El ángel que eres tu (9)
Sorry por la gran demora, no habia tenido tiempo, y el poco que tengo, lo ocupo leyendo los relatos, y escribiendo los mios, lo siento, pero aqui les va la conti, se las dejo, bye
A: si, pero eso no tomara dos semanas, sino que unos cuantos meses.
R: tú sabes cuanto quiero tenerla fuera, no podré.
A: si podrás sabes por qué
.
R: ¿por qué?
A: por que la destruiremos tan lentamente que no se dará cuenta cuando nos vea siendo dueños de esta compañía.
R: eso es lo que quiero.
A: se arrepentirá de haber confiado en mi.
R: jajaja lo sé
QUE?... Dios que hago? Que hago? No puedo volver a su oficina después de aquella discusión esperando que me crea, tampoco lo haría no quiero que sufra, tal vez escuche mal, o no lo se… Seguí escuchando por unos minutos sin creer que tanta maldad pudiera estar junta en tan pequeña oficina… Salí de ahí buscando algún lugar donde poder procesar todo lo que había pasado, mañana tendría que volver a verla si o si, no puedo dejarla sola… no puedo, menos ahora que vi las dos caras de la maldad danzando alrededor de su vida… Se hizo de noche y yo aquí en una cama imposibilitada de hacerme dormir, bajo una espesa soledad con su nombre grabado en cada suspiro.
Sofía: Maldita cama, maldito cuarto, maldita casa, maldito amor, maldita tu… Quiero verte, quiero abrazarte y olvidar tus palabras dejar aun lado el miedo y dejarle las puertas abiertas al amor por un instante sin que nada sea para peor, puedo sentir tu respiración, puedo aun sentir tu aroma en mi almohada, aun cuando cierro los ojos veo tu rostro, mis manos aun te pueden acariciar a la distancia, no creo en tus palabras… una y mil veces no creo en ellas, el amanecer llego, me siento enferma incapaz de levantarme vuelvo a sentir ese peso, vuelvo a caer bajo un manto de nada que se convierte en una roca imposible de levantar no quiero nada si no es contigo, no quiero a nadie si no eres tu… es mi última puta palabra
Antonia: Como vuelvo? Como vuelvo a ganarme su confianza después de todo lo que paso, después de hacerla pedazos con mis palabras, destroce todo lo que me unía a ella, si mi misión era hacerla feliz falle, volveré a la oficina le pediré perdón ya no soporto mas caminar de un lado para el otro en este departamento que me huele a prisión, veo una flor al otro lado de la calle, sonrío y salgo camino a buscarla, su color, su aroma me hace pensar en ella… tal vez no sea el mejor obsequio del mundo pero verla me hizo pensar en ella y sonreír como no pensé que una flor lo haría
Sofía: llego a la oficina con ganas de nada ni nadie, quiero un café y es cuando recuerdo que ella me hacia los mejores, veo mi agenda tengo a la modelo a las 16:00 recién son las 09:00 el día parece depresivamente infinito… estoy adelantando trabajo en el computador cuando siento la puerta abrirse, pienso que es Roberto y miro la puerta con desprecio indescriptible en cuanto veo la sombra en el suelo se que es ella, su cuerpo se dibuja en el piso y una corriente me atraviesa avisándole a mi corazón su fallido pensamiento, sonreí por dentro mientras que la miraba seriamente con ganas de lanzarme a sus brazos
S: Que haces aquí?
A: quiero hablar contigo
S: creo que ayer dejamos las cosas claras
A: no como yo hubiera querido
S: tu dijiste las cosas como quisiste, nadie te obligo a nada
A: Sofía, yo no puedo… - escondiendo sus ojos ante mi mirada –
S: no puedes que? además de mirarme a la cara claro
A: no puedo estar sin ti
S: jajaja, te arrepientes de lo que dijiste ayer? – recostándome sobre la silla –
A: no lo hagas más difícil
S: yo lo hago mas difícil?
