ay… no… no es necesario… le dije.

-        Me has dado tanto estos días… al menos déjame hacerte esto… me dijo sumisa.

Quizás presagiando, que luego de la llegada de mis padres, no tendría tiempo de agradecerle a mi verga por todos los placeres que le dio. Anita estaba abocada a su labor, solo me dedique a acariciarle los cabellos mientras ella me succionaba vehementemente…

-        Vamosss… dámelo… le rogaba a mi pene, para que le escupa su leche.

A pesar de saber que a unos metros estaban aún platicando mi madre y mi tía, tuve que relajarme, no pensar en eso, sino más me demoraría… sin embargo…

-        Anita… ya me toca… oí la voz de Pame a manera de protesta.

-        Ya… ya salgo… dijo Anita, sin dejar mi verga, pajeandola.

Mi leche a punto de salir se contuvo un poco, solo oí los pasos de Pamelita alejándose… luego me dije, Anita no me va soltar hasta que le llene la garganta con mi leche… así que me dedique a recordar cosas excitantes, de las cogidas que le había dado en los últimos días… poco a poco fui cogiendo su cabeza y casi pajeándome con ella.

-        Ohhh… uhhh… ahhh… gemía Anita con mi verga en el paladar.

Hasta que, en unos últimos instantes, me vino a la mente la imagen de Pamelita, como estuvimos en la cocina, lo rojizo y carnosos de sus labios, me imaginé un instante que ella era la que me daba aquella mamada y comencé a excitarme…

-        Ohhh… ufff… exclame tapándome la boca para que no me oigan en la cocina.

-        Uhmmm nooo… es mucho… se quejó Anita… ufff… casi ahogándose al tragar mi semen.

Casi me contracture unos instantes, por las caricias que la lengua de Anita le daba a mi verga… parecía que quería sacarle otra descarga más… seguía asida como sanguijuela…

-        No… no… ya está bien… que puede venir alguien más… dije

Como llamada mentalmente, oí unos pasos en el pasillo… nos miramos asustados.

-        Sal tú y luego yo… le dije rápidamente.

Anita salió presurosamente y prácticamente se encontró con mi madre en la puerta.

-        Ayyy… sobrina… me asustaste… dijo mi madre. Si supiera el susto que nos dio ella.

-        Ahhh… disculpe… me lavaba lo dientes… dijo excusándose.

-        Si… pero aun… aun tienes algo de crema en la boca… repuso mi madre.

Mierd… Anita por lo apresurado de su salida, no se había dado tiempo de limpiar los restos de semen en sus labios, recordaba que tenía aun una gota en una de sus comisuras. Para mi suerte, Anita actuó rápidamente y se limpió con su muñeca, antes que mi madre lo hiciera con su mano… Aggg… pensar que mi madre de cariñosa pudo limpiar a Anita y tener en sus dedos a sus nietos… me dio cierto asco…

-        Creo que yo también voy al baño… dijo mi vieja y yo palidecí.

-        Ay disculpe tía… creo que primero voy a ver si no deje nada…

-        Te acompaño… le dijo.

Se jodio todo pensé… me meti en la ducha y tape con la cortina, no queria ni respirar…

-        No, no tía… creo que me olvide jalar la cadena… que vergüenza… deme un minuto… dijo Anita nerviosa.

Luego se metió, me busco… hizo jalar la cadena… mientras sonaba el tanque del inodoro, llenándose de agua nuevamente, me hacía señas para que saliera por la ventana… so pretexto de ventilar el ambiente, Anita abrió una de las ventanas a medias y yo me escabullí como pude… con algunos rasguños… bueno los rasguños se curan, la paliza de mi padre no…

-        Ay… ya está tía… disculpe… abrí la ventana para que se ventile… dijo aliviada Anita.

Mientras afuera, todo adolorido por la caída, procuraba no quejarme… luego me fui casi rampando a la puerta posterior, donde Anita, casi intuyendo que no iría por la puerta del frente, me dejo la puerta abierta, y pude ingresar discretamente.

En el camino a la hamaca, maldije un poco mi suerte. Ahora con la presencia de mi madre, todo sería más complicado. Aunque pensándolo mejor, digamos de manera positiva, en parte fue provechosa la presencia de mi madre, evito que me enredara en otra situación más compleja y permitió que siguiera en pie con mi palabra de respetar a Pamela…

Pero ¿realmente iba ocurrir lo que yo pensaba? ¿realmente Pamelita deseaba que la besara? no, estás loco… estas alucinando… mejor déjalo así… no pasó nada y nada va a pasar con ella mientras yo esté aquí, suficientes problemas tengo para llevar algún tipo de relación con Anita, me dije.

Intente dejar de pensar en ello, pero otra duda me asalto: ¿por qué no fue tan difícil evadir a mi madre?, ¿qué paso?, es que en los últimos meses se ha oxidado ese radar que parecía tener mi madre para estas situaciones?, no, no lo creo, aún conserva su instinto, no olvides que casi por arte de magia se apareció en la cocina... y que luego quiso entrar al baño.

Por la mirada que me dio al principio pensé que me mataría, sin embargo, me dejo ir, me perdono la vida... Sera la alegría de verme después de tanto tiempo seguro hizo que me dejara el beneficio de la duda... esta vez… porque con ella nunca hay que confiarse.

Continuara…