El amor no tiene edad 3

Continuación

CAPITULO 3

Me senté inmediatamente en uno de los sofás, Kassandra colocó un banco justo enfrente  de mí y comenzó a hablar:

Kassandra: te cuento, mi hermana y yo hasta hace algunos meses nos llevábamos súper bien, me crié con ella ya que mis padres nunca estaban, todo lo que soy se lo debo a ella, pero hace tiempo pasó algo que hizo que cambiara nuestra relación.

Adriana: ¿Qué paso?

Kassandra: resulta que ella estaba enamorada de una chica, y salieron un tiempo, mi hermana es de las chicas que se enamora rápidamente así que la trajo a casa para presentarla a la familia, la chica a los días de conocerla me decía cosas, insinuándome que le gustaba, pero yo siempre le deje en claro que no era correspondida. Al cabo de un tiempo mi hermana se dio cuenta de que la chica estaba interesada en mí y decidió terminar esa relación

Adriana: -impaciente- ¿entonces porque dice que te metiste con su ex?

Kassandra: espera, posteriormente al tiempo, conoció a una chica, y mi hermana se volvió a enamorar, la diferencia es que esta persona nunca le insinuó nada, al contrario le dijo que estaba interesada en mi… la verdad es que yo si me enamore de esta chica, así que empezamos una relación, a partir de ahí mi hermana empezó a tenerme unos celos impresionantes, nuestra relación cambió por completo. Cuando estábamos platicando en el coche ¿recuerdas?

Adriana: -seria- si

Kassandra: vino a mi mente eso, ya es la tercera vez que pasa –su voz sonaba triste-, yo amo a mi hermana y lógicamente no quiero perder su cariño, pero si empiezo una relación contigo lo más probable es que eso ocurra.

Adriana: comprendo, y ¿sabes algo? tu posición es muy válida, pero así es el amor, llega cuando menos te lo esperas y con quien menos te imaginas, lo de tu hermana es mala suerte simplemente, estoy segura que con el tiempo llegará alguien que le corresponda de la manera que quiere.

Kassandra: ese es el problema, nunca la había visto tan enamorada como lo está de ti –triste-

Adriana: independientemente de que tú y yo empecemos o no una relación, yo jamás le voy a corresponder.

Kassandra: lo sé, sé que no estas interesada en ella, la verdad es que no sé qué hacer, cada día siento más la necesidad de querer estar contigo, de querer compartir mis días a tu lado, pero la situación me limita mucho –llorando-

Adriana: (la abrace) tranquila bonita, no llores –beso en la frente- ya veremos qué pasa.

Sin quererlo nos quedamos dormidas ahí en el sofá, eran las 6am cuando suena la alarma en mi teléfono, despierto un poco asustada, y con un terrible dolor de cabeza, quizá producto de las copas de la noche anterior y el desvelo.

Me di cuenta que tenía entre mis brazos a Kassandra, no quería despertarla así que con mucho cuidado me levanté, mis esfuerzos fueron en vano ya que un movimiento hizo que se despertara.

Kassandra: hola, buenos días –estirándose y dando un gran bostezo-

Adriana: buenos días bonita, me tengo que ir –abrazándola-

Kassandra: si, y yo tengo que ir al colegio, pero tengo mucho sueño –acurrucándose en mis brazos-

Adriana: jajaja te ves divina haciendo eso, pero ánimo levántate hay que ir al colegio

Kassandra: no quiero –hablando como niña chiquita-

Adriana: ¿ahhh no te quieres levantar? –Haciéndole cosquillas- veamos si esto te motiva un poco

Kassandra: ajajajjaj para, espera jajajajaja ya me levanto jajajajajaj para…

Deje de hacerle cosquillas un momento, pues nuevamente sonó la alarma, (soy de las personas que pone la alarma cada 5 min, por si no me levanto) me aparte un poco de donde ella estaba y empecé a tomar mis cosas

Adriana: ¿me acompañas a la puerta? –Carita triste- (no quería separarme de ella)

Kassandra: opino que no vayas al trabajo –poniendo carita de traviesa-

Adriana: ¿ah no? Y que haré en todo el día

Kassandra: no sé, dormir para recuperar energías, creo que dormimos solamente dos horas.

