El Amor y La Hoguera, Un Relato del Siglo XV

Un amor que trasciende los dictados impuestos por el sistema.

El Amor y La Hoguera

Un relato del Siglo XV

Este relato está basado en hechos ocurridos a principios del siglo XV, cuando el tribunal de la Inquisición se arrogaba el derecho de decidir sobre la vida y las pertenencias de las personas; bastaba una mentira, una falsa acusación; para que una persona fuera torturada y llevada a la hoguera. Nadie estaba a salvo, los mismos inquisidores podían ser objeto de una calumnia y correr la misma suerte que cualquier otra persona. Esta breve historia trata sobre dos muchachas: Claire y Adele, quienes fueron amigas desde su infancia. Es Claire la que ha continuación relata lo acaecido entre ella y su amiga Adele, el día de la celebración del Equinoccio de Primavera de hace ya casi seiscientos años.

"En este día, Viernes Veintitrés de Marzo del año de Mil Cuatrocientos Diez, escribo en este libro, que narra algunas de mis memorias, el ritual que hicimos junto con Adele para celebrar el Ostara, o comienzo de la primavera. No quiero seguir escribiendo sin antes dejar aquí constancia de que el día veintiuno en la madrugada, estando la luna en su fase de llena, quizás al poco de pasar la media noche, hubo un eclipse de luna* que hizo que el brillo de las estrellas se notara aun más; es extraño que esto ocurriera el mismo día en que comienza la primavera, cuando se celebra el Ostara, al menos no tengo recuerdo de que algo similar haya ocurrido en mis veintiún años de vida. Realmente esto es extraño, pero por alguna razón presentí que este fenómeno traía algo especial para mí"

"Adele y yo, Claire, hemos sido siempre amigas desde la infancia, pues nuestras casas se encuentran en el campo, bastante cerca una de la otra; y nuestras madres nos enseñaron a ambas a utilizar las plantas para curar enfermedades, oficio que ahora desempeñamos con mucho cuidado, ya que algunas gentes dicen que somos hechiceras, lo cual es bastante peligroso para nosotras. Realmente no somos hechiceras, no tenemos trato con ninguna entidad maligna; lo que hacemos es tratar de aliviar los males de salud de las personas, utilizando nuestros conocimientos sobre las plantas y hierbas, y continuar practicando los cultos que tradicionalmente aprendimos de nuestros ancestros y que se habían venido celebrando desde hace muchos siglos; celebramos la llegada de la Primavera, la llegada del Verano, la llegada del Otoño, y la del Invierno; y también le rendimos culto a la Diosa, igual que lo han hecho otras gentes de otros pueblos más antiguos por miles de años. Para estas celebraciones, algunas veces nos reunimos en el bosque y efectuamos algún ritual para sentirnos en unión con la naturaleza; y no para invocar a ningún espíritu maligno, tal como se quiere hacer creer a las gentes actualmente."

"El día veintiuno, día en que se celebra el Ostara, a media mañana me encaminé hacia la casa de Adele con el fin de que ambas fuéramos al campo a conseguir hojas de algunos árboles, y también flores que ocuparíamos en nuestro ritual de la noche para celebrar la llegada de la primavera. Cuando llegué, Adele ya estaba esperándome con la cesta que llevaría para recolectar las cosas que necesitaríamos. Luego nos dirigimos hacia el bosque, en donde permanecimos el resto de la mañana cortando hojas de los árboles y algunas flores que luego depositábamos en las canastas que llevábamos con nosotras. Debo de confesar que cuando estábamos en el bosque, por momentos me sentía fuertemente atraída hacia Adele, me agradaba verla cuando se agachaba a recoger o a cortar alguna flor, cuando caminaba, cuando apoyándose en las puntas de los pies se alzaba para alcanzar alguna hoja de un árbol. Desde pequeña me sentí atraída por la belleza de Adele, me gustaba estar junto a ella, jugar con ella, mimarla; pero siempre pensaba que todos esos sentimientos se daban porque éramos las únicas niñas de ambas casas; a medida transcurría el tiempo su belleza se iba acentuando más y yo la admiraba mucho. Adele siempre decía que yo era muy bonita, pero siempre he creído que su belleza opacaba cualquier rasgo atractivo que hubiese en mí."