A: tú sabes nuestra posición
S: y otra vez la misma historia, lo sé… y ahora que?
A: ahora que? necesito estar a tu lado – acercándose a mi lado –
S: ¿para que?
A: confía en mi Sofía, tu sabes que jamás te haría daño
S: - puso su mano sobre mi mejilla y una calma indescriptible me abrazo fuertemente – ayer no lo pensaste – quitando mi cara de su roce –
A: - se posiciono a la altura de mis ojos – ayer las cosas no salieron como yo hubiese querido, pero te necesito y se que tu también me necesitas o crees que no sentí tu corazón latir mas rápido cuando me viste entrar?
S: - di vuelta mi silla escondiendo la sonrisa de asombro por sus palabras –
A: te ves tan linda sonriendo, por que se que en este preciso momento lo haces… lo siento, lo se como si yo misma lo estuviese haciendo
S: Antonia, para.
A: Sofía tu no eres alguien en mi vida, tu no eres solo otra persona que tengo que saludar y ver todos los días, eres la persona que elegiría una y mil veces para proteger.
S: cállate por favor.
A: perdón – colocándose de pie y caminando hacia la puerta –
S: - siguiéndola y abrazándola por la espalda – si pudiera elegir con quien estar toda la vida te elegiría a ti.
A: lo sé
Andrés: Buenos días – entrando sin tocar –
S: A... Andrés – soltando Antonia –
Andrés: perdón, ¿interrumpo?
S: n… - mirándola y pensando dos veces en mi respuesta –
A: no – dándome una sonrisa tranquilizadora – Señorita Sofía me llama cualquier cosa
S: por supuesto – y susurrándole al oído le dije – toda la vida
A: - sonrío – no lo dudo
Andrés: ya, se fue – tomándome bruscamente e intentando besarme –
S: ¿que haces? – totalmente extrañada –
Andrés: ¿que pasa Sofía?, es solo un beso.
S: simplemente no quiero ahora Andrés.
Andrés: ya se me hizo tarde, me voy.
S: cuídate.
Andrés: en la tarde te pasare a buscar para ir a comer.
S: bueno nos vemos, adiós.
Andrés: - antes de cerrar la puerta me mira y dice – si no te conociera desconfiaría de tu secretaria
Lo único que puedo pensar es que nos volvimos unas inconscientes un poco obvias, sonreí al escucharlo… Todo cambia de color cuando esta, todo tiene diferente aspecto cuando escucho el eco de su voz en mi, me he vuelto dependiente de todo lo que signifique ella, estoy un minuto sola y como si supiera lo que quiero, lo que necesito… bueno si lo sabe, entra por la puerta con una taza de café y una sonrisa que me llena por completo.
A: una taza de café, ¿se te apetece?
S: por supuesto, sobre todo si lo hiciste tu
A: puedo ser sincera contigo?
S: acaso me haz mentido?
A: no, pero quiero hacer una confesión
S: una confesión? Por supuesto
A: no pude dejar de pensar en ti y en como pedirte perdón
S: de verdad? – tomando su cara entre mis manos –
A: si
S: yo tampoco pude dejar de pensar en ti
A: tus manos están frías – acompañando mis manos con las suyas –
S: y las tuyas tibias, tus ojos
A: ¿que tienen?
S: son preciosos…
A: - besando mis manos – Gracias.
Roberto: creo que Andrés esta perdiendo el tiempo.
Sofía: que haces espiando ahí?
R: espiando? Creo que todos nos hemos dado cuenta de su “amistad”
S: no te debería importar, ni yo ni ella somos de tu propiedad
R: estas muy segura de eso?
S: si, muy segura
R: jajaja, Antonia… te necesito en mi oficina en 5 minutos, despídanse
S: para que la quieres?
R: yo no me meto en tus asuntos, tu menos en los míos - cerrando la puerta –
S: para que te mando a llamar?
