El ángel pervertido (2 de 3)

Ella es mía por encima de todas las cosas, incluyendo su propio marido.

EN ANGEL PERVERTIDO 2

No es fácil, imaginarse la escena de tener a un ángel a cuatro patas mientras su marido duerme plácidamente en el sofá y alguien se la folla en su propia cama. El cornudo seguro de la fidelidad de su esposa, tanto como de su sinceridad. Quizás por eso no dudo un instante cuando al presentar a aquel hombre comentando que era un primo lejano pero muy querido, no dudó en hospedarlo junto a ellos. Que  ironías da la vida, después de tanto buscar encontró a la mujer perfecta en el dormitorio de otro hombre. Suerte que eso nunca le detuvo.

El café que Adriana se estaba tomando desnuda metida en la cama sabía deliciosamente bien. El desayuno de los campeones como se repetía a menudo.

-Buf, como me duele la cabeza.

La voz la hizo levantar la cabeza y dedicar una hermosa sonrisa a Luis, su marido.

-Hola cariño. ¿Qué tal has dormido?

-Fatal, me duele todo. ¿Qué tal anoche?

Cuando se dejó caer sobre la cama su mujer se puso a horcajadas sobre él y le dio un lengüetazo allí donde sabía que el sabor del semen de su amante aún estaría presente. Le gustó recordar su sabor a través de los labios de su marido.

-Mejor que bien, hubo sexo en el cuarto, en la cocina, en este sofá, en el baño… Creo que fue la mejor noche de mi vida. –Tomo otro sorbo de su bebida degustando el café  –Y para mi propio placer me estoy tomando el mejor café del mundo, la vida no podría ser más perfecta.

-¿En serio? ¿Estuvo bien la noche?

Ella sonrió degustando el semen que había depositado en su bebida antes de responder.

-Mejor que bien, creo que a partir de hoy voy a hacerte beber tan a menudo que serás el alcohólico del barrio.

Cuando el marido se rio aprovechó a dale un ligero beso en los labios. Ella notó como su poya cobrando vida entre sus piernas a través de los slips que llevaba.

-¿Qué te parece si jugamos otro ratito? Pero esta vez no me dejes en el sofá.

Adriana apoyó la palma de su mano con cariño sobre el pecho de él.

-Claro que te deje durmiendo en el sofá. Tal y como estuvimos follando toda la noche ¿Te crees que tengo ganas de que me molestes? Además estabas tan mono tumbadito en tu rincón mientras aún me corría por el cuerpo las descargas de los orgasmos que bañaban mi piel.

-Mira que eres mala, no recuerdo nada. –comentó Luis excitado -Me estás poniendo a cien, ¿Qué pasó anoche? ¿Repetimos?

-Mmmmm ¿Anoche? Pues solo te digo que, tal y como estabas ayer, seguro que hasta mi primo que está durmiendo en el cuarto de al lado tiene agujetas. Me extrañaría que no se levantase cansado por los gritos que la puta de tu mujer metió mientras la polla más deliciosa del mundo la llevaba al límite.

-Bueno, me alegra saber que uno de los dos pasó una buena noche y la recuerda por completo. -añadió sonriendo.

Adriana se movió excitada en mostrando sus encantos de mujer. Se separó del cuerpo caliente de su esposo al darse cuenta de que las manos de él estaban empezando a cobrar vida con demasiada lujuria. Se puso a cuatro patas sobre las sabanas y se acercó sensualmente hasta los labios de su esposo.

-Mi amor, te juro que con noches como la de ayer voy a hacerte dormir en el sofá todos los días.

-¿En serio te gusto tanto?

-¿Tanto? Ni en nuestra noche de boda me lo pasé tan bien- Siguió hablando mientras sus labios regalaban besos cortos y susurraba con dulzura en el oído de su esposo –Nunca, en todo nuestro matrimonio he gozado, ni me he corrido tanto. Ha sido la mejor noche de mi vida con diferencia. ¿Sabes lo que me duelen las piernas, el coño y el culo de estar toda la noche con ellas abiertas? ¿Lo que ha sido notar todo mi cuerpo cubierto de semen caliente?

