El amor no tiene edad 5

Continuación

CAPITULO 5

Cuando llegue a casa, abro la puerta y me encuentro con la viejita más hermosa del mundo:

Adriana: hola Beatriz, ¿Cómo le fue en la asamblea?

Beatriz: muy bien mi niña, pero –nerviosa- hay alguien al que quiero presentarte

Adriana: ¿a quién?

Beatriz: está en la sala, espero que no te moleste que lo haya invitado a tu casa

Adriana: -caminando hacia la sala- esta también es tu casa viejita, veamos de quien se trata.

Entramos a la sala y veo a un ancianito sentado, la escena se me hizo de lo más graciosa, pues con un poco de esfuerzo logró pararse del asiento y extenderme su mano, era un señor bien parecido, se notaba que tenía de dinero.

Adriana: buenas noches señor, ¿usted es?

Señor: me llamo Gonzalo, soy amigo de Beatriz, nos conocimos en la asamblea y la quise acompañar para que no se viniera sola a casa.

Adriana: muy bien Gonzalo, le agradezco el gesto –refiriéndome a Beatriz- a usted le di un celular, la enseñe a usarlo para que me marcara si algo se le ofrecía

Beatriz: si mi niña pero ya se me olvido como se usa, no se moverle a esos aparatos.

Gonzalo: niña, Beatriz me ha contado mucho de usted, y le quiero pedir permiso para ver si algún día podría invitarla a comer.

Con mucho trabajo logré contener la risa, pues estos señores a semejante edad, pedían permiso como si yo fuese la madre, parecían un par de adolescentes. La cara de Beatriz, no sabría cómo describirla, pues no dejaba de mover las manos como síntoma de su nerviosismo.

Adriana: mire Gonzalo, a la que le tiene que pedir permiso es  a Beatriz, no a mí jaja

Beatriz: yo encantada ya le dije que sí, pero como estoy en tu casa mi niña pues tengo que respetar tus reglas

Adriana: ya le eh dicho que también es su casa –regañándola- pues entonces pónganse de acuerdo el día  y yo los llevo y voy por ustedes, no quiero que estén paseando solos por la ciudad.

Gonzalo: no te preocupes niña, tengo chofer, él nos puede llevar y traer.

Me despedí de ellos pues estaba muy cansada y quería marcarle a mi princesa antes de que se durmiera, de camino a mi habitación reflexioné sobre el amor, definitivamente no existe límite de edad para dejar de sentirlo. La gente en ocasiones a temprana edad deja de creer en él, por el simple hecho de haber a travesado por una desilusión amorosa, el amor se hizo con el propósito de vivirlo en todas sus facetas, con este ejemplo me di cuenta que no importa la edad que tengas, el amor puede llegar a ti de una o mil maneras, pero está en ti dejarlo entrar. Debemos perderle el miedo enamorarnos por miedo de fracasar o sufrir, la vida es eso: amar, sufrir, caer,  y levantarnos.

Me duché y al enjabonar mi cuerpo recordaba las caricias que horas antes me había hecho mi niña, recordaba sus besos y el contacto de su piel con la mía, una corriente eléctrica subía y bajaba por todo mi cuerpo.

Al terminar la ducha y haberme puesto el pijama, salí a ver si don Gonzalo ya se había ido y efectivamente tenía poco tiempo de haberse marchado, Beatriz ya se estaba alistando para dormir.

Me dispuse a enviarle un mensaje a mi niña, pasó una hora pero no contestó, decidí llamarle pero tampoco contestaba, y eso estaba empezando a preocuparme. Una serie de pensamientos negativos invadieron mi mente, pese a mis esfuerzos de seguir llamándole las siguientes horas ella no respondió.

Al día siguiente me levante con la esperanza de tener al menos un mensaje, pero no fue así, comencé a alistarme para ir a trabajar, y pensé en pasar por ella al colegio. Nuevamente intenté marcarle pero esta vez, la llamada era directamente transferida al buzón.

Llegué a la oficina y me ocupe por completo había muchos expedientes pendientes, toda la mañana la pasé con un cliente por lo tanto no pude ir a buscar a mi niña. Eran las seis de la tarde y el trabajo no cesaba, pero mi cabeza no daba para más, no podía concentrarme. Le avise a mi amigo que me marcharía el cual no puso ninguna objeción, y me dirigí a la casa de Kassandra.

