El ángel que eres tu (6)
Aqui les va la continuacion, sorry por la demora :/
Disculpen la demora, estaba de vacaciones y desconectada de todo aparato eléctrico, aquí les dejo la continuación del angel que eres tu… byee xd
Antonia:
En cuanto salí esas ganas de volver a sus brazos se hicieron infinitas, no se con que fuerza, con que voluntad me aleje de ese lugar y llegue a calles que no conocía, a un callejón…
Desconocido: Hola bonita.
Antonia: caballero, ¿me puede decir dónde estoy?
D: estas en el lugar equivocado a la hora equivocada lindura.
A: ¿cómo?
Me tomo fuertemente y me comenzó a tocar, me quede inmóvil ante su acto, cuando escucho el sonido de su auto y su voz otra vez.
Sofía: ¡HEY! Que hace hijo de puta… - golpeándolo en la cara –.
Desconocido: maldita perra, tu también recibirás no te preocupes – tomando sus caderas –.
En cuanto vi que la tomo entre sus brazos no pude controlarme, tome un palo que estaba a mi lado y lo golpee sin saber verdaderamente lo que hacía…
Sofía: ya van dos, ya no te alejes de mí que por suerte te seguí.
Antonia: lo... lo siento – temblando –.
S: ya tranquila – abrazándome–.
A: ahora eres tú la que me cuida.
S: siempre, te tengo que devolver la mano.
A: a mí no me debes nada – separándome de mi refugio –.
S: ya, si no es por pagarte nada…
A: ¿entonces por qué me seguiste?
S: eh… porque te fuiste asustada.
A: pero solo soy tu secretaria.
S: yo sé muy bien que no eres simplemente mi secretaria.
A: bueno, me tengo que ir.
S: ¿dónde?
A: a mi casa.
S: ¿te puedo llevar?
A: no, muchas gracias.
S: por favor, ya vimos que no es un buen día para que andes sola.
A: ya no creo que me pase algo.
S: Antonia, hazme ese favor.
A: ¿irme a dejar?
S: si, para quedarme tranquila.
A: bueno… - escondiendo la cabeza –.
Tomo mi mano y me llevo al auto, me subió al asiento del copiloto y fue deprisa hacía su asiento, le di la dirección que era lo único que sabía claramente… iba mirando hacía la ventana tratando de esquivar su mirada y las preguntas a las cuales les tenía terror.
S: estas muy callada.
A: no soy muy buena para hablar Señorita Sofía – con la mira aun afuera del auto –.
S: mírame si no eres quien yo creo, mírame.
A: Sofía, ¿quién crees que soy? – volviendo la mirada al auto pero no a ella –.
S: eres quien estuvo cuando mas necesite a alguien.
A: nos conocimos hace 4 días.
S: y no he podido quitarte de mi cabeza.
A: Sofía no digas eso.
S: ves que eres tu… ¿crees que no reconocería tu voz? ¿Que no me acordaría de tu perfume?… crees que soy tan fuerte si aun sintiendo solo tu presencia me derretías por completo.
A: Sofía por favor… yo no te conozco.
S: y me hablas como si me conocieras como a nadie.
A: perdón, es una confianza que no debo tomarme.
S: deja de hacer esto… sé quién eres.
A: obvio que lo sabes, soy tu secretaria y nada más – bajando del auto ya estacionado frente al Dpto. –.
Seguí adelante sin mirar atrás, entre al departamento y ahí me quede los siguientes 5 días, ella llamaba pero yo no era capaz de contestarle… hasta que una noche salí del departamento ya no aguantaba un segundo más sin aire, en cuanto llegue a la esquina vi una botillería y recordé lo que bebía Sofía, entre y compre una botella de whisky al igual que ella, volví al departamento estuve largo rato pensando en que haría con esa botella y cuando decidí abrirla y tomar el primer sorbo mi garganta casi colapso, era muy fuerte pero al 3er vaso ya no sentía mucho… se sentía igual que volar, un poco más alegre… no paraba de reír y a veces no dejaba de llorar, todas las emociones existentes se me salían por los poros, hasta que no aguante mas… no podía estar sin verla ni un segundo mas, no podía resistirlo y cuando volví abrir los ojos estaba afuera de su casa con una botella de whisky en la mano y en mis labios una verdad que tendría que callar.
A: ¡SOFÍA! ¡SOFÍA! – Gritando desde afuera la que supuse era su ventana – ¡SOFÍA!
S: Antonia ¿qué haces? ¿Qué pasa?
A: Sofía yo no podía estar sin ti, ósea no puedo estar más sin ti – cayendo a sus brazos –.
No sé qué paso luego ni mucho menos lo que dije verdaderamente solo podía sentir sus manos acariciando mi cabello y rostro, me quede profundamente dormida en cuanto me acostó en la cama… no quería nada más solo que no terminara jamás ese momento donde sus manos me abrigaban y cuidaban. Me olvide por completo de quien era, de quien fui y de quien debía ser, podía haberle gritado que la quería, que tal vez la amaba, que si quería estar con alguien era con ella por toda la eternidad, pero afortunadamente no lo hice, aun dejándome la posibilidad de hacer las cosas bien.
A la mañana siguiente me desperté en su cama con su mano en mis caderas aprisionándome a su cuerpo, trate de salir de ella sin que se percate… pero fue inútil.
S: ¿Qué pasa?
A: perdón, no quería despertarte.
