El amor no tiene edad 7

Continuación

**ESTE CAPÍTULO ES UN POCO MÁS LARGO, ESPERO QUE SEA DE SU AGRADO... VA DEDICADO ESPECIALMENTE A UNA PERSONITA:

DANIELA GARCÍA

, GRACIAS NENA! :)**

AGRADEZCO MUCHO SUS COMENTARIOS Y VALORACIONES, SOBRE TODO SUS CORREOS ELECTRÓNICOS, ES PARA MI UN GUSTO TAMBIÉN LEERLOS A USTEDES, Y LOS INVITO A QUE SIGAN HACIENDOLO..

SALUDOS!

Adriana: ¿Por qué lo preguntas?

CAPITULO 7

Mónica: no por nada, simple curiosidad, tengo que ir al consultorio un rato –levantándose de la mesa-

Adriana: ¿Qué harás después?

Mónica: no lo sé, ¿que estas planeando?

Adriana: te invito a cenar esta noche

Mónica: muy bien Adri, solo que nada de alcohol por favor

Adriana: hecho –sonriendo-

Nos despedimos y Mónica se marchó. Gran parte de la tarde la pase revisando expedientes pendientes y tomando demasiados líquidos.

Me dispongo a revisar mi correspondencia y veo un sobre que llama mi atención, en el remitente decía que pertenecía al Juzgado II, inmediatamente lo abro para saber de qué se trata.

Adriana: ¿Qué demonios es esto? ¿Me han puesto una demanda? ¿Quién es Francisco Gastelum?

Inmediatamente recordé el apellido de Kassandra, continué leyendo el documento y efectivamente, me ponían una demanda por acoso hacia una menor de edad, me citaban en dicho Juzgado el día de mañana a las 10am.

Al principio me puse un poco nerviosa, pues existía la posibilidad de ir a la cárcel y perder por completo mi credibilidad como abogada, dejé los casos que estaba haciendo y me dispuse a resolver el mío.

LLAMADA ENTRANTE:

André: ¿pero qué has hecho mujer?

Adriana: ¿Qué he hecho de que?

André: unas personas han venido a buscarte, dejaron un citatorio aquí en la oficina, mañana te tienes que presentar en un Juzgado –preocupado-

Adriana: si André, no te preocupes, todo estará bien

André: ¿Por qué te demandan?

Adriana: te lo diré, de cualquier forma la bomba está a punto de estallar y todos lo sabrán… la demanda es porque según el padre de Kassandra yo acosaba a su hija

André: dios mío, pero es menor de edad… ¿necesitas que te consiga algún abogado? ¿O que hable con el Juez?, recuerda que hemos trabajado con el

Adriana: no, espero solucionar las cosas a mi manera, gracias de igual manera

André: en que líos te metes mujer, si nuestros clientes se enteran de esto, nos vamos a venir abajo… a todo esto ¿es verdad de lo que se te acusa?

Adriana: -silencio-

André: ¡pero en que mierda piensas! Tú mejor que nadie sabes que es un delito, por donde te pasaste los cinco años de estudio –gritando-

Adriana: no la acosé, déjalo todo en mis manos lo voy a solucionar -¿de verdad lo haré?-

Colgué la llamada y mi queridísimo amigo me había dejado un poco insegura, inmediatamente recurrí a Mónica, necesitaba su apoyo en esos momentos

Adriana: necesito que vengas a casa urgentemente

Mónica: estoy atendiendo a un paciente, ¿Qué pasa? –preocupada-

Adriana: bueno, cuando te desocupes vienes, tengo que colgar chiao.

Mientras planeaba una buena coartada, tocan el timbre de mi casa y salgo a abrir…

Mónica: ¿Qué pasa? Vine lo más rápido que pude

El miedo ya se había apoderado de mí, pues estaba consciente de lo que podía sucederme, y más que nada temía no poder ver más a Kassandra, a pesar de todo lo que había pasado, sentía muchas cosas por ella.

Adriana: el padre de Kassandra se enteró de lo nuestro, y me puso una demanda por acoso hacia su hija –a punto de llorar-

Mónica: -sorprendida- wow, -abrazándome- Adriana pero ¿la demanda si procede? Es decir, ¿tiene evidencia?

Adriana: al poner la demanda y que el Juzgado la haya autorizado quiere decir que el tipo tiene pruebas, tengo miedo de que Kassandra le haya contado a su padre que hicimos el amor, en ese caso estoy perdida.

