El amor no tiene edad 8

Continuación

hola chic@s, muchísimas por todos sus correos, comentarios y valoraciones, sobre todo su apoyo... el día de ayer me sorprendió la cantidad de mensajes que recibí. infinitamente gracias!!

me gustaría que después de este relato, reflexionen muy bien y me digan con quien quieren que se quede Adriana, conociendo la versión de las dos partes: de Kassy como de Mónica.

espero sus mensajes.

Adriana: lo sé, Beatriz me comentó que serás invitada de honor, pero me gustaría que fueras como… -silencio-

Mónica: ¿Cómo qué?

Adriana: como mi pareja….

CAPITULO 8

Mónica: de acuerdo –nerviosa- iré como tu pareja

Adriana: muy bien jejeje

Parecíamos un par de adolescentes, planeando la primera cita, nos quedamos charlando un par de horas, le comenté lo que me había dicho André, solamente me abrazó y me dijo que todo marcharía bien.

Mónica: esto es solamente una prueba, sé que lo superarás porque eres una mujer excepcional en todos los aspectos, estoy muy orgullosa de formar parte de tu vida.

Adriana: jeje gracias –abrazándola- eres un amor

Mónica: soy tu amor ¿lo recuerdas? Hace un año tenemos una relación… jajajaja

Adriana: -recordando lo que había dicho en el Juzgado- cierto –riendo-

Mónica: mira la hora que es, mañana tenemos muchísimas cosas que hacer, me tengo que ir

Adriana: no te vayas –suplicando-

Mónica: -mirada tierna- ¿no quieres que me vaya?

Adriana: no –haciendo puchero- quédate conmigo

Mónica: ¿estas segura?

Adriana: shi –hablando como nena-

Mónica: va, tú ganas…

Cenamos algo ligero, nos duchamos por separado y nos metimos a la cama. Mientras veíamos la tv, también conversábamos sobre muchas cosas.

Adriana: ¿crees que puedas abrazarme?

Mónica: claro que puedo jeje, ven acá –extendiendo su brazo-

Me acomodé entre sus brazos, apagamos el televisor y nos despedimos de ese día.

A la mañana siguiente, poco a poco y con dificultad abrí los ojos y la cara de Mónica estaba a escasos centímetros de mi boca, estuve tentada a darle un beso, pero cuando caí en cuenta, me detuve. No sé porque deseaba ese beso, aparté esos pensamientos de mí antes de que pudiese hacer algo de lo que me pueda arrepentir.

Adriana: ¿Qué haces Adriana? Es tu amiga, respétala… no te confundas

No pude evitar observarla por un par de minutos, por más que lo intentaba no podía dejar de mirarla, pese a mis intentos me era casi imposible apartarme de allí, se sentía muy bien sentir su respiración. En eso abre sus ojitos poco a poco

Mónica: ¿Qué haces? –Voz ronca- ¿Qué hora es? –Tallando sus ojos-

Adriana: muy temprano, tranquila, y solo estaba observándote jeje ¿te molesta?

Mónica: para nada jejeje

Adriana: -levantándome de la cama- deseas tomar un café

Mónica: desearía tomar otra cosa

Adriana: ¿así? ¿Qué es? Jejeje

Mónica: a ti –apenada-

Adriana: estoy hablando enserio jeje –nerviosa-

Mónica: yo también –seria-

Mi cobardía me dirigió a la cocina, preparando dos cafés cargados para comenzar el día. Mónica es una chica de relajo, con ella no se sabe cuándo está hablando enserio o esta de broma.

Ella salió de la habitación con un diminuto short, abrazándome por la espalda

Mónica: tengo que ir a mi casa, a buscar algo de ropa

Adriana: -volteándome para corresponder a su abrazo- llévate mi coche, y pasas por mí ya que te desocupes.

Mónica: ¿segura?