-Mmmmmmmm, Me encanta -aseguro su marido

-¿En serio? –Preguntó Adriana mientras sus manos bajaban a coger la notable erección que tenía Luis -¿No te enfadas al saber que en lugar de ser la niña buena que siempre creíste he sido una puta muy mala que acabó con toda la boca repleta de semen caliente como la mejor de las zorras? ¿Que pasamos la noche follando en nuestra cama de matrimonio, en la mesa donde comes e incluso que lo hicimos en el sofá donde te levantaste?

-No -respondió intentando que su respiración se acompasase a los movimientos con las que su mujer le masturbaba –me encanta que seas así.

-¿Ni siquiera por haber llenado esta noche nuestras sabanas con mis jugos al gozar como nunca me has hecho gozar? ¿Ni siquiera por que he comido esta noche tanta poya que me duele la mandíbula?

-No, me encanta.

-¿Ves? Eso me gusta de ti, que siempre eres muy comprensivo conmigo. -Sabía que su orgasmo era inminente. Una sonrisa cruel salió cuando paró dejándole a medias y sacando la mano de su slip -Que sepas que esta noche traes el champan para que repita. Tú bebes y yo follo hasta por los oídos, ¿De acuerdo?

-¿Y si me das un adelanto de lo que pasará esta noche? Sería un placer. Tengo muchas ganas de hacerte el amor.

-No mi amor, el placer será solo mío. Y nada de adelantos ni de hacer el amor por que lo que tengo ganas es de follaaaaar. –Alargó la frase mientras se reía feliz -Ahora a la ducha y preparar el desayuno para tres que tienes que compensar a mi primo por no quejarse de los alaridos que da tu mujercita cuando se corre.

El marido sonrió y le dio un azote en el culo mientras ella escapaba riendo de la cama a toda velocidad antes de que la atrapase. Se puso una camisa de él y subió en su minicadena la música.

-No seas mala, ¿En serio eres capaz de dejarme así?

-A la ducha. -La orden de Adriana tenía un tono sensual muy erótico -Me voy a ver a mi primo.

-Así? Sin ropa interior ni nada? -comentó sonriendo excitado.

-Pero eso solo lo sabes tú ¿Prefieres que se lo diga? ¿No te daría morbo que tu casta y pura esposa vaya sin nada? Que diría mi familia si se entera.

-Ja ja ja ja ja ja, Pero que morbosa te has vuelto.

-He aprendido, ¿Quieres ver cuánto?

-Sorpréndeme. –Pidió bastante contento por la mañana de excitación que llevaba con su querida mujer.

Adriana le indicó que la siguiera, hasta el cuarto donde descansaba su supuesto primo. Entraron sin hacer ruido pero las risas les delataron. A pesar de todo, la persona que estaba dentro no se movió. Había escuchado con mucho morbo la conversación tan entretenida que habían tenido esos dos y estaba impaciente por averiguar que travesura tenía la chica en mente.

-Primoooooooooo –gritó saltando sobre él –despiertaaaaaaaaaaa

-Aaaaaaa, dejame dormir

Entre todas las opciones que le saltase encima aplastándolo no contaba entre ellas, al abrir los ojos la vista de su escote le puso la polla dura al instante.

-Despierta por fi, hemos venido a hablar contigo –Aquel tono de niña pequeña siempre conseguía encenderle.

-Vale vale -gruño entre dientes intentando evitar que fuese demasiado descarado la manera en que miraba las impresionantes tetas de esa mujer. -¿Qué queréis?

-Verás, que estuvo muy mal anoche que por mi culpa no durmieses. Pero cuando te folla un semental no se gime, se grita. -Sonrió pillando su peculiar sentido del humor. -Cariño, discúlpate con él y dale las gracias por su aguante y paciencia para con tu mujercita.

Entre las sabanas sin que Luis pudiese apreciarlo, la mano de su esposa  subía y baja haciéndole una maravillosa paja.

-Siento la noche que has tenido que pasar. –Se disculpó su marido

-No pasa nada -añadió sonriendo intentando que las sensaciones de placer que le recorrían el cuerpo le dejasen pensar -me alegro que te gustase la noche, reconozco que hace tiempo que no oía gritar tanto a una mujer. Mis felicitaciones.

