El amor no tiene edad 6

Continuación

muchas gracias a todos por sus comentarios y valoraciones...

CAPITULO 6

KASSANDRA:

Después de aquella maravillosa tarde que pasamos, me bajo del coche de la que ahora es mi chica, con mucho sacrificio logramos despedirnos, y me adentro a la casa. Mi cara de boba es bastante evidente, todo a mi alrededor es hermoso –que bien se siente estar enamorada- me dirijo a la cocina para ver si hay algo de cenar, por lo tanto tengo que pasar por el comedor antes, y ahí está toda mi familia reunida, con asombro los saludo a todos, preguntando cual es el motivo de su visita.

Kassandra: ¿mamá? ¿Papá?  ¿Qué hacen aquí? ¿Por qué no avisaron que vendrían a casa?

Papá: queríamos darles una sorpresa, pero vaya que los sorprendidos somos nosotros… -muy serio-

Mamá: es mejor que tomes asiento, cariño.

Un poco preocupada hice lo que mi madre ordenó

Kassandra: ¿y bien?

Papá: Arlette nos ha informado algo, nos dio una noticia que no esperábamos…. Sobre ti

Kassandra: -mirando a Arlette- ¿Qué les ha dicho? –imaginando ya de lo que se trataba-

Papá: nos ha dicho que tienes una relación con una mujer –molesto- y que esa tipa es mucho mayor que tú, ¿es verdad?

El miedo se apoderó de mí, tenía mucho miedo contestar a su pregunta, mi padre es muy rígido y si le contaba la verdad temía mucho lo que fuese a hacer conmigo…

Papá: contesta –golpeando la mesa muy enojado-

Por más que lo intentaba no podía articular palabra –vamos Kassandra, se valiente, dile a tu padre que es cierto, que estas enamorada-

Kassandra: no –bajando la mirada-

Papá: -suavizando su tono de voz- ¿no es cierto?

Arlette: ¿de qué hablas?, dile que vienes de su casa, seguramente tuvieron sexo

Papá: calla –gritando- la niña dice que no es cierto lo que has dicho, y confío en su palabra.

Arlette: es evidente que no te está diciendo la verdad

Mi madre y yo solamente presenciábamos la discusión entre ellos sin decir nada, ocasionalmente me miraba a los ojos, pero era imposible que yo le sostuviera la mirada, me conocía demasiado como para saber que era yo quien estaba mintiendo. Si bien es cierto que para ellos fue una sorpresa que mi hermana se declarara lesbiana, para mi madre no tuvo gran impacto y la acepto sin prejuicio, por el contrario, mi padre, hasta la fecha no lo ha podido asimilar, pero no le afecta tanto por que no es su hija de sangre.

Papá: te lo preguntare de nuevo, ¿estas saliendo con una chica? ¿Eres lesbiana?

Kassandra: no papa, no lo soy –tratando de sostenerle la mirada, y así se convenciera de que lo que estaba diciendo era verdad- (me sentí muy mal, pero en ese momento creo que fue lo mejor que pude haber hecho)

Arlette: yo estaba enamorada de esa chica, se llama Adriana, pero Kassandra me la quitó, ella le coqueteaba hasta que lo consiguió –molesta-

Papá: seguramente es de tus amigas, esas desviadas… y quiso aprovecharse de la edad de tu hermana, ¿no escuchaste? Mi hija no es una desviada como tú.. –Mirándola con cierto desprecio- si ella u otra de tus amigas lesbianas llegan a esta casa, ten por segura que irán derechito a un juzgado.

Arlette: ¿Por qué me tratas así? No soy tu hija de sangre, pero has estado en toda mi vida, como si de verdad lo fueras –llorando-

Mamá: Arlette tiene razón, no te voy a permitir que me la trates diferente, bastantes años lo he tolerado pero ya no más –molesta-

Ahora no solamente era mi situación la que estaba de por medio, ahora era la situación de Arlette, la de mi madre, y otras más que se fueron destapando, logrando así que mi padre furioso saliera de la casa, no sin antes quitarme todos los aparatos electrónicos.

Arlette: ¿estarás contenta no? Me hiciste quedar como una mentirosa

Kassandra: no me dejaste otra opción, soy tu hermana, sabes que mi padre no tolera este tema, y tú vas y se lo cuentas

Mamá: Basta chicas, -molesta- la familia se está desmoronando y ustedes continúan peleando… Arlette ve a tu habitación y tu Kassy quédate que tenemos mucho de qué hablar –muy seria-

Arlette se fue no sin antes lanzar su veneno, en ocasiones como hoy sentía mucha melancolía al ver como la relación con mi hermana había dejado de ser buena, debido a los celos que me tenía.

