El anito de Anita (10)

La casa del árbol

Alex y Anita no tardaron en regresar, pero esta vez acompañados por toda la tribu de parientes... se iba a servir la cena... aunque mi prima ya se había deleitado con otro viscoso manjar, parecía que aún tenía apetito, pero de otras cosas más comestibles. Yo, en cambio, seguía adormecido en la zona de la entrepierna.

En general, el ambiente familiar era bueno, alegre... en lo que respecta a mi relación con mi prima, salvo por alguna que otra mirada de mi primita, y alguno que otro juego de sus pies con mis piernas que me hicieron soltar un cubierto más de una vez, risitas de por medio de la traviesa... la cena transcurrió sin mayor trascendencia.

Al acabar la cena comenzaron los brindis y comenzó a circular la bebida con más fluidez, así como las conversaciones, mientras se enredaban más las lenguas y se soltaban más las próstatas. Hablando de eso, me fui a orinar detrás de algunos árboles que rodeaban la casa.

Mientras meaba, oí un par de niños, conversando animadamente sobre una casita en un árbol en las que habían encontrado unos metros atrás, por el camino en que venían. Se me paro el oído y casi la verga, de pensar lo que podría hacer en ese lugar.

Sali a dar una vuelta y para encontrar la casa del árbol, estaba a unos 100 metros de la fiesta. La casita del árbol ubicada a 2 metros por encima del piso. El árbol tenía clavadas unas maderas viejas que servían de escalera.

Regrese a la reunión, la gente estaba más alegre, el alcohol estaba surtiendo efecto. La busqué con la mirada, pero no la veía... iAja!, allá esta. Uno de mis calenturientos tíos, subido en tragos, la estaba halagando, a ella por cortesía no le quedaba otra que sonreír... cuando me vio, su expresión aburrida cambió, luego me lanzó una mirada pidiendo auxilio...

La aleje de aquel familiar con el pretexto de que Alex la buscaba...

  • ¿Dónde has estado?... pregunto.

  • Por ahí compartiendo con algunos familiares...

  • Ahhh... seguro que bebiendo... me dijo en un cariñoso reproche.

  • Si, si... pero... ya se me fue lo que te iba a decir...

  • Ya ves, el alcohol mata las neuronas...

  • Ja… ja... graciosita... le dije con sarcasmo... ¡ya me acorde!, hay una pequeña casa en un árbol, está a unos 100 metros por detrás de la casa...

  • ¿Sí? ¿por dónde?... me pregunto con más interés.

Tal vez su interés era porque le entusiasmaba la idea de una casa en un árbol, ya saben, aún conservaba algo de mentalidad infantil... o si era porque se había dado cuenta de mis propósitos... en fin le indique la dirección... después:

  • Oye, no podemos desaparecer juntos de la fiesta... primero me voy yo, y en cinco minutos me alcanzas

Iban casi 15 minutos cuando escuche ruido. A medida que se acercaba memorizaba su exuberante silueta, sus formas, formas que el conservador vestido no podía disimular... guau, de solo observarla ya se me estaba armando una vigorosa erección... sonrió al verme, le indique por donde subir, la ayude a entrar...

Como les dije aún tenía mentalidad infantil, así que con alegre curiosidad comenzó a examinar la casita... mientras yo liberaba mi herramienta. Ella me vio hacerlo y recobro conciencia de porque estábamos allí, comenzó a bajarse las braguitas...

  • No podemos demorarnos mucho, tu madre me pregunto por ti... y si no me ve, seguro empezara a buscarme...... me dijo preocupada

  • Bueno que sea rápido entonces... le dije, listo ya para la acción.

  • Pero no tan rápido ieh!... me dijo guiñándome un ojo.

  • No te preocupes, intentare cubrir tus expectativas... le dije sonriendo.

  • iMas te vale!... me dijo.

  • Te prometo que te vas a acordar de mi durante tu viaje de regreso...

  • Ayyy no!... pero tampoco te pases... me dijo con graciosa preocupación.

Luego, volviendo a nuestro asunto, ella pregunto con ansiedad:

  • ... ¿Y cómo?...

