El anito de Anita (08)

“Traspié con la morena”

Estando al borde de ser descubierto nuevamente por mi madre, me di cuenta que mi relación con Anita aunque sexualmente gratificante era, a su vez, psicológicamente muy desgastante...

Mi prima estaba a la expectativa de que mi madre saliera o que mi tío no estuviera para que yo la poseyera como le gustaba (de preferencia por atrás y por el ano)... mientras yo estaba a la expectativa de que no volvieran mis viejos o mi tío y que me encontraran desflorando a la nena de la familia.

Por su entrega y predisposición para las relaciones sexuales que teníamos, me imaginaba que tras la iniciación sexual que tuvo conmigo en el verano pasado, ella no había vuelto a explorar su sexualidad con nadie de su colegio o de su pueblo…

Entendía que esa ansiedad, ese instinto sexual que desperté en mi primita era propia de su edad… en mi adolescencia y época escolar, yo también andaba como conejo en celo detrás de las chicas con las que estuve… buscando pretextos para salir con ellas y engañar a sus padres, mientras me refundía entre las sabanas con sus hijas.

Pero una cosa era que me encontraran otros padres o se dieran cuenta que sus hijas andaban explorando su sexualidad conmigo y otra cosa era que mi tío y mis viejos lo descubrieran… en el primer caso a un padre cualquiera se le puede poner el pretexto de “son jóvenes y nosotros hacíamos lo mismo”, tras el disgusto las cosas podían quedar ahí…

Pero cuando las relaciones son familia son más complicadas las explicaciones… claro si es que se pueden dar las explicaciones, porque en primera entre mi viejo y mi tío me mandan al hospital donde fácil mi vieja me remata… mientras a Anita la enviaban a un convento…

Esto generaría un cataclismo en el interior de una familia conservadora como la mía… que venía de un pueblo chico donde la educación de valores era más férrea, la letra entraba con sangre… mi padre vino a la ciudad e intento inculcarme eso, pero parece que para algunas cosas no era tan talibán como el…

Tras reflexionar todo esto, me di cuenta que Anita partiría en un par de días y mi depresión por esta situación no era tanta como la primera vez que se fue... ya me iba haciendo a la idea y en parte llegue a sentir un poco de alivio...

Les recordare que mi amigo Guillermo me había llamado para invitarme a una fiesta, (llamada que tome como pretexto para encontrarme con Anita). Esa reunión seria el viernes por la noche, decidí ir para abstraerme un poco de la tensión que me provocaba mi relación con mi prima y mi entorno familiar.

Le avise a mí madre que saldría y no me puso objeciones, pero no me percate que Anita estaba bajando las escaleras y escucho nuestra conversación... y ahí a la niña se le dio el antojo ir a mi reunión, le pidió permiso a su padre:

-       Pero hija, ¿qué vas a hacer en una reunión de chicos universitarios?, una niña de 14 años en medio de muchachos de casi o más de 20 años... le respondió mi tío.

-       Por fa, déjame ir... le suplico Anita.

Mi prima prácticamente le estaba haciendo un berrinche a mi tío, lo que me hizo recordar que a pesar de su apetitoso desarrollo físico aún conservaba su mentalidad infantil. Por un momento vi dudar a mi tío, después de todo Anita era su nena a la que difícilmente le negaba cosas…

Mi madre que se mantenía al margen, como quien dice no iba a enseñarle a criar a su hija a mi tío… sin embargo le lanzo una mirada desaprobatoria… como diciéndole si le permites eso ahora, que no te pedirá después… había que ponerle límites a la niña mientras lo fuera, sino de jovencita seria peor…

-       No Anita, lo siento, no vas a ir… enfatizo mi tío.

-       Además mañana vamos a ir a la fiesta de tu otro tío, el otro día se quedó con las ganas de conocer a su sobrina... agrego mi madre.

Ya eran 2 contra 1, entonces Anita me quedo mirando como niña enfadada que no le dan su gusto, por momentos suplicante, como diciéndome: vamos, ayúdame a convencerlos...

Yo preferí mantenerme al margen: primero porque sería casi imposible convencer a mi tío, segundo porque levantaría más suspicacias con mi madre, y tercero porque, como les dije, quería olvidarme un poco de la situación con Anita en medio de mi familia... así mi tío insistió:

-       Vamos hija, la fiesta de mañana va a ser en el campo, te vas a divertir, tu primo nos acompañara también... le dijo mi tío mirándome y yo moví la cabeza afirmativamente.

