El ángel de mi vida

Un amor que llegó de la nada, para salvar a Mario de su tormento.

Antes que nada, quiero ofrecer mis sinceras disculpas por haber eliminado mi cuenta anterior y por haber borrado UAI y AC, yo se que a estas alturas nada justifica lo que hice, pero en su momento tuve mis motivos, erróneos, pero los tuve, y ahora quiero ofrecerles algo diferente. Espero que no me guarden rencor por haber borrado una gran historia como lo fue UAI, y que reciban este relato como una forma de decir "perdón" por lo que hice.

Sin mas que decir por el momento, espero disfruten este relato que, aunque es corto, siento que es muy lindo.

Saludos a todos y les deseo muy buena suerte..!! Nos vemos y ya saben, como siempre, estoy abierto a comentarios, cualquier comentario que publiquen, tendrán su respuesta de mi parte. Muchas gracias por todo. Espero y les guste este relato.

Con cariño.

Daniel Pérez.

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EL ANGEL DE MI VIDA.

¿Por qué lloras? – me preguntó aquel joven moreno, delgado y fuerte, de pelo castaño ondulado, ojos color miel y sus labios rosas y carnosos – ¿Te puedo ayudar en algo? – preguntó mientras me observaba fijamente.

En ese momento no pude pronunciar nada, me sentía como una basura, me dolía el cuerpo, sentía mi labio hinchado, y sentía jaqueca – me llamo Ángel – me dijo. Me sonrió de forma sincera, el brillo de sus ojos miel me transmitían una paz interior que me hacían sentir la necesidad de refugiarme en sus brazos – soy Mario – le respondí tímidamente.

Ángel me ayudó a levantarme y me acompañó a mi departamento, el cual estaba a un lado del suyo, ya había visto a Ángel anteriormente, pero estaba tan enamorado de Enrique que nunca lo había visto con interés, pero ahora… justo ahora mismo podría pedirle ser su novio… pero no me atreví a hacerlo porque Enrique se podría molestar…

Sí, lo sé, seguramente se preguntarán quién es Enrique y porqué le tengo tanto miedo… es muy simple, Enrique es mi novio, si, lo sé, ya se dieron cuenta de que me golpea… en realidad no me golpea, sólo descarga todo su estrés en mi… pobre Enrique, tiene tantos problemas con su familia…

¿Quién te hizo esto? – me preguntó Ángel con una mueca de preocupación en el rostro.

Fue Enrique – le dije – él me golpeó.

¿Y por qué permites que te golpeé? – preguntó asombrado de mi respuesta - ¿No ves que pudo haberte matado?

No lo haría – le respondí – él me ama tanto que por eso me ha golpeado hoy, es por mi bien.

¿Por tu bien? – volvió a preguntar asombrado - ¿Cómo puedes decir que es “por tu bien”? – exclamó mientras buscaba algún algodón y un poco de alcohol – ¡Ese tipo está enfermo!

Ángel se acercó a mi rostro para limpiarme el labio con alcohol, la sensación de ardor era tremenda, pero no tardó mucho en alivianar el dolor, Ángel se ofreció a acompañarme a mi habitación, al principio me negué, pero él insistió tanto que terminé aceptando su ayuda, me ofreció su brazo derecho para que yo pudiera apoyarme en él «qué amable es» pensé, cuando llegué a mi cama, me recosté boca arriba y él se despidió, pero cuando se disponía a alejarse de mi cama, tropezó  y cayó justo encima de mi.

Ángel me observó unos instantes y se ruborizó, trató de incorporarse pero en ese momento sentí un impulso y lo abracé, acercando su rostro al mío, casi en seguida nos fundimos en un beso… «¡Qué rico beso!» pensé «¡Es el mejor beso que me han dado!»