Adriana: aunque quiera hacer eso, debo ir a trabajar –con tono triste-

Kassandra: ni hablar, -estábamos en la puerta- que tengas un buen día entonces

Adriana: tú también

De un momento a otro y sin avisar Kassandra se acercó demasiado a mí, dándome un beso en los labios. Alcance a reaccionar, mordiendo levemente su labio inferior.

Adriana: ¿a qué estás jugando?

Kassandra: ¿jugando? De que hablas –confundida-

Adriana: si, un día me dices que quieres que lo intentemos, a los minutos dices que no, después que me extrañas, pero que no puedes hacerle esto a tu hermana, y ¿ahora me besas?

Kassandra: perdón, no sabía que te molestó mi beso… -triste-

Adriana: no me molestó para nada, el beso no es el problema al contrario,  me encantan, tú sabes lo que siento por ti, pero me confunden tus acciones.

Kassandra: -seria-

Adriana: me tengo que ir, hasta luego –marchándome-

Como lo dije anteriormente comprendo la posición de Kassandra, seguramente se siente mal por hacerle eso a su hermana, pero por otra parte, el amor es como un juego al azar, no se saben las probabilidades exactas, estaba muy confundida, estoy segura que ella siente algo muy fuerte por mí, como yo de ella, pero con la situación de Arlette de por medio no creo que lleguemos muy lejos.

Fui a la oficina a checar pendientes, y no se en que momento quedé dormida.

André: hey Adriana despierta –moviéndome- ¿qué tal la pasaste anoche? ¿Mucho sexo? –riendo-

Adriana: -voz de dormida- calla estúpido

André: huuy esa respuesta lo dice todo ajajajajja no te dieron, amiga pues con quién andas, te la está poniendo muy difícil, no quiere soltar prenda… ¿es virgen?

Adriana: jajaja deja de decir bobadas –despertando-

André: jajajajaja por cierto, marcó Mónica, quiere que te reportes con ella –saliendo de la oficina-

Adriana: gracias

Tome el teléfono y le marque a mi amiga:

Mónica: hola bella durmiente, ¿Qué tal la cruda?

Adriana: jajaja no tengo cruda, estoy desvelada… me quede hasta tarde en la casa de Kassandra…

Mónica: ¿cómo que hasta tarde? ¿lo hicieron ahí? Que falta de respeto eh –riendo-

Adriana: ¿Qué? Estas loca, no! Estuvimos hablando

Mónica: ¿y? ¿Cómo les fue, por fin ya andan?

Adriana: no, de hecho quedamos igual que antes. Jajajaja (le conté la historia)

Mónica: huy si está complicado, pero te diré algo… Arlette es de las chicas que con tan solo las mirarlas, ya se hacen una historia de amor bien intensa, se enamora bastante rápido y creo que eso no es normal, ya es alguna cuestión psicológica de ella.

Adriana: pues lo que sea amiga, creo que no se me va hacer con Kassandra –voz triste-

Mónica: ánimo amiga, quizá si

Al acabar la llamada, tome mis cosas y me fui a mi casa, deseaba con todo el corazón poder llegar, ducharme y dormir, y así lo hice.

Al día siguiente era sábado, así que tenía todo el día libre, llamé a Mónica para ver si hacíamos algo pero estaba muy ocupada.

Ahí me encontraba yo, en casa, sola y aún con el pijama puesto, de pronto recibo una llamada. Era mi niña:

Conteste inmediatamente:

Adriana: hola Kassandra

Kassandra: ¿qué tal? Cómo estas

Adriana: muy bien ¿y tú?

Kassandra: muy bien también, oye ¿qué planes tienes para hoy?

Adriana: pues, hasta ahorita no tengo ninguno, ¿Por qué?

Kassandra: perfecto, necesito que hablemos ¿será que puedas hoy? –seria-

Adriana: si seguro. ¿Dónde quieres que te vea?

