El anillado de Martha

Una historia de putas

El anillado de Martha

Martha se encontraba angustiada, sexo con su hermana lo mejor que había sentido ella. Aunque nunca pensó en hacerlo y que de una u otra manera lo hizo obligada se sintió tan cachonda que lo volvería hacer y sí que lo haría.

Esa noche llego al apartamento que su hermana compartía con Mónica su ¿novia?, tocó a la puerta y espero un momento mientras abrían, se impresiona lo que vi; su hermana le abrió desnuda de los aretes en los pezones colgaban unas campanillas doradas que tintinear al Carolina caminar. Carolina al ver a su hermana sintió confusión su hermanita ya fue arrastrada a este infierno, aunque la pasaba a veces mal mentiría si dijera que no lo gozaba.

Martha era como su hermana; de baja estatura y un cabello negro; ojos almendrados y piel un poco más pálida con unas tetas tan prominentes como su hermana mayor de cintura estrecha y grandes caderas y piernas macizas toda una diosa latina. Martha solo al ver a su hermana en bolas sintió el hormigueo en su cuca depilada, su rostro se tiño de rojo al pensar en las obscenidades hecha la noche anterior con su hermana y la ama de esta.

Carolina se hizo a un lado y cerrando la puerta le dijo a su hermana:

  • la señora esta en el estar desnúdate y de rodillas. -  Martha, aunque entendía las instrucciones, sabia que su posición será como la de su hermana; una esclava de esa tal Mónica se sentía triste lagrimas resbalaron por sus mejillas recordaba los videos y las fotos de la noche anterior sabía que también su novia terminaría en esta posición desprendiéndose de los ropajes cayo de rodillas al lado de su hermana. De la otra habitación se oían risas y una voz ordeno:

  • Calorina, puta ven aquí. – Carolina comenzó a arrastrarse hacia el estar con Martha siguiéndola, el piso liso tenia un agradable aroma en comparación con el humo de tabaco y marihuana que se percibía del estar. Al llegar Carolina a la habitación siempre con la cabeza gacha dijo casi en un susurro:

  • Señora, su nueva puta ya llego. – y dándole paso a su hermana se que do en posición de rodillas

– Ya veo otra putilla, vamos a ver ¿Martha sabes que ahora solo eres una zorra sucia? - Dijo Mónica lo decía con suavidad, pero Martha pudo ver la frialdad de sus ojos la determinación de que no habría ninguna duda de que ella Mónica era su dueña.

– Si Señora, soy su puta. – dijo Martha sintiéndose humillada sus lagrimas aun corrían por su cara. Aun se encontraba a cuatro.  – Bien, mi niña no llores sabes que te gusto ayer y deseas repetirlo. ¿No es así? – dice Mónica y esto último con un tono imperativo.

– No, no lo se Señora. – Martha balbuceo estas palabras.

– No lo sabes, ¡PUTA! Si te toco el coño y lo tienes mojado de la que te enteras. – Carolina tócale la raja a tu hermana. – Carolina a gatas se acercó a si hermana y levantando una mano la acarició desde el cuello hasta el culo Martha al sentir el toque de su hermana se estremeció su coño volvió a hormiguear, tornándose su rostro otra vez escarlata sintió como de su coño escurría un hilo de flujo deseando que no lo vieran arqueo su espalda sin poder contenerse. Al tocarle su hermana la intimidad gimió:

  • ¡AHHH! –

Mónica rio: - Que no te gusto, zorra; Carolina dime ¿lo tiene mojado? –

Carolina no sabía porque, pero sintió poder en su posición y eso la excito a rabiar: - Si mi Señora la puta tiene el coño encharcado, tanto que los jugos le corren por sus piernas, es tan puta o mas que yo. –

  • Eso es bueno, pero como dije antes esa perra necesita un correctivo Carolina busca la fusta. – Ordeno la señora, y mientras Carolina a cuatro patas se perdía de vista Mónica le dijo a Roberto un hombre bien parecido que contemplaba a escena en silencio en sus ojos había una expresión de hambre siniestra. – Roberto esta es mi nueva perrita, ya esta encharcando toda la sala; la sucia esta mojada desde que llego aquí y aun así no ha querido ser sincera cuando se le a cuestionado ¿crees que debe ser castigada?

– Si, si – dijo ese hombre con una voz fría. – Creo que la otra puta debería formar parte del castigo. –

  • Interesante. – dice Mónica levantándose del sillón y acercándose a Martha la agarra del pelo con fuerza para que la viera a los ojos. -

  • ¿Que dices puta? – pregunta escupiéndole en la cara. – ¿estarías de acuerdo en que tu puta hermana participara en tu escarmiento? Tranquilla serás azotada, pero lo podrás soportar; ¡Carolina zorra de mierda apúrate! –  - Si señora ya estoy aquí. – Decía Carolina precedida de las campanillas que tintineaban de sus tetas y del coño.

– Muy mi sumisa, acuéstate boca arriba ¡ya! – Ordena la Señora mientras tomaba un cojincillo del sillón y dándoselo a su sumisa le decía:

  • Detrás de la cabeza póntelo. – La sumisa obedeció la orden, había escuchado y si quería participar.

– Puta tu hermana necesita un escarmiento deseas participar. –

  • Si, mi señora, si la puta desobedeció merece castigo. – dijo Carolina saboreándose no importa lo que hicieran ya hormigueaba su coño.

– Muy bien puta, tu lamerás el coño de tu hermana a cada azote que, de yo, mientras que tu zorra hermana le chupa la polla a tu Señor Roberto, ¿Entendido, putas?