"Cuando regresábamos del bosque, igual que muchas otras veces, tomé su mano y acerqué mi cuerpo al de ella y así juntas regresamos a mi casa, la casa que desde mucho tiempo atrás había sido de mis ancestros; me parecía un poco extraño pero agradable al mismo tiempo, que cuantas veces había hecho esto, nunca me sentí rechazada por parte de Adele, mas bien tenía la impresión de que a ella también le agradaba mi actitud. Por la tarde, estuvimos haciendo los preparativos para nuestro ritual nocturno, buscamos las túnicas que habríamos de usar, el incienso; y otras cosas necesarias, por tradición, para darle gracias a la Diosa por la llegada de la primavera. Luego nos sentamos a descansar y a platicar mientras esperábamos que anocheciera y así poder irnos nuevamente al bosque a efectuar nuestra celebración. Esto no era fácil, había que tener mucho cuidado, pues si alguien nos veía, y nos delataba como hechiceras, nuestras vidas no valdrían nada. Sin embargo, la alegría de recibir la primavera, de seguir los ciclos de la Diosa naturaleza, de saber que venía la época de la siembra, de sentirnos en comunión con todo, nos daba una felicidad tan grande que sentíamos que no podíamos, por ningún motivo, dejar de efectuar aquel ritual de agradecimiento. Cuando calculamos que se acercaba el momento adecuado para partir, entramos ambas a la habitación que yo utilizaba para dormir y, a la suave luz de unas lámparas de aceite nos desnudamos totalmente, para luego vestirnos con nuestras túnicas; cuando ambas estábamos desnudas, sentí internamente un deseo casi irrefrenable de acercarme a Adele, abrazarla y quedarme allí con ella acariciando su cuerpo, sus pechos, sus piernas, pues toda ella me parecía increíblemente bella, hermosa. Ante la vista de aquel cuadro tan placentero para mí, mis labios se abrieron para expresar mis sentimientos."

Adele, eres hermosa, tienes un cuerpo realmente bello, no sabes cómo quisiera poder contemplarte así, siempre que estás conmigo.

Claire, por favor, no digas eso que me haces sentir pena, pues yo te veo a ti muy linda.

No Adele, tu figura no tiene comparación, permíteme, si no te hago sentir mal, acariciar con mi mano tu cuerpo.

Puedes hacerlo, no me haces sentir mal.

"En aquel momento me acerqué a Adele y con mi mano, teniendo cuidado de no dañar su piel que en aquel momento me pareció tan delicada, comencé a acariciar sus pechos, su vientre; luego me agaché para acariciar sus piernas. Allí no pude resistir más la tentación y comencé a besárselas suavemente."

"Estaba inmersa en un ensueño, en una dulce y tierna fantasía de placer. Fue difícil para mí, en aquel momento, salir de ese mundo mágico y maravilloso y regresar a la realidad, para darme cuenta de que tenía que darme prisa si quería celebrar junto con Adele la llegada de la primavera. Mi cuerpo temblaba un poco, Adele se encontraba un poco sonrojada, no hablamos, y sin mirarnos de frente por la pena que sentíamos, un poco con las cabezas inclinadas colocamos las túnicas sobre nuestros cuerpos desnudos y, siempre en silencio, comenzamos a tomar las cosas que nos servirían en el ritual. Cuando estábamos por salir, ya en la puerta de la casa, por un instante ambas nos miramos a la cara, momento que Adele aprovechó para inclinarse hacia mí y darme rápidamente un beso en los labios; de esta forma pude darme cuenta que mi actitud hacia ella no le había desagradado. Cuando salimos, ya en la noche y bajo un cielo estrellado, fue ella la que tomó mi mano mientras nos encaminábamos hacia el bosque."

"Llegamos a un pequeño claro que previamente habíamos seleccionado, por encontrarse en un sitio bastante escondido. La luz de la luna iluminaba el lugar, el bosque estaba envuelto en un silencio que era interrumpido a veces por el ruido de pequeños insectos y el ulular de algunas aves nocturnas, de cuando en cuando también las ramas de los árboles se movían perezosamente, impulsadas por una leve brisa. La noche estaba fresca y tranquila."