Kassandra: en tu departamento

Adriana: está bien, te mando la dirección y aquí te veo

Cuando finalizo la llamada inmediatamente me puse a ordenar la casa, me duché rápido y me puse lo más guapa que pude, pero sin verme exagerada, era más que nada ropa casual, procurando tener un bello conjunto de ropa interior (uno nunca sabe lo que pueda pasar)

Aún tenía unas cuantas horas antes de que llegara, así que me puse a preparar algo. Estaba dando los últimos toques a la comida, cuando tocan el timbre, inmediatamente voy y abro la puerta, no quería hacerla esperar.

Adriana: hola, ¿Qué tal? -Saludándola de beso- adelante

Kassandra: gracias

Adriana: siéntate, ¿deseas algo de beber? ¿Has comido ya?

Kassandra: jajaja pareces mi mamá, estoy bien, aún no he comido, quizá más tarde –sentándose-

Adriana: jejeje pues cuando tengas hambre me dices, he cocinado algo. –Sentándome a su lado- ¿de qué quieres hablar? –impaciente-

Kassandra: vengo a pedirte que salgas con mi hermana –seria-

Mi cara fue un auténtico poema, no daba crédito a lo que había escuchado, pensé que seguido de eso me diría que era una broma, pero no fue así.

Adriana: -un poco molesta- ¿te das cuenta lo que me estas pidiendo?

Kassandra: estoy segura que pronto te enamoraras de ella… -triste-

Adriana: a ver… mira Kassandra, ya te he dicho que independientemente que tú y yo andemos, yo jamás correspondería a tu hermana de la manera que ella quiere, y se me hace algo ilógico que, sabiendo que me gustas tú, vengas a pedirme semejante cosa, o sea, ¡no lo puedo creer! –Levantándome del sofá-

Kassandra: date la oportunidad con ella, por favor

Adriana: no, y es mi última palabra, no voy a andar con ella solo para que te libres de culpas… entiende, no es tu culpa que las chicas de las cuales se enamora no le correspondan.

Kassandra: -muy triste- disculpa por haberte molestado –Agachando la cabeza-

Adriana: contéstame algo, ¿soportarías mirarme de la mano con ella, besarla, hacerle el amor? –Tomándole las manos-

Kassandra: no –llorando- ayer no te dije toda la verdad, mi papá no es el padre biológico de Arlette, desde niñas hacían muchas diferencias con nosotras, mi papá era mucho más cariñoso conmigo, me daba regalos y yo no comprendía porque era así, hasta hace algunos meses que nos lo confeso nuestra madre.

Adriana: tu gesto es muy bueno bonita, pero no por eso intentarás arreglarle su vida, ella con lo vivido debe hacerse una persona fuerte.

Kassandra: dudé mucho en pedirte esto, porque no soportaría verte besándola, no sé, de alguna manera quiero compensar todo lo que sufrió de unos meses para acá.

Solo me limite a abrazarla y esperar a que cesara su llanto, duramos más de dos horas hablando.

Adriana: mira la hora que es y aun no has comido, ¿te sirvo?

Kassandra: no tengo hambre

Adriana: pero tienes que comer algo, anda, solo un poquito si –Dándole un besito en la frente-

Kassandra: está bien, solo un poco –Sonriendo-

Comimos, a decir verdad estaba delicioso, prendimos el televisor y pusimos una película, no desaprovechaba el tiempo y la abrace, rápidamente se posicionó entre mis brazos y cuando menos lo esperaba se había quedado dormidita. Pensé en su proposición mucho tiempo, pero simplemente no concebía la idea. Después de unas cuantas horas despertó con su carita de ángel, y mirando su reloj se exaltó.

Kassandra: debo irme, seguro mi hermana debe estar preocupada.

En eso suena mi celular, y veo que es una llamada de Arlette (bueno esa chica será inmortal, cada que la mencionamos aparece de alguna manera) y contesté.

Adriana: Aló Arlette

Arlette: Adri siento molestarte, pero no encuentro a mi hermana, no sé dónde está –preocupada-

Adriana: estemm (con señas Kassandra me dijo que no le dijera nada a su hermana) claro, en unos minutos llego a tu casa.

Arlette: gracias, aquí te espero.