-Muy bien cariño, te has disculpado, pero no le diste las gracias por su aguante por mis gritos -Me señalaste con un dedo mientras aumentabas el ritmo al que me masturbabas -Que sepas que mis gritos no son fáciles ni de conseguir ni de aguantar. Pero te tendrás que acostumbrar a ellos, porque si vas a vivir con nosotros esta temporada no pienso privarme de más noches como la de ayer. No sabes lo bien, bien, bien que me lo pase. Bueno, espero que mi marido también ¿No cariño?

-Ja ja ja ja ja ja ja, sí, me lo pase genial.

-¿Ves? Así que dime primito, ¿Aguantarás nuestras orgías día tras días? ¿Tendrás tanta paciencia?

Sonrió

-Sí. –Miró a la cara del pobre Luis preguntándose cómo se las ingeniería para aguantar semejante cornamenta y  bajando la cabeza en señal de sumisión añadió -claro si a tu marido no le importa.

Su sonrisa era sincera.

-Para nada, si estás dispuesto a aguantar los suplicios de vivir con una pareja de enamorados como nosotros para mi será un placer tenerte como invitado. –Al mirar a los ojos de su esposa que le estaba incitando comentó -y gracias por el aguante que estás demostrando. Aunque quiero pedirte que no le digas nada a la familia, ella es una santa,  lo que pasa es que esto ocurre cuando juntas el amor con un buen sexo.

-Así que los polvos de ayer son producto del amor.

-Si -interrumpió Adriana, se levantó soltando la polla casi a punto de lograr que su Amo se corriese. Se acercó a su marido, pasando sus brazos por el cuello para que él la mirase solo a ella –Escucha bien primito, ¿Ves la cara de mi esposo?

-Sí, -añadió.

Adriana sonrió.

-El amor es no esconder nada, es decir siempre la verdad tengas a quien tengas delante ¿Verdad?

-Si -respondió el marido con una mirada enamorada a cada palabra que decía su esposa.

-Ayer fue la noche más especial de mi vida, ¿Cómo no voy a estar enamorada? Me he sentido más llena, plena y feliz de lo que me he sentido hasta ahora. No solo por el sexo que ha sido impresionante, si no por lo que estoy dispuesta a hacer para quedarme al lado de un hombre tan maravilloso. No solo porque saque a la puta que hay en mí sino que además cada fibra de mi ser se enciende con solo pensar que está cerca. Le amo.

  • ¿Y todo eso lo sientes por mí? –Preguntó el marido mientras un cúmulo de emociones lo embargaban.

-No tonto –Añadió con voz de broma –A ti solo te uso de juguete para aumentar el morbo, se lo decía al hombre que aún está perezosamente en la cama pero me excita mirarte a los ojos mientras me oye.

-Ja ja ja ja ja ja –rió, si él supiese… -Eres de lo que no hay.

-Lo sé. Muy bien. Ahora tu a la ducha y tu levántate y sígueme a coger una cosa en mi cuarto.

-Si -respondieron al unísono.

Por el pasillo, la camisa que llevaba mostraba el inicio de sus blancas nalgas contoneándose con provocación mientras abrazaba al hombre que siete años antes había decidido casarse con esa bella ninfa. Fue una delicia seguirla hasta el cuarto donde Luis procedió a cerrar la puerta del baño para ducharse. Tan pronto el agua anunció sonó,  Adriana se lanzó a los labios de su amante.

-Eres una pedazo puta –dijo agarrándola de tus muslos y sintiendo su lengua en el interior de su boca.

-Soy lo que mi amo quiere que sea. Sé  que te excita.

Era cierto, estaba muy orgulloso de ella.

-¿Y qué es eso que quieres que te coja?

Juguetona, la chica apoyó las manos contra el alfeizar de la puerta del baño y  subió la camisa de su marido mostrando un culo perfecto.

Su amante no se hizo de rogar, se bajó el pantalón del pijama con el que había ido a la habitación y puso su polla a la entrada de su culito, indicando que ella misma moviese las caderas introduciendo la cabeza de aquel enorme mástil en el ano. A medida que sus suspiros se convirtieron en gemidos descubrió que de no haber sido previsible y puesto la música probablemente sus gemidos hubiesen sido audibles en el interior de la ducha.