Adriana: sip –dándole un tierno beso en la frente-

Mónica: si vuelves a hacer eso no respondo

Adriana: ¿hacer qué? ¡Esto! –Dándole nuevamente un beso en la frente-

Mónica: jajajaj estás jugando con fuego, -acercándose a mí-

Adriana : no tengo miedo a quemarme –acercándome más-

Mónica: pues yo si tengo –apartándose-

No comprendía su juego, en ocasiones sus acciones me invitaban a coquetearle, y en otras simplemente se apartaba como si se tratase de un simple juego. Se marchó y yo aproveché para ordenar un poco la casa que mucha falta le hacía, busque a Beatriz en su habitación pero al parecer ya se había ido.

Cerca de las 6pm me encontraba casi lista, le había dicho a una chica que viniera a mi casa a maquillarme y peinarme, solamente me faltaba colocarme el vestido, pero para eso necesitaba ayuda, así que esperaría a Mónica.

Estaba en la puerta despidiendo a chica que me había peinado, en eso llega Mónica, se bajó del coche, y yo simplemente me quedé embobada viendo semejante mujer, ¿Por qué nunca la había visto tan hermosa?

Mónica: hey se te va caer la baba

Adriana: jejejeje te ves hermosa –no pude evitar decirlo-

Mónica: gracias –apenada-

Nos adentramos a la casa y le pedí ayuda con mi vestido

Mónica: ya es tarde, pasé por la iglesia y están llegando ya los invitados

Adriana: sostenme el vestido –quitándome la ropa, quedando únicamente en ropa interior-

Mónica: -nerviosa se volteaba hacia otro lado- me dices cuando pueda voltear

Adriana: jajjajjajaja ¿desde cuando tienes que voltearte al estarme cambiando?

Mónica: jejeje

Adriana: ¿Por qué estas así?

Mónica: así como –volteando a otro sitio-

Adriana: evitando el contacto de nuestras miradas, y ahora pareces muy nerviosa

Mónica: estas alucinando –tratando de irse-

Adriana: comprendo el juego –tomándola de las manos, impidiendo que pueda moverse-

Mónica: ¿Qué juego?

Adriana: solo haces bromas y juegas en doble sentido cuando te conviene, pero cuando el juego se te sale de las manos no sabes que hacer… -mirándola a los ojos-

Mónica: no es así –mirándome con dificultad- deberías cambiarte ya es tarde

Adriana: -sonriendo- necesito que me ayudes a ponérmelo –dándole la espalda, para que pudiese abrocharlo-

No tardó ni siquiera 5 segundos en hacerlo, y salió inmediatamente del cuarto

Mónica: te espero afuera

Continué vistiéndome, me faltaba muy poco para estar lista, me di un pequeño retoque, coloqué las zapatillas y estaba lista.

Adriana: -caminando hacia la sala- es hora de irnos –tomando mi bolso-

Pude observar de reojo que Mónica me escaneo de pies a cabeza, esa acción me dio mucha risa, pero trate de contenerme, pues no quería ponerla incomodarla.

Mónica: estas divina

Adriana: gracias, tú también ¿nos vamos?

Mónica: si, espera… necesito decirte algo

Adriana: dime –parándome justo en frente de ella-

Mónica: seguramente te preguntaras, porque me he comportado tan extraño

Adriana: jeje si… ¿Qué pasa Moni?

Mónica: no sé qué es lo que me pasa –llevando sus manos a la cabeza-

Adriana: no sabes lo que pasa con que –incrédula-

Mónica: olvídalo, vámonos –tomando su bolso-

Adriana: bueno jejeje…

Soy de las personas que odio que me dejen con la duda, o la plática a medias pero en esta ocasión no podía hacer nada más, no quería presionarla, si había algo que quisiera decir, esperaría a que estuviese lista.

Nos marchamos a la fiesta, y cuando llegamos comenzamos a saludar a algunos invitados, hasta que encontramos nuestra mesa. Los adornos estaban perfectos, y  los colores combinaban muy bien, estaba muy feliz por el trabajo que habían hecho los organizadores.

