El anito de Anita (09)

“Dulces labios”

Desperté con una resaca terrible... pero más dolor de cabeza me daba pensar en cómo hallar la manera de congraciarme con Anita, quería terminar mi relación con ella de buena manera, pero el incidente del día anterior lo había estropeado todo...

Mi tío y Anita regresarían a su pueblo al día siguiente... pero esa tarde teníamos una reunión familiar, un familiar cumpliría anos, 50 anos, y para esta ocasión especial logro que un amigo le prestara su casa de campo...

Con la mayoría de los dinosaurios familiares rondando por allí seria difícil amistarme con Anita, al menos no podría amistarme en la forma que yo quería...

Durante el día casi no vi a Anita, me evitaba, y las pocas veces que me le cruce por el camino... me dieron ganas de esconderme detrás de mi madre... tenía una mirada y una expresión de animal furioso, pensé que me mordería, tal vez si hubiéramos estado solos lo hubiera hecho... ojala que se calme un poco para la tarde, pensaba...

Partimos a las 3, el viaje duro casi 1 hora, y en el trayecto ni cruzamos palabra, por suerte mis padres y mi tío estaban inmersos en sus propios problemas, así que no lo notaron, o tal vez sí, pero no le dieron mucha importancia a la situación... seguro sospecharían que estaba resentida conmigo por no llevarla al baile de la noche anterior...

Llegamos a una antigua casa campestre, de gran extensión, parecía haber sido una hacienda importante en años anteriores, ahora lucia más bien como un club de retiro campestre. Al menos escapamos del frio de la ciudad, el clima allí era más fresco, más agradable...

Saludamos a todos los parientes, en su mayoría adultos, algunos primitos menores, y nooo... vino ese idiota..., para describirlo gentilmente aquel idiota era mi primo, Alex, un muchacho un año menor que yo, bueno no hay que negarlo, en el fondo era buena gente, pero pecaba de... como decirlo de buena manera... de charlatán, parlanchín y era algo simplón... notaran que no le tenía mucho aprecio...

Para confirmar mi ojeriza contra él, rápidamente se fijó en Anita, y quien no lo haría... muchos familiares, los cuales uno creía que ya no estaban para esas cosas, le echaban unas miradas... a pesar de que traía una vestido suelto las curvas se dibujan por si solas a través de él, resaltaban... y hasta el más recatado de los familiares le lanzo alguna mirada disimuladamente.

Anita enojada conmigo, fue rápida presa de las habladurías de aquel monigote, y parecía escucharlo con interés... está buscando darme celos... pues bien lo está logrando... desgraciad... pequeña arpía... traicionera... este... lo de traicionera... mejor lo dejamos ahí... porque me puede salir el tiro por la culata...

Siendo honestos, si, tal vez, bueno creo que me lo merecía... ella parecía disfrutar su venganza, me veía de vez en cuando con cara risueña, algo sarcástica, como diciéndome: mira lo que te perdiste...

Durante el resto de la tarde no tuve mayor oportunidad de acercármele, habiendo caído la noche se me presento una oportunidad... mi tía, la madre de Alex, había olvidado el presente que le entregaría al cumpleañero.

Así que de manera discreta mando a su hijo a traer aquel paquete lo mas rápido posible, calcule que demoraría entre más de una hora, tal vez hora y media, en regresar... solo esperaba que ese tiempo me fuera propicio...

La seguí, intente conversarle, hacerme el gracioso, pero ella casi no hablaba, solo algunos monosílabos, estaba a punto de dejar mi orgullo y disculparme cuando nos llamaron a todos al salón principal. Reunidos allí, se pusieron todos a conversar, bajo la mirada de mis familiares no me atreví a insinuarle nada a Anita, solo uno que otro comentario, que ahora ella respondía (para salvar apariencias) de mala gana...

Mi mal humor también iba en aumento, mi tía, la madre de Alex, intentaba amenizar la reunión. Ella a diferencia de su hijo, si era una buena anfitriona, alegre conversadora, jovial... y yo me preguntaba: por qué diablos habría salido su hijo tan odioso...

Inesperadamente mi tía se convirtió en mi mejor aliada aquella noche, ya sabrán por que...

Notando que la reunión estaba un poco decaída, se le ocurrió poner música, prendió la radio y sintonizo una estación de música de actualidad, creo que muy juvenil para la mayoría de los asistentes... luego de un rato el ambiente seguía igual...

  • Vaya, parece que están muy viejos para esta música... les dijo para llamar su atención... A ver qué les parece esta...