Mamá: ¿hay algo que quieras contarme?

Kassandra: (se perfectamente que a ella no le puedo mentir) –le conté la historia de Adriana y yo-

Mamá: ¿entonces si tuviste relaciones con ella? –sorprendida-

Kassandra: si mamá

Mamá: pero esa chica que piensa, eres menor de edad, en esta ciudad es penado meterse con una menor de edad.

En eso entra mi padre, su cara denotaba un enojo brutal, como jamás en mi vida lo había visto.

Papá: entonces es cierto

Mi madre y yo nos levantamos de la silla, sorprendidas porque ni siquiera sentimos su presencia

Mamá: -poniéndose delante de mí- Francisco (así se llama mi papá) será mejor que vayas a calmarte, antes de que hagas algo de lo que te puedas arrepentir.

Mi padre se acercaba muy lentamente hacia nosotras, me refugié en la espalda de mi madre, pues sabía lo que venía… lo habíamos vivido hace tiempo con mi hermana Arlette, la historia se estaba repitiendo de nuevo.

De un empujón quitó a mi madre, parándose justo en frente de mí, tapé mi rostro esperando lo inevitable, no tenía valor de enfrentarlo como lo había hecho mi hermana, no había nada que explicar si ya lo había escuchado todo, lanzó el primer golpe, el cual mi madre recibió, ya que se metió para evitar que me lo diera a mí.

Kassandra: ¿estás bien? Por favor mamá, sube a tu habitación mi padre y yo lo resolveremos

Papá: lárgate de aquí –completamente cegado por el coraje-

Arlette: ¿Qué te pasa estúpido?, no te das cuenta, la has golpeado

Papá: tu cállate maldita tortillera…

Kassandra: no te voy a permitir que les hables así, -poniéndome justo enfrente de él, retándolo-

Recibí un gran golpe de su parte, al cual inmediatamente reaccionó mi madre, mi hermana inmediatamente llamó a la policía porque la situación ya estaba fuera de control. A los pocos minutos se llevaron a mi padre, y quedamos solo nosotras tres en casa, cada una entro a su habitación.

Pasé toda la noche llorando, intentando rescatar algo positivo de la situación, pero era evidente que el problema no tendría solución pronto. Mi padre se había llevado mi celular y temía que consiguiera el número de Adriana y pudiese hacerle algo.

A la mañana siguiente, bajé a tomar algo de agua, había llorado tanto la noche anterior que tenía cierto grado de deshidratación. En la mesa estaban todos sentados, y desayunando, no comprendía la situación, parecía como si no hubiese pasado nada.

Papá: ven a sentarte a desayunar –tono serio-

Kassandra: no tengo hambre

Papá: -golpeando la mesa- te he dicho que vengas a desayunar

Kassandra: no, no voy a pretender que no pasa nada –mire a mi madre- ¿estás bien? (su ojo estaba muy morado) no sé cómo pretenden fingir que todo está bien, cuando estamos lejos de estarlo. No concibo ver que compartan la mesa con este salvaje –mirándolo con desprecio-

Papá: ¿y crees que para mí es fácil tener que compartirla con dos lesbianas?, que mis dos únicas hijas ¿son lenchas? –gritando-

Mamá: ya basta, su padre y yo resolvimos las cosas esta mañana, tratemos de estar en paz –bebiendo jugo-

A punto de irme mi padre me llama:

Papá: quiero que traigas a tu novio, espero que no le hayas contado tu aventurilla con la zorra aquella.

Contuve mis ganas de responderle, pero al ver el rostro cansado de mi madre, decidí callar, y si era el juego que deseaban jugar, lo haría yo también, seguiríamos fingiendo ser una familia perfecta.

Mi padre estaba pendiente de cada movimiento que hacía, llamé a Carlos (mi novio), recientemente había llegado de U.S.A, él es soldado y se está preparando para ir de apoyo a Israel. Tenemos más de dos años de relación, pero lo he visto a lo mucho unas cinco veces, pasa mucho tiempo en la base militar, cuando empecé con él, era el candidato perfecto, pues no era el chico al que tenía que ver todos los días, y me sería más fácil, es el hombre perfecto para cualquier mujer, tiene 19 años y con mucho futuro por delante, cuando finalice la llamada ya teníamos una cita en mi casa.

Cuando llegó lo salude normal, la verdad es que le tengo cierto cariño, ha sido un buen chico, me ha respetado en todos los aspectos y se puede decir que es todo un caballero.