  • No hay mucho espacio... así que tendrá que ser... bueno tendrá que ser como perritos... le dije, y a la muy golosa le brillaron los ojos. Inmediatamente se puso en cuatro, en el reducido espacio me acomode de rodillas, detrás de ella... mi verga iba a reventar de lo super dura que estaba...

Anita se levantó la falda y sacó a relucir su precioso, bronceado y redondeado trasero, que podía ver gracias a la luz de la luna que se filtraba por el vetusto techo, lo observaba alucinado... como buen caballero se me ocurrió preguntar:

  • ¿Por dónde?

  • ¿Y todavía preguntas?... me dijo con gracioso sarcasmo, mientras levantaba el trasero para que pudiera ver mejor su pequeño y arrugado anillo.

Comencé a insertar un dedo con saliva, para dilatar su esfínter, lo recibió con gratitud, apresándolo... pero...

  • Hummm... Creo que no hay tiempo para eso... métemela de frente... dijo con valentía.

Si, tenía razón, tiempo era justamente lo que nos faltaba. Seguí su consejo enfilé contra su anito que ansioso palpitaba, esperando mi llegada. Mi verga, discurriendo algunos líquidos seminales, comenzaba su labor de perforación... gratos momentos de otras cogidas con ella venían a mi mente...

  • Ayayayayyy... despacito primito... suavecito... ayyy

Estando por la mitad, por tonto que suene, o por tonto que les parezca... sentí que mi verga se atoro, que no podía avanzar, sería el nerviosismo, lo incomodo de nuestra ubicación... no sé. Ella también se dio cuenta de la situación, y como ayudándome, comenzó a empujar hacia atrás, pero no avanzo mucho, seguíamos atascados... empecé a meter y sacar hasta donde podía, pero no lograba adentrarme más en su cuerpo... estos pequeños movimientos de por sí ya la estaban calentando...

  • Ayy... humm... pero... que pasa?... métemela todaaa... me exigía en su calentura.

  • No sé, parece que falta lubricación... esta atorada... respondí excusándome de mi desempeño.

  • ¿Atorada?, atorada es como quiero estar, pero hasta el fondo... así que ¡empuja!, ¡empuja!... completamente arrecha se atrevía a darme ordenes, cual capitana en celo.

Actúe como buen subordinado y obedecí... empuje con fuerza, mi verga se enterraba con dificultad, ella resoplaba de dolor, pero aun así quería tenerla toda...

  • Ouchhh... vamosss... masss fuerteee...

Faltaban escasos centímetros para tenerla completamente ensartada por detrás, empuje con más fuerza, nada, ¿que mierd... pasa?, me decía... ¡al diablo!... me lance con todo, con vehemencia, era nuestro último encuentro y si ella quería tenerla toda, la tendría toda, quien era yo para negarme...

  • Vamosss... empujaaa... hummmm... ayyy...

Empujé lo más fuerte que pude y por lo rápido del movimiento termino insertándose el resto de mi pene...

  • ¡Ayyy!... iAhora sí!... iAhora sí que me rompiste el culooo!... auuu... ayyy... dijo casi entre sollozos.

Parecía cierto sentí, como su esfínter se abrió violentamente, sonó como cuando se destapa una botella con corcho...

  • Ouchhh... quítate un poco... que dueleee... auuu... se lamentaba.

  • Esperaaa... que me caigo... me excusaba.

Logre equilibrarme agarrándome de su cintura, fije mejor mis rodillas en el piso, y viéndola en esa posición, de más está decir que me calentó de alguna forma, lejos de ayudarla a recobrar nuestra posición inicial, comencé a cabalgarla lentamente...

  • Heyyy noo, no... aguardaaa... no, mejor no...... mejor dale... sii... asiii...

La dulce fricción entre nuestros cuerpos comenzaba a surtir efecto en su pequeño agujero... mi verga parecía destrabarse y su ano flexibilizarse...

  • Si, si... así está mejor.... asiii... hummm...

Con la cabeza fuera de la cabaña y su culo entre mis manos, Anita comenzaba a gemir con más continuidad, lo que me animaba a incrementar el ritmo, y sus gemidos se iban mezclando con algunos lastimeros pero placenteros quejidos...