"Improvisamos un altar con algunas ramas que habíamos dejado allí desde la mañana con ese objetivo. Decoramos el altar con las flores y hojas que habíamos recolectado también por la mañana; luego quemamos un poco de incienso dejando que se consumiera lentamente, para poder recibir su aroma durante todo el servicio y presentárselo a la Diosa como una ofrenda. Después encendimos unas candelas; esto nos daba un poco de más temor pues la luz podría verse desde lejos, razón por la cual procuramos que quedaran un poco ocultas. Hubo tiempo en que el culto a la Diosa y a la naturaleza se hacía libremente, con la concurrencia de mucha gente, ahora estaba prohibido, no se podía confiar esto a nadie porque existía el peligro de que ciertas autoridades se enteraran y se pagara muy caro el culto a la Diosa, el cual ahora estaba prohibido. Ahora, en estos tiempos, nadie, o quizás muy pocos celebraban estas fechas, gente que, como nosotras, lo hacía dentro de un ambiente de intimidad, de mucha confianza, únicamente con amigos o parientes que estuvieran familiarizados con el antiguo culto a la Diosa."

"Luego trazamos el círculo sagrado alrededor del altar, para lo cual utilizamos flores y hojas de las que llevábamos en nuestras canastas; y comenzamos nuestro ritual. Nos colocamos frente al altar, nos tomamos de la mano y, alzando las manos que teníamos libres comenzamos nuestra invocación."

"Oh maravillosa Diosa, tu que te has liberado de la fría prisión del hielo del invierno…"

"Toca las plantas y toda la naturaleza, conéctate con sus energías…"

"Yo camino sobre la tierra en amistad y no buscando dominación…"

"Diosa Madre, Dios Padre; infundid en mí el amor hacia todos los seres vivientes…enséñame a reverenciar la tierra y todas sus dádivas"

"El ritual ante el altar terminó con la frase:"

"Maravillosa Diosa, haz que nunca olvidemos los dones que nos entregas"

"Después, apagamos las candelas, abrimos el círculo y nos quitamos nuestras túnicas para quedarnos desnudas, y danzar un momento sintiéndonos en contacto con la naturaleza y meditar, de esa manera, sobre la llegada de la nueva estación, el verano. Tengo que confesar que me costó mucho mantener la meditación pues al ver a Adele desnuda, mi mente se iba de mí para estar junto a ella. Cuando terminamos de danzar, nos vestimos con las túnicas y recogimos algunas cosas como las candelas y el incienso que nos sobró; deshicimos el altar y enterramos las cenizas que dejó el incienso quemado. No debíamos dejar ningún rastro visible; por último, nos despedimos del lugar, ya que no sabíamos si algún día íbamos a regresar allí para celebrar otro ritual para la Diosa."

"Al regreso, ambas nos vinimos para mi casa evitando los claros y aguzando el oído, ninguna precaución era demasiada; ya que por el simple hecho de vernos caminar por el campo durante la noche, podíamos ser acusadas de prácticas de hechicería."

"Al llegar a la casa, después de cerrar la puerta nos dirigimos al cuarto en donde duermo y procedí a quitarme la túnica."

Adele, voy a bañarme – dije, al mismo tiempo que me dirigía afuera del cuarto en donde se encontraban dos depósitos con agua en los cuales uno se puede meter y sentarse para bañarse.

"Adele se quitó también su túnica y desnuda se acercó a mí."

¿Quieres que te ayude a bañarte? – me preguntó Adele al mismo tiempo que tomaba mi mano.

Sí, no sabes cómo me agradaría que lo hicieras.

"Adele me llevó hasta el depósito con agua, me ayudo a sentarme y después comenzó a derramar agua sobre mi cuerpo primero, y luego sobre mi cabeza.

Después friccionó con sus manos mi cuerpo, acariciando suavemente mis pechos, friccionó y acarició mis piernas, mis pies, mi cara; me sentía flotar, me sentía tan leve como una hoja con la que juguetea suavemente la brisa. En un momento, sin que yo me lo esperara Adele unió sus labios con los míos en un suave y tierno beso. Jugueteó con mi cabello y bajó suavemente su mano hasta mi intimidad, al principio traté de impedirlo, pero luego me fui soltando sintiendo un inmenso placer y luego una gran tranquilidad. Después de esto Adele me indicó que ella también sentía el deseo de bañarse."

"Vaciamos el agua del depósito que yo había utilizado y lo llenamos nuevamente para que Adele se bañara."

¿Quieres ayudarme a bañarme de la misma manera que yo te ayude a ti? – Preguntó Adele.