Mónica: ¿queee? –Gritando- ¿tuviste relaciones con ella?

Adriana: si –bajando la cabeza-

Mónica: tu sí que estás loca, pero bueno, busquemos una solución entonces, debemos hablar con Arlette, a ella le podremos sacar información sobre qué es exactamente lo que sabe el padre.

Adriana: no confío para nada en ella, es mejor preguntárselo directamente a Kassandra

Mónica: si genio, es imposible que te vean con ella

Adriana: a mí no me verán con ella, porque serás tú la que vaya a preguntar

Mónica: jajaja claro, aquí está tu amiga que te saca siempre de tus líos de faldas

Adriana: no tienes por qué hacerlo si no quieres –seria-

Mónica: no seas boba, claro que estoy dispuesta hacer esto por ti… de hecho haría cualquier cosa con tal de que estuvieras bien.

Echamos a andar el plan, teníamos que movernos rápido porque no sabíamos que estaba tramando el padre de Kassandra. Pasaron poco más de tres horas en la que la espera por saber alguna noticia me estaba matando, Mónica llego nuevamente a casa…

Adriana: bien cuéntame que ha pasado, ¿qué dijo? –ansiosa por escuchar-

Mónica: tranquila, -respirando con dificultad- primero ofréceme un vaso de agua

Adriana: -sirviéndole de una jarra- bien aquí está tu agua, ahora habla

Mónica: -bebiendo- bueno cuando llegue a su casa me presenté con su mamá que fue quien me abrió la puerta, y le pregunté si estaba Arlette, cuando la vi, me preguntó si que era lo que hacía allí…

Adriana: ¿y bien? ¿Qué te dijo?

Mónica: espera –tratando de tomar aire- pues nos pusimos a platicar un sinfín de cosas, ya sabes, mentiras que es lo que siempre cuenta, estuvimos una hora conversando y yo estaba buscando a Kassandra, hasta que por fin sale de su habitación.

Adriana: ¿ella está bien?

Mónica: si, lo está… inmediatamente me levante con el pretexto de saludarla, pero le dije en secreto que necesitaba hablar con ella, de ti.

Adriana: ¿y?

Mónica: no seas desesperada –molesta- accedió amablemente, fue a decirle a su madre que entretuviera a Arlette un tiempo, y así lo hizo, nos fuimos a su habitación y comenzamos a hablar, me explicó que ella no estaba enterada de la demanda, pero que hará cualquier cosa para ayudarte. –Con mirada triste- está enamorada de ti- me explico lo que pasó después de que llegó a su casa la tarde que hicieron el amor.

Adriana: bueno y en cuanto a pruebas, ¿Qué es lo que sabe el señor?

Mónica: no sabe mucho, a lo que me dijo Kassandra solo las escuchó a ella y a su madre decir que habían tenido relaciones esa tarde, que es todo lo que puede tener, porque oportunamente había borrado todos los mensajes y llamadas que le habían hecho.

Adriana: algo más debe tener en su poder, para que el Juez haya aprobado la demanda tuvo que tener un sustento, y no lo hay. –pensando-

Mónica: pues no lo sé amiga, no sé nada de cuestiones legales

Pasamos gran parte de la tarde analizando la situación detalladamente, me encontraba tranquila porque sé que Kassandra estaba de mi lado, y eso sería de muchísima ayuda. Como siempre Mónica ayudándome en todo momento, tanto moral y psicológicamente, una vez más me demostraba que era mi amiga incondicional. En ocasiones la notaba un poco extraña, para ser más exactos cuando tocábamos el tema de Kassandra y yo haciendo el amor, al parecer trataba de evitarlo y no me explicaba porque.

Con dificultad nos fuimos a dormir, eran cerca de las 2 de la madrugada, nos acostamos en la cama en silencio pues cada una estaba en su mundo.

Mónica: ¿crees que ayude si digo que somos pareja?

Adriana: no lo sé, no creo que tenga relevancia, pero de igual manera supongo que puede funcionar..

Mónica: ¿entonces? ¿Me hago pasar por tu novia?

Adriana: ¿quieres hacerlo? Jajaja

Mónica: si ¿Por qué no? –riendo-

Adriana: ser mi novia implica hacer muchas cosas, ante un juzgado todo debe estar perfectamente planeado y verse lo más real que se pueda, -mirándola a los ojos- tendría que haber besos de verdad.