Cuando Adriana abrió la puerta, el agua seguía cayendo sobre el cuerpo desnudo de su marido. Miró a su amo y puso su culo en un ángulo que le permitía sentir la poya totalmente dentro.

-Cariño -dijo con cara de niña mala. Cuando miró su esposo, la mujer con un gesto altamente erótico se metió un dedo y lo llevó entre sus piernas. Desde su posición seguro que imaginó que se estaba tocando el coño ya que no podía verla pero no, lo que estaba haciendo era acariciar la polla que entraba  duro en su culo -Mastúrbate desde ahí mientras me miras. Tócate.

Mil imágenes contradictorias entraron en el cerebro de Adriana cuando vio como su querido esposo seguía su indicación y ponía su mano a subir y bajar entre sus piernas .Paso de golpe los años de su matrimonio, las cosas buenas, las no tan buenas, tenía enfrente al hombre al que había jurado amar y querer y lo tenías enfrente mientras una polla taladraba su interior como había hecho durante toda la noche en la que le había emborrachado por orden de su dueño.

-Te quiero – susurro con cariño el hombre analizando las distintas muecas que el amor de su vida ponía cerca del orgasmo -me encanta mirarte cuando estás cerca. ¿Te vas a correr mirándome cariño? ¿No estarías mejor en la ducha conmigo?

-No, te garantizo que a tu lado ahora no estaría ni la mitad de bien de lo que estoy en este instante –Gimió fuerte, sentía la fuerza con la que embestía contra su culo mientras su esposo la miraba excitado –Me voy a correr mientras te miro a la cara. Quiero que te corras viendo a la puta de tu mujer totalmente excitada ¿Quieres verlo cabrón?

-Si -te dijo notablemente excitado

-Pídelo, dime que me corra tal y como estoy ahora. Inclinada mirándote a tu puta cara al borde del orgasmo.

Sentía como la polla que la taladraba aumentaba en grosor mientras sus caderas la  empujaban ahondando en ella arrancando verdaderos gemidos de placer que no se molestaba en disimular.

-Si mi amor –Suplicó su marido sin dejar de tocarse -Déjame verte.

-Así no pedazo hijo de puta, suplica como la mierda que eres, gimotea pidiendo que te deje ver mi cara mientras me corro en tus narices. Vamos gilipollas, pídelo mirándome a los ojos. ¿Quieres que lo grite más alto? Soy tan puta ahora mismo que te garantizo que si no me complaces voy a ponerme a cuatro patas para que disfrutes viendo como el otro hombre que hay en esta casa tiene la polla dura mientras le dejo darme por culo.

Tuvo que apoyar el hombro contra la pared o las embestidas de su amante la hubiesen introducido en el interior del baño. Adriana ni se molestaba en disimular sus gritos.

-Por favor cariño déjame ver cómo te corres.

-Que cariño ni que cuatro ostias maricón, mírame a la cara. ¿Sabes lo que estoy pensando?

Los gemidos de su esposo eran casi gritos. Le costaba concentrarse en hablar por la falta de aire pero seguía tocándose.

-No dime. Por favor dime.

-Que no conocías mi cara cuando me corro pensando en que me dan por culo. Mírala ahora, esta es la carita de zorra que tengo cuando me enculan. ¿Te gusta?

-Sí, me gusta, me gusta mucho. Por dios me voy a correr.

-Ni se te ocurra, estoy disfrutando yo, ¿Así que aunque no te deje follar mi culito jamás te gusta la cara que tengo cuando tengo una polla follándomelo?

El sonido de las caderas de su amo chocando contra su culo inundaba tus oídos. Su mirada se llenó de placer y odio a la vez mirando como su esposo estaba a punto de correrse sin control. La multitud de sensaciones que embargaban su piel amenazaban con ahogarla. En su interior, la polla hacía arder sus entrañas y a pesar de que querías gritar de dolor, el placer era indescriptible. Tenía que cerrar los ojos para concentrare, pero no podía. Quería mirar a su marido, quería asegurarte de que viese el cambio que había efectuado como mujer. Ya no eras aquella chica con la que se caso hace siete años atrás si no la puta del hombre que la estaba enculando.