Después de colgar le dije a Kassandra que su hermana estaba muy preocupada, que era mejor llevarla a su casa, nos subimos al coche y la lleve, Arlette al verla la abrazó y regañándola de porque se había desaparecido sin avisar. Agradeció mi colaboración con un gran beso, del cual obviamente se percató Kassandra, quién solo se limitó a observar y bajar la cabeza.

Algunos días pasaron en los que cada día veía más lejana la idea de tener una relación con mi niña, la esperanza iba desvaneciendo, hablábamos relativamente poco, pues ambas evitábamos nuestra presencia, para que así el sentimiento no evolucionara. Pero ni la distancia impedía que me enamorara de aquella mujer.

Por otra parte Arlette cada día hacia lo imposible por buscarme, salíamos ocasionalmente al cine, a cenar o simplemente de fiesta con los chicos. Incluso me enteré que ella estaba diciendo que habíamos comenzado una relación.

Mensaje de texto:

Kassandra: en hora buena!! Me acabo de enterar de la noticia, mucha suerte  para su relación.

Adriana: ¿Qué relación?

Kassandra: la de mi hermana y tu

Adriana: tu hermana y yo no tenemos una relación

Kassandra: pues ella dice lo contrario, no seas cobarde y acéptalo, conmigo no hay problema, no te olvides que yo fui quien te lo sugirió.

Inmediatamente la llamé para convencerle de que eso no era cierto, pero pese a mis esfuerzos no contestó ninguna de mis llamadas. Así que deje las cosas por la paz, si eso era lo que ella quería pensar, no había nada más que hacer.

A partir de ahí mi vida se limitaba a solamente trabajar. Mónica y yo quedamos en salir solamente ella y yo para conversar de nuestra vida.

Mónica: que tal vas

Adriana: mal amiga, las cosas con Kassandra están mal

Mónica: ¿Kassandra? Pensé que con la que tenías una relación era con Arlette, se ha encargado de decirle a todo el mundo que son pareja

Adriana: ¿de verdad? Venga con esta chica, -golpeando a la mesa, enojada- tengo que hablar con ella, está completamente loca.

Mónica: tranquila amiga –preocupada-

Después de la reunión con mi amiga, fui directo a la casa de Arlette y Kassandra, debía dejar las cosas claras.

Tocando la puerta:

Kassandra: hola –nerviosa-

Adriana: ¿se encuentra tu hermana? –Sin mirarla a los ojos-

Kassandra: si, en un momento te atiende –marchándose-

Inmediatamente bajo las escaleras Arlette, casi corriendo y me dio un efusivo abrazo.

Arlette: hola linda, ¿a qué debo el honor de tu visita?

Adriana: tenemos que hablar, ¿te parece si vamos a caminar?

Arlette: claro que sí, ¿Por qué no me avisaste con tiempo?, me hubiese arreglado

Adriana: así estas bien –seria-

Arlette: ¿segura? Te parezco bonita, -acercándose a mí-

Adriana: -apartándome- vamos

Al estar caminando en el parque:

Arlette: de que quieres platicar linda?

Adriana: de nosotras

Arlette: -sonriendo- ¿Qué hay con nosotras?

Adriana: nada, precisamente de eso quiero hablar

Arlette: ( su rostro rápidamente cambió a uno evidentemente triste)

Adriana: eh escuchado que dices que tú y yo tenemos una relación, cuando no es así

Arlette: es que tú me gustas Adriana.

Adriana: y me siento alagada con eso, pero no puedo corresponderte..

Arlette: ¿Por qué no? Déjame demostrarte todo el amor que puedo darte.

Adriana: no se trata de eso, es que no siento lo mismo por ti

Arlette: estas enamorada de alguien más, ¿es eso? –Con los ojos aguados-

Adriana: independientemente de eso –me interrumpe-

Arlette: es de mi hermana ¿cierto? (su pregunta me había caído como balde de agua fría, mi silencio se hizo evidente) lo imaginé, siempre me hace lo mismo, -gritando- se queda con las chicas que me gustan, no sé porque se empeña en hacerlo

Adriana: no se trata de su hermana… (Nuevamente me interrumpe)

Arlette: dime que tiene ella que no tenga yo –gritando- es una niña, ¿no lo entiendes? No puede darte lo que yo sí, seguramente es una etapa en su vida.

