El anillo

La liberación comienza con quitarte el anillo de casada.

EL ANILLO

Es increíble como los símbolos pueden controlar tus reacciones y hasta forma de comportarse. Mi comentario surge por mi propia experiencia al tener que dejar de usar mi anillo de matrimonio por presentar una condición en mi piel que me produce un salpullido en la zona de los dedos alrededor del anillo.

Esta condición la desarrolle luego de 10 largos años usando mi anillo día tras día, noche tras noche. Ahora tengo 34 años y soy Contador público con una buena cartera de clientes y solo un hijo de 8 años que pasa mucho tiempo con la nana y su papá. Me encanta mi trabajo y hasta ahora todo había marchado de maravilla. Suelo viajar a visitar a mis clientes con cierta frecuencia en ciudades cercanas a casa, aunque casi nunca pernoto afuera.

A la semana de dejar de usar mi anillo de casada había notado un cambio en el trato de los hombres conmigo. Eran más gentiles y cordiales. Sus palabras más cargadas de expresiones hermosas y halagadoras para mi cuerpo y mi forma de vestir. Sus contactos físicos son más abundantes y hasta atrevidos. Hacía tiempo que no sentía un brazo en mi cintura que no fuera mi esposo, o una caricia en mi pelo o un roce descuidado en mis nalgas. Yo misma me sentía como más pícara y traviesa, cambiando hasta mi forma de vestir por atuendos más juveniles y atrevidos. Cambie mi peinado y hasta el maquillaje que antes poco usaba. Era la condición de no llevar el anillo que te marca como mujer casada. Les cuento:

Una noche tuve que quedarme en una ciudad a dos horas de mi casa porque mi coche se daño y lo reparaban al día siguiente. Como tenía pendiente algunas reuniones decidí quedarme y así se lo comente a mi esposo quién lo aprobó ya que no le gustaba que yo manejara en la carretera de noche. Todo parecía normal solo que las oportunidades las pintan calvas. Pablo es un abogado que apenas había conocido ese día y desde que nos presentaron sus atenciones fueron completas. Su mirada reflejaba una atracción poco usual, más como un flechazo de Cupido que un secreto de Afrodita. Se ofreció gentilmente a ayudarme con el problema del carro, luego me llevo a un centro comercial a comprar algo de ropa para cambiarme porque el problema del coche me había pillado sin nada excepto los papeles de trabajo. Pícaramente me llevo a una tienda de damas y con mucha confianza se dirigió a la sección de lingerie. Al momento me hizo mucha gracia pero al ver que el mismo escogía con mucho gusto y acertando mi talla un conjunto de brassiere y tanga blanca espectacular el cual él mismo canceló y solo pidió que lo modelara para ver si había acertado en la talla.

Todo transcurría como una linda seducción mezclada con mucho cariño y atenciones. Cumplí lo solicitado y saliendo del vestidor en una salita semi privada desfile ante él las pequeñas prendas de vestir para su deleite. A pesar de que la delgada tela apenas cubría mis vellos y dejaba mis nalgas totalmente descubiertas y mis pezones se transparentaban en la tela del brassiere, me sentía como una quinceañera por todas las atenciones y sobre todo por esa actitud de querer llevarte a la cama pero con estilo y picardía. Le gustó tanto que me regaló además una baby doll transparente por haber aceptado el reto. Completamos el resto de las compras y fuimos a cenar. Luego de un rato muy agradable y divertido le pedí que me llevara a un motel cercano y me respondió que porque no me quedaba en su apartamento y ahorraba el gasto del hotel. Al instante iba a responder que no podía porque era casada y fue cuando caí en cuenta que hasta ahora no le había dicho cual era mi condición civil. Pablo me estaba enamorando y me deseaba como pareja más que como un momento pasional.

No pregunten, pero acepte y termine en su carro muy sonriente con una botella de vino para deleitarnos antes de dormir y mis bolsas de compra para cambiarme la mañana siguiente. Llegamos y gentilmente me tomo de la mano y me abrazo en medio de la sala. Su beso estaba cargado de sentimiento y era prácticamente una declaración de amor. Deje que la fantasía tomara posesión en mi y le devolví el beso con la misma ternura como lo recibía. Recordé a una vieja amiga que decía que si no existe compromiso entonces no haces daño a nadie… e inmediatamente borré del pensamiento a mi esposo.

Pablo era muy buen amante, sus manos acariciaron y tocaron rincones íntimos que nunca antes habían sido explorados. Sus habilidades en el sexo oral hicieron que alcanzara varios orgasmos mientras sus labios y su lengua, jugaban con mi cuquita y bebía mis jugos con gran placer. Temía que después del largo día no presentara mi mejor aspecto pero el aroma de mujer lo excitaba mucho y constantemente lo repetía. Hubiese preferido haber tomado una buena ducha pero no fue necesaria. Luego mostró una capacidad de aguante y contuvo su eyaculación aún después de haber estado cogiéndome por más de una hora. Me ardían los labios por el exceso de fricción pero las distintas poses me hicieron recorrer en ese breve tiempo todas aquellas formas de cómo había experimentado el sexo en el pasado. Su eyaculación fue fuerte y caliente. La abundancia de su semen me sorprendió al derramarse desde mi cuquita por mis muslos tal como si estuviera orinando. Finalmente, nos duchamos juntos donde continuamos las caricias y placeres como una pareja de recién casados.

Hervía en decirle la verdad y luego de ponerme la tanguita blanca con el baby doll, luciéndoselos a él se me ocurrió contarle la verdad. Su reacción al instante fue de silencio, luego se tomó prácticamente la botella de vino el solo y se acostó. Notaba su molestia y decepción e inclusive su aura cambio de color. Ofrecí cualquier cosa para compensar la situación y me dijo que no me preocupara que me daría lo que toda mujer casada busca en su amante: una buena follada o cogida. Comenzó de nuevo a besarme y acariciarme, pero esta vez con una rudeza que rayaba en la violencia. Sus fuertes caricias me excitaron rápidamente porque por algún motivo nosotras las mujeres tenemos algo de masoquista muy internamente que nos gusta el trato rudo.

Sentía como había empezado a jadear y mis primeros orgasmos ya se me habían escapado descontroladamente, y entonces me coloca boca abajo con mi colita en alto, arrancándome la tanguita y comiéndome el huequito del culo con placer y deleite. Se había convertido en una especie de ser sexual, casi animal y transmitía su energía con tanta fuerza que a los pocos minutos mi culito lo tenía invadido por su inmensa verga y a pesar del dolor y malestar era placentera la situación en que me encontraba y mi orgasmo fue espectacular. Finalmente quedamos dormidos del cansancio y me abracé a él con mucho amor, buscando su calor y un regreso a ese gentil caballero que me había invitado a su casa.

Amaneció temprano para mi porque apenas había salido el sol y ya me habían cogido nuevamente en la posición misionero pero con una intensidad que la cintura me dolía. Con un cariño algo fingido me convido a desayunar y luego me llevo a recuperar mi coche. Su despedida fue muy gentil y solo me dijo con mirada lasciva de que era un bello polvo y lástima que la ilusión fue breve. Que lo buscara la próxima vez si quería tener otra noche de sexo puro.

Regresé a casa tranquilamente y sin remordimientos. Realmente había gozado enormemente y hasta lo buscaría de nuevo porque los polvos fueron grandiosos. Bueno como amante, y como bien lo dijo él, quizás solo para tener sexo, lo de los novios se lo inventó el solo

Mariepablo@yahoo.es