Mónica: -nerviosa- no tengo problema con ello

Adriana: jajajaa ya veremos mañana, muchas gracias por tu ayuda –cerrando los ojos-

A la mañana siguiente nos levantamos temprano para cambiarnos y desayunar

Adriana: Moni, ¿crees que deba usar esta falta negra, o esta azul?

Mónica: la negra te va mejor –guiñándome-

Adriana: -cambiándome frente a ella- ¿te veré después del Juzgado?

Mónica: ¿de qué hablas? Yo te voy a acompañar, quiero ir como testigo o no sé, en lo que pueda ayudar

Adriana: muchas gracias –abrazándola-

Faltaba media hora para la cita, así que nos marchamos en mi coche. Al llegar me encontraba un poco desubicada pues no conocía al padre de Kassandra, me senté a esperar mi turno, ya conocía de memoria el protocolo, pero ser yo la demandada me ocasionaba cierto temor, es muy difícil estar en la otra parte.

En eso entra a la sala un señor muy distinguido acompañado de su esposa y Kassandra, ella al verme esboza una pequeña y disimulada sonrisa, a lo cual yo correspondí, me daba mucho gusto verla, extrañaba ver esa carita de ángel, estaba muy guapa.

Francisco: -dirigiéndose a un guardia- ¿ya llego la demandada?

Adriana: -levantándome del asiento- soy yo

Mi cara denotaba la seguridad, que evidentemente no tenía, Kassandra me miro con mucha gracia.

Francisco: -acercándose a mí- así que tú eres la lencha que se aprovechó de mi hija –mirándome de pies a cabeza-

Adriana: -dándome una vuelta entera- para que me vea mejor, señor –haciendo énfasis en esa última palabra-

Francisco: no sabes lo que te espera allá adentro, vas a pagar por lo que le hiciste a mi hija. Espero que tengas un buen abogado, porque te voy a refundir en la cárcel. ¿Eres tú su abogada? –Preguntando a Mónica-

Adriana: yo a su hija no le hice nada –mirándolo desafiante- y ella no es mi abogada, yo misma voy a representarme, por si no me conoce soy la abogada Adriana Velarde –extendiendo mi mano-

Francisco la miro y me dejó allí, con la mano estirada… tomo la mano de su esposa, y abrazó a Kassandra, empujándola con un poco de fuerza.

Cuando llegó el Juez me saludo muy amablemente, preguntándome que era lo que hacía ahí.

Adriana: soy la demandada

Juez: -sorprendido- no creí que se tratase de ti, mucha suerte –guiñándome-

El Juez dio la orden de entrar a la sala, mis nervios aumentaron, y mi frecuencia cardiaca estaba al límite.

Fui la primera a la que llamaron a subir al estrado a rendir mi declaración, hice el juramento y me preguntaron algunas cosas.

Juez: ¿Cómo se declara?

Adriana: -silencio- (si decía la verdad iría a la cárcel, y si decía una mentira y la descubrían, la sentencia podría extenderse muchos años más) me declaro inocente su señoría.

Cerré los ojos, apretándolos, mi inconciencia fue la que contestó por mí, puse en riesgo mí carrera profesional y mi libertad, las cosas estaban dichas… solo faltaba esperar las siguientes declaraciones y el veredicto.

Llegó el turno del padre de Kassandra, mis nervios se hacían evidentes cada vez más, de pronto sentí una mano que tocaba mi hombro, proporcionándome mucha seguridad, giré mi cabeza un poco y veo a la persona que había estado conmigo desde siempre; Mónica.

Francisco: tengo pruebas contundentes de que esta… perdida, abusó sexualmente de mi hija. –mirándome-

Juez: muy bien seños, presente sus pruebas.

Una persona caminó hacia el lugar del juez con una carpeta, todo en mi parecía en cámara lenta, con la mirada seguí a aquel hombre, pues en sus manos estaba mi libertad o mi condena, deseaba correr hacia él y arrebatarle los papeles, la incertidumbre me estaba matando, el Juez extendió su mano para recibir la carpeta, y se dispuso a examinarlos.

Sin mover la cabeza, levantó su mirada, observándome directamente a los ojos, deseaba ver el contenido de esos papeles a través de sus lentes. De un momento a otro se los quitó, froto el huesillo de la nariz y llamo al chico que le había entregado los documentos, hablando muy bajo, el joven asintió y se salió de la sala.