A: no lo se Sofía, solo para molestarte
S: entonces no iras
A: Sofía… no empieces
S: perdón se me olvida que solo tu puedes decidir por mi
A: que quieres decir con eso?
S: por que solo tú tienes el derecho de decidir por mi?
A: por que se quien te quiere hacer daño
S: vamos, como si Roberto quisiera jugar al príncipe y princesa contigo
A: si iré a su oficina no a casarme con el
S: bueno, bueno
A: sabes, ya no decidiré mas por ti si eso es lo que prefieres
S: no he dicho eso
A: si, ese fue el punto donde querías llegar
S: por que siempre terminamos peleando?
A: por que tu no confías en mi
S: no confió en ti? Daria mi vida si tu me lo pidieses
A: entonces confía en mi
S: bueno
A: - tomo mi cara y beso en mi mejilla luego susurro a mi oído – ya no seas tan mañosa pequeñita
S: es inevitable
A: es que sinceramente no entiendo porque te molestas.
S: por que no quiero que estés con el.
A: no estoy con el y lo sabes.
S: bueno, si lo se.
A: voy y vuelvo.
S: ¿te puedo preguntar algo?
A: si, por supuesto.
S: ¿por que no te molesta que este con Andrés?
A: por que lo mas importante para mi es verte feliz.
S: verdad que tu única misión es encontrar a alguien que este conmigo.
A: ¿vamos a empezar Sofía?
S: ya perdón.
A: voy con Roberto.
S: no te demores mucho por favor.
A: bueno – saliendo de mi oficina no sin antes regalarme una mirada con esos ojitos que me encantan –
Antonia: Salí de su oficina y me dirigí donde Roberto no sabia que quería ni menos que decirle, que cara poner o como siquiera pararme frente a el
R: pasa rápido y cierra la puerta.
A: - hice caso a sus peticiones –
R: siéntate.
A: de pie estoy bien.
R: ahora dejaremos algunas cosas en claro.
A: te escucho.
R: estas en una posición donde estar de mi lado te conviene mucho más que jugar a la sirvienta enamorada y fiel, si estas de mi parte tendrás una buena ganancia, si estas en mi contra lo perderás todo.
A: que te hace pensar que ganaras?
R: que nada ni nadie podrá detenerme.
A: no dejare que le hagas daño.
R: si tengo que hacerte daño a ti para destruirla lo hare, se que escuchaste nuestra conversación con Andrés.
A: - quede sorprendida con lo que dijo pero no me inmute superficialmente – .
R: el entrara en su vida y tu no podrás hacer nada.
A: no hare nada.
R: así me gusta.
A: - le sonreí ni siquiera quería seguir con esa conversación, ya no quería escuchar tanta maldad – .
R: te puedes ir.
A: adiós.
Ya estando afuera tome un respiro con sabor a angustia, camine hacia la oficina cuando escucho la voz de Andrés miro la hora en el reloj de la pared que marcan las 13:55, restantes 5 minutos para verla salir de la mano de el… toco la puerta ella pregunta quien es y al escuchar mi voz se activa algo que duerme cuando yo no estoy
S: pasa Antonia.
A: permiso, señorita Sofía usted saldrá?
Andrés: si, saldrá a comer conmigo.
S: podemos hablar afuera Antonia?
A: por supuesto Señorita Sofía.
S: - saliendo junto a mi de su oficina – volveré temprano si?
A: solo te recuerdo que a las 16:00 viene la modelo
S: lo se, si llega antes que yo ofrécele café o algo
A: no te preocupes, tu solo diviértete
S: bueno, gracias
Bese su mejilla y me perdí atrás de la puerta de fotocopias, mientras ella volvía a entrar a su oficina…
Sofía: La vi desaparecer con unas ganas inmensas de correr atrás de ella encerrarnos en esa oficina y besarla una y otra vez, pero como siempre tenemos que ponerle pausa y mas que eso una muralla a lo que queremos y sentimos, volví a mi oficina donde estaba quien me ayudaba inútilmente a no pensar en ella…
Andrés: la verdad es que esa secretaria tuya no me agrada para nada.