Finalmente Anita viendo que no se saldría con la suya, como cuando fingió estar resfriada, termino aceptando de mala gana quedarse, sentándose de brazos cruzados como niña regañada... y sin dejar de lanzarme miradas de resentimiento, me vio salir... En el camino a la fiesta recordé pasajes de las locuras que hice con mi prima en mi casa, sin embargo, me contente pensando que era lo mejor alejarme de ella, ya la situación estaba al límite…

Mi madre la vez anterior me advirtió que no le diera alas a mi prima en su fijación conmigo y esta vez parecía que nos vigilaba más, no nos dejaba mucho tiempo solos… más aun ahora con mi tío, no había mucha libertad para llevar las cosas tranquilos…

También algo de vergüenza tuve de ver a los ojos a mi tío en los almuerzos por estar abusando de su confianza y de su hija… aunque a veces creía que ella abusaba más de mi…

Hasta que llegue a la fiesta, Guille tenía una casa grande con un gran jardín al frente, donde normalmente se ponían algunas luces y la gente conversaba o hasta bailaba. Habían construido hace poco unos baños afuera para evitar que hicieran desastres en los baños de la casa. Y bueno, ya en la casa tenía una gran sala donde normalmente se concentraba más la gente para bailar.

En la parte posterior de la sala había otro jardín grande, que generalmente usaba su familia para hacer parrillas, pero poca gente iba por ahí… aunque Guille me decía que tenían planeado construir una piscina allí, así que me imaginaba que a futuro esa sería la nueva atracción.

La fiesta estaba divertida, o al menos creo que yo tenía muchas ganas de divertirme, de distraerme, así que estuve más jovial, mas bromista de lo que usualmente soy... así me gane los favores de una chica que también había ido a "divertirse", una morena simpática y coquetona: de 1.65m de altura y unas medidas que nada tenían que envidiarle a las de Anita.

Bailamos un poco y la morena se movía muy bien, ya me iba dando una idea de cómo se movería en otras lides… a medida que íbamos tomando más confianza comenzó a bailar más pegada a mí, meneando sus formas en mi entrepierna… Luego toco un baile romántico, más pegado…

En esa situación más acalorada la muchacha me dijo que le atrajo mi aire misterioso, pensativo… con toda la enredada situación de mi prima… obviamente estaba pensativo, como dicen, tenía la cabeza cagada de tanto pensar en ella y lo que podría pasar si seguía con ella y nos descubrían…

Yo que ya estaba entrado en tragos, y quería olvidarme de mis enredos con mi prima y mi familia… sentí que, con lo que me decía y su forma de pegarse a mí mientras bailábamos, la morena prácticamente se me estaba insinuando…

En ese momento casi ni lo pensé y le propuse ir a un lugar más tranquilo solo los dos… no puso reparos, sabia a lo que iba esa noche… me dio a entender que hace un rato estaba esperando que se lo propusiera. Me la lleve a la habitación de Guillermo que gentilmente y sin hacer mayores aspavientos, me la cedió para que aprovechara mi suerte...

Llegamos al cuarto e inmediatamente se inició la faena, la morena no se andaba con rodeos… al cerrar la puerta se me acerco y rápidamente me lleno de besos, mientras con sus manos procuraba desnudarme.

Le seguí la corriente y la baje el cierre al ajustado vestido que llevaba, vestido que no dejaba mucho a la imaginación, mis manos se pasearon por sus curvilíneas formas... Sus labios dejaron los míos y buscaron mi verga, vaya que mamaba como toda una experta!...

Mientras ella abocaba a esta labor yo pensaba en que este encuentro sexual (a diferencia de los que tuve con mi primita en los días anteriores) era más libre, más casual, no era tan apresurado, ahora no

sentía el temor de ser descubierto...

Al sentir la morena que mi verga estaba tan tiesa como un mástil, me atrajo hacia la cama, se echó y jalándome hacia ella, luego abrió rápidamente las piernas, dejando a mi disposición todos sus atributos... no titubee, enfilando mi pene hacia sus labios vaginales, la penetre y luego comencé a moverme en su interior...

Ella dejaba escapar algunos tibios gemidos cerca de mi oído para darme entender que lo disfrutaba, por momentos me besaba los labios o el cuello y hasta el pecho. A veces sus brazos rodeaban mi cuello o mi espalda, sus piernas se abrazaban a mi cintura...

-       Ohhh…. Uhmmm… gemía la morena

En esos instantes yo, pensaba casi por reflejo en Anita, y no pude más que quizás comparar a estas dos féminas: por un lado estaba mi primita con una incipiente experiencia sexual, con su dulce e inocente fogosidad, y por otro lado teníamos a esta experimentada morena, de la que tal vez yo podría aprender más de una cosa...

A pesar de estar sumido en estas reflexiones, seguía realizando maquinalmente mi función, y al menos no escuchaba quejas sobre mi desempeño, más bien sus gemidos llegaban a mis oídos con más fuerza, y sus unas se clavaban en mi espalda.

Casi por instinto fui llegando al punto de erupción, desfogando mi leche en su vagina... lanzando un profundo suspiro, susurre el nombre de ella...

-       Ohhh... Anita... dije inconscientemente.