– Si mi señora. - Respondieron las putas hermanas.

– Y tu sucia, Contaras los Azotes que te de ¿entiendes? – Ordeno la Domina dirigiendo la mirado a Martha.

– Si Domina. – Dijo Martha, sin entender como en esta posición tan humillante y teniendo presente que la golpearían su coño no dejaba de destilar jugos claro ella razonó que se debía a la polla que ahora veía estaba medio flácida, pero se veía que al estar dura seria del tamaño ideal para ella. Roberto ya se encontraba con los pantalones y los calzoncillos abajo Martha pudo ver que tenia este hombre desconocido unas piernas bien formadas atractivas, aunque ella tenia novia era bisexual y lo le hacia mal ojo a un hombre como Roberto alto, con un rostro agraciado, aunque tuviese esa mirada fría, y lo mas importante para Martha la polla. Ella había chupado muchas pollas, pero como la de Roberto ninguna Martha vio como aquel mástil crecía y crecía hermosa para ella un poco doblada a la izquierda, pero muy hermosa. – Lista o no puta, toma castigo. – Decía la Señora mientras propinaba el primer azote en la espalda de Martha que se estremeció.

¡Zaz!

Martha se volvió a estremecer cuando sintió la lengua de su hermana en su raja y grito:

  • AH, uno. – Sintiendo como esa polla profanaba su boca. Roberto la tomo del pelo y empujo todo lo que pudo de la polla en la boca de Martha. – Dios, que puta. – dijo Roberto fascinado como su polla entro hasta la mitad. – No es la primera polla que come.

Zaz, Zaz, Zaz, Zaz.

El castigo siguió en cada azote la polla entraba mas las lamidas eran mas profundas y la espalda era más roja.

– La muy puta esta gozando con el castigo, a las hermanas el gusta. – dijo Mónica cuando termino el castigo de diez azotes. – Ahora puta Martha es preciso que entiendas serás una puta como tu hermana te prostituirás para nosotras y hablares de tu noviecita, Roberto los instrumentos marcaremos nuestra segunda yegua. – Dijo la Señora.

Roberto desapareció un momento y la Domina se dirigió a Martha:

  • Serás anillada igual que tu puta hermana, no te preocupes yo también tengo mis anillos. –

Dijo esto desnudándose también. Mónica un poco mas alta que las hermanas, pero ella con tetas mas grandes y un culo de lujo en los pezones también colgaban unos anillos dorados, igual que de su coño, que también estaba totalmente depilado.

– ¿Martha te han follado el culo? Y por favor se sincera. – Inquirió la Señora. –

  • Si, mi ama y me encanta me gusta tanto que me lo pueden meter sin lubricar. – Contesta Martha.

  • Interesante ahora hablemos de Cristina tu novia ella también será nuestra puta ustedes serán el comienzo de nuestro harem de putas. – Decía la Señora con autoridad, pero también con un dejo de lujuria en su voz.

Carolina estaba al borde del orgasmo y Martha estaba tan cachonda que sus jugos escurrían hasta el suelo.

– Si Señora. -  Dijeron las dos hermanas con sus cabezas baja.

Roberto llego con unos instrumentos extraños para Martha en una taza unos cubos de hielo y en una pequeña cajita saco unas agujas y unos anillos.

  • Al sofá Martha. – Ordena Mónica y la puta arrastrándose al sofá se acuesta boca arriba.

– Esto puede que te duela Martha, pero con lo zorra que eres, hasta te corras mientras te anillan y marcan. – Dijo la Señora mientras iba hacía la chimenea y ponía a calentar un objeto en ella.

– Roberto haz los honores de anillarla. - El aludido que ya estabas en el sofá, siempre en silencio procedió a ponerle en un pezón el hielo esperando unos instantes Martha pudo verlo bien; si tenia un rostro severo pero atractivo quiso tocarlo, pero se contuvo.

Perdiéndose en ese rostro se distrajo tanto que dio un pequeño salto cuando sintió un fuerte dolor en su pezón derecho, gimió fuerte:

  • ¡Ayy! – después remitió, pero lo volví a sentir ahora en el pezón izquierdo otro gemido:

  • ¡Ayy! – otra vez remitió, Roberto ordeno con esa voz fría:

  • ¡Abre las piernas Zorra!, Vaya con la putilla si tiene todo el coño encharcado, puta esto si te dolerá. –

  • Señor, Señora ¿me podre correr? - dijo Martha no sabiendo porque, pero estaba segura que se correría cuando le anillaran el coño podía sentir el orgasmo en coño en sus tetas. Los señores se miraron y Mónica fue la primera en hablar:

  • La zorra ya sabe su lugar, y es muy puta que ya desea correrse, ¿Roberto que te parece tu regalito de esta noche? –

  • Muy rico Mónica, muy rico. - En sus ojos había una lasciva expresión. Sin esperar nada más Roberto dijo: - Si puta córrete todo lo que quieras me gusta como mis putas se corren conmigo, diciendo esto traspaso el clítoris inflamado de Martha que grito:

  • AHHHH. - Y vacío su orgasmo el orgasmo más intenso que había tenido, todo su cuerpo tembló arqueando su espalda cayendo en la inconciencia. Mónica aprovechando esa oportunidad se acercó al cuerpo inconsciente termino de marcar a Martha con un pequeño corazón al rojo vivo, de los ojos de Martha se escurrieron lágrimas y despertando volvió a gritar: - ¡Ayyyy!