Inmediatamente fuimos a buscar a la novia para felicitarla, después de mucho tiempo de buscarla, por fin la encontramos

Adriana: viejita, te hemos estado buscando

Beatriz: hola mi niña –abrazándome- (su cara irradiaba felicidad, me daba mucho gusto por ella, de verdad se lo merecía)

Adriana: me encanta la carita que tienes, te ves increíble

Beatriz: si mi niña, estoy muy contenta

Mónica: muchas felicidades Beatriz, les deseo mucha felicidad ahora en su nueva etapa

Beatriz: gracias muñecas, que bueno que pudieron venir

Adriana: por nada del mundo nos perderíamos su boda

La música comenzaba a sonar, y las ganas de bailar y olvidar lo ocurrido se hacían más grandes, tomé la mano de Moni y la dirigí a la pista de baile, no nos importaban las miradas, simplemente nos dedicábamos a bailar y disfrutar.

Pasamos horas bailando sin parar, nuestros cuerpos estaban cansados así que fuimos a descansar un poco.

Beatriz: mis niñas, Gonzalo y yo ya nos vamos  a ir

Mónica: jajajajajaj ¿porque tan temprano?

Beatriz: jajaja pues nosotros estamos viejos, no tenemos el mismo aguante que ustedes, Gonzalo ya se quiere ir a descansar

Adriana: ¿a descansar? ¿Segura?

Beatriz: -dándome un leve golpe- grosera jajaja ya no estamos para eso nosotros

Adriana: ajajajajaja usted es la mal pensada jajajaja

Beatriz: usted que lo dijo en doble sentido, no la he de conocer jajaja

Adriana: jajaja ya pues, que le vaya muy bien, cuídese mucho, y nos vemos pronto he –dándole un beso-

Beatriz termino de despedirse de todos los invitados, y se marchó junto con su ahora esposo. A los pocos minutos Mónica y yo también nos fuimos a casa, puesto que la gente ya comenzaba a hacernos miradas.

Subiendo al coche:

Mónica: ¿me llevas a casa?

Adriana: ¿quieres irte a tu casa?

Mónica: jajajaja no preguntes eso…

Adriana: ¿Por qué no?

Mónica: si por mi fuera, dormiría contigo, pero no quiero abusar

Adriana: por mi encantada de que te vayas a casa, no seas boba, ¿Cuál abuso? De verdad que estas bastante rara

Mónica: jajaja está bien

Al llegar a casa, estacioné en coche y nos bajamos. Tarde un poco en encontrar la llave, pues había bebido un poco y mi coordinación no era muy buena pero tampoco al grado de estarme cayendo.

Nos pusimos el pijama y nos acostamos, ninguna de las dos tenía sueño así que preferimos ver una película en lo que nos dormíamos.

La película era de amor, y a los pocos minutos de haber comenzado Mónica me toma de la mano, esa acción no me sorprendía pues era normal en nosotras hacerlo, correspondí a su gesto entrelazando nuestros dedos. Poco a poco iba acercando su cuerpo al mío hasta quedar entre mis brazos, simplemente me parecía tan tierna.

No sé si por instinto, o porque mi alma realmente lo deseaba, giré la cabeza un poco y le di un besito en la mejilla. Ella inmediatamente corresponde mi gesto dándome otro en la mejilla, el juego se había convertido en una guerra pacifica, donde nos atacábamos con besos.

A los pocos minutos nos dimos cuenta de lo que estábamos haciendo, apenadas por la situación nos apartamos y nos quedamos estáticas, nos miramos por un par de segundos y ninguna de las dos pudo contener la risa. Últimamente yo actuaba más por impulso que por gusto.

Adriana: ¿no tienes hambre?

Mónica: son las 2 am, creo que a esta hora no se debe tener hambre jejej

Adriana: pues yo si tengo, iré a la cocina a buscar que comer ¿deseas algo?

Mónica: si –mirando mis labios-

Adriana: -silencio- ¿Qué es lo que deseas? –Viéndole a los ojos-

Mónica: un vaso de agua –sonriendo-

Adriana: sé que deseas algo más

Mónica: ¿así? ¿Y cómo lo sabes?