Esperamos un par de minutos y entró de nuevo, pero venía acompañado de Kassandra, el padre con una cara molesta gritó:

Francisco: ¿Qué hace ella aquí? Su señoría yo no he presentado el permiso para que ella pueda estar aquí, es menor de edad

Juez: el permiso lo ha concedido su madre. –mirándolo-

Francisco: ella no puede tomar decisiones por mi hija, yo soy el tutor legal de la menor

Juez: le recuerdo que ambos poseen la custodia compartida de la menor, así que su madre también puede tomar decisiones por ella.

Kassandra se acercaba poco a poco, con paso muy lento y temeroso hacia donde estaba el Juez. La hicieron jurar que hablaría con la verdad.

Juez: señorita Gastélum, ¿conoce usted a Adriana Velarde?

Kassandra: si –nerviosa-

Juez: ¿podría describir cómo conoció a esta persona?

Kassandra: en una cena, era cumpleaños de una amiga de mi hermana a la cual ambas asistimos.

Juez: bien, y ¿usted se sintió acosada por Adriana en el transcurso de la noche?

Kassandra: no –muy segura-

Juez: después de esa cena, ¿mantuviste contacto con la demandada?

Kassandra: si, pero solamente de amistad

Juez: ahora, necesito que pienses muy bien la respuesta y la conteste con la verdad… -silencio- ¿te forzó a mantener relaciones sexuales con ella, en algún momento?

Kassandra: -contestando inmediatamente- no

El juez la miro por un par de segundos, intentando usar la psicología, la miraba detalladamente para ver si demostraba algún indicio de que mentía.

Juez: entonces, ¿nunca te toco, no mantuvieron contacto físico, de ningún tipo?

Kassandra: nunca

Juez: tomaremos un breve receso, se levanta la sesión.

Poco a poco la sala se fue quedando vacía, salimos Mónica y yo a respirar un poco de aire puro, al parecer me sentía un poco tranquila, puesto que las cosas iban muy a mi favor.

Francisco: ¿crees que ya lo has librado, no? Aún falta la mejor parte-marchándose-

Su comentario de nuevo produjo en mi mucho temor, pero no lo dejé demostrar, me acerque al Juez para ver cómo iba el asunto.

Adriana: hola Juez –tratando de evitar la pregunta, temía a la respuesta-

Juez: hola señorita Velarde, un caso bastante complicado, ya que se trata de una menor de edad ¿no?

Adriana: desgastante es la palabra…

Juez: la otra parte dice que tiene una prueba contundente, vale más que hayas dicho la verdad, de no ser así lamentaría mucho ser yo quien te meta a la cárcel. –Mirándome- eres una excelente abogada, esto seguramente marcará tu vida, aún que salgas inocente.

Adriana: estoy consciente de ello.

Mónica: todo estará bien Adriana –abrazándome-

En ese momento Kassandra se acerca a nosotras, al vernos abrazadas, disminuye la velocidad de sus pasos, voltea hacia todos lados, como evitando que alguien la mirase.

Kassandra: la prueba de mi padre es una carta que te escribí hace tiempo, voy a decir que yo estaba enamorada de ti, que te… -silencio- que te quiero únicamente en silencio.

Adriana: ok, muchas gracias.. Si te miran aquí estaremos en problemas, es mejor que te vayas.

Su carita reflejaba tristeza y me partía el alma tener que estar en esa situación, el dolor de cabeza se hacía presente, tanta frustración estaba haciendo efecto en mí, tomé un par de aspirinas y volvimos a la sala.

Juez: la parte del demandante va presentar una prueba más, adelante señor –haciendo ademanes con la mano para que presentase su prueba-

El Juez leyó detenidamente esa evidencia al terminar, se dirigió a mí…

Juez: la carta dice claramente que le agradece todo lo que ha hecho por ella, explíquese…

Adriana: platicamos en un par de ocasiones, como la menor de edad señaló, manteníamos una amistad, y conversábamos de ciertas cosas

Francisco: es muy raro que una lesbiana de veinti tantos años, quiera una “amistad” con una chica de 16, es imposible no hay nada en común.

Juez: silencio señor, estoy hablando con la demandada

Adriana: el hecho que yo sea lesbiana no significa que no puedo tener amistades con una variedad de edades. Además –silencio- yo tengo una relación sentimental hace más de un años… -mirando a Mónica-

Juez: la demandada tiene razón señor, ¿tiene usted problema con que ella sea lesbiana? De ser así, este caso sería su pretexto perfecto para atentar contra la demanda, y no tendría ningún fundamento.

