El Anaconda - Andrea - Parte 1

La historia de El Anaconda, comenzando con Andrea.

Nota del Autor:

Este ralato tiene temas fuertes, tortura - asesinato ademas del no consentido, si es suceptible a este tipo de contenidos, abstengase de leerlo.

El relato esta escrito en prosa no lineal.


"No puedo hacer nada, el es mas fuerte que yo, cualquier intento de lucha por mi parte solo puede resultar en una cosa: enfurecerlo."

Lleva puesta una mascara de lana negra, hasta el momento ella no habia dicho ni una palabra, solo habia intentado escapar hacia su dormitorio para ocultarse en el cuarto del panico que su esposo habia comprado dos años atras.

Ya no valia la pena gritar, el la habia agarrado de los brazos y viendo la oportunidad que el cuarto de panico le ofrecia, se encerró con ella. Una sonrisa se dibujo en su rostro, cuando vio un indicio de lagrimas en ella. Era evidente que ella sabia sus intenciones.

Eran casi las once de la noche, Andrea estaba terminando de ver una comedia romantica; aprovechaba las veces que su esposo salia de viaje para la empresa para poder hacer lo que queria, ordenar algo ligero y ver alguna pelicula que el jamas veria con ella. Estaba sentada en un sillon de terciopelo azul, y habia bajado las luces para dejarlas lo mas tenues posible.

Andrea tiene 27 años, es hija de una familia adinerada, educada en los colegios mas caros de la ciudad, se caso a los 23, con abogado, hijo de otra familia adinerada, sus madres habian "arreglado" todo. Ella era todo lo que se podia esperar de una muchacha en su posicion, de buena estatura, esbelta, una piel muy bien cuidada, ojos cafes y cabello largo y negro. Tenia un rostro esplendido, pomulos elevados pero no demasiado definidos, una quijada que comenzaba ancha y terminaba en un pequeño y suave menton. Sus ojos eran bellos, pero su nariz y boquita alcanzaban el grado de perfección.

La corriente electrica se cortó de repente. -"Un apagón" pensó-, bajaba hacia la cocina para cojer una linterna cuando logro divisar una figura en la escalera.

-Alfonso?- preguntó, con una voz quebrada, aun sabiendo que su esposo estaba a cientos de millas de distancia.

Cuando la persona que estaba frente a ella subio un escalon mas, ella se dio media vuelta y empezo a correr hacia la pieza.

-Jejeje-rió la figura con una gruesa voz-Me encantan las conejitas que tratan de escapar. Y comenzo a subir los escalones de tres en tres.

El intruso en la residencia Tudela se llamaba Antonio Gonzales, pero solo su madre lo conocia por ese nombre, desde joven era conocido como El Anaconda. El porque de su alias?, un inmenso miembro. Dos semanas de cumplir años, habia cometido su primera violación, una muchacha de clase alta, que hacia trabajos voluntarios con un grupo de ayuda social de su iglesia habia sido su primera victima. Su modus operandi: Una agresiva violacion anal y vaginal, sin lubricacion alguna, con graves daños internos para la victima, y una gran sonrisa en el rostro del Anaconda. Era muy joven aun para ir a prision y fue enviado a una correccional, su vida criminal recien empezaba, y que mejor bendicion para la misma que juntarlo con otras mentes criminales, en el centro conoció a un muchacho que llevaba años alli, y sus aficiones eran basicamente las mismas, encontraban exitacion en la violacion, mientras mas violencia mejor, pero a diferencia del Anaconda, su amigo llevaba sus parafilias aun mas lejos, luego de la violacion y tortura de su victima, el climax de su crimen terminaba en el asesinato. Asi el Anaconda aprendio de su amigo formas para evadir la ley, que el habia aprendido tambien de otros jovenes convictos con el paso del tiempo.

Cuando salio del centro se dedico a robar dinero en casas de cambio para poder llevar una vida alejada de su pobre inicio, y por supuesto a violar, siempre muchachitas de clase alta.

Durante 4 años llevó esa vida, la policia nunca lograba probar que era el el asesino, en 36 casos era el el principal sospechozo, pero nunca tenian suficientes pruebas.

Al fin lograron atraparlo durante un atraco, y los policias decidieron meterlo preso al menos por un tiempo, las violaciones pararon, pero el juez le dio solo 4 años de prision, dentro le redujeron la pena a 3 por buen comportamiento, luego a 2 y medio.

Libre de nuevo, retomó las violaciones, decidio vivir con lo que consiguiera en las casas de las victimas que escojía. Volvio al distrito pobre de donde salio, ya no conocia a nadie alli, asi que su unico entretenimiento era planear su siguiente movimiento. Usualmente salia bien vestido de su casa todos los dias para ir a distritos de gente con dinero y estudiar posibles victimas, y en la noche planificaba sus fechorias futuras.

El Anaconda atrapo a Andrea antes de que ella pudiera abrir el cuarto de panico. la cojio de los brazos y la metio dentro, cerrando la puerta tras el. El cuarto de panico consistia simplemente en un boton de emergencia, una cama, unas cuantas mudas de ropa, una pequeña instancia que funcionaba de baño, varias botellas de agua, una bateria electrica, un taser y un telefono. El Anaconda puso una mano en el vientre de Andrea y la empujo a la pared, ella emitió un leve gemido ante lo cual El Anaconda rio entre dientes, mientras sacaba un martillo de su mochila y destruia el boton de emergencia, el taser y el telefono.

Se acercó a Andrea mientras devolvia el martillo a su mochila y sacaba unas esposas, la respiracion de ella se aceleraba, el le coloco las esposas subiendo sus blancos brazitos sobre su cabeza cojio la cadena que unia las esposas y empujo sus manos contra la fria pared, ella entendio el mensaje, debía mantener sus brazos en alto.

El Anaconda desgarraba su pijama, mientras ella se aguantaba los grititos con cada prenda arrebatada. La tenía allí, completamente desnuda, y perfecta, quiza la mejor de todas hasta la fecha. El volvio a agarrarla de la cadena de las esposas con una mano y con la otra la agarro detras de la rodilla izquierda levantando su pierna hacia su cadera, y acercando su miembro, aun dentro de los pantalones al pubis de ella.

El acerco su boca al oido de ella, mientras "la" anaconda despertaba y ella sentia su tamaño.

Y le preguntó: -Dime, conejita, tu esposo te la ha roto el culito ya?- Ella movio ligera y rapidamente su cabeza de forma negativa y dejo escapar un - No -, sin sonido, sin aire.

-Comenzamos... conejita?- Pregunto el Anaconda, volviendo a reir.