  • Hummmm.... ayyyy... asiii.... auuu…. ohhhh....

Yo febrilmente empujaba cada vez con más fuerza su cuerpo contra la ventana, casi estampándola, ella soportaba mis arremetidas con estoicismo, dolor, placer...

  • Ayyy... muy fuerteee... ohhh... no, no... ohhh.... nooo paresss.... ahhh

Nos acercábamos a pasos agigantados al clímax... pero no nos dimos cuenta que a pasos pequeños se acercaban 2 jovenzuelos... 2 inoportunos primitos... al verlos aproximarse, Anita salió de su estado de trance, y en su desesperación porque no la vieran, se fue para atrás con todo...

  • Esperaaa... le dije, casi perdiendo el equilibrio.

A mí, que ni por la cabeza se me cruzaba lo que sucedía afuera, pensé que tal vez quería cambiar de posición, así que me tomo por sorpresa lo rápido de su accionar... aun arrodillado, mi tronco cayo hacia atrás, mi espalda termino en el suelo... mientras Anita seguía incrustada, casi sentada sobre mi

  • Shhh, silencio que se acerca alguien... no te muevasss... me susurro nerviosa.

Claro, para ti es fácil decirlo, estas tranquilamente sentada sobre mis maltrechas piernas, y sobre lo que queda de mi verga... ayyy caraj... y para completarla... ¡calambreee!!!!!

  • ¿Qué haces?... ¡quieto!... me dijo, y encima se atrevió a pellizcarme para que no me moviera.

No pude aguantar, intente acomodarme, sacando mis piernas de su apretada posición, quise extenderlas... no pude hacerlo, dificultosamente logre levantarme un poco, a su vez Anita se fue un poco hacia adelante, logre darme algo de espacio, pero en esta apresurada maniobra hicimos más ruido del necesario...

  • ¿Quién está ahí?... pregunto una dulce voz infantil.

¡Caraj...!, ¿quién crees?, el lobo feroz!... o cualquiera de tus monstruos favoritos, si, ese con el que tus padres te infunden miedo, el que quieras, pero veteee!... me olvidaba que los niños de hoy en día ya no creen en esas tonterías: que fantasmas, que duendes... creo que más miedo le tienen a quedarse sin propina o sin postre... una razón más para no tener hijos, me dije, que hacían esos niños lejos del cuidado de sus padres, seguro aprovechando que estos estaban ebrios se escaparon para el bosque...

  • Respóndele algo... sino tal vez van a querer subir... le susurre a Anita.

  • No diles algo, tu... me dijo nerviosa.

  • Desde aquí no puedo, saca la cabeza por la ventana...

  • No, mejor no...

Justo ahora se me pone terca la niña... no me importo, además no podía aguantar más tiempo en esa posición, así que la empuje contra la ventana, nuevamente su cabeza salió por ella, me hubiera gustado ser uno de esos jovenzuelos para ver la expresión de mi prima al salir por la ventana...

  • Ahhh... hola... tu eres... Anita... pregunto uno de los infantes.

  • Si, si... soy yo... respondió con nerviosismo mi prima.

Nuevamente en una cómoda posición, al menos para mí, mis piernas descansaron algo, y mi verga comenzó a crecer nuevamente, incentivada por algunos temblorcillos de nerviosismo que recorrían el cuerpo de mi primita.

  • ¿Estás sola?... pregunto uno.

  • Si, si... tartamudeo mi prima.

No sé por qué, pero empecé a recordar lo sucedido horas antes: cuando Alex se acercó a la mesa y a Anita, en vez de ayudarme a conservar la cordura, procedió a excitarme más, poniéndome casi en evidencia... o cuando estando frente a mi madre, sus pies comenzaron a juguetear con los míos, poniéndome nervioso y haciéndome actuar con más torpeza de lo normal... me estaban dando ganas de vengarme...

  • ¿Estas triste?... pregunto el otro pequeño inquisidor.

  • no, ¿por qué?...

  • Es que te escuchamos quejándote... dijo uno de ellos.

  • Si, parecía que llorabas... porque gemías... agrego el otro.