Kassandra: así es Juez, mi padre es homofóbico, y buscó cualquier excusa para denigrar el prestigio de la señorita Adriana, como bien lo dijo, yo sabía de su relación con la doctora Mónica.

Juez: y ¿cómo explicas esta carta?

Kassandra: mi amistad con Adriana, me hizo en un momento confundir su amistad con amor, lo cual ya ha sido aclarado… solo fue una etapa en mi vida, creí haber estado enamorada de ella, pero no es así. Usted entenderá, la pubertad es una etapa muy difícil –muy segura de lo que estaba hablando-

Juez: muy bien, es hora de dar mi veredicto. El día 14 del presente mes, yo declaro a la señorita Adriana Velarde.. –Silencio- INOCENTE, sin embargo, no podrá establecer ningún tipo de contacto con la menor de edad Kassandra Gastélum hasta que ella haya cumplido su mayoría de edad. Si la parte demandada no cumple con las especificaciones será severamente juzgada. Se levanta la sesión.

¿Cómo explicar mi sentir? Simple y sencillamente volví a la vida, sentía muchísima tranquilidad, Kassandra se había comportado a la altura, de no ser por ella en este momento estarían trasladándome al penal de mujeres de la ciudad. Por otra parte estaba devastada pues no podría hablar con ella, hasta que fuese mayor de edad. Sé muy bien que no tendría oportunidad de hablar con ella para agradecerle por tal gesto, y quería explicarle también que no era verdad que tenía una relación con Mónica. Al salir del juzgado, antes de adentrarme a mi coche, la vi salir a ella junto con su familia, su padre, forzando a ella y a su esposa a caminar rápido, empujándolas a ambas.

Estuve a punto de correr a donde estaban e impedir que este imbécil las maltratara, Mónica me detuvo oportunamente, pues si me acercaba un poco, podría estar violando las reglas.

Adriana: ¿de qué hablas Mónica? –Gritando- yo ya violé las reglas al mentir en ese juzgado, le falté a mi profesión ¿no entiendes? Mentí, yo siento abogada, debí haberle hecho frente al delito que cometí… dime ¿Cómo voy a defender a mis clientes ahora? No tengo ni una pizca de moralidad en mi cuerpo –llorando-

Mónica: tranquila hermosa –abrazándome-  no era justo que pisaras la cárcel por eso, no cometiste ningún delito, te entregaste por amor ¿entiendes? Eso no es delito. Tú no le hiciste daño a nadie. –Tomando mi rostro con ambas manos-

Adriana: La mentira Mónica, la mentira es lo que más pesa…

Miles de lágrimas salieron de mis ojos, el estrés que había vivido me estaba cobrando factura ahora, no podía mostrar más fuerza interior, simplemente me eché a llorar como niña chiquilla a los brazos de mi acompañante. Me sentía una persona inferior, que no merecía tener el prestigio que había conseguido en tanto tiempo.

Mónica: Adriana quiero que me mires a los ojos, -mirándola- nuestra vida, gira en torno a la mentira, todos las decimos en algún momento, para salvarnos de algo, o simplemente las usamos por educación al decirle a alguien que su comida es deliciosa cuando no es así. Lo que tú acabas de hacer no está mal, cometiste un pequeño error, por amor, porque estas enamorada, Kassandra y tú se entregaron únicamente por amor, nunca afectaste a terceros, no dañaste a nadie y eso es lo que verdaderamente importa,  no merecías ir a ese lugar.

Sus palabras lograron calmarme un poco, pues en cierto modo tenía razón. Nos dirigimos a casa, preparo la comida mientras que yo estaba acostada.

Al terminar de hacerla me llamó un par de veces para comer, pero no tenía hambre, deseaba estar sola, y pensar, pensar en lo que haría de mi vida después de eso.

¿Qué debo hacer ahora? ¿Estudiar otra carrera? ¿Seguir ejerciendo la misma? Totalmente confundida, Mónica me llama:

Mónica: debo ir  a atender a un recién nacido (es pediatra) te veo en la noche… ¿estas segura que estarás bien?

Adriana: si Moni, muchas gracias por acompañarme en todo momento.

Se marchó y me dejó sola en casa, con mil cosas en la cabeza, por si fuera poco me llama André de la oficina.

André: ¿Cómo te fue?

Adriana: bien –con la voz apagada- como van las cosas en la oficina

André: no sé si sea conveniente decírtelo en este momento

Adriana –llevando una de mis manos a la cabeza- dime, de igual manera me voy a enterar

André: tres compañías han desistido de nuestros servicios, no quieren que asesoremos sus empresas por este escándalo

Adriana: ¿tres? Vaya… estoy pensando en renunciar y dejarte el despacho a ti, así no sales perdiendo tú y conservas a los clientes.