Al notar mi error, espere que mi compañera pasional no me hubiera escuchado, después de todo lo que dije apenas fue audible, pero no sé si lo habrán notado, pero las mujeres, particularmente para estas situaciones, tienen un oído casi bonico...

-       ¿Anita?... pregunto ella con extrañeza,

-       ¿Qué?... replique yo, haciéndome el desentendido.

-       Lo que me faltaba... repuso ella enojada.

Sin darme tiempo a una explicación, que en ese momento tampoco tenía intención de dar, se incorporó y se vistió. Cerro la puerta bruscamente, llegue a oírle decir a manera de reproche: imbécil!... bueno y era cierto, me lo había ganado. Aun así, al rato, llegue a reírme de la situación.

Luego de ingerir algunos tragos más, regrese a mi casa, eran casi a las 3 de la madrugada...

Como siguiendo la tradición, se me ocurrió ingresar por la puerta trasera, ingrese lentamente por el jardín, observe por la ventana del cuarto de huéspedes, solo vi a mi tío en su lecho... y ¿Anita?, bueno su cama quedaba más pegada hacia la ventana, quizás por eso no la podía ver.

Cuando iba a mi cuarto vi la luz de la cocina prendida, como tenia sed y algo de curiosidad, fui a la cocina... y encontré a... ya se lo imaginan... encontré a Anita... me esperaba con cara de pocos amigos.

-       Hola, ¿Qué haces despierta?... pregunte en voz baja.

-       ¿Te divertiste?... me pregunto a su vez con sarcasmo.

Estaba cansado y era muy tarde para reproches, y no quería darle cuerda, si la discusión pasaba a mayores hubiera levantado todo el mundo. Además entendía que ella seguía resentida conmigo por no haberla llevado a la fiesta...

-       No... le respondí con aire de cansancio y frustración... no tanto como hubiera querido...

-       Ohhh... dijo ella cediendo en su enojo... y ¿por qué no?... agrego volviendo a la carga.

-       Creo que me hubiera divertido más contigo... replique.

Viendo que Anita bajaba la guardia, le guiñe un ojo, pero no basto…

-       ¿Por qué no me llevaste?, ¿por qué no me ayudaste a convencer a mi papa?... pregunto angustiada.

-       Era difícil... tu papa no iba a ceder... y no quería levantar sospechas... me excuse.

-       Por lo menos lo hubieras intentado... me dijo más calmada.

Se levantó y se disponía a irse a su cuarto, ya había logrado apaciguarla, y debí dejarla ir (luego me arrepentí de no haberlo hecho), pero trate de congraciarme más con ella:

-       Oye... vamos no te enojes... además me hubiera puesto celoso con todos mis amigos mirándote...

-       ¿En serio?... me dijo esbozando una tibia sonrisa.

-       Claro… agregue con más confianza, me acerque y la abrace.

Sintiendo nuevamente su cuerpo junto al mío, me dieron ganas de pecar... y ella correspondía mi afectuoso abrazo... hasta que...

-       Oye, hueles raro... me dijo.

-       Si creo que bebí más de la cuenta... le dije

En ese momento pensé: esto no va terminar bien. La aleje un poco...

-       Bueno creo que es hora de dormir... agregue intentando alejar un posible problema.

Pero aparte de tener un oído casi bonico para las situaciones especiales, me olvide agregar que las mujeres tienen también un olfato de sabueso, en general creo que todos sus sentidos se agudizan cuando tienen algún indicio...

-       ¿Estuviste con otra chica?... me pregunto ahora más enojada que cuando la encontré.

-       ¿Qué?... pregunte, sabiendo que se me venía la tormenta repuse: claro, baile con algunas chicas...

-       No, estuviste con una chica... tu ropa tiene olor a un perfume en especial, y eso no se pega así nomás... me replico.

Mierd...!, de cuando aquí esta niña en edad escolar se convirtió en Sherlock Holmes... en ese momento, quizás por mi semi ebriedad, no me di cuenta de que en realidad apestaba a perfume y barato!... no había nada que objetar... me descubrió...

Mi expresión seguramente también me delataría, no quise agregar nada para no empeorar las cosas, además ya saben: solo los borrachos y los niños dicen la verdad... y tal vez en una de esas se me escapaba la verdad completa y ahí sí que ni la policía me salvaba.

Paso bruscamente por mi lado, empujándome con un hombro, salió del cuarto, pero adivinen que le escuche decir al salir: imbécil!...

Eso fue lo que su dulce voz me increpo. Bueno, digamos que no fue mi día, señores nadie es perfecto y todos cometemos errores, por exceso de confianza en mi caso o por obnubilación etílica, por lo que fuere...

Mi madre no había logrado descubrirme en meses, y esta niña en pocos minutos me había puesto en evidencia... ¡Que cagad…!... ¿tendría tiempo para arreglar las cosas?... esta noche no, me dije y me fui a dormir... mañana será otro día...

Continuara...