No me di cuenta, que tan fuerte gritaba la primita, nos abran oído en todo el bosque... ahhh, no creo... pensé, después tome una decisión: si, si quería vengarme... la tome de la cintura, retrocedí, sacando mi verga hasta la cabecita, como quien toma vuelo... y luego... ya se lo imaginan... la penetre con todo... el cuerpo de mi prima se estremeció...

  • Ayayay... se quejó Anita, yo en cambio no podía evitar sonreír después de escuchar su lastimera voz.

  • Te sientes bien...

  • Si, es que... ay... sí tienen razón... estoy un poco triste... repuso Anita más calmada.

Nuevamente repetí la operación, esta vez el contacto de mi ingle con sus nalgas produjo esta vez un ruido más sonoro, que ya abran escuchado Uds. en sus respectivas experiencias, suena más o menos como un: ploshhh... o algo así...

  • Que fue eso... pregunto uno de los niños.

  • Lo siento... gases... dijo Anita apenada.

  • Ahhh... dijeron los niños evidenciando algo de humor.

Yo también a duras penas contenía la risa, mientras ella con una de sus manos buscaba las mías, seguro para puriscarme...

  • Si no les importa quiero estar sola... dijo finalmente Anita.

  • Si, está bien... dijo uno de esos inoportunos exploradores.

  • Bueno vamos... repuso el otro y escuche sus pasos alejándose.

Cuando se alejaron, ella retrocedió, y yo con ella, luego volteo la cabeza:

  • Eres un.... me dijo furiosa, no sé, tal vez no termino su frase porque no quería soltar una palabrota (ya saben, se oye feo escuchar a una dama diciendo esos improperios), o fue porque no encontró el adjetivo adecuado que reuniera todos los insultos que me quería decir en ese momento.

  • Ahhh... no te acuerdas en la mesa, cuando vino Alex y no me soltaste... y luego durante la cena, como me fastidiabas con tus pies... ahora estamos iguales... le dije sonriendo, luego no me contuve y me reí.

Al rato ella cambio su expresión y se rio conmigo...

  • ¡Tonto!... me dijo en dulce reproche y siguió sonriendo.

  • Señorita, ¿continuamos?... le pregunte con amable ironía.

  • Prosiga, caballero... me respondió con coquetería, y volvió la cabeza, preparándose para recibirme nuevamente.

Rogando que nadie nos interrumpiera nuevamente, retome la cabalgata inconclusa... mi adolorida verga prosiguió su recorrido por sus tibias intimidades...

  • Vamosss... un poco masss... mass... fuerteee... daleee...

El dolor fue bajando en intensidad y su lugar fue ocupado por una incipiente excitación, aunque no lo crean sus palabras, sus ruegos, sus reclamos, parecían darme aliento... no podía fallarle, pero...

  • Yaaa... yaaa... dije lastimosamente.

  • ¿Qué?, ¡tan rápido!... ¿ya se te viene?... pregunto decepcionada.

  • Nooo... iya me dio calambre otra vez!... respondí tristemente.

  • Ayyy, pobrecitooo... dijo con pena.

Me aleje un poco de ella, buscando recobrarme... todo parecía conspirar contra ese ultimo encuentro... pero ella no estaba dispuesta a rendirse, quería irse con algun doloroso recuerdo, y no me soltaria hasta que se lo diera... así tomo la iniciativa:

  • Anda, recuéstate... me dijo con ternura.

Me recosté contra una de las paredes, dejando mis adoloridas piernas descansando semi abiertas en el piso. Ella se inclinó, pensé que me daría un masaje o algo así, pero no, luego me di cuenta que lo hizo para cerciorarse de que mi pene seguía parado, porque posteriormente vino a sentarse sobre el, introduciéndoselo centímetro a centímetro...

  • Uhhh... soltó un suspiro, como cuando una chica entra al agua cuando esta fría.

Ya que yo no podía continuar con mi labor, con mis movimientos, ella estaba dispuesta a suplirme, a sacrificarse... a inmolarse... digamos la verdad... la chica estaba arrecha, y se quitaría toda su calentura a costa mía...

  • Ahhhh... siii... así está bien... no te muevas.... asiii... hummm...