S: ¿a dónde ibas?
A: me iba…
S: ¿y sin despedirte?
A: lo lamento, cuídate… muchas gracias y disculpa las molestias.
S: ¿pero por que te vas así?
A: me da vergüenza mirarte.
S: no seas tontita, ven a la cama.
A: prefiero quedarme aquí.
S: bueno quédate ahí… con todo el frío.
A: ya pero corre más hacía allá.
S: anoche no decías lo mismo.
A: ¿qué decía anoche? – un poco asustada por su respuesta –.
S: anoche me suplicabas que no te dejara, que no me alejara de ti… que te cuidara.
A: anoche yo no estaba consciente de lo que decía, jamás había bebido.
S: ¿entonces fue tu inconsciente el que hablo?
A: si, fue mi inconsciente.
S: dicen que el inconsciente es lo que está en el alma.
A: yo no creo que sea así.
S: ¿por qué haces esto? ¿Crees que no sé quién eres
A: ¿hacer qué?... soy tu secretaria, es eso lo que soy.
S: a veces eres tan perfecta, tan cariñosa, tierna, tan única.
A: ¿y ahora que soy?
S: una completa desconocida
A: pero si soy eso, una desconocida… no sé por qué te sorprendes.
S: ¿por qué me sigues mintiendo?
A: me tengo que ir.
S: ves, no me mientas, no me dejes… tu no por favor.
A: señorita Sofía, soy solo su secretaria.
S: ¿te quieres ir? Vete… pero te vas arrepentir-
A: - losé –. Lo dudo, no tengo nada que perder – saliendo de la habitación –.
Antonia: perdón, perdóname si fuera por mi me quedaría a tu lado pero tu felicidad es más importante que un capricho… porque no soy más que eso, un capricho en el que me he visto envuelta por tu vulnerabilidad, desaparecí de su casa y me dirigí a mi departamento… Mañana no podría mirarla a la cara, pero tendría que hacerlo no puedo creer que me embriague y fui a su casa, estuve a punto de decirle todo, ¿y si se lo dije? Ni siquiera puedo pensar en esa posibilidad… ¿qué es lo que siente por mí? O mejor dicho… ¿qué es lo que yo siento por ella?
Sofía: ¿me estaré volviendo loca? Pero todo lo que tenía esa sombra lo tienes tu… explícame como a tu lado encuentro esa seguridad, esa dulzura, esa sensación de perfección que solo podía sentir con mi ángel… Dios estoy de remate… no puedo creer lo que digo, creo que hare lo único que debo hacer, seguir adelante…
Antonia: ya no puedo más, he pasado quizás 3 horas sin ella y esas ganas incontrolables de gritar esta verdad se vuelven devastadoras, se que cometería un error, se que el terror me gana cuando te tengo cerca, pero al mismo tiempo me hace tan segura de lo que siento, que estoy constantemente debatiéndome entre tu felicidad, y la mía… ¿y si te digo que soy tu ángel? Solo para quitarte esa interrogante, es imposible que sientas algo por mí, tal vez sea mejor que lo sepas… para yo no sentirme tan cruel.
Sofía: me fui acostar pero la interrogante impedía mi descanso, tal vez mañana tenga más claro todo pero sé que tiene que ser lejos de ella, sea como sea ella es mujer y yo una viuda incapaz de diferenciar la realidad de un ilógico sueño… ese será mi plan, una vida nueva sin meter a esta maravillosa mujer en mis planes, ni siquiera sé porque digo maravillosa si no se quien es, solo tengo la loca idea de que es mi ángel.
Antonia: desperté y lo primero que vi fue su hermoso retrato en mi cabeza, me levante con la inconsciente decisión de decirle desde que soy su ángel hasta que la amo, porque lo siento, siento que mi pecho va a estallar cada vez que la tengo en frente que las palabras se me saldrán solas, espero que este en la oficina… ya no aguanto más las ganas de verla y poder decirle todo…
Sofía: abrí los ojos y tome un respiro, fui a la ducha y mientras el agua recorría mi cuerpo trataba de sacármela de la cabeza, la había tenido en mi cama la noche anterior y ahora tenía que hacer un nuevo plan donde ella no estuviera incluida, tome las llaves del auto y en él me dirigí a la oficina y casi como caída del cielo una llamada de Andrés… el siempre me quiso y yo siempre lo rechace.
Sofía: Alo.
Andrés: Hola, Sofía soy Andrés.
S: Andrés… ¿cómo estás?, tanto tiempo.
A: si mucho… bien, ¿y tu cómo estás? Supe lo que paso.
S: ah sí, la pena pasa de a poco.
A: no quiero que suene mal, ni que pienses que quiero algo…
S: no vayas con rodeos, dime.
A: ¿podemos tomar un café?
S: ¿cuándo?
A: cuando tengas tiempo.
S: la otra semana estaré muy atareada, ¿qué te parece hoy?
A: ¿hoy?
S: en realidad ahora… o ¿tienes algo que hacer?
A: no para nada… ¿a qué hora?
S: que te parece si vas a mi oficina en 10 minutos… hago unos papeleos y nos vamos.
A: me parece perfecto.
S: ¿entonces nos vemos en un rato?
A: por supuesto, cuídate.
S: tu tendrás que cuidarme… estaré contigo chao – cortando –.
Una gota de alegría se asomaba en mi rostro al tener al otro protagonista de este loco plan que estaba empezando a dar forma.
Continuara…