El ángel que eres tu (7)
Eres lo que mas resalta en el cielo de mi vida y lo único que quiero que me acompañe e ilumine por las noches, no hay nada que te opaque, en un lugar lleno de gente se que tu te robarías mi atención, las estrellas brillan pero la luna, la luna en cada fase es mas hermosa e impredecible.
Una gota de alegría se asomaba en mi rostro al tener al otro protagonista de este loco plan que estaba empezando a dar forma.
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Llegue a la oficina y al abrirse el ascensor lo primero que veo es su rostro, su mirada, su sonrisa tan cautivadora que me envolvió por completo…
S: Buenos días Antonia – con la sonrisa mas fingida que pude entregarle –.
A: buenos días señorita Sofía.
S: necesito que vengas a mi oficina de inmediato.
A: si claro, en un segundo voy – esta era mi oportunidad, le diría quien era… -
Entro a la oficina y yo entre atrás de ella… parecía distinta algo en su mirada había cambiado tenía algo diferente algo que cambiaría también mi decisión.
A: tengo algo que decirle.
S: tendrá que ser en otro día por que ahora estoy infinitamente apurada.
A: Sofía.
S: Antonia por favor escúchame, quiero pedirte perdón por mi comportamiento de estos días, la muerte de mi esposo me afecto demasiado y no quise hacerte participe de mi locura.
A: no, no.
S: Antonia, necesito que hoy termines de revisar estos papeles y me los envíes por email.
A: ¿por qué? ¿Y usted donde estará?
S: creo que eso no tengo que respondértelo.
A: es verdad, lo siento.
Andrés: ¿Sofía? Permiso – entrando con un ramo de flores –.
S: Andrés… que gusto – corriendo a saludarlo –.
Andrés: bueno y a qué hora nos vamos?
S: enseguida, espérame dos segundos, Antonia quiero que revises estos papeles y los ordenes, están revueltos y los quiero por fecha para la noche y también que organices unas reuniones, además de revisar mis email y enviar los papeles al mismo, te deje todo en este papel… por que la verdad no creo que tenga cabeza para hacerlo, menos hoy – sonriéndole coquetamente a Andrés –.
A: no se preocupe – mirando hacia el suelo –.
S: ok, muchas gracias.
Andrés: ¿nos vamos?
S: si, por supuesto – saliendo por la puerta –.
A: Sofía no.
S: ¿qué pasa?
A: ¿por qué haces esto?
S: perdón no entiendo.
A: claro que si…
S: explícame.
A: Sofía ¿por qué vas a salir con él?
S: es un antiguo amigo, y alguien me dijo que su misión era que yo este estable, este feliz… este en pareja, y al cumplir su misión desaparecería de mi vida.
A: ¿eso es lo que tú quieres?
S: ¿que desaparezca de mi vida? Si.
A: ¿por qué?
S: porque aunque la tenga a dos centímetros de mi boca no puedo besarla, aunque la tenga ahora mismo frente a mi, no puedo tenerla… y prefiero no verla más, no sentirla mas... no – interrumpiéndola –.
Andrés: Sofía te espero en el auto.
A: no, ya terminamos… anda Sofía.
S: - suspiro resignada y camino hacía la puerta – Chao.
A: adiós, cuídate.
S: - cerrando la puerta y volviéndola abrir 1 segundo después – cuidarme es tu trabajo – sonrío y se fue –.
Me quede en su silla, mirando por el enorme ventanal que tenía detrás cuando de pronto entro Roberto…
R: permiso… ¿Sofía?
A: no, la señorita Sofía no está.
R: ¿ósea que estamos solos?
A: ¿que necesita señor Roberto?
R: necesitaba que alguien revisara estos papeles pero tengo un mejor plan.
A: ¿a qué se refiere?
R: sé que me comporte muy mal contigo, quiero compensarte.
A: no tiene que hacerlo, esta todo bien – sonriéndole –.
R: tienes una sonrisa tan bella, por favor acepta una invitación.
A: ¿invitación?
R: ¿me acompañarías a tomar un café ahora?
A: no puedo, tengo trabajo, a la señorita Sofía no le gustaría saber que yo…
R: la señorita Sofía no esta y si algo pasa… digo que fue mi culpa.
A: pero si usted no me está obligando.