Sí – le respondí – quiero bañarte y acariciar tu cuerpo.

"De igual forma como ella me había acariciado mientras me bañaba, yo la acaricié a ella y, al igual que yo, se dejó llevar por la magia de mis besos y mis caricias."

Claire, no sabes cómo me gustaría que estuviéramos siempre juntas, vivir juntas siempre en este mundo de ensueño.

A mi también me gustaría, Adele. Créeme, en este momento estoy pensando a qué lugar de este mundo pudiéramos irnos a vivir en donde pudiéramos estar siempre juntas.

"Después de bañarnos, nos fuimos a acostar a la cama, estaba comenzando a amanecer, ya los gallos comenzaban a cantar anunciando la salida del sol. Pronto nos quedamos dormidas."

"Nos despertamos a media tarde del día veintidós, dándonos cuenta de que nuestras ansias no habían sido calmadas; y, sintiendo nuestros cuerpos desnudos, uno contra el otro, comenzamos a acariciarnos, ahora con más libertad, después de darnos cuenta que ambas nos queríamos y nos deseábamos. Nos besamos intensamente en la boca buscando ansiosamente nuestras lenguas, era un beso interminable que conllevaba placer y lágrimas de alegría. Tomé el rostro de Adele entre mis manos y lo cubrí de besos, al mismo tiempo que ella acariciaba mis pechos, después besé sus pezones, tan divinos, de un color rosa muy delicado. Luego busqué sus piernas para devorarlas con mis besos, le pedí que se acostara dándome la espalda para poder besar sus nalgas y sus piernas por la parte de atrás. Por fin, no pude soportar más ver ese lugar deseado por mí, esa gruta de color rosa y húmeda que se encontraba entre sus piernas y que yo ansiaba tanto poder besar; y hacia esa divina gruta dirigí mi boca besándola locamente, primero en su parte externa para luego saborearla con mi lengua por dentro. Adele se había dejado hacer, sólo emitía jadeos de placer a la vez que presionaba aquella preciosa gruta contra mi boca. Al final su cuerpo se tensó dio un largo jadeo y se fue quedando relajada poco a poco. Me pidió que la abrazara y así cerramos los ojos por un momento; cuando nos despertamos Adele me devolvió todo el placer que yo le había dado y quizás un poco más."

"Más tarde abrimos la ventana del cuarto y vimos que ya el sol se estaba poniendo en el horizonte, dibujando en el cielo unos celajes de color naranja hasta diluirse en un color rosa muy tierno, y ante ese cuadro tan bello que tantas veces antes había visto sin ponerle atención, Adele y yo comprendimos que estábamos enamoradas la una de la otra. Y también comprendimos que a la Diosa del amor le tienen sin cuidado los prejuicios de los hombres."

"Ahora que escribo este documento, Adele todavía duerme, es la madrugada del Viernes Veintitrés de Marzo de este año de Mil Cuatrocientos Diez. Me siento feliz de saber que Adele me ama y que yo la amo a ella. Pero nuestro futuro es tan incierto. En los tiempos que corren actualmente, por el amor tan grande que existe entre nosotras, y que nadie probablemente podría entender, somos candidatas a la tortura y la hoguera. Pero nunca he de negar mi amor por Adele."

Relatan algunas crónicas, que después de algunos años de estar viviendo el dulce ensueño del amor, Claire y Adele fueron capturadas por la Inquisición y llevadas a la hoguera, acusadas de graves delitos que jamás habían cometido. Cuenta también una leyenda que las colocaron una a la par de la otra a la hora de ser quemadas; y que antes de darle fuego a la pira, un representante del tribunal de la Inquisición les preguntó si se arrepentían de las faltas que habían cometido; a lo cual respondieron: "La única falta que hemos cometido ha sido amarnos, de lo cual no podemos arrepentirnos pues nadie puede ser condenado por amar; y pedimos al ser supremo que os perdone a vosotros, por tantos crímenes que habéis cometido y seguís cometiendo en contra de las mujeres"

Otros cuentan que Claire y Adele lograron irse a un país lejano en donde pudieron continuar su sueño de amor sin ningún problema.

* De acuerdo a registros actuales, el 21 de Marzo de 1410 se produjo un eclipse de Luna el que,

según cálculos modernos, se produjo a las 00:14 UT (Universal Time) y fue visible en el oeste de

Europa.