Así que puso una música lenta, una balada en inglés, un poco antigua, claro de era de su época... y esta vez si surtió efecto, a la mayoría les trajo recuerdos, así que sacaron a sus respectivas parejas a bailar... hasta mis padres se animaron a salir a la pista de baile...

Mi tía viéndonos sentados y con las caras largas, se nos acerco y nos dijo:

  • Vamos chicos es una linda canción!, porque no bailan...

Nos tomó a ambos por las manos y nos hizo levantarnos, yo me hacia el tonto pero sabía que esta podría ser mi oportunidad para disculparme... ella en cambio sí lucia disgustada.

Iniciamos el lento baile, ella huía de mi mirada. Mi intención era susurrarle palabras dulces al oído para ablandarla un poco, lamentablemente con mis padres bailando cerca de nosotros iba a ser difícil.

Seguro no me escucharían pero si me verían. Hasta ahora agradezco la segunda gran intervención de mi tía...

  • Creo esta música se baila mejor... con la luz apagada... dijo.

Aquella proposición provoco algunos sagaces comentarios, se escucharon algunos murmullos y hasta risas.

  • Vamos, somos adultos... dijo sonriendo mi tía... no creo que vaya a pasar nada malo, verdad?,

Como no se escuchó ninguna queja procedió a apagar la luz... aproveche la situación para alejarme más de mis padres... y estando a una distancia prudente:

  • Oye, le dije amistosamente, no vas a estar molesta toda la noche...

No me respondió... así que jugué la última carta que me quedaba... no me importo estar cerca de mis familiares y aprovechando la oscuridad que nos propiciaba aquel baile... así que... la bese... Anita al

principio opuso algo de resistencia, pero finalmente sus labios cedieron, me devolvieron el beso con más pasión...

  • Que haces tonto... me susurro cariñosamente al oído... nos van a descubrir... agrego, mientras sus labios seguían buscando los míos.

Mi desesperada y casi suicida acción termino por demostrarle que me importaba tanto como para arriesgarme de esa forma, sintiendo que ella cedía a mis requerimientos, insistí en mi pedido:

  • No me importa... le dije... no te soltare hasta que me perdones...

  • Esta bien... está bien... me decía con voz calmada, pero sin dejar de besarme.

Siguiendo el lento ritmo música, me di cuenta que la canción estaba por terminar, así que cautelosamente la aleje un poco de mí, prácticamente tuve que empujarla un poco para que me soltara... al darse cuenta que la música llegaba a su fin, entendió mi proceder... regrese a tientas a nuestra posición inicial, en la que estuvimos al comienzo del baile...

Encendieron las luces... mi madre rápidamente nos buscó con la mirada, por suerte nos encontró casi en el mismo sitio donde nos vio la ultima vez. Yo me mostraba un poco rígido, bailando un poco separado de mi prima, ella a su vez con sus manos contra mi pecho parecía alejarme...

  • Ya ven... si hasta los chicos se portaron bien... dijo mi tía con sarcasmo, todos nos miraron, luego rieron de buena gana.

Yo me acalore un poco por aquel comentario, tal vez no habría visto... no, no creo, nos está tomando el pelo, pensé, así que también sonreí... Anita por el contrario se sonrojo, pero a nadie le importo, por su edad y su "inocencia" en esos asuntos, les era comprensible que reaccionara así.

Con el ambiente más animado, bailamos algunas canciones, en agradecimiento baile una pieza con mi nueva tía favorita... como todos estaban distraídos quisimos aprovechar para escaparnos, pero... mi madre... si ella... la siempre oportuna... la del sexto, séptimo y hasta octavo sentido... nos amparo escurriéndonos del salón...

  • A donde van...

  • A caminar un poco... le dije con naturalidad,

Si me había atrevido a besar a mi prima casi frente a sus narices, aunque ayudado por la oscuridad, creo que puedo con esta situación, me dije..

  • Si hay mucho ruido... no se puede conversar... dijo ella apoyándome.

  • Esta bien muchachos, no se vayan muy lejos, dentro de media hora sirven la cena...

Vaya, que estaba de buen humor mi madre, tanto que nos iba a dejar ir... será porque había desempolvado sus zapatos de baile... bueno media hora, si tenemos tiempo... pero:

  • No, mejor se quedan en las mesas... repuso mi madre, arrepintiéndose.

¡Diablos!, ¿dónde está mi papa?, ah! allí estas, ¿por qué no la sacaste a bailar?, no ves que me esta aguando la fiesta... me decía mentalmente mientras veía desvanecer nuevamente mi sueño de una despedida digna...