Adriana: porque yo también lo deseo…

Me abalance sobre ella, uniendo por primera vez nuestros labios, se perfectamente que era un beso muy deseado por ambas, al sentir el contacto de sus labios con los míos, miles de emociones salieron flotando por el ambiente, al principio Mónica no daba paso al beso, pero después de varios segundos, abrió la boca dejándose llevar.

Sus labios eran tan dulces, que provocaban en mi muchos sentimientos, no sabía exactamente qué, pero sabía que había algo. Tomé con ambas manos el rostro de la que solía ser mi mejor amiga, he de confesar que ni en mis sueños más guajiros me imaginé con ella en esas circunstancias.

Mis manos rosaban delicadamente sus brazos, desde sus dedos hacia su hombro, con mis dedos apenas tocaba su piel, lo que provocó en ella calosfríos y un suave estremecimiento. Hacía con sus labios lo que me daba mi gana, los chupaba, succionaba, y presionaba… muy avanzado y subido de tono el beso, Mónica se posiciona en mis piernas, estando yo sentada sobre la cama, ahora es ella la que tiene el control. Me encantaba conocer esa nueva faceta en ella, si bien es cierto que como amigas nos contábamos hasta el más mínimo detalle estando en la cama con otras personas, pero no había tenido el placer de comprobarlo por mí misma.

Teníamos ya mucho tiempo besándonos, puse mis dos manos en su cintura, pegándola a mi cuerpo, poco a poco bajé por su cuello, provocándole un leve gemido, levante su blusa hasta quitársela, me deshice de su bra, pues ya no podía esperar más a besar esos increíbles pechos, que desde hacía unos minutos me estaban llamando.

Voltee a verla, para ver si podía proseguir, pero ella tenía sus ojos cerrados, así que eso lo interpreté como un “Adriana, puedes continuar” tomé sus dos bubis de buen tamaño y las llevé directo a mi boca, degusté delicioso manjar, ella con sus manos aprisionó mi cara en sus senos.

Mónica: Diossss –gemido-

Inmediatamente y sin esperar nada más, la tumbé en la cama y me subí arriba de ella a besarla nuevamente por un par de minutos, posteriormente me puse de rodillas para quitarle el short que tenía, quería ahorrar más tiempo así que lo hice junto con su panti, la tenía completamente desnuda para mí, con un poco de pena me miraba directamente a los ojos, cubriéndose una parte de su cuerpo.

Adriana: ¿Por qué te tapas? Jeje

Mónica: me da pena

Adriana: no tiene por qué darte pena, me encanta tu cuerpo.

Para que se sintiera un poco más cómoda, me dispuse a quitarme la ropa, sin apartar mi vista de la suya. Tenía muchísimas ganas de hacerla mía, cuando estaba completamente desnuda al igual que ella, (aún hincada sobre la cama) tomé una de sus piernas y la recargue en mi hombro, para poder besarla, poco a poco me acercaba a su vagina, desde que estaba cerca de las rodillas podía percibir el olor de su cuerpo, ese olor tan peculiar que la caracterizaba como mujer, era tan único, y a la vez embriagante. Baje su pierna, pues ya había llegado al sitio que desde hacía tiempo quería explorar, le di suaves y delicados besos sobre su vagina ligeramente depilada, subí un poco a su abdomen para continuar con la sesión de besos, y nuevamente bajé, saque mi lengua y la pasaba por sus labios, su cara era un auténtico poema, denotaba el nivel de excitación que tenía.

Los nervios que en algún momento sentí se habían esfumado, las dudas y los cuestionamientos de que si estaba haciendo lo correcto también se habían marchado, pues deseaba entregarme a ella.

Comencé a chupar sus labios, haciendo estremecer su cuerpo, abrí sus labios vaginales y me adentré en su mundo, me perdí completamente en su clítoris, ella mientras masajeaba sus pechos.

Con mis manos a los costados de sus caderas, le indique un movimiento que la ayudaría a sentir más, el gemido que hizo, me hizo saber que lo estaba disfrutando. De un momento a otro tomó mi cabeza apartándola.