Paulatinamente incrementaba sus ascenso y descenso, sus jugosas nalgas volvían a producir ese dulce sonido al contacto con mi ingle... con sus brazos en el suelo, ladeando mi cuerpo, sostenía su trabajoso accionar... Bueno mis piernas no están en buen momento, me dije, pero mis manos aun funcionan... así tomé sus senos por debajo, sintiendo como rebotaban alegremente, endurecidos, henchidos de excitación...

  • Ohhhh... siii... asiii... tomameee... hummmmm...

Mis piernas poco a poco recobraban su movilidad, es extraño, pero parece que el continuo golpeteo del curvilíneo trasero de mi prima funciono como relajante, como estimulante masaje... ella cada vez subía más alto y bajaba con mayor rapidez...

  • Ohhh... ahhhh... no puedooo masss... ayudameee.... hummm... que me falta pocooo... vamosss... dameee... ahhhh....

Si no la socorría dentro de poco tendríamos una chica acalambrada... la tome por la cintura ayudándola en su sube y baja, a su vez mi cintura intentaba seguir el ritmo: cuando ella descendía yo la clavaba hasta el fondo, cuando subía yo descasaba un poco contra el suelo...

esta laboriosa tarea no estaba bañando en sudor, y en placer...

  • Ohhhh... siii... ayyyy... mi culitoooo.... ahhhh.... siiii....

Llegábamos al pináculo de nuestro encuentro, sentía como sus nalgas rebotaban con fuerza, como una ola contra un peñón... ella vociferaba, gemía, se quejaba, pero no desistía, continuaba empeñada en regresar a su tierra con el ano satisfecho...

  • Ohhhhh.... ya nooo.... no masss.... que revientooo.... ohhh... ohhh...

Toda la piel se le erizo, su cuerpo se contrajo en el aire, luego se relajó, deslizándose suavemente por mi verga, yo la tome con fuerza por la cintura y la empuje con todo hacia arriba, tanto que se chocó contra el techo de la casita del árbol, escuche su quejido... pero no me importo porque justo en ese momento mi pene comenzaba a escupir semen a borbotones... me deje caer al piso y ella me siguió, estaba rendido...

  • Ohh... uffff... exclame cansado.

  • Nooo... aguantaaa... me dijo con desesperación.

Con las fuerzas que le quedaban y olvidándose del golpe recibido, casi arrastrándose busco mi verga que aun erupcionaba esperma... y comenzó a engullir con desesperación... ¡vaya!, quería sacarme hasta la última gota de mis fluidos, incentivado por sus labios llegue esparcir más líquidos en su garganta... cuando se dio cuenta de que no saldría más, soltó mi pene, que también exhausto cayo de lado...

Anita se acurruco a un lado mío, yo la abrazaba, ahora los dos tomábamos aire con más calma, reponiéndonos de aquel maravilloso ajetreo... luego de un rato:

  • Ufff... ¡Vaya!... fue una digna despedida... dijo finalmente satisfecha.

  • Ojalá hubiera tiempo para otra... dije un poco presumiendo de mi condición física, aunque en realidad necesitaba suero a gritos.

  • ¿En serio?... no, mejor no, claro que me gustaría, pero y después ¡como camino!... se expresó con inocente gracia.

Los dos reímos de buena gana... pero el caprichoso destino no nos dejaría reír más tiempo... el ruido de las hojas secas quebrándose, ante los pasos de alguien, nos hizo recobrar conciencia de nuestra situación... después nos calmamos, pensando en que serían aquellos infantes que volvían a importunarnos... pero no fue así...

Al escuchar los pasos más cerca, con más confianza Anita se dispuso a sacar la cabeza por la ventana, cuando escucho:

  • Hija, ¿estás bien?... dijo la voz, que no era otra que la de mi tío.

Anita como resorte regreso a mi lado, tal vez buscando esconderse, pero no había salida...

  • Anita... contesta... esa voz me era familiar, nooo mi vieja.

Ya veía los titulares de los periódicos del día siguiente: Violador muere estrangulado por tío, madre del occiso piensa que se lo merecía, muchacha termina en convento... está bien, piensa en algo, me dije, pero nada, en blanco...