  • Si, está bien... dije de mala gana.

En ese momento mi padre, que parecía haber escuchado mi pensamiento, se animaba a sacar nuevamente a bailar a mi madre... ¡A la hora que se te ocurre!, ¿Dónde estuviste hace 5 minutos?, si y luego te dicen: siempre estaré cuando me necesites... bah!, pamplinas! ahora es muy tarde, de que me

sirve que la saques a bailar ahora... aun así les sonreí cuando los vi bailar, ahhh! después de todo son mis padres...

Pues bien, habían dispuesto algunas mesas afuera de la casa, a unos 10 metros de la casa, en un campo alfombrado naturalmente por un veré pasto. Las mesas estaban cubiertas con amplios manteles, allí servirían la cena, el ambiente estaba iluminado tenuemente por algunos postes con focos, rústicos, improvisados para la ocasión...

La lleve a la mesa más alejada, para al menos tener algo de privacidad, pero de poco me serviría, seguro mi madre nos echaría alguna que otra mirada vigilante desde la sala...

Aun con pesar, y mal humor, no me atreví a iniciar la conversación.. Nos mirábamos y sonreíamos, hasta que ella decidió hablar:

  • Lastima que nos podamos despedirnos como la vez pasada, me dijo tristemente.

  • Si es una lástima.. Dije con melancolía, recordando aquel encuentro.

  • Al menos tuvimos nuestro último baile... me dijo sonriendo.

  • Si... y también le sonreí.

  • Sobre lo de ayer... dijo con timidez.

Ayyy nooo!, otra vez con eso, me dije, ya las cosas estaban tranquilas, porque despedirnos con otra discusión... ella noto la expresión de disconformidad de mi rostro, y se apresuró a agregar:

  • Lo estuve pensando... sé que tal vez no nos volveremos a ver... me dijo con pena.

  • Ahhh.. No seas tan negativa... le dije calmándola.

Ella tenía algo de razón, de no salirle bien las cosas a mi tío, y con su mala suerte en los negocios... mi abuelo les había ofrecido una hacienda que tenía en el interior del país, pero bien al interior... quizás

cerca de Macondo...

Aquella hacienda había sido descuidada en los últimos años. Mi tío no era ajeno a esas labores de campo, al igual que mi padre, en su niñez y adolescencia trabajaron varios veranos en esa hacienda... pero siguiendo con el relato... ella agrego:

  • Entiendo que eres mayor... y que abras tenido otras chicas...

  • Oyeee... tampoco fueron muchas...

  • ... pero espero que siempre me recuerdes con cariño... agrego finalmente casi con voz ahogada.

  • Vamos, le dije, claro que si... contigo he disfrutado... he disfrutado de las mejores cogidas... le dije abruptamente,

En ese momento no se me ocurrió como decirlo con más tacto, así que solté aquella frase algo torpe esperando que se animara, no quería verla llorar...

  • ¿En serio?... pregunto ella con voz incauta, pero más animada.

  • Claro... le respondí guiñándole un ojo, ella sonrió.

Su rostro cambio, la antigua expresión de angustia se transformó en floreciente alegría, y ahora... oh, oh... yo he visto esa mirada antes, me dije... notando en sus ojos algo de coquetería, algún capricho se le habrá ocurrido... para mí, esa mirada era sinónimo de problemas...

  • Vamos a otro sitio... me dijo más animada, hasta arrecha diría yo, viendo que nuestro tiempo juntos se desvanecía...

  • No mi madre está allí.. No podemos irnos... dije, me moría de ganas de ponerle las manos encima, pero tenía que ser cauteloso.

  • No podemos despedirnos así... insistió, ahora su angustia no era sentimental sino sexual.

  • No... Yo estaba a punto ceder, pero diablos, estábamos en medio de toda la familia...

Vi que ella se desanimaba ante mi negativa, y en parte sentí alivio... pero me miro nuevamente, había otra vez un brillo, una llama en sus ojos... y de seguro una calentura en su corazón, ella volvió a la carga:

  • Al menos... al menos, déjame que te la mame... insistió finalmente.

  • ¿Qué?.. Estas loca... dije pasmado, no me esperaba tan agresiva y audaz idea.

Comencé a observar la casa, luego a los lados para cerciorarme de que no había gente cerca.

Aprovechando mi distracción, ella me bajo el cierre y su mano rápidamente encontraron mi verga, que con solo la idea, con solo haber escuchado ese pedido caprichoso, había comenzado a pararse...