Adriana: es demasiado tarde para arrepentirse

Mónica: no me he arrepentido, quiero hacerte lo mismo, ambas al mismo tiempo.

Sabía que era exactamente lo que quería, así que con tal de complacerla, me levante y me puse en posición 69.

Quizá subestime a Mónica, pensé que al ser su primera vez con una mujer, sería una completa inexperta pero no fue así, me sorprendió la manera en la que tomo mis glúteos e hizo que se estableciera el contacto de sus labios y mi vagina, chupaba y lamía de una manera profesional, definitivamente sabía lo que estaba haciendo. A los pocos minutos de usar esa posición sentimos como la excitación era demasiada para contenerla un poco más. Nuestros gemidos se hacían cada vez más intensos y pronunciados, nos indicaban que estábamos a punto de terminar o ¿empezar?...

Nuestros hinchados clítoris no soportaron más y en cuestión de unos segundos explotamos ambas al mismo tiempo de placer, después de sentir tan maravilloso orgasmo, secamos nuestras vaginas hasta dejarlas relativamente secas.

Regresé hacia su boca, le di un tierno beso y me acosté a su lado… ambas en silencio sabíamos que lo que acabábamos de hacer iba a cambiar nuestra “amistad” y solo existían dos posibilidades… o era el final o un nuevo comienzo.

Aún no estábamos del todo satisfechas, pero nos tomamos un pequeño receso para retomar energía. Continuábamos en completo silencio, la verdad es que en ese momento no había nada que decir, después tomaríamos el tiempo para conversar de lo ocurrido.

Adriana: dudo mucho que yo sea la primera chica con la que haces el amor –sin mirarla a los ojos-

Mónica: nunca dije que eras la primera –riendo-

Se abalanzó sobre mi cuerpo posicionándose arriba de mí, y nuevamente volvimos a entregarnos al amor, pegó su vagina con la mía y haciendo movimientos en círculos hacía que me volviese adicta a ella.

Conforme pasaban los minutos, aumentaba la cantidad de fluidos que derramábamos, lo que facilitaban nuestros movimientos, Mónica se movía increíblemente bien, yo bajo su cuerpo, disfrutaba la buena vista que tenía, veía sus pechos danzando cada vez con más frecuencia. Me estaba volviendo loca de placer, ver su cuerpo sudado junto al mío me excitaba de sobre manera, me encantaba sentirla.

Mónica: ahh nena –gimiendo- puedo sentir tu botoncito

Adriana: Moni ya voy a terminar –gimiendo-

Un par de minutos después, me encontraba expulsando una considerable cantidad de fluidos, producto de mi excitación, seguido de esto, a los pocos segundos Mónica también tiene su segundo orgasmo.

Después de varias horas sin parar de hacer el amor, nos quedamos profundamente dormidas.

A la mañana siguiente, me despierta el sonido de la alarma, me levanto un poco exaltada, sin abrir los ojos busco el cuerpo de mi acompañante pero al no sentir a nadie en la cama, los abro inmediatamente.

Seguramente está en el baño –pensé- la casa era completo silencio, tome mis zapatos, me los coloqué y me dispuse a buscar a Mónica por todos lados, pero ella simplemente no estaba allí.

Busque alguna nota que me indicara algo, pero pese a mis esfuerzos no encontré nada. No había tiempo que perder, fui a la ducha, pues tenía que ir a trabajar, seguramente André estaba atareado con el trabajo, cuando salí y me arreglé tenía la esperanza de recibir al menos un mensaje de ella, pero no fue así.

Me dirigí a la oficina y por más que quería no podría concentrarme, me preguntaba cómo es que había permitido que la noche anterior llegáramos a tanto, y no es que me arrepintiera de lo ocurrido, simplemente que no sabía cuándo había roto esa delgada línea que nos separaba del amor.

¿Amor? ¿Siento amor por ella? ¿Desde cuándo? Un sin número de preguntas me venían a la mente, pero ninguna de ellas podía responder. Me encontraba completamente confundida, por un lado estaba Kassandra, no se había dado la oportunidad de cerrar de manera adecuada ese ciclo.