Al llegar veo un coche muy lujoso estacionado justo enfrente de la casa, dude un par de veces antes de bajar de mi auto y dirigirme a la puerta, pero estaba verdaderamente preocupada así que sin más, tomé valor y toque la puerta.

Después de varios minutos, Arlette abre la puerta y con sorpresa me mira y me pregunta que sí que hago allí.

Adriana: ¿se encuentra Kassandra? –el tono de mi voz dejaba ver la preocupación que tenía-

Arlette: si, está dentro, mis padres llegaron ayer de viaje y les está presentando su novio. –seria-

Adriana: ¿su novio? Pero si ella no tiene novio

Arlette: claro que tiene, guapa. ¿No te lo dijo?

Adriana: olvido mencionarlo, supongo –desilusionada-

Arlette: con mucho gusto te invitara guapa, pero es una cena familiar… será en otra ocasión ¿vale?

Adriana: no te preocupes, entiendo. Buenas noches Arlette –marchándome-

Me fui a casa en estado automático, entre a mi habitación pensando muchas cosas, sentía un dolor que oprimía mi pecho, Beatriz me hablo preocupada, preguntando si estaba bien. Le aseguré que lo estaba, aunque sé que no me creyó, pero me dejo a solas.

Tratando de justificar, o buscando algún motivo para no creer eso, me escudé que la fuente de la que provenía la información no era confiable, y que quizá todo tendría una buena explicación. Mientras esta llegaba, la incertidumbre me estaba matando.

Al día siguiente llamé a Mónica, le conté todo lo que había pasado, y me aseguró que se encargaría de averiguar algo por su cuenta. No fui a trabajar, la verdad es que no estaba de ánimo para hacer algo. Para hacer un poco llevadera la situación Mónica me invito al centro comercial, pues tenía que comprar algunas cosas.

Mónica: venga amiga, cambia esa carita, no me gusta verte así

Adriana: es que no puedo, no he dejado de pensar en lo que dijo Arlette

Mónica: seguramente es mentira, no prestes mucha atención

Adriana: ¿entonces porque no me ha hablado Kassandra?

Mónica: -seria- no lo sé

Después de recorrer como tres veces la tienda, por fin terminó de comprar las cosas que estaba buscando, salimos del centro comercial dirigiéndonos  al estacionamiento, yo me encontraba distraída, revisando una y otra vez mi celular para ver si había algo. Mónica de repente se para en seco:

Adriana: -mirándola- ¿Qué pasa? Porque paras así

Mónica: -nerviosa- heee nada, vamos sube al coche –apresurándome-

Adriana: ¿pero qué pasa? –levanto la vista, y por desgracia veo la escena que jamás espere ver-

Mónica: será mejor que nos vallamos amiga

Se dirigían a la entrada del centro comercial, Arlette, Kassandra, un chico (tomados de la mano), y los que supongo que serían sus padres. Kassandra al verme, suelta inmediatamente la mano del joven, Arlette se percata de nuestra presencia y corre a dónde estábamos para saludarnos.

Arlette: -abrazándome- hola guapas

Mónica: hola Arlette.

De mi boca no podía salir ninguna palabra, quedé perpleja por lo que había visto, sencillamente no lo podía creer. Correspondí al abrazo de Arlette por cortesía, pero no le creía ni el saludo, seguramente estaba disfrutándolo.

Tomé alguna de las bolsas que se me habían caído por la impresión y me dirigí al coche justo antes de que los acompañantes llegaran.

Mónica, saludo a los integrantes de la familia, y el padre de Arlette presentó al joven como novio de Kassandra. Solo me limitaba a observar por el espejo retrovisor, después de algunos minutos Mónica se despidió de todos y se subió al coche.

El camino era completamente silencioso, iba inmersa en mis pensamientos, volteando por la ventana con una de mis manos en mi frente. Las lágrimas se querían hacer presentes, sin embargo trataba de reprimirlas, no quería verme tan vulnerable frente a mi amiga, además de que mi orgullo no me lo permitía. Me dejó en casa y se marchó, sin decir nada, me conoce lo suficiente como para saber que no necesitaba escucharla.