Lentamente Ángel empezó a desvestirme mientras me besaba con ternura, después él se desvistió lo más rápido posible para poder seguir besándonos, Ángel empezó a recorrer cada milímetro de mi cuerpo hasta llegar a mi pene, el cual tomó entre sus manos y empezó a lamer la punta, que ya empezaba a soltar el líquido preseminal, jugó con su lengua traviesa recorriendo desde la base hasta la punta de mi pene, haciéndome sentir un placer tan intenso que me sentí en un estado de excitación constante, el cual terminó con una eyaculación intensa que me agotó al instante.

Sin decir nada, Ángel se acercó a mi y se acomodó en 69, lo cual me permitió darle el mismo tratamiento que él me había dado apenas unos instantes atrás mientras él se disponía a darme de nuevo aquel intenso tratamiento. Estuvimos un buen rato así hasta que él decidió atender mi ano, primero me recostó boca arriba en la cama y levantó mis piernas, después acarició mi ano lentamente con las yemas de sus dedos, intentó introducir el dedo medio de su mano hasta que cedió, estuvo un rato así hasta que regresamos a la posición de 69, yo seguía deleitándome con su deliciosa barra de carne mientras Ángel exploraba mi cavidad anal con su dedo, el cual me hacía sentir tan bien… «¿Estás listo?» preguntó, yo estaba tan excitado que sólo asentí con la cabeza, entonces él se colocó un condón, me recostó en un costado de mi cuerpo, me levantó mi pierna y fue introduciendo poco a poco su grueso palo en mi interior, haciendo que sintiera dolor y placer al mismo tiempo, mientras esa barra me estaba partiendo en dos. Cuando estuvo totalmente adentro, Ángel empezó a mover su cadera a un ritmo lento y pausado, con el cual me hacía sentir cada milímetro de su pene profanando mis entrañas «¡Qué delicia!» exclamé. Ángel se acercó a mi cuello y lo besó, después giré mi cabeza a la altura de la de él y me besó en la boca, fue un beso tierno, mientras él me besaba, yo me sentía el hombre más feliz del mundo, necesitaba a alguien como él, que supiera entenderme, tratarme bien, cuidarme…

«¿Quieres ser mi novio?» me preguntó «Yo te trataría como a un rey» me dijo, mientras yo sentía que una lágrima empezaba a recorrer mi mejilla.

Ángel no dijo nada, sólo siguió con la penetración hasta que eyaculó en el condón, retiró cuidadosamente su pene y se quitó el condón, después me volteó a ver y me limpió mis lágrimas «No temas – dijo – te protegeré de quien sea» yo le sonreí y lo abracé, acomodándome en su pecho, minutos después me quedé profundamente dormido.

Ese fue el comienzo de nuestra relación, al día siguiente, Ángel se despertó temprano y empezó a preparar el desayuno, pero se escuchó el sonido del timbre, hecho que me hizo separarme de la cocina y dirigirme hacia allí, y para mi desgracia lo encontré a él, a Enrique, haciendo que mi cuerpo se paralizara a causa del pánico.

«¿Quién es – preguntó Ángel mientras se acercaba a la puerta - ¡¿Qué hace él aquí?!» Yo sentí que la adrenalina empezaba a recorrer todo mi cuerpo, Ángel se abalanzó sobre Enrique y ambos empezaron a golpearse, yo me acerqué a ellos y logré separarlos con mucho esfuerzo, Enrique se dispuso a golpearme, pero Ángel detuvo el golpe y, acto seguido, lo golpeó «Si te vuelves a aparecer aquí, juro que te mato» le dijo a Enrique, quien se alejó sin decir una sola palabra. Después de esa escena, Ángel y yo entramos a la casa y desayunamos juntos.

Ese fue el comienzo de una hermosa relación que aun mantengo, Ángel y yo estamos a dos días de casarnos, y me siento muy feliz por eso, porque por fin he encontrado a alguien que me valora y hace que yo mismo me valore como persona, sacando siempre lo mejor de mi día a día. Aun tenemos planes de adopción, pero queremos esperarnos un par de años para realizar el trámite, mientras tanto, nos dedicaremos a disfrutarnos el uno al otro y de compartir una vida plena y alegre. Hasta pronto amigos. Espero verlos de nuevo.

Con cariño

Mario.