Adriana: tu hermana no me corresponde, ni me corresponderá

Arlette: lo dudo, se le ve que ella también está enamorada de ti, lo noté desde el primer día en el que te conocimos –llorando- la odio tanto, siempre me quita todo lo que quiero.

Adriana: no es justo que la juzgues, yo no elegí enamorarme de ella, simplemente sucedió, como pasó con las otras chicas que te gustaban, no siempre se gana en el amor Arlette. –tratando de abrazarla-

Arlette: ella siempre gana, y eso es lo que no es justo.

Salió corriendo velozmente impidiéndome que la siguiera, le grité un par de veces pero no pararía, así que la deje que se marchase, quizá la plática continuaría otro día cuando estuviese más calmada.

Habían sido tantas emociones en un día, por lo que me dirigí a casa con los ánimos bien abajo, no me hacía feliz saber que había lastimado el corazón de Arlette. Los siguientes días fueron tan rutinarios, solamente recibí una excelente noticia, el caso de Beatriz, la anciana, había sido resuelto, sus hijos querían dejarla completamente en la calle, y nadie quería hacerse responsable de ella, incluso vendieron su casa sin su consentimiento, la hicieron firmar un papel en el que supuestamente ella estaba de acuerdo en venderla, el proceso fue duro y largo pero por fin logramos recuperar la casa, y sacar a sus hijos de allí, pues Vivian de mantenidos con ella.

Le tenía un afecto muy grande y especial a esa ancianita, me recordaba a mi abuela, quien había fallecido hacía ya algunos años. La llamé para citarla en mi despacho y así darle la buena noticia en persona.

Adriana: hola viejita bella, ¿Cómo has estado?

Beatriz: bien mi niña, he estado un poco enferma pero ya estoy mejor.

Adriana: que bueno, te tengo una excelente noticia.

Beatriz: dime mi niña.. –Sonriendo- (esa sonrisa me llenaba completamente, hacía que mis días mejoraran automáticamente)

Adriana: hemos recuperado tu casa, y los pesados de tus hijos ya no tendrán que vivir más ahí, ¡tienes tu casa!

Su cara no era de completa felicidad, así que le pregunté qué pasaba…

Beatriz: ¿mis hijos se quedarán en la calle?

Adriana: si Beatriz, es hora que vean por ellos mismos, están bastante grandecitos como para que vivan a expensas tuyo. –molesta-

Beatriz: mi niña pero son mis hijos, prefiero que ellos se queden en la casa, no podría dejarlos tirados en la calle, al menos hasta que ellos consigan trabajo.

Adriana: ay viejita linda, tienes un enorme corazón, bien dicen que el amor de madre es infinito, te tengo una propuesta…

Beatriz: que propuesta –intrigada-

Adriana: vente a vivir conmigo –sonriendo- te he llegado a apreciar mucho y de verdad me gustaría que vivieras conmigo.

Beatriz: -sorprendida- ¿vivir contigo?

Adriana: sip, tú ya mereces descansar, y que te consientan, dime que siiiiii

Beatriz: me tomo por sorpresa mi niña, seguro tu marido se va a enojar, ¿ya le preguntaste si está de acuerdo?

Adriana: -confundida- (rascando mi cabeza) no sabía que yo estaba casada, -riendo- soy soltera viejita, vivo sola en mi departamento, así las dos nos hacemos compañía.

Beatriz: lo voy a pensar niña –sonriendo-

La viejita al fin se convenció de irse a vivir conmigo, ya que sus hijos le hacían muchos desplantes, aceptaron quedarse allí, pero la casa seguía a nombre de Beatriz, no les quedo más que buscar trabajo porque ella ya no les pagaba más sus cuentas.

Por otra parte no había día en el que no pensara en mi niña, deseaba hablar con ella, al menos verla de lejos, extrañaba su perfume, sus ojos, sus besos. Aun tenía grabado en mi memoria su delicioso sabor.

espero siga siendo de su agrado, me encanta leer sus comentarios y valoraciones, se les agradece.. saludos!