Llamada entrante:

Al ver la pantalla mi corazón comenzó a latir de manera exagerada, llegue a preocuparme porque no era normal la manera en la que se había acelerado.

Adriana: ¿hola?

-silencio-

Adriana: ¿Mónica, estas bien?

Mónica: si, ¿y tú?

Adriana: yo perfectamente, es de mala educación salir de casa y no despedirse –tratando de amenizar la conversación, pues estaba muy tensa-

Mónica: si, lo siento –seria-

Adriana: debemos hablar ¿no?

Mónica: si

Adriana: ¿te veo a la hora de la comida?

Mónica: si, pasas por mí al consultorio y vamos a comer a donde tú quieras ¿va?

Para mi fortuna los minutos avanzaban muy rápido, quizá por el sin fin de pendientes que tenía. No hallaba la hora de terminarlos.

Eran las 2:45pm mis nervios se hacían cada vez más notorios pues se acercaba el tiempo de verla, de verdad quería hacerlo, deseaba con todas mis fuerzas poder abrazarla, y besar nuevamente sus labios. Estaba ansiosa por saber que pasaría ahora.

Pase por ella a su consultorio, solamente me toco esperarla por unos minutos, se subió al coche y no me saludo, simplemente me dijo el sitio al que iríamos. Conduje hacia el lugar que ella dijo en completo silencio.

Llegamos y pedimos inmediatamente, hablábamos solamente cosas tribales.

Adriana: -apartando mi plato- he acabado

Mónica: yo también

Se acercó el mesero a retirar los platos, y ofrecernos amablemente el postre, pero ambas nos negamos.

Adriana: lo que paso ayer… -interrumpiendo-

Mónica: ¿aun sientes algo por Kassandra?

Adriana: si, y sonará bastante raro, y egoísta tal vez, pero creo que también siento algo por ti

Mónica: ¿y cómo lo sabes?

Adriana: pues simplemente lo siento, Kassandra significa algo en mi vida, y lo que ocurrió ayer, no sé, me confundió por completo, no espere tener este tipo de sentimientos por ti

Mónica: ¿tan difícil es poder gustarte?

Adriana: para nada Moni, eres una chica hermosa, y en estos días que hemos estado tan unidas, he disfrutado de tu compañía como no te imaginas, me encanta pasar el tiempo contigo.

Mónica: pero como amiga

Adriana: no estoy segura que solamente como amiga…

Mónica: estoy enamorada de ti –soltándolo de una- desde hace tiempo –agachando la cabeza-

No me esperaba esa confesión, si bien es cierto que algo sospechaba, pero no la esperaba tan pronto. Un silencio un tanto incomodo se presenció en esa mesa.

Mónica: no es obligación corresponderme, yo tuve la culpa, sabía que tú estás enamorada de Kassandra, pero aquello simplemente no lo pude controlar, de un momento a otro ya estabas en mis pensamientos.

Adriana: Mónica, en este momento solo te puedo garantizar una cosa, no te quiero perder, no quiero que las cosas cambien entre nosotras, tengo mucho miedo que después de esto ya no puedas estar en mi vida

Mónica: no seas boba –riendo- tu no me vas a perder, te confieso que yo también estoy aterrada porque no sé qué va pasar con nosotras, tampoco quiero que cambien las cosas. Deseo al menos conservar tu amistad.

Verla ahí hablando sin parar, solamente me provoco hacer una cosa: BESARLA, la gente pasaba a segundo término, extrañaba sus besos, así que sin pensarlo dos beses, lo hice, acabe con la distancia y con las palabras sin sentido de mi acompañante, un tierno beso fue lo que nos unía esa tarde.

Salimos del restaurante pues ambas teníamos que continuar con nuestras obligaciones, fui a dejarla de nuevo al consultorio y antes de bajarse se despidió con un besito en los labios.

Mónica: nos vemos

Adriana: Adiós –sonriendo-

ESPERO SIGA SIENDO DE SU AGRADO... SALUDOS!