S: por que lo dices? – arreglando unos papeles sobre la mesa –
Andrés: no se, creo que se intromete demasiado en tu vida
S: si lo hace es por que yo lo permito
Andrés: ese es mi punto, por que se lo permites?
S: vamos a ir a comer o discutiremos esto toda la tarde? – Desviando el tema para no decirle a la cara que ella es mas importante de lo que cualquiera puede serlo –
Andrés: iremos a comer, donde quieres ir?
S: la verdad es que me da igual, donde tu quieras.
A: bueno, te gusta la comida china?
S: no, en realidad me carga.
A: Mm… ¿entonces comida Italiana?
S: te juro que me conformo con una hamburguesa aquí a la vuelta.
A: ¿lo dices enserio?
S: por supuesto.
A: bueno si es lo que tu quieres esta bien.
Tome mi bolso y salí antes que el solo para quedarme de pie y verla 5 segundos mas con la excusa de estar esperándolo, y ahí estaba ella con esa sonrisa que parece nunca borrarse de su rostro, aquí estaba yo mirándola con una cara de enamorada que hasta yo misma no reconozco y luego estaba el, el que nunca será nadie y el que cree que será todo.
Andrés: vamos.
S: si, espérame un segundo – yendo donde estaba Antonia –.
Antonia: que pasa?
S: nada, solo quería despedirme de ti.
A: pero si ya lo hicimos dentro de la oficina.
S: en realidad solo quería sentir tu perfume una vez más.
A: no hagas esto, él te esta mirando.
S: Y?
A: y que tal vez no quiera dejarte ir.
S: no dejes que vaya si no quieres.
A: no puedo hacer eso.
S: si, si puedes.
A: no, anda de verdad.
S: por que siempre terminas haciéndome creer que no te importo?
A: no es eso.
S: déjalo así – yéndome del lugar –.
Andrés: ahora nos podemos ir?
S: si vamos por favor.
Andrés: esta todo bien?
S: todo perfecto, vamos.
Caminamos hacia el auto un poco de rabia en cada paso creo que se ha dado cuenta, necesito distraerme y esto se esta volviendo bastante inmaduro, creo que seré buena yo también necesito una oportunidad y no puedo pensar que ella será aquella oportunidad. Nos subimos al auto y al no sentir que encendía el auto lo mire
S: ¿que pasa?
Andrés: si no quieres ir, no vayas.
S: claro que quiero ir.
Andrés: estas segura?
S: si de verdad – tomando su mano y sonriéndole – vamos
A: bueno entonces vamos
Partió enseguida y llegamos al café nos sentamos y pedimos nuestro café…
A: pensé que no querías venir.
S: obvio que si, solo que hemos estado muy atareadas de trabajo.
A: hemos?
S: si.
A: tu con quien?
S: Antonia y yo.
A: alguna vez dirás algo sin tener que ponerla a ella también.
S: si hablamos de trabajo, por supuesto que no.
A: no es solamente cuando te refieres a tu trabajo, es en todo Sofía como no te das cuenta.
S: lo siento, no se por que me tengo que disculpar tampoco.
A: por que yo te quiero, yo quiero sanar tus heridas y estar contigo.
S: Andrés yo solo te veo como amigo.
A: ¿que? ¿y por que me besabas? ¿Por qué me insinuabas otra cosa? – gritándole –.
S: baja la voz, vamos a otro lugar y te lo explicare – tomando su mano y llevándomelo de ahí –.
A: ¿que?
S: llévame a otro lugar y hablemos.
A: ¿a donde quieres que te lleve?-lo dice gritando-.
S: donde la gente no pueda escuchar tus estúpidos arrebatos.
Continuara…