No, no puedo ser, me dije, me resistí a creer que mi suerte fuera tan mala, me acerque a la ventana, mire entre las rendijas y si, no cabía duda, no era un sueño, era más bien una pesadilla... los distinguí, si eran ellos... sí, mi suerte era malísima... terriblemente mala.

  • Hija... insistió mi tío preocupado.

Le hice señas a Anita para que se acercara a la ventana y les hablara, después de todo ellos sabían que mi prima estaba allí, seguro uno de esos niños le había ido con el chisme a mi tío... pero Anita, temblorosa, se negaba con la cabeza... le hice una expresión fuerte... como diciéndole: i‚¡Caraj...!, si no lo haces van a subir... acepto de mala gana...

  • ¿Si?... pregunto nerviosa.

  • Estaba preocupado por ti, ¿estás bien?...

  • Si, si... estoy, estoy bien... respondió casi tartamudeando.

  • Muchacha, no mientas... tus primitos nos dijeron que llorabas... insistió mi madre.

¡Malditos!, lo sabía, fueron ellos, ¡tan chiquitos y tan chismosos!... cuando los vea, si es que llego a verlos de nuevo....

  • Esteee... si... solo... solo estaba un poco triste...

  • ¿Por qué mi niña... quieres que suba?... dijo mi tío, y el alma casi se me sale.

  • No, no... respondió presurosa mi prima.

  • Entonces, baja tu Anita, estas preocupando a tu padre... dijo mi madre.

Para mis adentros me dije: Vieja te ganaste un buen regalo para el día de las madres, tu cumpleaños y hasta para navidad... aquella salvadora intervención podía salvarnos...

La niña paso por mi lado, yo estaba frio, y la pequeña diabla antes de salir me dio un pequeño beso y me guiño un ojo... ¿de quién habrá aprendido esa...?... que estúpido, yo le enseñe eso...

Bajo, escuche sus pies, sobre las maderas que fungían de escalones... comenzaba a sentir alivio... ya abajo Anita daba algunas explicaciones sobre su comportamiento, por ese lado ya le tenía más confianza, y no me quedaba otra, además ella ya me había demostrado que sabía salir de esas situaciones...

Les dijo algo así como que estaba triste porque se iría, que extrañaría a mi madre que tan bien la había tratado... que se sintió tan feliz de conocer a toda la familia... cosas así, y parecía que ellos se comían toda esa sarta de mentirillas dulzonas, propias de una niña...

Yo en cambio casi me reía, al escucharla... y más al ver que la prenda interior de mi prima yacía a unos centímetros de mí, en el piso, con la prisa no tuvo tiempo de ponérsela de nuevo... la cogí suavemente y la guardé en mi bolsillo.... Ojalá no se den cuenta que la niña esta desnuda de la cintura para abajo, pensé... el peligro ya se disipo, me dije... pero ya habrán escuchado decir: no cantes victoria antes de tiempo...

  • ¿Y cómo es la casita?

  • Esta un poco apolillada... dijo mi prima, nuevamente nerviosa.

Un frio sudor me invadía, ahora sentía calambre en todo el cuerpo... vamosss niña, vamosss, que necesito ayuda, no te me caigas....

  • ¿Ah sí?, me gustaría subir... insistió mi madre.

¡Esta vieja tiene vista de rayos x!, sospecharía que estaba yo arriba...

  • ¡Ay cuñadita!, ya no estas para esas cosas... dijo mi tío bromeando.

Ahora tengo nuevo tío favorito...

  • Si tía, puede ser peligroso, al bajar sentí que unas maderas cedían...

  • Bueno, no importa... pero no estoy tan vieja... repuso mi madre con más humor.

Escuché otros pasos acercándose... nooo... alguien más... justo cuando se iban... y adivinen quien era, por el saludo percibí que era... Alex... el siempre "oportuno"...

  • Anita, habrás visto a Juan... ¿ese muchacho donde estará?... pregunto la fastidiosa de mi madre.

¡Ayyy...! icaraj...! vieja te me caíste, no esperes nada de mi en tus cumpleaños, día de las madres, navidad, lo que fuere... y cuando cumplas 60... ¡al asilo!... nada que hijito... ¡al asilo!...