-Mírame Luis, mira mi vida, no te pierdas ni un detalle. Quiero que memorices cada gesto de mi cara. Estoy a punto de correrme y de llevar al hombre que amo al orgasmo. ¿Te gusta cariño?

-Siiiiiiiiiiiiiiii –gritó

En su interior sintió como su culo se llenaba de leche mientras su amo clavaba sus dientes en su espalda. Eso la llevó a gritar de dolor y placer mientras alcanzaban un orgasmo simultaneo. Con una sonrisa comprobó como en la ducha su marido también se corría.

-Joder que intenso -murmuro agotado.

-Lo mismo digo, -Se erguió metiéndose en el cuarto, se apoyó contra la pared y rodeó con sus brazos a su amante mientras sentía como el esperma resbalaba entre sus piernas –No te lo vas a creer.

-¿El que preguntó? -su marido.

Adriana se desabrochó la camisa y la extendió sobre la cama. Arrastró a su amo hasta ponerlo encima y se subió introduciendo la polla en su coño de golpe. Subía y bajaba cada vez más rápido y acercó sus labios a los de su amante. Cuando habló lo hizo en un tono de voz muy alto.

-Te amo, te amo más de lo que nunca he querido a nadie. Te quiero por ser tan cabrón como eres, por lo rico que me follas por lo loca que me vuelves. Te juro que no deseo a nadie con tanto ansia como la que me consume cuando pienso en ti. Te quiero.

Le beso, estaba demasiado caliente para pensar en otra cosa y fundió sus labios con los de él. Se erguió mostrando sus pechos esplendorosos al ritmo en que cabalgaba a su amante.

-Yo también te quiero. –Decía su marido desde el baño – ¿Me puedes traer una toalla?

-Ahora mismo te llevo algo para que te seques, déjame un segundo. -Las contracciones de su coño absorbían el aparato de su amante intentando llevarle al orgasmo – ¿Te gusta que mi maridito espere a que termines de joder a su mujer?

-¡Siiiiiiii! –gimió intentando que su voz no fuese audible mientras se corría como pocas veces.

Hubiese gritado de placer si la lengua de ella no hubiese entrado en su boca mientras continuaba subiendo y bajando su cuerpo.

-Mi toalla –Volvió a insistir Luis desde la ducha.

-Ya va, ya va –Con un último beso se levantó y se puso su ropa interior para que no se escapase ni una gota de aquel néctar que resbalaba entre sus piernas -¿Me perdonas si te doy un besito?

-Si me das dos hasta hago el desayuno. –Gritó Luis

Sonrío con la toalla en la mano y se puso de rodillas frente a la polla aún erecta tras dos orgasmos.

-Pero… ¿Lo quieres con lengua o sin lengua?

Empezó a limpiar la polla con su propia lengua, no tenía más que unos segundos y quería disfrutarlos.

-Con lengua por supuesto.

Adriana sacó la lengua deslizando por todo aquel duro falo y poniendo una mirada de puta increíble.

-Pues te daré uno con un sabor delicioso. –Agarró el culo de su chico y empezó a comerse aquel miembro a toca velocidad durante unos segundos -¿Estoy siendo buena perra?

Preguntó susurrando con esa mezcla de niña buena y sensual.

-Te espero en mi cuarto.

Al levantarse, en el suelo quedó el semen que salía de su culo. Cogió la toalla que iba a dar a su marido pero se detuvo.

-Lo siento amo, disculpa mi torpeza. –Al ponerse de rodillas en el suelo lo lamio todo en una erótica postura.

Se levantó, aquella esplendorosa mujer con solo un tanga negro y los mejores pechos que Dios haya podido crear entró en el baño con una sonrisa radiante así mismo.

-¿Sabes? me gusta este nuevo look tan morboso que tienes –Comentaba Luis.

-Pues a mí me gusta el pedazo orgasmo que acabo de tener. Me ha dejado muy buen sabor de boca. -No sabía si su Amo aún estaría fuera escuchando pero esperaba que sí.