André: no amiga, estamos juntos en esto ¿entiendes? Tres empresas las recuperamos en una semana, no te preocupes ¿ok?

Adriana: muchas gracias André, mañana mismo me presento en la oficina, y ponernos al día

André: así me gusta mi niña, con esa actitud siempre, te amo… hablamos luego chiao.

Decidí dormir un poco y recuperar fuerzas, para posteriormente aprovechar la segunda oportunidad que me daba la vida, obviamente no iba a dejarme caer por eso. Al despertarme busco a Beatriz, quien desconocía completamente la situación, había decidido no contarle nada para no preocuparla, y dejarla que disfrutara con plenitud el proceso de la boda.

Beatriz: hola mi niña, ¿no fuiste a trabajar hoy tampoco?

Adriana: no viejita, me sentía un poco mal, y decidí descansar un poco

Beatriz: pero ¿ya te sientes mejor?

Adriana: si Beatriz, no te preocupes ¿Cómo vas con los preparativos?

Beatriz: mañana nos casamos por fin

Adriana: ¿mañana? Dios mío no he comprado mis cosas

Beatriz: niña pero ya te lo había comentado (quien en su sano juicio recordaría algo después de todo lo que he pasado estos días)

Adriana: si Beatriz, es más esta tarde iré a buscar lo necesario, y mañana estaré lista acompañándote en tu boda –abrazándola-

Comencé a llorar, por muchas cosas, entre ellas se mezclaba que Beatriz se iría de la casa y nuevamente quedaría sola, ahora que necesitaba más de su compañía, la mejor que decisión que pude tomar es omitirle esa información pues sabía que si le comentaba algo era capaz de posponer su boda, con tal de quedarse conmigo.

Limpié mis lágrimas sin que ella se diera cuenta, fui a mi habitación a ducharme para ir a comprar mi vestido.

Hice los pendientes que tenía lo más rápido que pude, en la primera tienda a la que entré, en esa compre el vestido, no tenía ganas de estar visitando cada local. Compre zapatillas de tacón, unos cuantos accesorios y me marche a casa.

Pasadas las 9pm tocan la puerta de mi casa, era Mónica

Mónica: ¿Cómo vas guapa?

Adriana: muy bien, fui de compras y creo que lo que dicen los psicólogos es cierto, gastar ayuda mucho para la depresión jeje

Mónica: uff si jajajaja esta comprobadísimo.

Adriana: mañana es la boda de Beatriz… ¿vamos?

Mónica: por nada del mundo me perdería de esa boda –sonriendo-

Adriana: lo sé, Beatriz me comentó que serás invitada de honor, pero me gustaría que fueras como… -silencio-

Mónica: ¿Cómo qué?

Adriana: como mi pareja….

CHICOS, CON TODO RESPETO CREO QUE ES CUESTIÓN DE EDUCACIÓN, QUE CUANDO NO TE GUSTA UN RELATO SIMPLEMENTE DEJAS DE LEERLO, CLARO QUE SON VÀLIDOS LOS COMENTARIOS SIEMPRE Y CUANDO SEAN CONSTRUCTIVOS, HABLA SUPER MAL DE UNA PERSONA QUE SE EXPRESE DESPECTIVAMENTE SOBRE EL TRABAJO DE "X" PERSONA.. HAY QUE TENER LA CULTURA DE LA EDUCACIÓN POR FAVOR, QUE TANTA FALTA NOS HACE COMO SOCIEDAD :)

ME DA MUCHA RISA EL HECHO DE QUE HAY GENTE A LA QUE NO LE GUSTA MI RELATO, SIN EMBARGO, AQUI LOS TENGO SIEMPRE LEYENDO, Y DANDO MALAS VALORACIONES, O ENVIANDO MALOS COMENTARIOS :p Y AQUELLOS "HOMBRES" (SI SE LES PUEDE LLAMAR ASI) QUE POR EL SIMPLE HECHO DE SER LESBIANA VOY A PERMITIR SER AGREDIDA POR SUS COCHINOS Y PERVERTIDOS COMENTARIOS ESTAN PERO SI BIEN EQUIVOCADOS.

EDUQUENSE, FALTA LES HACE!!!!! BENDICIONES PARA TODOS :) HASTA LA PROX ENTREGA