En mis relaciones pasadas, al terminar, me tomaba un día entero para llorar, ver películas cursis de amor, comer helado, palomitas, chocolates etc., y al día siguiente trataba de hacer normalmente mi vida, obviamente no lograba sacarlas de mi corazón en un día, pero me ayudaba demasiado a no estar llorando en cualquier parte a la que iba, esa tarde me dedique a lo mismo. En la noche harta de la situación seque mis lágrimas y fui a buscar algo de cenar, como era costumbre en la sala estaban Gonzalo y Beatriz, los saludé por educación y me subí a mi coche, lo estacioné justo en frente de mi casa, y bajé de el para cerrar el portón.

Kassandra: hola

Pensé por un momento que era producto de mi imaginación verla ahí.

Adriana: ¿hola? –Riendo irónicamente- ¿es lo que piensas decir nada más? –molesta-

Kassandra: creo que debemos hablar –seria-

Adriana: ¿tú crees? Después de dos días

Kassandra: déjame explicarte –interrumpiendo-

Adriana: esta vez no hay nada que explicar, todo está bastante claro –intentando subir a mi coche-

Kassandra: escúchame por favor, sé que lo que hice estuvo mal

Adriana: no te preocupes, supongo que lo veía venir, estás aún muy joven para tomarte una “relación”  enserio. Espero que tu novio no se entere que tuviste una aventura conmigo.

Kassandra: -triste- lo que tenemos no es una aventura

Adriana: querrás decir: lo que tuvimos, nunca fue real.

Kassandra: -llorando- Arlette le dijo a mis papás que salía con una chica.. –interrumpiendo-

Adriana: claro, te funcionó una vez involucrar a Arlette, hazte responsable de tus propios actos, ya madura!  -gritando-

Kassandra: lo que te digo es verdad, se encargó de decirles un sinfín de cosas.

Adriana: y tu solución fue escudarte en tu novio ¿no es así?

Kassandra: -agachando la cabeza-

Adriana: -a punto de llorar- ¿cuánto tienes con él? (mi voz estaba quebrada)

Kassandra: -silencio- 2 años

Adriana: -lleve una de mis manos a mi cabeza- debí suponerlo –conteniendo mis lágrimas-

Kassandra: lo que siento por ti es real, jamás te mentí en eso –tratando de abrazarme-

Me aparte bruscamente, dándole un leve empujón, la mire fijamente a los ojos y ambas mantuvimos el contacto visual por unos minutos, su mirada me transmitía arrepentimiento, tristeza, pero yo estaba tan dolida que no me permitía escucharla, no creía más en sus palabras ni sus acciones.

Me marché, subí a mi coche y lo eché a andar, sin rumbo fijo, conducía por la ciudad sin saber a dónde ir, después de varias horas el combustible era escaso, por lo que decidí regresar a casa, era lo mejor para mí y para muchos otros, ya que estaba completamente perdida y podía ocasionar un accidente por mi distracción.

Pasaron algunas semanas y mi actitud positiva y las personas que me rodean me ayudaron a salir adelante poco a poco, el recuerdo de Kassandra claro que estaba presente pero ya no dolía tanto, supe que hizo su fiesta de cumpleaños. Pensé que estaba muy bien emocionalmente al organizarse una fiesta, y me convencía que para ella no había significado nada.

Una de esas tantas noches llego a casa y se encontraba Gonzalo y Beatriz esperándome en la sala.

Adriana: buenas noches chicos. ¿Cómo están?

Gonzalo: muy bien niña, ¿y tú?