  • Nos van a ver... le reproche pero no me atrevía a alejarla, la veía decidida.

Sin escucharme, rápidamente se inclinó y comenzó a lamerme la cabeza del pene, sintiendo el tibio contacto de su lengua mi verga se puso súper dura. Ese pequeño estimulo que desato tamaña reacción, de por si delataba mi ansiedad, la excitación que me producía la situación... ahora solo me quedaba acariciarle el cabello mientras ella procedía a aprisionar con sus labios el cuello de mi pene.

De pronto, escuche pasos acercándose... rápidamente la empuje hacia abajo. Ella dándose cuenta del peligro inmediatamente se metió debajo de la mesa, la cubrí, de tal manera que Anita desapareció debajo del amplio mantel... el imprudente que se acercaba no era otro que mi primo, en ese momento

tuve más motivos para aborrecerlo...

Lejos de ocultarse apaciblemente, sin hacer ruido, la niña se seguido con su labor, recorriendo mi pene de arriba a abajo, centímetro a centímetro desparecía mi verga en su boca... Alex estaba a 2 metros de la

mesa... había regresado...

  • Hola, has visto a Anita?... pregunto el inoportuno.

  • No... No la he visto... respondí tratando de aparecer inmutable, mientras mi entrepierna ardía con las caricias de Anita.

Pensé que con esa respuesta se iría, pero se acercó más, tenía intención de sentarse a mi lado... que jodid...!, por la put... madr...! por que no se larga... mi corazón palpitaba a mil...

  • Si no te importa... le dije intentando mantener la cordura... me gustaría estar solo.

Su expresión amigable cambio un poco, obviamente se sintió algo ofendido, pero en ese momento poco me importaron sus sentimientos, solo quería salvarme el pellejo...

  • Ah... entiendo... me dijo finalmente.

Cuando se disponía a alejarse, sentí que la succión, que ahora Anita me propinaba con más vehemencia, comenzaba a surtir efecto, o seria tal vez que al sentir alejarse el peligro baje la guardia y mis genitales se pusieron más sensibles, bueno el hecho fue que di un pequeño saltito sobre mi asiento... mi primo volteo y me vio extrañado...

  • Sorry... son gases... fue lo primero que se me ocurrió, algo tonto pero funciono, sentí que Anita ahogaba una risa entre mi verga y su garganta.

  • Ohhh... respondió sonriendo Alex... mejor me voy antes de que comience a oler... agrego con una sonrisa burlona.

Viéndolo alejarse sentí un alivio enorme y volví a relajarme, sentí otra vez que la esforzada labor de mi prima surtía efecto, caraj... no tenía nada que envidiarle a la experimentada morena... con mi verga a punto de explotar llegue a susurrarle...

  • Trágatela toda... no me vayas a manchar el pantalón...

Segundos después, mi leche invadía bruscamente su boca, su garganta, alucine que serían litros de litros de semen, pero ella empeñosa a mi mandato no dejaba escapar ni una gota. Al final saco la cabeza de debajo del mantel, respirando dificultosamente, casi ahogada, con los labios melosos y una que otra gota discurriendo por su quijada...

Rápidamente saque un pañuelo del bolsillo de mi camisa y me ofrecí a limpiarle el rostro, era lo menos que podía hacer en agradecimiento a esa increíble mamada que me había dado... pero ella alejándome un poco y recuperando el aire, procedió a pasar su lengua por sus labios e intentando borrar toda evidencia de lo sucedido, con un dedo recogió las caprichosas gotas seminales que resbalan por su mentón y se las metió en la boca, chupándose el dedo como si fuera mi verga y limpiándoselo completamente...

Viendo esta erótica imagen se me escapo una gotita más de leche, por su parte Anita, sabiendo que su labor no había terminado, volvió a meterse debajo de la mesa y procedió a limpiarme la verga con la lengua, eliminando todo resquicio de semen, yo exhausto no me oponía a aquellos relajantes lengüeteos...

  • Vaya, sí que estás loca... le dije finalmente.

  • Te gusto?... me pregunto con cara de niña buena.

  • Ufff.. Claro... me dejaste hecho un trapo... creo que ni me puedo parar... le dije sonriendo.

Ella, complacida, también se rio... al rato vino Alex, como siempre la envolvió en sus disparatados comentarios y se la llevo de mi lado...

Yo me quede sentado, reponiéndome de aquella terrible succión, de aquella mamada colosal...

Continuara...