Mi madre había preparado una deliciosa comida, sin embargo la tensión en la casa se hacía presente. Las miradas que nos lanzábamos todos eran un poco incomodas para Carlos.

Carlos: ¿está todo bien?

Kassandra: si, ¿Por qué lo preguntas?

Carlos: No lo sé, el ambiente se siente un poco raro

Papá: para nada yerno –llegando a donde estábamos sentados- todo está muy bien aquí –estrechando la mano- ¿Cómo te ha ido en el cuartel?

Se pusieron a conversar por más de una hora, yo me encontraba sentada justo a un lado de él, pensando en la manera de zafarme y salir de casa unos minutos pero me fue imposible.

Fui a beber un poco de agua y me topé en la cocina con Arlette

Kassandra: por favor, cuéntale a Adriana lo que está pasando en casa, seguramente está preocupada.

Arlette: claro hermana.

Papà: Kassandra, ven a atender a tu novio

Estábamos bastante aburridos pues ya no había ningún tema del cual hablar, le dije a Carlos que sería bueno salir nosotros dos solos, era la única manera en la que yo podría salir de casa. Mi padre escucho la propuesta e inmediatamente reaccionó, invitándonos a todos al centro comercial.

Entonces ocurrió lo que todos ustedes ya saben, mi chica, Adriana… se percató de nuestra presencia, me miro tomada de la mano de Carlos, y seguramente se imaginó lo peor. Miré como mi hermana corrió a saludarla, muriéndome de celos, para no levantar sospechas decidí pasar desapercibido de su presencia, así mi padre no tendría la más remota idea de que es ella de quien estoy enamorada.

Kassandra: ¿le dijiste lo ocurrido con mi padre? ¿Le explicaste porque no le he hablado?

Arlette: si hermana, pero no mostró interés…

Pasé toda la tarde pensando en ella, deseaba verla y poder explicarle, seguramente está decepcionada pensando en que le mentí.

ADRIANA:

Desperté a la mañana siguiente con un terrible dolor de cabeza, producto de las copas que había bebido la noche anterior, con dificultad abro los ojos, y veo a mi lado a Mónica, quien trae muy poca ropa puesta, tenía la certeza que nada había pasado, así que me levanto de la cama y me dirijo a la cocina a beber una pastilla para el dolor.

Adriana: buenos días Beatriz –dándole un beso-

Beatriz: serán tardes mi niña, son las 2pm

Adriana wow, ¿enserio? –Mirando el reloj-

Mónica: pero que fiesta –estirándose- (salió con un diminuto panti, y la blusa entallada a su cuerpo que le transparentaba sus pechos, dejando mucho a la imaginación)

No soy de plástico, y claro que siento chicas… mis ojos no apartaban la vista de esos pechos, se miraban claramente sus pequeños pezones, hasta que me sacan de mis pensamientos

Mònica: pero que descarada eres, deja de verme jajajaja  –tapándose los senos-

Adriana: jajajaja si ya sabes que soy lesbiana, y te me paras enfrente con tremendo conjunto –bromeando-

Mónica: respétame pues, que soy tu amiga jajajajaja

Después de tontear un rato Beatriz nos avisa que se va, tiene que seguir con los preparativos de la boda.

Mónica: ¿Qué boda?

Adriana: -le cuento la historia-

Mónica: -sorprendida- vea eso, que tal Beatriz jejejeje a su edad planeando una boda, y nosotras acá solteronas, venga Adriana que debemos hacer pareja tu y yo –abrazándome-

Adriana: no me desagrada la idea –correspondiendo a su abrazo- podríamos intentarlo

Beatriz se despidió de nosotras dejándonos peligrosamente a solas.

Mónica: amiga ¿cómo te diste cuenta que te gustaban las mujeres?

Adriana: estoy segura que ya hemos tenido esta conversación, pero te contestaré… cuando estaba en secundario, me enamore de mi mejor amiga.. –me interrumpe-

Mónica: ¿o sea que es muy común entre lesbianas enamorarse de su mejor amiga?

Adriana : pues no está establecido en ningún código lésbico que así tiene que ser, sin embargo sí, es bastante frecuente.

Mónica: ¿y cómo sabes cuando estas enamorada de tu mejor amiga?

Adriana: es un poco difícil de descifrar, puesto que en las amistades existe un tipo de amor muy fuerte, pero llega un momento en el que te das cuenta que ese sentimiento va más allá de una amistad, empiezan los celos, deseas estar todo el tiempo con esa persona, quieres sus abrazos, su tiempo, sus besos etc.

Mónica: -un poco pensativa- comprendo

Adriana: ¿Por qué lo preguntas?