  • No, no lo he visto... dijo con temblorosa voz,

  • Creo que lo vi cerca a los autos... dijo con confianza la salvadora voz de mi primo.

En esos momentos, aquel tipo se ganó unos puntos de mi estima...

  • Ahh bueno, regresemos a la fiesta, ya debe estar por terminar... repuso resignada mi madre

UFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFF!!!!! !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!..... se van... biennnnn.... unos minutos más y seria libre... jajaja....

  • Si, vayan ustedes, yo me quedo un rato... tengo necesidades... dijo mi primo.

Este hijo de put...!... no mi tía no tiene la culpa, ella es linda, seguro que este muchacho se le cayó al médico al nacer, o lo cambiaron en la maternidad, no podían ser de la misma sangre... este jijuna con aquella dama....

Escuche sus pasos alejarse, solo quedaba aquel odioso familiar cerca... que terminará de miccionar y yo podría irme... pero:

  • Ya puedes bajar... me dijo una voz con calma.

Sorprendido, no procese aquellas fáciles letras... ¿qué?, ¿cómo?, ¿cuándo?, ¿dónde?, estaba desorientado... creo que estoy alucinando...

  • Juan ya puedes bajar, ya se fueron...insistió Alex.

¡Mierd..! y miren quien me viene a descubrir: ¡el más inepto de la familia!... bueno, caballero, no había donde esconderse, ni por donde fugar, me había descubierto... tendría que aceptar mi derrota... pero ¿por qué con el?, los designios del de arriba son extraños, lance un hondo suspiro y luego baje lentamente...

Una burlona sonrisa me esperaba al pie de ese árbol, mi expresión era diametralmente opuesta a la suya, pero a la fuerza fue cambiando por otra más cortés...

  • Y bien primo... me dijo... estuviste cerca...

  • Si, demasiado... le dije con algo de alivio.

  • ¿Y qué tal?... pregunto con curiosidad.

Ahhh nooo... está bien que confraternizamos un poco, pero de ahí a que quiera detalles, y tal vez detalles escabrosos... aun momentito...

  • ¿Qué tal? ¿Qué?... pregunte con evidente fastidio.

  • No, te enojes... solo quería saber que tal besa la prima... me dijo en tono amigable.

Ah, al parecer este tipo era más inocente de lo que pensaba o se estaba haciendo el loco... no su estupidez era evidente... en fin, si solo piensa que eso fue lo que paso en esa casita del árbol, o si solo quiere saber eso...

  • Ahh... bueno... ya sabes... es un poco... cómo decirlo... dije haciéndome un poco el interesante.

  • ¿inexperta?... pregunto el con curiosidad.

  • Si, así es... esa es la palabra... le dije, si supiera que era más experimentada que el.

  • Si me lo imaginaba... me dijo con cierta tristeza, seguro le hubiera gustado comprobarlo el mismo, luego agrego... sí, con esa carita debe serlo...

  • Si, es simpática la prima... le dije.

  • Lastima... dijo luego con un suspiro

  • ¿Lastima qué?... pregunte con curiosidad.

  • Lastima que se vaya tan pronto... tal vez hubieras podido disfrutar de sus otros encantos... me dijo con aire de complicidad...

  • Ohhh... si...jajaja... me reí de su comentario y de la morbosa expresión que ponía.

Ayyy si supiera el infeliz que no había hueco por descubrir de aquella muchacha... pensé.

  • ¿Oye y como…?... pregunte con curiosidad, el entendiendo a donde iba mi pregunta, y comenzó respuesta:

  • Ahhh, bueno... los vi durante la tarde... a pesar que parecían peleados, parecían pendientes el uno del otro... no sé qué habrá pasado en mi ausencia, cuando regresé, durante la cena era evidente que algo había, por la forma en quete miraba... mira que hasta te puso nervioso y como soltabas los cubiertos... jajaja...