Al parecer el pobre Luis ni siquiera reconoció el sabor del semen, el coño o el culo de su mujer y solo sonrió embobado mientras juntaban sus lenguas paladeando su excitación.

Mientras se vestía el pobre hombre no deja de admirar a la hermosa hembra con la que se había casado y que seguía en la cama mirándole mientras metía los dedos entre sus piernas excitándolo.

-Joder como estás hoy ¿Vas a bajar a desayunar?

La chica sacó los dedos de su coño y sonrió al ver que estaban llenos de leche recién ordeñada. Cuando se metió los dedos en la boca los empezó a chupar como si fuesen un manjar.

-Yo ya estoy desayunando, además si recuerdas hicimos un trato, te toca preparar el desayuno.

Se levantó de la cama y se miró en el espejo, estaba preciosa, hacía tiempo que no se sentía tan bonita, tan sexy, tan lujuriosa. De entre toda la ropa que tenía Adriana escogió una camisa larga que justo tapase lo mínimo y necesario.

-¿Y tu primo?

-Se volvió a la cama. El muy vago se pasa más tiempo ahí que haciendo otra cosa ¿Tú crees que se debe a la noche que le he dado? – Luis rió con fuerza mientras afirmaba que eso era bien posible –Tendrás que compensarle, de momento preparas desayuno para tres y nos avisas y esta tarde quiero que le hagas un regalo bueno. ¿De acuerdo?

-De acuerdo, pero solo porque eres maravillosa.

Sonrió encantada cuando le besó. Le acompañó hasta el cuarto de invitados y no se molestó ni en cerrar  la puerta siquiera antes de lanzarse sobre la cama. Su marido no había llegado a la cocina y ya se había apartado la ropa interior para meter la poya bien dentro.

-Te deseo –Oyó que la decía su amante.

-Te amo. Te amo, te amo, te amo, te amo, te amo

Cada vez que lo decía movía sus caderas arrancando un gemido. Siguió haciéndolo mientras sus labios se llenaban de besos. De fondo, como si estuviese en otra galaxia los ruidos en la cocina indicaban que el tiempo era finito.

-Cariño esto casi esta -grito Luis avisando.

-Vale, ahora vamos -dijo sonriendo mientras las manos de su Amo apretaban sus pechos con fuerza.

Se sobresaltó cuando la agarró con fuerza y la puso debajo. El peso de él sobre el suyo le impedía casi cualquier movimiento y encima notó como se introducía más profundo en ella, como aumentaba su ritmo agarrándose al borde de la cama.

-Cariño, esto ya casi esta, venid de una vez.

-Ahora vamos -dijo intentando disimular el temblequeo de tu voz. –De hecho estoy a punto de llegar, mi amor prepárame un café para cuando lo logre.

Sus movimientos seguían un ritmo que solo sus gemidos conocían. Cuando les alcanzó el orgasmo no fueron capaces de dejar de besarse.

-Te adoro

-Te quiero.

Fueron hasta la cocina agarrados de la mano y se dieron un último beso antes de entrar.

-Ya os ha costado -Dije Luis un poco malhumorado.

-Calla, si te digo lo que he tenido que hacer para que se levante no me crees. -Al sentarse miró por la mesa -Mi amor ¿Me puedes pasar el azúcar?

Al darse la vuelta y levantarse Adriana metió  la mano de entre sus piernas vertiendo parte del semen que había resbalado de su coño en el café.

-Pensé que lo preferías con un poco de leche condensada. –Comentó el marido al sentarse.

-Si tienes razón, con un poco de leche me basta, no necesito el azúcar, aunque gracias por acercármela. ¿Me dejáis hacer un brindis? Brindemos mientras me tomo el mejor café del mundo. Gracias primito por ser quien eres y a ti cariño por ser como eres.

Los tres reímos.

Hasta aquí la segunda parte de mi relato con mi querido ángel, tengo que confesar a Réquiem que no podré escribir como empezó esta relación ya que aunque parezca imposible es real. No quiero que Luis se entere de lo bien que me lo paso con su mujer dando más detalles de los necesarios. Se agradecen las votaciones y los comentarios y si alguien quiere contactar conmigo para charlar o decirme que les parece Adriana, será un placer comunicárselo. Eclipsado2@hotmail.com