R: es que si me sigues dando excusas tendré que obligarte jajaja.
A: ¿obligarme? – un poco asustada –.
R: tranquila, algo en ti me hace querer ser un mejor hombre.
A: eso lo puede hacer sin que yo sea un motivo.
R: eres encantadoramente esquiva… por favor acéptame el café.
A: no creo que sea correcto, menos en este horario.
R: por favor, por favor, por favor, por favor…
A: deténgase no es un niño pequeño.
R: por ti podría ser hasta un príncipe.
A: use sus frasecitas con otra.
R: no quiero otra, te quiero a ti.
A: usted no se rinde ¿verdad?
R: jamás.
A: acepto, pero para otro – interrumpiéndome –.
R: no existe el mañana solo el ahora – tomando mi brazo y sacándome a la fuerza-.
A: detente, no.
R: vamos.
A: no, no, no.
Me llevo del brazo hacia el estacionamiento pero no en una forma brusca, sino que siendo rudamente atento jajaja por así decirlo… me subió al auto y nos dirigimos a un café cerca de la oficina, intento una conversación conmigo pero algo de él no me gusta, no me da confianza aunque tengo que confesar que el quitarme el papel de ángel me dejo totalmente a la deriva en un mundo donde la traición es tan cotidiano como la muerte, algo en mi me dice que el va por un camino que yo no podría conocer jamás, pero su manera de comportarse conmigo hace que dude de mi intuición… Llegamos al café el tomo mi mano y me llevo hasta una mesa, pidió dos café.
A: esto es muy fuerte.
R: ¿nunca habías probado el café?
A: no, jamás.
R: jajaja, quien en la vida no ha probado el café…
A: yo supongo.
R: que linda eres – acariciando mi mejilla –.
A: gracias – sonriéndole y alejándome de su mano –.
Sofía: Llegamos al café que estaba cerca de la oficina, en cuanto llegamos acerco una silla para sentarse junto a mi tomo mi mano y dijo que sentía todo lo que me pasaba yo al parecer sonreía casi de manera automática para que el creo que tenía mi atención en el, pero la verdad es que miraba el cielo a través de la ventana justo cuando en la entrada su presencia ilumina el lugar, era ella junto con… CON ROBERTO? Pero que significa esto?, unos celos me consumen por completo, no me importa que haya salido en la mitad de su horario laboral, no me interesa eso solo el hecho de que sea por el… por salir con el, los observo y pronto veo su mano apretando la de Antonia, y mi control desaparece…
S: Andrés espérame.
A: ¿qué sucede?
S: solo espérame.
A: como tu digas.
Camine hacia su mesa mientras veo su sonrisa nerviosa y coqueta… y el en su postura de cazador.
S: Antonia yo te creía en la oficina.
A: Sofía, perdóneme.
R: es mi culpa, yo la traje.
S: no recuerdo haberte dirigido la palabra a ti.
R: un poco mas de respeto
S: ¿cual respeto? El mismo que le faltaste a ella, no entiendo como puedes estar tomando un café con un tipo como este.
R: por favor Sofía estoy presente.
S: y no tengo ningún problema en decírtelo a la cara, eres un completo POCO HOMBRE – acercándome a su cara –.
R: - se puso de pie en forma desafiante, sabia que había dañado su ego – no te atrevas a volverlo a repetir.
Andrés: no creo que esa sea forma de tratar a una señorita
R: ¿y tu quien eres?
Andrés: un amigo de Sofía
R: ¿tan rápido te recuperas? –dijo irónicamente-.
S: - una bofetada era lo único que servia para callarlo –.
A: Sofía no, ven vamos… - tomando su mano –.
S: no, deja que le explique muy bien las cosas.
A: mírame, Sofía mírame – tomando mis dos manos –.
S: - mire sus ojos y la tranquilidad parecía traspasarme, sentía una corriente eléctrica recorriendo mi cuerpo llenándome de paz –.
A: ¿estás mejor? – soltando poco a poco mis manos –
S: si, mucho más tranquila.
A: volvamos a la oficina por favor.
S: bueno, vamos – saliendo del café a su lado – pero Andrés…
A: Sofía ¿vamos si? por favor.
S: si, vamos – caminamos las dos por la calle hacia la oficina –.
A: ¿quién es él?
S: ¿perdón? ¿Quién?