Adriana: muy bien también jejeje, ¿qué traman? Están muy sospechosos

Beatriz: Gonzalo tiene algo que decirte –ellos se miraban con una complicidad única-

Adriana: -mirando a Gonzalo- te escucho –seria-

Gonzalo: -levantándose del sillón- niña, sé que nosotros estamos un poco viejos para esto, pero nos hemos enamorado, quería pedir tu permiso para andar con Beatriz, mis intenciones son buenas, ustedes ya conocieron a mi familia y queremos casarnos, -Beatriz no dejaba de mirarme intrigada- no somos unos jovencitos  para esperar, como quien dice ya tenemos los días contados jeje

Adriana: vea eso, que tal con ustedes –riendo-  me parece de lo más lindo esto que está haciendo, pro le repito nuevamente a la única que tiene que preguntarle eso es a ella no a mi

Beatriz: yo le dije que te lo tenía que comentar a ti mi niña, eres como mi hija y tu opinión es muy importante para mí

Adriana: pues que alago –abrazándola- una cosa si le digo don Gonzalo, esta mujer merece ser muy feliz, y su usted no se la da, se las va ver conmigo eh –amenazando-

Después de una sesión de abrazos, fuimos a celebrar su compromiso a un restaurante, estaba muy feliz por ellos, de verdad se lo merecían.

Conforme pasaban los días Kassandra me enviaba mensajes, hacía muchas llamadas, pero no respondía a ninguno de sus llamados, no quería echar a perder el avance que había tenido.

En el despacho:

Mónica: hola guapa, ¿cómo estás?

Adriana: hola amiga, pues estoy viva, ¿Qué más puedo pedir? Jajaja

Mónica: me encanta tu actitud, eres una bella persona –abrazándome-

Adriana: jajaja se hace lo que se puede, ¿Qué te trae por acá?

Mónica: pues que más amiga, vengo a invitarte a salir… reservé una mesa en un bar, hoy nos vamos de fiesta –gritando-

En eso entra efusivamente André:

André: escuche la palabra ¿fiesta? –Todos nos echamos a reír-

Mónica lo siento amigo, es noche de chicas

Adriana: muy bien amiga, eso suena muy bien. Espero terminar estos pendientes para esta tarde.

André un poco molesto sale de la oficina.

Charlamos un rato y cuando se dieron las 7pm nos marchamos a mi casa y alistarnos allí.

Cerca de las 10 de la noche salimos, estábamos muy bien arregladas.

Mónica: -subiéndose al coche- amiga tengo una duda, ¿porque nunca te enamoraste de mí?, quiero decir, hemos compartido infinidad de cosas, me has visto desnuda y yo a ti, estoy buenísima, no entiendo –riendo-

Adriana: serás boba –riendo- no sé porque no lo hice, creo que es porque te veo más como hermana que como cualquier otra cosa, desde que te conocí te siento parte de mi familia, aunque el comienzo de nuestra amistad fue un poco extraña, de hecho podría asegurar que eras lesbiana.

Mónica: jajajajaja para nada, tomo ese tema con tal naturalidad que me es indiferente si me dicen lesbiana, o sea para mí no es sinónimo de ofensa, mi madre también pensaba que lo era jajaja

Adriana: pues hubieses sido un buen prospecto, he escuchado por ahí que las mujeres heterosexuales son como los tasos: si las volteas son tuyas, jaja

Mónica: jajajaja estoy muy segura de mi sexualidad, créeme que si algún día siento interés por una chica, esa serías tú.

Adriana: jajaja que intensa, dejemos el tema, porque estas a punto de enamorarte de mí –riendo-

Llegamos al lugar, el cual estaba bastante ambientado, había gente de todo tipo, lesbianas, gays, transexuales, heterosexuales y todos convivían sin complejos.

Sentadas en la mesa, las copas empezaban a llegar, una tras otra, las enviaban chicas y chicos que trataban de conversar con nosotras, algunos se acercaban y otros se mantenían en el anonimato. A media noche estábamos muy borrachas pero aún consientes, todo nos causaba risa, y en ocasiones bailábamos.

Era un bar-karaoke, la gente comenzaba a subir a la tarima, y subía a cantar sin siquiera saberse la letra de la canción, era una completa locura. Una pareja subió y comenzó a cantar “te voy a olvidar” una canción de David Bisbal y Malú.

La letra me produjo muchos sentimientos encontrados, recuerdos e hizo que de un momento a otro se me desencajara la cara, mi amiga se percató de eso y solamente me abrazó.

Adriana: -levantando mi copa- por Kassandra, por que sea muy feliz….

ME GUSTAN LAS HISTORIAS INTENSAS :P ESPERO SEA DE SU AGRADO. GRACIAS POR SUS CORREOS, COMENTARIOS Y VALORACIONES!!

SALUDOS