  • Si... dije alegremente, recordando aquel pasaje, luego el continuo:

  • Bueno, después desapareciste, y vi como ella te buscaba... y la última vez que los encontré se veían ansiosos, sobre todo ella, luego te vi desaparecer entre los árboles en esta dirección... minutos más tarde ella me dio una tonta excusa y la vi dirigirse, casi corriendo, en esta misma dirección... así que asumí que algo pasaba... luego con tu madre y mi tío viniendo para acá... quise ver qué pasaba...

  • Oye... sí, me salvaste de una... te debo un favor... le dije, comenzaba a simpatizarme.

  • no te preocupes, para que esta la familia... me dijo.

Los dos sonreímos.

  • Sera mejor que te vayas para los autos, tu madre te buscara por allí... me dijo.

  • Si, es cierto... gracias... nos vemos... le dije y me alejé presuroso en dirección al estacionamiento.

Poco después encontré a mi madre, que efectivamente iba en mi búsqueda... me apoyé sobre nuestro auto y me hice el desentendido:

  • Hijo... ¡aquí estas!... ¿por qué tan solo?... pregunto mi madre.

Bueno, había tenido tiempo para inventar un rollo, así que le explique:

  • Ahhh... bueno... es que... ya ves, todos están bebiendo... y me va a hacer daño, tomar dos días seguidos... le dije con pesar.

Miren al inocente, pobrecito... semejante cínico, hipócrita, desgraciad... esperen estamos hablando de mi... más suave con los "halagos"...

  • Si, me parece bien hijo... parece que vas a tener que conducir... a tu padre se le fue la mano con los tragos...

  • ¿Sí?... le dije sonriendo, y ella también sonrió sabiendo lo que pensaba: aquel que me sermoneaba ahora estaba en el mismo estado que me reprochaba...

  • Esto tengo que verlo... dije y regresamos a la fiesta

Bueno, vi a mi padre en mal estado, bueno también al viejo se le ocurre ponerse a toma whisky con el agasajado, mi viejo resiste el trago, pero ¿cuánto habrán tomado?...

En fin, vi a Anita de nuevo... y disimuladamente le devolví su prenda interior, que la muy descuidada no se daba cuenta que le faltaba... fue al baño y se cambió.

Minutos después nos retiramos, despidiéndonos de los pocos sobrevivientes de aquella bacanal... conduje a casa, a insistencia de mi madre y mi tío, que estaba también movido, pero consciente de que no podía conducir, mi padre opuso más resistencia a dejarme su lugar al frente del volante, pero mi primita fue persuasiva... en recompensa la dejaron ir adelante conmigo...

Durante el regreso note que graciosamente Anita se sentaba de costado, y sonreí al saber la causa de esa posición, ella me miro y adivinando mi pensamiento también sonrió, le guiñe un ojo...

El resto del viaje, ella me lanzaba una que otra mirada picara... pero cuando se durmieron los de atrás... sigilosamente se atrevió a darme un beso... casi pierdo el control del vehículo... mi madre se levantó pregunto:

  • ¿que fue eso?

  • Nada... un animalito... respondí.

  • Ahhh... más cuidado hijo, no te me duermas...

Anita sonreía traviesamente... ahhh pequeña arpía, como te voy a extrañar, me dije...

Llegamos a casa, todos nos fuimos a dormir, yo dormí como tronco... al día siguiente ellos alistaron maletas y salieron a media mañana... no hubo tiempo de cruzar mayores palabras con Anita, pero nuestras miradas decían de todo: desde un te extrañare, hasta un espero que nos veamos pronto...

Su última travesura fue darme un cariñoso beso de despedida en la mejilla, en la mejilla es un decir, porque disimuladamente roso parte de mis labios... me quede frio casi mudo... ella me sonrió coquetamente y se fue al auto...

Mi tío se quedó un rato más, despidiéndose, lo último que me dijo, con aire entre solemne y cordial, fue:

  • Muchacho, eres todo un caballerito... espero que algún día nos visites...

Me estrecho la mano y me abrazo fraternamente... me sentí algo avergonzado, ¡si supieras que yo fui el primero en desgraciar a tu niña!, pensaba con algo de remordimiento... pero, por otro lado, mi lado más carnal, más sexual, me decía: si, tal vez acepté la invitación de mi tío.... pero eso ya será motivo de otra historia...

Continuara...