A: Andrés…
S: un amigo, ¿por qué?
A: solo preguntaba.
S: ahora me toca a mí, ¿qué carajos hacías tu con Roberto?
A: - una leve risa salio de su boca –.
S: ¿qué es tan gracioso?
A: tu, parece que estás no se…
S: celosa?
A: si, parece.
S: pues sí, algo en mi cree que eres mía.
A: ¿de verdad? – deteniendo su paso para mirar mis ojos –.
S: si… no se por que si solo eres mi secretaria – siguiendo el paso, dándome cuenta que ella no lo hizo – que pasa?
A: nada… nada señorita Sofía
Antonia: seguimos el camino sin hablar, yo no tenía nada que decir ni mucho menos que escuchar al parecer tenía ya a alguien en su vida y yo estaba a punto de cumplir mi misión, una misión que hubiese abandonado si su amor hubiera durado unos minutos mas, llegamos a la oficina y el silencio ayudaba para mortificarme, nunca había sentido ese dolor en el pecho, como esa roca que se planta en tu alma haciendo aun mas pesado el sentimiento que yo sentía por ella.
S: me traes un café por favor.
A: - solo asentí con la cabeza –.
S: te pasa algo?
A: - otra vez no use palabras para darle la negativa a su pregunta –.
S: no sabes mentir, que pasa?
A: nada… le traigo el café en un momento.
S: Antonia.
A: ¿qué?
S: nada, después del café quiero que terminemos lo que te había pedido hacer.
A: por supuesto.
No quería volver a su oficina, ya no quería verla y no sabia disimular no tenía donde guardar mi ¿pena? ¿Desilusión? ¿Estupidez? No lo se, pero sea lo que sea que me pasa lo provoca su mirada, su presencia, sus palabras… y yo sin opciones tenía que volver a mirarla otra vez y tragarme una vez mas esto que me colapsa… hice su café y volví a la oficina
A: aquí esta – dejándoselo sobre la mesa e intentando salir de la oficina –.
S: ¿a dónde vas? Tienes que quedarte conmigo.
A: verdad, lo siento.
S: no te preocupes… ven – llamándome para ponerme a su lado cerca del computador – mira aquí están las pruebas de cámara, la modelo del comercial de ropa que haremos ahora tiene que salir de una de estas.
A: ¿y qué tengo que hacer yo?
S: elegir a la modelo
A: ¿por qué yo?
S: confío en tu criterio y buen gusto
A: para mí no hay ninguna que sea tan bonita como tu – diciendo todo esto sin pensar –.
S: ¿eso crees de verdad?
A: ósea si, no… bueno si, pero no se por que me pide a mí esto.
S: ¿por qué te pones así?
A: ¿así como?
S: tan nerviosa.
A: es que… no tendría que haberle dicho eso.
S: ¿y por qué no? Yo también creo que tú eres preciosa.
A: no diga eso por favor.
S: bueno, bueno… mira a mí me gusta ella.
A: si, es bonita.
S: no es solo por eso, tenemos que ver como la cámara es capaz de enfocarla haciendo que ella sea el centro de atención por mas adornos que tenga a su alrededor.
A: tiene que ser como la luna.
S: ¿cómo es eso?
A: por más estrellas que tenga alrededor es lo único que uno anhela ver por las noches.
S: claro, como la luna… tu eres como mi luna.
A: no entiendo.
S: eres lo que mas resalta en el cielo de mi vida y lo único que quiero que me acompañe e ilumine por las noches, no hay nada que te opaque, en un lugar lleno de gente se que tu te robarías mi atención, las estrellas brillan pero la luna, la luna en cada fase es mas hermosa e impredecible.
A: - solo sonreí, el peso en mi pecho se convertían en una especie de bichitos revoloteando por todo mi ser –.
S: elige.
A: te elijo a ti – susurre –.
S: ¿cuál?
A: eee… la misma que tu habías dicho.
S: bueno ella es Natalia Figueroa, la tienes que llamar y hacer una cita para mañana o pasado mañana.
A: bueno, voy enseguida.
S: no – tomando mi mano haciendo que otra vez esas ganas de decirle la verdad se convirtiera en algo incapaz de controlar – tenemos que ver otras modelos.
A: Sofía.
S: si?
A: yo soy quien te ha estado acom…
Continuara...